—¡Izumi-san! ¡Espere Izumi! —ella giro al escuchar que la llamaban, al girar miro a los tres chicos de antes.
—Tanjiro... ¿Qué sucede?
—Hazlo Inosuke —dijo el chico de cabello amarillo, y puso su mano en la nuca de Inosuke, obligándolo a hacer una reverencia— discúlpate por lo que dijiste.
—¡SUELTAME MONITSU! ¡Yo no miento, los hermanos de Genya no pasan con él! ¡El me golpeó porque le dije la pura verdad!
Los cuatro se quedaron en silencio, ella soltó un fuerte suspiro y se acercó a Inosuke y puso sus manos en sus hombros.
—¿Q-qué haces? Aléjate —dijo tratando de no sonar asustado.
—No te haré daño, yo lo siento mucho, no puedo pasar mucho tiempo con Genya, ni yo ni nuestro hermano. Ambos trabajamos, y soy una mala hermana también al hacer que el cuide de mi hijo, perdón sé que es mucho pedir, pero me harías un favor si cuidaras de él.
El silencio siguió, pero está vez Inosuke también puso una de sus manos en el hombro de ella y miró nervioso hacia otro lado.
—Yo cuidare de él... Tu solo trabaja duro. Vamos Gonpanchiro, Monitsu — se giro y tomó de los brazos a ambos para comenzar a caminar, tratando de no ponerse rojo.
—E-espera Inosuke, déjame despedirme de ella —Tanjiro trataba de soltarse, pero le fue imposible ante el agarre de Inosuke.
—¡Adiós, chicos! —dijo elevando su mano en forma de despedida.
—Hermana, ¿nos vamos ya? —Genya venía saliendo de la escuela— vi que aquellos tres venían de aquí.
—Todo está bien, vamos —le dio una palmada en su espalda y comenzó a caminar con él— te mandare en un taxi, tengo que volver al trabajo escuchaste.
—Está bien hermana, perdóname de nuevo.
—No te disculpes, ten —le extendió un billete— para que pagues el taxi el vuelto puedes quedártelo, adiós ten cuidado —se dio la vuelta y comenzó a caminar a la dirección contraria.
Una hermosa chica se encontraba llegando tarde a su casa, la hora se le había pasada, al entrar a su casa por intentar de no hacer ruido terminó chocando con un estante de los de su casa.
—Llegas tarde, tus padres llamaron y dijeron que querían que comiéramos juntos —dijo mientras le daba un trago a su té y mantenía su mirada siempre en la computadora.
—Y-yo lo siento... Se me fue la hora.
—Kanroji, debes de ser más cuidadosa y saber contralarte, tus padres no son tan estúpidos como parecen y pueden levantar sospechas, si es que no las tienen ya —levanto su mirada un poco molesto, pues no le era agradable lidiar con los fastidiosos padres de ella.
—Perdón Iguro —puso sus manos adelante, como si a una niña pequeña estuvieran regañando— ¿Qué hace despierto a esta hora?
—No podía dormir así que me puse a trabajar un poco.
—No te sobre exijas de esa forma, descansa un poco.
—No cambies de tema, necesito que seas menos descuidada, si tus padres se enteran de cómo vivimos será tu fin.
—Lo sé.
—Bien, me voy a mi habitación descansa —se levantó y cerró su laptop y la guardo en su estuche, para luego subir las escaleras e ir a su habitación para tomar una ducha rápida, al terminar se acostó y se quedó despierto aún sin poder conciliar el sueño, se sentía un poco aliviado al saber que pronto tendría el regalo que estaba preparando para Mitsuri. Luego de una hora logró dormirse.
Los días seguían transcurriendo rápidamente y con tranquilidad a pesar de que en la empresa hubiera mucho trabajo para todos.
—¿Cuánto tiempo te iras Nemi? —dijo mientras le ayudaba a guardar una ropa en su maleta.
—Solo serán cuatro días, ya te lo dije mil veces —le respondió, mientras metía unos papeles en el folder y los colocaba en la cama— estarás bien sin mí, no te desesperes.
—Claro que estaré bien, puf no eres la gran cosa.
—Entonces quita esa cara —cerró su maleta y la bajó de la cama, para luego bajar con ella a la sala— tengo que irme rápido —él se acercó a ella y dejó un beso en su frente— no me podre despedir de las bestias, hazlo por mi ¿sí?
—Lo haré, ahora vete y cuídate mucho —camino hacia la puerta junto a él donde el taxi ya lo esperaba— ¡adiós!
Cuando él se fue entró a casa y se fue a su habitación donde como siempre ya se encontraba una bestia envuelta en las cobijas, ella tomó su pijama y se fue a cambiar al baño, para luego ir a costarse también.
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—¡¿Cómo?! ¿Por qué no podrás venir? — para su mala suerte, Aoi esta vez no podría llegar a cuidar de Aroon por razones de la universidad.
No tenía quien cuidara del pequeño y Genya ya se había marchado a la escuela. Al final terminó llamando a Kyojuro.
—Hola guapo —dijo tratando de no reír.
—Hola, buen día Izumi, ¿pasa algo? —a la otra línea se escuchaba un tranquilo Kyojuro.
—Kyojuro, ¿puedo faltar hoy?
—¿Qué? ¡No! Tenemos demasiado trabajo no me puedes dejar solo en estos momentos.
—¡ahhhhhhhh! Es que nadie puede cuidar a Aroon hoy, no seas malito, puedes pasarme el trabajo por correo.
—Son papeles que tenemos que revisar juntos, y no hay problema puedes traerlo a la oficina, es un niño tranquilo.
—Lo sé, pero sabes que no me gusta llevarlo ahí, pero está bien tendré que, te dejo tengo que alistarme.
—Bien, te espero en la oficina.
Kyojuro colgó la llamada.
Ella solo soltó un suspiro y fue a su habitación y se acercó a su cama, movió la cobija y sacudió suavemente a Aroon.
—Bebé, despierta —dijo sobando su cabeza, el pequeño se movió al lado contrario— arriba tenemos que salir hoy.
Aroon abrió sus ojos lentamente y despacio se sentó y miró a su mamá, tratando de no volver a dormir.
—¿mami? Aún es temprano, déjame dormir.
—Cariño hoy no vendrá Aoi y Genya ya se fue, tendrás que ir conmigo a la empresa.
El niño solo hizo un puchero y gruñó suavemente.
—¿Veré a mi tío Kyojuro?
—Lo harás, ahora levántate y ve a tomar una ducha, alistare tu ropa y la maleta.
El pequeño asintió y se bajó de la cama y comenzó a buscar sus pantuflas aún a dormitado, al encontrarlas salió de la habitación de su madre para dirigirse a la suya.
Ella también se dirigió a la habitación de Aroon y cuando él se fue a tomar una ducha comenzó a buscar ropa para él. Y luego comenzó a preparar su pequeña bolsa que llevaba; una camisa extra, pañuelos, dos juguetes. Salió de la habitación con el bolso a ir a la cocina y guardar, galletas, jugos, agua y gomitas.
Luego fue a su habitación a alistar la ropa que ella se iba a poner, luego de diez minutos Aroon ya se había terminado de bañar y ella hizo lo mismo, cuando ambos estaban listos, antes de irse ella preparo sándwich para ambos y los puso en bolsas diferentes.
Luego ambos se dirigieron al auto, el niño iba tomado de la mano de su mamá y llevaba su maleta, ambos subieron al auto y ella comenzó a manejar.
—Aroon te puse unos juguetes, también vienen jugos así que no aplaste el maletín.
—Okey mami.
—Te portas bien, estarás en la oficina junto a tu tío Kyojuro y conmigo. Y también recuerda no- —no termino de hablar al ser interrumpida.
—Si ma, recordaré no hablar con tanta confianza con el tío Kyojuro frente a otras personas, lo sé —dijo sonriéndole y levantando su pulgar.
Ella le devolvió la sonría y asintió. Siguió conduciendo hasta llegar a la oficina, al llegar se estacionó y bajó ella primero y se acercó a abrir la puerta del menor.
—Espera ma, mis gafas —dijo mientras buscaba sus gafas oscuras.
Ella abrió la gaveta del auto y le puso las gafas.
—No te las quitas mientras estés fuera de la oficina de Rengoku por favor, ella lo bajó del auto y tomó el maletín y se lo puso al pequeño. Y tomó la mano del pequeño.
Ambos comenzaron a caminar hacia dentro de la empresa.
—Buenos días Amane-San —el pequeño saludo a la linda recepcionista.
—Buen día Aroon, tiempos de no verte —ella le sonrió.
—Hola Amane, ¿ya está aquí el señor Rengoku?
—Si, él llegó hace unos diez minutos.
—Bien, gracias, vamos Aroon —sujeto más fuerte la muñeca del pequeño— nos vemos Amane.
Entraron al ascensor y mientras este subía ella iba pensando en todo el trabajo que le tocaba, al llegar ella se dirigió a su escritorio junto a Aroon para dejar su cartera ahí.
Luego entraron a la oficina de Rengoku y ahí estaba el, con su mirada en la computadora al verlos solo sonrió y se levantó.
El pequeño corrió a abrazarlo y Rengoku lo cargo.
—¡Hola, que bien te ves! Ya extrañaba verte.
—Yo también te extrañaba tío —dijo mientras lo abrazaba poniendo sus brazos en el cuello de Kyojuro.
—¿Cómo has estado? —los dos siguieron hablando, mientras tanto Izumi estaba arreglando los papeles que tenía que revisar y todo el demás trabajo.
—Se miran muy lindos juntos, pero lamento informarles que tenemos trabajo, pueden ponerse al día a la hora del almuerzo.
Rengoku bajo a Aroon al suelo nuevamente y soltó un suspiro.
—Cariño puedes usar mi celular si no quieres jugar con los juguetes.
—Si mami.
Durante el resto de la mañana Rengoku y Izumi pasaron trabajando sin descanso, y Aroon del aburrimiento se había quedado dormido.
—Entonces deberíamos de depositar el dinero para la inversión lo más pronto posible, ¿puedes ir al banco Izumi? —preguntó Rengoku.
—¿Ahora mismo? —dijo ella mientras miraba la hora en su celular— ya casi es medio día y ha de estar muy lleno, pero no hay problema puedo ir.
—Bien, entonces primero has eso.
—Cuídalo, si algo le pasa te mató y no quiero que tenga otro raspón por tu culpa, trataré de volver rápido —dijo Izumi mientras miraba a Aroon.
—¡Oye! Ya te dije que esa vez se cayó con tu hermano no conmigo —se defendió Kyojuro mirándola un tanto ofendido.
—Aja, lo mismo dice él que se cayó contigo, no sé a quién creerle. —dijo mientras anotaba en una página— bueno iré rápido, ya vendré —ella salió de la oficina para dirigirse a su escritorio y tomar su cartera y luego salir de la empresa.
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Ya eran las doce del mediodía y el hambre le ganó a Kyojuro y salió a buscar comida a la cafetería de la empresa dejando solo al pequeño, sin imaginar que en los minutos en los que estaba fuera, él despertaría. Aroon al despertar y no notar a nadie se levantó y decidió salir de la oficina con sus gafas puestas.
—¿Tío Kyojuro? —dijo mientras daba un bostezo y caminaba hacia el escritorio de su madre— ¿mamá?
Hizo un puchero al ver que ninguno se encontraba ahí y pensó en sí bajar, al final decidió bajar para ir a buscarlos, bajó las gradas hasta llegar a uno de los primeros pisos iba caminando hasta que sintió chocar con algo o mejor dicho alguien.
—Auch, duele, duele. —puso su mano en su frente donde se había golpeado.
—¡Ja! ¿Qué crees que haces mocoso? Vas a arruinar mi pantalón con tus mocos.
—P-pero yo no tengo mocos, mi mamá me aspira —dijo avergonzado mirando a otro lado— debería disculparse por haberme derribado, señor.
—¡¿Señor?! ¿Acabas de llamarme señor? —lo elevó con sus manos puestos en la cadera del pequeño— ¿y quién usa gafas de sol en un edificio, niño nada extravagante.
—¡Señor suélteme me está lastimando! —el niño pataleo en el aire mientras intentaba soltarse— ¡y estas gafas se miran bien conmigo, apuesto en que en usted no se verían bien! —giro su rostro a otro lado.
—Mocoso insolente —lo puso nuevamente en el suelo— ¿Porque hay un niño en la empresa de Rengoku? ¿Acaso eres un hijo ilegítimo?
Aroon no respondió nada y solo giro su cabeza.
—Qué madre tan irresponsable has de tener para andar vagando por aquí, ¿o será que no te quiere y por eso te deja andar solo? —dijo en tono de burla al pequeño.
—Oiga señor con cabello de anciano no hable así de mi madre, ¡ella me ama mucho! ¡Más de lo que alguien podría amarlo a usted! —elevó la voz.
—No dejaré que te metas con mi cabello mocoso, que valiente eres para hablarme así ehhh —cruzó sus brazos— quítate las gafas no puedo permitir que alguien no me mire directamente a los ojos —intento acercarse, pero Aroon en el instante se movió, recordando que su madre le había dicho que no dejara que nadie de la empresa lo viera sin ellas.
—No, déjame.
Antes de que ambos siguieran peleando un asustado Rengoku se acercó.
—¿Qué está pasando aquí? —ambos giraron a verlo y Tengen en el momento volvió a su postura normal comportándose formal.
—Oh, mi amigo Rengoku, vine a verte, pero estoy teniendo un pequeño —giro a ver a Aroon e hizo una mueca— problema, este niño está peleando conmigo.
—Perdón —dijo Aroon bajando su cabeza apenado— discúlpeme, señor Rengoku por mi mal comportamiento.
—No te preocupes Aroon —dijo Rengoku sonriendo.
—Vaya tu nombre si es extravagante —Tengen sonrió de lado— cuéntame Rengoku de donde salió este niño.
—Oh él es el hijo de alguien que trabaja aquí, sabes ve a mi oficina —Kyojuro nervioso llamó a una de las chicas que estaba cerca para que llevara a Uzui a su oficina— espérame ahí, tengo que hacer algo rápido.
Tengen asintió y comenzó a caminar al lado de la chica mientras sacaba platica, al final alguien como el jamás podría quedarse callado.
Kyojuro rápidamente tomó a Aroon y lo cargo.
—¿Qué haces aquí abajo? No debiste salir, fue peligroso, ¿y qué hacías hablando con él? Aroon tu madre puede matarme —dijo preocupado— no le cuentes nada por favor.
—¡Entendido!
—Bien, ahm veamos, ¡ya sé! Te dejaré con la señorita Amane, ven —lo bajo al suelo y comenzó a caminar con él hasta llegar a la recepción.
—Buenas tardes joven Rengoku —dijo haciendo una reverencia.
—Buenas Amane, ha surgido algo crees que puedes tenerlo un rato por favor —lo señaló con los ojos.
—Claro señor, ven Aroon —ella le extendió la mano y lo sentó en una silla— no debe preocuparse, lo cuidare.
—Te lo agradezco mucho, tengo que irme ¡gracias!
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—Es raro que vengas, ¿paso algo? —se encontraba en su oficina tomando un café enfrente de Tengen.
—No es nada grave, simplemente vengo a dejarte esto —del bolsillo se su saco un sobre plateado y se lo extendió— Es una invitación para celebrar mi cumpleaños.
Kyojuro tomo el sobre y lo abrió, encontrándose con una extravagante y brillante invitación.
—Espero que no faltes, claramente puede ir tu padre, y puedes llevar a una chica si quieres —dijo pícara mente— no es una reunión formal, pero espero que tú y tu acompañante se luzcan.
—Claro, no me puede perder tu fiesta, aunque no se si alguien más irá junto a mí.
—Piensa en alguien —dijo poniéndose de pie— me quedaría a charlar, pero tengo más invitaciones que entregar, ya sabes es algo mío quiero hacerlo yo mismo.
—Eso es bueno amigo, te acompañó hasta abajo.
Ambos iban charlando tranquilamente, hasta que al llegar a la salida se detuvieron.
—Bueno bro, nos vemos —se giró sobre sus talones, pero volteo a ver nuevamente atrás— saluda al mocoso de mi parte.
Kyojuro negó con una sonrisa y rápidamente corrió para ir por Aroon, Azumi estaba apuntó de llegar.
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Tengen estaba en su auto acomodándose, giro al ver un nuevo auto estacionarse y ver salir a una mujer de él, se quedó analizando tratando de recordar donde la había visto.
—¿De dónde eh visto a esa mujer? Da igual —esta vez arrancó el auto y se marchó.