Mi casa no es uno de mis lugares favoritos pero lo tolero. Me acuesto en mi cama y escucho esas hermosas canciones de Morat. Mis guapos chicos colombianos, ¡Oh, son tan románticos y poéticos!, a veces quisiera tener un amor tan bonito como lo dicen en varias de sus canciones (aunque hay unas canciones que son poco románticas o tienen un romance muy trágico), pero igual, me gustan sus canciones con romances soñados.
Me pongo de pie y me dirijo a mi escritorio, enciendo mi computadora y doy un vistazo a la historia que estaba escribiendo hace ya mas de tres meses. Quiero volver a tener esa inspiración y esas enormes ganas de escribir que tenía antes de la muerte de papá, encender mi computadora y escribir todo lo que salga de mi corazón y dejar volar mi imaginación. Escribir me hacía sentir libre, me transportaba a lugares mágicos e imaginarios que yo misma creaba en mi cabeza. Escribiendo podía ser yo, me hacía feliz. Quería volver a sentir eso, ese amor...
Leo cierta parte de lo que llevo escrito, cierro mis ojos he intento relajarme un poco, trato que mi mente se abra y pueda salir algo de mi cabeza, sigo pensando en cómo seguir escribiendo mi novela, qué más puedo escribir, pero sigo sin tener una idea de qué más escribir.
—¡Maldita sea! —digo con desespero. No puedo concentrarme, llevo toda la tarde tratando de escribir algo y no puedo.
—Esto es patético —digo al momento de ver la pantalla de mi computadora que dice: “Capitulo 2” en blanco.
No sé cómo voy hacer que esto funcione si no he escrito la primera palabra aparte del título. Tengo un bloqueo en mi cabeza, quiero hacerlo, pero tengo miedo de no saber cómo hacerlo...
Recuerdo que una vez papá me dijo que los miedos son el peor enemigo de una persona.
—Papá, tengo miedo de fallarte, de no poder cumplir con mi sueño de ser escritora.
Papá me toma de las manos con delicadeza.
—Susan cariño, no permitas que el miedo se apodere de ti. Cuando tengas miedo di una y otra vez “No tengo miedo”. Hasta que sientas que el miedo se ha ido.
—¿Y si no se va?
Papá sonríe.
—Claro que se irá, porque el sueño que tienes es mucho más grande que tus miedos, pon tu sueño por encima de tus miedos y veras que no detendrá tu camino. No importa las veces que sientas que has fracasado, Susan ten en cuenta que puedes llegar a fracasar a la primera, pero solo por eso tú no te vas a rendir, tienes que seguir luchando con todas tus fuerzas, recuerda que los grandes esfuerzos tienen grandes recompensas. Susan Gonzales, tú no estarás derrotada mientras no aceptes la derrota como una realidad…
—Nunca aceptaré la derrota como una realidad padre, ¡seguiré mi camino, no abandonaré mi sueño!... Y te sentirás orgulloso de mí padre.
—Ya lo estoy Susan, eres mi gran orgullo.
Recordar a papá y todo lo que me decía, me daban alientos para seguir adelante, solo... debía cambiar mis pensamientos hacía mí.