25 Diciembre 2094.
— Hey, los gatitos no juegan con armas
Dispare, fallando, la bala quedando incrustada en un árbol y mi corazón latiendo tan fuerte y dolorosamente que sentí ganas de llorar.
Mi corazón latía agitado contra mí pecho por el susto, cuando llevé mi mirada hacia donde había provenido la voz, vi una silueta entre las sombras, mis manos se movieron inmediatamente para apuntar el arma hacia el lugar.
— Te ves ridículo —dijo de nuevo esa voz— le has vuelto a poner el seguro
Confundido mire el arma, efectivamente tenia el seguro puesto.
Cuando alcé la mirada de regreso a la silueta, está comenzó a avanzar hacia mi, lo primero que vi fue un conejo, si, un conejo, el sujeto llevaba una máscara de aquel animal, cuando se detuvo y lo vi por completo demasiado cerca de mí, bajé el arma, sabia quien era, sabía lo peligroso que era, aún así por alguna extraña razón no me sentía asustado, no lo creía capaz de hacerme daño.
Ambos guardamos silencio cuando estuvimos frente a frente, era raro, yo no era de quedarme sin palabras, pero aquí estaba yo, en completo silencio frente a otro de los "afortunados" que tenían su propio expediente con la policía.
Killer Bunny. Al igual que yo era un asesino, pero él estaba a un nivel más perverso que ningun otro, mientras asesinos como yo, matabamos gente rica, él era quien hacia los trabajos que nadie quería tomar ni por la mayor fortuna, él no diferenciaba entre ricos o pobres, mujeres o niños... Él mataba absolutamente todo. Y parecía enorgullecerse de ello, a juzgar de que dejaba su "marca" en las víctimas, un clavel amarillo, que para mí, era su manera de burlarse de los detectives y policías, como si estuviera diciendo "Yo estuve aquí, los mate y ustedes no pudieron hacer nada"
De pronto las campanas de una iglesia cercana comenzaron a sonar.
Una campanada, luego otra y otra...
Todo permaneció en tranquilidad hasta la última campanada.
Entonces cuando la hora marcó las 00:00 en punto, todo aquel silencio y tranquilidad desapareció. Pronto el caos comenzó junto a la navidad.
— Feliz navidad gatito —dijo él, su voz tenía un deje de diversión en ella
Volteé a mirarlo, ahora estaba junto a mi, su presencia era intimidante como a la vez extrañamente acogedora.
Sonreí soltando una carcajada, "Feliz", aquellas palabra no encajaba con esta noche y sabía que sus palabras habían sido una burla, ya que había utilizado un diminutivo de mi nombre, al menos él que él conocía, Kitty Gang.
— Feliz navidad conejito —dije, devolviendole el diminutivo
Él río a mi lado a través de la máscara, su risa siendo opacada por los disparos y gritos que comenzaron en cuestión de segundos, al parecer todos habían decidido iniciar ya.
— ¿Por qué estás aquí? —cuestione, no era normal que un asesino se encontrara con otro, de hecho nunca antes había estado tan cerca de otro como yo
— Solo daba un paseo y llegué aquí —comentó con calma, se alejó de mi lado y se sentó en una de esas viejas bancas— ven aquí Kitty, supongo que también quieres esperar que las cosas se calmen
Con un poco de desconfianza me acerqué y me senté a su lado manteniendo una distancia adecuada, no era como si temiera que él me lástimara, pues sabía defenderme y a juzgar que él sabía quién era yo, debía saber que no sería bueno meterse conmigo. Guardando el arma de vuelta en el bolsillo de mi chaqueta volteé a mirarle, él vestía completamente de negro, su máscara era lo único diferente, abarcaba todo su rostro, tenía unos ojos redondos, una nariz y dientes de conejo, el material blanco tenía algunas manchas de lo que suponía era sangre. Tenía a mi lado al asesino más despiadado y del cual los testigos de haberlo visto eran casi nulos, me preguntaba si después de esto él me tomaría como su víctima para la inscripción de Shadow, aunque no lo haría si yo lo hacía primero.
— Es de mala educación mirar tanto a una persona —dijo él— agradecería que dejarás de hacerlo o tendré que incrustar una daga en tu bonita cabeza y la sangre no combinará con tu cabello
Me quedé en silencio al oírlo y luego simplemente me reí a carcajadas ¿Quién se creía este tipo?
— ¿Creés que me intimidas? —cuestione con sorna— por favor, tú solo eres un asesino más del montón, ustedes son como pequeñas rocas en toda esta basura de mundo, pero yo —sonreí en grande ante de decir lo siguiente— yo soy un puto diamante
— Un ego bastante grande para un cuerpo tan pequeño —comentó con diversión
— Pues este cuerpo pequeño puede romperte esa fea máscara de un puñetazo —amenace irritado, este sujeto estaba jugando con mi paciencia
— El gatito sacó sus garras, pero esta noche es peligrosa —dijo él con sorna en su voz— mejor regresa a tu casa a tomar tu lechita y luego a dormir
Okay, en definitiva este tipo no me agradaba.
— Ah ¿Quieres que tomé mi "lechita"? —cuestione con una sonrisa, sentí su mirada a través de los círculos negros de los ojos de la máscara
Me arrastre más cerca de él, hasta quedar a su lado, sin siquiera pensarlo posé mi mano en su muslo, apretando la musculosa pierna por sobre la tela de su pantalón negro, la fui deslizando hacia arriba, cada vez más, sintiéndolo tensarse bajo mi toque y aquello envió una ola de autosuficiencia a mi ser.
— Pero tienes razón, debería regresar a mi casa —detuve mi mano justo antes de llegar a su entrepierna
Me puse de pie con una sonrisa triunfante y volteé a mirarlo.
— Adiós conejito
No estaba seguro, pero podría jurar que sonrió bajo aquella máscara.
— Adiós gatito
Y con ello me di la vuelta, sin bajar la guardia en caso de que al idiota se le ocurriera atacarme, pero no fue así, únicamente sentí su mirada sobre mi, pero no volteé hasta que doble en la esquina y dejé de sentir su mirada.
Todo había sido raro y ahora que estaba solo tuve que recargarme contra la pared llevandome la mano al pecho, mi corazón no dejaba de latir y tuve miedo de quizá estar a punto de sufrir un infarto, era una sensación extraña, entre una calidez y a la vez un pesar horrible. Me abracé a mi mismo en un momento, no tenía frío, pero sentí la necesidad de sostenerme, cuando una lágrima se deslizó por mi mejilla y con mis dedos la aparté confundido.
— Ah... ¿Qué pasa conmigo? —cuestione en voz baja para mi mismo
Tardé unos minutos en recomponerme, cuando lo hice recordé el por qué estaba fuera esta noche, además, el grito en un callejón cercano ayudó con esto, no hacía falta ir a ver para saber que ocurría, conocía perfectamente esos gritos llenos de terror y dolor de una persona a punto de morir
No era mi problema, muchas personas morirían hoy, está noche más que nada, ya que dudaba que muchos salieran a matar de día.
Ahora necesitaba buscar a mi víctima, pero las calles estaban casi vacías, solo habían un par de cuerpos tirados con sus caras cortadas y nombres escritos con sangre a su lado.
Tendría que hacer lo que quería evitar, entrar a una casa. Mi elección fue una casa bastante ostentosa donde según recordaba vivía solo un hombre de unos 50 años, lo recordaba precisamente porque una vez tuve una pequeña discusión con él, me vio con uno de los tantos chicos que solía frecuentar y el viejo se puso a lanzarme una pila de insultos y palabrería de religión, si, la humanidad no había avanzado mucho respecto a ese tema, la homosexualidad seguía sin ser completamente aceptada.
Entrar a su casa no fue el gran trabajo, su seguridad era burda y fácilmente penetrable. Cuando estuve dentro camine en silencio con el arma en mis manos, subí las escaleras entre la oscuridad, abrí puerta por puerta hasta dar con el hombre cómodamente dormido en su cama. Cerré la puerta tras de mí, apunté a su cabeza, no, demasiado simple, bajé más y más.
Joder... había extrañado hacer esto...
Disparé.
Un grito desgarrador salió de la garganta del hombre, su entrepierna sangrando manchando las blancas sábanas. Él intentó ponerse de pié, rápidamente guarde el arma, saqué dos cuchillas que llevaba conmigo y empuje al tipo con fuerza de regreso a la cama, cayó de espaldas y yo a horcajadas sobre él, enterrando con fuerza las cuchillas en sus manos, una en cada mano, fijandolo contra el respaldo de la cama, él gritaba, la sangre comenzó a escurrir hacia el colchón y su propia cabeza.
— Ahg grita mucho —me quejé observándolo— ahora debería llamar a dios, ¿Esperemos a ver si viene?
Él pareció notar en ese momento quien era yo, comenzó a retorcerse bajo de mi, yo me salí y en cambio me senté con calma a su lado.
— Vamos llámelo —motive, él negó entre lágrimas— ¡QUE LO LLAMÉ! —exclamé con fuerza— ¡VAMOS! ¡DIOS! ¡AYUDA A ESTE TU FIEL SEGUIDOR! ¡GRITE, MALDICIÓN!
— ¡DIOS! ¡DIOS! ¡ALGUIEN AYUDA! —comenzó él, yo sonreí satisfecho
Espere exactamente cinco minutos antes de comenzar a reír a carcajadas.
— Suficiente —dije de mala gana— es muy ruidoso
Y sin más, saqué mi arma, force la punta del cañón dentro de su boca y disparé. Sangre y partes más sólidas salieron disparados, mi mano quedó cubierta de sangre al igual que unas manchas en mi rostro. Suspiré agotado antes de quitar una de las cuchillas de su mano, la cual pronto usé para trazar un corte en el rostro del tipo o lo que quedaba de él, luego utilicé un pincel que saque de unos cajones para escribir con sangre mi nombre en una perfecta caligrafía.
Allí en las sábanas blancas junto al cadáver, escrito con sangre estaba Kitty Gang.
Era todo, así que debía regresar, salí de la habitación y bajé las escaleras a toda prisa, en el último escalón fue cuando me di cuenta que no estaba solo, me detuve, entonces un escalón crujio tras de mí, volteé inmediatamente y disparé, directamente a su cabeza, el cuerpo de un hombre comenzó a caer escaleras abajo, pero antes de que llegara abajo otro ruido se escuchó, volteé y fui recibido por una mujer que intentó golpearme con un metal, la esquive, intenté dispararle pero tres tipos salieron a ayudarle, uno logró golpearme en la cabeza, el mareo por el golpe me impidió ver bien, aún así me mantuve firme, disparé un par de veces, escuchando quejidos, entre lo borroso de mi visión vi a tres siluetas más aparecer, después otro golpe me hizo ver todo negro.
¿Cuánto tiempo pasó?
No tenía ni idea.
Pero cuando desperté, me encontraba atado en una silla de manos y pies, mi boca también estaba cubierta y frente a mi habían siete personas, cinco hombres y dos mujeres que hablaban entre ellos escuchándose realmente emocionados.
— ¡Es ese tipo joder! —exclamo una de las mujeres— ¡Lo tenemos, si lo matamos tendremos el cupo asegurado!
— Matar a un asesino, a ese tipo Shadow le encantará esto —mencionó uno de los hombres
No necesitaba oír más para saber lo que ellos tramaban, seguramente ya habían notado quien era yo debido a la evidencia de mi identidad al matar a ese tipo y este grupo de locos pensaba matarme pensando que al yo ser un asesino sería un gran logro y conseguirían así entrar al concurso.
— Podemos desmembrarlo —sugirió la otra chica— leí que es algo difícil, eso aumentara puntos ¿No?
— Es una buena idea —dijo el hombre que parecía mayor alli— pero primero matemoslo, podríamos comenzar cortandole el cuello
Tragué duro ante la idea, hice puerta en mis manos tratando de safarme, pero nada, estaba demasiado apretado.
Uno de los tipos se acercó a mi, en su mano sostenía uno de esos enormes cuchillos que se utilizaban para cortar carne, el filo brilló con la escasa luz cuando lo acercó a mi cuello.
— Ahora que despertaste, quiero agradecerte en nombre de todos aquí presentes por ser nuestro sacrificio —dijo él, sonando demasiado amable, yo intenté alejarme de la cuchilla pero no podía hacer mucho así— le daremos buen uso a tu cuerpo una vez te matemos, así que gracias de ante mano
— Gracias —dijo una de las mujeres
— Gracias —repitió la otra
Y así uno a uno fueron agradeciéndome, me vi tentado a reír en ese momento, lo hubiera hecho de no ser porque tenía la boca cubierta y una cuchilla en mi cuello.
Pero entonces alguien río.
— Qué manera más amable de matar a alguien
Esa voz...
Y la máscara de conejo surgió de las sombras.