—¡RenJun, trae esos libros y deja de tontear! —le reclamó ChenLe quien ya estaba a metros por entrar a la biblioteca mientras RenJun se había detenido para platicar con un chico. El mismo chico con el cual semanas atrás chocó.
—Lo siento —corrió hasta llegar a ChenLe—, a penas lo conozco y me habló de la nada... —miró hacia donde anteriormente estaba el jóven aunque ahora no se encontraba—, se ha ido.
—¿Y cómo se llama?
—Me dijo que se llama SungChan.
—¿Apellido?
—No dijo más. Sólo me pidió disculpas... Algo así por lo del otro día.
—¿Qué otro día?
—Luego te cuento, es algo tonto y sin sentido así que... ¿Entramos ya?
—Oye.
—Mande. —comenzó a caminar en dirección a la biblioteca.
—¿Ese que está ahí no es JaeMin?
—¿Ah?
RenJun volteó a mirar hacia donde Zhong observaba para fijarse en que sí era JaeMin el que estaba ahí. Abrazaba a un chico. Chico el cuál RenJun no tardó en reconocer.
DongHyuck.
¿Qué hacía ese restregándose de esa manera con JaeMin?
Literalmente, DongHyuck repartía besos en el rostro de JaeMin mientras se guindaba del mismo para que este lo cargara y eso mismo pasó.
RenJun no sabía que esos dos se conocían. Era demasiada coincidencia para solo un día.
Suspiró y finalmente se encogió de hombros.
—Es él.
—Obvio que es JaeMin.
—No, me refiero a que es él.
—¿Él, quién?
—Mi compañero de habitación. El que está encima de él como primate.
—Oh —hizo un gesto de desagrado—. Qué empalagoso.
—Sí, no importa, entremos. —prosiguió su caminar.
—Creo que el primate se dió cuenta de que los mirábamos. —susurró.
—¿Qué?
—Vienen para acá.