Guys my age :: j.b

By F4NCYPUTA

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"Los chicos de mi edad no saben como tratarme, no saben como tocarme, no saben como amarme bien." hermoso cov... More

Prólogo;
Adelanto.
《Personajes》
01; Conocer mi cuñado.
02; Desconfianza
Noche de fiesta
NO ES CAPÍTULO
Reconciliación
Lecciones.
06; Noche de copas
07; Golpes (capitulo resubido)
08; Otro sí lo hará
09;He tenido suficiente
10; Estaba harta
11; Ser la primera
12; Ultima vez
13; Actitudes
14; Escondite
15: Hazlo o lo hago yo
16; No quiero, Drew
Adelanto
17: Dia horrible
18: Pequeña zorra
20; Sal de aqui
21: Necesito espacio
INFO
22; No querras
23; Fiesta de Kyle
24: Hacer una excepcion
25: Shot
26: Ten cuidado con los Bieber
27; No hemos terminado
28: ¿Ya tienes que irte? (Capítulo re-subido)
29: Luchar por mi
30: Frecuentarnos
31: ¿Te jodio mucho verdad?
32: Metete conmigo
33: Ya hazlo
34: Me hizo esto
35; Eras mi mejor amiga
36: No sabia con quien irse
37; Tomar la decision correcta
38: Te estaré esoerando
39: Con quien debes estar
40: No te dejare en paz
41: No hablo con traidoras
42: No esta en mis planes
Adelanto.
43; Ignoralo
44; Explicame
45: Ten cuidado
46; Mucho mejor
47; Te presento
48; Errores
49; No me grites
50; Te aborrezco
51; Alma rota
52; Desolada
Adelanto.
53; Transformandote
54; Dejame explicarte
55; Reconciliación
56; Saliendose de las manos
57; Desmoronándose

19: No quiero hacerlo

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By F4NCYPUTA



Los ojos de Justin me miraban directamente, luego se dirigieron a mis labios entreabiertos que se deshacían por ser devorados. Fue entonces allí que caí en cuenta que no debía, que de todos los hombres mayores, accesibles, sin compromisos que existían alrededor del mundo y que probablemente me pudiesen interesar, me tuvo que fascinar uno que tenía una hija y que estaba a punto de divorciarse.

—No, Justin, por favor esto es serio... —exclamé, tomando sus manos suavemente y retirándolas de mi rostro — Quiero aclarar mi mente y tú aquí no me ayudará mucho.

Me aparté de Justin, tomando mi distancia unos metros. Me miró con sus ojos suplicantes, y estiró su brazo tratando de tocarme, pero lo esquivé alejándome en una lucha interna para no dejarme llevar por su magnético toque. Me giré dándole la espalda, y permanecí callada durante varios segundos mientras me cruzaba de brazos y mordía mis uñas impaciente. Meditándolo tranquilamente en mi cabeza, pero sabía que su presencia detrás de mí alteraba mi aura de serenidad.

—Puedo ayudarte a pensar las cosas en tu habitación —agregó Justin, sintiendo como su intensa mirada me abrasaba a mis espaldas.

La vestimenta reveladora que llevaba daba mucho que imaginar. Sobretodo si vestía un mini short de mezclilla con el cual se dejaba divisar casi toda mi nalga y mis piernas desnudas. Claro que Justin tenía un excelente panorama en todo su esplendor.

—Justin, necesito que te vayas. Ya te conté. Ahora lo que mi cuerpo necesita es descansar. La cabeza me está matando —musité, tomándome la cabeza entre mi mano —Si me disculpas, iré a mi habitación.

Sentí como me punzaba el lado izquierdo de mi cabeza que solo deseaba poder dormir una siesta relajadora. Me dirigí al inicio de las escaleras con la esperanza de que Justin entendiera el mensaje subliminal que le estaba intentando trasmitir. Quería que se marchara. Él estando aquí no lograba que pensara con suficiente lucidez. Estropeaba mi decencia, y estando juntos cualquier atisbo de pudor desaparecía, así que lo más sano para ambos era que se fuera. Aunque en mayor parte era lo mejor para mí.

—Leah, espero que lo que te haya dicho Alexa no influya en lo de nosotros —mencionó Justin, cuando acordé él me seguía por detrás mientras yo subía las escaleras.

—Ni siquiera hay un nosotros. No existe —objeté, con frigidez.

Me detuve a reflexionar si Justin verdaderamente le apetecía continuar con esto porque una voz en su interior le recitaba que podíamos funcionar como algo más que dos personas fundiéndose en la llama de la pasión, o solo buscaba acostones clandestinos porque yo lo encendía sexualmente.

Claramente era más factible la segunda opción. Porque ni siquiera él jamás podría ser capaz de sentir otra que no sea atracción carnal por mi... Justin nunca podría enamorarse de mí.

—Por supuesto que lo hay. Desde que follamos, lo hay.

—No es cierto.

Justin era tan impredecible y eso me enervaba. Detestaba que sus palabras tuvieran el poder de hacerme flaquear. Tan fácilmente yo podía abalanzarme contra sus brazos para me hiciera suya. Pero debía tener autocontrol de mi misma, que supiera que no podía venir a endulzarme el oído y que creyera que yo me suavizaría y terminaríamos haciendo el amor como dos desquiciados.

Llegué a mi habitación, pero al momento de adentrarme y querer cerrar la puerta para impedirle la entrada, Justin interpuso su mano evitando que yo la cerrara completamente.

—Justin, ¿a qué viniste? ¿Para más sexo? Puedes conseguirte a otra que satisfaga tus necesidades.

Su mirada oscurecida me indicaba que venía a otra misión. La manera que me manipulaba con sus ojos ardientes, y me hacía elevar al séptimo cielo. Mi vientre vibraba de emoción cada vez que lo tenía cerca, pero simplemente no podía cumplírselo. Necesitaba que entendiera que debía darme mi espacio.

—Vine a saber cómo estabas. Necesitaba verte... —admitió con voz totalmente ronca, en un susurro tan delirante y atractivo que en un chasquido podría hacerme volar las bragas —, necesitaba besarte. En este momento me muero por acariciante, por hacerte mía, Leah.

Por Dios, como no iba desarmarme ante semejante hombre y convertirme en gelatina. Como no podía entrar en un colapso moral. Francamente a mí nunca me importaron las reglas, ni todas esas cosas honestas que tenían que ver con la moralidad y el recato, solía ser una chica que cometía maldades simplemente porque no estaba a gusto con mi vida. No era perfecta moralmente, aunque físicamente hablando sí. Pero esta vez resultaba muy diferente.

El cargo de consciencia me estaba matando. Algo me decía que confiara en las palabras de Alexa, que no bajara la guardia tan creídamente.

Aflojé mi mano deliberadamente, y me alejé de la puerta. Con esa acción yo le daba la libertad completa a Justin de acceder a mi habitación. Al único lugar que yo considero sagrado, mi espacio favorito íntimo de la casa, con ellos le daba acceso total a mi vida personal.

—¿Debería interpretar tu silencio como que no me deseas? —preguntó Justin, entrando finalmente a mi recámara.

Me acerqué al espejo de cuerpo completo, y observé mi cabello hecho un desastre a través del reflejo. Con mis dedos traté de desenredarlo, pero mi atención se concentró en Justin, quien contemplaba con un ceño fruncido en su entrecejo los alrededores de mi templo privado.

Seguramente por su cabeza pasaba qué demonios hacía en la habitación de una adolescente.

—Tu habitación es... linda —mintió Justin, alzando sus cejas en un gesto de desagrado, mientras curioseaba la decoración vintage de mi habitación.

A veces olvidaba el insignificante dato que Justin era un hombre maduro con inclinaciones diferentes, era ahí exactamente donde los dos éramos completamente opuestos. Donde rozábamos en cuestión de gustos y géneros.

—No es necesario que me mientas, Justin.

Aún seguía parada frente al espejo, y ladeé mi cabeza mirando la blusita de tirantes que traía. Mis ojos se enfocaron en lo lisa y delgada que era.

Cuando Justin terminó de escanear las cuatro paredes de mi habitación, se situó detrás de mí. Su cuerpo pegado a mi espalda, casi sintiendo que su miembro rozaba mi trasero. Nuestros ojos se encontraron en un delicioso contacto visual. Soberbiamente intenso, sensual. Mis labios se entreabrieron deseosos, y mis ojos lo contemplaban fijamente, incapaces de romper con el sublime choque de su mirada con la mía.

—Qué hermosa te ves hoy —su voz atractiva aterrizó mi oído, enviando un cosquilleo a mi zona femenina. Por inercia hice a un lado mi cabeza — Mírate, Lesh. Te mueres de ganas porque te lo haga aquí en tu cuarto.

Tener a Justin, un hombre mayor y disciplinado en mi habitación, donde la mayoría de los colores que sobresaltaban en las paredes eran rosados y morados, resultaba un contraste muy excitante. Tan solo el puro hecho de verlo aquí me ponía al mil.

—No, no, Justin entiende que ya no podemos vernos —respondí, mi voz agitada y mi respiración entrecortada, delataba el estado en el que me encontraba. Caliente y excitada.

Hice todo el esfuerzo del mundo y separé de él como pude, y me metí al baño de mi cuarto. Coloqué ambas manos sobre la repisa del lavabo, apoyándome para intentar estabilizarme. Inhalé una respiración profunda. Pero era de esperarse que él me seguiría, porque a los pocos segundos ya lo tenía parado atrás de mí.

—Solo quiero que escucharlo de tu propia boca... —habló Justin. Alcé la mirada, chocando con sus ojos a través del espejo — Necesito oírte decir que ya no me deseas.

Está jugando conmigo. Lo sé. Él sabe perfectamente que eso sería una vil mentira.

—Justin. —ronroneé su nombre.

No pude evitar cerrar los ojos instintivamente cuando sus manos recorrieron mi silueta, dejando un rastro de ardientes caricias. Sus dedos tocaron la piel de mis brazos, ascendiendo hasta llegar a mis delgados hombros, causándome exquisitos escalofríos.

—Me encanta tu piel —susurró Justin, con sexualidad contra mi oído. 

Todo mi ser se convertía en un enclenque dispuesta a obedecer sus caprichos. Su voz ronca tenía el poder de hacerme perder la noción, de activar mis sentidos. Y estimular sensaciones que yo creía inexistentes.

—Por favor, quiero que te vayas. Necesitamos alejarnos...

—¡Mierda, que no quiero! ¿No lo entiendes? Me importa una mierda lo que diga, Alexa —interrumpió exasperado, alzando la voz mientras pateaba furiosamente mi cesto de ropa. Mi cuerpo pegó un ligero brinco ante su ataque repentino y lo miré con los ojos más abiertos de lo normal —Por favor, Leah quiero estar contigo.

Tragué saliva con perplejidad, intentando hidratar mi garganta seca. Me giré dándome la vuelta y noté como el hueso de su mandíbula se presionaba. Me rehusaba a creer todo lo que yo producía en Justin, simplemente no podía asimilar lo que mis castos ojos presenciaban.

—No, Justin...

Retomó la postura, componiéndose y se peinó con los dedos su cabello corto. Clavó su mirada ensombrecida en mis ojos pasmados, mientras yo apoyaba mis manos detrás de mi en el lavamanos de mármol. Ahora él había desactivado un nuevo miedo; no querer estar presente cuando perdía los estribos. Justin tenia un pésimo temperamento y un genio explosivo e impulsivo.

—Estos días no pude comunicarme contigo porque mi hija estuvo enferma y tuve que llevarla al hospital —confesó Justin.

—Yo no te pedí explicaciones, no necesitas dármelas — espeté, en tono glacial.

Era cierto, no tenía porque darme detalles del porqué no se atrevió a mandarme un mensaje. Al fin de cuentas no nos unía absolutamente nada.

—Mi hija tiene una pequeña enfermedad que cada vez hace que se ponga mas débil —volvió a explicar, como si se sintiera realmente con la necesidad de contármelo.

—Ah, entiendo.

—La heredó de su abuelo —añadió, su voz era clamada. Al menos ya se había tranquilizado.

—Está bien, no tienes que darme explicaciones ni detalles... —negué con la cabeza, y elevé mi mano con intención de que se detuviera —Entiendo cual es mi límite. Solamente quería saber porque no supe algo de ti.

—Sí, pero yo quiero dártelas.

Esto no estaba resultando como yo lo imaginé. A estas alturas me declaraba culpable, ya no podía seguir convenciéndome que tenía que ser fuerte. He llegado a mi límite.

—No las necesito. Solo somos dos personas que estuvieron juntas en la intimidad —añadí, y apreté mis labios, contemplándolo ahí parado con una mirada de venado a medio morir.

Ni yo misma creía en mis propias palabras. Con solo verlo en mi baño me provocaba un acaloramiento en mi vientre. Ver lo desesperado que lo ponía la idea de tan si quiera alejarme de él, o dejar de vernos me estremecía la piel completa y me alborotaba un revuelo de emociones.

—Solo eso? Yo creo que somos más que solo eso —contestó Justin, con un vozarrón tan intimidante y profundo.

—¿Ah sí, como qué?

La mirada de Justin se intensificó tornándose oscura. Sin apartar nuestro inquebrantable contacto visual se acercó hasta situarse frente a mí. Cara a cara. Su cuerpo quedando a inquietantes centímetros del mío, casi como si fuera uno solo. 

—Como dos personas que se entregan, que se desean, que se devoran...

—Por favor, no sigas. No me siento con ánimos —mentí, aunque por dentro de mi me derretía porque me comiera la boca.

Acercó todavía más su anatomía, si es que era posible, llegando a rozar nuestras pelvis intencionalmente.

—Yo te puedo hacer sentir con más ánimos —bramó, ladeando sus labios en una conquistadora sonrisa.

—¿Como?  Ya te dije...

Pero fui interrumpida por la agresiva y arrebatadora boca de Justin, sus labios se estamparon en los míos, fundiéndonos en una hambriento beso. Nos devorábamos la boca apasionadamente. En un choque de labios, lengua, tan voraz y violento. Era innegable la pasión que sentíamos el uno al otro. El deseo incontrolable, la lujuria era intocable. Llevé mis manos a su cuello rodeándolo, mientras las manos de Justin apretujaban mi trasero con fuerza.

Tal vez esto era el infierno, tal vez pagaría las consecuencias pero qué importaba, si eso me garantizaba seguir besándolo en las penumbras.

>>>>>
Continuará...

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