Desde que te soñé (Gay) TERMI...

By YukikoNami

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Esta es la historia de Matt Howerdel, un chico que se ve obligado a mudarse de casa luego de enterarse de que... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Personajes
Capítulo 23
Especial: Verdad o Reto
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Aviso
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Proyecto
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Booktrailer
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Nota sobre el final
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 52 (alternativo)
Capítulo 53 (alternativo)
Capítulo 54 (Alternativo)
Capítulo 55 (Alternativo)
Capítulo 56 (alternativo)
Capítulo 57 (Alternativo)
Capítulo 58 (alternativo)
Capítulo 59 (alternativo)
Capítulo 60 (alternativo)
Capítulo 61 (Alternativo)
Capítulo 62 (Alternativo)
Capítulo 63 (alternativo)
Capítulo 64 (Alternativo)
Capítulo 65 (alternativo)
Capítulo 66 (Alternativo)
Capítulo 67 (Alternativo)
Capítulo 68 (Alternativo)
Capítulo 69 (Alternativo)
Capítulo 70
Capítulo 71 (Alternativo)
Capítulo 72 P.1 (Alternativo)
Capítulo especial: La primera cita
Capítulo especial: Navidad de Matt
Capítulo especial: Navidad de Tobi
Capitulo especial: Año nuevo p.1
Capítulo especial: Año nuevo p.2
Especial de San Valentin p.1

Capítulo 72 P.2 (Alternativo)

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By YukikoNami

Narra Tobi

—Tengo que comprar algo para Sara, pero no sé qué regalarle. ¿Será que un ramo de rosas estaría bien?

—Mejor dale algo más duradero —Allan salió del baño. Mientras se cepillaba los dientes iba organizando cosas en su habitación. Todavía no había terminado de cambiarse, tenía el torso descubierto. Yo volteé a mirar para otro lado apenas lo vi—. Es que eso de la venta de flores no me gusta, no es nada bueno para el medio ambiente.

—Tienes razón. ¿Qué le doy entonces?

Regresó al baño para escupir.

—No sé, puede ser algo de joyería o un perfume. ¿No?

—Sí, suena bien. ¿Me acompañas a comprarlo?

—Dale, vamos —se puso de pie frente a mí, yo tomé un cojín del sofá y me cubrí la cara. Pude escuchar su risa—. Ponte algo rápido.

Él no contestó. Quité el cojín pensando que ya se había ido, pero cuando me di cuenta ahí seguía. Todavía sin camisa.

—¡Que te pongas algo! —le tiré el cojín y me levanté molesto.

Caminé hacia mi habitación.

—No te enojes, Tobi. Tus reacciones son graciosas, yo qué culpa tengo.

—¡Sabes que no me gusta que la gente ande por ahí exhibiendo sus cuerpos! —grité desde mi cuarto.

—Pero Alex sale sin camisa o en bóxer y no le dices nada —Allan se cruzó de brazos junto al borde de mi puerta—. ¿Tu rechazo a la desnudes es selectivo?

—No es rechazo a la desnudes.

—Una de dos —tomó un profundo respiro—. O te gusta demasiado lo que ves cuando Alex camina por todo el apartamento en ropa interior, y por eso no le dices nada. O lo que ves cuando salgo sin camisa te parece horrible y nauseabundo.

—¿De qué hablas?

—O una tercera opción —se acercó a mí—. Te gusta tanto lo que ves que te...

—Cállate —le tapé la boca con mis manos—. No molestes.

Me levanté, agarré mis llaves y salí de la habitación.

—¿Vamos? —Miré el reloj—. Se nos hará tarde.

—Vamos.

Salimos del apartamento. Yo iba concentrado en el celular, mirando qué tiendas y negocios había por la zona en donde pudiésemos comprar algo para Sara. No me gustaba salir sin saber a dónde iría, y menos teniendo en cuenta que no teníamos tiempo de sobra.

—Aquí encontré como cinco tiendas cercanas —Allan rodeó mi espalda con uno de sus brazos y me ayudó a saber por dónde caminar—. Espera —detuvimos el paso—. Voy a escribirle a Sara que de pronto llegamos un poco tarde —escribí el mensaje, lo envié y guardé mi celular en mi bolsillo.

Cuando levanté mi cabeza Allan me miraba fijamente. De un momento a otro comenzó a acariciar mis mejillas, yo no pude evitar sentirme incómodo y sonrojarme, ya que era algo que no esperaba.

—¿Qué haces? —le pregunté.

—Solo quería invocar al Tobi tierno que se sonroja —contestó alejando sus manos de mí y dándome la espalda—. ¿Por allá?

—S-sí.

Al final compramos un perfume y un collar sencillo, pero muy lindo. Luego de las compras volvimos al apartamento para cambiarnos y terminarnos de arreglar. No podíamos ir tan informales a un evento como ese.

—Te ves muy lindo con ese traje —me dijo cuando me estaba acomodando el moño—. Ven te ayudo.

—Tú también te ves bien —respondí en voz baja, con la mirada clavada en el suelo.

—Tobi —terminó de acomodar mi moño—. Sé que has evitado hablar de esto y que tal vez te sientas incómodo, pero tú sabes que me gustas y que te tengo mucho cariño. Sé que prometí que iba a esperar a que aclararas tus sentimientos, pero hay momentos en los que duele, ¿sabes? Es decir, no sé si esté esperando en vano. Al menos quisiera saber si yo te gusto o si piensas que es posible que puedas llegar a tener sentimientos románticos hacia mí. Tú me agradas mucho y disfruto ser tu amigo, pero una amistad no es lo que quiero. ¿Me entiendes?

Claro que lo entendía. Había pasado por eso por demasiado tiempo como para saber lo doloroso que podía llegar a ser.

—Al menos quisiera una señal. No sé, algo que me hiciera pensar que vale la pena seguir esperando.

Guardé silencio. No sabía qué decir. No quería ilusionarlo, pero tampoco quería que pensara que lo mejor era renunciar. Es decir, Allan me interesaba. El problema era que no había podido sacar de mi cabeza y corazón a Matt.

—Entiendo —Allan me dio la espalda, iba a alejarse pero lo detuve agarrando su brazo y abrazándolo—. ¿Cómo debo interpretar esto?

Se giró hacia mí.

—Tú me gustas, pero necesito tiempo. Prometo que no te haré esperar mucho más del tiempo que ya ha pasado.

El chico comenzó a recorrer mis mejillas con la yema de sus dedos, luego pasó a mis cejas y ojos, yo los cerré, después acarició mis labios y se quedó allí. Yo abrí mis ojos y lo miré fijamente. Allan era muy lindo, dulce, divertido y bueno conmigo. Era muy probable que las cosas funcionaran entre nosotros.

—Está bien. Pero al menos dame un beso. ¿No es lo justo?

Asentí con la cabeza y el chico se acercó lentamente hacia mí. Primero me dio un pico, yo le respondí de igual forma. Luego nos quedamos mirando por un par de segundos, él cubrió mis mejillas con sus manos y sonrió. Yo no pude evitar sonreírle de vuelta.

—Tú me gustas mucho, Tobi —dijo juntando su frente con la mía—. Demasiado.

"Si las cosas con Allan funcionan, ¿podré olvidar a Matt?" pensé sin despegar mi mirada de la suya. "¿Podrían funcionar?" dirigí mi mirada a sus labios. "¿Por qué no funcionarían?" lo besé. Fue un beso apasionado que me aceleró el pulso enseguida. A partir de ese momento no pude pensar en nada más que en las ganas que tenía de más besos, caricias y otras cosas.

—¿Cómo quieres que me controle después de eso? —Allan tomó distancia—. Me estás provocando de manera despiadada.

—¿No te gusta?

El chico sonrió y volvió a acercarse a mí. Los besos siguieron y cuando me di cuenta estábamos en su habitación. "¿Es esto lo correcto?" pensé mientras observaba a Allan desabotonándose la camisa. Yo me senté en su cama.

—¿Estás seguro? —preguntó acercándose a mí.

Yo me limité a mover mi cabeza de arriba abajo. Sin esperar más, Allan puso su mano en mi pecho para recostarme sobre la cama y continuó besándome. Sentía cosquilleos por todo el cuerpo, cuando besaba mi cuello no podía evitar reírme. Aunque al principio me sentía un poco asustado, pues no estaba seguro de que lo que estaba haciendo estuviese bien y tenía miedo de que alguno de los dos saliera lastimado, luego de unos cuantos besos y caricias todo pensamiento ajeno al acto desapareció, logré soltarme y... no contaré más detalles, pues un caballero no tiene memoria.

—¿Qué hora es? —me levanté y busqué mi ropa.

—Solo te diré que ya vamos tarde —contestó Allan mirando su celular—. Tocó no ir. Mejor quedémonos arrunchados aquí.

—Claro que no —agarré mi ropa y corrí al baño—. No puedo faltar hoy.

Me metí al baño y tomé una ducha rápida. Cuando salí Allan estaba esperándome en la puerta.

—Cúbrete —tapé mi rostro con mis manos.

—Pero si ya viste todo.

No contesté. Mientras Allan se duchaba yo terminé de arreglarme y busqué el regalo de Sara.

—Fue lindo —susurré con la mirada clavada en la cama de Allan—. Muy lindo, de hecho —agregué en un suspiro.

—Bueno, ¿vamos? —Allan salió del baño completamente vestido—. Tocará coger taxi.

Pedimos un taxi por teléfono. Afortunadamente no tardó en llegar. En el trayecto estuvimos muy callados, yo no sabía qué decir. Me sentía un poco avergonzado por lo que había ocurrido. Allan se limitó a tomar mi mano y recostarse sobre mi hombro. Yo no despegué mi mirada de la ventana.

—Aquí es —dijo el señor del taxi.

Entramos. El lugar estaba repleto. No veía a nadie conocido.

—Mi madre me llama, debo contestar —Allan tenía su celular en su mano.

—Dale.

Salió para poder hablar sin tanto ruido. Por mi parte seguí recorriendo el lugar con la mirada.

—Allá está Irene —a lo lejos logré distinguir a mis amigos. No estaba seguro de quiénes estaban allí, lo único cierto era que confundir a Irene era imposible. Corrí hacia ella y antes de que alguno notara mi presencia puse mis manos en su cintura—. ¡Booh! —Ella pegó un brinquito—. ¿Te asusté? —giró su cuerpo hacia mí.

—Hola, Tobi. ¿Cómo estás?

Volteé a mirar a los demás, ellos todavía me daban la espalda. ¿Por qué actuaban tan raro? ¿Me estaban ignorando? Logré distinguir a Alex, Luna y Santiago. Junto a Irene había otro muchacho, pero no lograba ver ninguna parte de su rostro. ¿Quién era ese chico?

—Súper bien —contesté algo confundido.

Me quedé mirando el chico y de un momento a otro, Irene le dio un codazo. El chico giró levemente su cabeza y se detuvo un instante. "No puede ser" pensé sin despegar mi mirada de él. Mi corazón comenzó a latir más rápido, sentí mis labios secos y solo deseé que no me estuviesen engañando mis ojos.

—H-hola, Tobi —no podía creer lo que estaba viendo. Matt estaba frente a mí. Después de todo ese tiempo lo tenía a unos pasos de distancia. Después de tantos meses al fin podía verlo, escucharlo y más importante, sentirlo—. ¿Cómo estás?

Me era imposible articular palabra alguna. Lo observé un par de segundos, él no había levantado su rostro hacia mí. Parecía como si estuviese avergonzado por algo. Lo abracé con fuerza.

—¿De verdad eres tú? —Susurré a su oído, abrazarlo me hacía sentir mariposas en el estómago—. ¿O es otro sueño? —Podía escuchar su respiración y sentir su aroma—. Dime que eres tú.

Me alejé manteniendo mis manos en sus hombros. No podía dejar de mirarlo, no quería despegar mis ojos de su rostro nunca más.

—S-soy yo —dijo él en voz baja.

—Matt...

—¡Chicos! ¿Llegaron hace rato? —De pronto sentí una ligera opresión en el pecho—. ¿Matt? Pero, ¡qué sorpresa! —Me alejé de Matt—. ¿Cuándo llegaste? ¿Qué tal el viaje? Tienes mucho por contarnos —Allan rodeó mis hombros con su brazo.

En ese instante sentí como si todo se derrumbara. Era incapaz de mirar a Matt, así como también me parecía imposible darle la cara a Allan. Me sentía demasiado confundido por lo que había pasado con Allan, aunque hace unos instantes creía sentirme seguro de mis decisiones y de lo que quería hacer, en ese instante toda esa seguridad se esfumó. Había bastado ver a Matt una sola vez para que las dudas y la confusión reinaran de nuevo.

—S-sí. Llegué hace un rato —contestó Matt mirándome de una manera extraña—. No podía perderme la exposición de mi madre.

El celular de Allan sonó de nuevo.

—Otra vez mi madre. Ya vengo, dios mío.

—Matt —me acerqué a él—. ¿Por qué no me dijiste que vendrías?

—¿Para qué? Te veo bastante ocupado y bien acompañado.

Irene me miró con cara de confusión y me hizo señas de que mejor se iba. De un momento a otro mis amigos habían desaparecido de la escena y estábamos solo Matt y yo.

—¿Estás bravo conmigo? —pregunté. Matt mantenía su mirada en el suelo, parecía muy enojado—. ¿Qué ocurre?

—Nada, Tobi —un par de lágrimas se escaparon de sus ojos—. No pasa nada. Tengo que ir a hablar con mi madre.

—Matt —traté de detenerlo, pero fue imposible.

Apenas se fue llegaron los demás.

—¿Qué carajos fue eso, Tobi? —Irene me miraba con los ojos abiertos de par en par—. ¿Cómo dejaste ir a Matt así? Ve tras él, dile que lo amas y ya sean novios, pues.

—¿De qué hablas? ¿Por qué dices eso? Yo no voy a decir esas cosas, ¿te enloqueciste?

—Ay no, ustedes dos son muy tontos. De verdad —esta vez fue Luna la que habló—. Son un caso perdido. A este paso van a terminar cada uno por su lado.

—Matt y yo no...

El ruido de una copa llamó nuestra atención. Sara se encontraba en el centro del lugar a punto de dar su discurso. Yo busqué a Matt con la mirada, pero no lo encontré por ningún lado.

Salí del edificio para llamarlo. Él no contestó.

—¿Ahora qué se supone que hice? —guardé mi celular en el bolsillo. Me sentía frustrado. No entendía por qué Matt actuaba de manera tan extraña. ¿Por qué se había molestado? El molesto debía ser yo, quien había sido el último en enterarse de su llegada—. ¿Acaso crees que leo la mente o qué?

—Aquí estás —Irene se acercó a mí—. ¿Estás bien?

—No entiendo la actitud de Matt. Ni me avisa que viene y luego apenas me saluda y ya está molesto conmigo. ¿Qué hice ahora?

—Supongo que se sintió molesto al verte con Allan.

—¿Y molesto por qué? Creí que eso era lo que él quería. Que buscara a alguien más y lo olvidara —recordé lo que le había dicho al tenerlo entre mis brazos. "¿De verdad eres tú? ¿O es otro sueño?" qué había pasado por mi mente al decir esas cosas. Ahora comprendía por qué Matt estaba molesto, mis palabras le habían dado a entender que todavía lo quería—. Soy un idiota, tienes razón —puse una de mis manos en mi frente—. En serio siempre lo arruino. No debí decir nada. Tampoco debí abrazarlo.

—¿Eso qué tiene que ver? Luego, ¿qué le dijiste?

—Eso ya no importa. Solo sé que le di a entender que no lo he olvidado. Que no cumplí la promesa que le hice.

—Espera, ¿qué? —dijo en un suspiro—­. ¿De verdad crees que eso es lo que molestó a Matt? ¡Dios mío! ¿Qué voy a hacer con ustedes? —Agregó con una voz que me hacía pensar que se sentía desesperada—. Tobi, ven aquí —puso mis manos en mis mejillas—. Tú eres muy inteligente, pero a veces te gusta hacerte el tontico —no sabía si ofenderme—. Mira, Tobi. Te diré lo que pasa. Matt y tú son un par de idiotas que no hacen más que huir y esconderse para evitar afrontar lo que sienten. Escúchame muy bien, tú estás enamorado de Matt, ¿verdad? —Agaché la mirada en silencio—. Eso es obvio. Pues fíjate que Matt anda en las mismas —levanté mi mirada. ¿Había escuchado bien?—. Matt se molestó porque te vio con Allan cuando fue a buscarte hace unas horas —¿Matt había ido a buscarme?—. Cuando veníamos en el carro iba con una cara de "lo único que quiero es tirarme de un puente" porque los vio a ustedes muy junticos.

—En serio no sé de qué hablas. Creo que estás confundida, es imposible que Matt...

—¡Ya deja de decir que es imposible! —Irene parecía molesta—. Si te lo digo es porque así es. No me estoy inventando nada. Pregunta a quien quieras y verás. Tobi, yo te quiero mucho. A pesar de todo lo que paso te tengo mucho cariño y no quiero que sufras por bobo. Tienes la oportunidad de estar con la persona que quieres, no entiendo qué te detiene.

La imagen de Allan apareció en mis pensamientos. Recordé sus besos, sus caricias y lo que habíamos hecho hace tan solo unas horas.

—Irene, yo lo arruiné. En serio lo arruiné.

¿Qué podía hacer ahora? No quería herir a nadie. No quería que Allan pensara que yo lo había simplemente utilizado para olvidar a Matt y que al final no había resultado suficiente. Tampoco soportaba la idea de saber que Matt estaba triste por mi culpa.

—Ve y lo buscas. Tienen que hablar. Es más, apenas lo veas dale su beso y ya. Que pase lo que tenga que pasar.

—Yo no puedo hacer eso —me sentía culpable por no haber sido capaz de controlar mis instintos y por llegar a pensar que estando con otra persona sería posible olvidar a Matt. Realmente había utilizado a Allan y eso me hacía sentir como una basura humana—. En serio lo arruiné, Irene. Si te dijera lo que pasó me odiarías. Pensarías que soy una mala persona.

La chica me miró con el rostro cargado de preocupación.

—¿Cómo así, Tobi? ¿Qué hiciste?

—No seguí tu consejo.

Ella abrió sus ojos con sorpresa.

—No me digas que —no la dejé terminar su frase y asentí con la cabeza—. Oh por dios, Tobi. Ahora sí complicaste las cosas. Aunque ustedes no son novios como tal, ¿o sí?

—No, pero no está bien jugar con las personas así. Un día decirles sí y al día siguiente no.

—Pero tampoco puedes sacrificar tu propia felicidad pensando en la de los demás. Uno de los dos saldrá herido, incluso podría decir que los tres. Sin embargo, debes elegir y debes hacerlo pronto. ¿Con quién quieres estar?

—La verdad no sé qué hacer —¿con quién quería estar? La respuesta parecía casi obvia, pero pensar en que Allan terminara sufriendo por mi culpa, por mi indecisión, me impedía ir a buscar a Matt y hacer lo que Irene decía—. Odio esta situación.

—Lo sé, Tobi. Sinceramente no quisiera estar en tus zapatos.

Volví a mi casa. No me sentía con los ánimos de seguir en el evento. Le pedí a Irene que me disculpara con Sara.

—¿Matt está enamorado de mí? —me pregunté buscando mi cama. Lo único que quería era cerrar mis ojos y no ver absolutamente nada—. No creo. Él me hubiera dicho, ya ni hablamos —cubrí mi rostro con la almohada—. No es posible.

No duré mucho en quedarme dormido. Me sentía agotado de todo lo que estaba pasando, tantas ideas y pensamientos que arribaban a mi cabeza me hacían sentir agobiado. No sé cuánto tiempo habré dormido, solo sé que desperté abruptamente con el sonido de la puerta principal. Sonó tan duro que quedé sentado enseguida.

—¿Pero llegaron borrachos o por qué cierran así? —me levanté molesto. Odiaba que tiraran las puertas—. ¿Por qué tiras la puerta? Este apartamento es arrendado, si se daña algo...

—Hola, Tobi.

Me detuve en seco.

—¿Qué haces aquí? —pregunté confundido. "Despierta ya, despierta ya" cerré mis ojos y comencé a repetir esas palabras mentalmente. Luego los abrí, esperando aparecer nuevamente en mi cama, pero no fue así. Al abrirlos seguía de pie en el pasillo—. Despierta, despierta, despierta —susurré cerrando mis ojos de nuevo.

—¿Dime? —seguía ahí. Yo no quería abrir los ojos—. No alcanzo a entender lo que dices, Tobi. ¿Está todo bien? —Tocó mi frente—. Pareces delirante. No hay fiebre.

Abrí mis ojos.

—¿C-cómo entraste?

(Para el fragmento final hice  un video de lectura en voz alta como despedida de esta historia. En la parte final hablo sobre cómo había pensado el final en un principio, dije que estar con dos personas estaba mal, aquí aclaro que es en el contexto de esta historia. Es decir, no me refiero a que las relaciones poliamorosas estén mal. Estar con dos personas está bien, mientras todos estén de acuerdo y no sea tipo: estoy con ambos, pero el uno no sabe del otro) 

Narra Matt

Ver a Allan cerca de Tobi me llenaba de malos sentimientos. Podría decir que sentía hasta que lo odiaba, aún si él nunca me había hecho nada malo. "Si todavía me quiere, ¿por qué sale con él" pensé encerrándome en uno de los baños del lugar. "Ha pasado demasiado tiempo, es imposible que siga esperando por mí. Más si nunca le di una señal" no dejaba de sentirme culpable por no haber hablado de mis sentimientos antes.

—Te lo mereces por cobarde —murmuré.

"Es eso lo que querías. Ahora sigue con tu vida" los pensamientos que llegaban a mi cabeza no ayudaban en lo más mínimo. Cada vez me sentía peor, más molesto, triste y decepcionado con la situación, y principalmente conmigo mismo.

—Ya es tarde —me recosté contra la pared y luego me sentí incómodo pues estaba en el baño y no sabía qué tan limpio era.

Salí a lavarme las manos y la cara. Observé mi reflejo en el espejo, podía notar la rabia que consumía mi rostro. Quise golpear el vidrio y desaparecer mi reflejo, no quería ver más mi cara, me odiaba. Me sentía tonto, cobarde e inútil.

La puerta se abrió. En el espejo apareció Alexander.

—Matt. Pensé que te habías ido.

Entró y caminó hacia uno de los orinales.

—¿Me esperas?

—Dale.

Volvió hacia mí y se lavó las manos.

—Matt, ¿está todo bien? Te fuiste casi huyendo, nos dejaste preocupados —Alex sacudió sus manos.

—Estoy bien, no te preocupes.

—Tobi se fue —miré a Alex con sorpresa—. ¿Volverás con nosotros?

—¿Se fue? —inquirí con preocupación. Luego me lo imaginé yendo detrás de Allan y otra vez sentí fastidio—. Ya veo. Pues la verdad no me interesa lo que haga o deje de hacer.

—Pero qué cosas dices —me chispeó agua en el rostro—. Deja de actuar como una persona orgullosa porque si no lo haces te terminarás arrepintiendo cuando pierdas.

—¿Perder qué? No estoy a punto de perder nada, no tengo nada que perder.

—¿Puedes dejar de estar a la defensiva por un instante? Yo soy tu amigo, no alguien que quiere hacerte daño —mi rostro se suavizó—. Cálmate. Ustedes dos son el uno para el otro, igual de explosivos y dramáticos. ¿Realmente crees que Tobi te olvidó?

—No lo sé.

—Hasta donde yo sé, Tobi sigue igual de tonto por ti que antes de tu partida. ¿No viste su rostro cuando te vio? ¿Crees que así mira a cualquiera?

—Pero Allan...

—Yo vivo con ellos y según yo solo son amigos. Son buenos amigos, pero nunca he visto que Tobi lo mire de la manera en la que te mira a ti. Eres especial para Tobi, Matt, pero si sigues con tus indecisiones y orgullos él se terminará yendo de verdad.

—¿Qué tal sí esté con Allan? ¿Qué tal me haya olvidado realmente?

—La única forma de saberlo es preguntándole tú mismo. El único que tiene esa información es él.

Alex tenía razón. Tenía que hablar con Tobi, no sé por qué lo pensaba tanto si en mis planes antes de subirme al avión estaba hablar de lo que sentía por él. Ya no soportaba ocultar mis sentimientos, no soportaba no poder decirle en voz alta: te quiero.

—Yo te puedo prestar las llaves del apartamento si quieres.

—¿Y si Allan está ahí?

—Ese es problema de Tobi, ¿no? —dijo sonriendo y mostrándome las llaves.

—No sé, la verdad no sé.

—Entre más lo piensas, más posibilidades hay de que entre Allan y Tobi pase algo. Yo solo digo.

Le rapé las llaves a Alex.

—Gracias, Alex.

Alexander no dijo nada más. Yo salí casi que corriendo del lugar y seguí sin detenerme y sin mirar atrás hasta llegar al edificio. Alex me había enviado el código de la puerta por WhatsApp. Lo digité y entré. Subí las escaleras a toda prisa y cuando al fin hallé la puerta del apartamento me sentí muy nervioso.

—¿Qué le digo? —sentía que mi corazón se saldría por mi boca. Traté de calmarme controlando mi respiración, pero no fue posible—. Tú puedes, tú puedes —metí la llave en la cerradura y la giré. No me esperaba que la puerta fuese tan pesada, por lo que apenas entré se me cerró estruendosamente.

—¿Pero llegaron borrachos o por qué cierran así? —Escuché un grito—. ¿Por qué tiras la puerta? Este apartamento es arrendado, si se daña algo... —Tobi caminaba hacia mí con la mirada en el suelo y renegando. Apenas me vio quedó petrificado y todo fue silencio.

—Hola, Tobi —apenas y me salía la voz.

—¿Qué haces aquí? —preguntó en un murmuro. Luego dijo otras cosas que no logré entender debido a lo bajo que hablaba.

—¿Dime? No alcanzo a entender lo que dices, Tobi. ¿Está todo bien? —no sabía por dónde comenzar. El chico no dejaba de mirarme de manera extraña, luego solo cerró sus ojos y siguió murmurando cosas. Abría y cerraba los ojos con fuerza. Yo no entendía qué era lo que estaba haciendo, tampoco sabía cómo reaccionar, así que solo me acerqué a él y puse mi mano en su frente—. Pareces delirante. No hay fiebre.

Abrió sus ojos.

—¿C-cómo entraste? —me miró de forma tan directa que me sentí intimidado.

—Alex me dio sus llaves —se las mostré—. Siento haberme ido así.

—La verdad me siento muy confundido con lo que pasó. No sé por qué estás enojado conmigo, ¿es por lo que te dije?

—¿A qué te refieres? ¿Qué me dijiste?

Sus mejillas se pusieron coloradas.

—Cuando te abracé. ¿No lo recuerdas? —Negué con la cabeza—. Menos mal. Entonces no importa. Si no es por eso, ¿por qué estás molesto conmigo?

—Yo no estoy molesto contigo.

—¿Entonces?

—Estoy molesto conmigo —dije en tanto me acercaba lentamente para romper la distancia que nos separaba—. No debí salir corriendo así y hacerte pensar eso. Verte solo me hizo sentir muy feliz.

—¿Por qué dices que estás molesto contigo? —preguntó el rubio sin despegar sus ojos de los míos.

Yo di otro paso hacia él.

—Tobi, ¿ya me olvidaste?

Sus labios temblaban. Y podía notar que respiraba más rápido de lo normal al mirar detenidamente su pecho.

—Matt, yo sé que te hice una promesa y que ha pasado el tiempo suficiente para cumplirla, pero...

—Dime sí o no.

Negó con la cabeza y sus ojos se tornaron llorosos.

—¿En serio?

Hizo un movimiento afirmativo. Yo lo abracé enseguida. Pude sentir sus manos en mi espalda.

—Esto de verdad debe ser un sueño.

—¿De qué hablas, Tobi? —me separé de él—. ¿Por qué dices eso?

—Porque siento que en cualquier momento abriré los ojos y estaré solo en mi cama de nuevo.

Lo pellizqué suavemente. Él se quejó.

—¿Ya me crees?

Él sonrió y tomó mis manos, las observó y luego volvió a mirar mi rostro.

—Eres muy lindo, Matt —susurró descubriendo mi frente con una de sus manos.

—Tú también, Tobi —yo también llevé mis manos hacia su rostro y acaricié sus mejillas—. ¿Vemos una peli? ¿Para recordar los viejos tiempos?

El rubio asintió con la cabeza.

Hicimos palomitas de maíz y luego nos ubicamos en el sofá. Pusimos una serie llamada Girl from Nowhere. El primer capítulo fue muy interesante, nos mantuvo completamente concentrados. Cuando aparecieron los créditos volteé a ver a Tobi, él se dio cuenta que yo lo miraba y giró su cabeza hacia mí, sonriendo con timidez.

—¿Por qué me miras así? —preguntó casi en un susurro.

—¿Está mal que lo haga?

Tobi negó moviendo su cabeza de lado a lado.

—Me gusta que lo hagas.

De manera casi involuntaria mi cuerpo comenzó a acercarse al suyo. Nuestras cabezas estaban a pocos centímetros de distancia, nuestros labios casi se rozaban y cuando estábamos a punto de besarnos sonó la puerta.

—Me dijeron que habías regresado y traje comida.

Tobi y yo miramos hacia atrás. Allan venía alegremente caminando por el pasillo. Cuando me vio su sonrisa desapareció y su rostro se tornó completamente serio. Volteó a mirar a Tobi, y sentí como si le reclamara algo con la mirada. ¿Había pasado algo entre ellos? ¿Me estaba poniendo en medio de algo? También yo volteé a ver a Tobi. El rubio estaba pálido y parecía al punto del colapso.

—Mejor hablamos luego —dijo el chico dejando las bolsas que traía sobre el comedor.

—¡Allan, espera! —Tobi se levantó y corrió tras él.

Todo era muy confuso. Allan le cerró la puerta a Tobi en la cara. El rubio volteó a verme con el rostro cargado de preocupación.

—Lo mejor es que me vaya —me levanté del sofá—. Terminé echando a Allan de su propia casa —reí nerviosamente—. Gracias por escucharme, Tobi. Nos vemos luego.

—Pero, Matt.

No lo dejé hablar y me fui. A mi mente llegó la imagen de Allan, la expresión que había puesto al vernos a Tobi y a mí. Por un instante pude notar su decepción, si algo había pasado entre ellos, si Tobi había decidido construir algo con él, ¿cómo podía yo llegar como si nada a destruirlo?

Muchas preguntas llegaron a mi cabeza, estaba seguro de que Tobi me quería, lo que ignoraba era si también quería a Allan. ¿Es posible querer a más de una persona?

Volví a casa caminando y pensando en todo lo que había pasado esa noche. Las conversaciones con mis amigos, el encuentro con Tobi, las veces en las que lo había visto con Allan.

—Tobi debe estar muy confundido.

Narra Tobi

Cuando Allan y Matt se fueron me sentí muy angustiado. No sabía qué hacer, no quería que nadie saliera lastimado. Sin embargo, en ese justo instante estaba seguro que los tres estábamos pasando un mal rato.

—Allan siempre ha sido bueno conmigo —me senté en el sofá y recordé lo que habíamos hecho antes de ir a la exposición—. La paso muy bien con él, me gusta estar con él —recordé su rostro sonriente y la manera en la que me miraba cuando estábamos en su habitación, bajo la sábana—. No quiero que desaparezca de mi vida, es importante para mí —me acosté y clavé mi mirada en el techo—. Pero Matt —recordé su cercanía y sentí una gran felicidad en mi interior—. Matt es como un sueño —agregué en un suspiro—. Un sueño del que despertaré pronto, Matt se irá otra vez.

¿Y si luego Matt se iba y solo dejábamos de hablarnos? ¿Y si conocía a alguien en Alemania y se enamoraba, y luego yo quedaba aquí, esperando? Habría perdido a ambos en vano. Allan estaba cerca y seguiría estándolo, las cosas parecían más fáciles con él. Pero, ¿y si no olvidaba a Matt?

—Me voy a volver loco —agarré un cojín y lo apreté contra mi cara como si quisiera asfixiarme—. ¿Qué hago?

*****

—Tobi —abrí mis ojos.

Frente a mí estaba Allan. Al verlo me senté enseguida.

—Allan, yo —me senté—. Quería disculparme contigo. Lo que pasa es que...

—Calma —él se sentó junto a mí—. ¿Cómo estás? Es raro encontrarte durmiendo en el sofá.

—Estoy bien —lo miré de reojo—. Lo que viste hace un rato —hice una pausa. Me sentía asustado—. No es lo que parece. Matt y yo solo estábamos hablando.

—Tobi —me agarró de la mano—. Mira, Tobi. Tú sabes que te quiero mucho, ¿cierto? —asentí—. Cuando uno quiere a alguien uno quiere lo mejor para esa persona. Uno espera ver a esa persona feliz y, si es posible, intenta ayudar para que esos momentos de alegría sean cada vez más frecuentes y duraderos. Cuando quieres a alguien sabes qué es lo que debes hacer para lograr esa felicidad, sabes qué cosas le gustan a esa persona, sabes cuáles son sus comidas favoritas, sus hobbies, sus sueños, sus metas, sus motivaciones — ¿A dónde iba con todo eso?—. Cuando los vi sentados en este sofá noté esa felicidad en tus ojos. Era algo que nunca había visto en ti. Entonces supe que Matt es la persona que te gusta, la que quieres, la que hace parte de tus sueños, metas y motivaciones —sentí una fuerte presión en mi pecho y unas incontrolables ganas de llorar—. También supe que sabiendo eso, y debido al cariño que te tengo, lo mejor que puedo hacer ahora es hacerme a un lado. Yo pensé que las cosas podrían funcionar y que yo podría ayudarte a olvidar a Matt. Sin embargo, no puedo competir con alguien que aun cuando está al otro lado del mundo hace que tus ojos brillen con solo escuchar su nombre. ¿Qué puedo hacer contra algo así?

Las lágrimas comenzaron a caer.

—¿Te irás? —inquirí con un hilillo de voz.

—Supongo que tendré que tomar mi distancia al menos al principio. Es lo más sano para mí, ¿no crees?

—Pero no quiero que te vayas.

—Yo te voy a olvidar, lo prometo. Y para eso no puedo tenerte cerca.

Allan me abrazó.

—Gracias por todo. Espero de todo corazón que seas feliz.

El chico se encerró en su habitación. Yo abracé el cojín y rompí en llanto. ¿Por qué las relaciones tenían que ser tan complicadas?

Segundos después vibró mi celular, cuando miré la pantalla, Matt me había escrito. Me senté, limpié mis lágrimas y abrí su chat.

Matt: Olvidé entregarte tu regalo.

Sonreí de manera inconsciente.

Tobi: Pues creo que ya lo recibí. Tal vez no te acuerdas de haberlo entregado.

Matt adjuntó una foto.

Tobi: ohh ese regalo está cool, me encantan las gomitas. Pero no se compara con el que ya recibí.

Matt: ¿De qué hablas?

Tobi: ¿Hay mejor regalo que un chico de ojos grises, cabello castaño y una sonrisa encantadora?

Matt: Jajaja ay no digas esas cosas

Matt: es muy cursi

Matt: pensé que no te gustaban las cursilerías

Tobi: Pero en las películas

Matt: Pues yo creo que sí hay mejor regalo.

Tobi: ¿Cuál?

Matt: Mañana te digo.

Tobi: ¿Mañana? ¿Me vas a dejar con la intriga?

Tobi: Eso es demasiado cruel, Matt

Tobi: No puedes irte sin decirme.

Matt se desconectó.

Tobi: ¡Oye!

Tobi: Si no me dices voy hasta tu casa y te obligo a hablar.

Tobi: No me retes

Tobi: ¡Oye!

Tobi: Te odio, Matt

"Pero te amo tanto" pensé antes de apagar la pantalla de mi celular.

FIN

"Porque tú haces la oscuridad menos oscura. Haces que el borde sea menos afilado. Haces que el invierno se sienta más cálido. Haces que mi debilidad sea menos débil. Haces que el fondo sea menos profundo. Haces que la espera sea más corta. Haces que mi locura se sienta normal, cada vez. Tú eres el quien, el amor es el qué y este es el porqué" (This is Why I Need You-Jesse Ruben).

Nuevamente mil gracias por leerme. ¿Qué les pareció el final? ¿Qué tipo de historia les gustaría leer? Pronto estaré subiendo otras cosillas. Gracias por el apoyo. 

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