"Tírame al fondo y mírame ahogarme."
[Sexo hetero y temas desencadenantes]
Taehyung estaba frustrado. Frustrado sexualmente. Y masturbarse dentro de su baño insonorizado no estaba ayudando. Necesitaba algún tipo de alivio y lo necesitaba lo antes posible.
El sexo realmente no era algo que Taehyung disfrutara desde adentro, pero fue suficiente para adormecerlo, para hacerle olvidar cosas que nunca más quiso recordar.
La parte más sombría de Seúl era probablemente el lugar donde las élites esquivan y se complacen al mismo tiempo. Tiendas de ropa de segunda mano, edificios en ruinas y conjuntos de burdeles. Esta parte de la llamada utópica seúl se despertó después de la medianoche, las calles llenas de botes de basura y gatos callejeros y los burdeles llenos de almas expectantes.
Los gemidos silenciosos y la música latina sensual se filtraron por sus venas mientras Taehyung movía las cadenas de cuentas y cristales refractados, entrando en la habitación. Las luces rojas deslumbrantes hacían imposible distinguir el color de las paredes desconchadas, una cama enorme en el centro de la habitación y un baño adjunto.
Una joven estaba apoyada contra la pared, el cabello castaño caía en cascada frente a sus pechos desnudos, cubriéndolos sutilmente, un par de pantalones cortos de color rosa intenso cubrían su parte inferior. Sus ojos verde bosque recorrieron el cuerpo de Taehyung mientras se quitaba la sudadera, solo en su delgada camiseta.
"Me gustaría mantener mi camisa puesta si no te importa." Taehyung dijo mientras se paraba frente a la prostituta, con las manos en su suave cintura, colocando un mechón detrás de la oreja. Un corte rojo enojado apareció justo debajo de su mandíbula. Un defecto oculto. Taehyung no entendía muy bien qué pasaba con la gente que ocultaba sus defectos, habrían sido diez veces más hermosos si la gente hubiera hecho alarde de sus defectos para que todos los vieran. Tal vez entonces, esta sociedad crítica no hubiera existido.
El olor a prados dulces y miel flotaba en el aire.
Una beta.
Esos ojos verdes se quedaron mirando fijamente a los suyos, su mano callosa se deslizó por la parte posterior de su cuello.
"Una sangre verdadera."
Dulce.
Así era su voz. Tan dulce como la miel a la que olía. Tan dulce como todo su rostro, todo su ser. Pero cuán amarga fue su profesión para el mundo. La ironía de la vida.
Taehyung se inclinó y la besó directamente en la herida, pero la chica permaneció estoica, sin escalofríos ni presionando su suave piel contra la de él. Solo un pequeño gemido que sonaba tan mecánico, tan falso. Nunca quiso nada de esto. Sus movimientos estaban tan practicados y toda la habitación era un escenario. Ambos actores actuando hábilmente sus partes, sin emociones.
Taehyung todavía no podía sentir nada cuando la chica lo empujó sobre la cama, sus labios unidos en un beso frenético, sus manos frotando su pecho algo que lo hacía querer arrancar esas manos con tanta fuerza. Sintió que su boca se entumecía lentamente, solo el sabor de la goma de mascar de menta permaneció mientras se separaban, su mano ahora frotaba su entrepierna en lentos círculos sensuales y enrollaba un condón, poco después. Sus piernas a horcajadas sobre sus muslos mientras Taehyung deslizaba su mano por su espalda desnuda, sus pechos a la vista.
"¿No se supone que debes estar acobardado por el miedo, cariño?" Taehyung graznó cuando la chica le bajó los bóxers y envolvió sus bonitos dedos alrededor de su polla semidura.
"No creo que quieras que te tenga miedo." Ella sonrió, colocándose encima de su longitud y se deslizó lentamente dentro.
Taehyung echó la cabeza hacia atrás, sus manos guiando sus caderas.
"Mierda." gritó la chica. Sus movimientos se volvieron más descuidados, las lágrimas se formaron en la esquina de sus ojos, sus paredes apretadas alrededor de su polla, sus pechos rebotando frenéticamente en su rostro.
Odiaba esto.
Mientras sus manos seguían vagando por todo su pecho vestido, apretando el material de su camisa, Taehyung no pudo evitar preguntarse. Las manos son más grandes, más firmes que las suyas. Piel clara y bronceada en lugar de la pálida y ojos brillantes de ciervo furiosos de lujuria, llenos de lágrimas.
Inmediatamente, Taehyung se vino dentro del condón, seguido por la chica que dejó escapar un gemido agudo, jadeando después de su liberación.
La chica se levantó de él y salió de la habitación, con sus pantalones cortos rosas todavía tirados en el suelo. Taehyung se sentía tan vacío, tan culpable. De alguna manera se puso de pie, la camisa cubierta de sudor se le pegaba como una segunda piel, sus muslos todavía estaban temblando mientras se subía los pantalones y se lavaba las manos en la lavado roto, el espejo manchado reflejaba su rostro sagrado. La habitación olía a sexo. El condón recién usado dentro del balde.
No tenía idea de por qué pensó en Jungkook, tal vez fueron los pocos vasos de cerveza que tenía antes de llegar, tal vez fue la prisa del momento porque realmente no tenía la intención de hacerlo.
Recogiendo su sudadera con capucha, empujó un fajo de billetes a la chica de afuera y se sumergió en la noche. El aire ahora apestaba a vino barato y a voces lascivas ahogadas.
El sueño ahora lo envolvía lentamente y no podía esperar a llegar a casa. Debido a la falta de tráfico o vehículos en este momento, prefería caminar, lo hacía más cansado, más fácil conciliar el sueño.
Paredes cubiertas de graffiti estaban a ambos lados de él, representando la silueta de una mujer rechinando contra un poste o palabrotas al azar.
"¿Taehyung?"
Se detuvo en seco, sin atreverse a mirar atrás. Podía oír el fuerte crujir de los tacones y el olor embrujado de los guisantes de olor llegaba a su nariz. ll sangre le latía con fuerza en los oídos.
La persona se paró frente a él, su cabello negro azabache hecho en rizos llegaba un poco más allá de su cintura, una blusa negra de tubo, falda de cuero y medias de rejilla y botines. Incluso estando en sus cuarenta, se veía exquisita como siempre con su rostro llamativo, pómulos altos y labios rojos en llamas dibujados en una sonrisa.
"Mira lo mucho que ha crecido mi hijo." susurró, esa misma voz gutural y malvada que le provocaba pesadillas cada vez que cerraba los ojos.
Taehyung curvó sus puños temblorosos y se hizo a un lado para apartarse de su camino, cuando sus dedos agarraron sus brazos, sus uñas casi se clavaron en su piel.
"¿Por que tan rapido?" Dijo, besando la oreja de su hijo. Todo el cuerpo de Taehyung estaba temblando cuando sintió los brazos de su madre serpentear a su alrededor, su agarre mortalmente fuerte. Se retorció ante la cercanía y trató de apartarla, con la cara ardiendo y la garganta bloqueada.
Se sentía tan débil. Muy patético. Quiso gritar de dolor cuando sintió que ella le daba un beso descuidado en la frente.
"Vamos uno. ¿Por qué no le das a mami un buen polvo?"
Taehyung abrió la boca para gritar. Gritar. Nada en absoluto. Pero no salieron palabras, su respiración casi se cortó, el labio inferior tembló y su cuerpo temblaba violentamente. Algo salado le alcanzó la lengua y se dio cuenta de que estaba llorando. Tal vez su madre también se dio cuenta cuando lo liberó haciendo que Taehyung retrocediera lo más lejos posible de ella.
"¿Cuánto tiempo vas a correr, Taehyungie?"
Las palabras resonaron en su mente como un eco, una grabadora rota que no se detendría.
Así que corrió, la risa maníaca de su madre lo dejaba. Su entorno se volvió borroso mientras seguía corriendo lo más rápido posible hasta que sus pulmones ardieron y sus piernas cedieron.
La bilis subió a su garganta cuando Taehyung se detuvo y vomitó en el pavimento. Un sabor metálico hormigueaba en su boca mientras tosía y gritaba al mismo tiempo hasta que le rasparon la garganta, hasta que lágrimas calientes le picaron en los ojos, hasta que su cuerpo se estremeció descaradamente, hasta que se sintió tan lastimero, tan asustado.
Sus lágrimas empaparon su camisa, manchas negras bailando frente a sus ojos. Taehyung extendió un brazo tembloroso para sostenerse. pero de repente sus piernas cedieron y todo se volvió negro.