"Las palabras no tienen poder para impresionar a la mente sin el exquisito horror de su realidad"
Edgar Allan Poe
LEAH
Bloqueo el teléfono cuando le envío el mensaje a Alexa. No le quise dar muchos detalles para que no se hiciera una idea equivocada, pero esto me tiene de muy mala leche.
Con pasos rápidos, puños presionados a mis costados y la mandíbula lo más tensa posible, me acerco hacia dónde el "Agente 007" me había indicado que estaba el culpable de que me hubiesen traído a la fuerza. Aunque no hace falta ser un genio para darse cuenta. Solo es necesario ver el lugar en que me encuentro para dar con el idiota.
Mis botas resuenan en el suelo brilloso parecido al que vez en los castillos de las películas de Barbie. Hay tanto dorado a mi alrededor que la vista se me cansa. No me gustan los lugares con mucha iluminación, y este sitio tiene luces hasta por gusto.
Con mis manos empujo una gran puerta dividida en el centro y de gran altura que me hace parecer una hormiga diminuta a su lado.
Frente a mí se muestra una mesa comedor lo bastante larga como para que coma una familia completa. Las sillas junto a ellas se encuentran vacías, excepto por la que se localiza en el extremo más alejado de mí donde se halla la persona a la que buscaba.
—¡Tú! —levanto la mano, señalándolo con el dedo. Sus ojos pasibles se encuentran con la intensa furia de los míos.
—¡Hola, rubia! —exclama animado.
—¿No podías esperar como una persona normal a qué yo viniera por mí sola? —pregunto, acercándome— No, claro que no. Tú tenías que montar un numerito como este porque si no, no serías tú.
—Se te pidió que subieras al auto de buena forma, pero tú te negaste.
—¡Eran personas desconocidas! ¡Claro que me voy a negar! —exclamo— Y eso no es justificación para que me hayan dejado sin conciencia y me trajeran a la fuerza.
Erwan baja los pies de la mesa y se inclina hacia adelante.
—Creo que deberías calmarte, rubia.
—Y yo creo que deberías disculparte. —declaro.
—No lo hice porque quise.
—¿No me digas? —ironizo para luego soltar un suspiro. El chico se levanta de la silla, haciéndome notar la diferencia de altura entre nosotros.
—Sabes quién es mi familia, rubia. —explica. El enfado no me permite mirarlo a los ojos— No puedo dejar que nadie conozca la ubicación exacta de esta Mansión. Por eso te traje en esas condiciones.
—Ni que esto fuera una base militar secreta.
Sonríe.
—Pues mi familia lo ve como algo parecido. —se encoge de hombros.
—Eso no justifica nada. —esclarezco cuando me percato de que parece estarse divirtiendo— Podías habérmelo dicho con antelación o, incluso, quedar en otro lugar que no fuera este.
Me cruzo de brazos con el mentón en alto, fingiendo que una lámpara es más importante que la persona que tengo delante.
—¿Qué puedo hacer para que me perdones? —cuestiona.
—Lo mínimo, sería arrodillarte y suplicarme. —ironizo para que se dé cuenta que no pienso perdonarlo tan fácilmente. Si no fuera por el maldito trabajo, no tendría razones para acercarme a él.
Lo odio demasiado.
En ese momento, por el rabillo del ojo, visualizo algo que me desconcierta y provoca que ladeé mi cabeza al instante.
—¿Qué haces? —pregunto hacia el chico que ahora se encuentra de rodillas en el suelo de mármol.
—Dijiste que me arrodillara. —declara.
Mis ojos se abren con asombro. No sé si está haciendo esto para burlarse de mí o lo contrario.
—No lo decía en serio.
—Parecía que sí querías que lo hiciera. —junta las manos frente a él en señal de disculpas— Por eso, ¿me perdonas?
—No. Pero levántate que mientras más rápido terminemos con el trabajo, más rápido regreso para mi casa.
Erwan me lleva para una habitación que está hecha específicamente para su estudio. Su mesa se encuentra en el extremo más lejano, específicamente en el centro. Frente a ella, se encuentran otras cuatro más pequeñas, cada una equipada con laptops y tablets de última generación. Hay una pizarra incrustada en la pared, otra de las que se mueven de un lado a otro y un aparato de proyección.
Con un cuarto de estudio como este, estudiaría hasta por gusto.
Para mi sorpresa, Erwan se concentra bastante a la hora de debatir la interrogante del proyecto. Deja sus juegos a un lado y expresa de una forma clara y concisa, su idea sobre "La metamorfosis" en la actualidad.
Él lo ve desde el punto de vista social, dónde se refleja al ser humano sumido en la miseria por la falta de adaptación a la sociedad; y yo lo veo desde el punto de vista económico, considerando que las personas que se sienten insatisfechas con su trabajo no han encontrado sentido a sus vidas.
En lo que sí estamos de acuerdo es que la transformación del personaje en un insecto horripilante, podría haberse revertido si tuviera la voluntad para enfrentarse a la adversidad; sin embargo, él no tenía autoestima, motivaciones, ni sentido de la vida para volver a su estado normal.
Y eso es lo que más importa.
Mi mente se dispersa cuando ya llevamos mucho tiempo dándole cabeza al proyecto. Erwan se encuentra exponiendo su idea, pero estoy tan cansada que dejo de escucharlo por un momento.
En cambio, me detengo a admirarlo con detalle y reparo lo atractivo que se ve con lentes. En la universidad nunca los usa, supongo que para no dañar su imagen de popular. Pero creo que si él se diera cuenta de lo malditamente sexy que se ve con ellos puestos, los usaría todos los días.
Un hombre con anteojos es un ser superior.
<No lo puedo creer. Estás cayendo por él.>
No estoy cayendo por él. Una cosa es que lo vea atractivo y otra muy distinta es que me guste como para "caer por él". No, habría que arreglar muchas cosas en su personalidad para que llegue a gustarme.
Además, tengo novio.
<Sí, claro. Como si eso te importara.>
—¿Me estás escuchando?
Estaba tan concentrada en la pelea con mi conciencia que no me había dado cuenta que Erwan se había acercado a mí y estaba agitando su mano frente a mi rostro.
—¿Eh? —balbuceo— Sí, claro.
Él levanta una de sus cejas escarlatas y junta los labios, juzgándome.
—Vale. —dejo caer los hombros— No te estaba escuchando.
—¿Y se puede saber por qué?
<Porque se estaba divirtiendo, comiéndote con la mirada.>
—Porque ya pasó la hora del almuerzo, estoy agotada y tengo hambre. —bajo la cabeza, colocándola sobre el escritorio.
—Lo hubieras dicho antes.
Deja los papeles sobre su mesa y se quita los lentes.
<Sé lo que estás pensando y no lo hag...>
—¿Podrías dejarte los espejuelos? —exclamo, antes de ser capaz de detener mis palabras.
Erwan me sonríe extrañado desde su dirección.
—¿Acaso te gusto más con lentes, rubia?
—No te creas tanto. —pongo los ojos en blanco— Solo que te ves... menos desagradable con ellos.
No espero para ver su reacción y salgo del estudio. Lo siento seguirme e indicarme la dirección que debo tomar hasta llegar al jardín.
Nos sentamos en una mesa al aire libre junto a una enorme piscina. Me tomo uno segundos para disfrutar del paisaje. El pasto es de un verde brillante, de esos que sueles ver en las películas románticas. El cielo se encuentra algo nublado, pero no rompe para nada el panorama hermoso de la naturaleza que me rodea.
Colocan un plato con una pizza de jamón, frente a mí. Mi preferida. A su lado, añaden un tenedor y un cuchillo, lo que me lleva a preguntarme, ¿Quién come pizza con cubiertos?
Cuando estoy a punto de mover la mano para coger la piza y darle un mordisco, alguien agarra mis manos y las coloca a mis espaldas.
—¿Qué haces? —gruño al darme cuenta de que es Erwan. No me responde. En cambio, utiliza unas sogas para atarme las muñecas de una forma en la que apenas puedo mover mis manos.— ¿Qué demonios haces?
—¿Acaso pensabas comerte la pizza con las manos? —agrega para luego sentarse frente a mí, como si no acabara de amarrarme las manos.
—Desátame.
No me responde.
—Erwan. —mascullo entre dientes.
Él se dedica a cortar la pizza en pequeños pedazos y mi estómago comienza a gruñir con la imagen tentadora frente a mí.
<¿La pizza o el chico?>
—Abre. —ordena, acercando el tenedor con un pedazo de pizza incrustado en sus dientes.
—No.
—Que abras la boca, rubia. —insiste.
Trago en seco.
—Que no.
—Si no abres la boca ahora, no vas a comer más. —declara con un tono amenazante.
—Suéltame.
—Te voy a soltar cuando te comas la pizza entera, ¿vale?
Este tipo es muy raro y no puedo negar que siento algo de miedo. Es decir, estoy atada en un lugar muy lejos de mi casa, sin mi teléfono a mano porque lo dejé en el estudio y con alguien en quien no confío.
Abro la boca, recibiendo el pedazo de pizza que saboreo como si la vida se me fuera en ello.
—¿Ves? No era tan difícil comer pizza como una persona civilizada. —lo fulmino con la mirada. Es un idiota.
Continúa alimentándome hasta que el plato queda vacío. Mi estómago se siente lleno, y mi corazón contento. Por alguna razón, el que me estuviera dando la comida, provocó cierta sensación de intimidad entre ambos. Nunca lo voy a admitir, pero este comportamiento extraño no me desagrada.
—Hey, ¿a dónde vas? —reclamo cuando se pone de pie.— Desátame primero.
—Ahora regreso.
Se lleva el plato vacío, dejándome sola en aquel jardín. Mis manos ya se sienten incómodas en la misma posición. Quiero que estén libres, pero no sé cómo hacerlo por mí misma.
Me levanto de la silla, acercándome a la piscina. ¿Y si es un secuestrador de verdad? ¿Cómo voy a escapar? Podría correr hasta que me canse, pero me alcanzaría rápidamente. Pero... ¿Erwan? ¿Un criminal? A pesar de que estudio psicología, no puedo afirmarlo con certeza.
—¡Señorita, tenga cuidado! —exclama una voz femenina a mis espaldas y cuando me voy a girar, mis pies chocan con el borde de la piscina, cayendo de lleno en el agua.
Mi trasero toca el suelo, dejando un dolor punzante en la zona afectada. Intento impulsarme hacia arriba con las piernas, pero un calambre me mantiene en el fondo doblada del dolor. No puedo usar mis manos tampoco y el oxígeno es algo que estoy comenzando a echar en falta.
Entro en estado de pánico. No soy capaz de salir por mi sola. Voy a morir ahogada, una de las peores muertes que podría imaginar.
Siento mi cerebro cargado y mis párpados pesan. Cierro un segundo los ojos y cuando los vuelvo a abrir veo un rostro femenino acercarse cada vez más a dónde estoy. La conozco, sé quién es, pero no puedo formular palabra.
Dejo que la chica me tome en brazos y me saque del agua.
—Te dije que te ibas a caer, Le. ¿Por qué nunca me haces caso? —exclama sobándome la espalda para que expulse todo el agua en mis pulmones. A pesar de eso, aún siento falta de aire. ¿qué me sucede?
—Perdón. —esa es mi voz, pero yo no dije nada, no puedo hacerlo.
—Ya está, ya está. Todo va a estar bien —me doy cuenta de que tiene unas enormes ojeras y la mirada un poco perdida, pero a pesar de todo eso, ella me sonríe— Y recuerda, mamá y papá no se pueden enterar de esto, será nuestro secreto de hermanas.
No. No. No es real. No puede serlo.
Cierro los ojos con fuerza. Aún siento que me estoy ahogando y nada de lo que acaba de pasar es real. Estoy segura.
De repente, comienzo a percatarme de una voz lejana.
—¡Leah! ¡Venga! —exclama Erwan con su tono de voz específico. Se escucha desesperado y nervioso.— ¡Despierta!
Siento unas manos haciendo presión en mi pecho con constancia y seguido, unos suaves labios sobre los míos. El agua atorada en mi pecho está encontrado la salida poco a poco y, cuando percibo que puedo buscar aire, abro los ojos impulsándome hacia delante expulsando toda el agua que sale a borbotones de mi garganta.
—Joder, estás viva.
La imagen del chico de cabello escarlata frente a mí, fue lo que necesité para darme cuenta de que lo que yo creía que pasó unos minutos atrás, no era real. Erwan fue quién me sacó del agua y esa chica nunca existió.
Solo fue producto de mi imaginación. Y no sé qué duele más...
—Gracias por no morir. —Erwan me sorprende, envolviéndome en sus brazos y, a pesar de que ambos estamos empapados de agua y posiblemente a punto de morir por hipotermia, siento una especie de calor navegando por mis entrañas.
—Gracias... —murmuro, correspondiendo su abrazo y reparando que mis manos ya no están atadas— pelirrojo.
✘✘✘✘✘✘✘✘✘✘
¡Holiss!
Hoy es #MartesDeControl así que aquí tenéis vuestra actualización.
Como ya habréis visto poco a poco se irá calentando la cosa, pero tengan paciencia que aun estamos en los primeros capítulos jjj
Por aquí dejen vuestras opiniones del capítulo. ¿Qué piensan de Erwan? ¿Y el recuerdo de Leah al final? ¿Creen que oculta algo?
Os amo y espero leer vuestros comentarios.