Promise me: Kirkland's family...

By Taylordreamer

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Hannah Baker no puede tener la posibilidad de respirar el mismo aire que Justin Kirkland...pero, ella adora a... More

BIENVENID@S :D
Capítulo 2 (Parte 1)
Capítulo 2 (Parte 3)

Capitulo 1

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By Taylordreamer

CAPITULO 1: KIRKLAND'S FAMILY

Barcelona.

Hannah se tomó un momento para tratar de asimilar ese pequeño mundo. Barcelona...¿Estaba en...Barcelona, España?

Bien, vaya... ¿Estaba realmente en otra Barcelona situada al lado del puente de aguas azules del Mediterráneo? Ella volvió la mirada a su nueva casa en su ordenador e intentó parar su aliento inestable. Él vive en España. Él es un ingeniero de una empresa global multimillonaria. Él tiene una preciosa mujer y dos, tan hermosos hijos. Y yo soy la idiota que está prendada de él.

Hannah no sabía por qué había sentido el impulso de ir a buscar a Luke Kirkland. No lo ha visto, ni hablado con él, desde hace trece años. No desde que un año después de su graduación en el instituto y ella dejará su pequeña ciudad natal para perseguir su sueño de hacerse una actriz o cantante en Hollywood.

Actualmente, sí, yo realmente sé porque tengo que ver a Luke por mí misma. Porque su padre estuvo paseándose por su tienda ayer, y Hannah no podía evitarle esta vez.

Ronald Kirkland la arrinconó en la sección del jardín de hierbas y preguntándola que tal había pasado todos estos años. Ella dijo que estaba bien, y ella le preguntó sobre él y su familia, cosa que comenzó con esta cadena de pensamientos sobre Luke, conduciendo su compulsión para ver su éxito para sí misma.

Y mírame...sola, soltera, unas partes no habladas en algún drama policial - generalmente como cadáver, se irritó - un anunció de tampón comercial, una película de grito calculada en la cual murió en los primeros treinta minutos y una cadena de inútiles, pruebas fracasadas bajo su cinturón... y esto era sobre ello. Y nadie quería escuchar sus canciones, ni siquiera en los clubes. La decían que tenía una buena voz, pero que era muy tipica. La dijeron que debería ir a Nashville. Hannah no quería ir a Nashville. Ella buscaba ser una estrella de Hollywood...como su madre trató sin éxito de conseguirlo, y Hannah pensó que conseguiría lo que su madre no hizo. Pero esto era antes de que Lawna Miles se casara con James Baker, colocado detrás de Conway, Arkansas, donde dio a luz a Hannah, y lo dejó para siempre porque el lugar era "muy nacional".

Hannah se había decidido a demostrar que ella era mejor que su madre, pero ella volvió a casa hace cinco años para cuidar a su padre enfermizo, ya que el cáncer tomaba lentamente su vida. Había estado dirigiendo la tienda de suministros del jardín y la granja de su papá después, entonces, porque nunca podría aguantar decepcionarle, y su tienda había sido su vida entera después de que su "madre" se fuera. Pero la vida de Hannah se convirtió en un sinsentido...desesperada...sin amor.

Solo la semana antes, trato de recordar la última vez que había tenido sexo. Fue cuando volvió a California hace cinco años, ella lo recordó, pero la cara del hombre era un recuerdo borroso, un recuerdo débil de un doloroso sentimiento de soledad, pero desde que se había estado encargando del negocio ella misma, se había convertido en algo más que la clase de sexo ocasional que tenía la muchacha. Había visto bastante saltar la cama en Hollywood para realizar lo que ella nunca había completado como alguna de aquellas jóvenes actrices así de ambiciosas. Y ahora, ella estaba atascada en una ciudad entera de chicos atractivos típicos del país, y Hannah quería tirar de su pelo cada vez que alguien decía, "Hey allí, azúcar" ¿Pero quién podría culparla? Trabajando todo el día en esa tienda de granja en esta pequeña ciudad, los únicos hombres que ella había visto alguna vez en la tienda eran estos que trabajaban para ella, aquellos clientes habituales que su padre ya conocía, y de vez en cuando una nueva cara. De todos modos a ellos les gustaba fastidiarla -"Cántanos una canción, Reba!"(Reba Nell McEntire es una cantante y actriz estadounidense. Considerada uno de los mayores exponentes de la música country)-y se la proponían, pero Hannah Baker no encontraba atractivo a un hombre que estaba cubierto de barro y olía como el abono para vacas.

Sus ojos regresaron a la pantalla de su ordenador. Luke, él creció en una granja, pero él nunca se pareció a los chicos que estaban a su alrededor todo el día...áspero, fuerte, maloliente. Oh, no. Luke Kirkland era tan maduro para su edad, siempre tan cortés y amable y tan respetuoso. Ahora, todavía mantenía ese aspecto, pero más viejo, más generoso y más feliz que la última vez que le vio. Él había sido su primera...en ese traje de gala, en el sótano de la casa de la granja de sus padres. Recordó lo rápido y torpe que había sido, un poco de respiración pesada, sus fríos dedos por debajo de su sujetador, su hebilla del cinturón que la empujaba en la rodilla, pero había sido un señor todo el tiempo. Durante los próximos meses encontraron el ritmo cada uno del otro. Y habían encontrado el amor en su clase de cada uno en otros brazos, pero hasta las tentaciones físicas no habían sido suficientes para no esperarle mientras él estaba en la universidad. Dejó ir a Luke todos estos años. Él preguntó-pidió-que ella se quedase con él, que le esperase hasta que terminase el grado y que se casase con él. Ella dijo que no. Ella esperaba más de la vida. Ella quería ser una estrella.

Había sido una completa y estúpida tonta.

Dejando caer su cabeza al teclado, tocó con mucho ruido un tatuaje para lamentar. ¡Estúpida, estúpida, estúpida! Luke...tan magnifico, elegante, gracioso, dulce, paciente, y fuerte. El chico perfecto, maduro, y ella prácticamente le dio un puntapié en el corazón cuando le devolvió su anillo de pedida y dejó la ciudad. O eso pensaba. Aparentemente ella no hizo un buen trabajo rompiendo su corazón. Él había continuado y había rehecho su vida, se había hecho afortunado y viajó por el mundo con el trio de su familia hermosa.

De acuerdo...date un respiro, Hannah. Tú sabias que esto podría pasar. ¿Qué esperabas? ¿Qué fuese pobre, soltero, y miserable como tú?

No Luke Kirkland. No la estrella del equipo de beisbol. No el presidente del club de francés. No al estudiante sobresaliente que había conseguido una beca académica completa para estudiar en una de las mejores universidades del país. Oh, no. Él tenía sueños, también. La única diferencia era que los suyos eran realistas y sanos, mientras que Hannah creía que ella iba a ser la próxima Meryl Steep solo porqué había conseguido el bronce en tres obras del instituto y ganó dos concursos de talentos cantando...

Hannah suspiró y se apartó de su escritorio. No había ninguna razón para sufrir por el pasado...ni por lo que podría haber pasado. Todavía tenía sueños, pero ahora era más sensata sobre su futuro. Ya no escribía canciones ni pensaba en la interpretación. Con el paso de su padre, heredó un pequeño trozo del cambio junto con la tienda de suministros, y esperó un día tener el coraje para vender todo esto y alejarse de este lugar rústico para siempre. Tal vez regresaría a la universidad y terminaría los estudios esta vez. A ella la gustaba la parte de negocio en la tienda, de modo que eso podría ser un objetivo de carrera para ella... carrera de negocios.

No, suspiró, no podía cambiar su pasado, pero se decidió a hacer algo con su futuro. Pero por ahora, tenía que olvidarlo todo de Luke Kirkland por ahora y conseguir que su despojo trabajara. La cuenta del pan de maíz, las facturas del coche y las tarjetas de crédito no se pagarían solas.

Ahora, hay ilusiones...

*****

Dos noches después, Hannah estaba en la gasolinera de camino a casa desde la tienda, llenando el depósito de su Honda. No podía hacer desaparecer a Luke de sus pensamientos...Luke y su esposa e hijos. Cada momento libre la invadían pensamientos sobre él. Hasta contemplo la opción de mirar su página de Facebook. Que era escalofriante, hasta por su estandarte. Los fluorescentes sobre el surtidor de gasolina parpadeaban y los insectos volaban alrededor de su cabeza en el bálsamo de la noche de verano. El contador del surtido de gasolina pasaba lentamente los números, y cada vez Hannah se frustraba más. Los neumáticos ya cansados, estaba lista para llegar a casa y comprobar el estado de Luke. ¿Continuó esa excursión de navegación que había planeado ayer? ¿O hablo su esposa algo de ello? Hannah tenía que saberlo. Ella estaba obsesionada con su vida...la vida que ella habría podido tener con él.

Un camión Dodge negro, retumbó en la gasolinera y aparcó al otro lado de su surtidor. Una chica-¿alrededor de los veinte o los treinta?-hecho a estallar fuera de la parte de pasajeros, que gritaba a la persona todavía dentro del coche. "!Te odio¡!Déjame en paz¡"

Un hombre salió del lado del conductor, su cuerpo entero se erizó y otra vez se enfadaron, y Hannah giró su cabeza. No es asunto suyo.

"!Josie, cálmate¡!No hay nada que yo pueda hacer sobre ello, y tú lo sabes¡"

"!No quiero ir a ver a la abuela¡"

El hombre anduvo alrededor del capot del coche y se acercó a la muchacha "¿Qué se supone que hago, luego? ¡No voy a llevarte con tu madre!"

"!¿Por qué no?¡"

"!Porque yo he conducido ochocientas millas(1287.475km) porque tu no podías coger un avión" le gritó "!Y son otras ochocientas millas hacia Columbus¡"

"¿Y?"

El hombre se erizó completamente...tembló con la restricción. Hannah se hipnotizo, recordó cuando su padre la miró así. No podía recordar que hizo para que su padre la mirase como si estuviese loco, pero claramente le recordó temblando así.

Con una voz amenazante y baja, el hombre dijo, "Josie, me da igual que tu madre viva en la acera de enfrente, tu no vas a estar con ella en tres semanas sin mi supervisión"

"Entonces se puede quedar en casa" la chica le gritó de vuelta.

"!Tengo que ir¡!Es mi trabajo, Josie¡"

"Entonces, ¿por qué no puedo quedarme con Laura en el verano?"

Hannah les echó un vistazo. Obviamente un padre y su hija. La chica era bonita con rizos rubios que enmarcaban una cara de muñeca, y el hombre era alto, musculoso, también rubio y vagamente familiar, pero ella no sabía porque. Esta no era una ciudad muy grande, asi que probablemente se los encontraría por algún lado...quizás en el Waltmart, el centro de este pequeño pueblo, una comunidad interestatal. También dijo, que él había conducido ochocientas millas, ¿tanto sabía? Tal vez sólo la parecía el cuerpo de alguien conocido.

"No voy a volver a hablar de esto otra vez," dijo furiosamente. "Tú y Laura habéis ido ya a muchos viajes juntas. No vas a pasarte todo el verano con ella. Y yo no voy a estar conduciendo todo el camino de regreso a Savannah esta noche, aun si pudiera"

"!Te odio¡" la chica gritó otra vez y pisó fuerte hacia la correspondiente entrada de la tienda.

"¿Adónde vas?"

"!Al baño¡"

Hannah directamente los miró, aunque parecía que ninguno se había dado cuenta. El surtidor finalmente terminó, y ella suspiró con alivio. El hombre ligeramente se giró ya que su hija acababa de entrar en la tienda. "Caray, va a acabar matándome", refunfuño. Hannah sonrió con satisfacción. Volvió a colocar el mango del surtidor y esperó a que el ticket se imprimiese.

El hombre frustrado se dio la vuelta y clavó sus ojos en ella. Sintió que la faltaba el aliento. Whoa. Esos sí que son unos verdaderos ojos verdes.

"Vaya..."dijo el arrastrando las palabras "Si es Hannah Baker, el pájaro cantor"

Hannah parpadeó "Lo siento...¿le conozco?"

"¿No te acuerdas de mí? Me lo imaginaba" Dijo amargamente. Él saco su billetera y sacó su tarjeta de crédito. "Hannah, el pájaro cantor, la sirena de las tentaciones, siempre tan ocupada por los chicos de alrededor con su bonita y débil sonrisa, y piernas largas..."

Ella dio un paso atrás como si la estuviesen aplaudiendo, "¿Disculpe?" no la extrañaba nada que su hija le odiase, si esta era la forma en la que hablaba a todas las mujeres.

"Oh, no parpadees esos grandes ojos, hermosos para mí, pájaro cantor." Se mofó, pegando su tarjeta en su lado del surtidor. "No soy uno de tus seguidores enfermos de amor"

Hannah le fulminó con la mirada, y se preguntó si podría acercarle una cerilla a su barbilla desaliñada rociándole con el gasoil que pisó repetidamente al lado de su camioneta. "¿Quién demonios te crees que eres? No tienes ningún derecho a juzgarme"

Él resopló. "Por favor...Recuerdo como pestañeabas tus encantadores ojos, como cantabas tus bonitas canciones, como sonreías tu preciosa sonrisa y como tenías a todos los chicos a tus pies para complacerte. El cielo sabe cómo embaucaste a mi hermano y a los idiotas de sus amigos durante años."

"Tú no sabes nada sobre mí", refunfuño y rasgo su recibo del dispensador. "!Yo no sé quién eres, pero vuélvete al infierno de donde has salido, burro estúpido¡ ¡No me sorprende que tu hija te odie! ¡Solo te encontré y tengo ganas de apuñalarte con las llaves del coche en la garganta!"

Se rió entre dientes, un sonido rico, vibrante. "Siempre tan malditamente batalladora, pájaro cantor"

"!Para de llamarme así¡"

"Seguro, Hannah Banana" él la sonrió, y Hannah jadeó.

"¿Cómo sabes tú ese nombre?" Muy poca gente sabía el nombre que utilizaba su padre para llamarla.

"Yo sé muchas cosas sobre ti", dijo él, "me sorprende que no te acuerdes de mi"

Hannah llevó sus manos a sus caderas, "entonces acláramelo", gruño.

"Nah...esto es mucho más divertido" le respondió, a la vez que le guiñaba un ojo. "Amaría estar allí cuando tú lo descubrieses. Qué pena que vaya a estar fuera de la ciudad por unas semanas."

Hannah se quedó allí quieta, atormentando a su cerebro para que lo reconociese, pero se quedó corta. No podía recordar donde le había visto antes. Actuó como si fueran a la escuela juntos, pero lo sabría si hubiese estado con él en alguna clase. Debía ser más viejo. Se veía unos años más viejo.

Parecía que el rubio oscuro en su cabeza mermo con el tiempo, y sus impresionantes ojos verdes, implicaron que había pasado recientemente por algunas privaciones, recordando lo que él le había dicho a su hija sobre ir a ver a su madre, asumió que estaba divorciado. Echó un vistazo a su mano izquierda. No había anillo. Pero había una línea débil donde uno alguna vez lo llamo casa.

"¿Todavía no lo recuerdas?" la preguntó, volviendo a colocar el mango del dispensador de carburante. Hannah sacudió su ensueño. ¿Cuánto le había estado mirando fijamente? La chica rubia regresó, se subió al camión y cerró la puerta de golpe. Nunca retomó la mirada fija de Hannah. Suavemente-de modo seductor-dijo, "¿Y bien, pajarito cantor?"

Volvió a la curvatura normal de sus hombros, probablemente porque su voz seductora la había mareado de una forma que no había sentido antes, Hannah contesto, "Tengo miedo, nunca he conocido a muchos burros en mi vida, por tanto no..."

"Oh, tú lo harás, mi pequeña sirena... Pensarás en mi hasta que lo entiendas" él ronroneó, como un tigre en busca de una presa. Hannah consiguió frialdad.

"No te preocupes," silbó, "no acostumbro a perder mi tiempo". Y con esto, se montó en su coche y se fue, su irritación la hizo conducir a toda velocidad de camino a casa.

Que era probablemente porque ese policía sintió la necesidad de ponerla una multa.

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