•Siempre te amaré || #1

By minfetish

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Sobrellevando su nueva vida y nueva familia, esta chica de trece años conoce la realidad y lo bueno de revela... More

Nota
1. Aaron
2. Recuerdos de un amor
3. Carolina del Norte
4. Primer día en el infierno
5. Segunda ronda en la nariz
6. "Nine guys"
7. Rechazo a un príncipe
8. Reina de hielo
9. Benjamin
10. Una noche de besos para Hayes
11. Tropiezos frios
12. Cosas bonitas
13. Amigos
14. "Hayes, aprende a coquetear"
15. Vinieron por mí, solo por mí.
16. 4:20 am
17. Sean "malhumorado" Sanders
18. Otro drama más
19. Bajo la lluvia
20. Mal comienzo del verano
21. Dos en contra de Carpenter
22. 100 días con Hayes
23. Problemas en el paraiso
24. Ante los besos de Hayes
25. El regreso de Jack
26. En toda fiesta hay secretos
27. La oficina del Director
28. Catorce minutos
29. Aaron y su rencor
31. Cabeza rota
32. Alfa
33. La cartera
34. La noche en que Hayes murió
35. Mamá
36. El nacimiento de una Manson
37. El escape
38. Tan cerca, tan lejos
39. Gwen Manson
40. La boda más triste
41. Adios Hayes ||Último capítulo.
42. Epílogo

30. Adam al rescate

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By minfetish

Adam y Brandon en la imagen💓


       –¡No puede ser posible que hicieran eso! —dijo mamá de un lado a otro, milagrosamente es que ella no traía comida en alguna parte de su cuerpo.

–Mamá, solo... —habló Aaron, lo interrumpió.

–¿Que tramaban? ¿Hacer la mejor comida del mundo? —nos miró mal.

–Pues... —intenté excusar, otra vez me interrumpió.

–Falta poco para mi boda, no puede ser posible que mañana venga y me quite el anillo —mostró su mano histérica —. Fue el peor ensayo.

–El no haría eso mamá —dije tratando de calmarla.

–No importa, dime _____, ¿cuando es tu competencia? —abrió los ojos exageradamente tratando de intimidarme.

–Unos dos días —creo.

–¿Te gustaria que llegaran aquí y te dijeran que estás fuera del equipo? —iba a hablar solo que nuevamente su dramatismo interrumpió —. No te gustaría ¡¿verdad?! —me sobresalté.

Sean lo tenia considerado desde que me uní. Así que las probabilidades de que me expulse no me sorprenderían.

–Vayan a bañarse y se van a dormir, ya tengo suficiente —se fue a las escaleras a paso lento —. Hoy  me decepcionaron —nos miró de reojo, para ir a su habitación.

–No me gusta ver a mamá así —Aaron bajó la mirada.

–Ni a mi, pero que esperabamos, siempre es así —subí a mi habitación esperando a que Aaron me acompañara.

*

Iba caminando sola por los pasillos sin tener en cuenta con quien podía estar en la hora libres.

Jack G, Jack J y Shawn volvieron a sus pequeñas vacaciones sin olvidar pasar mi fiesta conmigo, Hayes sigue entrenando para las finales, Benjamín tuve una pequeña discusión sobre tener una amistad con Brec, cosa que la verdad me dejó sorprendida y le dije que no me hablara hasta que se quitara esa idea.

A Lisa me la topaba en los pasillos y me mandaba miradas tristes, en cambio Destiny me veía y lloraba.

Aunque aún tengo a los chicos del equipo.

Llegué al campo y mi vista fue rápidamente a los del equipo deportivo que practicaban, en una esquina estaban los míos. Caminé hasta allá hasta que tiraron mis cosas, los miré raro por maltratar mi material y me cargaron con vista a su trasero.

–¿Ahora qué? —traté de ver a la persona.

–Nada, quería comprobar si eras pesada —reconocí la voz de Brandon —. Haré ejercicio contigo encima —empezó a moverse de un lado a otro.

–Oh que bien, ahora bájame —lo hizo, agarré mis cosas.

–Adam, deja de estar deprimido, ya olvídala —dijo Sean irritado.

Como siempre.

–¿A quién? —fruncí el ceño, Adam se acercó de manera enojada, asustada retrocedí hasta chocar con alguien y caer.

–Perdón —vi a Chris levantarse y ayudarme a mí a levantarme y tenerme contra su pecho.

–Tu novio hizo que la mía terminara conmigo —me apuntó de manera acusadora, traté de excusar.

–Ese no es mi problema Adam, puede que Brec tenga sus razones —aunque me quede en silencio —. ¿Por qué lo dices? —su manera de expresarlo me confundió.

Hayes no pudo haber dicho: "termina con tu novio, para que estés conmigo".

–Solo porque tu novio es sexy —habló Chris, lo miramos raro, en especial yo —. ¿Es malo que opine sobre un hombre? —lo ignoramos.

–Miren, me importa un pepino sus amores, solo tenemos un día para nuestra competencia, así que... —dijo Patrick, lo miramos impresionados.

–Que confianza —habló Brandon, Patrick rodó los ojos.

–Hagan abdominales —nos quejamos —. Sí, así es, ahora —hicimos lo dicho.

–¡El ejercicio no sirve en esta cosa! —dijo Adam.

–¿Me importa? —dijo Patrick cruzado de brazos —. Fortalece sus brazos.

–¡Otra cosa Patrick! —gritó Chris.

–¡Deja de llorar Chris! —le gritó de vuelta.

Llegamos al punto de que al fin tiraríamos, me pusieran la prueba difícil de unos cien metros. Casi siempre fallaba en esto.

–Tu puedes Carpenter, es como tirar de un arma, un pie por detrás, torso derecho y sin pensarla mucho —me quedé anonadada y dejé mi posición para verlo.

–¿Por qué me pones el ejemplo de un arma? —rodó los ojos.

–Es un ejemplo Carpenter, dios.

–Solo te aviso que jamás en mi vida tocaré algo como eso —seguí su explicación y dejé que la flecha se fuera.

Sonreí cuando había estado un poco más al centro.

–Buen tiro —pensé que era Patrick cuando volteé a verlo, solo era Hayes quien sonreía.

–Gracias —le devolví la sonrisa sonrojada.

–Deja al novio Carpenter, tenemos que practicar —Patrick agarró de mis piernas y me cargó, alejándome de Hayes.

*

–¿Y luego? —habló Sean mientras ponía una gota en el matraz. Y dejó caer el cigarrillo fuera de la ventana.

Como por quinta vez en lo que llevamos de juntos en esta materia. La rutina era que él fumaba y cuando terminaba le daba goma de mascar para quitar su mal aliento.

–Yo que sé, tiene que hacer ¡pum! —lo miré tratando de convencerlo.

–¿Pum? ¿Es en serio? —me miró raro, asentí.

–No recuerdo muy bien ¿sí? Se supone que... —luego de hablar la mezcla que habíamos me interrumpió. Había lanzado el líquido fuera del vaso, esta vez Sean y yo nos apartamos de la mesa.

–¡Oh mierda! —gritó Sean al ver todo el desastre.

–Carpenter, Sanders —la maestra nos mostraba su mejor sonrisa aunque de inmediato la quitó a una seria —. Eso fue pésimo, tienen cinco en el proyecto —se alejó, Sean le sacó el dedo corazón, bueno, ambos.

–Buen trabajo niña —me dijo Sean, lo miré mal.

–Si hubieras puesto una buena parte, tendríamos un diez —el timbre sonó y de inmediato todos salimos.


       —Quiero la representación de un país, hagan una escultura o una pintura —dijo el profesor anotando en la pizarra —. Pueden hacerlo en parejas, si quieren —instantáneamente Hayes y yo nos miramos.

–Cariño, ¿quieres ser mi pareja de proyecto? —me extendió la mano.

–Con mucho gusto querido —puse mi mano sobre la suya, la besó.

–Y si lo hacemos de... —la pensó.

–¡Río de Janeiro! —sonreí en cambio el frunció el ceño –. ¡Cristo Redentor! —seguía con el ceño en un trance de confusión.

–Mejor ponte la ropa de carnaval que usan las chicas —sonrió con picardía, le pegué en el hombro.

–Maldito.

–Me amas —afirmó.

Si, no podía negar que después de tanto tiempo juntos tenía ese bonito sentimiento hacia él. Me aseguré de que el profesor estuviera desconcertado y cuando fue así, le robé un beso rápido.

–¿Entonces? —levanté los hombros.

–Será Río de Janeiro —acarició mi mejilla con la intención de besarme

–Cristo Redentor —lo corregí interrumpiendo sus intenciones.

–Buena elección señorita Carpenter, pero no grite —la voz del profesor hizo avergonzarme —. Lo quiero para el lunes.

Llegó lo bueno.

Se acabó el día.

Fui a mi casillero, Hayes estaba a mi lado con la idea de que me acompañara a casa. Cerré mi casillero cuando saqué mis cosas, al cerrarlo, me sobresalto al ver a Jace estaba con una sonrisa maliciosa.

Sin bajo mi control el temor llegó a mí.

Es solo una pesadilla Carpenter, solo una pesadilla.

–Hola —me guiño el ojo sonriente.

–Largo —se adelantó Hayes.

–Hablaba con ella, no contigo —quise ignorar el asunto como cobarde y jale del brazo al chico de ojos azules.

Solo que sentí otro brazo extra en el mío y dejé ganarme por el miedo si me atrevía a escapar.

–¿Qué quieres? —espeté con odio.

Claro que no. Fallé cuando todo el pasillo había escuchado mi voz lamentosa.

–Veo que tu nariz ha mejorado y creo que al siguiente golpe necesitará cirugia, con gusto la pagaré —agarró mi nariz, golpeé su mano con valentía y la alejó con una mueca graciosa.

–Me la rompiste, idiota —espeté aunque rápidamente me arrepentí.

–Estas jugando con fuego Carpenter, cuida tus palabras —vi de reojo a Hayes que iba a ponerse en medio de nosotros pero lo evité y dejé que mi estómago retorciera por todo el pánico.

–No me importa —mis labios habían hecho una mueca molesta —. Aléjate de mí.

–Oh Carpenter, deja de hacerte la valiente, aquí todos sabemos que eres una cobarde y arrastrada.

Antes de responder a sus dolorosas palabras el puño de Hayes frente a mí había estampado en la mandíbula de Jace.

Y con él anonado me agarraron rápido de la mano y correr lejos de él.

Estoy muerta. Estoy muerta. Estoy muerta.

*

–¿Estás bien? —era la quinta vez que Cameron me preguntaba ya que seguía en estado de shock.

Negué.

–Tengo miedo de él —un sollozó desprevenido se escapó haciendo tapar mi boca y evitar llorar —. Se aparece en mis sueños torturándome —mi voz estaba forzada a hablar y tener que lidiar esto mañana daba más complicado en pensar en otra cosa.

–¿Quieres poner una orden de restricción? —sin intención me reí en bajo y negué.

–No, lo dejaré pasar —me miró como si estuviera loca.

–¿Estás hablando en serio? —se levantó del sillón enfrentándome.

Aun no sé por qué Cameron sigue aquí. Y preguntarle se me hace molesto y además mamá apoya mucho la idea de que sea como un hijo estando aquí.

Nuestra pequeña discusión se terminó cuando la puerta sonó con leves golpes. Cameron se encargó de abrir la puerta y atender quien sea que fuera y le atrevió a la persona entrando con un gran ramo de rosas.

–¿Son para ti? —me burlé, en cambio rodó los ojos y se sentó junto a mí.

–De hecho, son para ti —con una mueca graciosa me las entregó y arrancó la tarjeta sin cuidado.

–¿Quién es Connor? —tan solo mencionar su nombre me quedé en shock.

–¿Qué? —por favor, que sea una mala broma.

–¿Quién es Connor? —repitió la pregunta sin problema alguno y sonriente volvió a leer la tarjeta —. "Eres la más linda" —imitó una voz tan fallida que me hizo reír.

–No es nadie —solía ser mi mejor amigo Cameron, ya cállate.

–¿No es el que Jack gritó su nombre en medio de las nominaciones? —que buena memoria.

–Sí —extraño a Jack.

Extraño a los chicos. Extraño a Shawn.

–¿Estás bien? —mi sentimiento de pura tristeza se reemplazó por una de irritación.

–Dios, ya cállate Cameron —me miró ofendido y con la boca abierta exageradamente.

–Tienes suerte que mamá está en casa por qué te pegaría —ahora fui yo quien abrió la boca exagerada.

–¡No es tu mamá! —me quejé lanzando la almohada a su rostro.

–¡Deja de negar que somos hermanos! —rodé los ojos.

*

–Bien Carpenter, esto es nuestra última competencia y sabes muy bien que si ganamos, iremos a las finales —dijo Patrick mirándome fijamente y con una gran sonrisa, a lo que asentí.

Aunque me quede confundida pensando que estas eran la finales, claramente estaba desconcertada hoy.

—Por cierto, donde va a ser las fina... —me dio un leve empujón y me posicioné a veinte metros del blanco.

Di una rápida mirada a las gradas, Cameron y Hayes gritaban con alegría haciéndome sentir bien y bueno del otro lado, igual de lleno por la escuela contraria.

Estiré con todas mis fuerzas el elástico, mi brazo temblaba. Jamás me había dado cuenta que el elástico era demás duro, intenté ignorar mi fuerza y fijé la vista desde el amarillo dejándolo ir y cayó en el azul.

¿Pero qué?

Me posicioné a una distancia más lejana y confiando en que podía lograr esta vez dejando ir la flecha y caer en rojo, negué aterrorizada y miré a Patrick con los ojos llorosos.

¿Qué tenía ahora? ¿Por qué quiero llorar?

–Calma Carpenter, tú puedes —gritaron los chicos que en cambio ellos ya habían podido hacer de las suyas.

Yo era las esperanzas de ir a la final. No podía fallar, vamos Carpenter, cálmate.

Pasé a mi siguiente objetivo y teniendo Por era mucho más lejos, no sobrepasaba los cien, de eso estoy segura pero aun así no confiaba en mis instintos.

Cuando la dejé ir y ver que cayó en negro corrí hacia Patrick buscando apoyo fraternal y evitar que llorara.

–No se que está pasando, no puedo —negué sollozando. Patéticamente.

–Carpenter, solo te queda un tiro y es el mas valioso —me agarró del hombro —. Tienes mi confianza y sé que puedes, solo estas nerviosa pero no te preocupes —miró a todas partes y luego se concentró nuevamente en mí —. Busca algo con que motivarte a que puedes.

Por último me abrazó y me dio un leve empujón para volver al campo. Busqué mi motivación tal como dijo Patrick.

Pensé e mi chico de ojos azules y miré hacia Hayes, no me veía tan solo tenía la mirada perdida. Mi plan era mirarlo fijamente queriendo milagrosamente que volteara hacia mí.

–Concursante treinta y ocho, podría continuar —miré hacia el juez, tenia una mirada desesperada.

Di otra mirada a Hayes, en eso llega Brec, lo que me faltaba, le sonreía y enredaba su dedo en su cabello. Su bonito cabello rubio y con rizos suaves. Negué lentamente con el coraje dentro de mí.

–Concursante treinta y ocho, si no continua tendré que descalificarla —amenazó.

Y le hice caso, solo que antes dirigí mi mirada a los chicos y sonreí.

Ellos son mi motivación a tener que hacer que ganáramos. Tengo que hacerles el favor de hacerme sentir bien con ellos, lo haría por ellos.

Estiré digamos que demasiado el elástico, apunté al amarillo, suspiré y cerré los ojos un momento, frunci el ceño con concentración cerré un ojo para ver bien la distancia y dejé que la flecha hiciera lo suyo.

El elástico pegó en mi mandíbula, dejé el arco en el suelo y gemí de dolor. Había estirado mucho ese tonto elástico.

–¿Carpenter, estás bien? —frente a mí Patrick se arrodillaba a mi lado tratando de ver si me había pasado algo.

–¿Atiné al amarillo? —lo miré esperanzada, miró hacia donde se encontraba el ridículo circulo y sonrió.

–Bien hecho Carpenter —me abrazó, en eso viene todo el equipo y cayendo encima de mí con varios abrazos e incluso besos.

–Lo hice —sonreí satisfecha pero mi mandíbula palpitaba —. Duele —me quejé.

—Con eso tenemos los resultados —dijo la bocina —. El Instituto Golddar, ganó —todos celebraron haciendo un baile raro.

–Oigan, sigo tirada —me miraron y vinieron hacia mí, Adam me cargó.

–Te voy a lanzar hacia arriba —lo miré mal.

–¡No se te ocurra!

Fue hasta sentir la gravedad y que varios brazos me atraparan.

–Eso fue genial —habló Chris sonriente, les di un zape a todos —. ¡Ay! ¿Eso porque? —se quejó.

–Están locos —me bajé de sus brazos algo molesta pero sin quitar la sonrisa de mi cara.

–Y bien, ¿que tal si celebramos? —propuso Brandon sonriente.

–¡Vamos a los Go Karts! —gritó Chris quitándole las llaves del carro a Patrick.

Lo divertido fue ver a Patrick perseguirlo y usando lo alcanzó llevarlo a sus hombros y girar junto con él.

–¡Voy a vomitar si sigues haciendo eso! —reclamó Chris aunque no le importó lo mínimo a Patrick.

*

–¿Están listos? — ya todos estábamos en nuestros Go Karts y la pista solo para nosotros.

Me aseguré de enviarle un mensaje a Aaron antes de que me molestara más tarde. Quería pasar tiempo con los chicos y estando aquí podía ser divertido.

–La verdad no se manejar estas cosas —confesé.

–Y menos manejar una camioneta, no te preocupes —habló Adam burlón, el cinturón que tenía no me dejó acercarme a él para pegarle.

Así que me limité a levantar mi dedo del medio.

El pequeño semáforo apuntó en rojo, luego amarillo que Brandon empezó a pisar el acelerador. Sonreí para cuando se había iluminado el verde haciendo que todos avanzaran. Yo me quede atrás sin saber que hacer.

–Solo pisa el acelerador, aquí no es cuestión de saber manejar —el encargado que estaba un poco cansada me habló y seguí sus instrucciones.

–¡Bien Carpenter! —gritó Patrick feliz comiendo de su comida.

De un momento a otro ya tenía a Adam a mi lado mientras lo rebasaba. Este me miró en desaprobación y luego se rió queriendo rebasarme.

Cosa que ya no podía por que ya estaba más al nivel de Sean y Chris.

Hasta sentí la adrenalina de estar en una carrera clandestina.

Di una mirada rápida hacia atrás, me veían sonrientes, ya faltaba poco para la meta y delante mío estaba Brandon que por mala suerte ya había pasado la meta dejándome en segundo lugar.

–¡No puede ser! ¡Tercer lugar! —se quejó Chris aunque luego sonrió cuando me quité el casco.

–¡Gané! ¡Gané! ¡Woaaaah! —gritó Brandon bailando sobre el carrito haciendo que el encargado lo regañara.

Aunque eso no le impidió seguir bailando frente a mí. Aunque después de varios segundos de victoria se detuvo a ver a su hermano que estaba serio.

–¿Estás bien, Adam? —preguntó Sean, luego de ver la mirada de Adam fría hacia nosotros mi piel se erizó.

–Creo que tus amigos están aquí —dijo sin expresión —. Y también Brec.

Oh, ya entendía su seriedad.

Definitivamente ahí estaban los chicos con admiración hacia el lugar y recorriendo su mirada por todas partes sin llegar a mí.

Incluso aproveché de ver a Brec como no dejaba de ver a mi chico y agarrar de su brazo. Aunque Hayes no hacía nada por quitarlo.

Miré a Adam destrozado, solo fue hace dos días en que ellos terminaron y al parecer. Le afectó mucho.

–Oye Adam, ¿dices que haces ejercicio verdad? Se nota mucho —levanté un poco la voz, Adam me miró con confusión pero luego sonrió.

Noté las miradas hacia nosotros, me quise dar una bofetada mental por hacer esto sabiendo que tendría problemas con Hayes, pero por dentro quise hacer sentir bien a Adam y seguí halagando.

–Incluso me gustaría ver un poco, ¿Saben qué? ¿No tienen calor? —los chicos veían raro la situación.

Obviamente no sabían que estaba tratando de hacer.

–Es bueno que lo notes —me guiñó el ojo —. Y es cierto, hace mucho calor —luego lo siguiente fue ver a Adam sacándose la camisa y dejándome sin habla.

Adam tenía un tatuaje en la esquina de su torso. Y eso... me dejó en las nubes.

–¿Qué haces? —susurró Sean aún más extrañada por la situación.

–Aprende a dar celos, Sean —susurré de vuelta.

–¿Que tal otra ronda? —habló Adam haciendo un extraño movimiento con los pectorales haciéndome sonreír.

–Bien, pero... —pausé —. Si yo gano todos tienen que sacarse la camisa y estar así por las próximas dos horas —todos se me quedaron viendo mucho más raro —. ¡Incluido tú Patrick! —el mayor que estaba entretenido con nuestra situación se atragantó con la bebida viéndome raro.

–¡Eso que! —gritó Chris, reí.

–Y si uno de ustedes ganan en los primeros tres lugares, me ponen algo a mí —sonreí sin pensar en lo que se venía enseguida.


Al final de eso.

Gané.

–Ahora perdedores —sonreí victoriosa, todos rieron.

–Se lo que haces ______, y te está funcionado —dijo Brandon sacándose la camiseta, salí del Go Kart, los demás me siguieron.

–Lo hago por tu hermano Brandon —aclaré y me acerqué a Patrick esperando a que se sacara su camisa.

–¡Vamos a comer pizza! —gritó Chris avanzando, incluso iba a seguirlos pero el fuerte agarre en mi brazo me detuvo.

–Los celos van a causar una pelea y no quiero eso —habló mi chico de ojos preciosos y con el orgullo en alto me separé de él.

–Entonces mantén a tu amiga lejos de mi vista y de Adam si no quieres problemas —me arrepentí de haber dicho eso cuando sus ojos se oscurecieron.

Pero era la verdad, vete de ahí Carpenter antes de algo más.

–Nos vemos en casa Aaron —le hablé a mi hermano quien esta vez sonreía.

Cuando proseguí con mi camino, Adam me esperaba en la entrada con una leve sonrisa.

–Gracias —me palmeó el hombro entrando al local.

–Somos amigos, ¿no? —mis mejillas se sonrojaron ante eso, ganándome un abrazo por parte de él.

–Por supuesto.

*

–¡Esta la mejor pizza de la vida! —habló Chris haciendo una cara divertida y disfrutando de la mordida que le daba a su rebanada.

–Oigan, ya pueden ponerse la camisa, estamos en una pizzería —pausé con las mejillas rojas —. ¡Para niños! —reí e hicieron lo dicho.

–Sus galletas —dijo una mesera dejando la bandeja y se retiró.

–¿Galletas de la suerte? ¿Pero qué? —habló Sean que apenas le había dado una mordida a su comida.

–¡No importa! Son de la suerte —lo animó Chris abriendo su galleta y leyendo su papelito.

Los demás lo hicieron leyendo su "suerte", no creía mucho en estas cosas y las veces que ido con mamá solo las pide más por lo ricas que están e ignorando el papel que aun así yo se lo leo.

Bastaría con comerme la galleta y antes de querer tirar el papelito Patrick me interrumpe. Interesado por mi fortuna.

–¿Que dice Carpenter?

–No podemos dirigir el viento pero si ajustar las velas —leí con indiferencia e ignorando las miradas confusas de los chicos.

Seguimos platicando cosas triviales como qué tal nuestro día o cual era nuestro color favorito,entre risas y también bromas hacia los niños que una salió pesada y nos sacaron del lugar. Incluso nos tomaron foto para que no nos dejaran volver a entrar.

Culpamos a Chris.

Adam y Brandon se ofrecieron a llevarme a casa y acepté, no creo que Aaron haya llegado aún estando con Cameron.

Y mi novio. Ja.

Los invité a pasar por si quería conocer mi casa y a mi perro, tal vez pensando en que podíamos estarnos el rato ahí. Solo que cuando crucé la puerta me equivoqué y quedé hecha un manojo de nervios.

Aaron y Cameron rápidamente dirigieron sus miradas a mí, enseguida de ellos Hayes, Nash, Matt... y Brec.

Miré de reojo a Adam y Brandon. Llegué a ver como Brandon sostenía del brazo asegurando a su hermano de hacer algo.

–Hola —sonreí de lado y con mi mano presentando a los dos rubios detrás mío —. Él es Adam y su hermano Brandon, son amigos míos —aun teniendo sus caras serias, Cameron se animó y se acercó a los chicos.

–Hola, soy Cameron, su hermano —rodé los ojos y miré a los chicos haciendo un ademán para que no lo creyeran.

–Yo soy Aaron, su verdadero hermano —aclaró y con una leve sonrisa.

–Tenía la idea de ver una película con los chicos, así que, ¿me podrían dejar la sala? —ignoré la mirada intensa de Hayes, estaba enojado y mucho.

–Te estábamos esperando por que hoy tenemos una pequeña reunión en el lago, por si querías venir y tus amigos están invitados —habló Matt sonriente.

Miré nuevamente a los rubios, alzaron los hombros y sin saber que decir me limité a quedarme en silencio.

–¿No vas a contestar? —la voz dura con la que habló me dejó con muchas más ganas de quedarme callada.

–Bueno, es que no estaba en nuestros planes esa invitación —Brandon respondió un poco incómodo.

–¿En serio? —lo miré extrañada —. ¿No te gusta más ese plan que coquetearse a mi novia?

–¡Hayes! —reclamé sorprendida por tal comentario —. No te atrevas a decir eso, Brandon no ha intentado eso jamás —luego mi mirada se dirigió a Brec —. Mejor pregúntale a tu amiga.

–No la metas en eso —¿qué rayos?

¿En serio lo dijo?

–Entonces tú no metas a mis amigos en esto —defendí.

–¿Amigos? —esta vez fue Brec la que habló y vi a mi lado como Adam se tensaba —. Entonces ya no tendré que preparar la cámara para la orgía que tendrías con ellos.

No fue un solo pestañeo para encontrarme encima de ella queriendo sacar mi enojo.

Obviamente me sostenían con esfuerzo queriendo separarme de ella pero también me rehusaba a hacerlo, tenía que dejar de estarme molestando y para empezar tenía que alejarse de Hayes.

–¡Basta, basta! —y en definitiva reconocí la voz de Adam que me cargó en sus hombros deteniendo la riña que tenía —. Vamos a esa ridícula reunión, todos nos calmamos y... —me bajó pero sin soltar mis hombros y con una mirada de súplica —. Invitaré a los chicos y estaremos juntos, alejándonos de ellos ¿sí?

Habló como si fuéramos los únicos en la sala y a refiriéndose "alejándonos de ellos" se refería a Hayes y a Brec.

Miré al chico de ojos azules negando y con un profundo odio a Adam.

Asentí haciendo que Hayes suspirara pesadamente.

HISTORIA EDITADA

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