Eisherz

By leisydiaz14

123K 20.8K 14.2K

«Él está encerrado en mi sótano y yo estoy condenada a enamorarme de él.» Desde el día en que Madison descubr... More

ADVERTENCIA
PREFACIO
Capítulo 1: Malakai
Capítulo 2: Despertar
Capítulo 3: Extraño
Capítulo 4: Sonrisa
Capítulo 5: Hambre
Capítulo 6: Genio
Capítulo 7: Volar
Capítulo 9: Cavernícola
Capítulo 10: Temperatura
Personajes
Capítulo 11: Aren
Capítulo 12: Reloj
Capítulo 13: Importante
Capítulo 14: Corazón
Capítulo 15: Beso
Capítulo 16: ¿Sorpresa?
Capítulo 17: Hermano
Capítulo 18: Proteger
Capítulo 19: Cita
Capítulo 20: Dibujo
Capítulo 21: Betsy
Capítulo 22: Límites
Capítulo 23: Almas
Capítulo 24: Pensamientos
Capítulo 25: Traición
Capítulo 26: Órganos
Capítulo 27: Cuento

Capítulo 8: Secuestradora

4.7K 884 859
By leisydiaz14

Y yo también.

No sé de dónde saqué la fuerza necesaria para agarrar el mando de la televisión y presionar el botón que la apagaba.

—¿Sabes si quiera lo que significa esa frase? —pregunté, caminando hacia la ventana y cerrando las cortinas. Me mantuve de espaldas a él, esperando a que mis mejillas se enfriaran y mi corazón dejara de latir.

—Significa que tengamos relaciones sexuales para que me perdones. —inquirió.

Bufé. Me giré hacia su dirección con el ceño fruncido. Su bulto en la entrepierna seguía remarcado, por lo que hice lo posible para no bajar la vista.

—¿De dónde sacaste eso?

—La mujer en la televisión estaba discutiendo con uno de los hombres al principio. —explicó, moviendo sus manos como si estuviera exponiendo un proyecto— Él le dijo "I want to fuck with you". Ambos comenzaron a desnudarse, tuvieron relaciones y la mujer se veía muy feliz en el proceso. Por lo que ya no estaba molesta.

Entrecerró sus ojos y elevó la mirada, pensativo.

—Aunque no entiendo por qué el pizzero se unió luego a ellos.

—Eisherz. —llevé la mano a mi frente, negando con la cabeza— No puedes creer todo lo que vez en la televisión y menos en una película pornográfica.

—¿Por qué? Parecía tener sentido. Además, tú estás molesta conmigo por haber salido cuando me dijiste que no lo hiciera, y yo quiero que me perdones. —formó un puchero con los labios— No quiero que estés enojada conmigo. Me pone triste.

Yo que tú, acepto el sexo de reconciliación. Solo digo.

No puedo hacer eso. Me estaría aprovechando de su inocencia.

Venga ya. ¿Inocente con ese tamaño allí abajo?

Cállate, que no estás ayudando.

—No estoy molesta contigo. —declaré, sentándome en el borde de la cama.

—Mentira. Solo lo dices porque no quieres tener relaciones conmigo.

Claro. Y el hielo no se derrite bajo el sol, no te jode.

—No es eso. —ignoré a mi conciencia— De verdad que ya se me pasó el enfado. Además, si querías que te perdonara, me hubieras pedido disculpas en vez de ofrecerme sexo.

—¿Eso habría bastado? No creo que fuera suficiente.

—Cuando uno pide perdón, a veces no es la cantidad o el esfuerzo, sino la sinceridad.

—Entonces... ¿estamos bien? —se puso de rodillas en la cama, acercándose a mí, en espera de una respuesta.

—Sí. Estamos bien. —sonreí. El semblante de Eisherz tomó color y expresó su felicidad, dando una vuela en el aire con una enorme sonrisa de oreja a oreja— Pero para la próxima vez que me desobedezcas, no solo me voy a enfadar, te voy a dejar fuera de casa.

Lo último que dije era mentira. Ni loca lo alejaría de mí. Pero eso él no lo sabía y de alguna forma, resultaba ventajoso para mí.

Asintió como un niño pequeño y se dejó caer obedientemente sobre el colchón.

Mi teléfono sonó sobre la mesita de noche. Era un mensaje de Coral, mi excompañera de trabajo.

"Hola. ¿Cómo estás, Madison? Espero que bien.

Te tengo una noticia mala y otra buena. La mala es que el Jefe aún sigue reacio a devolverte el trabajo acá en la sede central, tendrías que rogarle mucho para que cambiara su decisión; y la buena es que hay un puesto vacante en la sede de Malakai. Esta mañana, hice una solicitud para que te dieran el puesto ya que era tu pueblo natal y acaba de ser aceptada. No cobrarás lo mismo que antes, pero es un sueldo decente. Tú decides si aceptas el trabajo o no.

Espero tu respuesta. Un saludo."

Aceptar ese trabajo sería el equivalente a resignarme a nunca regresar a mi cargo original en la sede central de Alcor. Coral lo sabía al enviarme la propuesta. Y si Eisherz no hubiera despertado, posiblemente estaría de vuelta en la oficina rogándole a mi Jefe para que me readmitiera.

Pero en estos momentos, el trabajo en la sede de Malakai era la mejor opción. Estaría cerca del chico de hielo y tendría un sueldo decente para mantenernos a ambos.

Por lo que no tuve que pensármelo mucho para responder su mensaje y aceptar la propuesta.

Debía tomar esta oportunidad como un nuevo comienzo en mi vida.

(...)

Cuatro días habían pasado. Mi tío ya estaba fuera de casa y por fin vivía sola con mi chico.

Eisherz ya podía andar, o volar, libremente en la comodidad de nuestro hogar. Nunca estaba quieto en un solo lugar, se la pasaba de aquí para allá con un libro en la mano o dando vueltas con la laptop en la cabeza.

Había aprendido dos idiomas más en esos días: inglés y ruso. Aún me sorprendía la rapidez con la que asimilaba cosas nuevas. Él era el que cocinaba en casa, y nunca repetía plato. A veces me despertaba por la madrugada y lo pillaba viendo programas de cocina a esas horas.

Le encantaba aprender cosas nuevas y su cerebro nunca se llenaba de información. Siempre tenía espacio para más.

Comer era su actividad favorita, y por la cantidad de veces que lo hacía al día, ya se podía considerar como manía. Si por casualidad le quitabas una de sus cinco comidas obligatorias diarias, estaría gruñendo durante horas.

—Escúchame bien, Eisherz. —hablé mientras introducía lo necesario en mi bolso.— Voy a estar fuera de casa por unas horas y...

—¿Vas a comprar comida? —preguntó. Su cabeza sobresalía por encima del sofá donde estaba sentado, con los ojos brillantes en mi dirección.

—No. Voy a trabajar. —soltó un bufido y regresó la vista a la pantalla— Y me voy a demorar mucho más tiempo que cuando voy al supermercado, así que espero que recuerdes claramente las reglas para cuando no estoy en casa.

—No abrirle la puerta a nadie, tú tienes llaves y nunca vas a tocar el timbre. —comenzó a enumerar— No hacer mucho ruido. No asomarme por las ventanas. No agredir al bicho.

—Se llama Mr. Hugs. —recalqué, acariciando al animal que dormitaba sobre la alacena.

—Eso. —puso los ojos en blanco y estiró su cabeza hacia atrás, mirando de reojo— ¿Algo más, secuestradora?

Fruncí el ceño.

—¿Secuestradora?

—Sí. Ayer vi una película en la que una mujer despertaba después de un accidente con amnesia y el hombre a su lado le dijo que era su marido. —explicó— La llevó a una casa apartada en el campo, sin nadie alrededor, sin cobertura, con la excusa de que era para su salud. Y al final terminó descubriendo que ese hombre la tenía secuestrada, había sido quién provocó su accidente y había matado al verdadero marido.

Giró su cuerpo por completo, fijándose en mí.

—O sea, más o menos como tú me tienes a mí: apartado del mundo exterior.

Solté un bufido, perpleja por la situación.

—Olvidas mencionar la parte en la que puedes volar y tu temperatura corporal no sobrepasa los 31.5 grados Celsius. —me crucé de brazos y el apartó la mirada, fingiendo ignorancia.— No eres una persona normal y si...

—...el mundo exterior se entera de mi existencia, me meterían en un laboratorio de por vida. —terminó la frase por mí. Ya se la sabía de memoria por las tantas veces que se la había dicho en estos días.

—Así que deja de quejarte y has lo que te ordeno, por favor.

Se acomodó nuevamente en el sofá, luego de asentir con la cabeza. Esperaba que no se hubiera molestado conmigo por eso. Solo lo hacía para protegerlo de las personas que habían asesinado a mis padres y que de seguro iban por él. Aunque no estuviera segura de eso por la cantidad de años que había pasado, no podía bajar la guardia.

Agarré mi bata colgada al lado de la puerta y me coloqué el bolso en el hombro camino hacia la salida.

Antes de que pudiera abrir la puerta y con el pomo en la mano, sentí como unos labios suaves hacían presión sobre mi mejilla en un beso rápido. Con el rostro caliente y posiblemente sonrojada, ladeé la cabeza, encontrándome con Eisherz flotando en el aire y con su semblante muy cerca de mí.

—Vi en las películas, que las personas se despiden con un beso en la mejilla. —explicó— Como nunca lo hacemos, quise tomar la iniciativa por una vez.

Me quedé suspensa en sus ojos por unos segundos.

—¿Hice mal? —preguntó en un tono de voz ahogado y con la mano en el pecho.

—No. No. Para nada. —murmuré cuando fui capaz de encontrar mi voz.

Él no parecía convencido con mis palabras. De hecho, se veía arrepentido, al punto de que sus ojos aparentaban contener lágrimas. ¿Alguna vez lo había visto llorar? No, y no pensaba tener que verlo algún día.

Así que, guiándome por mis instintos, lo sujeté del pulóver, bajándolo hacia mí, dejando un beso inocente en su mejilla.

—Nos vemos. —no me quedé para ver su reacción y rápidamente salí de mi hogar con el corazón latiéndome a mil por segundo. Me sentía como una adolescente cuando tenía frente a su crush de toda la vida.

Bueno, él es tu crush de toda la vida. Tu actitud es la que hay que arreglar si queremos avanzar un poco más que un beso en la cara.

Para mí eso era más que suficiente. Hacía años solo soñaba con la mera idea de tocarlo o de escuchar su voz, y ahora podía hacer todo eso y más. No quería echar a perder lo que teníamos por querer correr en vez de caminar.

Me detuve en el borde de la acera, en busca de un taxi que me llevara hacia la empresa. La calle estaba vacía y solo distinguí a un hombre pasar en una bicicleta. El vecino de enfrente podaba su jardín con unos audífonos en los oídos, cuando nuestras miradas se encontraron, agitó su mano en el aire en señal de saludo y luego continuó con lo que hacía.

Estuve veinte minutos esperando y lo más parecido a un vehículo que vi, fue a un chico montado en un carro de juguete paseando con la que supuse que era su madre.

Saqué mi teléfono del bolso y le marqué a Landon en busca de ayuda. Logan había sido mi primera opción, pero viendo las horas que eran, aún debía de estar bajo el edredón de su cama gracias a sus noches de juegos.

—Buenos días, extraña. —masculló la voz dulce de Landon al otro lado.

—Dime que eres mi salvador y tienes un vehículo que pueda llevarme al trabajo antes de que me pudra en esta acera. —alegué, sin corresponderle el saludo por lo apresurada que me encontraba.

—¿Eh...? Supongo que sí. —vaciló— Espera, ¿encontraste trabajo?

—Si. Voy a comenzar en la sede de Alcor de nuestro pueblo y ya voy diez minutos tarde porque no ha pasado un mísero taxi desde que estoy esperando frente a mí casa. —gruñí con la mandíbula tensa.

Escuché una corta risa al otro lado de la línea.

—No te rías de mí.

—Es imposible no hacerlo. —contuvo su burla y añadió— Ya te paso a buscar, no te muevas de ahí.

—Ni que pudiera hacerlo. —y volvió a estallar en carcajadas.

Capullo.

Colgué la llamada y me resigné a esperar donde mismo estaba. Podía haber entrado en casa y esperar en mi cómodo sofá, pero aun necesitaba tiempo para ver a Eisherz después de la despedida. Solo de pensarlo, mis mejillas volvían a calentarse.

Por favor, Madison. Ya le besaste en los labios. ¿No lo recuerdas? ¿Por qué te sobresaltas solo por esto?

Al pasar de unos minutos, visualicé a Landon aparecer en mi calle montado en una bicicleta.

¿En serio? No había otro vehículo.

Hubiese sido mejor que nuestro chico de hielo te llevara en brazos por los aires.

—Hola, extraño —le saludé. Llevaba el cabello escondido con una gorra negra que dejaba entrever unas hebras castañas por los lados. Sus ojos verdes se achicaron al sonreírme.

—Cerré la librería por ti. Siéntete afortunada, extraña.

—Oh. —me llevé la mano al pecho en un gesto exagerado— Logan deja su juego para venir a verme y tu cierras tu librería para salvarme. Los hermanos Davis siempre poniéndome en la cima de sus prioridades.

Me fulminó con la mirada y yo sonreí.

—Sube.

Me monté en el pequeño asiento trasero. Por suerte llevaba un pantalón de mezclilla y no un vestido. Si de por sí ya eran incómodos los hierros a través de la tela del pantalón en mi trasero, no me lo imaginaba con una saya.

Envolví la cintura de Landon con mis manos cuando me acomodé. Sentí sus músculos tensarse, pero no le tomé importancia ya que comenzó a pedalear antes de que pudiera decir algo.

—¿Cómo has estado en estos días? —preguntó cuando íbamos calle arriba— ¿No ha aparecido de nuevo el intruso de aquel día?

—Gracias a Dios que no. Todo ha estado tranquilo.

Si por tranquilo te refieres a estar detrás de Eisherz cada vez que intentaba ahorcar a Mr. Hugs. Pues sí. Ha estado todo muy tranquilo.

Nos quedamos unos segundos en silencio, hasta que él volvió a hablar.

—¿Y tú... novio?

—Bien.

No quise dar una respuesta más profunda o detallada porque no quería tener que mentirle o hablarle más de lo debido. Eisherz era como mi tema tabú.

La empresa quedaba en las afueras del pueblo. No me extrañaba que nunca hubiera cogido por estos caminos. Mi tía me tenía prohibido acercarme a los límites de Malakai y el edificio quedaba casi en la frontera. El logo particular de Alcor se hacía más grande mientras nos aproximábamos.

—Gracias por traerme. —declaré cuando me bajé de la bici frente a la empresa.

—Para servir. —se inclinó hacia delante como si estuviera haciendo una reverencia y yo sonreí.

—¿Te molestaría venirme a buscar también? —pregunté, entornando los ojos— Ya sé que tengo que comprarme una de esas en estos días para no depender de ti, —añadí señalando a su bici— ¿pero por ahora podrías ayudarme?

—Claro, extraña. —se acercó como si me fuera a besar la mejilla y, por instinto, me alejé hacia atrás.

No quieres que nadie borre los labios de Eisherz de tu cara, ¿cierto, loquilla?

Al ver que su semblante se ensombreció y que evitó el contacto visual conmigo, me sentí culpable.

—Lo siento, es que no quiero estropear mi maquillaje. —mentí.

—No pasa nada. Me escribes cuando hayas terminado. —y seguido de sus palabras, desapareció calle abajo.

Caminé hacia la entrada del establecimiento con los ánimos por los suelos. Empujé la puerta y frente a mí se abrió un gran salón, con sillas a un lado y en el otro extremo, un buró mediano donde había una mujer detrás mascando chicle y con los ojos cerrados.

Cuando comencé a acercarme, alguien habló a mis espaldas y me fue imposible no detenerme.

—Pero a quién tenemos aquí. —su voz era gruesa y con un tono dramático— Si es la hija del Gran Delirante Jaled Smith.

Antes de poder detallar con perfección, la potente figura masculina que ahora se encontraba frente a mí, escupí una respuesta desde lo más profundo de mi alma.

—¿Quién demonios eres tú para hablar así de mi padre, maldito cavernícola? 

❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄

¡Holiss!

Hoy es #ViernesDeEisherz y aquí tienen su nuevo capítulo.

Estos días he estado un poco desconectada porque mi familia y yo tenemos Covid, y pues la cosa está un poco fea. Gracias a Dios, yo estoy un poco mejor, pero hay cosas de las cuales no quiero hablar, así que por ahora quédense con que ando liada.

Opiniones de Eisherz el inteligente por aquí

Madison la tímida jjj

Landon el de la bici

Y nuestro nuevo personaje final, a quién por ahora llamaremos "Maldito cavernícola" jajaja

Me despido, os amo un montón.

XOXO

Continue Reading

You'll Also Like

29K 3.8K 54
Allyson es en muchos sentidos una estudiante perfecta, y se espera mucho de ella de parte de su familia y de su escuela. Por eso sorprende a más de u...
351K 22.2K 28
Todo en mi vida era normal. Hasta que entre a ese bar. ¿Dirás cuál es el problema? Ahi los conocí, conocí el secreto de este pueblo. No puedes confia...
6.2K 1.3K 35
Las almas perdidas gobiernan... La prisión mágica es un completo caos... Solo algunos han sobrevivido... Solo pocos reinos siguen en p...
75.9K 5.1K 42
"ALGO SINIESTRO Y MISTERIOSO ESTA APUNTO DE DESCUBRIRSE" ¿Nunca has tenido pesadillas que quisieras borrar y nunca haber tenido?. Yo si... ¡NO SE ACE...