13 de abril 2020
He vivido los días más raros en toda mi vida, quiero decir, han sido muchas emociones poco comunes y acumuladas que no sé como dejarlas salir o no sé si será bueno que salgan.
Alissa se puso rara conmigo el día que fuimos a la estatua de la libertad, por un momento sentí que tocábamos el cielo para después caer en picada y de la peor manera; se portó distante y hasta creo que hizo un muro entre ella y yo. Y me eso me hizo sentir como mierda.
Hoy he decidido hablar con mi padre, aparte de que él parece tener algo importante qué decirme. Convencí a Dave de acompañarme a la reunión, necesito alguien que haya sido testigo de la insoportable presencia de la hija del demonio.
—Espero que esto no me tome toda la tarde —sube a mi camioneta y abrocha el cinturón.
—¿Qué mejor que pasar la tarde conmigo y mi padre? —hablo con fingida diversión.
El castaño solo ríe. la empresa de papá, no está tan lejos así que el camino es corto y llegamos rápido gracias a que no hay tanto tráfico. Normal, son las 11 de la mañana.
Bajamos de la camioneta y caminamos hacia la gran puerta de cristal, Dave saluda a la recepcionista y yo me limito a mirar hacia todos lados con una mueca seria, no vengo muy seguido para acá, pero las veces que lo he hecho son un completo dolor en el culo. La secretaria de papá se me insinúa un poco y me pone de mal humor, aparte incómodo.
—Eres todo un imán de miradas —Dave me codea.
—No me interesa —lo miro entrecerrando mis ojos —. Seguro te veían a ti también.
—Claro, yo soy mucho más guapo que tú. Amargado —sonríe con triunfo.
—Si te soy honesto, no me importan las miradas ya sean de mujeres u hombres —me encojo de hombros—, supongo que es algo a lo que me he acostumbrado desde la universidad.
—Solo te importa una mirada en específico y esa no está aquí —la voz de mi castaño amigo es aguda y con un canturreo de ilusión, como si estuviera hablando con su hermana pequeña.
—Voy a ignorarte a partir de ahora. —el elevador por fin llega a donde estamos.
—No te voy a salvar de nada, entonces. Me pondré de lado del Sr. Abraham. —cruza sus brazos.
—Serás traicionero —le doy un pequeño golpe en la nuca.
La empresa de papá se dedica a las ventas y rentas de terrenos para construcción, o locales en dado caso de que sean en tiendas. Así que hay muchísima gente caminando por todos lados, muchos pisos y ventanales grandísimos. Me gusta el lugar porque todo está perfectamente organizado y esa es obra de mi madre, es un poco obsesiva en ese tema, de vez en cuando se presenta aquí a ayudar a varios y ver como está el lugar y la decoración.
Mi pequeña familia se constituye por; mi padre, Abraham Wood, quien es dueño de aquí y de una sucursal que también hay en Brooklyn, una en Washington y parece que habrá otra en Boston si es que sale todo bien con los Thompson; mi madre, Melissa Wood que es decoradora de interiores, que casi no se pasa por este rumbo a menos que lo necesite con urgencia.
Las puertas del elevador se abren y pasamos tranquilamente al piso donde está la oficina de papá, su secretaria nos sonríe con un poco de emoción y se levanta de una forma muy veloz que casi se caía.
—Buenos días Sr. Wood y Sr. Smith —dirige sus ojos hacia mí—, su padre ya lo está esperando desde hace mucho —sale de su escritorio y nos guía hacia la puerta.
—Gracias... —dejo al aire la última frase pues no recuerdo con exactitud su nombre.
—Danielle, Sr. Wood —se sonroja y baja la mirada.
Tomo algo de fuerzas para evitar rodar los ojos y soltar un suspiro de exasperación. Dave ríe bajito.
—Gracias linda.
Danielle, si es posible, se sonroja aún más al escuchar las palabras del castaño. Sonríe con timidez y regresa a su escritorio. Toco la puerta, aunque ya sé que me está esperando, solo lo hago por molestar.
—Adam, sé que eres tú.
Abro la puerta y paso, dejando a Dave detrás de mí.
—Buenos días, papá. —me acerco a su escritorio y lo saludo con un abrazo.
—Tanto tiempo sin verte, ¿Seguro que eres mi hijo? Te noto extraño —me mira con detenimiento.
—Está enamorado, señor, solo que él todavía no lo acepta —Dave me hace a un lado y saluda a papá.
—Dave, tantos años de conocerte y tantas veces que te he dicho que no me trates de usted —palmea su espalda, sé que mis papás lo quieren como un tercer hijo—. Ahora dime con detalles, ¿De quién está enamorado? ¿Tan rápido cayeron él y Barbara?
Dave y yo nos tensamos, abro mis ojos con impresión al recordar que no le he hablado de casi nada, papá solo sabe lo último que hizo aquella mujer en mi oficina.
—No —tomo la palabra antes de que mi amigo conteste—. Sobre eso quería hablar.
—Yo también —su rostro se convierte en una mueca seria—. Siéntense, por favor, ¿Quieren algo de tomar? —se dirige al pequeño refrigerador.
—Agua, por favor. —Dave se sienta a mi lado en frente a las sillas del escritorio.
Papá regresa con tres botellas de agua, toma asiento y nos mira fijamente.
—Años atrás cuando los tenía sentados frente a mí era para regañarlos —ríe—. Ahora es para hablar de negocios, que rápido pasa el tiempo.
Río un poco—. No vengo a hablar de negocios, venimos a hablarte de la verdad sobre Barbara.
—Antes de que empieces —levanta su mano deteniéndome, me conoce y sabe que quiero hablar hasta cansarme—, he notado ciertos comportamientos raros en William —se recarga en su enorme silla color negro —. Creo que quieren perjudicarnos.
—¿Qué? —pregunto con asombro.
—Sí —desliza una carpeta color amarillo por el escritorio —. No te lo dije, pero hablé con él tiempo después de lo que te pasó con su hija, lo invité a hablar como empresarios y no amigos y me dejó claro que quería unir los apellidos por pura conveniencia—me señala—, quiere que tú y Barbara lleguen a algo más y que ella sea parte de la familia Wood.
—Es que lo sabía —me levanto con furia de la silla—. Sabía que tenían algo entre manos. Papá, tuve que negarle toda entrada a mi empresa y hasta a mi departamento, Dave me dijo que también notó algo raro. Y ni se diga de Alissa —les doy la espalda y miro por la ventana, las calles están tranquilas, hay gente caminando por todas partes.
—¿Alissa? —papá pregunta confundido.
—Es una amiga —respondo con la mirada perdida en el alto edificio del Empire State.
—Es de la que está enamorado y no lo admite —Dave susurra, pero logro escucharlo.
—No estoy enamorado de ella, no sé si me gusta —hablo con frustración.
—¿Por qué no sabes? —la voz de mi papá es una combinación entre la confusión y un poco de diversión.
—Es diferente —suspiro—, no he tenido una relación estable ni duradera desde hace tiempo —hago una pausa—. Mucho menos había sentido esto. Pero ese no es el punto —sacudo la cabeza y volteo hacia ellos—. Debes cortar cualquier tipo de trato con ellos.
Papá me mira con atención, como si quisiera leer mis pensamientos o si quisiera saber qué es lo que pasa con exactitud en mi cabeza; la cual es un total desastre en este momento. Suelta un suspiro dándose por vencido y recarga sus brazos en el escritorio.
—Bueno —carraspea—, hablaré con mis abogados y les diré la situación. William Thompson no se saldrá con la suya. No con nosotros —me mira y después a Dave.
Luego de una mañana hablando con mi papá, Dave y yo decidimos irnos a la empresa para empezar a agilizar nuevos convenios y tratos. Fue una buena tarde, me recordó a las veces que iba a buscar su ayuda y yo terminaba hablando con él durante horas, sobre temas de la vida.
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20 de abril 2020
Hace una semana que no hablo con Alissa, sobre nada. Los mensajes los contesta ya muy tarde cuando estoy por irme a dormir y en las mañanas se pierde completamente. Tengo miedo de que algo le pueda pasar y no nos enteremos, pero me recuerdo que ella es muy inteligente y cuidadosa, y eso logra calmar un poco mis nervios.
Estoy tranquilamente sentado en mi escritorio cuando la puerta se abre de repente, alzo mi vista y la veo, y como no, mi corazón empieza a latir rápidamente. Frente a mi esta la dueña de mi insomnio, con un lindo vestido lila y su cabello suelto, su rostro tiene un poco de maquillaje. Lleva en su mano derecha una cajita de la cafetería que está en frente de la empresa y una sonrisa decora su rostro.
—Buenos días Sr. Wood, espero no interrumpirlo —habla con formalidad.
—Adelante Srita. Alissa. No interrumpe nada —le sigo el juego.
Alissa sonríe con diversión y entra a la oficina, deja su pequeña bolsa de mano y otra que parece de regalo en el sofá y se acerca a mi escritorio.
—Ahora sí puedo decir que teníamos mucho tiempo sin vernos —me entrega un café y un pequeño sándwich.
—Desapareciste de todos lados —tomo un poco del vaso—, ¿Qué tal has estado estos días?
—Genial, he abierto un blog en internet para hacer por mi propia cuenta reportajes y todo eso. Me ha estado yendo de maravilla —la emoción en sus ojos es evidente.
De algo que me he dado cuenta de ella, es que sus ojos son muy transparentes. Suelen delatarla sobre qué es lo que está sintiendo al momento y se me hace algo magnifico, la única persona que conocía que era así era Marie. O tal vez era porque éramos mellizos y sabía que le pasaba al momento.
—Me alegra mucho Ali.
Sonríe y empieza a platicar sobre los lugares a los que ha ido y los que le hablan para que vaya a hacer artículos o reportajes completos, habla con mucho entusiasmo y no deja de hablar durante mucho rato. Solo la escucho con atención y cuando pide mi opinión, le digo algo conciso que la hace estar de acuerdo.
Es muy grato el rato que pasamos juntos, hasta que llega Dave y se une al pequeño almuerzo improvisado.
—Aún nos debes la salida que íbamos a hacer cuando llegaras de Chicago.
—Es cierto —parece recordar algo y se levanta hacia el sofá —. Te traje algo de allá, Dave.
Ali le extiende la bolsa color rojo al castaño y lo mira esperando a que la abra o haga algo.
—Es para hoy, Smith —bromeo.
—No me esperaba esto —ríe y se levanta para darle un pequeño abrazo a la rubia.
—No agradezcas aún, ábrelo. —lo apura.
Dave empieza a quitar la cinta adhesiva de las esquinas de la bolsa, saca unos pequeños papeles de colores para después dar con su regalo; el cual es una sudadera gris que dice "I ❤️ Chicago" es un lindo regalo, sobre todo para él, que en tiempo de frío suele sufrirlo mucho así que le llegó como anillo al dedo.
—Oh Alita —se pone la sudadera rápidamente—. ¡Me queda de maravilla! Muchas gracias por esto, mejor amiga.
Los ojos de la rubia parecen cristalizarse un poco al escuchar las palabras del castaño, abro mis ojos con asombro al escuchar un pequeño sollozo de su parte.
—Alita no llores, no era mi intención hacerte llorar. —Dave habla con temor al ver como Alissa llora sin consuelo, como si le hubieran dicho que un familiar muy importante acababa de fallecer.
Me levanto y camino hacia ella. Controlado por un impulso, rodeo sus hombros para atraerla a mi pecho en un abrazo que, en lugar de tranquilizarla, hace que llore más y ahora sí me permito entrar en pánico.
—Eres un estúpido Dave Smith —la voz de Alissa suena sofocada, pues está recargada en mi pecho y voltea un poco su cabeza para ver al castaño frente a ella.
—¿Y ahora que hice? —las cejas de Dave se fruncen y la emoción decayó de su rostro.
—Nada. Solo decirme mejor amiga —sorbe su nariz—, nunca había tenido un amigo como tú. Toda mi vida he tenido solo a Mel, y tú d-después de poco tiempo de conocerme ya me consideras a-así me hace sentir... —su voz se quiebra por un sollozo.
—Oh Ali —paso una mano por su espalda para darle consuelo—, eres una persona maravillosa —mi mano libre toma su mejilla para despegar su rostro de mi pecho y mirar sus ojos celestes que ahora están rojos—. No todos tienen el privilegio de conocerte a fondo como nosotros lo hemos hecho.
—Son unos idiotas, ambos —su labio inferior tiembla.
Dave se acerca a nosotros para abrazarnos juntos.
—Nosotros no nos alejaremos de ti, nunca Alita.
Asiento estando de acuerdo con él, aunque ahora mismo ninguno de los dos me pueda ver, hago una promesa interna: no dejaré sola a Alissa. Ni hoy, ni mañana, ni nunca.
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La tarde se pasó entre conversaciones tranquilas y comentarios graciosos por parte de Dave, casi al anochecer, salimos de la oficina para dirigirnos a nuestros autos.
—¿Te llevo? —le pregunto a la rubia a mi lado, quien tenía su vista perdida en las luces de los edificios que se encienden poco a poco. Me mira y yo también me pierdo en el tono de sus ojos, que resaltan gracias a las farolas.
—Sí, por favor. Vine hasta acá caminando porque quería hacer algo de ejercicio —ríe bajito y sus mejillas se sonrojan.
—Vamos. —río yo también, pero por el hecho de que sus mejillas están muy rojas.
Alissa se despide de mi amigo y yo solo me acerco un poco para darle palmadas en su espalda, tiene planeado pasar un fin de semana con su familia así que no lo veré hasta el lunes por la mañana.
Subimos a mi camioneta y vuelve a tomarse la libertad de escoger la música, cuando por fin esta convencida de algo, se acomoda en su lugar de manera correcta. Ya empezaba a ponerme un poco los nervios de punta.
—Así que, serás una periodista independiente —trato de sacar un tema para que no haya tanto silencio, es raro estar así con ella que habla hasta por los codos.
—Algo así —suspira—, no me había dado cuenta del potencial que estaba desperdiciando en la revista de Jessica —menciona el nombre de su ex jefa con un poco de coraje—. Y esta es una gran oportunidad para mí.
—Tú eres capaz de muchas cosas Ali —volteo a verla cuando el semáforo está en rojo—. Pocos meses tengo de conocerte y me he dado cuenta de que eres responsable y organizada con tu trabajo —le sonrío, ella me mira fijamente con sus ojos muy abiertos. Como si no se creyera lo que sale de mi boca.
—Wow, cuando te vi en tu oficina la primera vez jamás creí que llegaríamos a esta confianza...—se calla por un segundo cuando los cláxones de los carros detrás de mí empiezan a sonar.
—Y eso que no has conocido todo de mi aún —la observo de reojo y se encoje en el asiento.
Rio para mis adentros y el camino después de esa pequeña conversación fue ligero y cómodo. La música de Alissa llenaba los momentos de silencio y de vez en cuando hacía un comentario sobre lo que hacía en su día a día y yo le seguía el hilo.
La ojiazul suele cambiar los temas muy rápido, tiene tantas ganas de hablar que suelo perderme, otras veces me pierdo en otras cosas, pero eso no lo aclararé hoy.
Estaciono enfrente a la puerta de reja del edificio y suelto un suspiro, en el aire de la camioneta está impregnado su aroma y me esta volviendo un poco loco.
—Nos vemos después, señor amargado —Alissa ríe a carcajada abierta al verme con los ojos entrecerrados hacia ella y tratando de lucir molesto.
—Me estoy empezando a cansar de ese apodo.
—No habrá otro nuevo hasta que yo lo decida —se voltea para abrir la puerta—, o hasta que tú no me digas chica navidad —imita el tono de mi voz, lo cual no le sale y ahora eso me hace reír a mí.
—Como imitadora te mueres de hambre.
—Grosero —me da un manotazo en el brazo que, aunque no lo creo, me dolió mucho.
— Pero bueno, cuanto maltrato hay hacia mi el día de hoy —sobo el lugar con dramatismo.
—Te repito que no caigo en tus actuaciones —agarra su bolso y sale de mi camioneta, hago lo mismo yendo detrás de ella para acompañarla a la puerta.
Caminamos juntos y una vez estamos ya en frente a ella, se voltea hacia a mi para despedirse.
Leo sus intenciones de darme un beso en la mejilla, pero con un poco de travesura, vuelvo a mover mi rostro para que caiga un beso casto en mis labios. El beso solo es un pico, se separa muy rápido una vez se da cuenta de lo que hice, que no me arrepiento.
—Eres un ladrón —me apunta con su dedo índice del cual resalta sus largas uñas pintadas perfectamente de color amarillo pastel.
Me encojo de hombros.
— Todavía no hay cárcel por haber robado un beso.
—Si llegara a existir... —se acerca más —. Seríamos criminales juntos —me roba un rápido beso, quedo atontado. Cuando reacciono, ella ya abrió la puerta y subió las escaleras como si fuera Flash.
Su cabellera rubia rebota en cada paso que da hasta perderse, dejo escapar un largo suspiro y cierro mis ojos con fuerzas. Algo está pasándome con ella y no sé lo que haré con eso.
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24 de abril 2020
—Entonces se acercó, me miró con decisión y me dijo: eres el amor de mi vida, nos casaremos mañana —el castaño frente a mí habla con emoción e incredibilidad —. Te prometo sentí que era real, cuando desperté me sentí como la mierda —se deja caer con pesadez en el sillón.
—Sueñas cosas muy raras —río —. No puedes soñar algo así como si nada, algo debiste haber visto y te quedaste con esa idea.
—Ahora que lo dices —se queda pensativo—. Vi una película con mi mamá sobre unas amigas que planeaban una boda.
—Eso fue lo que te afectó. —me levanto de mi silla y voy hacia la puerta de mi oficina para salir.
—Adam, tienes una reunión con el nuevo socio para su padre, el Sr. Abraham ya está en la sala de conferencias.
—Muchas gracias —volteo hacia dentro de mi oficina y veo que Dave sigue pensativo —, ¿Te quedas ahí?
—¿Eh? Ah, sí —saca su celular y empieza a teclear con rapidez—. Buscaré el significado de ese sueño, ¿Qué tal si es una señal? Tal vez puedo ver el futuro y lo sé hasta ahora —habla con su vista fija en le ventana, tiene cierto aire de chico soñador.
Dave llegó a mi oficina muy asombrado y emocionado porque me dijo que el día anterior soñó con Melanie, que ambos se declaraban sus sentimientos e inesperadamente la pelirroja le dice que tenían que casarse, algo demasiado ilógico e irreal. Me dio demasiada gracia y cierta curiosidad verlo con un brillo que hacía mucho tiempo no veía.
—Te gusta más de lo que imaginaba —regreso hacia donde está sentado para darle un golpecito en la cabeza.
—No responderé a eso —aparta mi mano de un manotazo —. Anda ya vete, me agradaba más cuando eras un poco menos hablador sobre mis cosas.
—Cállate, animal —vuelvo a salir de mi oficina dejándolo encerrado en ella.
Media mañana me la pasé en la reunión con el nuevo socio de papá, es un señor muy amable, con una pequeña familia y se ve que tiene mejores intenciones que el demonio mayor.
Entro a mi oficina y Dave ya no está en ella, quiero suponer que estará en su oficina trabajando. Mi celular empieza a sonar desde la bolsilla de mi jean, lo saco y leo el identificador Barbara Thompson; suelto un resoplido de cansancio y atiendo la llamada.
—¿Cómo te atreviste a hacer eso? —su chillante voz combinado con sus gritos hace que despegue el aparato de mi oreja.
—No sé de qué hablas.
—Claro que lo sabes, Adam Wood. Te atreviste a echar a mi padre de una manera vil y rencorosa —su tono de voz cambia y dice—: Eso no te servirá de nada, cariño; seguiré molestándote hasta alcanzar lo que quiero y ni tú, ni nadie me hará cambiar de opinión.
Cuelga y me quedo algo asombrado, veo la pantalla de mi celular avisando que la llamada acabó. Me encojo de hombros y no le tomo importancia a su típica advertencia de niña obsesionada con el dinero e interesada.
Enciendo mi computadora y busco el blog de Alissa, no había tenido tiempo de leerlo, paso el resto de mi mañana leyendo con atención todos los artículos publicados por la rubia, tiene una excelente redacción y las imágenes que pone de referencia son de otro mundo. Busco el botón para ser un seguidor más y que cada actualización que haga, me llegue para leerla al instante, quedo un poco impresionado al ver la gran cantidad que tiene de seguidores con apenas una semana de haberlo lanzado a la luz.
Alissa Jones está destinada a brillar por sí sola y sin la ayuda de nadie
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estado: asombrada
heyy que tal?!:p aquí dejo un capítulo más, pasaron cosas interesantes y que tomarán gran importancia conforme la historia vaya avanzando.
les recuerdo que Adam y Ali tienen cuenta de instagram, por si quieren seguirlos:3
_alissajoness
adam.woodlc
sin nada más que decir, me despido<3 nos leemos la próxima semanaa
asta la procsimaAaA