Posé mis manos en su pecho y lo aparté de mí, no quería ni podía tenerlo cerca.
—Se acabó el juego —dije, mirándolo a los ojos.
—¿Jugábamos?
—Debí suponer lo que intentarías hacer —desvié la mirada, mordiendo el interior de mis mejillas, inquieta.
—No estoy intentando algo para perjudicarte.
Sonreí con ironía.
—Necesito salir de aquí —comencé a subir las escaleras, apresurada.
—___.
—Ni si quiera sé por qué vine —tomé mi bata—. Así debes ser con todas, ¿no? ¿También con las chicas como yo que tienen novio?
—No es verdad.
Nos vimos a los ojos.
—Claro que lo es —negué con la cabeza—, pero ya no importa.
Y salí de ahí, mojando todo el suelo a mi paso, llegué al ascensor y subí a mi habitación. Tensé mis manos con enojo y algo de decepción.
Entré al cuarto y lancé mi bata al suelo, me senté en el piso, apoyando mi espalda en la cama, flexioné mis piernas, para así esconder mi rostro entre las mismas.
Me sentía culpable, no quería lastimar a Min Ho, a pesar de la discusión y la forma en que me hizo sentir, sabía que yo no podría hacerle pasar por algo parecido.
No está entre mis intenciones lastimar a alguien que quiero.
No quería mentirle más.
No quería alejarlo de mí, no podría dejarlo, y me dolía hablar tantas falacias.
Miré mi celular que estaba encima de la mesita de noche, y lo tomé entre mis manos, mientras mis piernas temblaban.
Inicié una llamada por Skype, luego de dos tonos, contestó. Sus ojos estaban hinchados y su piel parecía rojiza, él sorbió su nariz.
Min Ho había llorado.
Al principio, los dos nos quedamos en silencio, ninguno se atrevió a emitir alguna palabra, sólo nos miramos.
—Lo siento mucho —empecé.
—No, tú perdóname, jamás debí hacerte sentir así, fue estúpido y no sabes cuánto lo lamento.
—J-Jamás debí proponer eso, también fue estúpido de mi parte... —dejé algunos cabellos tras mi oreja.
—No, ___, está bien, ya pasó, nunca más hay que hablar de esto.
—Sí, eso creo... —desvié la mirada al suelo y agregué en un susurro—, fue estúpido.
—¿Estás bien?
—Claro —di la mejor sonrisa que pude.
—Sabes que te amo, ¿verdad? Jamás haría algo para lastimar tus sentimientos.
—Sí, Min Ho... —asentí.
—¿Dónde estás?
—En Miami.
—¿Miami? —abrió grande sus ojos—. ¿Con tu mamá?
—Sí, claro.
—¿Alguien más?
Mi madre y yo apenas teníamos dinero para pagar la renta, era obvio que no podríamos costear un viaje a Miami, sin antes quedar en la calle.
—Bueno... —dudé en responder, pero no planeaba mentir más—. Ya sabes, con el director y su hijo, también la abuela.
—¿Su hijo? —esta vez frunció su ceño—. ¿Ése chico del otro día?
—Ajá, Jungkook.
—Él es raro.
—No, no es raro.
—¿Por qué lo dices?
Me encogí de hombros.
—E-Es un buen chico.
—¿Se han hecho cercanos?
—Min Ho, es sólo el hijo de la pareja de mi madre, no tiene sentido que hagas una escena de celos.
—Es cierto... —suspiró y sonrió—. Porque de todas formas me amas y nunca me engañarías con alguien más.
—Obvio, Min... —sonreí a medias—. Jamás te dejaría...
•••
Pasaron tres días. Días en los cuales no crucé alguna palabra con Jungkook, y evitaba verlo a la cara, a pesar de sentir sus ojos en mí un par de veces, aún cuando ni si quiera hablaba.
Él me observaba, sigiloso, y sin que me diera cuenta, muchas veces terminábamos sentados al lado del otro en la mesa.
Ahora estábamos en un yate, nuestros padres platicaban en el interior y la abuela dormía.
Yo estaba sentada en una orilla del yate, mientras veía lo cristalino del agua y los diminutos pececitos pasar bajo mis ojos.
Estaba vestida con un bikini color amarillo y un pareo naranjo amarrado a mis caderas.
En ello, alguien se sienta a mi lado y deja caer parte de sus piernas al igual que yo. No quise voltear, sabía que era él, y no pretendía darle atención.
Aunque mis reflejos sí pudieron captar su abdomen descubierto, Jungkook sólo usaba un short de playa color rojo.
—Ni si quiera me miras a la cara —habló.
—¿Debería?
—¿Crees que puedo arruinar tu relación?
Sonreí cínica.
—¿Te crees tan importante, Jungkook?
—Entonces mírame si no lo soy, háblame, ___, dime la razón por la que abriste tus labios cuando rocé tu cuerpo aquella noche en la piscina.
—No hay razón.
—O al menos dime algo, lo que sea, pero que no parezca que me detestas.
—No te detesto.
—¿Entonces?
—No busques respuestas, porque no las hay.
—¿Es por lo que dije?
—¿Lo que dijiste?
—El hecho de que tú no lo quieras.
—¿Qué te da el derecho de meterte en mi relación?
En ningún momento lo miré a los ojos.
—Sólo creí que alguien debía decírtelo.
—No me ayudas, Jungkook, sólo provocas que tenga la necesidad de mentirle a mi novio.
—¿Y es mi culpa que lo hagas? —cuestionó en voz baja.
—No... —susurré para mí—. Es mía.
Me levanté del sitio, cuando quise dar un paso, mi cuerpo fue retenido por su mano en la mía. El contacto de nuestras pieles me recorrió la sangre entera, como una descarga eléctrica.
—¿Ya encontraste lo que te hace sentir bien? —preguntó, levantando su cabeza.
Y, por primera vez en algunos días, volví a responder su mirada.
—Tal vez aún no es mi momento —contesté.
—¿De qué?
—De sentirme bien, Jungkook.
Me zafé de su mano, y salí de ahí.
•••
Una llamada entra a mi móvil, era mi amiga.
Contesté, mientras salía a una terraza del hotel, con una gran vista del no tan oscuro cielo, puesto que la gran luz de todo Miami impedía deleitar de la mejor forma.
Aún así podía ver la luna llena.
—Es increíble que me llames, a pesar de la diferencia de horario entre Miami y Corea, ¿no crees? —reí.
—Lo sé, pero me aburro, y mis hermanos son pesados. Tú eres la única amiga que tengo.
Mi sonrisa se transformó en algo más delicado, me había hecho sentir importante para ella, descartando el hecho de que nos conocíamos hace sólo dos semanas.
—Olvida lo que dije, mencionar que eres mi única amiga no me hace ver cool, ¿sabes? —negó con la cabeza.
Comencé a reír.
—Claro, tranquila, tú también eres mi única amiga, Yoni —le dije.
—Bueno, voy a llorar, así que hay que cambiar el tema —suspiró, sonriendo—. Hoy llamó la ex de Nam, le pidió volver a pesar de que ella lo engañó.
—¿Y qué le dijo?
—La mandó a comer mierda.
—¡Woah!
—Bueno, no literal, pero sí le dijo que ya no la quería.
—Debe ser duro por un lado, ¿no?
—Claro, a veces es difícil aceptar que ya no quieres a esa persona como antes.
—¿Te ha pasado?
—Sí, con una chica, pero se fue del país así que tuve que olvidarla.
—Lo dices como si fuera tan sencillo.
—Los tiempos pasan, ___, y ella pasó para mí.
—¿Puedo preguntarte algo? —dije.
—Ya lo estás haciendo —río.
—Tonta —también reí—. Ya, pero en serio... ¿tú... la amabas?
Yoni suspiró.
—Se volvió en la causa por la que me atrajeron las chicas, ___ —apretó sus labios y comenzó a hablar con nostalgia—. Me gustó lo delicado de su rostro, sus delgadas manos, su largo y oscuro cabello, también sus labios, siempre los traía con un brillo que sabía a fresas —esbozó una sonrisa—. Era hermosa, a mí me encantaba.
—Lo veo en tu cara, debió ser difícil.
—Lo fue, pero a todos nos toca alguien que nos pone las cosas difíciles. Todos en algún momento amamos a alguien mucho más que a nosotros mismos, ¿no?
—Quizá.
—¿No te pasa?
—¿Qué cosa? —cuestioné confundida.
—¿No sientes eso por tu novio?
—Oh —me encogí de hombros y desvié la mirada—, yo lo quiero.
—No suenas muy convencida, ___.
—Es mi primer novio, Yoni, obvio que lo quiero.
—¿Lo quieres? ¿O sólo estás acostumbrada a tener que quererlo?
Quedé mirándola, sin decir algo, porque en verdad no sabía qué responder. En mí no había una respuesta para aquella pregunta. Jamás lo había pensado, no podía pasar por mi mente no quererlo.
—M-Mi mamá me está llamando, Yoni, hablamos luego —corté la llamada.
Boté un largo suspiro, y miré la piscina frente a mí, estaba iluminada, aunque no era la misma del otro día, ésta era de agua fría y se encontraba en el exterior del hotel.
Me senté en una silla reclinable y estiré mi cuerpo por lo largo, dejé mi móvil a un lado y me quedé viendo el cielo.
—Souseki Natsume fue un novelista japonés, y en su momento también profesor —comentó Jungkook, apareciendo a mi lado.
Me había tomado por sorpresa, aún así quise parecer tranquila y relajada. Pero, ¿desde cuándo había aparecido realmente?
Recostó su cuerpo en una silla reclinable al igual que yo, y posicionó un brazo debajo de su cabeza, usándolo como cabecera.
—Uno de sus alumnos tradujo la frase inglesa; "Te amo" al japonés —siguió hablándo, viendo el cielo—. Souseki señaló que los japoneses no dicen aquella frase, a causa de su timidez, entonces la mejor traducción para confesarlo, sería; "La luna está hermosa".
Fruncí un poco mi ceño, y pregunté:
—¿Y la otra persona, Jungkook? —confundida—. ¿Qué es lo que debe responder la persona quien recibe esa confesión?
—Existen dos formas... —volteó a mirarme.
—¿Cuáles? —también lo vi a los ojos.
—Si también lo amas, debes decir; "Puedo morir en paz".
Alcé mis cejas y apreté un poco mis labios.
—Y si... —tragué saliva.
—Y si no... —volvió a mirar el cielo—. Sólo dices... "Ella siempre lo fue".
Aquellas palabras me habían sorprendido, jamás he conocido personas que puedan confesar su amor de tal forma. Min Ho siempre hizo sonar aquellas dos palabras con tanta sencillez.
Su amor hacia mí siempre fue directo.
—¿Y tú, Jungkook?
—¿Yo qué? —me miró.
—¿La has dicho? La confesión.
Él sonrió a medias, se encogió de hombros y negó con la cabeza, sin dejar de verme, respondió:
—Creo que aún espero mi momento.
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Me tomé un tiempo y no les avisé, pido perdón, pero necesitaba distraerme de Wattpad, como todo lector o escritor cada cierto tiempo 🖐🏻🦄
Luego voy a poner el link del grupo 1 de The Parks en el tablero, ya que ahora el grupo 2 tiene más de 200 personas 💃🕺Y si leen esto después de mucho tiempo, pueden pedírmelo al privado, con gusto les comparto el link 🐰
Gracias por leer 🙏🏻🐰 Love u Parkmy's 💃