—Buenos días, Ren.
—Hola.
—Perdón si hice mucho ruido y te desperté, necesitaba limpiar mi casa un poco.
—No te preocupes, gracias por dejarme quedar. Ni siquiera te pregunté si podía. —rio sin ganas.
—Eso no importa. ¿Estás mejor?
—Eso creo.
—¿Me contarás qué pasó? Yo me alimento del chisme, así que dame de comer.
—Está bien.
ChenLe se sentó a lado suyo.
🌼
—¿No le creíste nada, verdad?
—Es que hay muchas cosas que coinciden...
—No puedes solo relacionarlo así, ¿Qué tal si ese idiota está mintiendo? Sabes cómo es DongHyuck y podría ser que...
—Él lo conoce más que yo, Lele. Es su hermanastro.
—No significa que sepa qué es lo que hay dentro del corazón de JaeMin. Eso solo lo sabe el mismo JaeMin y eso también lo puedes averiguar por tí mismo.
—No quiero.
—Debes.
—No.
—¿Quieres seguir sufriendo?
—Pues no, pe-...
—Pero nada, tienes derecho a saber lo que sucede en realidad.
—¿Y si es el SungChan que conozco? No podría. El tipo es muy guapo y-...
—Tu igual eres muy guapo, Ren. No te hagas de menos solo por eso. Son palabras, no hechos.
—Me da pena verlo, ahora.
—No debería, además, lo que DongHyuck te relató fue un romance infantil. No creo que JaeMin siga teniendo sentimientos por el chico ese, ya pasaron muchos años.
—Tienes razón, pero aún así. Me da miedo.
—¿Miedo a escuchar la verdad? —RenJun asintió—. Si es verdad, ¿Qué? Hay más hombres y mujeres en el mundo, no te vas a derrumbar solo por uno, no seas estúpido.
—De acuerdo. —suspiró.
—Ahora, sino quieres verlo, mándale mensaje al menos. Investiga.
—¿Qué? No.
—Házlo, a la una.
—¿Por qué cuentas?
—A las dos. —se levantó de la cama y fue hasta el tocador de la habitación para tomar el celular de RenJun, quién se alertó al instante.
—¡Dame eso!
—¿Le hablarás? —RenJun negó— ¡A las tres! —corrió hacia el baño más cercano y se encerró.