Maid

By EasyCuteWat

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Conseguir una sirvienta podría ser sencillo para algunos, difíciles para otros. Pero usualmente son las perso... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Epílogo

Capítulo 9

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By EasyCuteWat

Lauren llevó la reja principal a Camila mientras le cuidaba la espalda y veía de reojo sus alrededores, ambas se encontraban vestidas totalmente, sin embargo, jamás se sabía de los peligros. El plan principal era que la mayor dejaría a la castaña en la esquina para que la mujer pudiera tomar el autobús, y por más que no le gustaría la idea de dejarla sola, la morena le había negado el acompañarla hasta su casa, y renuente, Lauren aceptó.

Después del llanto de la castaña, Camila había tomado el rostro de la millonaria y juntó sus frentes mientras susurraba "No fue tu culpa, enserio" tranquilizando a la ojiverde, la cual de había sentido culpable de la decaída sentimental de la muchacha.

—Gracias por... Todo, Lauren—Agradeció la castaña deteniéndose en la parada de autobuses girando para ver el rostro de la mujer.

—Gracias a ti—Sonrió levemente estirando la mano para llevar un mechón del pelo de Camila detrás de su oreja.

La castaña se quedó paralizada sintiendo el bombeo de su corazón fuertemente, la mayor la veía con un brillo especial, el cual podía ver gracias a la lámpara que había en las calles, que nuevamente quiso lanzarse a sus brazos y no salir de ellos jamás, pero no podía y no debía. Ambas se veían fijamente a los ojos sin importarles el alrededor, la mano de la mayor se quedó quieta en la mejilla de la castaña disfrutando la piel suave bajo su palma.

Sin darse cuenta, ambas se habían acercado poco a poco hasta que sus narices se rozaban, el aliento de la otra chocaba contra sus rostros dejándoles saber que verdaderamente estaban ahí, fueron acercándose más pero una fuerte luz y el sonido de las llantas pesadas, las hizo sonreír mientras la castaña recargaba su frente en el hombro de la mujer soltando un suspiro.

—Ese es mi autobús—Anunció la castaña separandose de la ojiverde, quien asintió soltando su mejilla viendo de reojo el autobús detenerse frente a ellas.

—Cuidate mucho, por favor—Pidió la ojiverde siguiendo a la castaña hasta la puerta del autobús.

—Hare lo que pueda—Sonrió subiendo los escalones con lentitud viendo al hombre esperándola con paciencia, estuvo por subir otro escalón pero se detuvo y volteó a ver a la ojiverde, quien la veía esperanzada—Adiós, señora Lauren—Bromeó bajando un escalón estirándose para dejar un suave beso sobre sus labios dejandola totalmente embobada mientras volvía a subir viendo las puertas cerrarse frente a ella.

Soltó un suspiro y se volteó volviendo a subir mientras buscaba dinero en sus bolsillos para pagarle al señor, sacó el dinero y le sonrió amablemente mientras le daba el dinero sujetándose fuertemente del tubo cuando el autobús empezó a moverse.

—De acuerdo, señorita, le aconsejo que tome asiento—Le sonrió amablemente antes de volverse a centrar en el camino.

—Sí, muchas gracias—Murmuró tomando los tubos para sujetarse y buscar el primer asiento libre, debido a que el camión estaba lleno de personas que acaban de salir de estudiar o trabajar.

Soltó un quejido al sentarse debido al haberse encajado el objeto donde se cerraba el cinturón de seguridad, se acarició levemente el muslo y el trasero teniendo discreción para acomodarse en el asiento y dirigir su mirada a la ventana del camión.

Varios minutos pasaron, muchas personas se bajaron y muchas se subieron, pero ella estaba perdida en la sensación del recuerdo de estar atrapada bajo el cuerpo cálido de la ojiverde, sus manos recorriendola, su boca estando sobre ella besando cada parte de su ser, su cuerpo frotándose en busca de algo más.

—No se mueva—Se paralizó al sentir a alguien sentarse a su lado sosteniendo algo filoso contra su costado, levantó espantada su cabeza pero sintió la punta del arma punzante enterrarse levemente en su piel—Le dije que no se moviera—Gruñó acercándose a ella asquerosamente.

Sintió sus ojos llenarse de lágrimas, y cuando quiso voltear ligeramente la cabeza para verlo, sintió su asquerosa mano tomar su muslo fuertemente mientras volvía a enterrar un poco más el arma.

—Po-por favor, no tengo nada—Susurró con desesperación sintiendo su cuerpo temblar del terror mientras la mano del hombre recorría su muslo.

—¿Ah no?, oh pequeña Mila—Tono ronco eso voz la hizo temblar.

Pequeña Mila...

Pequeña Mila...

¿Conocía a ese hombre?

—Por-por favor...—Sentía su cuerpo temblar del temor, su corazón latía terriblemente de una manera tan dolorosa que si cerraba los ojos, lo sentirías salirse.

—Ah no, no, no, no, Camilita, guarda esas palabras—Soltó una baja risa que provocó náuseas del miedo—Bajate en la siguiente estación—Ordenó subiendo su palma hasta la cadera y volviendo a bajar asquerosamente.

Lastimosamente el camión estaba lleno, el sonido de las pláticas de los demás ahogaba su llanto bajo, todos están centrados en sus cosas y nadie parecía darse cuenta una chica estaba siendo acosada.

—No-no.

Camila negó firmemente con la cabeza.

—Dije que te bajarás en la siguiente estación—Sintió el cuchillo encajar en su piel causándole un pequeño chillido de dolor, sus ojos se nublaron de lágrimas y más cuando la mano del hombre de detuvo en el interior de su muslo apretando su piel—Llegamos, voy a levantarme y te vas a poner enfrente de mí, si llegas hacer algo para evidenciarme, será peor para ti y tu hermana—Había amenazado acercándose a su oído sin importarle qué lágrimas cayeran por sus ojos—Y limpiate esas lágrimas de cocodrilo, qué bien que lo disfrutaste con tu jefa.

Austin Mahome.

En la cabeza de la morena hizo click, la voz, el apodo, sus manos, era él.

Y ahora le estaba amenazando a ella juntos su hermana, no le queda más de otra que asentir temblorosamente, ya no podía hacer nada prefería mil veces que ese hombre le hiciera algo a ella, que tocará siquiera un pelo de su hermana.

Con las manos temblando de terror se llevó limpió las lágrimas que salían y respiró varias veces tratando de tranquilizarse, pero era imposible, ¡¿Cómo se podría tranquilizar siendo toqueteada, amenazada y apunto de probablemente ser violada?!

Un nudo más grande que antes se instaló en su garganta, y más cuando vio al hombre levantarse esperando a que ella se pusiera frente a él, ella con falsa calma para los demás, se levantó con las rodillas temblando por no poder sujetarse, y eso no era únicamente por el terror. Se puso frente a él y volvió a sentir el arma punzante en su espalda y el cuerpo del hombre más pegado a ella obligó a su cuerpo avanzar sintiendo cada vez unas enormes ganas de morirse, estaban en la camioneta para salir pero la voz del conductor los detuvo.

—¿Esta bien, señorita?—Preguntó viendo los dos muchachos, la muchacha apenas podía sostenerse y el muchacho de atrás parecía demasiado pegada a ella.

Lo más extraño es que él detrás del muchacho, había tres hombres más.

—Miente—Masculló el hombre detrás de ella inclinando la cabeza hacia el lado contrario del hombre—Ella está...

—¡Hey!, le estoy hablando con ella—Interrumpió sintiendo su cuerpo llenarse de adrenalina.

Su grito llamó la atención de la mayoría de los pasajeros, ellos podrían ayudarla.

Rápidamente perdió la esperanza a sentir como el cuchillo se encajaba más en su piel, sentía unas enormes ganas de gritar, sin embargo, asintió calmadamente.

—Estoy bien—Tuvo que pasar saliva para tranquilizar el nudo en su garganta—Solo no podía sostenerme... Y el muchacho—Sintió su voz temblar y el cuchillo encajarse más—Me está ayudando a bajar.

Por favor, no me creas.

Por favor, no me creas.

Por favor, no me creas.

—Oh bien, entonces... Pueden salir—Murmuro el hombre asintiendo lentamente.

Las ganas de llorar se hicieron más grandes mensajería se volteaba y bajaba lentamente, ¿porque le creyó?, ¿No la vio batallando por aguantar las lágrimas?, ¿no vio como ese hombre le enterraba algo en la espalda?

En la estación, bajaron 5 hombres y una muchacha, el camión se fue dejándola solo en iluminación de la estación, sólo las dos anuncios altos que alumbraban en las orillas, junto al techo de metal y el techo con luz. Lo demás estaba completamente lleno en oscuridad.

—Oh Camila, finalmente en paz—Rio cruelmente jalandola a los más oscuro de esa calle.

—Basta, por favor—Rogaba dejando caer finalmente las lágrimas que se había estado aguantando—No tengo na-nada de dinero—Sollozó tratando inútilmente de persuadir al hombre—Austin...

—¡Ah cariño, te acuerdas de mí nombre!—Soltó una carcajada a la vez que la apoyaba contra la pared fuertemente—Sera mejor que dejes de hablar y empieces a abrir las piernas, mis amigos y yo tenemos ganas.

—¡Para, por favor, Austin!—Exclamaba para ser inmediatamente silenciada por la mano de uno de los hombres que habían bajado con ellos.

Ella gritaba siendo amortiguada por la mano, su cuerpo aprisionado por el duro cuerpo de aquel hombre, sintió como Austin le metía la mano dentro del pantalón mientras ella trataba con todas sus fuerzas quitarselo de encima, sus sollozos cada vez si hicieron más fuertes contra la mano de quién la silenciaba, pero estos aumentaron  cuando vio a más hombres rodearlos, no podía ver nada, solo quería morir en ese momento mientras sentía como trataban de romper su romper.

Un hombre la soltó.

Otro jaló de su playera rompiéndola ligeramente antes de mágicamente ser separado de ella.

A los segundos dos hombres la soltaron.

Momentos después Austin fue noqueado brutalmente.

Abrió los ojos sintiendo las lágrimas escurrir sin control por sus mejillas, y no pudo evitar soltar un quejido de alivio al ver la silueta de una mujer, no quería ver hacia atrás, porque sabía que los hombres que la habían estado sujetando estaban siendo brutalmente golpeados o al menos eso creía debido a los gritos y golpes que se escuchaban detrás.

Sintió sus piernas temblar más e iba a caer, si no hubiera sido por qué el cuerpo fuerte de aquella mujer la rodeó con sus brazos impidiéndole caer, lo único que se escuchaba en esa oscura calle eran los llantos fuertes de la castaña seguida de los exclamidos y golpes detrás de ella.

—Aquí estoy, Camz, aquí estoy—Susutraba mientras la sujetaba fuertemente contra ella, la castaña la sujetaba fuertemente y tenía un llanto desesperante causando que esté golpeara duramente todas las defensas de la mayor—Estoy contigo, ya acabó, Camz, tranquila.

La castaña se sujetaba firmemente de ella, el calor y seguridad que brindaba el cuerpo de la ojiverde la hacía sentir fuera de peligro, y la sujetaba fuertemente queriendo estar completamente segura, se aferraba a ella creyendo que si disminuía su fuerza, nuevamente caería en los brazos de aquellos hombres que trataban de abusar de ella.

—No-no dejes que-que toquen, Lauren, por-por favor—Sollozaba escondiendo la cabeza en el cuello de la mayor apretando su agarre.

—No volverá a pasar, créeme, no dejaré que nadie jamás te toque de nuevo—Sintió el cuerpo de la morena relajarse pero su llanto no cesaba, seguía llorando pero sentía su cuerpo cada vez más ligero.

Dirigió si mirada al frente con dureza viendo a sus guardias sujetar con dureza a los hombres, los habían golpeado antes para dejarlos casi inconscientes pero seguían estando conscientes, pataleaban y rogaban por piedad.

Los guardias la miraban esperando una orden, ellos ignoraban los exclamidos de los hombres y incluso apretaban más fuerte su agarre en su cuello. Lauren miró de vuelta a la castaña que de seguía aferrando a ella pidiéndole en susurros que no la suelte, la rabia consumía su cuerpo, y las ganas de golpear y asesinar a alguien eran increíblemente potentes, volvió a mirar a sus guardias y soltando una mano del cuerpo de la morena, la llevo a su cuello y con el dedo pulgar lo paso alrededor de su garganta en una silenciosa órden.

—¡Nooo, nooo!—Uno de los hombres empezó a gritar al alcanzar a ver lo que la ojiverde hizo.

—Vamonos, Camz—Susurró en su oído sintiendo a la morena asentir en su cuello, poco a poco se separaron y la ojiverde guío a la morena a su carro mientras está se limpiaba las lágrimas y se forzaba a no temblar.

—Mi-mi hermana-na—Su voz temblaba al igual que cada extremidad de su cuerpo.

Lauren la subió al asiento del copiloto y le puso el cinturón viendo como la castaña limpiaba sus lágrimas con sus manos temblorosas. Sintió su cuerpo temblar de la rabia al ver cómo Camila se encontraba tan afectada, volteó a ver de reojo pero gracias a la oscuridad del camino, no podía ver absolutamente nada pero los gritos que hacían los hombres eran musica para sus oídos.

—Tranquila, Camz, tranquila—Murmuró besando su frente mientras sus manos limpiaban las lágrimas que escurrían por las mejillas de la morena, lágrimas que a pesar de limpiarlas muchas veces, volvían a salir—Vamos a ir por tu hermana, ¿Bien, cariño?—Se separó viéndola al rostro, gracias a la luz que se prendía en el carro al abrir puertas, sus manos acariciaban su rostro tratando de brindarle calma.

—Gracias, Lauren—Suspiró su nombre sintiendo la frente de la mujer juntarse con la suya—Enserio, mu-muchas gracias—Llevó sus temblorosas manos a las mejillas de la ojiverde para acariciarlas mostrando lo agradecida que estaba.

***
Conducía por las oscuras calles siendo seguida por dos autos negros de sus guardias que llamó para que las acompañarán. Lauren sujetaba fuertemente su mano mientras que la otra andaba en el volante, sabía que era imprudente manejar así pero no soltaría por nada la mano de la castaña, que a pesar de estar más calmada, seguía temblando, no hablaban nada, a parte de Camila que decía el camino, pero la morena agradecía aquel silencio, únicamente necesitaba de apoyo y del toque, Lauren con solo tocarle la mano, la hacía sentir segura, la hacía sentir que estaba con ella.

Sin embargo, la ojiverde no la estaba pasando demasiado bien, sí, estaba empezando a adorar el toque de Camila, pero estaba detestando el como lucían las calles cada vez que de acercaban al hogar de la morena, estaba sintiéndose devastada, incluso podría bromear que las calles de parecían un poco con en Batman Arkham City, pero no estaba de bromas, el lugar era un total asco, vandalismo, cubetas con fuego con mendigos alrededor tratando de agarrar calor, casas destrozadas.

—¿Vives por acá?—Interrogó sintiendo su estómago arder viendo las condiciones las cuales Camila tenía que ver a diario.

—Yo... Eh-no, es más al fondo—Su voz era susurrante y casi rota, sentía vergüenza que la ojiverde viera esas calles donde ella solía pasar todas las mañanas para poder tomar un autobús e ir a su casa.

Eso fue mucho peor para la ojiverde, muchos se quedaban viendo su lujoso automóvil pasar, el rostro de las personas que estaban ahí era devastador, parecían casi esqueléticos, y eso empeoraba a la luz blanca de sus luces del automóvil, parecía película de zombies ante la terrible condición.

—Camila...

—Es... En ese apartamento—Interrumpió señalando unas ventanas en un segundo piso, las luces estaban apenas prendidas y la castaña se maldijo internamente, no había pagado la luz aún—Uhm... Gra-gracias por todo, Lauren, de verdad...

Había llevado su mano para abrir la puerta del automóvil, pero Lauren le tomo la mano deshaciéndose de su cinturón de seguridad y estirándose para sujetar su mano.

—Bajare contigo, y tendrás tiempo de guardar todas tus cosas y las de tu hermana, ni de mierda volverán aquí—Su voz era baja y ronca, sin dejar su toque femenino.

—Lauren, no creo...

—No vamos a discutir esto, vamos a subir y empacar todo—La morena iba a empezar a replicar pero ella habló primero—Mis guardias cuidarán de nosotras y el carro mientras vamos por tus cosas.

—No me siento bien, y no es momento...

—¡Más razón aún!, no te sientes bien, y mientras tú y tu hermana estén bajo mi techo, las voy a cuidar a ambas—Dijo firme mientras soltaba con lentitud.

—No es necesario, en unas semanas finalmente voy a poder conseguir otro departamento en un lugar mejor—Replicó volteandose a ver a la ojiverde para tratar cambiarla de opinión.

—Ahí está, solo estarás en mi casa unas semanas, y después puedes irte—Escuchó a la castaña suspirar y estuvo a punto de negar—Piensa en tu hermana, ¿crees que esto es seguro para ella?

Camila se quedó en silencio, en ese momento, de la puerta de su edificio salieron varios hombres borrachos riéndose y tambaleándose, la ojiverde miraba con seriedad la escena y volteó a la castaña quien suspiró, y mordió sus labios frotando sus manos temblorosas.

—Solo... Hasta que encontremos un mejor lugar, ¿Bien?—Miro a la ojiverde de reojo esperando que aceptará.

—Más que bien, ahora apuremonos y vayamos a casa—Le sonrió levemente antes de salir del automóvil dejando pasmada a la muchacha.

Casa.

Eso no sonó a su casa, eso sonó a casa de ellas.

Miró sorprendida a la mujer, quien abrió amablemente su puerta y ofreció su mano para ayudar a bajarla. Cuando los guardias de la ojiverde vieron que su jefa se bajó del carro, inmediatamente se estacionarios detrás de ella y 3 guardias de cada carro salieron para ponerse alrededor de los carros vigilando cada punto de orientación.

Ambas mujeres fueron al apartamento siendo seguida por un guardia detrás de ellas, quien con solo una mirada asustó a los borrachos quienes se fueron corriendo de ahí a tropezones. Ambas mujeres subieron al apartamento de la castaña, la cual de sentía cada vez más avergonzada ante como y dónde vivía, se paró frente a la puerta y tocó una melodía haciendo que la ojiverde se le quedará viendo confundida.

Tres toques, silencio, dos toques, silencio, un toque, un toque, un toque, silencio, cuatro toques, dos toques, silencio.

La puerta se abrió siendo recibidas un un ambiente cálido, en la entrada, una preciosa y alta chica apareció con una sonrisa calida y estuvo por saltar a abrazar a su hermana pero vio una figura ligeramente más alta al lado de su hermana, y la verla, abrió la boca sorprendida porque inmediatamente la reconoció.

—¡Oh... Por... Dios!, ¡eres Lauren Jauregui!—Chilló dando un salto hacia atrás para mirarla de arriba a abajo—¡¿Qué hace la millonaria más importante del mundo?!, que casualmente es tu jefa, ¡¿En la entrada de este departamento?!—Volteó a ver a su hermana, quien no podía estar más roja de la vergüenza.

—Yo-yo... Ella... Uhm—Balbuceó la castaña señalandose a ella y a la mujer, quien miraba la situación con burla.

—Empaquen sus cosas, las esperaré aquí—Subrayó la última palabra mientras entrelazaba sus manos delante de ella.

—¿Qué?, ¿empacar?—La morena menor veía confundida todo mientras su hermana mayor entraba al apartamento directamente a su habitación—¡Sigo aquí, eh!, ¡hay algo llamado teléfonos, pudiste avisarme antes!—Siguió a su hermana no sin antes dirigirle una mirada a la sexy ojiverde que estaba parada en su puerta—Camila, contexto, por favor—Pidió a su hermana slsteniendose en la puerta del cuarto de su hermana.

—¿Contexto?, ¿quién dice contexto?—Preguntó cambiando de tema mirándola con cansancio y alegría.

—Camila, te sucedió algo ¿verdad?—video las marcas de dedos en su brazo y vio el cómo se puso tensa cuando le preguntó—Kaki, ¿Qué pasó?, ¿Fue ella?—Interrogó bajando la voz con molestia señalando el pasillo que se dirigía a la puerta de la entrada.

—No, fue gracias a ella que estoy ahora aquí, contigo—La hermana de Camila vio los ojos de su hermana mayor humedecerse.

—Kaki, ¿Qué pasó?—Se apresuró a caminar a ella, y sin dudarlo la rodeó con sus brazos

—Yo-yo... Austin—Con sólo de hacer el nombre de aquel hombre la menor sintió una rabia enorme recorrerla.

Sin embargo, al ver la imagen tan rota de su hermana tratando de parar de sollozar, la hizo temer lo peor.

—Dime que no te hizo nada—Pidió con desesperación tomando su rostro para verla a los ojos.

Y sintió un gran alivio al ver a su hermana negar.

—Yo iba en el autobús en camino acá—Respiro profundamente llenando sus pulmones de aire limpio—Minutos después él se sentó a mi lado y me amenazó, me obligó a bajarme la siguiente estación—Se alejó de su hermana volviendo a buscar las maletas al fondo de los roperos—Pero gracias a Lauren, no logró nada.

—Oh Dios, gracias—Agradeció volteando hacia el pasillo imaginándose a la ojiverde ahí—¿Estás mejor?, ¿necesitas algo?—Interrogó acercándose a su hermana.

—Uhm necesitó que guardes todo lo valioso, nos vamos a mudar con Lauren hasta que encontremos algo mejor—Murmuró mirando de reojo a su hermana, quien abrió la boca sorprendida.

—¡Jesucristo, demasiadas emociones en menos de 5 minutos!—Exclamó la castaña menor llevándose las manos al rostro.

—Es lo mejor para nosotras, mejor para ti—Se volteó a verla con una semi sonrisa.

En la entrada del apartamento, se encontraba la ojiverde viendo los alrededores en plan de cuidar y proteger. Sentía su corazón salir demasiado deprisa, y sabía que no era únicamente por todo lo sucedido esas últimas horas, era por Camila.

A pesar de todo lo malo que sucedió, logró varias cosas ese día, y la más valiosa es que quería a la morena con ella, por eso su corazón brincaba fuertemente, porque tendría a la morena en su casa las 24 horas del día, podría protegerla de cerca, y convivir más, y ahora conocía una parte de Camila que no creyó conocer nunca, conoció a su hermana, el ser más preciado de la morena.

***

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