βž€ Yggdrasil | Vikingos

By Lucy_BF

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π˜π†π†πƒπ‘π€π’πˆπ‹ || ❝ La desdicha abunda mΓ‘s que la felicidad. ❞ Su nombre procedΓ­a de una de las leyendas... More

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β€– ππ‘π„πŒπˆπŽπ’ 𝐈
β€– ππ‘π„πŒπˆπŽπ’ 𝐈𝐈
β€– π€π‚π‹π€π‘π€π‚πˆπŽππ„π’
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β€– π†π‘π€Μπ…πˆπ‚πŽπ’ 𝐈
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━ Proemio
π€πœπ­π¨ 𝐈 ━ 𝐘𝐠𝐠𝐝𝐫𝐚𝐬𝐒π₯
━ 𝐈: Hedeby
━ 𝐈𝐈: Toda la vida por delante
━ 𝐈𝐈𝐈: Fiesta de despedida
━ πˆπ•: Una guerrera
━ 𝐕: Caminos separados
━ π•πˆ: La sangre solo se paga con mΓ‘s sangre
━ π•πˆπˆ: Entre la espada y la pared
━ π•πˆπˆπˆ: Algo pendiente
━ πˆπ—: Memorias y anhelos
━ 𝐗: No lo tomes por costumbre
━ π—πˆ: El funeral de una reina
━ π—πˆπˆ: Ha sido un error no matarnos
━ π—πˆπˆπˆ: Un amor prohibido
━ π—πˆπ•: Tu destino estΓ‘ sellado
━ 𝐗𝐕: SesiΓ³n de entrenamiento
━ π—π•πˆ: SerΓ‘ tu perdiciΓ³n
━ π—π•πˆπˆ: Solsticio de Invierno
━ π—π•πˆπˆπˆ: No es de tu incumbencia
━ π—πˆπ—: Limando asperezas
━ 𝐗𝐗: ΒΏQuΓ© habrΓ­as hecho en mi lugar?
━ π—π—πˆ: PasiΓ³n desenfrenada
━ π—π—πˆπˆ: No me arrepiento de nada
━ π—π—πˆπˆπˆ: El temor de una madre
━ π—π—πˆπ•: Tus deseos son Γ³rdenes
━ 𝐗𝐗𝐕: Como las llamas de una hoguera
━ π—π—π•πˆ: Mi juego, mis reglas
━ π—π—π•πˆπˆ: El veneno de la serpiente
━ π—π—π•πˆπˆπˆ: ΒΏPor quΓ© eres tan bueno conmigo?
━ π—π—πˆπ—: Un simple desliz
━ 𝐗𝐗𝐗: No te separes de mΓ­
━ π—π—π—πˆ: Malos presagios
━ π—π—π—πˆπˆ: No merezco tu ayuda
━ π—π—π—πˆπˆπˆ: Promesa inquebrantable
━ π—π—π—πˆπ•: Yo jamΓ‘s te juzgarΓ­a
━ 𝐗𝐗𝐗𝐕: Susurros del corazΓ³n
━ π—π—π—π•πˆ: Por amor a la fama y por amor a OdΓ­n
π€πœπ­π¨ 𝐈𝐈 ━ π•πšπ₯𝐑𝐚π₯π₯𝐚
━ π—π—π—π•πˆπˆ: Donde hubo fuego, cenizas quedan
━ π—π—π—π•πˆπˆπˆ: MΓ‘s enemigos que aliados
━ π—π—π—πˆπ—: Una velada festiva
━ 𝐗𝐋: Curiosos gustos los de tu hermano
━ π—π‹πˆ: Cicatrices
━ π—π‹πˆπˆ: Te conozco como la palma de mi mano
━ π—π‹πˆπˆπˆ: Sangre inocente
━ π—π‹πˆπ•: No te conviene tenerme de enemiga
━ 𝐗𝐋𝐕: Besos a medianoche
━ π—π‹π•πˆ: Te lo prometo
━ π—π‹π•πˆπˆ: El inicio de una sublevaciΓ³n
━ π—π‹π•πˆπˆπˆ: Que los dioses se apiaden de ti
━ π—π‹πˆπ—: Golpes bajos
━ 𝐋: Nos acompaΓ±arΓ‘ toda la vida
━ π‹πˆ: Una red de mentiras y engaΓ±os
━ π‹πˆπˆ: No tienes nada contra mΓ­
━ π‹πˆπˆπˆ: De disculpas y corazones rotos
━ π‹πˆπ•: Yo no habrΓ­a fallado
━ 𝐋𝐕: Dolor y pΓ©rdida
━ π‹π•πˆ: No me interesa la paz
━ π‹π•πˆπˆ: Un secreto a voces
━ π‹π•πˆπˆπˆ: Yo ya no tengo dioses
━ π‹πˆπ—: TraiciΓ³n de hermanos
━ 𝐋𝐗: Me lo debes
━ π‹π—πˆ: Hogar, dulce hogar
━ π‹π—πˆπˆ: El principio del fin
━ π‹π—πˆπˆπˆ: La cabaΓ±a del bosque
━ π‹π—πˆπ•: Es tu vida
━ 𝐋𝐗𝐕: Visitas inesperadas
━ π‹π—π•πˆ: Ella no te harΓ‘ feliz
━ π‹π—π•πˆπˆ: El peso de los recuerdos
━ π‹π—π•πˆπˆπˆ: No puedes matarme
━ π‹π—πˆπ—: Rumores de guerra
━ 𝐋𝐗𝐗: Te he echado de menos
━ π‹π—π—πˆ: Deseos frustrados
━ π‹π—π—πˆπˆ: EstΓ‘s jugando con fuego
━ π‹π—π—πˆπˆπˆ: Mal de amores
━ π‹π—π—πˆπ•: CreΓ­a que Γ©ramos amigas
━ 𝐋𝐗𝐗𝐕: Brezo pΓΊrpura
━ π‹π—π—π•πˆ: Ya no estΓ‘s en Inglaterra
━ π‹π—π—π•πˆπˆ: Sentimientos que duelen
━ π‹π—π—π•πˆπˆπˆ: ΒΏQuiΓ©n dice que ganarΓ­as?
━ 𝐋𝐗𝐗𝐗: No quiero perderle
━ π‹π—π—π—πˆ: Corazones enjaulados
━ π‹π—π—π—πˆπˆ: Te quiero
━ π‹π—π—π—πˆπˆπˆ: La boda secreta
━ π‹π—π—π—πˆπ•: Sangre de mi sangre y huesos de mis huesos
━ 𝐋𝐗𝐗𝐗𝐕: Brisingamen
━ π‹π—π—π—π•πˆ: Un sabio me dijo una vez
━ π‹π—π—π—π•πˆπˆ: Amargas despedidas
━ π‹π—π—π—π•πˆπˆπˆ: Te protegerΓ‘
━ π‹π—π—π—πˆπ—: El canto de las valquirias
━ 𝐗𝐂: Estoy bien
━ π—π‚πˆ: Una decisiΓ³n arriesgada
━ π—π‚πˆπˆ: TΓΊ harΓ­as lo mismo
━ π—π‚πˆπˆπˆ: Mensajes ocultos
━ π—π‚πˆπ•: Los nΓΊmeros no ganan batallas
━ 𝐗𝐂𝐕: Una ΓΊltima noche
━ π—π‚π•πˆ: No quiero matarte
━ π—π‚π•πˆπˆ: Sangre, sudor y lΓ‘grimas
━ π—π‚π•πˆπˆπˆ: Es mi destino
━ π—π‚πˆπ—: El fin de un reinado
━ 𝐂: HabrΓ­a muerto a su lado
━ π‚πˆ: El adiΓ³s
━ 𝐄𝐩𝐒́π₯𝐨𝐠𝐨
β€– π€ππ„π—πŽ: πˆππ…πŽπ‘πŒπ€π‚πˆπŽΜπ 𝐘 π†π‹πŽπ’π€π‘πˆπŽ
β€– π€π†π‘π€πƒπ„π‚πˆπŒπˆπ„ππ“πŽπ’
β€– πŽπ“π‘π€π’ π‡πˆπ’π“πŽπ‘πˆπ€π’
β€– π’π„π†π”ππƒπŽ π‹πˆππ‘πŽ

━ π‹π—π—πˆπ—: Planes y alianzas

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By Lucy_BF

N. de la A.: cuando veáis la almohadilla #, reproducid el vídeo que os he dejado en multimedia y seguid leyendo. No os arrepentiréis.

✹.✹.✹

──── CAPÍTULO LXXIX──

PLANES Y ALIANZAS

────────ᘛ•ᘚ────────

( NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR )

◦✧ ✹ ✧◦

        EL GRUESO DEL EJÉRCITO ERA CADA VEZ MAYOR. Los refuerzos no dejaban de llegar, acudiendo al llamado de la soberana de Kattegat, quien le había pedido ayuda a prácticamente toda Escandinavia. Apenas faltaban tres semanas para que se produjera el tan temido enfrentamiento y todavía no tenían claro qué estrategia seguir de cara a la batalla. De ahí que, ese mismo día, tras recibir a una pequeña flota danesa, Lagertha hubiese convocado un thing privado para así debatir qué hacer. Todos los asistentes —entre los que se encontraban el rey Svase y su hija Snæfrid— se habían acomodado en torno a una mesa redonda y ahora esperaban pacientes a que la afamada skjaldmö diese por iniciado el concilio.

Eivør no se sentía cómoda allí, especialmente porque Torvi estaba presente. Puede que la rubia no le dirigiese la mirada —mucho menos la palabra—, pero se notaba que había tensión entre ellas. Del mismo modo que la había entre Ubbe y Drasil, quienes se habían sentado cada uno en una punta de la mesa. La joven pareja no se miraba y tampoco se hablaba, lo que había llamado la atención de más de uno.

Sobre todo de Lagertha.

Consciente de que aquello no estaba siendo nada fácil para su mejor amiga, quien la había puesto al corriente de su última conversación con el primogénito de Ragnar y Aslaug, Eivør posó una mano en el antebrazo izquierdo de Drasil y se lo estrechó con cariño, queriendo transmitirle todo su apoyo. La castaña no la miró, pero dejó de mover nerviosamente las piernas, como si su simple contacto hubiese ejercido un efecto calmante en ella.

—Como bien sabréis —pronunció la reina, que era la única que se había quedado de pie—, estamos a tres semanas del enfrentamiento. Este último mes ha sido bastante fructífero, dado que hemos conseguido numerosos aliados. —Aquello último lo dijo con la vista clavada en los sámis, quienes realizaron un sutil asentimiento con la cabeza. Al parecer, habían logrado llegar a un convenio—. Sin embargo, aún no tenemos una estrategia clara —añadió, ahora observando a todos los presentes—. Es por ello que os he mandado llamar. Porque necesitamos un plan.

Kaia asintió, de acuerdo con ella. Debían concretar ya todos los detalles. No podían posponerlo más tiempo.

—Lo primero que hay que saber es dónde vamos a combatir —señaló La Imbatible, que permanecía sentada entre medias de su hija y Björn. Su mirada era seria, con los labios apretados en una fina línea y la sombra del cansancio bajo sus hermosos orbes grises—. ¿Nos quedaremos en Kattegat para defenderla o elegiremos otro campo de batalla? —inquirió, circunspecta.

—Esperarán que defendamos Kattegat de un ataque por mar —articuló Piel de Hierro, a cuya derecha se encontraba Halfdan. Este se había unido completamente a la causa, decidido a luchar contra su hermano mayor en aquel conflicto civil que iba a hacer temblar a toda Noruega. Aunque no todos confiaban tan ciegamente en él como lo hacía Björn, siendo Eivør una de esas personas que todavía recelaban del Negro—. Sería lo lógico después de lo de... ¿Egil se llamaba? —Viró la cabeza hacia Halfdan, quien asintió en respuesta.

La morena puso los ojos en blanco. Si no lo había entendido mal, fue el propio Halfdan quien, junto a Harald, reclutó a Egil para que liderara un ataque a Kattegat mientras ellos —y el Gran Ejército en general— estaban en Inglaterra. Puede que El Bastardo hubiese comandado la hueste, pero los hermanos Gudrødsson habían sido los instigadores, las cabezas pensantes. Y ahora uno de ellos estaba presente en aquella reunión como si nada, como si la sangre de muchos de los suyos no manchara sus manos.

—¿Y no atacarán por mar? —cuestionó Ubbe, quien estaba más apagado de lo habitual. Se notaba que todo lo que había ocurrido entre él y Drasil le estaba pasando factura—. Sería lo más rápido y efectivo.

—Lo dudo mucho. —Björn hizo un mohín con la boca. Tenía una postura relajada, siendo el único en aquel concilio que parecía despreocupado, como si el hecho de tener que enfrentarse a dos de sus hermanos no le afectara lo más mínimo—. Por lo que he visto, Ivar nunca hace lo que uno espera.

Lagertha se acomodó en su asiento, pensativa.

—Entonces, ¿qué hacemos? —preguntó, mirando a su vástago.

—Adelantarnos a sus movimientos —intervino Eivør, tomando la palabra—. Hacer lo que él haría. —Sus iris pardos fueron a parar momentáneamente a Björn, quien realizó un movimiento afirmativo con la cabeza, aprobando lo que acababa de decir—. Solo así tendremos la oportunidad de vencer.

—Si Harald, Ivar y Hvitserk traen a sus hombres por tierra, debemos interceptarlos. Mantenerlos lo más alejados posible de Kattegat —puntualizó el rubio, justo antes de aferrar el vaso de cuerno que había frente a él y darle un trago a su contenido. El dulce sabor del hidromiel no tardó en inundar sus papilas gustativas.

La reina se irguió en su silla y apoyó los codos sobre la mesa, para posteriormente colocar la barbilla en el dorso de sus manos unidas. Junto a ella, los sámis se mantenían en el más absoluto mutismo, siendo meros espectadores en aquel debate.

—Y escoger un campo de batalla ventajoso —secundó ella.

—Exacto. —Björn se arrellanó en su asiento, apoyando el tobillo de una de sus piernas en la rodilla de la otra—. Ivar siempre explora el campo antes de una batalla, para así sacar provecho al relieve durante el combate. Se le despojamos de esa posibilidad, la ventaja será nuestra —sentenció, encogiéndose de hombros con naturalidad.

Lagertha inspiró por la nariz. Le gustaba lo que estaba oyendo.

—El lugar elegido debe incluir bosques —remarcó, lanzándole una mirada de soslayo a Svase—. Es donde los sámis se defienden mejor. —El rey asintió, corroborando sus palabras. Gran parte de su táctica a la hora de luchar se basaba en el camuflaje y la mimetización con el entorno, cosa que no podía realizarse en campo abierto.

Durante la siguiente media hora el grupo continuó deliberando los detalles del futuro enfrentamiento. Siendo El Deshuesado uno de sus adversarios, había mucho que plantearse y en lo que pensar. Y es que ya había quedado demostrado que Ivar era un grandísimo estratega. Eivør solía compararlo con una serpiente, ya que era astuto y traicionero... Y porque se arrastraba como una. Solo que una serpiente tenía más encanto, por supuesto.

Tras varios minutos de diálogo, se llegó a la conclusión de que el menor de los Ragnarsson podía actuar de dos maneras: avanzar por tierra o atacar Kattegat directamente por mar. Y, obviamente, ellos no podían estar en ambas partes. O seguían el plan de Björn para poder interceptarlos a medio camino y librar la batalla en un sitio que les resultase ventajoso estratégicamente o se quedaban en la capital para defenderla en caso de una emboscada. Y ahí era donde surgía el conflicto: de escoger la primera opción y atacar Ivar por mar, no habría guerreros suficientes para defender Kattegat.

El Deshuesado se haría con el control del reino sin tener que luchar por él. Se lo dejarían en bandeja de plata.

—Hay que elegir —manifestó Lagertha—. Yo me inclino por Björn.

Todos lo hicieron realmente, puesto que la votación fue unánime.

Eivør se echó hacia atrás en su silla y se enroscó un bucle de su cabello azabache en torno al dedo índice. Poco más había que decir; el objetivo de aquella reunión estaba cumplido. Contaban con un plan base, algo de lo que poder tirar y a lo que dar forma durante los próximos días.

Aunque la soberana tenía algo más que aportar.

Algo que nadie —o casi nadie— esperaba.

—Antes de dar por finalizado el concilio, me gustaría anunciar algo —indicó Lagertha, volviendo a acaparar la atención de todos los presentes. Cruzó miradas con su hijo, quien se había tensado como un resorte, lo que despertó la curiosidad de Eivør. Esta escrutó a Björn con minuciosidad, intrigada por su repentino cambio de actitud. Hasta que los orbes celestes del caudillo vikingo se posaron en los suyos con cierta urgencia, haciéndole saber que algo no iba bien—. Todos habréis llegado a esa conclusión por su presencia en este thing, pero de igual manera me complace comunicar que, finalmente, el rey Svase y yo hemos llegado a un acuerdo, fijando los términos de la alianza entre Kattegat y el pueblo sámi.

La mirada de Eivør fue a parar nuevamente a Lagertha, y luego a Svase. El líder sámi era un hombre pequeño y enjuto que siempre iba engalanado con los ropajes característicos de su pueblo, al igual que su hija, cuya belleza destacaba incluso con aquellos turbantes cubriendo su cabello.

Las pulsaciones de la morena se dispararon sin causa aparente, generándole una desagradable sensación de intranquilidad. Tenía un mal presentimiento, como una especie de corazonada. Y lo peor de todo era que su instinto no solía fallarle.

—Mi hijo Björn y la princesa Snæfrid contraerán nupcias dentro de nueve días, sellando la alianza por medio del matrimonio —reveló la célebre escudera, quien había vuelto a ponerse en pie. Le resultó imposible no observar a Torvi por el rabillo del ojo, consciente de que su ruptura con Björn todavía estaba demasiado reciente. Pero esperaba que lo entendiera, que comprendiese que las situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas—. Estoy segura de que los dioses bendecirán esta unión y guiarán a nuestros pueblos a la victoria. ¡Brindemos por ello! —exclamó a la par que alzaba su jarra de mjöd.

Todo se detuvo alrededor de Eivør, cuya expresión era la viva imagen del desconcierto. Tenía las cejas alzadas y los labios entreabiertos, con sus iris centelleantes sin saber a quién mirar. La satisfacción en el rostro de Svase, así como la sonrisilla tímida que lucía Snæfrid, no hicieron más que confirmar lo dicho por Lagertha.

El matrimonio era el último paso para el cumplimiento del convenio. Aquello a través de lo cual se oficializaría la alianza.

Focalizó toda su atención en Björn, que no hacía más que rehuir su mirada. Aquello la había pillado totalmente desprevenida, tanto que hasta incluso había perdido el color. Sabía que Drasil la estaba observando, que desde que se había anunciado el compromiso no le quitaba la vista de encima, siendo la castaña su mayor confidente respecto a sus idas y venidas con el primogénito de Ragnar Lothbrok, pero no fue capaz de devolverle la mirada.

Todos se unieron al brindis excepto ella, quien estaba demasiado ocupada tratando de asimilar lo que acababa de escuchar. Le daba absolutamente igual lo que los demás pensaran de su comportamiento o que les estuviese dando una mala imagen a los sámis. En aquellos momentos estaba demasiado conmocionada, con una vorágine de emociones que nunca antes había experimentado desatándose en su interior.

Los segundos se alargaron hasta convertirse en algo indefinido, oscurecido por aquel caos de sensaciones contradictorias que se había abierto paso dentro de ella. Y cuando al fin sus ojos se encontraron con los de Björn, chocando en medio de aquel mar de confusión e incertidumbre, todo cuanto pudo sentir Eivør fue una inmensa desazón en el pecho.

Justo donde se encontraba su corazón.

Caminaba lo más rápido que podía, queriendo llegar a casa cuanto antes. Había sido la primera en abandonar la dependencia donde se había llevado a cabo la reunión, diciéndole a Drasil que tenía cosas que hacer y que no podía quedarse. A Björn directamente lo había ignorado, haciendo caso omiso de sus múltiples intentos de hablar con ella. No estaba de humor para tratar con nadie, mucho menos con el rubio.

Se sentía... Ni ella misma sabía cómo describirlo. Nunca antes había experimentado nada semejante: una decepción tan intensa, tan sofocante. Pero ¿decepción por qué? ¿Acaso ella misma no había sido consciente todo ese tiempo de que lo suyo con Björn estaba abocado al fracaso? ¿Que lo que había surgido entre ellos no iba a ir más allá de una simple aventura?

Por supuesto que sí. Siempre lo había sabido.

¿Y entonces por qué estaba así? ¿Por qué le había molestado tanto escuchar que el mayor de los Ragnarsson iba a contraer matrimonio con la princesa Snæfrid?

Sacudió la cabeza con brusquedad, a fin de librarse de esos pensamientos tan infructuosos. No quería darle más vueltas al asunto, ni tampoco hacerse mala sangre por algo que no debería importarle lo más mínimo. Lo que hiciera Björn con su vida, así como las mujeres con las que estuviese, no era de su incumbencia. Se habían acostado un par de veces en Inglaterra, sí, pero luego cada uno había seguido su camino. Todo lo que habían hecho había sido libre de compromisos y ataduras, por puro placer y desfogue.

El vello de la cerviz se le erizó cuando oyó que alguien la llamaba a lo lejos, pidiéndole que se detuviera. No necesitó girarse para saber de quién se trataba; aquella voz era inconfundible. Y más para ella, quien cada vez tenía más problemas para sacársela de la cabeza.

No se detuvo en ningún momento, ni siquiera cuando volvió a escuchar su nombre. Siguió caminando como si nada e incluso aceleró el paso, con los labios apretados en una fina línea y los puños cerrados y pegados al cuerpo.

—¡Eivør, espera!

Como si el destino pretendiera burlarse de ella, aquella figura alta y tonificada que tan empeñada estaba en evitar irrumpió en su campo de visión. A Björn no le costó nada alcanzarla, situándose delante de ella para obligarla a detenerse. Debía de haberla seguido a raíz de que se marchara del Gran Salón, y ahí estaba ahora: insistente como él solo y sin la menor intención de dar su brazo a torcer.

—No puedo hablar ahora, Björn. Tengo prisa —pronunció Eivør en su mejor tono neutral. Ni siquiera le miró a los ojos, como si el mero hecho de tenerlo delante la desestabilizara por completo. Y realmente así era, solo que no lo quería admitir—. Lo siento.

Forzó a sus entumecidas piernas a que se pusieran nuevamente en movimiento, ansiosa por alejarse de él, por dejar de sentir su presencia, pero el guerrero volvió a retenerla. Este apresó su muñeca derecha y tiró de ella con suavidad, obligándola a que lo encarase una vez más. La skjaldmö así lo hizo, suspirando en el proceso.

Dioses, por qué a ella.

#

—Eivør, no tenía ni idea... —se apresuró a aclarar Björn, aún con sus falanges afianzadas en torno al antebrazo de la susodicha—. Me enteré ayer. Por eso mi madre quería verme, para poder contarme el acuerdo al que había llegado con Svase —explicó—. Necesitamos la ayuda de los sámis. No podía negarme.

Eivør se zafó de su agarre en tanto negaba con la cabeza.

—No tienes que darme explicaciones. Lo entiendo. —Se encogió de hombros con simpleza, como queriendo restarle importancia al asunto. Todo en ella transmitía despreocupación e indiferencia, a excepción de su mirada, que era un fiel reflejo de la tormenta que se había desatado en su interior—. No pasa nada, en serio. Estoy segura de que Snæfrid será una buena esposa —añadió con una sonrisa forzada tironeando de las comisuras de sus labios.

Ante eso último, el caudillo vikingo frunció el ceño.

—¿Por qué finges que no te importa? —inquirió, enronqueciendo la voz.

La morena alzó las cejas con fingido asombro.

—¿Acaso debería importarme? —Rio, burlona.

La arruga vertical entre las cejas de Björn se acentuó, clara señal de que no le estaba gustando nada su comportamiento, el cómo lo estaba frivolizando todo. A él no le engañaba; sabía que estaba mintiendo, que tan solo se estaba resguardando tras una fría máscara de impasibilidad para evitar enfrentarse a la realidad. Para no tener que reconocer que la noticia de su compromiso con la princesa sámi la había contrariado a más no poder.

—Sí. —Aquella palabra salió firme y contundente de la boca del primogénito de Ragnar Lothbrok, que lucía mortalmente serio. La despreocupación de la que había hecho gala durante el concilio se había desvanecido sin dejar rastro, dando lugar a una especie de zozobra que no parecía querer darle tregua—. Y, de hecho, lo hace. De lo contrario, no te habrías ido así del Gran Salón —puntualizó.

Eivør chistó de mala gana. La paciencia se le estaba agotando, y eso era algo que no le beneficiaba a ninguno. Pero Björn no era de los que se rendían con facilidad.

Y luego ella era la terca.

—Ya te lo he dicho: tengo prisa —repitió la muchacha—. No todo gira a tu alrededor, Ragnarsson. —No tuvo ningún reparo a la hora de soltar aquel dardo envenenado.

Trató de pasar por su lado, pero Björn nuevamente se lo impidió.

—¿Tanto te cuesta admitirlo? —farfulló él, molesto.

Ahora fue el turno de Eivør de fruncir el ceño.

—¿Admitir el qué? —cuestionó, entornando los ojos.

El hombre suavizó la expresión de su semblante. Avanzó un paso, reduciendo de manera considerable la distancia que lo separaba de su interlocutora, y se tomó unos instantes para poder admirar sus rasgos faciales. Siempre le había encantado el hoyuelo de su mentón, al igual que los que se formaban en la piel subyacente de sus mejillas cuando sonreía. Su belleza no tenía nada que envidiarle a la de Freyja, eso seguro.

—Que sientes algo por mí —respondió Björn tras unos segundos más de fluctuación. No sabía cómo lo hacía, pero Eivør siempre conseguía encandilarle, hasta el punto de que todo lo demás dejaba de existir para él.

Al oírlo, el aire abandonó los pulmones de la más joven. Esta se quedó paralizada, con un inusual brillo en sus iris pardos y los labios entreabiertos. Su corazón latía tan desenfrenadamente que tenía la impresión de que en cualquier momento se le saldría del pecho.

Se mantuvo así durante unos instantes más, hasta que algo se activó dentro de su cabeza. Parpadeó varias veces seguidas, como si acabara de salir de una especie de ensoñación, y entonces...

Empezó a reír.

Debido a sus estrepitosas carcajadas, Björn volvió a arrugar el entrecejo, irritado. Retrocedió en un acto reflejo y se cruzó de brazos, todo ello mientras Eivør se reía en su cara.

—¿De verdad crees que...? —La escudera se llevó una mano al vientre, que le dolía a causa de las carcajadas. No obstante, había algo en su mirada, en la forma en que estaba tratando de desentenderse de la situación, que evidenciaba que no estaba tan animada como quería aparentar—. Lo que pasó entre nosotros en Inglaterra, lo que hicimos —continuó diciendo, una vez recuperada la compostura—, estuvo bien, no lo voy a negar. Pero es simplemente eso: una aventura que ya no da más de sí. —Hizo un mohín con la boca, como si lo que acababa de decir fuera lo más obvio del mundo—. No puedes pedirme nada más allá de eso. Yo no soy Torvi; no aspiro a casarme ni a formar una familia, ni a ser una compañera sumisa y complaciente —remarcó—. Además, vas a casarte con Snæfrid. ¿Qué quieres que haga respecto a eso? ¿Que sea tu concubina, la amante que te caliente la cama cuando no lo haga tu esposa? —Chasqueó la lengua, dejando entrever su exasperación—. No, Björn. Yo no soy la segunda opción de nadie, y menos la de un hombre.

Se hizo el silencio. Uno condenadamente opresivo.

Una sombra cruzó el rostro de Björn, cuyos orbes azules se habían convertido en dos témpanos de hielo, fríos e inescrutables. La tensión se había apoderado de sus hombros, al igual que de la línea de su mandíbula. Eivør, por el contrario, se mantuvo imperturbable, como si nada en los Nueve Mundos pudiera afectarla.

—Vale. Me ha quedado todo muy claro —articuló Piel de Hierro en tanto fruncía los labios en una mueca desdeñosa—. No volveré a molestarte, no te preocupes.

Un desagradable nudo se aglutinó en la garganta de la morena, que pudo apreciar un poso de decepción y resentimiento en la mirada de Björn. Sin embargo, a pesar del dolor que sentía en el pecho, de aquella sensación asfixiante que estrujaba su corazón, no dijo nada. Y tampoco lo hizo cuando el primogénito de Ragnar Lothbrok le dio la espalda y emprendió el camino de regreso al Gran Salón.

▬▬▬▬⊱≼≽⊰▬▬▬▬

N. de la A.:

¡Hola, corazones!

Bueno, bueno, bueno... Que las cosas no solo se complican para el Drabbe, mai friens. Me he puesto a sembrar dramas y tragedias y no hay quien me pare, jeje. Primero hemos sufrido con Drasil y Ubbe, quienes, como habréis podido comprobar en la primera escena, ni se miran, y ahora Eivörn se ha unido al club de los ships con complejo de Titanic :D

Solo falta que Kagertha se una a la lista *sonrisa malvada*.

Pero mejor vayamos por partes, porque aquí Lucy se ha sacado un as de la manga y nos ha colado tremendo plot twist. Porque no, mis pequeños vikingos, Snæfrid, aka La Christian Grey nórdica, no iba a estar de elemento decorativo en Yggdrasil uwu Es cierto que su personaje me parece de lo más irrelevante (y ya no hablemos de su «relación» con Björn), pero yo no desaprovecho ni una sola oportunidad para añadir drama xP

Decidme, ¿qué os ha parecido este giro de los acontecimientos? ¿Os esperabais un matrimonio concertado? Contadme, pequeños míos ( ͡❛ ᴗ ͡❛)

¿Y QUÉ ME DECÍS DE LA REACCIÓN INICIAL DE EIVØR? Que la pobrecita mía se ha quedado hasta descompuesta cuando Lagertha ha soltado la bomba... Aunque ya habéis visto que no ha tardado nada en cambiar el chip. El pobre (o no tan pobre) Björn se ha quedado con cara de póquer x'D No obstante, teniendo en cuenta cómo se las gasta nuestra sassy escudera, se veía venir que iba a reaccionar así.

Aunque no sé si es buena idea pelearse cuando la batalla está tan próxima, jeje.

Sin embargo, voy a arrojar algo de luz sobre todo esto y deciros que me he portado bien en los capítulos que están por venir (bueno, más o menos). El próximo cap. es de transición para asentar un poco todos estos dramas y dar pie a lo que se viene, pero los cuatro siguientes... ¡Por Odín! Estoy segura de que os van a gustar mucho, porque van a ocurrir ciertas cositas que LLEVAMOS ESPERANDO DEMASIADO.

Ahí lo dejo.

Por cierto, si hay algún fan de Hijos de la Anarquía por aquí, hace unas semanas publiqué un nuevo FanFic basado en esta maravillosa serie. Se llama Ramé y tiene toda la pinta de que se va a convertir en otro de mis bebés consentidos u.u Así que si a alguien le va todo el tema de los moteros y de las guerras entre bandas, quizá le interese pasarse y echarle un vistacillo (͡° ͜ʖ ͡°)

Y eso es todo por el momento. Espero que os haya gustado el capítulo. Si es así, por favor, no olvidéis votar y comentar, que eso me anima muchísimo a seguir escribiendo =)

Besos ^3^

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