Una Nueva Aventura /Inazuma E...

By AlbinDrago

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¿Alguna ves te has sentido atada? ¿O te han obligado a pensar que lo que te hace feliz es malo? A mi sí. Por... More

Prólogo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 4
capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Cargando...
Gracias

Capitulo 3

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By AlbinDrago

Inazuma Eleven no es de mi propiedad, el anime pertenece a LEVEL-5.

__Capitulo 3__

El silencio era dueño de esa habitación. Una habitación donde una persona de cabello plata se encontraba tumbada en una cama, su antebrazo izquierdo tapaba su vista. Muerde con rabia su labio inferior mientras recuerda todo lo que ha visto hace poco, ¿por qué? ¿Por qué el destino tiene que llevarle la contra siempre? Después de abandonar España ya tenía decidido y asumido que nunca volvería a jugar al fútbol, y todo eso se a destruido en pocos minutos.

En el pequeño, pequeñísimo balcón se encuentra un gato con mucho pelaje, era pequeño y con el pelaje de un tono gris claro, el animal se encontraba lamiendo una de sus patas delanteras mientras disfrutaba de la suave brisa del exterior y como los colores del cielo cambiaban poco a poco de anaranjado a negro. En ese momento un perro lleno de energía entraba en la habitación, saltó sobre la cama, se coloco un par de centímetros alejado de su ama, abrió la boca y dejo caer sobre ella una pequeña pelota de plástico que cuando la apretabas "chillaba", el dibujo de esta era como la de una de fútbol soccer. La chica se quito el antebrazo de su vista y agarro la pelota, la miro por unos segundos y después a su perro, que en ese momento ladró lleno de energía y se bajo de la cama para acercarse a la puerta del armario y empezar a pasar sus patas delanteras con fuerza y rapidez.

―¿Tú también estas contra mi? ―Preguntaba con ironía antes de lanzar la pelota contra una pared.

De nuevo un ladrido, este le hizo suspira con cansancio, tenia que contenerse. Se levantó para sentarse como un indio al lado de la ventana y mirar al exterior, en ese momento se sentía observada, a su lado un gato con unos ojos enormes en un tono azul la miraba sin descanso, le devolvió la mirada mientras alejaba la mano de su cuerpo, la colocó sobre las sabanas y comenzó arañarlas de un modo muy rápido, en ese momento la mirada penetrante cambio su objetivo, tenía que cazar. Se posiciono en modo de ataque, y.... ¡al ataque! El pequeño animal se lanzó a por la mano y con su dueña comenzando un pequeño juego, los dedos iban de un lado a otro y el pequeño animal iban en esa dirección, en uno de sus ataques consiguió morder la mano, comenzó a morder en el trozo carne que tiene los humano entre el pulgar y el siguiente dedo, ella intento librase de ese agarre levantando la mano, pero lo único que consiguió es una pulsera de gato, cuando notó que su presa se marchaba no podía permitirlo, así que se agarro con fuerza a la muñeca de la chica con sus patas delanteras.

―Suelta ya, Miku. ―Comentaba con tranquilidad mientras movía el brazo, al final consiguió que le soltara. Fue acariciar el lomo del animal, pero este salio corriendo enseguida para sentarse en el escritorio y empezar a lamerse, esta ves había perdido.

Negó con la cabeza mientras sonreía, ahora su mirada quedo en el frente, pero lo que vio no le hizo ninguna gracia, más bien le sorprendió. Dabo se encontraba sentado mientras mantenía en la boca la asa de una bolsa de deporte donde se podía leer con claridad: Demonios Rojos CF, Claramente estaba escrito en español. Al lado del animal se podía ver la puerta abierta del armario y un montón de camisetas tiras por el suelo. A notar que ella lo había visto soltó la bolsa y ladró con felicidad mientras corría al pasillo, a pasar los segundos y que ella no le siguiera hizo que el animal volviera en sus pasos más tranquilo y asomara la cabeza por la puerta mostrando tristeza. La chica dio dos golpes en su pierna, cosa que el perro entendió a la perfección, fue corriendo a ese lugar para tumbarse en la cama y apoyar su cabeza sobre la pierna de su ama, mientras disfrutaba de los mimos que le daba.

―Lo siento Dabo, pero eso se acabo... ―Susurro con tristeza mientras le acariciaba detrás de la oreja derecha.

/_-_-_-_/

Nuevo día y con la clases terminadas los chicos y chicas se disponían a comenzar con sus clubes, y uno de esos era el equipo de fútbol. Todos los miembros se encontraban dentro de su sede, sentados en el piso, todos menos Kazemaru y Endo, los cuales estaban enfrente de todos explicando unas cosas.

―Durante el partido contra Teikoku descubrimos algunas fallas. ―Comenzó hablar el capitán.

―No creo que sean fallas. Más bien: nos falta condición física. ―Comentó Matsuno con tranquilidad, pero para sus compañeros no era nada tranquilos. ―¿Ha? Discúlpenme. No quería lastimas sus sentimientos. ― Aclaro una ves vio como sus compañeros se deprimían un poco.

―Endo, continua con lo que estabas diciendo. ―Dijo el chico de cabello azul.

El capitán escribió en la pequeña pizarra una alineación, con lo que había aprendido con los cuaderno de su abuelo esa sería una fantástica alineación para ellos. Pero enseguida llegaron las quejas de parte de Anteojos, el exigía ser el delantero estrella, pero nadie creía eso ya que el día anterior abandono la cancha como un cobarde, y tras eso llegó una gran pregunta: ¿Cuando se uniría Shuuya Goenji al equipo? la gran parte del equipo quería que entrara, era un gran delantero y su fuerza les ayudaría mucho, pero Someoka no estaba de acuerdo, el también era delantero y si se lo proponía superaría a ese chico en cuestión de segundos. Q0ue todos sus compañeros alagaran a ese chico hacía que Someoka se enojara mucho.

El ambiente estaba muy caldeado, Someoka acabó explotando y acusando a sus compañeros de depender mucho de ese sujeto, ellos solos podían hacerlo, solo les faltaba confianza. Pero este tema quedo cerrado cuando Aki abrió la puerta para entrar.

―Muchachos, tenemos una visita. ―Comentaba feliz la chica de cabello verde, pero a ver las caras de todos comenzó a preocuparse. ―¿Sucede algo?

―Ha, no, no es nada grabe. ― Dijo el joven portero con una risilla nerviosa.

Tras ser tranquilizada por el capitán se dio la vuelta para dejar pasar a esa vicia. Era Natsumi Raimon, la chica que días atrás amenazo con serrar el club de fútbol soccer si no ganaban contra Teikoku. Ahora volvía con una nueva amenaza; gracias al a ver conseguido salir "victoriosos" contra Teikoku muchas secundarias se han interesado por ellos y desean jugar un partido. Aun que cuando Natsumi contó esto los chicos se emocionaron tanto que no la dejaron terminar.

―¿Y bien? ¿Van a escucharme o me ignoraran? ―Preguntó la castaña algo enojada.

―¿Ha? Disculpa. Te escuchamos. ¿Con qué escuela vamos a jugar? ―Preguntó muy emocionado el capitán.

―La escuela Sobre Natural. El juego sera en una semana.

Todos repitieron el nombre del equipo, parecía que no se lo acababan de creer, pero aquí no acaba la cosa aun no a llegado la amenaza; si pierden el partido el club de fútbol soccer sera serrado, pero si ganaban había una recompensa, la cual alegró a todo el equipo y le dio muchas energía; sí ganaban el juego el equipo sería inscrito en el Torneo Fútbol Frontera. Con los ánimos por las nubes el equipo fue a entrenar, tenían un partido muy importante y no pensaban perder.

/_-_-_-_/

Rosen se encontraba en el salón de su casa, a parte de ella solo se encontraba sus mascotas en la vivienda, tenía conectado el televisor al laptop con un cable que le permitía trasmitir la imagen del laptop a la pantalla. Se encontraba viendo un partido, era una repetición ya que era un partido que se jugó en España hace bastante horas, pero a estar en Japón le había sido imposible verlo en directo. El juego era entre Diablos Rojos contra Vándali. Quedaban pocos minutos para que el juego terminará, pero era increíble como ambos equipos seguían luchando. Uno de los jugadores de los Diablos no pudo llegar al balón y por lo tanto perdió la oportunidad de gol, que habría echo a su equipo campeón ya que estaban empatados.

―Si hubiera empezado a correr antes habría llegado... ―Susurro mientras acariciaba a Miku, el cual estaba tumbado en sus piernas, a escuchar ese comentario el gato miro a su dueña incrédulo. ―No me mires así, que es verdad. ―Sentenció antes de agarrar al gato y dejarlo sobre el sofá para levantarse.

Ya había acabado el partido y aun tenía que hacer barias cosas así que no podía quedarse en el sofá todo el día. Desenchufo el cable y apago el laptop mientras silbaba, en el tiempo que ella la serraba y la colocaba en un lugar seguro Dabo había llegado con la correa en la boca. Rosen le acarició la cabeza, entró en la cocina y salió enseguida con una pequeña bolsa trasparente donde había pequeños trozos de carne, sacó uno y se lo entrego a Dabo, el resto lo guardo en su bolsillo antes de agacharse para agarrar la correa a su collar. En ese momento entreva en el domicilio un hombre adulto con el cabello plateado oscuro y de ojos negros, los cuales eran protegidos por unos lentes azul, y en su barbilla se podía distinguir una pequeña barba. Cuando vio al adulto dio gracias a que cuando termino de comer se puso a ver el partido, sino la habría pillado y seguro que habrían vuelto a discutir.

―¿A donde vas? ―Preguntó serio el hombre mientras se descalzaba y comenzaba a caminar por el pasillo para ir a la cocina.

―¿Tú que crees? Tengo a Dabo atado, no sé a donde voy a ir. ―Contesto con sarcasmo, desde hace tiempo padre e hija no pueden mantener una conversación sin que halla sarcasmos de por medio o golpes bajos.

/_-_-_-_/

Raimon se encontraba en la cacha cercana al río practicando, ya que no podían utilizar la de la secundaria tenían que desplazarse a ese lugar. La practica era normal solo que Someoka esta muy alterado, jugaba de un modo muy duro, agarraba de las camiseta a sus amigos para poder hacerse con la bola, pero nada le importaba, estaba enojado, él era el delantero de Raimon, él tenía que a ver sido quien marcara ese gol y no el estúpido de Goenji.

―Someoka espera por favor. ―Intento detener Kazemaru, pero fue inútil.

Someoka empujo un poco al chico de cabello azul y continuo con su carera, unos cuantos pasos más y chuto a puerta, pero el chut se le fue desviado al larguero. El chico se puso de rodillas en el suelo, estaba agotado, correr de un lado a otro con todas sus fuerzas solo conseguía que se cansara. El capitán no entendía por que tenía esa actitud y estaba dispuesto a averiguarlo, dejo la banca, lugar donde estaba sentado, y salió corriendo en busca del chico peli-rosa.

―¿Qué es lo que te sucede Someoka?

―¡No, así nunca fusionará! ―Gritaba enojado mientras daba golpe al suelo.

―Someka, te estas presionando demasiado. ―Comentó un chico de cabello naranja. Su nombre Sam.

―¡Eso no es verdad!

Aki miraba la situación sin saber que hacer, quería ayudarles pero se sentía impotente a no saber que hacer. Pero su mente fue apartada de esa escena por unos segundos, un saludo de una voz conocida le hizo mirar a otro lado, se trataba de Haruna Otonashi; la chica del periódico escolar, esa que en el partido anterior estuvo con Aki en la banca.

―¿Ha, vienes a por otra entrevista? ―Preguntó la chica de cabello verdoso.

―Te equivocas vine a ver el entrenamiento del equipo. ―Comentaba con mucho animo la recién llegada, la cual tenía el pelo azulado ―¿Sabes? Después de aquel partido me convertir en su fiel admiradora. Me cautivo su entusiasmo de seguir luchando, aunque todo estuviera perdido.

―Bueno, pues muchas gracias por el cumplido.

―Pero veo que hoy las cosas no están marchando muy bien que digamos.

―Así es. Someoka se siente presionado por la responsabilidad que hay en el próximo partido.

―¿El siguiente partido? ¿Quien sera su oponente?

―La escuela Sobre Natural.

En ese momento la cara de la chica cambió en seguida, ya no era alegre, ahora era una de preocupación mezclada con miedo, Aki a no entender porque ese cambió tan brusco pidió una aclaración. La chica comenzó a contarle que ese equipo tenía muchos rumores escalofriantes, eso provoco algo de miedo y muchas dudas en Aki. Así que decidió llamar a todo el equipo para que ellos también se enteraran. Cuando todos estaban reunidos Haruna comenzó a contar todo lo que tenía apuntado en su pequeña libreta; se decía que tres días después de jugar un partido contra Sobre Natural a todo el equipo contrario le dio un ataque de fiebre. Otra cosa es que cuando la secundaria Sobre Natural esta apunto de perder sopla un viento muy fuerte, cancelando el encuentro. Y sí alguien esta apunto de anotar un gol en su portería las piernas de los jugadores se entumen.

El temor comenzó aflorar en los jugadores, ¿y si a ellos también le pasaba eso?

―¿Capitán serán ciertos esos rumores?

―No, solo son mentiras.

―Lo mejor sera pedirle ayuda a Goenji... ―Comentó el más bajo del equipo.

―Sí, el sabrá que hacer. ―Acabo diciendo el chico con una tirita en la nariz.

―¿¡Qué pasa con ustedes!? ―Volvió a explotar Someoka, provocando que esos dos se asustaran. ―No necesitamos de su ayuda. Yo me encargare de anotar todos los goles. Si quieren un buen delantero aquí me tienen.

―Bien. Así se habla. ―Apoyo al chico de cabello rosa, en realidad ya se hacia pesado siempre el mismo tema. ―Es normal que nuestro amigo se enfade cuando dicen que Goenji es neutra única opción.

El chico de la tirita decidió alejarse de Someoka, no quería que le volviera a regañar, y su cara de enojo no le daba la suficiente confianza como para estar a su lado.

―Bueno, ya que esta completo el equipo me parece buena idea comenzar a practicar― Comentó Matsuno.

Los chicos de primero llamaron la atención de su capitán diciendo grandes verdades. Como: "Sín la ayuda de Goenji-sempai nuestro equipo se habría desintegrado, y no estaríamos aquí. " "También dijiste que no podemos perder. Algo de esa secundaría me da miedo. Tal ves..." Endo miró a sus compañeros con unas sonrisa y como era de esperar dijo uno de sus breves discurso para animar a todos.

― Amigos, sí depende de las personas jamas se volverán fuertes. ¡Muy bien! ¡A practicar!

Tras esas feraces todos volvieron al entrenamiento mucho más animados.

/_-_-_-_/

La hora de la cena a llegado, y la familia Fire se encuentran sentados a la mesa, aun que la familia no esta completa, la señora Fire a un no a llegado del trabajo. Padre e hija se encuentran sentados en la mesa, uno enfrente del otro, pero lo único que sonaba era el pequeño televisor de la encimera, estaba en una cadena donde se trasmitían las noticias, la voz de ese presentador era lo único que se escuchaba en ese lugar.

El adulto comía su comida con tranquilidad y pausado mientras ojeaba un libro de la mesa y de ves en cuando levantaba la cabeza para observar la pantalla. Por otro lado Rosen no paraba de mover los alimentos del plato, no es que no le gustara, ni que no tuviera hambre, si no todo lo contrario, pero su mente estaba en otro lugar, un lugar que ella preferiría que no estuviera, antes, cuando estaba paseando con Dabo, acabó en el pequeño parque con una enorme torre, la vista era genial, pero ese vello paisaje no era lo que dejaba a la chica sin ganas de comer a un que tuviera hambre...

Una chica con apariencia masculina observaba un paisaje que le parecía muy bello, se encontraba en un pequeño parque, uno que se encontraba en lo más alto de Town Inazuma, un parque que era el símbolo de la ciudad, ¿por qué? Sencillo; por esa gran torre con un enorme relámpago en lo más alto, era un lugar muy característico.

Rosen se encontraba con el cuerpo echado contra la barandilla, a su lado estaba Dabo mirándola. La chica suspiro cansada, aun no se puede quitar de la mente ese partido, y esa persona, ¿por qué? ¿Por qué el estúpido destino estaba en su contra? Mientras que ella maldecía mentalmente su suerte, el perro de pelaje crema había desaparecido de su lado, sino fuera por que comenzó a ladrar de un modo muy alegre nunca se habría dado de ese pequeño detalle ya que no suele llevarlo agarrado con la correa cuando llega a un parque o algo parecido.

El perro de doble raza se encontraba dando "saltos" de alegría alrededor de un joven castaño, este miraba el perro con algo de miedo, no conocía a ese perro y no sabía que quería de él, el perro se puso a dos patas colocando las delanteras en el torso del chico mientras intentaba alcanzar el balón que levantaba todo lo que podía el joven. Rosen miró al lugar de donde venía los ladridos, no entendía por que Dabo se portaba así, nunca lo había echo, pero cuando vio lo que sostenía el chico lo comprendió enseguida, pero a ver al joven que lo sostenía comenzó de nuevo a maldecir el destino. Acerco dos dedos a su boca y silbo tres beses del mismo modo que hace un arbitro cuando acaba el encuentro. En ese momento Dabo se quedo quieto y se sentó mientras miraba como se acercaba.

― Lo lamento, ¿te encuentras bien? ―Preguntó el de piel pálida.

El joven de cabello castaño miraba a Rosen extrañado, le sonaba su cara pero no llegaba a recordar de que.

― Ha, no, tranquilo, me encuentro bien. ―Comentó con una enorme sonrisa. ―Esto, oye, ¿esos tres silbidos?

Rosen suspiro, no quería que llegara esa pregunta.

―A Dabo le encanta el fútbol soccer, así que cuando ve una pelota se vuelve como loco, pero como en cualquier partido tras los tres pitidos se acabo.

―¿Le gusta el fútbol? ¡Que grandioso! ―Dijo aun más alegre mientras se ponía a la altura del cánido, en ese momento ladró feliz Dabo.

Rosen solo los miraba seria, no podía caer y si seguía así solo conseguiría perder. Mientras que ella pensaba Dabo aprovecho la confianza del joven para robarle el balón y comenzar y correr de lado a lado por el pequeño parque y sin alejarse de los dos adolescente.

―¡Genial! ―Comentó asombrado mientras reía, ver como un perro controlaba el balón con el hocico envés de agarrarlo con la boca era muy extraño.

Ese asombro del chico le hizo sonreír un poco, estaba cayendo, pero no se daba cuenta solo lo disfrutaba. Cuando el perro estaba pasando cerca de ellos su dueña dio dos palmadas seguidas, haciendo que el perro se parara y diera un pase a su dueña, mientras el balón llegaba él se alejaba, cuando llegó el balón Rosen lo paro y lo levantó de un toque echándolo hacía delante, en ese momento el cánido corrió en busca del esférico, un chasquido con los dedos hace que el perro salte en el momento justo para darle un golpe con la cabeza a la pelota. Esa cabezada provoca una gran sorpresa en el joven, uno; no se esperaba que eso pasara, y dos; por que ese chut iba a sus manos, los detuvo sin ninguna dificultad, tampoco iba con mucha fuerza.

―Muy bien Dabo. ―Dijo la chica mientras le acariciaba la cabeza al perro al tiempo que sacaba una bolsa de su bolsillo, tras abrirla le dio un trozo de carne como recompensa.

―¡Eso a sido increíble! ―Comentaba lleno de energía.

―No es para tanto, solo le gusta jugar de este modo, es un perro diferente, solo eso... ―Comentaba sería, ¿por qué demonios hizo eso? No tenía que haberlo echo. Engancho la correa al collar del cánido mientras comenzaba a caminar. ―Es tarde, tengo que irme a casa, adiós.

―Esta bien, espero que nos veamos pronto.

Estúpido, ese chico, y estúpida ella por no haberse ido en cuanto lo vio. De este modo le era imposible hacer lo que quería, vamos, al destino se le a metido entre ceja y ceja que ella no puede ganar y parece que no le va a dejar.

A terminado de cenar, o más bien de jugar, subió su habitación mirando por la ventana, lleva unas cuantas horas mirando por ahí mientras una bola de pelo gris duerme al lado de sus piernas, y la mascota más vieja no para de moverse de un lado a otro con una pequeña pelota que no paraba de chillar cuando chocaba con algo. Por un largo rato ese chillido dejo de sonar, y las pisadas fuertes del perro dejaron de sonar, Rosen no le dio mucha importancia, a estado todo el día de un lado a otro, seguro que ahora esta agotado y se a ido a dormir. Pero nada de eso, un peso de más sobre el colchón hizo que la chica se sobresaltara, era Dabo que se encontraba sentado en la cama con un porta retrato en su boca, cuando la chica se le quedo mirando soltó el objeto antes de bajarse de la cama e ir a una cesta de su tamaño para acostarse. Rosen miro la foto y suspiro mientras agarraba el objeto para dejarlo sobre la mesita. En ese momento abrió las sabanas y se metió dentro, agarro al gato y lo metió entre las sabanas, el animal medio dormido camino hasta casi al fondo de la cama para hacerse de nuevo una bola y dormir, Rosen tumbada se estiro un poco para llegar al interruptor de la luz, antes de a pagarla se quedo mirando al perro.

―Tú y el maldito destino me tenéis harta. ―Comentó con enojo.

/_-_-_-_/

Endo caminaba por las calles de Inazuma, recuerda la pequeña charla que tubo con uno de sus compañeros de equipo, después del entrenamiento, el decidió ir a donde siempre a entrenar, en ese lugar se encontró con un perro que jugaba genial al fútbol, pero no pudo preguntarle nada al dueño del animal ya que se fue enseguida, pero ya lo aria otro día, comenzó a entrenar con esa enorme yanta hasta que llegó Kazemaru, en ese momento se tomó un pequeño descanso para hablar con el peli-azul, el tema principal era la gran agresividad de Someoka en el entrenamiento de ese día, pero enseguida llegaron al verdadero problema del equipo, y ese era Goenji Shuuya, es un gran jugador y ninguno lo niega, pero los jugadores perteneciente del primer año de secundaria confiaban mucho en el, y eso esta bien, pero aun que ese chico jugara con ellos no tenían garantizada la victoria y eso lo tenían que aprender, el fútbol es un juego de once contra once. En su caminata pudo ver como Goenji caminaba por la calle de enfrente, para entrar en un hospital, la curiosidad le pico y no pudo evitar seguirlo.

Lo había perdido, estaba seguro que lo había visto entrar en ese pasillo, ¿pero abría entado en una habitación? O ¿habría subido una planta más? Se dio la vuelta para ver la puerta que tenía al lado, en ese momento la puerta se abrió dejando sorprendido a la persona que salia y al castaño.

―¿Qué haces aquí?. ―Dijo sorprendido un chico de cabello crema.

―Hola, es que yo... ―El castaño estaba nervioso, no se esperaba ver de frente a Goenji. No podía ver al chico a los ojos así que desvió la mirada encontrándose que dentro de la habitación una pequeña dormía en una cama.

Goenji se percató de ese dato y cerro la puerta, no entendía que hacia ese chico en aquel lugar.

―¿Qué pasa? Responde.

―Oh... veras, es que te vi entrar en el hospital y... pensé que te habías lastimado o enfermado, y por esa razón imagine que habías dejado el fútbol. ―Comentaba con algo de vergüenza, pero enseguida se le ocurrió algo y continuo hablando algo alterado. ―Claro, entiendo a la perfección que no volverás ayudar a nuestro club, y no vine con intenciones de invitarte, solo estaba preocupado por ti. Pero... no quiero causarte molestia. No se que decir.―Comentaba el chico con sinceridad. Espero por unos segundos en silencio antes de hacer una reverencia. ―¡Perdón!

El chico lo miraba serio, Endo levantó su cuerpo un poco y pudo ver el cartel de que decía de quien pertenecía la habitación a ver el apellido se sorprendió un poco.

―Quien esta hospitalizada es... ―Comentaba una ves se puso recto.

―Mi hermana menor. ―Dijo el chico serio.

―¿Tu hermana menor?

―¿Sabes? Aveces eres desesperante. Ya entra―Comentaba antes de abrir la puerta y dejar pasar al chico.

Endo entró como le dijo el otro, pero cuando vio todos los aparatos que había conectado en la pequeña se quedo bloqueado, en ese momento Goenji entraba en la habitación y se colocaba a su lado para continuar hablando.

―Su nombre es Yuka, La pobre esta en estado de coma. Te diré lo que pasó. De lo contrario no te iras de aquí ¿verdad amigo?―Comentaba con un tono frió el de cabello claro, mientras que el otro solo podía mirar a la pequeña preocupado. ―Juka quedo en coma desde el torneo Fútbol Frontera que se llevó acabo el año pasado.

―¿Fue la final entre la escuela Kidokawa y el instituto Teikoku?

―Si. Así es. Ella esperaba ansiosa ver la final de ese gran torneo. Me dijo que estaría en el juego para apoyarme sin falta. ―Dijo con tristeza mientras recordaba los ultimo momentos que vio a su hermana despierta.

―Vamos hermano tu puedes ¡Gana el torneo! No olvides hacer uno de esos espectaculares tiros.―Comentaba la pequeña con mucha energía y alegría.

―Sí te lo prometo Yuka. ―Goenji miraba alegre a su hermana, la cual no podía evitar sonreír tras la promesa que le hizo.

―Y esa fue la ultima ves que vi su sonrisa. ―Continuaba con su historia con tristeza en su voz, pero sin dejar su tono frió y seguro. ― Después se apresuro para llegar al estadio. Me entere del accidente a unos minutos de empezar el partido.

―Es por eso que renunciaste.― Quiso saber el castaño, pero su voz mostraba tristeza e inseguridad por si hacia bien o no.

―Así que vine a este hospital ya que mi papá trabaja aquí. Después de eso me cambiaron de escuela. Sí no hubiera jugado fútbol a Yuka jamas le hubiera sucedido este accidente. Mientras mi hermana se encuentre en estas condiciones no puedo darme el lujo de seguir practicando Soccer. ―Comentaba cerio, pero en su voz se notaba su tristeza e impotencia, y su rabia la demostraba agarrando con fuerza su pantalón.―Por eso hice un juramento; no volveré a jugar al fútbol hasta que Yuya despierte. A pesar de mi promesa, en el ultimo partido mi cuerpo se movió sin que-que yo se lo ordenara.

Endo se sentía fatal de haber echo que le contara esa cosa tan triste, se arrepentía tanto de haberle insistido tanto para que se uniera, pero aun que se disculpara para él no eran suficiente. Tras decirle que no se preocupara, que no se lo contaría a nadie y despedirse se iba a marchar, pero la voz del delantero le hizo parar.

―¿Y... qué sucedió con tu equipo de fútbol? ―Dijo casi en un susurro.

―Ha, muy pronto tendremos un partido de practica. Gracias al gol que maracastes todos están practicando con mucho entusiasmo. Muchas gracias. ―Terminó de hablar antes de salir y serrar la puerta.

/_-_-_-_/

Las clases han acabado y los miembros del club de fútbol se disponen a ir a su sede, pero cuando entraron no esperaron que la chica de cabello azul se encontrara junto a Aki.

―Hola soy Haruna, su compañera.―Comentaba muy feliz, mientras estaba enfrente de los recién llegado con una pose algo militar. ―Y también colaboro en el diario escolar. Ahora seré una ayudante del club de fútbol. No me vasto con verlos entrenar, así que decidí entrar en el club para ayudar en lo que necesiten. Claro pienso utilizar las entrevistas para promoverlos, pienso que mi ayuda puede ser muy útil. Espero llevarme muy bien con ustedes. ―Acabo su "breve" presentación con una reverencia.

―¿Que les parece?.

―¿Ha? Si, es fantástica. ―Comentó Endo. Cuando el hablaba, Handa y Matsuno se acercaban para comentarle algo que solo él oyera.

―Cuantos entusiasmo.

―Este club se esta llenando de locos optimistas.

/_-_-_-_/

―¿¡Cómo que aun no entregaste la matricula!? ―Gritaba alterada una mujer de cabello rojo.

Rosen se encontraba sentada en su cama mientras jugaba con la consola que tenía conectada en el televisor de su escritorio, hasta hace menos de tres segundo se encontraba inmersa jugando a juegos de tiros mientras comía unas cuantas golosinas, pero la felicidad no dura eternamente, su mamá entró de sorpresa en su cuarto enojada como nunca.

―¿Q-qué? ―Preguntó con tartamudeo antes de tragarse el dulce de la boca.

―No te hagas la tonta. La matricula para la secundaria Raimon, ¿por qué demonios no lo has entregado? ―Con cada palabra que decía se enojaba mucho más, casi parecía un demonio.

―Ha... bueno, eso... veras... es que necesitaba unas fotos y las calificaciones de la anterior secundaria... y bueno... ―Decía con algo de miedo mientras miraba a su alrededor, ¿por donde podría escapar?

―¡A vérmelo pedido! ―Volvió a estallar. ―Rosenthal, te guste o no tiene que ir a la secundaria.

El silencio se adueño del lugar, y fue roto por un : GAME OVER. Proveniente de la pantalla, había muerto en el juego. Rosen clavo su mirada en el colchón, su mente estaba siendo colapsada de muchas ideas, pensamientos y todos eran una locura, no podía hacerlos, no después de lo que paso con Andy. Su madre se dio cuenta de que algo le sucedía, opto por la opción más sencilla; dejar por ahora su enojo y ver que pasaba. Se sentó al lado de su hija y comenzó a pasar una mano por su espalda.

―¿Qué sucede, hija? ―Preguntaba en un tonó dulce.

―Es que... no quiero... no quiero ir a Raimon. ―Acabo la frase mientras se tapaba los ojos, dejando caer su cara contra el corchon. Odiaba llorar delante de alguien, para ella eso era como si destruyera una pequeña parte de su gran orgullo. ―No paró de huir, ¡soy una cobarde! ―Gritaba con la voz rota y desesperada, ¿por qué no acababa esta tortura?

La mujer no entendía que pasaba, pero su hija necesitaba consuelo y eso es lo que le iba a dar, dejó de acariciar la espalda de la joven y la abrazó con fuerza mientras oía unos pequeños sollozos, su hija solo había llorado tres veces, sin contar cuando era bebe, claramente. Esa veces fueron: cuando se separo de su amigo hace seis años, cuando perdió una final, y cuando perdieron a Andy, solo esas tres veces dejo ver sus lágrimas ante los demás, seguro que lloró más de una ves pero nunca delante de nadie. Según seguía oyendo la respiración entrecortada de su hija provocada por el llanto comprendió cual fue la cuarta cosa que hizo que su hija llorara delante de ella; el fútbol.

Continuara...


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