—Hasta que te veo de nuevo. —sonrió.
JaeMin frunció su entrecejo y alineó los labios.
—¿Qué?
—No te había vuelto a ver.
—Pero si estamos en la misma habitación.
—Sí, y no te había visto.
—¿Eso qué?
—¿No entiendes? —JaeMin negó—. Quiero saber dónde estabas.
—¿Qué?
—¿Estás sordo? —jaló de la oreja de JaeMin y gritó:— ¡Escúchame!
—Ahg, te escucho. —lo alejó de un empujón.
—¿Entonces?
—¿Entonces, qué?
—¿Dónde estuviste?
—¿Te importa?
—Olvídalo. —bufó y entró al baño porque justamente eso iba hacer antes de que JaeMin abriera la puerta del dormitorio.
JaeMin lo observó dubitativo.