Inked Knockout

Galing kay SandyDayDreamer

170K 14.5K 19.5K

Una noche con amigas, un desvío, un callejón solitario. Un plan genial, ¿no? Por si fuera poco con la desastr... Higit pa

1.- Cavernícolas y Soju.
2.- Reina de corazones
3.- Adivinanzas
4.- Un pasito atrás
5.- X
6.- Abierto hasta... ¿el amanecer?
8.- Tíos malos; encuentros peores
9.- De boca en boca y tiro porque me toca
10.- Proposiciones (in)decentes.
11.- Sparring
12.- Juicio y Sentencia
13.- El poder de Rosita
14.- Promesas de tinta roja.
15.- Side Control.
16.- Ley de Gravitación Universal.
17.- Creciente menguante.
18.- Ensoñaciones.
19.- Jab
20.- Encuentros en la tercera clase.
21.- De treinta a cuatro mil ochenta.
22.- Rendición.
23.- Takedown.
24.- Dos a dos.
25.- Muros, paredes y grietas.
26.- Déjame entrar.
27.- Half guard.
28.- ¿Pasado o presente?

7.- Switch Stance

5K 549 619
Galing kay SandyDayDreamer

Por fin puedo respirar aire que no está viciado por el sudor, el tabaco ni la sangre; la primera bocanada después de estar encerrado en este tipo de salas siempre me sabe a cielo, y creo que hoy más que nunca, porque el día que llevo a la espalda ha sido un auténtico martirio. Creo que mi hyung también debe de estar tan cansado como yo mismo. La selección ha sido dura, nadie ha conseguido aguantar, y nos ha tocado (otra vez) remolcar como sacos a los que no han pasado el rito. Estoy reventado, y lo peor no ha llegado todavía...

Cuando miro el reloj de mi muñeca (más por necesidad que por fichar la hora de salida) veo que son las cuatro y cuarenta y dos de la mañana... No creo que el regalito de Dios que me ha ido a tocar esté esperándome todavía en ese club lleno de maleantes, pero tampoco es como si me atreviera a arriesgarme e irme sin más a mi casa.

Hyung, tengo cosas que hacer y eso, así que voy tirando —anuncio en cuanto mi amigo estira la espalda, una vez avanzamos un poco por el callejón.

—Jungkookie, ¿tienes algún lío de faldas? Cuéntaselo a tu hyung...

Ya empezamos con las tonterías...

Jimin, no contento con echarme el brazo por encima de los hombros, también apoya mogollón de peso ahí y casi me come la oreja mientras seguimos andando lentamente. Mi hyung tiene esta clase de costumbres para sonsacar y convencer, y aunque al principio me ponía nervioso, cada vez me inmuto menos cuando lo hace.

—Para de una vez, no es nada de eso —aseguro, quitándole fastidiado de encima mía—. Es la tatuadora: la tengo que recoger ahora... Pero no entra en la clasificación de lío de faldas, porque su falda no me interesa.

Bastante cansado estoy sin tener que aguantar su peso además del mío propio, aunque no parece hacerle mucha gracia que le haya apartado así, porque mientras nos perdemos más y más en la espesura del callejón, se queda unos pasos por detrás y me da una palmada en la espalda que me hace ver las estrellas. Me acaba de pegar una torta en todo el tatuaje, el muy cabrón... Lo ha hecho a posta, estoy segurísimo, porque sonríe satisfecho cuando me escucha soltar un siseo de dolor.

—No te enteras, Jungkookie, no te tiene que interesar la falda, sino tu situación sería otra bien distinta —carcajea sin que termine de pillar a lo que se refiere—. A ver, renacuajillo, ¿te interesa lo que esconde debajo de la falda?

—¿Cómo?

—Ya sabes... —deja caer ladinamente— ¿no hay nada que te interese de tu protegida más allá de lo puramente profesional?

—¿Eh?

—Hablar contigo de ese tema es como darse cabezazos contra la pared, chico, qué cerradito eres —me reprocha rodando los ojos—. Yo sí que tengo lío de faldas —murmura, saliendo a la calle principal y dejándome solo aquí—, o de pantalones... Todavía no lo tengo claro. Ya veré quién contesta primero a mi mensaje.

Mi hyung suelta una risilla antes de decir adiós con la mano, y como le voy a ver mañana tampoco me molesto en poner mucho esmero en despedirme de él, así que copio su gesto y... me pongo en marcha.

No me apetece nada tener que andar todo el trecho que me separa del club en el que he dejado a la chica (aunque tengo que ir hacía allí sí o sí); estoy cansado, tengo hambre, tengo frío y me duele todo. Además, es tardísimo, ni siquiera creo que siga ahí. ¿Por qué tengo que hacer todo esto?

En realidad el porqué lo hago es lo único que tengo claro: por el periodista.

En el poco tiempo que llevo conociéndola me he dado cuenta que Song es un poco mentirosilla. Y en fondo sigo pensando que parte de lo que me ha dicho no es verdad, pero uno se entera de cosas estando metido todo el día en locales a reventar de gente, y lo del periodista que anda husmeando es el cotilleo más recurrente desde hace unos días. ¿Que se lo ha inventado y ha tenido la grandísima suerte de acertar? Pues no digo yo que no, pero ella es mi responsabilidad directa, y no quiero jugármela a perder todo lo que tengo ahora por su culpa.

Va a tocar seguirle el rollo, eso si sigue aquí, que ya es esperar mucho.

Nunca he entrado a este sitio (si es que el pasillo de salida no cuenta), aunque mi hyung sí que lo frecuenta bastante; dice que aquí se junta gente muy... follable —palabras suyas, no mías—. A mí me parece un poco deprimente, más ahora que está casi vacío y los trabajadores barren la sala desierta.

No tengo que esmerarme mucho en buscarla, porque en total, restando a los cinco que limpian, hay unas ocho personas, y solo una de ellas tiene el pelo oscuro, larguísimo, y está sentada a la barra con la cabeza hundida entre sus brazos cruzados. Creo recordar que llevaba una falda a cuadritos rojos, así que debe ser ella.

No me puedo creer que haya esperado de verdad, o está loca, o este tema debe interesarle mucho.

Me siento en el taburete a su lado, soltando un suspiro que dice por mí lo poco que me apetece tener que estar aquí, y solo entonces, la chica saca la cabeza de entre sus brazos para alzarla y mirarme con una sonrisa de sabionda irritante como poco.

—Ya creía que me habías dejado tirada —murmura y, seguidamente, hipa. Por si no era suficiente pista con lo roja que tiene las mejillas y la sonrisita que esboza, la acción involuntaria de hipar me hace entender del todo qué es lo que le pasa—. M-mi amigo se ha ido hace... pufff, mucho... y yo no sabía cómo entretenerme aquí sola hasta que volvieras, así que he bebido.

—No... si ya lo veo, ya, no hace falta que lo jures.

—Todavía tenemos un ratito; el dueño me ha dicho que nos podemos quedar hasta las cinco y media porque van a recoger y eso, así que venga: empieza a largar.

Se inclina y todo hacia mí después de decirlo, lo que me demuestra que está demasiado ansiosa por enterarse; el problema pues... es justamente ese.

—No puedo hablar de esto tan abiertamente aquí en medio... Te lo cuento, pero en otro sitio.

Ya estaba viendo que pensaba quejarse, porque ha entornado los ojos como si pretendiese quedarme con ella. Esta chica es una inconsciente; no sé si se cree que todo esto es menos jodido de lo que estoy todo el rato advirtiéndole o es que no le importa que lo sea.

—¿Y dónde vamos? —pregunta fastidiada.

—Yo qué sé, dime tú.

—Al estudio no puedo llevarte, hay gente y no quiero entrar a las tantas, a ver si nos van a pillar —anuncia; parece pensativa, porque se muerde los labios todo el rato y menea mucho la pierna que tiene cruzada sobre la otra, dando toquecitos en la mía por culpa del movimiento.

—¿Vives muy lejos de aquí? —Parecía a punto de contestar, pero cierra la boca de una vez y la miradita de sospecha vuelve... Esta chica... ¿Se cree que soy un ladronzuelo que pretende robarle?—. De haber querido hacerlo, ya podría haberte jodido a base de bien solo con saber dónde trabajas —explico tranquilamente; más que tranquilo lo que estoy es cansado, pero bueno, con que mi voz suene relajada me vale—, ¿lo he hecho? —Sonje niega lentamente con la cabeza—. Pues fíate de mí de una vez y dime dónde vamos.

—Munbae-dong —susurra un poco reticente, pasado un rato en el que se lo habrá pensado.

—Me vale —suspiro y me levanto, a lo que ella me sigue de cerca.

Parece sorprenderse cuando, una vez estamos en el exterior, giro un poco más abajo para meterme en la parte trasera de la calle. Como he venido antes porque sabía que Jimin iba a estar aquí (tiene la costumbre de recolectar ligues antes de ir al curro), he aparcado en el estrecho callejón junto al antro este; menos mal que la gente de la zona conoce a mi niña bonita y no le hacen nada. Ya lo que me hubiera faltado para terminar la noche en la mierda es que a Rosita le hubiera pasado algo.

La pintura roja está intacta, ni una motita de polvo tiene; el manillar bien, las ruedas bien... Está tan preciosa como siempre. Meto las llaves y subo el sillín para coger los cascos, pero cuando le tiendo uno a la chica, no lo recoge, se dedica a mirarme como si creyera que esto es una broma.

—No, no, no... ¿Una moto? No me voy a montar en una moto, menos todavía en esa, que es gigante; esos trastos tienen dos ruedas menos de las que necesitan para mantener el equilibrio decentemente —se queja... De verdad que es un grano en el culo esta chica.

—No me hagas esto ahora, que estoy muy cansado para intentar convencerte, por favor —le suplico, sentándome sin aguantar un minuto más de pie.

—¡Que me voy a caer si me monto ahí!

—¡¿Cómo te vas a caer?! —exclamo sin dar crédito a la tontería que acaba de decir.

—En un giro, por ejemplo; coges, giras y adiós a Sonje, muy buenas noches para siempre. Al hoyo y si te he visto no me acuerdo —masculla muy rápido.

De haberme cogido más fresco tendría mucha más paciencia con ella, pero no tengo el cuerpo para esta clase de conflictos ahora mismo, porque me harían falta unas dieciséis horas de sueño para poder aguantarla sin que me desespere ni un poquito. Como he dormido cuatro y hace ya unas veinte horas de eso, no estoy en el mejor momento del mundo para discutir con ella sin perder los papeles ni un poco.

—Agárrate bien y ya verás que no te pasa nada —le pido, aguantándome un poco para no decirlo a gritos, mientras sigo ofreciéndole el casco.

La chica se cruza de brazos, mirándome a mí, a la moto, al casco y a sus pies una y otra vez. Y mientras lo hace, me doy cuenta de que la brisa de la madrugada debe estar haciendo que pase frío, porque sus piernas desnudas parecen temblar un poco; además, se abraza a sí misma. Antes pensaba que lo hacía por el cabreo, por eso de cruzarse de brazos y tal para enseñar que está mosqueada, pero me doy cuenta de que lo hace para refugiar un poco sus brazos. La chaquetita negra que lleva parece muy fina, y creo que debajo solo tiene una camiseta de tirantes, así que normal que esté helada...

¿Llevará sujetador? Si lo lleva no se le nota, porque creo que se le marcan los pezones, y... Joder... ¿Qué es eso? ¿Es...? No, no puede ser...

Desde luego parece que... ¡Puta madre!

¡¿TIENE PIERCINGS AHÍ!

—Está bien—exhala de repente—, me monto. Pero ve lento, ¿vale?

—Si voy lento es cuando nos caemos —repongo, subiendo la mirada a su cara—, tú dedícate a agarrarte y yo me dedico a que no nos la peguemos, ¿te parece?

Sonje gruñe un "vale" y me arrebata el casco para ponérselo, lo que permite que, por un unos segundos, mientras engancha la correa a su barbilla, pueda volver a mirar si de verdad eso que se marca en el fino material de su camiseta son piercings o no. Tampoco es que tenga prisa... Por lo cagada que está de montarse aquí seguro que puedo comprobarlo en breves; ventajas de tener moto.

Arranco y me valgo de mis piernas para tirar hacia atrás; me doy la vuelta y enfilo el morro de Rosita hacia la calle principal a la espera de que Sonje termine de atarse el caso. Puede que me haya fijado un poquito en sus pezones (me los ha puesto en la cara, tampoco tenía mucha opción), pero como lleva falda, a la que se levante la pierna se le van a ver las bragas, y tampoco quiero aprovecharme así por las buenas, por eso mantengo la vista en la carretera casi vacía a la que vamos a salir ahora. Me pongo el casco una vez la chica se ha montado detrás mía y espero...

Las bendiciones de tener moto en vez de coche son escasas y casi nadie las sabe apreciar bien.

—¿De verdad quieres ir agarrada ahí? —pregunto en alto para que me escuche aún con los cascos de por medio. Por el pequeño retrovisor veo cómo se acerca más a mi espalda, quitando las manos de los agarres que hay para el acompañante antes de enroscarlas a mi cintura con excesiva fuerza—. ¿Todo bien?

Sonje alza un pulgar y se pega a mí como si le tuviera envidia a mi sombra, y justo entonces, una de las bendiciones que poca gente sabe acerca de tener moto ocurre: un par de formaciones gloriosamente blanditas se me pegan directamente a la espalda. Me concentro en intentar notar si eso un poco más duro que siento son sus pezones solamente o si hay algún pendiente, pero va a ser imposible saber algo así con la ropa en medio, aunque haya poca en realidad.

Ahora que me rodea, noto perfectamente que tiembla; incluso sus piernas lo hacen, pegándose a la cara exterior de mis muslos. Sé que va a morirse de frío ahí atrás, y como yo no llevo chaqueta tampoco es que pueda dejársela... Mejor pisar a fondo y estar resguardados lo antes posible.

Munbae no está muy lejos de Itaewon, pero el camino que debería ser de unos veinte minutos consigo hacerlo en doce; Sonje se ha mantenido pegada como un palo inerte a mí todo el rato, por lo que lo girar a más velocidad de la que debería en las curvas ha sido un puto infierno. Supongo que es la primera vez que se monta en una moto, porque no ha hecho ni el amago de contraponer su peso al mío cuando girábamos. En fin... ya si me la tengo que llevar otra vez se lo digo, bastante tiene con mantenerse viva con el frío que hace.

Cuando llegamos a su barrio, con la mano agarrotada por la postura, me va señalando torpemente por dónde debo seguir. Este sitio parece tranquilito, así que dejo a Rosita aparcada frente al bloque de apartamentos, le pongo la cadena (nunca se sabe) y sigo a la chica tiritante al interior de lo que parece uno de esos edificios con habitaciones minúsculas y baños compartidos de estudiantes; como un albergue pero peor.

Y no me he equivocado mucho en pensarlo, no, aunque lo del baño compartido no parece que sea verdad, porque hay una única puerta en este cuadrado que supongo que es la del aseo. A parte de eso, solo hay una cama de matrimonio, un par de encimeras con un hornillo portátil y un escritorio... Muy deprimente.

—Coño... ay —se queja la chica. Cuando me giro un poco para mirar lo que hace tras mi inspección, veo que se ha dado un golpe en la espinilla al ir a quitarse las botas, que guarda ahora en un armarito empotrado en la entrada. La cosa no se queda ahí, porque sigue dando tumbos por el pequeño espacio; el paseo en moto no habrá ayudado mucho al mareo que lleva.

—¿Te echo una manita?

—No hace falta —masculla, peleándose ahora con el hueco para la cabeza de la sudadera que intenta meterse a la fuerza.

Aunque se queje, la ayudo un poco a sacar la cabeza por el hueco y a meter los brazos, porque me iba a pegar dos horas esperando a ver si lo conseguía por ella misma si no. Acabo quitándome los zapatos mientras veo de reojo cómo Sonje se deshace de la falda y la tira a un lado de la cama... La sudadera es lo bastante grande como para cubrirla (más larga por lo menos que la falda es), pero aún así se tapa las piernas con una manta rosa que cubre los pies de su cama, sobre la que se sienta y... sobre la que tengo que sentarme yo también después de que me lo ofrezca con la mano; es o eso, o el suelo.

—Bueno, ¿qué quieres...? —empiezo a preguntar, pero la chica me interrumpe.

—Espera, espera... que no me concentro si no... hago esto —murmura a ratos mientras se recoge un moño—. Vale —exhala con satisfacción, sonriendo de oreja a oreja y frotándose las manos. Ahora que va directa a las preguntas parece como si la cogorza que llevaba encima se le hubiera ido de una vez... qué tía—. ¿Qué es lo que pasa en ese local de Itaewon?

Se lo tenía bien preparado, porque no ha dudado ni un segundo en atacar.

—¿En el que nos vimos la primera vez? —Es obvio que se referirá a ese, pero por asegurarme que no quede. Ella asiente muy rápido—. Solo es uno de muchos más... —Mi respuesta parece decepcionarla, porque la sonrisa se le va de la cara—. Se usa para una cosa específica.

Jungkook... cíñete a las preguntas, gilipollas, no le des información sin que la pida.

—¿Para qué se usa?

—El rito del treinta y tres.

Sonje está más confusa de lo que la haya visto hasta el momento, y ya es decir. No creo que se esperara que de verdad fuera a contestar, así que se ha quedado a cuadros y no dice nada; le voy a dar un tiempo para que procese, pero tampoco me quiero pasar aquí media hora esperando a que le dé por recuperar el habla.

De todas formas, ¿para qué pregunta? Si con la papa que tiene se le va a olvidar mañana.

—Todo este tema... va de peleas, ¿a qué sí? —cuestiona, como si le hubiera dado más de una vuelta al asunto.

—Es más complicado que eso...

—Pero en esencia...

—En esencia... podría decirse que algo así, sí —confirmo, muuuuy cansado.

Debe alegrarse al ir por buen camino con las preguntas, porque se relame los labios muy emocionada y presiona sus paletas sobre la lengua, que asoma un poco por la comisura. Esto creo que es como lo de los bostezos, porque me ha pegado el tic y me encuentro con que es la tercera vez que me lamo los labios también después de verla haciéndolo. También puede ser porque llevo mucho tiempo sin estar a solas con una tía... y me noto un poco... necesitado.

Tampoco es que me sobre el tiempo últimamente para andar con ligues, ni exs, ni rollos, ni nadie del género femenino en general; cuando no estoy en alguno de los clubs, estoy trabajando para los clubs, y cuando no hago ni eso ni lo otro, estoy en el gimnasio... Es más, la única tía que veo a solas desde hace tres meses, es justamente la que me acompaña en esta cama; que, por cierto, si no tuviera una cama tan grande podría meter más cosas aquí. A lo mejor uno de esos muebles que es abatible y se recoge para dejar un sofá en su lugar o algo así. Tampoco voy a meterme en la decoración, pero es que la optimización del espacio aquí es nula.

—¿De qué va exactamente todo... este rollo? ¿Y por qué tanta obsesión con que quitemos la denuncia? —indaga emocionada, inclinándose hacia mí. La primera respuesta es demasiado general y poco específica, así que voy directamente a la que puedo contestar sin rodeos.

—Creo que ya deberías haberte dado cuenta de que este lío no es del todo legal. —Ella rueda los ojos, queriendo explicarme que se lo imagina—. Todo está muy bien atado, y si llegáis tú y tus amiguitas y denunciáis, la policía empieza a meter las narices y la cosa se complica innecesariamente.

—Pero ¿por qué? Es... decir, pu-puedo llegar a entender que...

—No, no lo entiendes —la interrumpo al instante—. Hay gente muy gorda que participa en todo esto, Sonje... Incluso empresas enteras. Alguien realmente bueno puede llegar a mover muchos millones, y claro... el dinero como que le interesa un poco a todo el mundo, ya sabes...

—¿Y tú? ¿Eres de esos... q-que son buenos y mueven millones? —inquiere con interés. La verdad es que creía que lo siguiente que preguntaría iba a ir más dirigido al tema de las empresas o del dinero, pero no parece interesarle mucho.

—No —aseguro cabreado—. Todavía soy un rookie; empecé hace poco y no tengo ni patrocinador. Además, tendrías que saber bien que perdí, así que tampoco es como si nadie estuviera deseando ser mi sponsor ni nada de eso.

Ese tema sigue cabreándome, no puedo negármelo a mí mismo. Solo recordar que me tumbaron hace que me hierva la sangre, porque si hubiera entrenado más... o hubiera puesto más empeño en aprender, a lo mejor habría dado una actuación de debut mucho mejor. Sé que ya no puedo hacer nada para remediarlo, pero me sigue jodiendo, y tampoco puedo olvidarlo de un día para otro... Aunque eso es bueno; precisamente porque no quiero olvidarlo me hice el tatuaje en la espalda. Una derrota: una marca... Es lo que necesito para esforzarme mucho más a partir de ahora.

Sonje me mira boquiabierta, no parpadea y no parece respirar. Ya sabía yo que esto de intentar explicarle nada cuando va bebida era inútil, pero como es una chantajista he tenido que ceder, ¿y para qué?

—Deberías dormir ya, no estás pillando nada y me estás haciendo perder el tiempo...

—¡Claro que pi... pi-pillo cosas! —repone entrecortadamente. Si es que hasta se traba cada cinco sílabas, así no hay manera.

No va a reconocer por nada del mundo que no se está enterando de una mierda, y yo estoy a estas alturas hasta los mismos cojones de mantenerme despierto, por lo que me levanto de la cama para irme, pero las manos de la chica se me enganchan al brazo que tiene más cerca, quedándose de rodillas sobre el colchón

—¿Ahora qué? ¿Pensáis ir por mis amigas también?

Este Jimin... Por culpa de su actuación de mafioso venido a menos ahora tengo que aguantar que esta chica se piense que vamos a joderles la vida a ella y a las otras dos. No me metí en la competición para hacer esta clase de cosas; no me interesa tener que estar detrás de Sonje, presionándola para que quite una denuncia que, desde un principio, me la suda. Y tampoco me hace ilusión saber que está asustada por mí, por nosotros, o porque algo de esto roce a sus amigas...

—Los estoy manteniendo a raya, te lo juro —me sincero, volviendo a sentarme a su lado para calmarla—. De momento... el único peligro del que te tienes que preocupar soy yo. —En esto último estoy mintiendo un poco, pero tampoco quiero preocupar más a la pobre chica; bastante mal me siento por haberla acosado por culpa de una orden.

Ella suelta un murmuro muy bajo, como si me creyera... pero no del todo. Sigue de rodillas y sigue sujetando mi brazo aunque haya visto que he vuelto a sentarme. En el silencio que hay ahora mientras nos miramos siento una especie de incomodidad extraña que no había antes, y no sé a qué viene. ¿La estoy creando yo? No sé si Sonje también puede sentirla, porque, a diferencia de mí, no parece nada nerviosa.

La manera en que sus dedos se enroscan en mi bíceps es firme, o sea que no creo que esté incómoda, ni inquieta, ni nada... de lo que empiezo a notar yo, por lo menos, que ahora me estoy fijando un poco de más en que no es solo que esté de rodillas, sino que está con las piernas bastante abiertas mientras se mantiene así. La cara interna de sus muslos llega al punto de dejarme ver los tendones que se marcan justo antes de llegar al hueco más escondido de su anatomía, y la duda vuelve a aparecer: ¿tendrá piercings en los pezones o no? Me tiene que estar dando algo malo en el cerebro si pienso que es una buena idea preguntárselo... Pero es que a lo mejor con suerte me los enseña y me saca de dudas.

—Me tengo que ir ya —declaro, deshaciéndome de su agarre. La dejo un poco descolocada al quitarme de esta manera tan brusca, pero parecía que no iba a soltarme si no la cogía desprevenida.

—P-pero...

—Te voy a avisar de una cosa completamente gratis, eso sí —masco mientras me vuelvo a poner las deportivas—: no vuelvas a seguirnos, ni al chico de hoy ni a mí, nunca más; va muy en serio.

—Joder, qué pesadito con eso, ¡que no le estaba siguiendo! ¡Ha sido casualidad! —espeta cabreada, y ahora sí que no me queda ninguna duda de que miente, porque se ha indignado tanto que se ha puesto roja y todo.

—Sonje, si te metes más de la cuenta en este mundo... no voy a poder sacarte por mucho que quiera, ¿lo entiendes?

Espero que el haberle hablado tan serio sirva de algo; creo que he conseguido un pequeñísimo avance, porque ya no parece tan dispuesta a discutir. La chica asiente sin dejar de mirarme y creo reconocer ese como el momento para irme por fin.

Espero no tener que repetírselo ni insistir más... Quiero pensar que dejaré de verla pronto gracias a que todo este lío se acabe de una vez, y así poder centrarme en lo verdaderamente importante. Ojalá recapacite y se comporte un poco como una persona normal. Y ojalá... antes de que todo esto termine para bien... pueda resolver mi duda acerca de las perforaciones corporales que tiene (o no tiene) esa chica...

Jeon, tío, ¿pero qué dices? ¿Te das cuenta de la mierda que se te ha pasado por la cabeza?

Cuando llego a la calle después de caer en que no es muy normal darle tantas vueltas a ese tema (que por otro lado, ni me va ni me viene), creo que hasta Rosita sabe que lo que me hace falta es un polvo... Urgentemente, además.




---

Hey ho!

PRIMERÍSIMO DE TODO: ¿Os esperabais el cambio de narrador? Aquí el Jungkookie ha tomado las riendas de la narración bien pronto; es más, podéis ver el cambio de título en el capítulo para verle venir... je je je. Supongo que explicaré más adelante el porqué de estas titulaciones, pero me gustaría esperar a ver si alguien se da cuenta de lo que significan <3

Por otro lado, resulta que tenmos un "personaje" nuevo en la historia: Rosita, la moto de Jungookie <3 Es mi personaje favorito aunque sea una moto, sí, no os voy a engañar a estas alturas. Jk y Sonje han tenido momentitos extraños en este capítulo, y me gustaría saber qué opináis de ellos y de lo sucedido en el capi en general.

Seguramente actualice el lunes que viene directamente, pero os aviso por el tablón igualmente, amoures <3<3

P.D: mil thankiuses por las 5.1k de visualizaciones, darlings! Espero que esta historia os vaya gustando cada vez más

Py!

---

Ipagpatuloy ang Pagbabasa

Magugustuhan mo rin

197K 16.8K 35
|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo...
205K 11.6K 19
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...
996K 105K 142
1era y 2da temporada ♥️ Sinopsis: En donde Jimin es un Omega mimado y Jungkook un Alfa amargado, los dos se casan por sus propias conveniencias. ⚠️...
96K 8.1K 21
La guerra continúa a pesar del resurgimiento de los Seis Elementales, pero ahora el planeta no sólo se enfrenta a la batalla entre Humanos y Mythis: ...