-¿Has terminado?- preguntó a la rubia cuando la vio salir de su asiento.
- no, que va, pero creo que es momento de un descanso. que estoy entrando en bucle y me estoy agobiando.
La morena estiró el cuello para ver lo que había en la pantalla.
- ¡pero si es chulísimo!
- ¿te parece? Yo es que no lo sé. Es para un cuento infantil.
- es monísimo, Albi.
- es de los trabajos más grandes que he hecho hasta ahora.
- te gusta más que hacer tatus...- adivinó.
- pues hacer diseños está guapo, pero es más divertido tatuar y nunca me he puesto a ello. Pablo me enseñó a usar la agujica esa pero nunca me he animado a más.
- anda, yo quiero un tatuaje hecho por Alba Reche, así puedo presumirlo.
- ¡¿que dices?!- rió con nerviosismo.
- es más puedes practicar recreando el de este brazo sobre esto- levantó el brazo de la escayola.- que lo hecho de menos.
- eso sí puedo hacerlo.
La rubia no tardó en levantarse del sofá y buscar un rotulador indeleble y, con ayuda de una foto que la morena tenía en su móvil, comenzar a recrear el tatuaje que se ocultaba debajo de la escayola.
- ¿de qué te ríes?- preguntó alba al ver que la morena dejaba escapar aire por la nariz, conteniendo la risa.- ¿está quedando mal?
- ¿qué? ¡no! Está quedando increíble.- dijo observando lo poco que llevaba.
- ¿y de qué te ríes entonces?- Natalia no entendía como podía estar sonriendo con los ojos y haciendo un puchero con los labios.
- porque estás muy guapa concentrada- le confesó con una sonrisa pequeña, haciendo el calor suba por las mejillas de la rubia, que se limitó a sonreír mordiéndose el labio y a continuar con el falso tatuaje. Esta vez mucho más atenta a los ojos de la morena que sentía sobre ella, haciendo que el rojo de su cara no pueda desaparecer.
Mientras natalia, contenía la sonrisa que le salía sola al ver cómo sacaba la lengua sin darse cuenta y que sólo dejaba de hacerlo para morderse el interior de la mejilla cuando volteaba a verla y sus ojos se encontraban con los de ella.
- creo que ya está.
- buah, Albi.
- ¿está bien?
- esta de puta madre. Gracias jo.- tomo la mano de la rubia y el dió tres besos seguidos.
Alba rió volviendo a tomar ese color rojizo en toda su cara.
- ¡Nat...! que solo es dibujo.
- no, es más Alba. Gracias por todo.
- es lo mínimo que luego hacer, tú... tú también me has ayudado... oye, yo... yo quería que sepas que si lo que dijiste ayer fue para hacerme sentir mejor, que no necesitas hacer nada si tu no... no quiero que te sientas.
- Albi- interrumpió- soy plenamente consiente de todo lo que dije y no me arrepiento ni retiro nada de lo que he dicho ni hecho.- le hizo saber, con plena seguridad.
Hubo un segundo, tal vez dos, en el que ambas se miraban con los mismos ojos, con el mismo brillo, pero justo entonces el timbre sacó a ambas de su trance y fue alba quien se levantó abruptente para abrir la puerta de donde aparecieron aquellos dos diablillos con la misma ropa que antes, pero repleta de manchas y arrugas. Casi no quedaba nada de los prolijos peinados con los que habían salido de casa.
- ¡Hola!- la rubia los abrazó como si llevaran semanas sin verse.
- ¡mami!- Ander se prendió al cuerpo de la rubia.- ha entrado una cucaracha en los vestidores!- contó el niño mientras usted mamá le quita el flequillo de la cara.
- ¡¿ah sí?! ¿Y que ha pasado?
- he llorado un poco
- jope...- Alba hizo un puchero y acarició su mejilla. Conocía la relación extraña que tenía el pequeño con ciertos insectos. Pues no le gustaba para nada pero a la vez comprendía que ellos no tenían la culpa de su miedo.
- pero luego el entrenador ha venido y le ha matado.
- ¡no me digas!
- sí, y ahí si que lloré mucho... no quería que muera mami- el pequeño miró a su madre en busca de consuelo, mientras de le aguaban los ojitos.
- ay, cariño. Ven aqui-
Él se trepo al cuerpo de la rubia que lo sostuvo mientras intentaba prestarle atención a Olivia que tenía las comisuras tintadas de rojo y una bolsa de chuches en la mano.
- ¿y tú de donde has sacado eso?
- tita mari- dijo como pudo con la boca llena.
- hablando de la tita María...
- ¡aquí!- apareció por fin la otra rubia, que estaba completamente roja y respiraba abruptente.- tía, la energía que tienen estos dos... no puede ser... no encuentro mi pulso te lo digo en serio...
- ¡AH SÍ! hemos hecho una carrera.- explicó Olivia mientras saltaba en el lugar.
- y habeis ganado por lo que veo.
- miden un metro ¿como pueden moverse tan rápido?- se seco el sudor de la frente.
- tu has sido la que les dio azúcar.
- ¡para que se entretengan comiendo en el camino!
- ¡pues te ha salido fatal la jugada!- se burló Alba.
- ¡Nati! No te has ido, que bien.- Olivia corrió hacia la morena para comenzar a relatarte con detalle lo que había pasado en su clase.
- parece que es su nueva palabra favorita- susurró para que no escuchase el pequeño.
- ¿el qué?
- Nati, Nat, Natalia. La nombran cada tres palabras.
- ya, es que esta semana me ha estado ayudando bastante y...
- sí, como ahora que te ayudaba a cuidar los niños que estaban conmigo, claro...- se burló también, casi modo de venganza.- venga, guapa nos vemos mañana.
- ¿mañana?
- sí, mañana nos vemos en casa de sabela después del trabajo. Pablo tiene que traerme a Santito así que puede llevarte.
- déjame organizarme con los peques y tal.
- por lo que me has dicho, eso lo tienes cubierto- otra pullita por su parte- pero si no, puedes traerlos. A sabela no le molesta, al contrario. y a mí menos.
- Vale, nos vemos mañana entonces.
- hasta mañana, rubia guapa. A tí tabien enano.- le hizo cosquillas al niño que se encontraba aún en brazos de Alba. Ander sonrió con la cabeza descansando sobre el hombro de su madre.- ¡EH, vosotras!
Natalia y Olivia voltearon a ver a la rubia que se despedía.
- ¡adiós tita, mari! Gracias por las chuches. ¡te quiero mucho!
- ¡y yo a tí, guapa...! Adiós- se despidió de Natalia.
...
- así que aquí estoy en Madrid hasta que mi furgo funcione... y mi tobillo... y mi muñeca.- explicó mientras la persona del otro lado de la línea escuchaba atentamente.
- ¿pero estás bien? ¿Quieres que te envíe algo? ¿O que pase por tí?
- no. no, gracias mamá Tere. Estoy bien, lo juro.
La chica rió.
- ¿y Paula?
- está bien, pero se ha ido a dormir temprano porque le dolía la cabeza. Parece que las niñas han dado trabajo hoy.
- lo imaginaba, yo la admiro. No soportaría una clase de ballet con 20 criaturas que van cada una a su bola.
- no la soportabas ni cuando eras una de esas criaturas, a los ocho años. Imagínate ahora.
- y hablando de criaturas ¿y Nilo y León?
- están cenando y viendo la televisión. Ninguna de las dos quería cocinar así que ha tocado pizza.
- anda, mira que afortunados. ¿Y que ven?
- ¿en la tele dices?
- sí.
- Cars. Una de autos que hablan. ¿Pero por qué la pregunta?- quiso saber su amiga que bien sabía el poco interés de la morena por ver películas o cualquier actividad que requiera estar quieta durante mucho tiempo.
- ¿se han visto la de Shrek?
Tere río por la forma tan tosca en la que pronunciaba el título y por mencionar la película como si fuese un tesoro sin descubrir.
- claro que la han visto, la pregunta es ¿la has visto tú?- se extrañó al saber que su amiga, la que siempre que se presentaba la idea de ver una película, ofrecía otros mil planes, antes que aquello, había visto una película para niños. Que también sabía que no eran mucho de su agrado.
- tenía que encontrar alguna forma de entretenerme. Me han dicho que haga reposo y no puedo ni tocar la guitarra- se excusó. Cubriendo una verdad con otra. No era mentir, solo reemplazo de información.
- ¡Mamá mira!- pudo escucharse de fondo.
- que bien, amor. En cinco minutos me uno ¿vale?
- parece que re reclaman. Te dejo, antes de que tus críos me odien. Dale recuerdos a Paula de mi parte y salúdame los niños.
- vale, me alegra saber que estas bien. Y la próxima me gustaría enterarme por tí y no por Blaya.
- lo sé. Soy un desastre. Lo siento.
- así te queremos. Hablamos pronto.
- nos vemos pronto- corrigió la morena.
- eso espero, te me cuidas ¿eh?
- que sí, que sí. Adiós.
Natalia dejó su móvil sobre la cama de Alba y volvió rebuscar ropa entre su mochila, cosa que había comenzado a hacer antes de que la llamada de Tere la tomara por sorpresa.
Alba golpeó la puerta como si no fuese la de su habitación.
- emm... ¿adelante?
- lo siento, escuche que esta estabas hablando y no quise molestarte.
- albi, pero si es tu habitación, en todo caso yo tendría que haber salido, pero como vi que no venías.
- traje...- era una bolsa de plástico y celo
- ah, sí.- Natalia le tendió su mano inmovilizada para que la rubia la envolviera con la bolsa, para asegurarse de que no se mojase la escayola. El celo era sólo para asegurarla.
- me ha llamado mi amiga Tere.- contó mientras se dejaba envolver el brazo por las manos de Alba que cada vez que la tocaba parecía estar acariciándola.- ella y su mujer también tienen mellizos, tendrá uno o dos los más que los tuyos.
- ¿ah sí? ¿No me habías dicho que tambien tenías una amiga con gemelas?- refiriéndose a la hermana de su mejor amiga, María Blaya- Te haz hecho una colección de amistades con múltiples.
- ya.- sonrió.
No le había gustado esa palabra. "Amistad"... no era precisamente lo que definía su relación con Alba.
En realidad su relación con Alba estaba tan poco desarrollada por el momento que no podría catalogarla como nada más que como un camino, un camino cuyo destino aún no estaba claro, pero que no parecía estar destinado a ser precisamente una amistad, al menos no una convencional.
- esto ya está.- dije, cuando terminó de impermeabilizar la escayola.
- vale. gracias Alba, por todo. Me estas ayudando muchísimo, así que gracias.
- es solo una ducha.
- sabes que no.