Hyung. La entrega.

נכתב על ידי ZYXwife1981

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Kim Junmyeon vive en un mundo de sombras. La luz lo quema. Él huye y se esconde en un ciclo sin fin. "Tírate... עוד

I- Encuentro.
III- Cercanía.
IV- Conociéndose.
V- Reencuentro.
VI- Enfrentando la verdad.
VII- En defensa propia.
VIII- Perdido y encontrado.
IX- Conquistando el futuro.

II- Destino.

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נכתב על ידי ZYXwife1981

Y aquí estaba él un mes después, sentado en un restaurante en compañía de su padre cuando quería estar a miles de kilómetros de toda esta mierda y, de preferencia, en brazos de un hombre fuerte y bien dotado que le diera placer, que le hiciera correrse como aquel día ...

¡Ah, no, los negocios! Los negocios son lo más importante de la vida. El dinero era lo único valioso en este mundo cruel y mientras más tienes, más necesitas para protegerte de todos los que como tú, andan tras el maldito capital.

El honorable señor Kim lo había arrastrado a la cena de negocios. Era su maldito heredero en este mundo, por supuesto que tenía que dar la cara a sus socios e inversores, esos que necesitaba tener en un bolsillo para incrementar su caudal, su imperio, su poder. ¡Dios, la estupidez humana! ¿Cuánto de todo eso se iba a llevar a la tumba?¿Qué de lo mucho que "poseía" cabría en la estrecha caja de madera donde iba a ser enterrado como mortal común?

Sin embargo, por dedicarse a su dinero, su padre perdió el rumbo con lo único que se supone te acompaña a la sepultura: tu familia llorando con dolor por tu partida. ¿Alguien llorará por el señor Kim cuando parta? Ciertamente no su hermano BaekHyun, no él; quizás su madre.

¿Y por él, por Junmyeon, quién llorará cuando se vaya de este mundo?

"¡Princesa, cuán reprimido estás!"

¡Maldito! Maldito, Park Chanyeol, sea quien sea. Maldito Park Chanyeol que le ha dado tanto en qué pensar... tanto que recordar, tanto que desear, tanto...

Junmyeon cierra los dedos tensos y dolorosos alrededor del vaso que contiene su bebida esa noche. No puede pensar en el hombre, al menos, no por más de diez segundos porque entonces su polla se pone dura y tiene que masturbarse para aliviar su deseo. Este no es el lugar ni el momento para pensar en Park Chanyeol. Cuando lo hace se ruboriza y suspira. Menudo papelón. Sin contar que a su padre hay que sacarlo en ambulancia si, cuando lleguen sus preciados invitados, él les hace una reverencia con una casa de campaña en los pantalones.

-¿Quieres dejar de hacer esas muecas ridículas con la cara?- su padre interrumpe sus pensamientos - ¿No puedes fingir que te interesa esta reunión, al menos? Este hombre ha sido mi socio por años y pretendo que siga siendo así cuando tú heredes el negocio. Él vendrá con su hijo hoy, ustedes deben consolidar el futuro de nuestras relaciones comerciales.

-Entiendo.-

Su voz fría y monótona se dejó oír, tan diferente a la que suplicaba empapada de placer por el toque de ese hombre. ¡Dios, ya está de nuevo pensando en él!

-Además,...- su padre deja en suspenso la frase pero a él no le sorprende, siempre hay "algo más" en los planes de este hombre - la hija menor de mi socio acaba de cumplir los veinticinco. Es linda como una pintura y escasa de cerebro, la combinación perfecta para que sea la presa favorita de muchas familias en nuestro círculo social. Yo pretendo inclinar la balanza a favor de nosotros. Así que ya estás advertido.

Junmyeon siente ganas de vomitar. Un guante de hierro le aprieta las tripas haciendo que todo su interior se contraiga en un espasmo doloroso. Tiene ganas de salir corriendo dejando una estela de polvo detrás como hacen los personajes de las tiras de ánime... pero su vida es real, no un dibujo animado.

"¡Princesa, cuán reprimido estás!"

¡Cállate, maldito Park Chanyeol! ¡Infiernos! ¡Cállate de una maldita vez!

Su mandíbula está rígida, aprieta los dientes con tanta fuerza que puede provocarse un dolor de muelas.

El ilustre señor Kim ya le planificó el futuro y según sus propios parámetros: chica linda y sin cerebro. Sí, así era su madre en los años en que su padre la conoció, él ha visto viejas fotos que su nana guardaba, las únicas sobrevivientes después del matrimonio. Ella era una belleza delicada y suave, hija de la baja clase media y su abuelo la entregó en bandeja de plata a su padre que despuntaba como un joven guerrero que quería escalar en el mundo y granjearse su lugar.

Junmyeon siente que se le desgarra el corazón por su madre que sumisamente aceptó su destino y se amoldó al juego de su marido, y le dio hijos, y se mantuvo junto a él todos estos años como una buena y obediente sombra... 

Quizás él tiene mucho más de su madre que de su padre...

-¿En qué piensas? Estás tan ensimismado hoy...- su padre negó con  la cabeza expresando su disgusto.

Junmyeon lo miró largamente como si quisiera entrar en la mente de su progenitor y ver al verdadero ser que vivía ahí. Estaba seguro de que no lo reconocería. Su padre era bueno pretendiendo, por eso era exitoso en los negocios, su cara de poker no vendía nada más que lo que él quisiera mostrar.

Estaría bueno decirle a su padre en qué estaba pensando. Oh, si, sería maravilloso. Cómo la rabia le haría poner roja la cara o cómo le iba a latir la vena de la frente si él le dijera que salió de la ciudad a los suburbios y, medio borracho, se dejó masturbar por un hombre desconocido mientras este restregaba su polla entre sus nalgas hasta que los dos se corrieron apoyados en un sucio muro de un cochambroso pasillo trasero de bar de cuarta. ¡Ja! Ya veía los encabezados de los periódicos: "El ilustre señor Kim, CEO de la financiera multinacional Kim, es sacado en camilla tras un ataque al corazón en un reconocido restaurante capitalino".

Junmyeon carraspea la garganta para disimular una risita sarcástica. No está bien burlarse de un posible infarto paterno pero ya puede irse el mundo a coger por el culo... Él también quiere ir. ¡Invítenme! Una grotesca carcajada sale de su boca sin que pueda hacer nada para evitarlo. Demasiado alto. Levanta la vista para ver a su padre con los ojos muy abiertos y una mirada de total asombro.

-¡Por dios, si que estás extraño hoy!- bufó el hombre - Hazme el grandísimo favor de irte al lavabo y refrescar tu cara. Tómate tu tiempo, en definitiva, este hombre está demorado hoy. Regresa cuando estés seguro de actuar bien tu papel.

Estaba siendo reprendido. Justo como cuando era niño y lo mandaban a la cama por portarse mal. Siempre sería así. Haz esto, cumple con lo otro, párate derecho, no sonrías demasiado, cuida tus formas, no hagas excesos,... y así hasta el infinito. Pero él nunca hizo berrinche por nada, ese era BaekHyun, el eterno rebelde malcriado.

Él solo obedeció. Era el hijo mayor, el que continuaría con el nombre familiar, el futuro del legado paterno. Quiso a su padre siendo niño, lo admiró en su adolescencia y en su juventud deseó ser su orgullo y tener su aceptación. Pero todo se vino abajo por la forma en que el perfecto señor Kim manejó a su hijo menor cuando este se declaró gay.

"¡Princesa, cuán reprimido estás!"

Se puso de pie sin decir ni una palabra. Se fue al baño. A veces pensaba que algo malo había en él. ¿Por qué no podía decirle a su padre, sencillamente: "no quiero estar aquí"? Seguido de algo como: "ya habrán otras oportunidades para estrechar lazos con tu socio". ¿Era eso un crimen? Ahora sabe que su amor filial y respeto fue malinterpretado, donde él quiso ser un buen hijo su padre solo vio una marioneta, donde él buscó una oportunidad para demostrar su valor y su padre lo puso a la sombra exigiendo que asintiera con la cabeza a todo y nada más.

Entró al lavabo, pulcro y con estilo como todo en el lugar. Junmyeon arrugó la boca, era solo un cuarto de baño. Escogió el último de los tres cubículos de la habitación y se encerró dentro. Bajó la tapa del baño y se sentó. Increíblemente se sentía más a gusto allí que en la mesa con su padre. En el retrete nadie tiene que fingir una sonrisa si le duele el estomago. ¡Ja, ja, ja! No pudo evitar reírse para sus adentros. Cerró los ojos con cansancio. Su mente fue atrás...

Recordaba la temperatura exacta del cuerpo ajeno, la sensación de su mejilla rozando su cara en aquella especie de caricia rara, sus manos... pero sobre todo, su voz hablándole al oído: ...princesa, princesa... Una voz de hombre que lo calaba hasta los huesos.

Si, le gustaban los hombres. ¿Hasta cuando iba a protagonizar esta puesta en escena que era su vida sin atreverse a escribir su propia obra? Había chicos homosexuales que expresaban sentirse en desacuerdo con su cuerpo y género, decían ser mujeres atrapadas en cuerpos de hombres. Junmyeon pensó mucho en eso en los últimos días. No era su caso, incluso si reconocía en lo profundo de su corazón que le había gustado que él le llamara princesa, sabía y entendía que se refería a su status.

Él es un hombre al que le gustan otros hombres.

"¡Princesa, cuán reprimido estás!"

Oyó la puerta del baño cerrarse. No importa, mientras estuviera en ese pequeño espacio podía ignorar todo lo demás. Relajó sus piernas hacia adelante y recostó la espalda en la pared. El tipo dijo que lo trataría bien si se decidía a dar el siguiente paso. Mierda, qué fácil es decirlo. ¿El siguiente paso? Le hubiera gustado tener más información, pero nunca se dio la oportunidad de investigar, de conocer, solo apartó de sí todo lo que olía a homosexualidad para que no lo marcara, ... para que no lo tentara.

Con treinta y tres años sólo tenía una imagen prejuzgada en su cabeza de lo que podría ser ese "siguiente paso".  En el último mes había visitado varios sitios pornográficos y había estado viendo algo de sexo gay. A juzgar por la cara de los tipos, el sexo anal era genial y lo pasaban bien, pero Junmyeon sabía que eran actores y para quién fingía tanto en su vida cotidiana, era difícil dejarse engañar.

El hijo de puta Park Chanyeol había introducido un dedo en su ano y que se lo lleve el diablo si no dolió como el infierno. Claro que tampoco había sido en una lujosa cama de hotel, con mucho lubricante y un hombre dispuesto. ¿Se atrevería realmente a ponerse en cuatro patas frente a un tipo que pretendía meter en su culo su polla  grande y gruesa?  No es que tuviera la medida exacta, pero esa noche, entre sus nalgas no se sentía como algo insignificante. ¿Sería cierto eso de que después de tener sexo anal iba a caminar extraño? Junmyeon negó con la cabeza. ¿Realmente era de eso de lo que tenía que preocuparse ahora?

Un toque en la puerta de su cubículo lo hizo sobresaltarse y abrir los ojos. Mirando por debajo de la puerta vio dos botas estilo militar frente a la misma. ¡Pero qué carajos! Con otros dos cubículos vacíos, por qué tenían que venir a interrumpir su preciado momento a solas. Y más extraño aún,  ¿si vio que la puerta estaba cerrada,  por qué tocó?

- Hola, princesa.  Sé que estás ahí.-

Junmyeon se congeló. Por un momento pensó, incluso, que lo estaba inventando. Había pensado tanto últimamente en el hombre desconocido que quizás ya su mente le estaba jugando una mala pasada. Se quedó quietecito, esperando que el sueño se desvaneciera como todos los sueños. Aquellas botas militares no se esfumaban.

- Te vi en el salón. Estaba haciendo una entrega para el bar. Te reconocí enseguida como también reconocí a la persona sentada junto a ti. Ahora sé qué tan distintos son nuestros barrios. Ya sé quien eres.-  le dijo la voz,  aquella que se repitiera muchas veces en su cabeza -  ¿Sabes? He vuelto al bar todas las noches sin falta en el último mes. Para no darle de comer a mis expectativas, me dije a mí mismo que sólo quería pasar más tiempo con los vagos de mis amigos; pero ahora tengo que reconocer que no soy más que un idiota que estuvo esperando verte de nuevo.

Junmyeon tiembla dentro del estrecho cubículo. No, decididamente esas palabras no las recuerdas de aquella noche en el callejón. Es el mismo timbre de voz, es la misma cadencia, pero no es el mismo discurso. Eso no es un recuerdo. Ahora el pequeño cubículo ya no le parece un oasis para escapar, sino que se le hace estrecho, se le viene encima y lo acorrala. Está atrapado y su corazón se desboca en una carrera loca.

- Sé que me recuerdas. Otra persona ya me habría mandado a volar, tildándome de loco o habría abierto la puerta para darme un puñetazo. Mi princesa...-  dice el hombre y de pronto se calla, Suho espera anhelante al final de la frase -  ... voy a proponerte algo. Espera aquí.

Vio las botas alejarse de su puerta. Era un buen momento para correr. Sí, cada vez que el tipo aparecía siempre obtenía una oportunidad para huir, una real, pero no movía un condenado pie. Escuchó el clip de la puerta  principal del baño cerrarse. Bueno, ahora sí no había a dónde escapar. ¿De verdad quería escapar? Las botas regresaron.

- Tu silencio me dice muchas cosas. Me recuerdas pero no quieres involucrarte. No deseas ponerle un rostro a mi nombre. Sin embargo, lo más importante es que, aunque no volviste al bar para buscarme, justo como nuestra primera vez juntos, ahora te quedas quietecito y callado, a la expectativa de lo que yo pueda hacer contigo ...  Entonces, esta es mi propuesta.

Un silencio momentáneo sepulta a Junmyeon bajo miles de posibilidades, miles de opciones, miles de formas en las que este hombre puede llevarlo a un momento de placer incalculable. Se estremece y se encoge. Se excita y se aferra a sí mismo para aplacar esa exploción de ansias que siente inminente en su ser.

"¡Princesa, cuán reprimido estás!"

Duda. No está en un callejón oscuro en el fin del mundo. A escasos cincuenta metros, su  padre espera por él para una importante cena de negocios. Es un lugar concurrido donde todos los asiduos lo conocen. El riesgo, el peligro, la adrenalina, le dan un giro de tuerca a su deseo y se sorprende valorando que, si escucha lo que el otro va a decir, quizás pueda tener otra experiencia deliciosa que atesorar en su mente. Él quiere...

- Puedo mostrarte un poco más y voy a jugar bajo tus normas. Si hoy quieres obtener placer de mí, ponte la chaqueta del traje sobre la cabeza y abre la puerta...

Nuevamente reina el silencio. Parece que se ha detenido el tiempo dentro del cuarto de baño. Las botas no se mueven frente a la puerta. Junmyeon no sabe si esto es un sueño o una pesadilla. Por momentos, parece un sueño si se da la oportunidad de experimentar el placer que el hombre le propone.

Park Chanyeol tiene experiencia y con él las posibilidades son infinitas. Eso lo hace ponerse duro y caliente. ¡Maldito efecto que tiene el hombre en él! Sin embargo, un solo paso en falso y la pesadilla no tendrá fin. Un minuto de silencio y parece que todo va a caer por su propio peso.  Sesenta segundos que pasan lentos como sesenta años.

"¡Princesa, cuán reprimido estás!"

No. No hoy. No más.

Click.

La delgada puerta ya no está presionada contra el marco y se abre lentamente. Chanyeol pone su mano grande contra la superficie y la empuja delicadamente. En el estrecho cubículo, de espaldas, con la chaqueta sobre la cabeza ligeramente inclinada hacia adelante, está el chico que espera.

Se le acerca y pone los brazos alrededor de su cintura en un gesto íntimo. El chico se sobresalta pero luego se relaja, no es la primera vez que esos brazos lo sostienen.

Chanyeol apoya la barbilla sobre su cabeza. Su princesa le llega al hombro y no porque sea bajito, es él quien es condenadamente alto. Una de sus manos sube por el pecho ajeno y se atraviesa, para con un leve empujón hacerle entender que quiere que lo siga afuera del cubículo.

Junmyeon se deja hacer manso y suave. Dan varios pasos hacia atrás hasta la mesada que sostiene dos lavamanos. Chanyeol le da la vuelta y, siempre cuidando que la chaqueta se mantenga en su lugar, lo hace recostarse al frío mármol.

- Mi princesa...  solo relájate,¿sí?

Pone ambas manos sobre sus hombros y las mueve en un masaje que va bajando por sus brazos para luego subir y terminar alrededor de su cuello nuevamente.  Le gustan sus manos. El hombre vuelve a bajarlas, esta vez por su pecho, más lentamente y girándolas para acariciarlo con el dorso.

Cuando pasan sobre sus pezones, Junmyeon siente el primer corrientazo: se han puesto erectos y pinchan la tela de la ajustada camisa. Chanyeol los nota y remonta el camino hacia arriba para excitarlos con la punta de sus dedos.  A Junmyeon se le escapa un suspiro sin que pueda hacer nada para evitarlo

-Hermosos...  me gustaría morderlos y chuparlos...  pero eso arruinaría tu camisa y no es el momento...

Junmyeon se ha quedado colgando en "morderlos y chuparlos" sin que pueda oír nada más mientras en su mente va imaginando cómo se sentirían dichas acciones. Instintivamente saca pecho, Chanyeol se ríe y vuelve sobre ellos, pero ahora los aprisiona entre el índice y el pulgar, los aprieta y tira suavemente de ellos. Junmyeon se estremece. Cada pequeño jalón tiene una conexión directa con su polla. Chanyeol juega un poco con ellos hasta que la casa de campaña en sus pantalones amenaza con romper la tela.

Entonces sus manos siguen el camino hacia el sur, desatan su cinturón, abren su cremallera y lentamente se introducen en su ropa interior que va deslizando junto al pantalón por el contorno de su cadera hacia abajo. Ambas piezas caen al suelo entre sus pies.

-Vamos a levantar tus pantalones.- le dice el hombre como lo más natural del mundo - No queremos arrugas cuando vuelvas a tu mesa.

Chanyeol está agachado frente a él, es fácil saberlo porque con un toquecito en su tobillo le indica que levante un pie y luego el otro, y termina de desvestirlo. Junmyeon puede escuchar el sonido que hace la prenda al ser colocada sobre la puerta de uno de los cubículos. Ahora vuelve el silencio. Él no puede ver a Chanyeol, sólo quedarse allí, sin ninguna pista, imaginando que podrá hacer a continuación y eso lo vuelve loco.

Junmyeon se agarra fuertemente al mármol, sus piernas flaquean y su corazón salta cuando, a la expectativa de todo y sin saber nada, siente la humedad de la lengua de Chanyeol recorrer el tronco de su pene desde los testículos hasta la punta. Traga duro, intenta respirar.  ¿Chanyeol va a darle una mamada?  Los labios calientes cerrándose alrededor de su polla le dan la respuesta.  A la primera chupada Junmyeon siente que se va a desmayar. 

No puede quedarse quieto, todo su cuerpo vibra, quiere hacer algo algo pero no sabe qué. Desea abrir más las piernas pero no tiene forma de sostenerse, necesita mover sus caderas pero no tiene espacio entre la losa y la boca que atormenta su carne. El hombre lo toma completo en su boca, con la lengua lo acaricia y ahueca la mejilla para que su glande se presione allí.

Chanyeol se deleita como si su pene fuera su comida favorita en el mundo. Y Junmyeon se maldice hasta el infinito por desear ser devorado cada noche por ese hombre. Si, anhela sentir esa maraña de sensaciones que lo atraviesan cada vez que Chanyeol gira la lengua, o la forma en que sus entrañas se aprietan cuando mete la punta en su raja y saca el preseminal que chorrea, o la fuerza con que ha agarrado sus caderas para mantenerlo quieto en lo que trabaja su eje.

Junmyeon va a caerse al piso, no puede aguantar la sobrecarga que está recibiendo, su cuerpo flaquea. Chanyeol está atento. Lo sube a la mesada y lo recuesta en la fría superficie, jala la chaqueta y la pone más sobre su rostro. Entonces, lo toma por las rodillas y las empuja hacia arriba, exponiéndolo completamente.  Con un empujoncito le indica que las mantenga en esa posición. Agarra sus nalgas y las saca fuera. Su espalda queda entre los dos lavamanos como si estuvieran hechos a propósito para que no pudiera moverse a ningún lado. Ok, él no quiere irse a ningún lado. Él quiere ser la cena de este hombre.

Chanyeol arremete contra su miembro en chupadas profundas que intercala con pequeñas mordiditas y lamidas, creando una sinfonía de sonidos húmedos y excitantes. Junmyeon, ahora que no tiene miedo dar con todos sus huesos al piso, busca a tientas la cabeza del hombre, la fija sobre su eje y comienza a follarle la boca.

Si, le gusta, justo está buscando su placer siguiendo sus necesidades, su instinto. En estos momentos solo son Junmyeon y su amante, no hay nada más en su cabeza, no hay que fingir poses heterosexuales porque Chanyeol es un hombre que sabe que a él le gustan los hombres. Junmyeon se siente libre ahora.

Su placer se está construyendo rápidamente, lo siente cosquillear bajo su piel, subir y bajar por su cuerpo con el mismo ritmo de la boca del hombre en su pene. Cree que así acabará todo. Equivocado. Chanyeol comienza a frotar su ano. Junmyeon se muerde una muñeca a través de la tela sobre su cabeza. Se puso nervioso como el infierno con esta nueva acción pero hoy no va a decirle al chico que no. Va a dejarlo hacer lo que quiera aferrándose al hecho de que Chanyeol, hasta el momento, ha sido muy cuidadoso con él.

Con abundante saliva, Chanyeol lo humedece. Introduce un dedo y lo acaricia dulcemente haciendo pequeños círculos. Tiene que reconocer que es incómodo pero no doloroso. Él, de forma general, está muy excitado y eso parece ayudar. A medida que se relaja con la invasión, el dedo va más adentro hasta que siente la mano quedar presa entre los globos de su trasero. Hay exploración en su interior, como si su amante quisiera hacer un mapa mental de sus recovecos. Entonces, gira un poco la mano y empuja.

Junmyeon grita.

Fue una explosión, un cortocircuito, una erupción volcánica, morir y resucitar, todo a la misma vez. Aferra su boca con las dos manos. Ya no le importa si se arruga su chaqueta. ¡Dios, su grito debe hacerse oído en Corea del Norte!

Chanyeol empuja nuevamente. Los ojos de Junmyeon se disparan abiertos como dos lunas. Se tensa y convulsiona. Se asfixia bajo la tela. La sensación es tan devastadora para él que no ha tenido tiempo suficiente para reponerse entre un roce y otro. Chanyeol abre la boca y libera su pene tembloroso, rectifica la posición de sus rodillas y se acomoda mejor entre sus piernas.

-Ya te tengo, princesa... - le dice el hombre con satisfacción y suficiencia - agárrate fuerte porque el viaje será movido... 

Lo chupa nuevamente, con más fuerza, con determinación,... con hambre. Chanyeol también está sintiendo placer en hacerle esto, desea verlo llegar y darle esta increíble experiencia. Junmyeon quisiera poder hacer algo para retribuirle pero no sabe qué, nunca en su vida ha tocado a otro hombre. Él quisiera...

¡Wow! Se arquea sobre el lavamanos. Se pone rígido y siente que se va a romper en mil pedazos. Chanyeol roza, y roza, y roza ese punto dentro de él que lo eleva y lo arrastra, que lo estruja y enloquece, sin darle chance de recuperar el aliento. Se va a morir. Se va a morir...

-Cha-Chanyeol... - su voz se quiebra de miedo y necesidad mezcladas.

Su amante lo atrapa en el fondo de su boca, lo prieta con la lengua contra el paladar y hace más cortos los movimientos. Es como si haberlo llamado por su nombre le hubiera dado fuerzas extras. Junmyeon se retuerce. El calor y la tensión que se han acumulado en su bajo vientre amenaza con destruirlo. Tiene miedo. Su orgasmo se le viene encima atronador y violento, no sabe si va a sobrevivir. Pero se siente bien, tan malditamente bien, que está casi llorando.

Chanyeol ya no mueve la cabeza. Su dedo implacable en el fondo de su culo es como un látigo sobre Junmyeon que lo golpea, que lo muerde, lo marca, lo sentencia... Un último empujón y cae en el abismo. Ráfagas de luz blanca lo enceguecen mientras su cuerpo se sacude en espasmos incontrolables y él grita y grita... Su mente se desvanece y se queda flotando en el maravilloso placer que le ha dado este hombre.

No sabe cuánto tiempo ha pasado desde que se liberó. Solo necesita respirar, asegurando que haya suficiente oxígeno para que todo siga funcionando en su interior. Entonces, puede intentar ubicarse en lo que sucede a su alrededor. Siente la caricia que baja por su espalda. Chanyeol lo ha sentado en la mesada. Lo sostiene en brazos como a un bebé asustadizo. Escucha su voz.

-Bien hecho, princesa. Bien hecho.

Y Junmyeon se deja arrullar por él, está cansado y todo le duele ahora que ya se ha ido la tensión. Lentamente, como si no estuviera seguro de si debería o no, desliza sus brazos por la cintura del hombre que está parado entre sus piernas. Lo abraza. Chanyeol lo aprieta más y le besa la cabeza. Pasan los minutos uno en brazos del otro.

-No podemos quedarnos aquí eternamente.

Le dice el hombre y es la más pura verdad, no suena como si quisiera deshacerse de él, solo está planteando un punto. Junmyeon se incorpora. Chanyeol le acomoda la chaqueta sobre la cabeza por enésima vez. Y ahora le parece tan estupido llevarla. ¿Realmente no tener un rostro para estas manos, para esta boca, para este hombre, lo mantiene alejado de sus ansias, de sus deseos?

Junmyeon deja sus manos vagar por Chanyeol. Su pelo corto como un militar, su rostro bien afeitado, su mandíbula firme. Sus brazos fuertes, su pecho ancho, su abdomen definido. ¡Oh, Dios! Él pasa la mano por la entrepierna contraria. ¡Cómo pudo ser tan tonto! El hombre tiene una erección monstruosa dentro de sus ropas. ¡Claro que tiene que tenerla! Siente una punzada de culpabilidad. Él recibió mucho pero Chanyeol no ha obtenido nada.

-Chanyeol... yo, yo, qué puedo hacer... no sé qué hacer..., dime qué hacer... - se pierde en balbuceos incoherentes.

-Sschh, sschh, mi princesa. No te preocupes. Ya soy grandecito, puedo manejarlo solo.

-¡No! Quiero decir... no está bien. Debe haber algo que pueda hacer por ti... ¿no?

-Bueno... hay algo que he querido hacer desde aquella noche... si me lo permites.

Junmyeon espera. No es momento para ponerse tímido o selectivo. Hace unos minutos creyó que Chanyeol iba a meterle la polla y no se quejó. El borde de su chaqueta comienza a subir. Él se agita. Las manos se detienen en su ascenso. Junmyeon se regaña duramente, se lo debe al hombre, si él quiere verlo, que así sea.

-¿Recuerdas? Dije que sería según tus reglas. No te preocupes.

Su voz le seduce. Es como si fuera un encantador de serpientes que conoce rezos arcanos y lo embruja. La tela sube hasta la mitad de su cara y Chanyeol sostiene su cabeza como una joya preciosa. Pone los pulgares a cada lado de su nariz evitando que pueda ver nada por allí. Lo inclina hacia arriba.

Ahora Junmyeon sabe lo que va a hacer y su corazón se salta por todos lados como un ciervo asustado.

Lo besa. Junmyeon suspira como un adolescente primerizo. Bueno, con Chanyeol se siente primerizo en muchos aspectos. Los labios del hombre son tan suaves. Él quiere abrir la boca pero parecería demasiado ansioso y no quiere ser tan evidente. ¿Debería? ¿Qué podría pasar, que Chanyeol crea que es un ofrecido? Por  Dios, después de lo que acaba de suceder en este baño de restaurante. ¿En serio, Kim Junmyeon?

Se aferra más a la cintura del otro y ahora es él quien lo besa, y ya no quiere más limitaciones ni disimulos, abre la boca y busca sus labios, su lengua, y cuando la encuentra, la chupa y la muerde con suavidad. Chanyeol gime de gusto. Es un sonido erótico que calienta de nuevo a Junmyeon. El hombre en verdad quería besarlo y le gusta que él no sea tímido como una damisela.

Chanyeol profundiza el beso. Es un duelo excitante que ninguno de los dos quiere perder. Es la única guerra que Junmyeon le puede dar, en todo lo demás Chanyeol ha sido el de la voz de mando por poseer la experiencia. No va a ceder. Devuelve lametazo con lametazo, mordida con mordida, chupada con chupada. Y sabe que está ganado, la certeza le llega en los jadeos que Chanyeol deja escapar. Nunca imaginó que el hombre fuera de los besucones.

¿Algún problema con eso? No en esta vida...

Sin embargo, Chanyeol de pronto, pone distancia entre los dos. Junmyeon se siente estafado. Algo se rebela en su interior.

-Más,... quiero más... - susurra.

¿Ese es él? ¿Es Kim Junmyeon en brazos de otro hombre pidiendo más? Ok, ¿quién eres tú y qué hiciste con el verdadero Junmyeon?

-Oh, mi princesa, y yo quiero darte más, mucho más... pero ahora no se puede. No olvides dónde estamos. Si vuelves a besarme con esa pasión todo se irá a la mierda y voy a follarte el culo hasta que no puedas caminar...

¿Eso no se oye como una mala idea, verdad? ¡Stop! ¿Qué le follen el culo no es una mala idea? Junmyeon está en shock. Decididamente la mamada de Chanyeol tiene efecto aspiradora, le ha succionado el cerebro por la polla. Dios, este hombre es más peligroso que una guerra mundial. Pero él sigue aferrándolo como si de eso dependiera su vida. Ya se ha vuelto bipolar.

-Voy a esperar afuera hasta que te vistas y me aseguraré que no entre nadie. Cuando vayas a salir, da un toquecito en la puerta y me marcharé.

Chanyeol se aleja. Junmyeon siente ganas de llorar, y luego se enoja por ello, y después vuelven las ganas de llorar y finalmente hace un puchero debajo de la chaqueta. ¿Tiene derecho a decirle que se quede? Y... ¿qué se supone que va a hacer si el tipo se queda? ¿Presentárselo a su padre? Las lágrimas bajan por sus mejillas.

Oye la puerta cerrarse.

Como un loco se quita la chaqueta de la cabeza. Está solo en la habitación, sin pantalones, lloroso y triste. Se mira al espejo, es un desastre, su pelo está revuelto, sus labios aún conservan el rojo que los dientes de Chanyeol le dejó, sus ojos húmedos. ¿Cómo se supone que va a volver a la mesa con el honorable señor Kim para una cena de negocios? No, va a tener que salir por la puerta de atrás y dejarle saber a su padre que tuvo una "emergencia".

Junmyeon quiere perderse, salir corriendo, no mirar atrás, no volver a su vida estúpida y aburrida y falsa y extenuante nunca más.

Él quiere ser el Junmyeon que estuvo hace unos minutos en brazos de Chanyeol.

Toca suavemente la puerta minutos después. Siente pasos en el pasillo. Sale.

Un hombre condenadamente alto camina rumbo a las cocinas. Una mata de pelo negro como la noche, un cuerpo entrenado que maneja con comodidad y exuda confianza, unas caderas estrechas y un trasero semiplano. Jeans azul y camisa de algodón fresca un tono más claro, la típica vestimenta de la clase trabajadora. Desaparece detrás de las puertas dobles...

Junmyeon nunca se ha sentido tan abandonado en toda su vida.







Bueno, bueno. Donde fuego hubo... cenizas quedan. Estos dos están en llamas. 🔥 🔥🔥🔥
Déjame saber qué te pareció la historia, sabes que amo los comentarios. Regálame una ⭐️ para adornar mi historia 😉😉😉 Si te gustó el capítulo, recomiénda el libro a nuevos lectores. Nos vemos el próximo jueves sin falta.

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