Control: un cuerpo, dos almas...

By leisydiaz14

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«¿Cómo deshacerse de un monstruo del que te has enamorado?» *-* "The Bible Killer" pasó a la historia como un... More

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By leisydiaz14

"Las palabras no tienen poder para impresionar a la mente sin el exquisito horror de su realidad"

Edgar Allan Poe

No tengo idea del por qué estoy haciendo esto. Es como si una fuerza superior a mí, me impulsará a descubrir la intriga que me produce este chico. Solo lo besé una vez, pero es solo verlo y mi corazón da un vuelco.

Me digo a mí misma que solo quiero saber qué fue lo que sucedió entre nosotros para que yo perdiera el conocimiento y despertara en un estudio de tatuajes con una marca que me desgarra la piel, pero mi conciencia me dice que es más que eso.

Al entrar al edificio, lo primero que veo es al chico ingresar en el elevador. Me mantengo fuera de su vista hasta que las puertas se cierran y corro a presionar el botón del ascensor de al lado mientras vigilo el número del piso en que se baja.

—¿Va a entrar? —cuestiona una mujer detrás de mí.

No había notado su presencia, ni que las puertas ya se encontraban abiertas.

—Eh... yo... —balbuceo sin saber que decir, hasta que el elevador en que subió el chico se detiene en el Piso 4 y sonrío— Sí, claro.

Ambas nos adentramos en el ascensor. Ella presiona el botón del último piso y yo me apresuro a tocar el del número 4. Siento su mirada en mi nuca, lo que me incómoda y me hace tragar en seco.

—¿Eres una nueva inquilina? —su pregunta me toma por sorpresa, pero trato de no mostrarlo.

—No, no. Solo voy a visitar a un... amigo.

<¿Amigo? Sí claro.>

Sus ojos se abren con asombro.

—¿Eres amiga del joven del Piso 4?

—¿Cuál joven?

—El único que vive en ese piso. —se encoge de hombros— Nadie más vive ahí. El otro apartamento está vacío, por eso te pregunté si eras una nueva inquilina. Pero tu amigo es el joven de los tatuajes, ¿no?

—¿Lo conoces? —pregunto, sin poder contenerme.

—Claro que no. —frunce las cejas como si lo que le hubiese preguntado fuera algo estúpido— Nadie lo hace. Solo hemos coincidido algunas veces en el elevador o en la entrada.

Sonríe, chocada y se le remarca una que otra arruga cerca de los ojos. Se le ven algunas canas en el cabello, pero son tan pocas, que a simple vista parecen iluminaciones.

—Me sorprende que alguien lo conozca. Eres la primera persona que veo que viene a visitarlo.

Las puertas del ascensor se abren, indicándome que ya es mi hora de bajar.

—Bueno, yo... me quedo aquí. —me encojo de hombros y le regalo una pequeña sonrisa.

—Suerte con tu amigo. —es lo último que dice antes de que las puertas se vuelvan a cerrar.

Eso fue... raro.

Frente a mí se haya un pasillo iluminado por una luz tenue en el techo y los pocos rayos de sol que entran por la ventana al final del mismo. Hay una puerta a cada lado, pero no hay indicios del chico al que perseguía.

Según la señora que conocí antes, uno de estos apartamentos está deshabilitado y en el otro vive él. Pero ¿Cómo voy a saber cuál es cuál?

Suspiro derrotada. El mundo me está queriendo decir que no me meta donde no debo.

Es entonces cuando el teléfono en mi bolsillo suena y me sobresalto en el lugar, llevando la mano a mi pantalón para acallarlo. Es tanto el silencio que me rodea que el miedo a que me descubra, me tiene corriendo hacia el ascensor.

Puede ser que esté actuando de forma paranoica, pero no quiero que me vea.

Me mantengo intranquila, mirando de un lado a otro hasta que las puertas del ascensor se abren y me introduzco dentro, lo más rápido que puedo.

El teléfono vuelve a sonar en mi mano, y esta vez sí que respondo.

—Dime. —inquiero en un tono bajo.

—¿Por qué me colgaste antes? —es Max. Ni siquiera me había fijado.— ¿No estás en tu apartamento?

—Bueno...

Antes de que las puertas del ascensor se cierren por completo, puedo ver como el chico sale del apartamento de la izquierda, buscando algo. Dejo de respirar en el momento en que arquea la cabeza hacia donde estoy y, por suerte y obra del destino, las puertas se cierran por completo antes de que llegue a verme.

<Te salvaste por un pelo>

—Mierda. —mis piernas pierden fuerza y me quedo agachada en el suelo con el teléfono en la oreja y el corazón latiéndome a mil por segundo.

—¿Qué es eso, Leah? —ladra Max al otro lado de la línea.— ¿Qué te he dicho de decir esas palabras vulgares?

—Ay, cierto. Perdóname, amor. —mascullo con un tono de voz meloso, para evitar una pelea mayor.

Max siempre se ha quejado conmigo por eso. No le gustan las mujeres que dicen "malas palabras" y como yo soy de esas, pues me lo tiene prohibido. Claro que cuando no está él yo las usos, pero intento ser lo más correcta posible a su lado.

La línea se queda en silencio por unos segundos, hasta que él habla.

—Hablamos después. —y me cuelga.

Joder. Está molesto.

<Y si supiera que estabas persiguiendo a otro chico, lo estaría el doble>

Necesito arreglar esto antes de que se convierta en un problema mayor, por eso le envío un mensaje para que se quede a dormir de nuevo en mi apartamento y así hablar las cosas.

✘⛓✘

El silencio que hay en el apartamento cuando me despierto, es una de las cosas que más me gustan de no tener primer turno.

Enciendo el equipo de música a todo volumen mientras me muevo con un baile improvisado al ritmo de la canción Genie de Girls Generations. El Kpop es mi mejor amigo cuando quiero desestresarme o disfrutar de mi soledad. Solo hay que ponerme una canción de ese género, para recargar mis baterías.

Aún con mi piyama puesto y sin haberme duchado, muevo mis caderas y extremidades cada vez que recuerdo el paso de baile que he visto tantas veces en el video.

Entre salto y salto, llego hasta el balcón de la sala principal, abriéndolo de par en par. La luz solar me golpea el rostro con su intensidad, pero no me importa. Estoy tan feliz que nada puede romper el momento.

Estiro mis brazos con una amplia sonrisa en mi rostro.

Mis ojos se quedan mirando el edificio frente a mí, detallando la gran altura que posee. La señora que me encontré el día anterior en el elevador iba para el piso 20, el último de la edificación. Y yo apenas vivo en el cuarto piso, así que estoy muy abajo en comparación con...

Las comisuras de mis labios comienzan a descender poco a poco con la reciente revelación que me acabo de hacer yo misma en mi cabeza.

Miro el apartamento frente al mío, dándome cuenta que el chico del callejón y yo, vivimos en el mismo piso lo que en edificios diferentes.

Esto no puede ser coincidencia.

<Es destino>

Niego con la cabeza para luego inclinarme un poco hacia delante, con la intensión de probar si llego a ver algo dentro de su lugar, pero las cortinas negras en sus ventanas de cristal, me lo impiden.

—En algún momento tendrá que abrirlas, ¿no? —mascullo para mí misma.

De todos modos, aunque lo haga, no voy a ver mucho a la distancia que nos encontramos. Tengo visión 20-20, pero no para tanto.

<Compra unos binoculares>

¡Eso es!

Regreso dentro de mi apartamento para prepararme para mis clases. El hecho de que no haya tenido primer turno, no significa que no tenga Literatura a segundo.

Le mando un mensaje a Camila para que me guarde un asiento en primera fila, en lo que llego, a ver si no me pasa lo mismo que el día anterior con el cansino de Erwan. De paso, compruebo si Max sigue sin responderme los mensajes y mis ánimos decaen al ver el doble check. Ayer no me respondió cuando le dije lo de venir a dormir, y desde el último mensaje antes que ese, no me ha escrito más.

Me paso todo el camino a la universidad, revisando las redes sociales en mi móvil y en total aburrimiento ya que dejé los auriculares en casa, y me di cuenta cuando ya estaba lo suficientemente lejos como para no querer regresar.

—Hola, belleza. —escucho que alguien dice, seguido de las bocinas de un auto.

Ladeo la cabeza y me encuentro con la persona que menos esperaba ver.

—Vete a la mierda. —bufo al ver su cabellera roja y apresuro mi paso.

—Si voy contigo, pues con mucho gusto. —lo miro por un breve segundo, lo suficiente para ver cómo me guiña un ojo con aires juguetones.

Impongo la ley de hielo, tratando de ignorar el hecho de que me está siguiendo con su auto a la misma velocidad en la que camino yo.

Estoy a unas cuadras de la universidad. Solo necesito evitarlo hasta que llegue.

—¿No me vas a hablar, belleza? —cuestiona, volviendo a tocar la bocina del auto. Y miro a mi alrededor con miedo a llamar más la atención.

—No. —mascullo entre dientes.

—¿Y eso por qué?

No le respondo y sigo mi camino con la vista en el teléfono.

—Bueno, no importa. —repone— Súbete conmigo y lo hablamos en el camino.

Reprimo una sonrisa incrédula si cree que me voy a subir con él. Sería mi fin.

—Vengaaaaa. —insiste tocando la bocina, repetidamente.

Me llevo la mano a los oídos, tal cual niña pequeña y repito para mí misma: no es conmigo, no es conmigo, no es con...

—Leah.

Toca la bocina.

—Súbete.

La vuelve a hacer sonar.

—Conmigo

Suena de nuevo.

—Por favor.

Y de nuevo.

—No voy a parar hasta que te subas.

Y toca, toca, toca, toca y...

—¡Joder! Párale ya. —exclamo en su dirección.— No tienes nada más que hacer que andar persiguiéndome.

—Solo quiero que vayamos juntos a la universidad. ¿Es mucho pedir? —junta sus labios en un puchero que me hace poner los ojos en blanco.

—Está bien. —mascullo, cansada— Pero me dejas en un lugar dónde no haya mucha gente o te corto las pelotas mientras duermes.

Se lleva una mano a la entrepierna y pone cara de horror.

—Espero que haya sido una metáfora.

<Sí. Claro. Una metáfora...>

—¿Aceptas o no?

—Sí, sí. Acepto, belleza.

Suelto un suspiro, para luego rodear el auto y montarme en el asiento del copiloto con el bolso sobre mis piernas.

—Entonces... —intenta hablar, pero le hago un sonido para que haga silencio.

—No me gusta que el conductor del vehículo en el que voy, hable. Puede provocar un accidente por no andar enfocado en lo que debe.

<Qué excusa tan genial, Leah. Te aplaudo en la cara con un cactus en cada mano.>

—Eso es... inesperado. —ríe con la boca cerrada.

—Solo has silencio.

Asiente con los hoyuelos remarcados a cada lado de sus mejillas y yo regreso la vista hacia la ventana a mi lado. Cuando nos acercamos a la entrada de la universidad, me escondo en el asiento con miedo a que me vean llegar en el vehículo de "Erwan el niño de papi"

—¿Es en serio? —ironiza.

Para mi sorpresa, Erwan aparca en un área de la universidad a la que casi nadie va. Es un parque que queda junto a la biblioteca, que se mantiene inhabitado por el olor a fosa que tiene casi siempre.

Reviso que realmente no haya nadie, antes de levantar mi cabeza y suspirar aliviada.

—Bueno. Adiós. —me dispongo a bajar del auto antes de que se le ocurra hacer algo más para joderme pero, para sorpresa de nadie, la puerta no abre.

Con los labios presionados, giro mi cabeza hacia él, quien me sonríe.

—Hola. —bromea con voz cantarina.

—¿Qué haces? Déjame bajar.

—Dijiste que no te gustaba hablar mientras conducía. —declara, encogiéndose se hombros— Pero ahora ya estamos detenidos. ¿Qué excusa me vas a poner ahora?

—Pero, ¿Qué te pasa, loco? ¿Qué es lo que quieres conmigo que no me dejas en paz?

—Quiero conocerte. —decreta, jugando con el piercing en su labio.

—Soy Leah Blake y tengo 19 años. Estudio psicología en la Universidad de Berlín y, por si no lo sabías, —lo encaro al decir lo siguiente— tengo novio. ¿Suficiente?

—No es suficiente. Eso ya lo sabía.

Suspiro, incrédula.

—¿Sabías que tengo novio y aun así me persigues?

—Y yo tengo un perro, ¿eso qué tiene?

—Sí Max se entera que andas jodiéndome, no seré yo quién te corte las pelotas.

—Puedo con él y puedo con quién sea, créeme.

—Sí, claro —pongo los ojos en blanco— ¿Se lo vas a contar a papi para que te envíe algunos matones?

Sonríe ampliamente mientras asiente y se muerde la lengua con suavidad.

—¿Qué pasa? ¿Herí tu precioso ego?

—Tú no puedes herirme, belleza. Solo haces que me gustes más.

—Ay madre. Resultaste ser un masoquista, pelirrojo. —increpo, alzando los párpados.

De un momento a otro, amplifica la sonrisa en sus labios y un brillo particular se asienta en sus ojos.

—¿Ya tienes un apodo para mí? —celebra con un tono de voz meloso— Entonces yo tendré que ponerte uno. —finge que está pensando y luego agrega— ¿Qué tal, rubia?

—Ni se te ocurra seguirme llamando así.

—¿Por qué, rubia?

—No lo hagas más.

—Rubia.

—Déjame salir antes de me desangren los oídos.

—Dime "pelirrojo" de nuevo y abro la puerta. —sugiere.

—Nunca.

—Pues supongo que nos quedaremos acá encerrados. —murmura encogiéndose de hombros y acomodándose en su asiento, como si fuera a echarse una siesta.

—Venga, que voy a llegar tarde al turno.

—Es mi turno también, rubia.

—Pues por eso. Si no salimos vamos a llegar tarde los dos. —exclamo, esperanzada.

—Dime "pelirrojo".

—No lo voy a hacer.

—Pues ni modo.

Suelto un gran suspiro llevándome los dedos al entrecejo, para pensar. Max está peleado conmigo, así que llamarlo no es una opción. Camila haría lo que quisiera Erwan, así que tampoco es una opción. Alexa... no me cogería la llamada, así que tampoco. Y la policía... pues no quiero llamar la atención.

Cierro los ojos, sabiendo que voy a tener que ceder si quiero llegar a clases.

<En qué líos te metes>

—Vete a la mierda... —mascullo, tragándome todo el orgullo— Pelirrojo.

Abro los ojos y me conmociono al encontrar su perfil tan cerca del mío. Dejo de respirar cuando siento su olor particular a menta y que, juntándolo con el color esmeralda en sus ojos, me recuerdan a los caramelos que solía comer de pequeña.

—Rubia. —se relame la carnosidad de sus labios, sin apartar la vista de los míos— Déjame probarte.


✘✘✘✘✘✘✘✘✘✘

¡Holiss!

Vengo con otra de mis actualizaciones sorpresivas, de las que no aviso con antelación para que se preparen porque se me olvida jjj Lo que pasa es que recién me acabo de dar cuenta que llegamos al 1k de vistas y me emocioné por su primer kilito. *se limpia una lágrima*

Bueno, ¿qué les pareció este capítulo?

¿Qué tal nuestro "pelirrojo"? A mi, la verdad, esta nueva versión de Erwan me pone muchísimo, no sé por qué ja

Pero obviamente, no mucho más que nuestro chico misterioso, el cual pronto aparecerá de nuevo. No se estresen que la historia va a su ritmo 7v7

PD: Adjunto foto del chico al que me imagino como Erwan. Aunque muchos lo deben conocer, yo no tenía idea de la existencia de este ser. ¿Me podrían decir en dónde es que ha trabajado? ¿Series o pelis? Sé que tiene que ver con Dc ¿no?

Os amo y espero para leer vuestras opiniones.

XOXO Killer Lady

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