-¡Organizad todo en el exterior! –Mireya hablo a unos de sus trabajadores mientras caminaba por el hotel marcando en su tablet -¿Como vais? –observo la a su alrededor –Las flores aquí –señalo a una chica que entraba con un ramo de flores en la habitación –Gracias –y volvió a fijar la vista en la tablet
-Ya esta aquí tu maravilloso fotógrafo –Y Ángel le hablo al oído sobresaltándola
-Me has asustado –Mireya lo miro sonriendo -¿Acabaste con los salones y el hall?
-Que si –el asintió rodando los ojos –Están grabando fuera, así que esperare a que acaben para el exterior.
-Pues mientras la habitación –Mireya dejo la tablet sobre la mesita junto a la entrada y camino por la habitación –A ver –coloco bien el dosel blanco que caía alrededor de la cama –Creo que ya esta
-Le estas cogiendo gusto a esto de mandar –El rio divertido mientras sacaba algunas fotos en la habitación
-Desde la entrada, a ver si puedes coger que salga bien la terraza –camino hacia el gran ventanal de la terraza y tiro de las cortinas dejando que la luz inundara la habitación, después abrió ambas puertas –Ahora –y se aparto rápidamente para que el sacara las fotos
-Le estas cogiendo gusto a esto de dar órdenes eh –Ángel la miro divertido y después volvió a dedicarse a lo suyo
Eran casi las cuatro de la tarde cuando al fin habían acabado con todo y eso ponía aun más nerviosa a Mireya. Las fotografías de todos los rincones del hotel estaban listas, la grabación del video para la publicidad en televisión había quedado espectacular, después de escogieran la canción adecuada y los rótulos de letras. También seleccionaron la voz dulce de una chica para hablar en él y lo cerraron con la preciosa puesta de sol tras el inmenso castillo.
-¿Y? –Mireya observo a Ángel impaciente.
El seguía mirando la pantalla de la televisión, donde unos segundos antes había visto el anuncio al completo.
-Ángel –lo llamo impaciente
-Espectacular –y el la miro orgulloso –Eres fantástica –y sonrió –Y yo te descubrí
-¿Tu me descubriste? –Mireya alzo una ceja
-Lo que me recuerda –y Ángel tomo la tablet y el lápiz digital, después de unos instantes se la paso a ella –Firma, tu contrato. Tendrás que presentarlo cuando vayas a la exposición del proyecto.
-Ah, sí –Mireya tomo el lápiz y firmo.
-¿Qué pasa? –la observaba con el ceño fruncido
-No, se, es….-y ella suspiro –Voy a presentar el proyecto. Creí que jamás lo conseguiría.
-Pues lo has conseguido –Ángel la miro a los ojos –Y conseguirás mucho mas
El teléfono de Ángel comenzó a sonar y él lo saco de su pantalón y observo la pantalla, miro fugazmente a Mireya y finalmente contesto.
-Últimamente me estas llamando mucho ¿no? –hablo con la vista puesta en Mireya
-Hable con tu jefe –Mar hablaba serio al otro lado –Me dijo que pronto podríamos comenzar la campaña. ¿Cuándo vuelves?
-La verdad no es que tenga muchas ganas de verte la cara –Ángel sonrió levemente –pero vuelvo en unos días, así que no te preocupes que lo arreglaremos pronto.
-Debe ser interesante esa mujer para que abandones tus pinturas –y eso sonó con cierta tristeza
-Ni te lo imaginas Mark –y Ángel observo como Mireya lo miro rápidamente –Es la mujer más especial que he conocido en mi vida. Nos veremos pronto. –Y colgó el teléfono.
Todo quedo en silencio, se notaba la tensión.
-¿No preguntas? –Ángel la miro a los ojos
-¿Para qué? –Mireya bajo la vista a sus manos
-Pues pregunto yo entonces –alargo el brazo, le tomo la barbilla y le obligo a mirarle -¿Le quieres? ¿Aun quieres a Mar Cardoni?
-No se puede dejar de querer de un día para otro –Mireya respondió con tristeza –Si, le quiero. Pero eso no importa.
-Si importa –y Ángel sonrió –Lucha por el
-Soy una Wife ¿recuerdas? –Mireya sonrió con dolor
-Y esa es tu mejor carta –y Ángel hablo decidido –Mark rompió el contrato, puedes tener otro cliente. Yo soy tu cliente.
-¿Qué quieres decir? –frunció el ceño
-Haz que se arrepienta –la miro a los ojos –Deja que Mark Cardoni te conozca, que tenga que verte cada día, que vea como vives, como sonríes junto a alguien. Se una Wife, pero has que desee que seas no su Wife, sino su mujer. –asintió –Puedes hacerlo Mireya
-Quieres que me presente ante él, que…-Hablaba pensativa
-Que le hagas desear lo que ha perdido, lo que no ha sabido valorar y lo que no ha llegado a tener de ti –se encogió de hombros –Que el gran señor Cardoni se arrodille ante ti. Nunca te has rendido ¿vas a hacerlo ahora?
-No, no voy a rendirme –y ella hablo con decisión
-Bien, pues lo primero es lo primero –Y Ángel se levanto de su lugar feliz –Vamos de compras.
Y prácticamente estuvieron toda la tarde de compras. Hacía mucho tiempo que Mireya no se divertía tanto comprando. Se había probado miles de modelos y había desfilado para Ángel, que sonreía, aplaudía o hacia una mueca cuando no le gustaba. Habían comprado ropa, complementos, zapatos, bolsos, sombreros….
Mireya llegaba a sentirse como una mujer nueva, como si comenzara una etapa nueva. Y así era.
Estaba a decidida a luchar por Mark Cardoni, pero esta vez el tendría que demostrarle que quería estar a su lado.
-Nos pasmos comprando –Mireya soltó las bolsas en el suelo y se quito los tacones
-Pareces toda una ejecutiva que acaba de gastarse todo su sueldo –Ángel rio observándola caminar descalza por la habitación -¿Qué te parece si pido que nos suban algo de cenar y una botella de champan?
-¿Tengo que recordarte que paso la última vez que se te ocurrió pedir una botella? –Mireya lo miro de reojo mientras dejaba sus zapatos junto a la cama y se dejaba caer sobre ella
-Está bien –alzo las manso rindiéndose –Entonces voy a mi habitación a ducharme y nos vemos en el restaurante en ¿una hora?
-Una hora –Mireya respondió cerrando los ojos
-No te quedes dormida –y Ángel salió de la habitación sonriendo.
Cruzo el pasillo y entro en su habitación, se quito su chaqueta y la dejo sobre uno de los sillones, saco el móvil de su pantalón y tecleo al tiempo que abría el balcón y salía al exterior. En cuanto le descolgaron la llamada hablo.
-Ya firmo –fijo la vista en el sol que se ocultaba –Arregla todo para que cuanto antes pueda entregar su proyecto y así se incorpore cuanto antes a la empresa.
-Sera en unos días –respondió con seriedad -¿Cómo esta ella?
-Ansiosa por comerse el mundo –Ángel sonrió –Por cierto, ordena que le preparen la oficina junto a la mía.
-Tu casi nunca estas allí –Y pareció confundido
-Cierto, pero ahora estaré mas –respondió poniéndose serio –Esta vez no está sola
-No, no lo está –y la respuesta fue brusca
-Por lo que me han contado tuviste una reunión interesante ¿no? –Ángel entrecerró los ojos -¿Qué te pareció Mark Cardoni?
-Un presuntuoso mas –uso un tono desagradable
-Curioso que lo digas tu –se giro para mirar hacia el interior de la habitación y se apoyo en la baranda –Pero él es una buena persona, tu sin embargo, aun tienes mucho que enmendar.
Colgó la llamada y volvió a guardar el teléfono en su bolsillo.
-Buenos días señor –Robert le saludo con la misma seriedad que le había caracterizado desde que se había ido Mireya. Resulto extraño para Mark, ya se había acostumbrado a ver a ese viejo gruñón con cierta alegría en el rostro desde que ella llego a la casa y ahora, parecía haber vuelto el viejo de siempre.
-Ten Robert –Mark le dio su maletín y camino hacia la sala. Se paro en la entrada, observando aquel inmenso espacio vacío, rodeado de todo ese silencio. Por un momento volvió al pasado, a aquella ocasión en la que se encontró a Mireya sentada allí, junto a su madre.
-¿Quiere tomar algo señor? –Robert se paro tras el mirándole seriamente
-No, gracias, puedes retirarte –trago saliva y atravesó la sala hasta llegar al despacho. Abrió ambas puertas y observo la mesa, entro y se sentó en su silla. Apoyo ambas manos en la mesa, cerró los ojos y suspiro. De repente los abrió y su ceño se frunció, abrió su portátil y comenzó a teclear. Se sintió impaciente en la espera, hasta que el fin pudo ver la actividad de su cuenta en la pantalla del ordenador, fue al principio, a los días que había estado fuera y observo los cargos en la tarjeta que había hecho Mireya.
Una parte de él se sintió aliviada al ver el dinero que había gastado, era como darse la razón, una excusa para demostrar que no se había equivocado al alejarla de su vida. Sin embargo otra parte de su ser quiso gritar y destrozar aquel ordenador.
Pero bastaron unos minutos viendo la pantalla, para que absolutamente todos los sentimientos que le habían atacado desaparecieran. Solo observar los detalles de ese gasto de dinero, en tiendas de ropa para niños, en juguetes, en una clínica, en una empresa de transportes.
Indago en la empresa de transporte y consiguió la dirección a la que habían llevado todo. Al buscar esa dirección por internet, comprendió que no podía haber estado mas equivocado. Todo había sido una donación, todo destinado a ayudar a los demás.
-Gastaste el dinero en ayudar a los demás –suspiro profundamente y paso la mano por su pelo casi arrancándoselo.
Pasaron segundos, minutos y Mark siguió allí, sentado mirando la pantalla fijamente, sin reacción alguna. Hasta que un olor particular llego hasta el.
Cerró los ojos disfrutando del olor, del recuerdo que le traía. “hueles a limón”.
Se levanto bruscamente lanzando la silla hacia atrás, salió del despacho como alma llevada por el diablo y atravesó la casa. Entro en la cocina sobresaltando a Marcela que estaba sacando el molde del horno y a Diego que estaba sentado a la mesa de la cocina.
-Señor –ella le observo sorprendida, dejo el molde del bizcocho sobre la encimera -¿Quiere algo?
Mark tardo varios segundos en comprender que su mente le había jugado una mala pasada, había olido el bizcocho, seguramente Mireya le había dejado la receta a Marcela y él como un tonto había esperado encontrarla en su cocina, con su pelo recogido con la pinza, con su sonrisa y el olor a limón inundando su cabello.
-¿Señor? –Marcela lo miraba confundida
-¿Es de limón? –Mark pregunto casi en voz baja
-eh –ella miro el bizcocho –Si
-Tómese el resto del día libre –Mark hablo con la vista fija en dulce
-Gra… gracias señor –Marcela miro a su hijo y le hizo una seña, juntos salieron por la puerta de la cocina.
Y Mark se quedo allí, mirando aquel dulce. Dio unos pasos hasta estar cerca del bizcocho, olio su aroma, acerco la mano y corto un trozo. Lo llevo a sus labios y lo saboreo con los ojos cerrados.
De repente abrió los ojos, dejo los restos que aun tenía en su mano sobre la encimera, tomo e molde y lo lanzo al otro lado de la cocina. La bandeja se estrello con la pared y el dulce se hizo pedazos.
Cuando se giro hacia la puerta se encontró con Robert.
Ninguno dijo nada, Mark salió de la cocina y Robert entro y se dispuso a recoger todo.
BUENO, MARK PAGA SU RABIA CON UN BIZCOCHO….. EL HOMBRE ESTA CONTTENIDO, NO PUEDE DEJAR DE PENSAR EN MIREYA POR MAS QUE EL QUIERA NEGARLO
ANGEL SIGUE AYUDADNDO A SU AMIGA, PERO VUELVE A APARECER ESE HOMBRE ¿QUE QUIERE DE MIREYA?
ELLA YA ESTA LISTA PARA EMPRENDER SU NUEVO VIAJE, PARA SER AUTENTICA, AUNQUE AUN NO PUEDE COMPRENDER QUE PAPEL ESTA JUGANDO EN TODO ESTO….
OS DEJO UNA FOTO DE MIREYA