III- Cercanía.

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Aunque la mano le tiembla un poco, empuja la puerta del bar.

Condujo casi una hora para llegar a esa parte de la ciudad. Uy, la parte chunga de la ciudad. Buscó un espacio semi protegido para dejar su auto, sería el colmo que un borracho de cuarta y con una habilidad de manejo de octava, terminara haciéndole una abolladura a su caro bebé.

Se arregla la ropa a medida que se acerca al local sintiéndose completamente fuera de lugar. No iba de traje, había pasado por casa, pero aun así su ropa menos formal seguía siendo cara y de diseño, no tenía otra.

El letrero de neón escribía "Brothers" con un rojo chillón que hería los ojos en la pared de ladrillos donde había pocos negocios con vidrieras. La puerta se abrió despacio, sin ruidos. Era temprano, o así lo asumió al ver las pocas personas dentro. Era el ambiente típico de los que abren turno para cumplir con el horario y luego, con más calma, afinan todo lo referente para el trabajo posterior.

Un chico limpiaba mesas y acomodaba sillas rápidamente. Otro organizaba vasos y botellas en el bar. Un tercero leía con desgano un periódico sentado en una silla alta frente a la barra. Junmyeon lo estudió a medida que se acercaba. Era muy alto y guapo, muy guapo, pero no era Chanyeol... tenía el cabello rubio y su lenguaje corporal era diferente. Chanyeol no estaba en el salón.

El hombre guapo lo vio acercarse, en sus ojos leyó extrañeza como quien reconoce que él no es un cliente habitual. Cerró el periodico y esperó.

-Buenas noches. ¿Está Park Chanyeol?- fue educado pero directo al grano.

El tipo alzó una ceja con obvia diversión.

-¿Y yo no puedo ayudarte, bombón?- dijo el desconocido como galán de película barata.

Iba a arremeter con una frase mordaz cuando un paño cochambroso y mojado se estrelló contra el bello rostro del hombre.

-¡Wu Yifan! ¿Qué crees que estás haciendo frente a mis narices?- chilló el chico que limpiaba los vasos - ¿Estás coqueteando? ¿Quieres que barra el piso con tus huesos, maldito?

Se asombró. Estos dos eran... pareja.

-Mi amor, ¿de qué hablas? Solo intento saber qué quiere el niño fino de la alta sociedad financiera con el zopenco de Yeol...

Nuevamente lo toma por sorpresa. ¿Lo conoce? Si, él es un gran heredero, por supuesto que lo ha reconocido.

-Ahora que lo mencionas, yo he visto esa cara en algún lugar...- dijo el otro muchacho que, en su furia contra su pareja, ya había dado vuelta a la barra y ahora se recostaba sobre él como reclamando su lugar.

Junmyeon los miró y se preguntó si algún día él se sentiría tan a gusto con otro hombre en público como aquellos dos. No era envidia, de verdad que no, era un anhelo. Se sentó en una de las sillas altas de la barra sin esperar invitación.

-Claro que te parece conocido, mi amor. Todo coreano que tenga un interés mínimo en el mundo de los negocios... sabe quién es él.

¡Maldición! Ese era el precio de ser un personaje público, no hay mucho lugar donde esconderse. Hubiera querido solo llegar, ver a Chanyeol y... No tenía ni una puta idea de lo que iba a hacer después. Había batallado durante muchos días contra su deseo de verlo, verlo de verdad, hablarle, constatar si teniéndolo delante también experimentaba ese calor que le provocaba recordar sus encuentros anteriores.

-Un momento...- dijo el chico y se sostuvo la barbilla con mirada inquisidora - ¿Chanyeol va a abrir otro bar? ¿Será que me hace encargado si se lo pido?

Junmyeon quiere darse una palmada en la frente. Bueno, al menos, sí lo había reconocido y relacionado con el mundo de la inversión de capitales. Pero... ¿Chanyeol era dueño del bar? ¿Tenía más de uno? Wow, cierto, ¿qué sabía él de la vida del hombre? Nada. Entre otras cosas, por eso estaba aquí, deseaba conocerlo un poco más.

Hyung. La entrega.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin