—Ow, ow, ow —se quejó JaeMin a la vez que JiSung lo sacaba de la cafetería para ir a un lugar más privado—. Déjame.
De ese modo, JiSung deshizo el agarre en la muñeca de JaeMin para soltarlo.
—¿Pero que se te ha metido en la cabeza? ¿Eres un idiota o qué? —reclamó JiSung.
—¿Disculpa? —rio JaeMin—. Todavía te salvé y me agradeces de esta forma... Mal amigo.
—¿Agradecerte? Por Dios, JaeMin. No me dejaste terminar.
—¿Terminar qué?
—No terminé de hablar y enseguida te fuiste a querer golpearlo.
—¿Qué hubieras hecho tú en mi lugar? Era muy obvio que ese chico estaba siendo presuntuoso contigo y conmigo. ¿No viste la seguridad con la que me hablaba? —resopló cruzándose de brazos.
—Es que de eso mismo te quería hablar, JaeMin. Actuaste sin saber las cosas.
—¿Saber qué? Dilo de una maldita vez.
—Él. JeNo. Tuvimos más citas, ¿Y qué crees?
—¿Qué creo? —le interrumpió.
—Descubrí que también me gusta, no sé porque lo ignoraba tanto antes, pensaba que era de esos tipos... Ya sabes cuáles, en los que no se pueden confiar, en fin, lo juzgué mal y ahora... Me gusta.
—¿Que a ti qué?