"¡¡¡KILI !!!"
Con el hambre de nuevo surgiendo a través de su cuerpo, Bilbo solo podía sentir las vagas sombras de la tensión y las heridas que su cuerpo estaba sufriendo mientras atravesaba la calamidad de la batalla. Para el hobbit en este estado mental, un hueso roto no se sentiría peor que un pequeño hematoma.
Disparó rápida y eficientemente a través de las espadas y los soldados mientras corría por el estrecho campo. Bilbo estaba concentrado en una cosa, y solo una cosa; el maldito orco que tenía a uno de los miembros de la propia horda del Hobbit colgando precariamente sobre el borde de un acantilado.
Un odio tan caliente como el fuego de un dragón le abrasó los huesos, y la sangre de todo lo que mató tiñó su visión de rojo. La sed de sangre impregnaba el aire, más de lo que había sentido antes, creando una niebla invisible. Sus pies no tuvieron tiempo de sentir el suelo implacable antes de que una vez más se estiraran hacia adelante. Ni siquiera los Wargs habrían podido atraparlo en este estado.
Fue solo por pura coincidencia que Bilbo había terminado detrás de dicho acantilado y tenía una ruta directa hacia las alimañas infectadas. Bueno ... el Hobbit Primordial lo vio como una ruta directa, (mientras que la mayoría de las otras especies lo habrían descartado como imposible en segundos) que era todo lo que necesitaba.
Gruñó profundamente cuando se vio obligado a esquivar otra espada que se acercaba, agachándose más cerca del suelo ensangrentado y helado y luego saltando sobre el cuerpo golpeado de un troll de montaña. El caos del campo de batalla presionó las habilidades de Bilbo cada vez más, haciéndolo girar y rodar de formas que muchos considerarían imposibles.
Si el hobbit estaba en su sano juicio, Bilbo estaría cada vez más preocupado por lo cerca que se estaban volviendo los golpes, aunque su propio bienestar ni siquiera era una consideración con los pensamientos atronadores de 'Kili'.
Durante estas grandes hazañas de atletismo que amenazaban su vida, solo podía ver la forma de un orco regodeándose sacudiendo a la preciosa familia de Bilbo por una muerte segura por el rabillo del ojo. Incluso con tan poca visibilidad, sabía que Kili estaba demasiado cerca de la muerte y la frustración de no ser lo suficientemente rápido pulsaba en cada celda de Bilbo.
Las rocas ásperas y congeladas del acantilado finalmente hicieron contacto con las manos con garras y Bilbo no perdió el tiempo en escalar la pared increíblemente empinada que se interponía entre el ser cabreado de la muerte y el terror y el orco. Su cuerpo se movió como si la misma Yavanna lo hubiera diseñado para escalar montañas, volviéndose más rápido, como un tiburón que se abalanza sobre su próxima presa.
Sus ojos nunca se apartaron del labio del acantilado. Pensamientos de caer sin siquiera tocar la mente de Bilbo mientras empujaba su cuerpo más. La cumbre estaba tan cerca, pero Bilbo se estaba impacientando. ¡La naturaleza helada del miedo se sumó a la abrasadora quemadura del odio, lo que resultó en la abrumadora paranoia de que no lo lograría!
Un siseo de dolor brotó de los labios del Hobbit Hambriento, deteniendo su ascenso. Una sorpresa horrible para el hombre, ya que se sabía que el Hambre adormecía todo lo que tenía el potencial de distraer al objetivo elegido del Hobbit. Sin embargo, la agonía nunca se desvaneció, y en el fondo de su mente, Bilbo sabía que iba a sentir una agonía infinitamente peor en el segundo en que el hambre desapareciera.
Apenas miró la flecha gigante manchada que le había atravesado la muñeca derecha antes de arrancarla de la carne con los dientes. Se añadió sangre fresca a la pintura de guerra bastarda del hobbit mientras salía de la herida abierta. Bilbo no se dio cuenta, simplemente ignoró la maldita cosa y se empujó más arriba por el acantilado, enviando pequeños chorros de sangre a las rocas como una sangrienta imitación del viejo cuento hobbit de Hansel y Gretel.
Después de lo que se sintió como una edad (pero en realidad fueron escasos segundos) Bilbo finalmente alcanzó la cima y se impulsó para pararse sobre una gran roca que lo tenía a la altura adecuada para mirar directamente a los ojos de su próxima presa.
Debe haber sido un espectáculo; encorvado con el cuerpo y la ropa rasgados y manchados de sangre, hollín y sangre muy parecida a la de los muertos que acababan de levantarse de su tumba. Las respiraciones agitadas, los ojos muy abiertos y una sonrisa ridículamente trastornada que amenazaba con mucho tormento solo se sumaban a la monstruosa figura.
El orco que tenía en la mira se congeló, a solo unos momentos de empalar al Durin más joven, una mirada cómica de miedo culpable resaltando los rasgos podridos de los orcos. Aunque, las miradas sombrías de esperanza rota en los ojos de los Durinfolk anularon la hilaridad.
Un agudo cacareo de júbilo asesino brotó de la garganta del pequeño hobbit; la risa, una mezcla de alivio y esperanza e ira renovadas, dejando un estremecimiento inquietante en el aire. En ese momento, todos los que se encontraban en los alrededores solo podían ver una bestia rabiosa sedienta de más sangre para empapar sus garras.
"¡Malditos bastardos!" Rugió la bestia, la sonrisa se extendió aún más, "¡Ustedes ORCS, vengan aquí! ¡Atacas a mi familia! ¡Atacas su casa! ¡Y luego tienes la MALDITA AUDACIDAD de intentar matar a uno de ellos frente a mí! "
Los ojos abiertos de par en par, llenos de horror, se clavaron en la bestia loca. Las criaturas de todos los lados solo podían mirar aterrorizadas mientras la cosa se enojaba más y más. Las sombras se agolparon para cubrir a la criatura que gritaba, cubriéndola con un sudario de muerte flotante y los ecos de los chillidos de la criatura demente resonaron en las cabezas de los guerreros.
"¿Y sabes qué? ¡Te daré un consejo! " La sonrisa de Bilbo se redujo a una mueca de aburrimiento, borrando por completo cualquier rastro de emoción que no fuera la tranquila rabia asesina que retumbaba dentro de él. "Hijos de puta, deberían haber huido cuando todavía tenían la oportunidad".
Bilbo no perdió el tiempo. No pasó tiempo para reflexionar sobre su elección, sobre si necesitaba o no hacer otra cosa, sin dejar ni un segundo para disfrutar de la esperanza que se le escapaba a su presa antes de que realmente acabara con su vida.
Una extraña especie de calma envolvió al depredador, instalándose en sus huesos cansados y fortaleciendo su resolución diez veces. Todo lo demás simplemente se derritió de sus hombros; las emociones fuertes, el estrés, los dolores y molestias de la guerra. Todo lo dejó a un solo paso. Todo lo que podía ver, más bien necesitaba ver, era el vulnerable Kili colgando por encima de una muerte segura y el obstáculo que se interponía en el camino.
Estaba muerto antes de que la gravedad pudiera reclamarlo.
Utilizando hasta la última gota de fuerza que le quedaba, el hastiado hobbit arrastró su premio desde la cornisa hasta sus brazos, renunciando a mantener el equilibrio para dejar que su cuerpo colapsara de alivio con el alentador peso del joven Enano a punto de aplastarlo.
-Kili -jadeó Bilbo mientras apretaba con más fuerza al enano-. ¡No vuelvas a preocuparme así nunca más! ¿Me escuchas joven? ¡Casi le das un infarto a este pobre hobbit! "
La compañía, todos ahora presentes en la cima de la colina del cuervo después de haber corrido en un intento por salvar al Durin más joven, compartieron un silencio jadeante cuando la comprensión de que Kili estaba vivo se hundió. vivos y sanos ... o tan bien como podrían estar en tal situación.
Aunque el sonido de la batalla comenzó a desvanecerse, todos estaban rayados y magullados hasta el cielo, con sudor y mugre cubriéndolos con una capa protectora. Las armas se habían vuelto más opacas en brillo y espada, su armadura igualmente en un estado de desgaste con suciedad y rasguños, aunque ninguno lo suficientemente profundo como para causar un daño irreparable. Aunque Kili tenía evidencia de una pierna rota, lo que indicaría exactamente cómo el pútrido orco había puesto sus manos sobre él.
Dijo que el Durin más joven fue el primero en romperse. Una mezcla de euforia aliviada y terror persistente atacó el hueso de la risa del pobre chico y provocó que una risita infantil estallara ante lo absurdo de su hobbit residente.
Poco después, los demás se unieron uno a uno. Carcajadas profundas en el vientre rebotando en el hielo y la piedra, llenando el aire una vez plagado de gritos con alegría y alivio de que ganaron y sobrevivieron.
Bilbo simplemente sonrió cuando sintió que la oscuridad recorría su cuerpo y su mente; una sensación de entumecimiento se apoderó de cada uno de sus nervios, robándolo de las conmovedoras celebraciones.
Y luego se fue.
Fili sollozó en voz alta mientras miraba la forma boca abajo de su hobbit favorito vestido de blanco, una pequeña lágrima escapó de su ojo mientras sostenía su casco contra su pecho, su familia y Compañía los rodeaban, todos en estados similares de lágrimas y sollozos.
"Bilb-" Su voz se quebró y murió antes de que pudiera terminar el nombre de los hobbits, respiró hondo para armarse de valor y lo intentó de nuevo. "Bilbo fue el guerrero hobbit más valiente y asombroso que jamás haya honrado estas tierras. Si no fuera por él, no hubiéramos recuperado nuestro hogar, ni muchos de nosotros, si es que alguno de nosotros, estaríamos aquí hoy si no fuera por su enorme corazón ".
Bofur rápidamente se hizo cargo, notando que el príncipe comenzaba a perder la batalla con sus emociones. Su sombrero icónico colocado sólidamente en su corazón.
"Mirándolo, no lo pensarías feroz, ni lo pensarías como uno de los mejores luchadores de la Tierra Media, pero confía cuando digo esto. Nunca he visto a un ser matar a tantos orcos tan fácilmente como este asombroso hobbit ".
"Él será extrañado." Kili intervino. "Dudo que ningún enano aquí realmente supere esta pérdida, y pasará nuestras vidas luchando por llegar a ser la mitad de la persona que era nuestro Bilbo Bolsón".
Los tres se inclinaron profundamente ante el hobbit pálido y al unísono dijeron sus últimas palabras.
"Que descanse en pe-"
Solo para ser cortado por una almohada muy firme en la cara.
Incapaz de contenerse más, la Compañía de Durin soltó la risa que habían estado reprimiendo con tanta valentía. Apoyándose el uno en el otro para evitar la vergüenza de caer al suelo con júbilo, continuaron riéndose del descontento hobbit mientras se sentaba en su cama.
"Sí Sí. Discursos encantadores a todos ustedes, pero ¿podrían hacerme un favor y salir de mi habitación? Y por el amor de todo lo que es verde, ¡dejarás de burlarte de lo profundo que duermo! " Bilbo exclamó. "Sé que lo encuentras divertido, pero ahora estoy despierto y necesito un poco de desayuno ... ¿a menos que alguno de ustedes esté dispuesto a sacrificar una pierna o dos?"
El hobbit se rió entre dientes por la velocidad a la que se vació su habitación; algunas miradas de disculpa fueron lanzadas en su dirección, aunque no parecieron tan sinceras como se pretendía. Se giró para sentarse en el borde de la cama, haciendo una mueca de dolor al sentir un hormigueo de dolor que le recorrió la muñeca. Sosteniendo dicha mano frente a él, Bilbo trató muy suavemente de apretarla, solo para suspirar profundamente ante la falta de movimiento acompañada por el dolor de calambres.
Como muchos de los participantes, no había salido ileso de la última batalla. A pesar de los muchos esfuerzos de los curanderos elfos y de Oin, las lesiones tan graves como una flecha en la muñeca no eran algo que pudieran arreglar por completo. Sus dedos y muñeca ya no se movían a su voluntad, solo podían mover una fracción de lo que solían hacerlo e incapaces de sostener mucho más que un pequeño guijarro.
A veces lo frustraba muchísimo cuando se olvidaba de la herida y terminaba dejando caer algo o no podía girar la manija de una puerta. Se sentía casi como si hubiera perdido la mano, dudaba mucho que fuera muy diferente si lo hubiera hecho.
Sacudió la cabeza por los pensamientos negativos y se puso de pie.
"No tiene sentido insistir en lo malo". Bilbo anunció a la habitación vacía, antes de dirigirse a vestirse. "Después de todo, estoy feliz y bien alimentado en mi propia casa". Él continuó. "Ya no hay nada por lo que sentirse mal".
Mientras abría el último botón de su chaleco, Bilbo se movió para salir a los pasillos de piedra, solo para detenerse en la entrada. El hobbit dio unas palmaditas en la pared de piedra con su mano buena, con una sonrisa cariñosa en los labios.
"No es una mala casa en absoluto".