Hayes sugirió sentarme con el, y su equipo, no me quejo por que ahí está Benjamín pero lo malo es que sus amigos me incomodaban un poco. Además había perdido a mis amigas y las cosas con Sean aunque ya nos habíamos conciliado aun estaban tensas las cosas.
–¿Pasa algo? —me susurró al oído, negué —. Muy bien, me dices —le di una sonrisa tratando de convencerlo.
No la verdad es que ya tengo los nervios a flote cuando se que en tan solo una semana más cumpliré los catorce años y no se como sentirme al respecto.
Quise aligerar las cosas y empecé a comer de mi comida, por acto de reflejos me hice hacia la derecha cuando un pedazo de macarrones con queso pasaba a mi lado. Uno de los bromistas del equipo de Hayes ha querido estarme humillándose toda la semana, cosa que no le funcionó.
Excepto que ahora si se le hizo el sueño cuando escuché la voz de Carol detrás de mí. Cuando se trataba de ella yo era todo un entretenimiento para ellas y su novio.
Que seguía en mis pesadillas con la idea de matarme.
–¿Escupirme, en serio? —me miró mal.
–Técnicamente no escupí, lo lanzaron —No me gustó —toda la mesa volteó a ver la escena en incluso Hayes lo sentía estarse preparando por si llegaba Jace —. Perdón, no fue mi intención —di una sonrisa tratando de convencerla.
–Limpia esta cosa de mi cara —todavía seguía estática y la comida en su frente, reí.
–Tienes manos, hazlo tu —le pasé una servilleta.
–¿Aun no has aprendido verdad? —sabía que se refería a Jace.
No tengas miedo Carpenter, él no te puede tocar.
–Tu tampoco, no tienes por qué meter a tu novio neurótico en esto —alzó su mano y antes de querer reaccionar me quedé estática por su acción.
Se había golpeado a ella misma y no entendí por qué. Al principio pensé que por lo mismo de estar loca como Jace.
–Carpenter —figura del Director se hizo presente, miré mal a Carol.
Maldita.
–A mi oficina- cerré los puños tratando de calmarme y hacer medias lunas en mis palmas por las uñas.
Estoy en la oficina del Director sentada en su silla giratoria, apretando botones del teléfono a lo tonto, usando sus lentes, jugar en su computadora, viendo todos las cosas que no me incumbe y bueno el dijo que iría a "resolver cosas"y en lo que venía puse mis pies sobre el escritorio, la puerta sonó abrirse.
–Fuera de mi lugar Carpenter —no despegaba la mirada de unos papeles, hice caso y me senté en las aburridas sillas —. Ahora, dame mis lentes —se sentó y le entregué sus lentes.
–¿Y ahora que mi amigo? —reí, me miró mal.
–No soy tu amigo Carpenter, soy tu Director —sacó unos papeles de su cajón.
–Me puede decir la clave del internet —me estoy divirtiendo.
–Solo para que dejes de molestar —me lo apuntó en un papel.
–Cuatro mil, quinientos setenta y uno; ¿es el número de fiesta a las que no ha sido invitado? —me burlé.
–Es el número de trabajos a las que no estás calificada —reí.
–Ouch, eso dolió —reí nuevamente —. Pero tengo trece años, así que todavía tengo futuro...y juventud —sonreí nuevamente.
–Carpenter, estás aquí porque te has metido en muchos problemas —puso sus mano sobre el escritorio y me miró fijamente.
–Pensé que estaba aquí para mi medalla —dije sarcástica.
–No te pases de lista conmigo Carpenter —amenazó.
–Pensé que eso se usaba para... —me interrumpió.
–Me han dicho que cuando vivias en Louisiana, eras igual de problemática, ¿cierto? —me quedé sin habla por unos segundos.
–¿Quien le contó de mí?
–¿Eso no importa, ¿es cierto lo que digo? —repitió, asentí de mala gana.
–Parece que ya tenia ese don.
–Lo que digo, es que si tu sigues con ese comportamiento, no me queda más que sacarte del equipo de Arquería y expulsarte de este instituto —dijo serio.
–Pero no entiendo qué tipo de comportamiento, estoy aprendiendo a manejar mi furia por si quiere asegurar. Algo así, es difícil de cambiar.
–Puede cambiar... —lo interrumpí.
–Ni con ayuda profesional se puede, no lo entiende.
–¿Tu mamá no te apoya o por qué tienes ese comportamiento?
Luego unas rápidas imágenes de mi madre biológica pasaron por mi cabeza, haciendo que me enojara y tener ganas de estrellarle algo a ese viejo canoso.
Podía sentir mis nudillos blancos por la fuerza de voluntad que ponía.
–No hablemos de eso.
–Bien, bien, ya dije —. rodé los ojos —. Sigue con el comportamiento y... —me apuntaba.
–¿Ya me puedo ir? —le suplique.
–Esta es tu carpeta —era color amarilla, y bueno muy llena, abrí los ojos como platos —. Sorprendente, ¿no?
No hablé.
–También tu equipo de Arquería son problemáticos —se miró las manos.
–Al menos tenemos algo en común —sonreí.
–Si, lo se —miró a su computadora -y bueno aquí sus carpetas —sacó unas cuatro carpetas igual de llenas pero una estaba a punto de explotar.
–¿De quien es esta? —le di un pequeño golpe a la carpeta explosiva.
Carpeta explosiva, clásico.
–Del señor Sanders.
–Señor, si apenas tiene trece años.
Ignoró mi comentario y se puso a teclear con lentitud.
Miré al pequeño calendario que había en su escritorio, cerrado en un circulo azul.
–¿Su aniversario? —lo miré.
–Estoy casado.
–¿Como se llama? —me miró confuso —. ¿No que está casado?.
–Se llama Katie
–Lindo nombre —después de varios segundos pregunte —. ¿Me puedo ir?
–No, necesito que hagas algo —me miró divertido.
–¿Que tipo de cosa?.
–Quiero que inaugure el nuevo salón de Música —sonreí.
–Está bien —levanté los hombros, negó.
–Pero quiero que consiguas un cantante
–Ya lo tengo.
–Un discurso —levanté los hombros nuevamente.
–Fácil —sonreí triunfante.
–Le avisaré a los alumnos — y empezó a hablar por el micrófono.
Hasta que a mí torpeza se le ocurre chocar con una taza y caer al suelo.
–¡CARPENTER! —me quedé en silencio —. A continuación Carpenter dará un aviso.
Lo miré mal —. En unos diez minutos se inaugurará el nuevo salón de Música, así que todos guarden sus cosas, y además estén listos para escuchar la linda voz de Shawn Mendes —pausé —Shawn ven a la oficina.
Recordé que Shawn y los chicos seguían aquí con tal de arreglar su asuntos de la escuela y de una vez aprovechar.
–Un pajarito me dijo que tienes algo con el señor Grier —me puse roja.
–Por favor, señor no, es joven —corregí.
Sonrió de lado
–Y aquí mi lindo amigo Shawn —puse el micrófono en el tripies y bajé del templete.
–Ese fue el peor discurso de la vida Carpenter —dijo el Director.
–Me halaga Director —fui hacia Hayes, me abrazó por la cintura.
–¿Lindo? —me miró con recelo.
–Tu estas mas lindo —le sonreí aunque desvíe mi mirada para ver a Brec que sonreía de lado.
Bruja.
–Con eso me conformo —besó mi sien.
Me concentré nuevamente en observar a Brec pero esta vez a su lado Jace estaba atento escuchando a Shawn. Mi espina dorsal casi se sale cuando los vi juntos y se miraban sonrientes pero nada romántico.
Era tan aterrador verlos de esa manera.
HISTORIA EDITADA
Ya se! Ya se! Robé una parte de la película de Cameron:(