βž€ Yggdrasil | Vikingos

By Lucy_BF

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π˜π†π†πƒπ‘π€π’πˆπ‹ || ❝ La desdicha abunda mΓ‘s que la felicidad. ❞ Su nombre procedΓ­a de una de las leyendas... More

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β€– ππ‘π„πŒπˆπŽπ’ 𝐈
β€– ππ‘π„πŒπˆπŽπ’ 𝐈𝐈
β€– π€π‚π‹π€π‘π€π‚πˆπŽππ„π’
β€– ππ„π‘π’πŽππ€π‰π„π’
β€– π†π‘π€Μπ…πˆπ‚πŽπ’ 𝐈
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β€– π“π‘π€Μπˆπ‹π„π‘π’
━ Proemio
π€πœπ­π¨ 𝐈 ━ 𝐘𝐠𝐠𝐝𝐫𝐚𝐬𝐒π₯
━ 𝐈: Hedeby
━ 𝐈𝐈: Toda la vida por delante
━ 𝐈𝐈𝐈: Fiesta de despedida
━ πˆπ•: Una guerrera
━ 𝐕: Caminos separados
━ π•πˆ: La sangre solo se paga con mΓ‘s sangre
━ π•πˆπˆ: Entre la espada y la pared
━ π•πˆπˆπˆ: Algo pendiente
━ πˆπ—: Memorias y anhelos
━ 𝐗: No lo tomes por costumbre
━ π—πˆ: El funeral de una reina
━ π—πˆπˆ: Ha sido un error no matarnos
━ π—πˆπˆπˆ: Un amor prohibido
━ π—πˆπ•: Tu destino estΓ‘ sellado
━ 𝐗𝐕: SesiΓ³n de entrenamiento
━ π—π•πˆ: SerΓ‘ tu perdiciΓ³n
━ π—π•πˆπˆ: Solsticio de Invierno
━ π—π•πˆπˆπˆ: No es de tu incumbencia
━ π—πˆπ—: Limando asperezas
━ 𝐗𝐗: ΒΏQuΓ© habrΓ­as hecho en mi lugar?
━ π—π—πˆ: PasiΓ³n desenfrenada
━ π—π—πˆπˆ: No me arrepiento de nada
━ π—π—πˆπˆπˆ: El temor de una madre
━ π—π—πˆπ•: Tus deseos son Γ³rdenes
━ 𝐗𝐗𝐕: Como las llamas de una hoguera
━ π—π—π•πˆ: Mi juego, mis reglas
━ π—π—π•πˆπˆ: El veneno de la serpiente
━ π—π—π•πˆπˆπˆ: ΒΏPor quΓ© eres tan bueno conmigo?
━ π—π—πˆπ—: Un simple desliz
━ 𝐗𝐗𝐗: No te separes de mΓ­
━ π—π—π—πˆ: Malos presagios
━ π—π—π—πˆπˆ: No merezco tu ayuda
━ π—π—π—πˆπˆπˆ: Promesa inquebrantable
━ π—π—π—πˆπ•: Yo jamΓ‘s te juzgarΓ­a
━ 𝐗𝐗𝐗𝐕: Susurros del corazΓ³n
━ π—π—π—π•πˆ: Por amor a la fama y por amor a OdΓ­n
π€πœπ­π¨ 𝐈𝐈 ━ π•πšπ₯𝐑𝐚π₯π₯𝐚
━ π—π—π—π•πˆπˆ: Donde hubo fuego, cenizas quedan
━ π—π—π—π•πˆπˆπˆ: MΓ‘s enemigos que aliados
━ π—π—π—πˆπ—: Una velada festiva
━ 𝐗𝐋: Curiosos gustos los de tu hermano
━ π—π‹πˆ: Cicatrices
━ π—π‹πˆπˆ: Te conozco como la palma de mi mano
━ π—π‹πˆπˆπˆ: Sangre inocente
━ π—π‹πˆπ•: No te conviene tenerme de enemiga
━ 𝐗𝐋𝐕: Besos a medianoche
━ π—π‹π•πˆ: Te lo prometo
━ π—π‹π•πˆπˆ: El inicio de una sublevaciΓ³n
━ π—π‹π•πˆπˆπˆ: Que los dioses se apiaden de ti
━ π—π‹πˆπ—: Golpes bajos
━ 𝐋: Nos acompaΓ±arΓ‘ toda la vida
━ π‹πˆ: Una red de mentiras y engaΓ±os
━ π‹πˆπˆ: No tienes nada contra mΓ­
━ π‹πˆπˆπˆ: De disculpas y corazones rotos
━ π‹πˆπ•: Yo no habrΓ­a fallado
━ 𝐋𝐕: Dolor y pΓ©rdida
━ π‹π•πˆ: No me interesa la paz
━ π‹π•πˆπˆ: Un secreto a voces
━ π‹π•πˆπˆπˆ: Yo ya no tengo dioses
━ π‹πˆπ—: TraiciΓ³n de hermanos
━ 𝐋𝐗: Me lo debes
━ π‹π—πˆ: Hogar, dulce hogar
━ π‹π—πˆπˆ: El principio del fin
━ π‹π—πˆπˆπˆ: La cabaΓ±a del bosque
━ π‹π—πˆπ•: Es tu vida
━ 𝐋𝐗𝐕: Visitas inesperadas
━ π‹π—π•πˆ: Ella no te harΓ‘ feliz
━ π‹π—π•πˆπˆ: El peso de los recuerdos
━ π‹π—π•πˆπˆπˆ: No puedes matarme
━ π‹π—πˆπ—: Rumores de guerra
━ 𝐋𝐗𝐗: Te he echado de menos
━ π‹π—π—πˆ: Deseos frustrados
━ π‹π—π—πˆπˆ: EstΓ‘s jugando con fuego
━ π‹π—π—πˆπˆπˆ: Mal de amores
━ π‹π—π—πˆπ•: CreΓ­a que Γ©ramos amigas
━ 𝐋𝐗𝐗𝐕: Brezo pΓΊrpura
━ π‹π—π—π•πˆ: Ya no estΓ‘s en Inglaterra
━ π‹π—π—π•πˆπˆ: Sentimientos que duelen
━ π‹π—π—π•πˆπˆπˆ: ΒΏQuiΓ©n dice que ganarΓ­as?
━ π‹π—π—πˆπ—: Planes y alianzas
━ π‹π—π—π—πˆ: Corazones enjaulados
━ π‹π—π—π—πˆπˆ: Te quiero
━ π‹π—π—π—πˆπˆπˆ: La boda secreta
━ π‹π—π—π—πˆπ•: Sangre de mi sangre y huesos de mis huesos
━ 𝐋𝐗𝐗𝐗𝐕: Brisingamen
━ π‹π—π—π—π•πˆ: Un sabio me dijo una vez
━ π‹π—π—π—π•πˆπˆ: Amargas despedidas
━ π‹π—π—π—π•πˆπˆπˆ: Te protegerΓ‘
━ π‹π—π—π—πˆπ—: El canto de las valquirias
━ 𝐗𝐂: Estoy bien
━ π—π‚πˆ: Una decisiΓ³n arriesgada
━ π—π‚πˆπˆ: TΓΊ harΓ­as lo mismo
━ π—π‚πˆπˆπˆ: Mensajes ocultos
━ π—π‚πˆπ•: Los nΓΊmeros no ganan batallas
━ 𝐗𝐂𝐕: Una ΓΊltima noche
━ π—π‚π•πˆ: No quiero matarte
━ π—π‚π•πˆπˆ: Sangre, sudor y lΓ‘grimas
━ π—π‚π•πˆπˆπˆ: Es mi destino
━ π—π‚πˆπ—: El fin de un reinado
━ 𝐂: HabrΓ­a muerto a su lado
━ π‚πˆ: El adiΓ³s
━ 𝐄𝐩𝐒́π₯𝐨𝐠𝐨
β€– π€ππ„π—πŽ: πˆππ…πŽπ‘πŒπ€π‚πˆπŽΜπ 𝐘 π†π‹πŽπ’π€π‘πˆπŽ
β€– π€π†π‘π€πƒπ„π‚πˆπŒπˆπ„ππ“πŽπ’
β€– πŽπ“π‘π€π’ π‡πˆπ’π“πŽπ‘πˆπ€π’
β€– π’π„π†π”ππƒπŽ π‹πˆππ‘πŽ

━ 𝐋𝐗𝐗𝐗: No quiero perderle

605 75 219
By Lucy_BF

──── CAPÍTULO LXXX──

NO QUIERO PERDERLE

────────ᘛ•ᘚ────────

( NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR )

◦✧ ✹ ✧◦

        DRASIL NO DEJABA DE REMOVER la comida de su plato. Ya llevaba varios minutos así, deslizando la cuchara de un extremo a otro del cuenco. Apenas había probado el grautr* que su madre había preparado esa mañana, limitándose a juguetear con él como si fuera una niña pequeña, pero es que no tenía apetito. Llevaba días con el estómago cerrado, malcomiendo debido a su inapetencia. Incluso había perdido algo de peso, lo que había impulsado a Kaia a ser mucho más insistente y controladora con las comidas, cuidando que no se saltara ni una sola.

Pese a que hacía un par de horas que había amanecido, aún lucía su sencillo camisón de lino, con el cabello recogido en una maltrecha trenza y la parte superior de sus pómulos oscurecidas por dos sombras violáceas que aumentaban con cada hora privada de sueño.

De vez en cuando sentía la penetrante mirada de su progenitora sobre ella, como si la estuviese analizando. Kaia permanecía sentada a su lado, con su plato —a diferencia del suyo— prácticamente vacío. La Imbatible había intentado entablar conversación con ella en más de una ocasión, queriendo animarla y distender un poco el ambiente, pero apenas le había arrancado un par de palabras a la muchacha. Y eso, como cabía esperar, no había hecho más que incrementar su desasosiego.

—No puedes seguir así, Drasil —pronunció su madre, rompiendo el aciago silencio que se había instaurado entre ellas. Dejó su cuchara en el cuenco y giró sobre su cintura para poder encarar a la susodicha—. Mírate. Te estás consumiendo. —La señaló con un sutil movimiento de mano, haciendo referencia a su demacrado aspecto—. De no ser por mí, no comerías. Y apenas estás durmiendo en condiciones... No puedes descuidarte así, cielo —añadió sin poder disimular un timbre preocupado en la voz.

Drasil profirió un lánguido suspiro.

Aprovechó para hacer a un lado su plato y se echó hacia atrás en la silla, cruzándose después de brazos. Sus iris esmeralda, que habían perdido su habitual brillo, fueron a parar a la ventana que había a su derecha. Echaba de menos el paisaje de Hedeby, las vistas que tenían desde su antiguo hogar. Allí en el condado todo era bosque y campo, mientras que en Kattegat lo único que había eran casas y más casas.

—Soy la primera que no quiere estar así, créeme —respondió en tono plano y monocorde. Agradecía el frescor que entraba por el ventanuco, puesto que la ayudaba a mantener la mente despejada—. Pero supongo que tenía que pasar tarde o temprano. —Se encogió de hombros con simpleza, totalmente desganada.

Kaia inspiró por la nariz, procurando ante todo no desesperar.

Pocas veces había visto a su hija así, tan abatida. Drasil era hermética y reservada, de modo que no solía exteriorizar sus sentimientos y emociones, pero aquella ocasión estaba siendo diferente. Y la afamada skjaldmö temía que fuera porque hubiese llegado a una especie de límite. A un punto de no retorno.

Sabía que si estaba así era por Ubbe, por todo lo que había sucedido con él en los últimos días. Su primogénita le había comentado su decisión de alejarse durante un tiempo del Ragnarsson para así poder pensar y aclarar sus ideas, aunque no había querido proporcionarle más detalles. Y es que Drasil se había mostrado sumamente lacónica —además de evasiva— en todo lo referente a la noche del banquete.

—Cariño... Deberías hablar con Ubbe, intentar aclarar las cosas con él —manifestó Kaia tras unos instantes más de fluctuación. Pudo apreciar cómo la más joven arrugaba la nariz, disconforme con la idea—. Sé que estás dolida y que te sientes traicionada, pero él también está sufriendo. —Aquello hizo que Drasil la mirase con un gesto vacío de toda expresión—. El día que se presentó aquí para hablar contigo pude verlo en sus ojos, al igual que ayer en el concilio.

Una punzada le atravesó el pecho a la muchacha cuando a su mente acudieron diversas imágenes del thing privado que había tenido lugar el día anterior en el Gran Salón. El hecho de volver a ver al caudillo vikingo tras su última conversación —que había resultado de lo más dolorosa— había removido un sinfín de cosas en su interior.

Lo extrañaba demasiado, tanto que una parte de ella ansiaba dejar todo atrás para poder estar nuevamente con él, disfrutando de su compañía, de sus besos y caricias. Pero su otra parte, la más racional, no dejaba de repetirle una y otra vez que no era buena idea. Que Lagertha, Margrethe o cualquiera que se opusiera a su relación no tardaría en encontrar una nueva forma de separarles.

Tragó saliva, a fin de deshacer el molesto nudo que se había aglutinado en su garganta, constriñéndole las cuerdas vocales.

Ojalá fuera más valiente. Ojalá tuviese el coraje y la entereza suficientes para hacerle frente a la soberana de Kattegat, para dejarle claro que no era una muñeca a la que podía manipular y utilizar a su antojo. Que era libre para tomar sus propias decisiones y elegir con quién quería compartir su vida.

Pero lamentablemente no era el caso.

—Necesito tiempo. —Fue lo único que atinó a decir.

—El tiempo es un bien escaso, Drasil. Y más ahora que estamos en guerra —remarcó Kaia, a lo que la mencionada bajó la mirada, cariacontecida—. No lo malgastes por culpa del orgullo, porque es evidente que quieres estar con él —le aconsejó.

Drasil hizo un mohín con la boca.

—No es una cuestión de orgullo, madre —repuso en tanto negaba con la cabeza—. Es más complicado que eso. —Se abrazó a sí misma y hundió las uñas en las mangas de su camisón. De repente tenía frío.

—¿Entonces qué es? —quiso saber La Imbatible.

La chiquilla volvió a suspirar, cayendo en la cuenta de que había hablado de más. No quería contarle a su progenitora lo mucho que Lagertha estaba malmetiendo en su relación con Ubbe porque estaba al tanto del vínculo que las unía, de lo importantes que eran la una para la otra. Y, sinceramente, no quería empeorar las cosas ni ser la causante de más divisiones. No ahora que debían estar más unidos que nunca.

—Tengo miedo de que... De que pueda dejar de interesarle en un futuro —confesó Drasil luego de unos segundos más de mutismo. Se había descruzado de brazos para poder entrelazar las manos sobre su regazo, con sus dedos jugueteando nerviosamente entre sí—. Me da miedo que encuentre en otra mujer lo que yo no pueda ofrecerle. Que se repita la historia de Ragnar y Lagertha. —Aquello último lo articuló con un hilo de voz y sin atreverse a restablecer el contacto visual con su madre, ya que se sentía algo cohibida.

Como ya venía siendo costumbre, había omitido el detalle de su conversación con la reina, quien había sido la que había implantado todas esas dudas e inseguridades en su corazón. Pero lo que había expuesto ahora era cierto: así era como se sentía, como alguien reemplazable de cara al futuro. Y aquello realmente la aterraba.

—Oh, mi dulce niña... —Kaia cubrió las manos de Drasil con las suyas propias, estrechándoselas después con cariño. Quería que supiera que tenía todo su apoyo, que podía contar con ella para lo que fuera—. Es la primera vez que sientes amor por un hombre, así que tus temores son perfectamente comprensibles —prosiguió, consiguiendo que su retoño volviera a mirarla a los ojos—. Pero en eso consiste vivir: en arriesgarse y aprender de los errores. —Le apartó de la frente un par de mechones de pelo y se los acomodó detrás de la oreja—. El amor no siempre es fácil. Puede ser doloroso, pero también hermoso... Y tú tienes la suerte de ser correspondida, de tener a alguien que está dispuesto a pasar el resto de su vida contigo.

Drasil tensó los labios, tratando de refrenar el temblor que se había apoderado de ellos. Las palabras de su progenitora la habían desestabilizado completamente, haciendo que se lo replanteara todo, que sintiese la imperiosa necesidad de ir a ver a Ubbe y resguardarse en el calor de sus brazos.

—Disfrutad de vuestro amor mientras podáis, porque el destino es cruel y caprichoso —volvió a hablar Kaia, cuyos rasgos faciales se habían empañado por una sombra de dolor. Aquello no le pasó desapercibido a la más joven, a quien no le costó deducir que estaba hablando desde su experiencia con su padre. Y es que los dioses se lo habían llevado demasiado pronto—. No permitas que nada ni nadie te condicione, porque luego, a la larga, te arrepentirás de todo aquello que no hiciste en su momento. Y en una guerra hay mucho que perder, cielo.

Algo dentro de Drasil se quebró ante ese último comentario. El vello de la cerviz se le erizó al tantear esa posibilidad, al ser consciente de lo mucho que podía perder en aquel conflicto civil.

Iba a desatarse una guerra en apenas unos días, una guerra a la que no sabía si iban a sobrevivir. Y ella estaba malgastando un tiempo precioso que bien podría estar compartiendo con el hombre del que estaba enamorada.

—N-No quiero perderle, pero...

No fue capaz de concluir aquella frase, dado que las lágrimas se lo impidieron. De un momento a otro rompió a llorar, sacando todo aquello que había estado guardándose para sí misma desde que le había dicho a Ubbe que necesitaba tiempo para poner su cabeza en orden.

Su madre no demoró en abrazarla, envolviéndola como un escudo protector. La sostuvo entre sus largos y delgados brazos y la arrulló con ternura en tanto le susurraba palabras reconfortantes al oído y le acariciaba el cabello con la mano. Drasil se apoyó en la curva de su hombro, sollozando e hipando sin parar.

—Ya, mi vida. Ya... —bisbiseó la célebre escudera. Le dolía en el alma verla así—. ¿Hay algo que no me estés contando, cariño? —consultó, desazonada. Empezaba a pensar que el malestar y el sufrimiento de su vástago no se debían únicamente a su disputa con el primogénito de Ragnar y Aslaug—. Drasil, hey... ¿Hay algo más que deba saber? —insistió, acunando el semblante de la susodicha entre sus manos.

Como si algo se hubiera activado dentro de ella, Drasil guardó un silencio sepulcral. No se apartó de su progenitora en ningún momento, pero sí se forzó a dejar de llorar. Pestañeó para poder ahuyentar las lágrimas y se sorbió la nariz, a fin de recobrar la compostura.

No podía contarle la verdad, no cuando eso supondría más problemas. Así que simplemente negó con la cabeza.

—No —mintió.

Aquello se estaba volviendo una dolorosa costumbre.

En aquellos momentos el lado oeste de Kattegat estaba siendo bañado por las últimas luces del ocaso. Pronto la claridad se extinguiría para dar paso al amanecer de la noche, a la interminable persecución del lobo Hati a Máni. La mayoría de los habitantes de la capital estaba terminando sus jornadas laborales e incluso poniendo rumbo a sus respectivos hogares para poder disfrutar de la última comida del día junto a sus familias.

Drasil, por el contrario, había salido de casa para estirar las piernas y despejarse un poco.

La charla que había mantenido con su madre había desatado una vorágine de sensaciones contradictorias en su interior, y eso, junto a otros minúsculos detalles, había levantado las sospechas de Kaia. Sospechas que esperaba haber podido aplacar... Aunque, teniendo en cuenta lo astuta y perspicaz que era su progenitora, dudaba mucho que esta le hubiese creído cuando le aseguró que no le estaba ocultando nada.

Se mordisqueó el interior de carrillo, soliviantada.

Caminaba sin rumbo fijo, inmersa en sus pensamientos. Realmente agradecía que apenas hubiese gente transitando por las bucólicas calles; le proporcionaba una grata sensación de privacidad, de calma y sosiego.

La humedad del suelo empapaba el dobladillo de su vestido y hacía tanto frío a esas horas de la tarde-noche —y del día en general— que ni siquiera el manto de pieles que llevaba sobre los hombros bastaba para mantener a raya las bajas temperaturas. Estaba siendo un invierno duro, de eso no cabía la menor duda. Y quizás aquella fuera una señal de los dioses para hacerles saber que el Ragnarök estaba cerca.

Suspiró, provocando que una nube de vaho emergiera de su boca.

Estaba hecha un lío. Todo en ella era caos y confusión, hasta el punto de que no sabía qué hacer. Tenía la impresión de que tomara la decisión que tomase, no sería del agrado de todo el mundo. Y eso era lo que más la estaba hostigando: el ser consciente de que, más pronto que tarde, tendría que escoger un camino.

Y tal vez aquella elección tuviese lugar esa misma noche.

Un escalofrío la recorrió de pies a cabeza al percatarse de dónde estaba, del lugar al que, de manera totalmente inconsciente, la habían conducido sus descontrolados pasos. Había estado tan ensimismada en sus cavilaciones que no se había dado cuenta del camino que había tomado mientras tanto, sintiéndose víctima de una de las artimañas de Loki, el maestro del engaño.

Y ahí estaba ahora: frente a la vivienda de Ubbe.

Se quedó mirando la puerta mientras su mente se ponía a trabajar a toda velocidad. Había luz al otro lado del umbral, puesto que esta podía apreciarse a través de las rendijas y de las pequeñas grietas que había en la madera, lo que significaba que el Ragnarsson estaba en casa.

Aquello solo la puso más nerviosa, aunque trató por todos los medios de no dejarse llevar por la desesperación. Una parte de ella —la más impulsiva y visceral— deseaba llamar a la puerta y hablar con Ubbe para aclarar las cosas con él, para contarle la verdad de lo ocurrido la noche del banquete, pero la otra... La otra aún tenía sus reservas.

Alzó su mano izquierda varias veces, amagando con llamar, pero no se atrevió a hacerlo. Hasta que se hartó de estar ahí plantada, presa de la indecisión, y se dispuso a volver por donde había venido. De hecho, estuvo a punto de hacerlo, girando sobre sus talones para poder emprender el camino de regreso a casa.

Pero entonces la puerta se abrió, revelando aquella figura que ella tan bien conocía, y todo pareció congelarse a su alrededor.

▬▬▬▬⊱≼≽⊰▬▬▬▬

· ANOTACIONES ·

—El grautr es sémola elaborada a base de cereales y leche.

▬▬▬▬⊱≼≽⊰▬▬▬▬

N. de la A.:

¡Hola a todos!

Pues hasta aquí el nuevo capítulo de Yggdrasil. Sé que es cortito en comparación con los anteriores y que a primera vista puede parecer de transición, pero esa conversación entre madre e hija era MUY necesaria para asentar un poco las cosas y que Drasil reaccionara. Las dudas e inseguridades de mi bebita me duelen en el alma, pero la hacen tan humana que no puedo evitar sentirme orgullosa de la evolución que está teniendo como personaje </3

 Además, con la última escena damos paso a todo lo que va a ocurrir en los próximos capítulos, que no va a ser poco. Ya os aviso que las cosas con el Drabbe se van a poner muy, pero que muy intensas. Así que iros preparando, que esto a partir de ahora va a ser un no parar. Aunque estoy segura de que lo que se viene os va a gustar, y mucho =)

No tengo mucho más que decir, la verdad. Realmente no me apetece hacer una nota de autora como siempre, sorry. De hecho, he estado a punto de no actualizar. Simplemente no me apetece: no tengo ni las ganas ni la motivación suficientes para seguir adelante con nada relacionado con Wattpad. Los últimos capítulos publicados han sido decisivos para terminar de hundirme y, bueno... Que cuando no es un día es otro, vamos xd

Así que dadles las gracias a Toretto_ y a DramaKingBitches, porque son básicamente los que están tirando del carro estos últimos meses. Son quienes me animan en mis momentos de bajón y quienes me ayudan con todas las inseguridades que me han ido surgiendo desde que la cosa empezó a decaer. Porque, de verdad, sentir constantemente que no estás dando la talla y que algo que haces con tanto amor y dedicación no está a la altura de lo que los demás esperan desgasta muchísimo.

Es más, cuento con el suficiente material para actualizar dos veces al mes, en vez de una como llevo haciendo hasta ahora, pero siempre me acabo echando atrás. No sé, como ya he mencionado antes, cuando no es un día es otro y siempre acabo desechando la idea, porque, ¿para qué? Si haga lo que haga va a ser inútil. El resultado va a ser siempre el mismo: la indiferencia y el pasotismo de la mayoría de mis lectores, incluso de aquellos que consideraba fieles.

Así que no sé, yo ya más no puedo hacer, de verdad. Bastante me he esforzado ya estando hasta el cuello de estrés y preocupaciones.

Si queréis que vuelva a actualizar con más frecuencia, hacédmelo saber apoyando mi trabajo. Y si no, pues nada. Hasta que llegue a mi límite y tire la toalla por completo xd

Y eso es todo por el momento.

Nos leemos.

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