Intentar lo imposible, encont...

Por IsilmeLTotikam

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[EN HIATUS POR MOTIVOS VARIOS] ¡El noble Lan XiChen ha desaparecido! ¡Es culpa de Wei WuXian! ¡Ese infame mag... Más

Prólogo
1: El brujo en las sombras del bosque
2: ¿Hechizo o maldición?
3: Agua, Fuego, Viento y Rayo
4: Cuestión de confianza
5. Regalos y favores devueltos (Parte 1)
6: Regalos y favores devueltos (Parte 2)
7: Sangre y Savia
8: Intrigas
9: Sauce y Arce
10: El receso de las nubes
10.5 Nevadito y otros animalitos
11: La llegada de los Nie
12: Empatía (Parte 1)
13: Empatía (Parte 2)
14: Empatía (Parte 3)
15: Empatía (Parte 4)
16: Lo que se inició al amanecer...
17: ...pero no terminó con el atardecer
18: El inicio de una amistad
19: Una botella y un libro
20: De vuelta a la capital
21: Entre las montañas de Gusu
22: De camino al estanque de las carpas
23: Cuando las nubes comienzan a moverse
24: Conejos de agua
25: Hechizos en el pabellón de la biblioteca
26: El guardián de la barrera.
27: Los Lan de la capital
28: Comercio peligroso
29: Pequeños destellos en la oscuridad
30: La magia no es todo hechizos
31: Indicios (Parte 1)
32: Indicios (Parte 2)
33: Indicios (Parte 3)
34: Indicios (Parte 4)
35: Cena en casa de los Nie: Entremeses
36: Cena en casa de los Nie: Primer plato
37: Cena en casa de los Nie: Plato de Pescado
39: Preludio de tormenta
Aviso de inactividad temporal

38: Cena en casa de los Nie: Carne de caza

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Por IsilmeLTotikam

El banquete no tardó en empezar. De haber sido un banquete de corte usual, todo hubiese estado estrictamente jerarquizado. Sin embargo, Nie MingJue había planteado aquello de una forma mucho más distendida. Los asientos no estaban asignados de forma exclusiva y cerrada. No se había previsto una separación entre los generales y sus segundos al mando, por lo que nadie vio extraño que HuaiSang se pegase a un joven Lan y a Lan XiChen, en vez de sentarse al lado de su hermano. De hecho, el banquete daba pie a que la gente se mezclase y se formasen grupos de conversación distintos, sin llegar a sentarse si quiera.

La mesa central era la que se iba alimentando con comida y las laterales, en torno a ella, estaban dispuestas únicamente para quien quisiera sentarse. Y como una peculiaridad, la mesa de las bebidas, también tenía caldo de carne. Nadie entendía porque en vez de servir sopa se había tomado tal decisión, pero para los Lan casi resulto un alivio. Principalmente porque a excepción del té, era la única otra bebida que no contenía alcohol. Jiang Cheng no tardó en hacerse con una jarra de hidromiel por consejo de HuaiSang. Y aunque el sabor le encantó, supo desde el primer momento que era peligrosa. Sobre todo, si tenía a alguien que rellenaba su jarra antes de que se diera cuenta de que estaba vacía.

Los platos de vegetales y verduras fueron vaciados casi en su totalidad por los Lan, mientras el resto de invitados atacaban directamente a las carnes presentadas de distintos modos. Más de uno levantó una ceja a ver a Jiang Cheng, vestido con el uniforme Lan, ser uno de los primeros en llenarse un cuenco con estofado de ternera y además, agregarle algunas especias de condimento. Y mientras los Lan parecían reprobar tal comportamiento, los Nie se rieron. Prácticamente ya estaban apostando mentalmente quien sería el primero en decirle algo y llegarse un latigazo en la cara por ello.

Fue HuaiSang el primero en reprocharle, y no por su elección, sino por arruinar el sabor del estofado con la pimienta. Jiang Cheng solo lo ignoró y se llevó la primera cucharada a la boca de inmediato y empezó a masticar sin compasión la pimienta, que crujía entre sus dientes, para consternación del más joven. El picor era más que tolerable para él. Una vez que sobrevivías a la comida de Wei WuXian, nada era demasiado picante. Aunque no dejó de verse sorprendido por la profundidad del sabor de la carne. Prácticamente casi se ahoga con la carne cuando HuaiSang le confirmo que se trataba de carne de yak.

Jiang Cheng había tenido que acompañar en varias ocasiones a pequeñas incursiones de jóvenes que se adentraban en los bosques para capturar un par de ejemplares de búfalos de agua que pudiesen ayudar a los campesinos. Sabía bien lo difícil que era apartarlos del grupo sin herirlos ni matarlos. Normalmente siempre había alguien que pagaba lo suficiente para quedárselo y domesticarlo. Por supuesto, después del tiempo suficiente como para que se hubiese apareado con todas las hembras que pudieran tener los campesinos para los que realmente lo cazaban. El animal valía demasiado como para simplemente consumirlo como carne.

Saber que se estaba comiendo una versión peluda del mismo, le resulto, cuanto menos, sorprendente e inquietante. ¿Qué tan importante era el clan Nie? Ya había estimado que sería una familia bastante poderosa, no por nada estaban relacionados con los Lan y eran los encargados de proteger las fronteras. Tendría que interrogar a HuaiSang en privado. Tal vez había subestimado la capacidad de acceder a las artes que HuaiSang había demostrado.

Pronto un par de soldados Nie se acercaron para conversar y hacer algunas recomendaciones sobre lo que debía probar de la mesa. Jiang Cheng agradeció tanto el consejo, como el darle pie a una conversación. No pasó mucho tiempo antes de que estuviese completamente integrado en la fiesta, y en las mismas conversaciones que algunos de los segundos al mando con los que no había podido hablar antes. Sabía que tenía unos cuantos pares de ojos vigilando cada uno de sus movimientos. Su padre siempre había dicho que aquellas reuniones eran un campo de batalla distinto, pero un campo de batalla al fin y al cabo. Empezaba a pensar, que tal vez no estaba tan equivocado.


Además de las obvias miradas de Nie MingJue que, como buen anfitrión, estaba atento de todos sus invitados, Lan XiChen también lo mantenía vigilado. De una forma un tanto más sutil, menos opresiva, como un seguro por si las cosas se complicaban. Sin embargo, era Zheng quien no le quitaba un ojo de encima. Si ZiXuan no le hubiese alertado, no habría reparado en él en un primer momento. El joven tenía un cierto carisma adusto, que atraía a los Nie, pero planteaba un pequeño muro para el resto, por lo que no llamaba en exceso la atención.

Probablemente su única salida de tono había sido precisamente la del estofado, pero dado que el resto de los Lan, a excepción de XiChen, lo había fulminado con la mirada, había pasado como un pequeño desliz de un joven algo glotón. Y por supuesto, no había nadie que conociese la rutina de los Lan que se lo reprochase, salvo los propios Lan. Sin embargo, que el propio Lan XiChen no hubiese abierto la boca para reprenderle podía significar dos cosas, o el chico era su favorito, o un invitado a su casa que no estuviese del todo obligado a seguir sus estrictas reglas. O tal vez por su mirada, puede que ambas...

¿Se daba cuenta de lo malinterpretable que era esa mirada? Cualquiera que no conociese lo suficiente a Lan XiChen como para saber que era totalmente ajeno a las continuas insinuaciones de la corte para buscarle esposa, o que no le hubiese visto rechazar también ciertas atenciones masculinas, habría pensado algo completamente distinto de su relación. Lan XiChen tenía un aura mucho más parecida a un monje asceta que a un cortesano. No era de extrañar que fuese uno de los solteros más codiciados. Buena posición, buen aspecto, una cierta seguridad de que sus hijas serían bien valoradas y mantenidas a salvo y la promesa de herederos en la siguiente generación. ¿Quién no quería a Lan XiChen como yerno?

Si el propio Zheng no hubiese presenciado la tremenda facilidad con la que Lan XiChen parecía rechazar cada oferta, esquivar cada coqueteo y permanecer impasible ante cualquier oferta sexual, habría pensado que algo raro pasaba allí. También estaba el hecho de que el otro joven tampoco parecía ser precisamente del tipo de hombres que solían declararse a Lan XiChen. No, demasiado carácter para verse rendido ante el Lan. Que había gato encerrado, por supuesto, pero no era algo de ese tipo. Sin embargo ¿Qué podría tener el joven para que tuviese todas las atenciones del Lan?

Estaba en su conocimiento que Lan XiChen tenía una posición favorable, aunque no habitual, dentro de la corte. Como buen Lan, demasiado comedido como para ser invitado continuamente, pero siempre presente en las reuniones importantes. Su opinión era respetada y valorada, con un buen criterio no muy frecuente en la corte. Hasta Meng Yao había tratado de acercarse a él en varias ocasiones. Si no fuese por el conocido rechazo de Nie MingJue por los magos, que lo alejaba tan pronto se presentaba la ocasión, y la capacidad del Lan para conseguir que todo el mundo quisiese hablar con él, probablemente ya habría logrado hacerse alguien cercano.

Y precisamente por esa capacidad de atraer la atención se lo había nombrado en varias ocasiones como un posible enviado de la corte, tanto como embajador como negociador. Sin embargo, hasta ahora Lan QiRen había tomado por él todos esos encargos. Nadie tenía muy claro si era demasiado protector con su sobrino o no lo consideraba del todo preparado. Aunque Lan QiRen había nombrado en varias ocasiones, que como jefe del clan no podía pasar tanto tiempo alejado del mismo, lo cierto era que ambos Lan prácticamente vivían continuamente en la capital. Lan XiChen había salido más veces de la ciudad para comandar tropas que para regresar al seno familiar. Otra rareza de los Lan para la mayoría, como sobrevivir a la obediencia impuesta hace unos años, según el propio Zheng. Una forma rígida, pero eficaz.

Ahora bien, ¿Qué hacía el heredero Jiang allí y cómo había logrado hacerse un hueco entre los Lan? ¿Un discípulo exterior, al igual que HuaiSang? No sería del todo raro. El propio ZiXuan había estudiado con Lan QiRen, y era bien conocido que era de los pocos que tenían contacto continuo y directo con Yummeng, gracias a su amistad con Jiang FengMian. No sería extraño que este hubiese mandado a su heredero a formarse con él. Pero de ser así no necesitaría vestir las ropas Lan como un discípulo interno. Y habría mandado a otros con él. ¿Tenía su presencia algo que ver con el corte de las comunicaciones con Yummeng?

Rencoroso, un imbécil de manual con una mecha muy corta, pero no es un inútil. La descripción de ZiXuan lo intrigaba. Eran pocas las ocasiones en las que los Jin y los Jiang se había reunido, sea en la capital, en Yummeng o en otros lugares. Que detestase tanto a esos dos tenía que tener alguna razón. De Wei WuXian, no le extrañaba. Ya se había topado antes con él. Arrogante sin pretenderlo, con una sonrisa vivaz y juguetona que parecía acostumbrada a conseguir todo cuanto quería. Pero un hombre con convicciones lo suficientemente firmes como para salir de la corte negándole un servicio al rey. No era de extrañar que se lo hubiese tachado de traidor de inmediato.

Y el hombre que tenía ante sí, era su mejor amigo. Curiosa combinación. Le gustaría verles interactuar. El joven Jiang era bueno manteniendo el perfil relativamente bajo y la coraza inescrutable. Y unos modales bastante buenos. Se estaba poniendo tan ciego de carne como el resto, pero al menos él mantenía las raciones bajo control. Y aunque llevaba ya cuatro platos, ni todos ellos juntos alcanzaban a formar el primero de alguno de los otros asistentes. Curiosamente comedido para ser un glotón. Y con modales. Era de los pocos que habían sabido masticar con la boca cerrada, no sorber y acercarse el plato a la altura correcta para no mancharse, ni dejar caer la comida.

Ni había respirado cuando Lan XiChen le había añadido unas cuantas verduras al plato. Simplemente se las comió sin quejas. Y para llevar dos vasos completos de hidromiel, estaba aguantando bastante bien. Tal vez un poco más de soltura en los músculos faciales, pero sin grandes cambios en su expresión. Darle alcohol para que soltase la lengua no parecía un buen plan. HuaiSang sin embargo, llevaba toda la noche de con caldo entre sus manos. Así que a eso se debía... sin duda, los rumores eran ciertos. El niño mimado de Nie MingJue. Sus rasgos delataban su parentesco, pero ahí acababa el parecido. Ni siquiera su constitución era similar. Tendría que ver si su mente merecía la pena o era en lo único que se parecía a su hermano...


XiChen no había perdido de vista al joven Cheng en toda la noche. No había podido evitar que le diesen alcohol, pero parecía estar aguantándolo bastante bien. Y se había dado cuenta de cuanto había llamado la atención su pequeña interacción frente a la mesa de servicio. Ya había varios generales y un par de comandantes que no le quitaban el ojo de encima al de Yummeng. Aunque casi lo preocupaban más las miradas que el joven Zheng le dirigía. ¿Tanto había llamado la atención una acción tan pequeña? Su joven protegido no le había dado más importancia de la que realmente tenía, pero no parecía ser así con los demás.

Todavía tendrían que mantenerse al menos una hora más en la mansión, por mera cortesía. Después sólo dependería de cuánto tiempo empezase a correr el alcohol. Aunque a la velocidad que estaba acabándose la carne, XiChen dudaba que fuese mucho más de ese tiempo. Antes de darse cuenta, acabó atrapado en una conversación mientras veía formarse una tormenta al otro lado del salón. XiChen no perdió un solo movimiento de vista. No podía hacerlo cuando tres de los invitados más peligrosos, y uno de ellos el más belicoso de toda la reunión, había comenzado a moverse en una misma dirección. Tal vez no habría que esperar a que estuviesen todos alcoholizados para que la reunión se convirtiese en un campo de batalla a puñetazos...

Los tres generales hicieron una señal a sus segundos y se dirigieron directamente a hablar con MingJue. Zheng suspiró hondo en cuanto comprobó que cualquier intento de retirada había sido cortado. Lo único que podía hacer era permanecer en su posición y tratar de no llamar la atención. MingJue, que estaba hablando con uno de los generales a los que era más afín, y su segundo al mando, que bromeaba con HuaiSang y el joven Cheng, acabaron completamente rodeados por la encerrona. MingJue frunció el ceño de inmediato. Sabía que esos tres tenían una intención para llegar hasta allí. La pregunta era cual, y cuanto tardarían en exponerla.

- Espero que la carne este siendo de su agrado – comentó hacia ellos tratando de ser amable.

- Prometiste calidad y la estamos disfrutando. Una buena pieza esa ternera. – MingJue trató de mantener la compostura. Carroñeros. Eran carroñeros. ¡Ni siquiera sabían apreciar las diferencias de la carne! Aquello no era una ternera. Era un yak que a duras penas había aguantado todo el viaje y que habían tenido que sacrificar porque el animal no iba a reponerse del esfuerzo del camino. No tenía tantos recursos como para ir desperdiciando una fuente de alimentos y un animal de tiro joven cuando se avecinaba una guerra.

- Las mujeres de las cocinas hacen maravillas. – intervino HuaiSang detrás de su abanico. Mejor si su hermano no aportaba más comentarios a ello.

- Si hay alguna joven casadera entre ellas, mis hombres sabrán apreciarla – HuaiSang se escondió detrás de su abanico y se colocó junto a su amigo. Le tiró de la manga un par de veces y este le devolvió un ligero movimiento de cabeza. Tarde para poder huir.

- Tarde me temo. Mis hombres tienden a no dejar escapar una buena mujer en cuanto la ven.

- Manos hábiles y caderas anchas, tus hombres si que saben. – Las risas en coro repugnaron a Jiang Cheng y HuaiSang por igual. Zheng bebió divertido viendo las reacciones de los demás. Casi podría asegurar que Nie MingJue tenía un ligero tic en un ojo.

- Una noche con buenas propuestas, pero demasiados planes que matizar. – MingJue aspiró despacio. Así que de eso se trataba. Algo en el plan no les gustaba y querían cambiarlo.

- Está claro lo que hay que hacer en el campo, arrollar a los Wen y devolverlos a la madriguera de la que nunca debieron salir.

- Completamente de acuerdo – MingJue se contuvo para no gritarles. ¿Dónde tenían el maldito "pero" entonces?

- Lo difícil será convencer a la corte al respecto. Yummeng no nos lo está poniendo fácil...

- No, para nada. – ese era el pero entonces.

- La situación con los de Yummeng no pinta bien. ¿Qué piensa MingJue? ¿Habrá guerra con ellos?

- No creo que se llegue a tal punto. Tarde o temprano aparecerá Jiang FengMian a calmar las cosas. - Jiang Cheng palideció ligeramente y apretó los puños. No estaba tan seguro de que eso ocurriese pronto. No cuando la última imagen que tuvo suya fue mientras cubría la retirada al Muelle para que activasen todos los escudos.

- Tampoco nos conviene. Dicen que los de Yummeng tienen un ejército bastante fuerte y disciplinado – trato de atajar el segundo al mando de MingJue.

- Los de Yummeng no son tan fuertes. No pueden serlo con una mujer liderando sus tropas. – se mofó el mayor de los tres.

- Siempre he oído rumores de eso... – intervino su segundo continuando la mofa en un tono aparentemente más comedido - El líder Jiang es bastante diplomático, es bien conocido que Jin GuangShan trata directamente con Jiang FengMian en cuanto a Yummeng se refiere. Pero es raro que sea su mujer la que lidere las tropas. La araña violeta la llaman.

- Pff... ¿Y qué se han creído? ¿Qué con ese mote la gente le va a tener miedo? A esa mujer tendrían que mandarla a la cocina, que es donde deberían estar las mujeres.

- ¿Por qué no vas y se lo dices a la cara a la araña violeta? - Jiang Cheng bebió un trago y lo miró directamente con una sonrisa socarrona. No iba a permitir que de todas las mujeres del mundo le faltasen el respeto, precisamente, a su madre - Te sugiero que lo hagas desde tu mejor caballo, lo necesitarás para huir antes de que te rompa las piernas.

- ¡Ja! Ni que una mujer pudiera...

- Yo no subestimaría a la araña violeta. Las personas que lo hacen suelen pedir clemencia mientras se retuercen de dolor a sus pies. No es una mujer a la que puedas ofender y salir vivo. – el trío al completo se rió.

- ¡Seguro que elige a sus ejercito cuidadosamente! ¿eh? – continuaron la mofa entre risas

- ¡Dependiendo del desempeño, hasta podrías llegar a general rápidamente!

- ¡Después de todo es una mujer! ¿no? – Jiang Cheng se contuvo de llamar a Zidian, y eso que este ya empezaba a chisporrotear en su dedo. Algo que pasó desapercibido para todo el mundo, salvo un par de ojos.

- Si piensas que el ejército de Yummeng sigue el mismo protocolo de selección que el palacio dorado, estas muy equivocado. – Contraatacó controlando su tono de voz - Sólo escogen a los mejores, ni siquiera la familia directa se libra del escrutinio. Aunque de algún modo, siempre hay uno o dos idiotas que piensan así todos los años. Siempre hay alguien que acaba con su cabeza en una pica en el primer día de los exámenes físicos. - el silencio se hizo en la habitación. - Siempre y cuando sean otros soldados los que detecten sus intenciones. Si de verdad prueban a intentarlo con la araña violeta... amigo, no queda mucho de ellos que exponer después de eso.

- ¿Jiang FengMian los pone en su sitio? – preguntó uno de los segundos, tratando de buscar un hueco para una nueva pulla.

- No, el suele eliminar a toda la línea de sangre de esa persona si se entera de quien ha sido. – sonrió mientras el silencio se esparcía. Dio un último trago a su vaso y continuó - No se juega con el honor de los de Yummeng. Al menos no si se tienen ganas de seguir viviendo.

- ¡Ja! Una bonita defensa para un montón de mujeres que ni siquiera van a caballo a la batalla. – se cruzó de brazos el más violento de los tres.

- Le recuerdo que si todavía no tiene a los Wen quemándole los calzones es porque un grupo de mujeres que ni siquiera puede montar a caballo llevan siglos plantándoles cara en el límite este. – Zheng suspiró. En lo de la mecha corta, ZiXuan no se había equivocado. Al menos no era tan inútil como para desafiarlo a un duelo como ya habría hecho ZiXun por mucho menos.

- Necesitaremos todos los números posibles para enfrentar a los Wen, general Bileng. – Atajó MingJue antes de que aquello se fuese de las manos. Aunque parte de él no le importaría ver nada al niño partiéndole la crisma al imbécil a latigazos. – A caballo o no, un tapón es un tapón.

- De nada nos servirá mandar a Yummeng tropas que necesitaremos al norte – le siguió su segundo – ya bastante tendremos que extender la línea de batalla al norte. Sería tremendamente estúpido abrir un frente en el este también.

- Sin embargo...

- No habrá cambios en eso, general. Si queremos vencer a los Wen, tendremos que centrarnos en ellos. Ya aclararemos cuentas con Yummeng cuando sea el momento.


El mayor de todos chistó y se retiró. Los otros dos lo siguieron después de una fórmula de saludo. MingJue cogió otra jarra de hidromiel y rellenó la copa del jovencito, mientras los segundos le seguían. Aquella prácticamente fue la señal para que las distintas conversaciones de la sala rotasen. Los Lan rápidamente se replegaron acercándose hacia el nodo. Su líder caminó directamente hacia allí. Estaba claro que Lan XiChen iba a preguntar, pero fue de nuevo interceptado. En este caso, eran algunos de los que estaban de su lado. Por ahora, tal vez era mejor dejar que la cabeza del anfitrión se enfriase.

- No ha estado mal. Pero con idiotas como esos no vale la pena el esfuerzo. – comentó MingJue dejando el líquido justo al borde de la copa - ¿Seguro que quieres volver a Yummeng?

- Prefiero ponerme bajo las órdenes de una mujer, que bajo el mando de tipos como esos. – HuaiSang palmeó su espalda al tiempo que el segundo daba palmaditas en su hombro. MingJue soltó un bufido divertido.

- ¿Probarás a superar las pruebas este año? Alguien de tu capacidad debería de poder pasarlas sobradamente.

- No estoy tan seguro de que sea tan fácil. – si MingJue le iba a dar una oportunidad de relajarse cambiando de tema, no iba a desaprovecharla - Pero si, lo intentaré este año. Con suerte tendré nivel suficiente para ser un aprendiz. – bebió del borde de la copa lo justo para que no corriese riesgo de desbordarse en cualquier momento.

- Alguien de tu capacidad debería entrar en un puesto más alto que el de un simple aprendiz. – aseguró uno de los Nie.

- Puede que en la capital así fuese. En Yummeng no es tan fácil. – se encogió de hombros - Hay buenos candidatos y los puestos son escasos incluso entre los aprendices. Con suerte seré suficiente para ser carne de cañón. – Zheng se acercó a propósito. ZiXuan le había pedido que no llamase su atención, pero... la tentación de comprobar como de corta tenía la mecha, era mayor.

- No pueden ser tan difíciles. Dicen que el hijo de los Jiang las pasó con trece años de edad. Si un crio puede superarlas no pueden ser para tanto... - Jiang Cheng se acordaba bien de esos días. Tuvo que dar el máximo de sí mismo para poder superar a los cientos de jóvenes, muchos mayores que él, que fueron evaluados con él aquel día. Había visto morir a algunos de ellos peleando contra los Wen.

- Siempre puedes presentarte y comprobarlo – Dijo mirando a Zheng retadoramente a los ojos - si es que consigues llegar al Muelle del Loto claro.

- ¿Qué problema hay para acceder al Muelle del Loto? – preguntó HuaiSang intrigado.

- Que no hay barcos disponibles durante la selección. Hay que llegar a nado.

- Entonces solo hay que llegar antes de tiempo. – HuaiSang cerró su abanico y lo escondió en su manga.

- Bien, buena suerte con ello. Todos los apuntados al examen son expulsados de la ciudad el primer día. Si se quiere acceder al resto de pruebas, hay que saltar los muros del palacio para acceder a ellas.

- ¡No le veo la dificultad! – se carcajeó el segundo de MingJue.

- No la tiene. – Jiang Cheng dio otro sorbo y permaneció calmado - Sólo hay que nadar un par de kilómetros entre agua fangosa y plantas acuáticas, por supuesto, sin dañar ninguna y luego saltar con las manos desnudas y el cuerpo mojado un muro de cinco metros. Pan comido.

- Los de Yummeng empezáis a caerme bien. ¡Nada como un buen calentamiento! - se rió MingJue.

- ¿Y todo eso para ser un aprendiz? – HuaiSang sudaba sólo de pensarlo.

- No, solo para acceder a las pruebas en la que se eligen si eres digno o no de ser un aprendiz. Una vez dentro nada te asegura que no seas expulsado tras fallar la primera evaluación.

- Los de Yummeng estáis locos... - susurró HuaiSang sacando de nuevo el abanico de su manga y extendiéndolo en un golpe de muñeca.

- Los herederos Jiang lo tienen fácil entonces – bufó Zheng irónico.

- Los herederos y los candidatos a consorte empiezan la prueba desde el extremo sur del lago. Si al caer la noche no han llegado a los muros son eliminados automáticamente.

- ¿El lado sur? ¿Qué tiene de especial? – esta vez era el otro general el que estaba intrigado.

- Es el extremo más alejado. Unas cuatro veces la distancia habitual. Una vez llegan a saltar los muros, se unen al resto de las pruebas como uno más. Si consiguen pasar el resto de la evaluación, hay algunas pruebas más.

- ¿Más? – Y aunque era HuaiSang el que seguía preguntando, el resto estaban más que interesados - ¿Cuáles?

- Ni idea. Se mantiene en secreto dentro de los muros. – se encogió de hombros. No les iba a dar más información, que la que cualquier ciudadano de a pie podría saber. Una cosa era tenerles confianza y otra ser estúpido.

- Dijiste también los candidatos a consorte. No recuerdo que Jin ZiXuan pasase por eso – MingJue continuó picoteando uvas de un plato.

- No, no lo hizo. – Jiang Cheng se contuvo, pero su voz sonó completamente cargada de resentimiento. Era una de las cosas que más le molestaban del maldito pavo real. Jamás había mostrado respeto o interés por su hermana, y sin embargo se le había concedido su mano.

- Y ni lo hará – Zheng decidió sacudir la mata un poco más. Al menos ahora sabía de dónde venía el rencor - Alguien de su estirpe no tiene nada que demostrar a nadie. Jin ZiXuan puede conseguirse algo mucho mejor. - Jiang Cheng tenía unas ganas absurdas de cerrarle la boca a puñetazos a ese tipo. - Ni siquiera tiene belleza. Si no fuera hija de quien es, no podría aspirar ni a sirvienta del palacio real.

- ¿La heredera de Yummeng no es suficiente? – Jiang Cheng se estaba conteniendo tanto como podía.

- ¿La heredera? ¿No es el heredero el hijo? ¿Qué tiene ella que ver?

- La casa de Yummeng es matrilineal. – Zheng alzó una ceja. Nunca había recibido esa clase de información. Ni siquiera de sus espías - Los varones sólo heredan en caso de ser hijos únicos o en posible conflicto de interés, como es el caso. No le pueden pedir a la futura reina que sea también la líder de la casa, así que el rango pasa al siguiente hijo. – interesante. ¿ZiXuan lo sabía?

- Eso no tiene sentido ¿Qué valor puede tener una mujer? – para su propia desgracia, alguien lo suficientemente borracho como para no morderse la lengua se había acercado al grupo - ¡Sólo sirven para follar!

- Muy sencillo. Asegurar el linaje.

- Lo dicho, sólo para parir...

- Pero a diferencia de ti, ella no tiene dudas de que es la madre ¿puedes decir lo mismo de tus hijos? – le preguntó con una sonrisa socarrona.

- ¿Estás tratando que te parta la cara, muchacho?

- Siga insultando a las mujeres de Yummeng y será usted el que se quede sin descendencia inmediata.

- ¡Ni se te ocurra! – soltó MingJue – Ya tiene bastante con ser un cornudo, no le quites las esperanzas de que sus hijos sean realmente suyos – el hombre se atragantó ante las risas del resto. Y se marchó chistando hacia otro grupo de conversación – ¡No le está mal por chismoso! ¡Los de Yummeng sois jodidamente raros! – MingJue dejo caer su mano en el hombre de Jiang Cheng - pero no puedo decir que seáis estúpidos. - dijo MingJue volviendo a la conversación seria.

- Si la futura reina se parece lo suficiente a su padre, será inteligente. Jiang FengMian no es un tipo a subestimar – el otro general también prefería no ver correr sangre todavía.

- ¿Ha tratado antes con él? – Jiang Cheng tenía curiosidad sobre como los demás líderes veían a su padre.

- Nos hemos visto una o dos veces. Nunca he conversado lo suficiente con él, no tiene poder directo sobre su ejército después de todo. Pero al ser el único de los de Yummeng que aparece por la corte, he coincido con él.

- Yo también me he cruzado una o dos veces con él. Sería interesante meterlo con XiChen en la misma habitación.

- ¿Por qué lo dices? – Ahora tanto Jiang Cheng como Zheng estaban intrigados. ¿Qué tenían que ver los Lan con esto?

- Me pregunto cuál de los dos saldría primero deslumbrado por la sonrisa del otro... - Jiang Cheng bufó como respuesta – y luego está si conseguirían conversar de algo que no fuera té. – o si, esa si era una posibilidad - Esos dos podrían pasarse una semana de negociaciones y al octavo día habría que recordarles que tenían un asunto real que discutir pendiente.

- Es fácil, si llegan a reunirse, déjalos sin agua disponible. – todos se giraron hacia Jiang Cheng – tendrán que hablar en serio en cuanto se queden sin té.

- Cruel.

- Pero efectivo. – Aseguró encogiéndose de hombros. Zheng sonrió. Efectivamente, no era un inútil. Lástima que ZiXuan no lo tragase. Hasta podía llegar a caerle bien.

- ¿Estás seguro de no querer unirte a mis tropas, niño?

- Lo siento, hay buena comida, pero le falta sazón – sonrió Jiang Cheng. MingJue soltó una carcajada en respuesta. - Y aquello marco el punto de relax para el resto de la sala. Si MingJue se estaba riendo, habían conseguido calmarlo lo suficiente. No fue hasta entonces que permitieron que Lan XiChen se acercase.

- ¿A la cocina del oeste le falta sazón? ¿Cómo sobrevives con los Lan, chico? – preguntó el otro general, completamente divertido de la situación. Lan XiChen llegó a oír la respuesta.

- Tragándome la sopa sin respirar – por supuesto, eso desencadenó una serie de risas que estaban en auge cuando los Lan llegaron.

- Me alegra ver que os divertís.

- Tu nuevo recluta es interesante Lan XiChen, deberías salir más a menudo de viaje. Te traes recuerdos bastante inusuales. – XiChen sonrió.

- Ciertamente, tiendo a tener encuentros inesperados en mis viajes. A veces no tan definitivos como me gustaría, pero espero que la amistad perdure aunque el contacto se desvanezca.

- Poético y romántico como siempre. La próxima vez trata de traerte a una señorita XiChen, con suerte no se te escapará en cuanto le surja la ocasión.

- El pequeño placer de criar animales salvajes es precisamente, verlos vivir en libertad. Ni siquiera un gato se volverá casero si no decide él escoger su hogar en ese lugar.

- Deberías pasarte a los animales de corral entonces, al menos engordando pollos, siempre tendrás algo que comer. – Zheng entendió perfectamente por donde iba la conversación. El mojigato de XiChen, evadiendo cada propuesta, como siempre.

- De nada sirve alimentar al pollo si luego se lo come el gato del vecino, general Xang.

- Hazte también con la mascota del vecino entonces.

- Las mascotas están prohibidas para los Lan.

- Cuidado con alimentar animales salvajes XiChen. Puede que tu mano sea lo siguiente en el menú. – Jiang Cheng ya se había perdido en la conversación. Y de algún modo, intuía que todavía estaban hablando de él.

- Soy consciente.

- Bien, iré a vaciar los barriles de cerveza entonces. Están todavía demasiado llenos.

- Trate de dejar algo para los demás.

- Que se disputen la hidromiel con el jovencito. ¡Al ritmo que va, se acabará el barril antes que yo!

- ¿Me está retando? – levantó una ceja Jiang Cheng.

- ¡Jamás me atrevería! – dijo alejándose con la copa en alto.

- Y bien ¿Qué ha estado a punto de provocar la primera pelea a puñetazos de la noche? – interrogó XiChen con una sonrisa tensa.

- Nada anormal. Idiotas que pretenden comer más de lo que pueden digerir – MingJue negó con su mano y bebió un trago de su jarra con la otra – No tendrás apoyos dentro de la reunión, pero puede que traten de conseguirlos fuera. Sólo habrá que mantenerlos vigilados para que no se vallan de la lengua antes de tiempo.

- Bien. Quería revisar el mapa una vez más. Hay algo de información nueva que tener en cuenta.


El grupo entero cambió de sala. Zheng sólo tuvo que mantenerse medio escondido entre los soldados para que nadie advirtiese su presencia y lo echase. Y visto que algún que otro general también estaba siguiendo al grupo, ya que algunos querían compartir sus propias tácticas con sus segundos. Tal vez convendría permanecer en las sombras durante algo más de tiempo. Mantener las filiaciones al día era importante en tiempos actuales. Era mejor observar y esperar.

En la mesa, todavía estaba extendido el mapa con las figuras colocadas. Todo el plan no estaba estrictamente revelado, pero se podía intuir a grandes rasgos de qué se trataba. Mientras XiChen comentaba algunas de las fluctuaciones de los ataques de los Wen al noreste, HuaiSang y Jiang Cheng echaron un vistazo completo al mapa. HuaiSang se cubrió con su abanico y Jiang Cheng no tardó en hacerle algunas preguntas a HuaiSang con respecto a las figuras y los significados de las mismas. En cuanto sus dudas estuvieron resueltas, soltó un bufido completamente felino, que atrajo las miradas de los presentes.

- ¿Algo en lo que no estés de acuerdo, joven Cheng?

- ¿Quién demonios ha sido el lumbreras que pretende mandar a la caballería por pleno Yummeng?

- Probablemente el mismo que haya pensado que el paso de Qanghe no necesite vigilancia – añadió HuaiSang.

- ¿También lo has notado?

- No se si me preocupa más eso, o la negligencia de no mandar refuerzos a la fortaleza de Nengara... - suspiró HuaiSang.

- Mas despacio listillos. Explicaos – dijo el segundo del general Xang dejando caer sus manos sobre sus hombros y agarrándolos para que no pudiesen escapar.

- ¿Es que tus caballos saben nadar con armadura? – Jiang Cheng no dudo en girarse y enfrentarse a él – Porque no veo como pretendes que lleguen al combate en medio de una maldita zona pantanosa.

- Por supuesto que no. Negociaremos con los pescadores para atravesar el lago.

- Aun en el caso de que cedan – cosa que Jiang Cheng dudaba mucho - ¿Cuánto tiempo esperas que lleve eso? Porque no habrá en todo el lago barca capaz de llevar a un solo caballo equipado con su jinete de punta a punta, y tardará un par de horas en hacerlo. – El hombre se rio.

- Jovencito, las barcas de pescadores aguantan mucho peso. – Jiang Cheng bufó.

- Puede que las de mar abierto, pero no las de los lagos. Son barcas para dos o tres personas con carga. Un caballo puede pesar como seis o siete personas juntas sin equipar. Aun en el caso de que la barca aguantase, ¿Cómo pretendéis cruzar las zonas de corriente rápida? La estabilidad allí es escasa para alguien experimentado ¿crees que un caballo no se revolverá? – A excepción de los fuertes barcos Jiang, muy pocos comerciantes tenían un barco lo suficientemente resistente como para atravesar las zonas de corrientes rápidas con tanto peso. - ¿me vas a decir que el caballo permanecerá tranquilo cuando el propio barquero tendrá que maniobrar rápida y bruscamente? Mejor idea sería tratar de cruzarlos volando con los magos haciéndolos levitar – se burló.

- ¿Qué hay del paso seco de Yungsian?

- ¿Seco? ¡Ja! Si es tan buena opción ¿Por qué los comerciantes prefieren el transporte acuático? Sin un guía de la zona, tendrás suerte si tus hombres acaban en el otro lado. Eso si son lo suficientemente listos como para usar los caballos de apoyo para salir de las arenas movedizas. ¡Olvídalo! Si quieres pasar a los caballos, vas a necesitar el paso de Qanghe. Eso claro, si los Wen no lo han tomado antes de que deis todo el rodeo desde Yummeng hasta el paso con las escasas tropas supervivientes. – Jiang Cheng conocía algunos pasos secos por lo que realmente el ejercito podría circular, pero no con caballos, y mucho menos sin el permiso de los Jiang. No. Si querían pasar por Yummeng, tendrían que pedirle permiso a su madre. Y bien sabía que ninguno de los presentes trataría con el debido respeto a la mujer. Era mejor dejar a Yummeng protegida por su gente y los refuerzos de la infantería ligera que enviar la caballería. – Si quieres pasar la caballería, asegura el paso de Qanghe, una vez bajo control, mantén la caballería allí para dominar el frente este y poder hacer incursiones norte-sur que allanen el camino y corten la retirada y envía a la infantería ligera de refuerzo a las tropas de los Jiang. Y olvidaros de tomar el este sin ellos.

- ¿En esa panda de usureros come pescado? – intervino otro segundo al mando. Jiang Cheng frunció el ceño.

- Llevan décadas frenando a los Wen allí por algo. Si confiáis en los hombres del muro norte y las estrategias que estos tengan para aportar para la defensa norte, confiad en los Jiang para el frente este o morid inútilmente.

- ¿Y cómo piensas asegurar el paso de Qanghe? – desafió el segundo del general Xang, completamente interesado en la respuesta. Y no era el único, media sala ya tenía los ojos puestos en el mapa, mientras la otra escrutaba a Jiang Cheng.

- Como cualquier paso, conquista las colinas adyacentes y el desfiladero es tuyo. – HuaiSan asintió a su lado.

- Si no puedes pasar siempre puedes bloquearlo.

- O soltar una bestia hambrienta y esperar a que haga el trabajo.

- Pensé que serías más de aceite hirviendo, Cheng-xiong.

- A no ser que pretendas quemar todo el desfiladero, demasiado arriesgado. Es un arma de doble filo si no se usa adecuadamente.

- Y una pérdida de recursos enorme.

- Esa es otra. Asegurando el paso de Qanghe, te encargas de darle vía libre a la red de suministros. Incluso el frente norte podría verse muy beneficiado de ello.

- ¿Y tú jovencito? – dijo presionando suavemente el hombro de HuaiSang - ¿Cómo manejarías el asunto de la fortaleza de Nengara?

- Si la fortaleza está en buen estado y bien defendida, podemos centrarnos en el paso antes de ir hacia allí. Pero sería conveniente enviar un pelotón de vigilancia, en caso de que pueda estar tomada por el enemigo. Con la fortaleza en nuestros dominios, es fácil usarla para controlar toda la red de suministros. Enviar desde allí pequeñas brigadas de distracción que atraigan a los Wen hasta trampas bien preparadas será mucho más fácil. Incluso si planean asaltarla una vez bloqueado el paso, siempre les podemos enviar la caballería por la espalda. En vez de atacar el grueso del ejército, podemos atacar directamente los carros de suministros. Los dejamos sin comida, y nuestras tropas cuentan con una reserva extra. En el peor de los casos, si la comida está en mal estado, será perfecta para las trampas posteriores. Y si están tan hambrientos como para comérsela, ni siquiera creo que noten algo de veneno entre la comida en mal estado.

- ¿Y si está tomada?

- Usar los carros de suministros envenenados. En el peor de los casos, el fuego lo purifica todo. – dijo encogiéndose de hombros.

- ¡Oh...! Recuérdame que te mande a mi hermano para que te encargues de él cuando esté insoportable...

- ¡Cheng-xiong!

- Si no lo consigues mantener a raya, te doy permiso para incluirlo en los carros de contrabando.

- Cheng-xiong, es una forma horrible de deshacerse de los cadáveres... aunque admito que conseguiría no llamar la atención de las bestias salvajes, despedazarlo y darlo de comer... no creo que ni a los Wen les desee eso...

- ¿¡Qué!? ¡Joder HuaiSang! ¡Te decía que lo hicieses conducir! ¡No que lo usases literalmente como carnaza!

- Igualmente es mandarlo a morir, Cheng-Xiong... - mientras ambos seguían charlando ignorando al resto, el general Zang se acercó a MingJue y le dio un par de palmadas en el hombro.

- ¡Nada mal MingJue! – gritó de repente - ¡Mándame al niño un día de estos! ¡Puede que no logremos hacer de él un guerrero como lo conseguimos contigo, pero todavía podemos hacer de él un hombre! – su segundo la dio un apretón en el hombro y le guiñó el ojo. HuaiSang empalideció detrás de su abanico.

- ¡Se lo mandaré mañana mismo! ¡El holgazán tiene tiempo libre de sobra por las tardes! – HuaiSang empezó a temblar. Adiós a su sueño de visitar los talleres, su tiempo libre, y mantenerse con todos lo huesos del cuerpo sanos.

- Enhorabuena. Parece que vas a tener una jornada entretenida. – le felicitó el segundo del general Xang.

- Y espera a que se entere Lan QiRen, va a triplicar tus tareas de estudio - HuaiSang gimió con desesperación – Míralo así, vas a tener la cabeza tan enterrada entre libros que a tu hermano ni le dará tiempo en hacer que te ejercites.

- No te rías de mi desgracia Cheng-xiong...

- Dedícate a la red de suministros HuaiSang. Te servirá en tiempos de guerra y te servirá en tiempos de paz. Dale de comer a tu gente, y los artistas vendrán sólos.

- ¿Sigues riéndote de mí Cheng-xiong?

- Sólo a medias – Jiang Cheng le dio un codazo amistoso – da lo mejor de ti, pequeño Nie. – HuaiSang gimió de nuevo mientras las carcajadas de su hermano resonaban en la sala.

- Última vez que te invito a comer Cheng-xiong...


Zheng observó todo con cuidado. Tal vez la mezcla de la mecha corta con un buen conductor del fuego, podían causar una buena explosión en las líneas de los Wen. ZiXuan había tenido razón al querer vigilarlos. Si la guerra se desataba finalmente, podrían ser dos piezas clave que mantener en el frente. Tal vez tenía ante sí el futuro dragón del este y un cachorro de tigre del oeste. Estaba por ver si ambos sobrevivirían para llegar a ser lo que deberían. A juzgar por el extremo interés de la sala... quien sabía... Por ahora mantendría la vigilancia.



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Nota de advertencia: De nuevo me he inventado los nombres por sonoridad. Cualquier parecido al chino es pura coincidencia.

El tablero comienza a prepararse ¿Estarán las piezas preparadas para empezar a bailar en él? El próximo capítulo finalizará este mini-arco de la capital. Agarraos que vienen las curvas.

Como siempre, espero que os haya gustado el capítulo. No dudéis en consultar si hay algo que no quede del todo claro, o si localizáis algún error. Me ayuda muchisimo a mejorar la narración, y me encanta leer vuestras reacciones.

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