Sí eres sensible, odias la violencia y te enojas por todo... no leas esto... pero si eres alguien que rompe reglas y quieres hacerlo, adelante, yo te advertí.
Anna.
¿Que pasa si dudamos de Dios? Pues estaríamos dudando de nuestro Creador, y si hacemos eso, estaríamos dudando de nosotros.
¿Acaso la vasija duda de lo que el alfarero hace?.
O ¿el pincel duda de la mano del pintor?.
Daniel.
Hacia un mes y 3 semanas que no veía al resto, solo en los trabajos, ni siquiera charlamos, solo cargamos leña o la cortamos hasta que sea hora de comer o de dormir.
Siempre nos pedían caminar, para llegar a nuestros puestos de trabajos, por cenizas que eran apretadas contra la tierra por nuestras botas, esas cenizas eran de cuerpos cremados que en algún momento fueron personas, como dicen todos >> nadie sale con vida de este campo<< ¿desde cuando yo quería salir?, yo lo único que deseo es que me digan, te vamos a matar y contento voy a esperar a que lo hagan.
— Daniel... — escucho su voz, mientras dejo caer mi hacha sobre la leña— ¿que pasa contigo?.
— especifica, Samuel— lo mire como agarraba un pedazo y se lo daba a un compañero suyo.
— a eso voy, se siente tu frialdad espiritual, ¿tengo que preocu... — no deje que termine de formular su oración, bufé de molestia y me fui a ser mi siguiente actividad.
¿Que le importa? Es mi relacion con Dios y a nadie le debe de interesar.
Hace un mes se me dio la noticia de que mi padre, mi tío, los padres de Luciana y los de Leonel, todos ellos acabaron en una cárcel y luego murieron, no me dijeron en cual, probablemente este pisando la cenizas de mi padre y nunca me di cuenta, sí así fuera me tiraría a llorar sobre dicha.
A Seung le golpean y le quitaron la medalla que tanto quiso ganar.
¿ se dan cuenta que no? Nos estamos muriendo en este lugar, y no hay oración que nos salve.
— ¡te odio!— golpeé la pared con tanta rabia y ahí me largue a llorar.
No soy fuerte Dios y lo único que hago es quejarme, no estoy soportando nada más y ya me estoy cansando, mis pies ya queman en la arena, mi garganta ya se ha secado de tanto hablar y gritar, ya no recuerdo tus promesas solo miro al sol y maldigo.
No era así, yo no era así, pero me he convertido en esta persona que quiere respuestas, pero no te quiere a ti.
— Dios.. — no paraba de llorar ante todo un mes vivido —perdón.
Luciana.
— número 40— era mi número, pero me parecía raro que me llamen a mi, la ultima paliza que me dieron, fue hace dos días y aun me duele la pierna a causa de eso.
No le di importancia, tampoco sentía nada fuera de mi que me diera indicios de miedo o que algo saldría mal.
En fin, ese soldado me llevo a la sala de tortura y no había uno, sino cuatros hombre ahí en esa misma sala.
Me incline como señal de respeto y ellos hicieron lo mismo.
— ¿ocurre algo?— uno de ellos cerro la puerta y aun no comprendía lo que pasaba.
— señorita ¿niega a Dios?— ¿me habían traído otra vez para que niegue a mi Dios?.
— no, Dios es el Creador del Cielo y de la Tierra, envió a su Hijo Jesús para Salvarnos ¿por qué negaría a mi felicidad? — queria volver a decir algo pero un soldado tapo mi boca con un pedazo de tela.
Ojala podría borrar los recuerdos con una maquina pero no sera posible.
Me agarraron, me pusieron en la mesa, ataron mis manos y vendaron mis ojos.
— veamos si después de esto aprendes— rieron con maldad, uno de ellos desató mi camisa y beso mi cuello.
Seung.
Llore alrededor de dos días, ¿por qué Dios? ¿Por qué a ella?.
Creo que estaba picando algunas piedras en una mina cuando me lo contaron todo, no podía ir simplemente al lado de las mujeres y llorar junto con ella, no podía y eso me lastimaba, me dolía mucho.
Mis compañeros estaban al tanto y aunque quisieron consolarme, yo solo la quería delante mío y decirle que juntos íbamos a pasar esta prueba.
— Seung, debes comer, no comiste... — me levanto furioso, no quería oír su voz, solo quería estar en mi soledad o que alguien me deje verla.
Camine para distraerme y oraba en mi mente que ella este bien, hasta que unos ojos grises acuosos me miraron fijo, los ojos de Johan habían cambiado de color, esperaba a que abriera su boca y me diga lo mismo que todos pero no fue así, me abrazo y yo llore sobre su hombro.
Johan.
Al enterarme lo único que vino a mi mente fue corre y búscalo no me importaba dejar mi puesto, recibir una bala o un latigazo, solo tenía que encontrarlo, tenía que consolarlo, llorar, gritar, enojarme, desahogarme, él estuvo conmigo y ahora yo quería estar con él.
— Seung tranquilo— ¿por qué le pedia algo a alguien que capaz este desesperado? Entonces solo me calle y deje que siga llorando.
No había necesidad de pedir paz cuando tu mente esta un lio, no hay necesidad de pedir amor cuando sabes que te traicionaron, no la hay pero sí sientes que tu fe disminuye, hay necesidad de pedir a Dios, no fe, porque ya la tenemos si no dirección para saber como aumentar nuestra fe.
Anna.
— prisionera 18— me llamaron por mi número y fui, me llevaron hasta una sala de torturas y solo había dos personas, el capitán y un cabo, me inclino como respeto y él hace lo mismo.
— buenas tardes prisionera 18— hizo un ademán para que me sentara y obedezco —¿donde esta el otro?.
No sabia a quien se referia, hasta que miro quien entra a la misma sal de torturas que yo.
— prisionero 56, capitán — responde un cabo y miro la apariencia de la persona que sentaron a mi lado, no solo quería abrazarlo si era posible llorar sobre su cuello.
— quisiera que ambos me dijieran algo— pone las manos en la mesa y hace que un soldado tire, dos cuadernos.
Una era de un color celeste con detalles de dorados como bordados y una liga de color azul. El otro era marrón, era muy antiguo o eso se notaba.
Descifró de quienes eran, uno era mío y el otro de Johan.
— ¿que tienen estos cuadernos? ¿Ataques?, ¿escapadas?, ¿estrategias?— negamos al mismo tiempo— no mientan.
— no lo hacemos— responde Johan sereno — esos cuadernos tienen textos de la Biblia, reflexiones o cartas que les hicimos a Dios— si no estuviéramos en esta situación me sentiría orgullosa de Johan como madre espiritual que fui.
— entonces.... — hay un brasero cerca de nosotros, tomas ambas libretas y las tira ahí, volvió a mirarnos y noto que no lloramos.
Al regresar a nuestras celdas lo hicimos.
Dios dame fe porque si no lo haces desfallecer lograre y creo que al fin morire.
Ya no quiero dudar, pero tambien quiero dejar de sufrir, cada mañana me pregunto ¿si este sera mi ultimo dia? Porque a veces la falta de comida, de sueño, de sangre en mi cuerpo, me hacen pensar que sí, pero se que no lo es, nos hiciste una promesa y se que la vas a cumplir pero mientras mantenlos en ti.
Abraham por dudar tuvo otro hijo y hoy su descendencia y la de Israel son rivales.
Gedeón te probó muchas veces.
Barac no tuvo fe en que lo enviaste.
Pedro al ver la tormenta dudo y se hundió.
Incluso tu traidor Judas Iscariotes perdió su fe.
Me pregunto si es porque hiciste algo malo o nosotros dejamos ee creer.
Es más la primera que la segunda.
Eres más que nosotros y nuestro libre albedrío.
Tus discípulos te dijieron "aumenta nuestra fe"
Nuestra fe aumenta, señor.
Más tú les dijiste
— si tuvieran fe como un grano de mostaza y con esa fe le dirían a un árbol "desarraigate y plantate en el mar" obedecería.
(Lucas 15: 7).
Creo que no necesitamos más fe lo que necesitamos es saber como utilizar esa fe tan pequeña.
Una chispa que puede crear un fuego tan grande y temible.
El problema no es la falta de fe
El problema no es saber como administrar esa fe.
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Hola :) ¿como estan?.
¿Quieren pañuelos? Traje varias cajas por las dudas.
Y bueno nada.
Hagan preguntas, me sentare y los escuchare :).
Nos vemos la proxima y cuiden su corazón.
Besos :3.
Dios te Bendiga ♡