Compras Nocturnas ©

By aavx444

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La noche era totalmente misteriosa para Dalia; por que se dormía a las ocho de la tarde, y si ese no era el c... More

Prólogo
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33 | Capítulo Final
Epílogo
Nota Informativa | Dalia Solari

Capítulo 05

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By aavx444

¿Como describir lo que paso después?

Ni siquiera puedo comenzar a relatar el rechazo tan extraño que recibió Lorenzo por parte de Dalia. No fue algo tan grato como un "No, gracias" o un "Estoy ocupada".

Dalia quería salir con él, en serio quería, lo cual la asustaba.

« Lorenzo y Dalia caminaban por las calles del pueblo luego de haber sido llevados por Froy.

- Me alegra que hayas aceptado - dijo nervioso Lorenzo

Se encogió de hombros - Igual no quiero estar sola toda la noche

Caminaron cuatro cuadras más hasta que se sintieron sedientos y pararon en una tienda por bebidas.

- La estrellas son tan bellas - hablo Lorenzo el cual estaba recostado en un árbol frente a la tienda

- La vida es bella cuando comienzas a apreciar esas cosas - opino Dalia - Suena sacado de libros baratos o filosofía barata pero es real -rió

- Tienes razón - suspiro - Podríamos ya no ir al boliche - se acerco demasiado a ella - Podríamos solo pasear mientras escuchamos música - sonrió antes de alejarse

Dalia sintió una especie de molestia estomacal pero no era una molestia en realidad, sus mejillas se enrojecieron no podía evitar que eso ocurriría ante cualquier situación que la hiciera sentir diferente.

"Si, por supuesto". Era lo que quería decirle.

- En realidad tengo que irme - mordió su labio - Nos vemos en otra ocasión Lorenzo - sonrió

- ¿Te acompaño a casa? - frunció el ceño

- No es necesario, que pases linda noche - beso su mejilla

- Adiós Dalia - sonrió - Cuidate y avisame cuando llegues a casa - hablo antes de que esta se fuese

Él chico tenía la esperanza de poder descubrir más sobre Dalia esa noche sin embargo no era lo mismo que pensaba ella, aún sus planes no salieron como quería se sentía satisfecho pues esta vez mínimo lo había dejado despedirse»

Era catorce de noviembre, en el pueblo donde vivían solo podía significar una cosa.

El concurso anual de tartas.

Si bien era cierto no era algo que emocionara a los jovenes del pueblo pero sí a las madres y abuelas de estos. Dalia amaba ese día pues se trataba de comer demasiadas tartas deliciosas y ver los juegos artificiales al final cuando se anunciaba el ganador. Esa tradición comenzó mucho antes de que ella existiera, es en honor a Eleanor Gali, una señora que lleno de alegría el pueblo con sus tartas mientras este pasaba por momentos extremadamente difíciles.

Habían carpas por todo el parque central, cada una era de las familias participantes, todos los años ganaba la familia de Grettell, era gente muy comprometida y competitiva además de cocinar demasiado bien.

Lorenzo miraba con pereza como su madre se esforzaba por hacer una de las mejores tartas mientras que Roma la fastidiada pidiéndole permiso para faltar ese año.

- Roma nunca te pido nada - hablo su madre molesta - Por una noche que no salgas no pasara nada - sonrió a lo que la chica bufo

Estaba en la edad donde pasar tiempo con su familia le parecía patético, ese tiempo que los más afortunados no tenemos pues sabemos valorar a nuestros seres queridos, pero Roma no era así.

Hey, no la juzguen, fue difícil encontrar a su padre en su habitación con su tía Spencer, aquella que era demasiado amigable para sospechar, la definición de familia para ella a sido muy diferente. Aunque Lorenzo no lo ha enfrentado mejor, solo no habla de eso y a su padre no lo ha vuelto a ver.

- Roma, solo acompaña a mamá un rato luego te vas - dijo Lorenzo mientras se hacía un cereal

- Percy no esperara tanto - chillo

- Percy es un idiota con nombre de idiota - soltó el pelinegro

- Por lo menos Percy no huye de mi cada que hablamos - burló

Lorenzo solo la miro de mala manera para irse a acomodar la carpa de la familia.

Pensaba en que la broma de su hermana había sido igual de estúpida que ella, el no se tenía que indignar por eso, Dalia solo era una chica extraña que le parecía interesante en ese pueblo aburrido, en cambio Percy era el típico niño bonito, rico e idiota de toda película americana, aquel que va a cambiar por la nerd, la cual era su hermana o había sido su hermana.

Desde lo ocurrido con su padre Roma cambio de dulce a amargo, de bien a mal, era el típico caso de rebelión, aquel que le molesta pero honestamente entendía.

- ¡Cuidado! - grito una señora mientras que Lorenzo caminaba por las carpas.

Si de mala suerte hablaban, él ganaba.

- Dios mio niño, ¿Estas bien? - preguntó una señora pelirroja de ojos verdes con cara de preocupación

Lorenzo debía estar alucinando.

Tal vez quedo en coma porque lo que estaba viendo era a Dalia en su versión mayor. Tal vez fue de esos casos de coma que tardaban años y el verde de sus ojos se había apagado por ver a su amado dormido quizas para siempre.

O solo se había proporcionado un golpe terriblemente fuerte y pensaba muchas idioteces.

- Si, estoy bien, gracias - sonrió a medias mientras que la señora lo ayudaba a ponerse de pie

- Los Collins deberían aprender a armar sus carpas siempre ocurre algo parecido - decía la versión mayor de Dalia mientras negaba con la cabeza

- Igual soy muy torpe - rió Lorenzo

- Por lo menos te ríes de lo que te pasa - sonrió - Esa actitud me agrada, mi hija es todo lo contrario, estaría llorando en este instante si le hubiera pasado eso - carcajeo

- No dolió mucho, no lo creo - sonrió por que cada vez se convencía más que hablaba de Dalia

- No - rió - Sino iba a llorar por el golpe - hablo a lo que el frunció el ceño - Iba a llorar de la vergüenza de que todos la vieran - explicó

- Bueno, estoy acostumbrado a eso - rasco su nuca

- Fue un gusto conocerte hijo - le propicio una sonrisa que achinaba sus ojos haciendo presentes las apenas visibles patas de gallo en ellos

- El gusto fue mío - sonrió para luego irse

Entre tanta plática no pudo preguntarle el nombre de su hija o de ella y el no pudo dar el suyo pero estaba casi convencido que se trataba de Dalia, y no, no le importaba.

Los kilos de harina habían caído por toda la cocina, Dalia comenzaba a entrar en pánico, su madre la mataría por desperdiciar demasiado. Daba gracias al cielo por su demora pues le había dado tiempo de limpiar y rescatar la harina posible mientras su madre iba a dejar cosas a la carpa.

- Perdón la demora Dali - hablo su madre entrando a la cocina mientras ella escondía la bolsa llena de harina sucia

- No te preocupes madre - sonrió - Ni sentí el tiempo - Claro que no lo había sentido.

- Pero es que me tope con un chico bastante torpe aunque su culpa no fue - aclaró - ¡Los Collins van a venir a mandar a alguien al hospital con su carpa mal puesta de todos los años! - se quejo a lo que Dalia rió

La rivalidad de su madre con la señora Collins había nacido desde que le dijo que no debía vestir a Dalia con mamelucos de dinosaurios por que no era un niño cuando apenas tenía dos meses de edad.

- No sabría si el chico es torpe o tu detestas demasiado a los Collins - le lanzó una mirada chistosa

- No, yo no detesto a nadie Dali, eso suena feo - hizo una mueca - Mejor apresurate a tirar esa harina sucia que regaste no me vaya a dar cuenta - dijo mientras veía las envolturas de la harina en el suelo. Mierda, pensó Dalia.

Era imposible que a su madre se le pasara algo.

Mientras, Lorenzo ordenaba los jugos de manzana de cajita que su madre había comprado para los niños que pasarán a probar su tarta, el evento estaba apunto de iniciar.

Lo cierto es que él no tenía un plan mejor para ese día y era muy protector con su madre desde lo que paso, esa era su manera de lidiar con las cosas. A lo lejos vio a la señora que lo había ayudado después de su torpe caída con la carpa encima venía acompañado de Dalia y así confirmo que no estaba loco, ellas eran idénticas con excepción de la edad.

- Lorenzo - llamó su madre - Roma escapo - habló triste

Los labios de Lorenzo dibujaron una línea recta, sus ojos demostraban lo molesto que estaba, su hermana era demasiado egoísta, su madre solo quería pasar un momento familiar con ellos, momento que no tenían desde hace un año por lo ocurrido.

Sin decir nada comenzó a redactar un mensaje para su tonta y egoísta hermana.

"Espero te la pases de lo mejor Roma, has roto aún más el corazón de nuestra madre, tal vez sea un festival muy tonto, si, pero es importante para ella, y tu pequeña cucaracha eres muy egoísta, no vuelvas a pedirme un favor por que recuerda que recibes lo que das"

Cerro su móvil furioso, respiro profundo y le regalo una sonrisa a su madre. Era muy difícil para el ser "el hombre de la casa", pero no se trataba de machismo, se trataba de que Roma lastimaba demasiado a su madre con sus actos y ella no tenía las fuerzas para corregirla, escucharla o para lidiar con ella. El igual estaba sufriendo por la partida de su patético padre pero no podía permitirse caer.

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