Mientras almorzábamos, el señor Jeon nos informaba que hoy habría un elegante baile para las personas del hotel en que justo ahora nos hospedamos.
—Y bien, tendremos que comprar trajes formales, no podemos andar con ropa de playa, ¿verdad? —dice la abuela—. Aunque preferiría andar desnuda.
Reí en voz baja, y me llevé ensalada a la boca.
—Madre, aquí no puedes estar desnuda —dijo su hijo.
Ella botó un suspiro y levantó las cejas.
Esa anciana me hacía reír, y mucho.
—También habrá una fiesta de espuma en una discoteca que hay a tres cuadras de aquí, ayer vi un aviso —comentó Jungkook.
—Pues son vacaciones, cada uno puede elegir lo que quiere hacer, ¿no? —sonrió su padre—. Vayan y diviértanse.
—¿Qué? —casi me atoro con un choclo.
—Ve y diviértete con Jungkook, cariño —incita mamá.
Aclaré la voz, pensando que el castaño se opondría a ir solo conmigo a dicha fiesta, pero no, siguió comiendo su carne.
—Planeaba dormir, en realidad —me excuso.
—¿Dormir? —cuestiona el señor Jeon.
—Hija, nos quedan dos días más aquí, ve y pásala bien —acarició mi hombro.
Me iba a negar nuevamente, hasta que pude percatarme que todos me miraban con una sonrisa, menos Jungkook, él sólo comía.
—Claro, iremos un rato —aprieto mis labios.
•••
Llegó la noche, me miré al espejo, mi cabello lucía un poco desordenado y ni si quiera me tomé el tiempo de vestirme bien.
Bueno, sólo me arreglé con un bikini color blanco y un vestido del mismo color, transparente. Se trataba de una fiesta de espuma, no podía ir con ropa que luego se me pegaría al cuerpo.
Dejé mi celular en mi mesita de noche, y me pedí a mi misma comportarme esta noche.
Cuando llegué al primer piso, vi todo muy arreglado para el baile de esta noche en el hotel, había mucho brillo y luces calidas adornando el gran salón.
En fin, salí de ahí y fijé mi vista en la entrada.
Mi estomago dio un revuelo al notar que Jungkook ya estaba en la entrada, con las manos metidas en los bolsillos de su short color blanco.
Sólo un short, un SHORT.
No traía camiseta, y su espalda se veía gigante, tenía algún que otro lunar en sus hombros.
Al llegar a su lado, él volteó a verme, traté de no bajar mis ojos más allá de los suyos.
Él también, sólo me vio a los ojos, aunque su manzana de Adán había dado un movimiento, dando por hecho que saliva pasó por su garganta.
—La fiesta empezó hace media hora, ¿nos vamos?
—Estoy lista, ¿tú lo estás?
Arreglé un poco mi vestido, él lo notó y le dio una rápida mirada a mis muslos. Tan rápida que cuando lo hizo, nada más mis reflejos lo captaron.
—No lo sé... —respondió, para luego contradecirse—. Oh, sí, lo estoy —aclaró la voz.
Ahora caminábamos por una vereda, la ciudad estaba muy ruidosa, todos salían de fiesta hoy. Muchos chicos corrían en trajes de baño hacia la playa.
—Hoy por la tarde escuché que habrá un eclipse mañana —comenté a causa del silencio.
Él sonrió y botó un suspiro.
—El sol y la luna podrán fundirse en un solo cuerpo otra vez... —dijo en voz baja, como si le provocara nostalgia.
—¿De qué hablas?
El castaño pasó la lengua por sus labios y se demoró unos segundos en responder, hasta que decidió hacerlo.
—La leyenda dice que el Sol y la Luna eran dos simples mortales, así como tú y yo —me miró—. Ellos se amaban, se amaron tanto que aquello provocó la envidia de Afrodita; la diosa de la belleza y el amor.
Seguí mirándolo, atenta a sus palabras, mientras caminábamos sin prisa.
—Afrodita bajó del Olimpo para enamorar al Sol, sin embargo y a pesar de la belleza de aquella diosa, él la rechazó por amor a la Luna.
Le echó una vista al cielo, y siguió hablando.
—Ese hecho sólo consiguió que Afrodita se hundiera en furia y mandó a separar esa pareja de enamorados. Convirtió al joven en el astro que iluminaría el día, y a la mujer en el que iluminaría la noche... —botó aire y volvió a verme a los ojos—. Destinados a que nunca coincidan en el firmamento.
—Jungkook... —fruncí mi ceño, triste.
—Sin embargo, al ver que su amor sobrevivía al tiempo y la distancia, Zeus intervino para que el Sol pudiera, al menos, rozar el rostro de su amada...
—¿Cada vez que...?
—Cada vez que ocurre un eclipse, los dos amantes vuelven a fundirse en un solo cuerpo... aunque sólo sea por un breve instante.
Y se me cayó una lágrima.
—No puede ser —lamenté.
—¿Estás llorando, ___? —me detuvo del hombro.
—No, fue un mosquito que entró a mi ojo —agaché la cabeza.
—No tenías que llorar, no pretendí que lo hicieras —me tomó de los hombros.
—O-olvídalo, Jungkook, no sabes cuánto detesto llorar frente a alguien, pero ya es segunda vez que lo hago frente a ti —sorbí mi nariz—. Sólo sigue caminando.
—No seas tonta —dijo y atrajo mi cuerpo al suyo.
Me detuve, no podía tener contacto con él, pero cuando me empujó más, se me fue imposible no reposar mi mejilla en su fornido y cálido pecho desnudo.
Su corazón conectó con mi audición.
—No está mal que llores, ___.
—Creo que ya no volveré a presenciar un eclipse de la misma forma —sorbí mi nariz.
—Y eso está bien.
—¿Por qué? —levanté la cabeza, lo vi a los ojos, muy cerca.
—Porque todo parece mucho más hermoso e importante cuando algo contiene un significado.
—Pero... —fruncí mi ceño—. Aquel hecho sólo te convierte en alguien más débil.
Él sonrió a medias, sin mostrar sus dientes, dejó tras mis orejas algunos cabellos que estorbaban en mi rostro, y dijo:
—¿Y de qué sirve ser alguien fuerte en un mundo de mortales con miedo a vivir?
—Mostrar tu debilidad te hace un blanco fácil.
—¿Soy un blanco fácil, ___?
—Aún hay mucho más de ti... —hablé en voz baja, mirándolo—, además de las estrellas y el cielo, Jungkook.
Él acercó su rostro al mío, quedé helada cuando sus labios rozaron mi oreja y susurró ahí mismo:
—¿Qué te detiene, ___? Me tienes aquí, apegado a ti... —una de sus manos me apretó con sutileza a él—. Encuentra mi blanco fácil, te lo permito.
Ahogué un respiro entrecortado.
No, yo no podía.
Porque, aunque quizá, sólo quizá una mínima parte de mí anhelaba hallar el blanco fácil de Jungkook, no era mi deber.
Yo no debía ser la chica quien lo encontrara.
Tenía que ser alguien más, porque yo ya tenía alguien en mi vida que me permitiera encontrar su blanco fácil, ¿verdad? Tenía a Min Ho, y se trataba de todo lo que siempre necesité.
Me separé lentamente de su pecho, viéndolo a los ojos, sus manos dejaron mi cuerpo y mis oídos el ritmo de su corazón.
—Debería matarte, no puedo permitir que andes por ahí, después de verme llorar dos veces —comenté, volviendo a caminar.
—Lo confidencial es lo mío, ___ —dijo, caminando a mi lado—. Será nuestro secreto.
Y, entonces supe que ahí, justo ahí, cuando nos quedamos en silencio y creamos nuestro primer secreto, una vocecita en alguna parte de mi interior me dijo que no sería el único.
Aunque yo no quisiera.
•••
Llegamos a la fiesta, fuera de la entrada habían muchas luces de colores y espuma por todos lados.
Lo más curioso fue el hecho de nos ver guardias por ningún lado, las personas entraban y salían con libertad.
El castaño y yo nos hicimos rápidamente a un lado, cuando un grupo de chicos salió corriendo de la fiesta, entre risas.
Nos miramos, él sonrió y levantó una ceja, yo reí al ver su expresión.
Al entrar, la canción "Confident" de Justin Bieber se estaba escuchando por toda la discoteca. Las personas gritaban y cantaban.
Pronto, una lluvia de espuma nos cayó encima, gritamos al sentirla. Las luces parpadeaban al ritmo de la música y al fondo había una barra de copas.
—Ven.
Jungkook me agarró de la mano y me llevó a la pista de baile, mientras mucha espuma caía en todo momento. Apenas podía verlo a causa de eso.
Pero, cuando lo vi, pude notar cómo su cuerpo se empezaba a mover, pasaba sus manos por su húmedo abdomen y cerró los ojos, sintiendo la canción.
Esta faceta era nueva.
¿Jungkook bailaba? ¿Cómo era posible que su cuerpo se moviera tan bien?
Sólo sé que comencé a bailar frente a él, no tan cerca. Eché mi cabello para atrás y mis caderas hicieron lo suyo.
Jamás había bailando con un chico, Min Ho no sabe bailar, y sólo lo llegué a ver en una pista el día de nuestra fiesta de graduación.
Pero, justo ahora lo hacía. Estaba bailando con uno de los chicos más codiciados y con bajo perfil de la universidad.
La canción "Downtown" se hizo presente, y todo el gentío gritó al mismo tiempo. Definitivamente era música latina.
Pronto sentí sus dos manos en mi cintura, y es ahí cuando abrí mis ojos, estaba alarmada. Me fue dando la vuelta, hasta quedar de espalda a él.
Agarró todo mi cabello y lo dejó en mi hombro derecho. Y, cuando sus manos comenzaron a bajar a la altura de mis caderas, supe que nada saldría bien.
Con sutileza me apegó a su cuerpo, sentí su pecho en mi espalda y su parte baja apegada a mi trasero.
—Jungkook... —dije, ahogando un respiro al sentirlo de tal forma.
—Shh... —apoyó su mentón en mi hombro izquierdo.
Sus caderas comenzaron a moverse detrás de las mías, cuando la canción llegó a; "Uh, sé que me quieres ver, bajando por toda tu piel".
Sus manos controlaron mi cuerpo, haciéndome bailar como él lo hacía. Pude llegar a sentir una dureza en su entrepierna, mientras la rozaba con mi trasero.
—Jungkook, y-yo... —mi respiración se agitó, pasé saliva por mi garganta.
—Shh, ___... —él botaba aire por la boca con un descontrol notable—. Calla, sólo calla.
Siguió moviéndose, dejó salir un gruñido de su garganta, y apegó la nariz a mi cuello, él respiraba con intensidad.
—No puedo —me separé bruscamente y comencé a caminar sin rumbo por la discoteca.
Cuando vi un gran letrero que decía "BAÑO", me encaminé hacia allá. Sólo pensé en encerrarme ahí un momento, hasta que pudiera controlar la situación de alguna forma.
Cuando entré, estaba oscuro, sólo se iluminaba por luces fosforescentes alrededor de un gran espejo. Nunca cerré la puerta, porque Jungkook llega a mi lado, hablando con rapidez.
Entonces él la cierra, y se me es inevitable apegar mi espalda a la pared, para no acercarme más de lo que ya estábamos.
—___, escucha —comenzó, mirándome—. Yo no quise, o sea, sí quise pero no de esa forma. No quiero perjudicar tu situación y quiero que sep...
—¡Pero lo haces!
—¡Y lo siento mucho!
—¡Te acercas a mí como si no hubieran restricciones!
—¡¿Las hay?! ¡¿Existen las restricciones para ti cuando me ves así?!
—¡No empieces otra vez! —grito.
—¿Y acaso digo falacias, ___?
—Claro que sí —frunzo mi ceño—. ¡Sólo te conozco hace dos malditas semanas!
Él sonríe con ironía, saca su lengua y la pasa por sus labios mientras asiente con la cabeza, se apoya en el mueble del lavamanos con sus dos brazos, haciendo resaltar sus hombros.
Finalmente me ve a los ojos, cuestionando hasta mi propia existencia.
—¿Me vas a negar que no te has imaginado besando mi boca? —dijo.
Quedé helada.
—Deja de preguntar tonterías, Jungkook.
—Ni si quiera respondes, nunca lo haces. Es porque jamás hay respuesta, ¿verdad? No para mis preguntas.
—¡No, no las hay!
—¿Y cuándo las habrá, ___?
—¡Deja de decir estupideces! —lo enfrenté.
—¡¿Son estupideces?! —fruncido de ceño.
—¡Todo lo que dices es ridículo!
Él se acercó a mí, posó sus dos manos en la pared, a los lados de mi cabeza.
—¡Tú eres quien está en una relación con alguien que no ama, no yo! —su mandíbula estaba demasiado tensa.
—¡Cállate! —nuestros rostros estaban a escasos centímetros, luchando por quién gritaba y se enfrentaba con más autoridad.
—¡Cállame, cállame a besos! —dijo, sin un poco de vergüenza.
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Son más de las 3:00 AM en Chile, y tengo insomnio, aunque también ando enojada por el partido de fútbol entre Chile y Brasil, pero bueno, aquí ando subiendo capítulo 🇨🇱 🥱
Gracias por leer 😩 Love u Parkmy's 🤍