THANTOPHOBIA; James Potter

By prongs_girl

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❝Tipo de ansiedad que tiene que ver con el miedo a la muerte, el proceso de morir o perder a un ser querido.❞... More

𝐈𝐍𝐓𝐑𝐎𝐃𝐔𝐂𝐂𝐈𝐎𝐍
𝐀𝐂𝐋𝐀𝐑𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒:
𝐂𝐀𝐒𝐓
𝐏𝐋𝐀𝐘𝐋𝐈𝐒𝐓:
| 𝟭 |
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| 𝟲𝟬 |
AGRADECIMIENTOS Y EXPLICACIÓN.
𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 #𝟭
𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 #𝟮
𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 #𝟯
𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 #𝟰
𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟 𝗔𝗟𝗧𝗘𝗥𝗡𝗔𝗧𝗜𝗩𝗢
𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 #𝟱
𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 #𝟲
𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 #𝟳

| 𝟳 |

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By prongs_girl


James caminaba frenéticamente por la habitación mientras Remus y Sirius aguantaban las ganas de maldecirlo.

–¿Por qué estoy tan nervioso?

–Si es así ahora no me imagino cuando se casen. –le dijo Sirius a Remus.

–Dejen de burlarse de mí. –dijo sacando su labio inferior hacia fuera. –Estoy nervioso.

–Tranquilo, fiera. –dijo el licantropo. –Te ves bien.

–Si, Eyad se babeará al verte.

James rodó los ojos y se sonrojó levemente mientras acomodaba un poco su cabello, aunque era inútil ya que seguía desordenado.

–Creo que yo babearé al verla a ella. –murmuró mientras se colocaba perfume.

–Si, definitivamente. –aseguró Remus mientras miraba cómo el chico acomodaba su camisa.

Remus se acostó mejor en la cama de James y Sirius palmeó su pierna al ver que se dormía.

–Ni se te ocurra, tú y yo tenemos una cita. –se estiró para besar su mejilla y se levantó. –Iré a verla.

Sirius ingresó a la habitación de la pelirroja y sonrió con ternura al ver que abrochaba sus zapatos.

–¿En verdad es necesario ir vestidos formalmente?

–Sip. –respondió recalcando la “p”.

Alex levantó la vista y frunció su ceño al ver que el chico aún no estaba arreglado.

–¿Por qué no te cambiaste?

Sirius abrió los ojos y tosió un poco para safar de la situación, ella elevó una ceja esperando que el chico conteste.

–Iré ahora, venía a ver cómo estabas vestida.

–No te creo.

–Te ves muy bonita. –evadió la conversación.

Alex llevaba un vestido simple pero hermoso, era de color rojo vino y acentuaba su cintura. A juego tenía unos zapatos color negro, no eran muy altos pero sí la estilizaban un poco. Su cabello lo tenía suelto y había formado apropósito algunas ondas.

–Deja de evadirme.

–Que lindo vestido, en verdad.

–Sirius..

–¡Ya voy, Lunático! –gritó mientras caminaba hacia la salida. –Remus me llama, adiós.

–Pero..

Sirius cerró la puerta de un portazo y ella suspiró pesadamente, se acercó hasta el estante y tomó su perfume para colocarse un poco.

Alex restó importancia a la actitud del chico y salió de la habitación, no sabía hacia donde ir ya que no oía ruidos.

Oyó un chiflido detrás suyo, Remus le sonrió mientras se acercaba a ella y tomaba su mano.

–¿Por qué tu tampoco estás listo?

–No me sentía muy bien, aún me duele un poco el cuerpo de la transformación. –comentó mientras la guiaba escaleras abajo.

–¿Ni tú ni Sirius irán?

Remus sonrió ampliamente mientras ignoraba su pregunta y terminaron de bajar las escaleras, encontrándose con James que hablaba con Sirius.

–Te mataré.

–Yo no hice nada.

–Planearon esto. –dijo mirándolo con los ojos entrecerrados.

–Claro que no. –dijo ladeando su cabeza. –No sería capaz de algo así.

Alex iba a replicar pero fue interrumpida por Sirius que la tomó del brazo para guiarla hasta donde James se encontraba.

Ella lo miró y rápidamente quitó su vista, él estaba muy guapo.

James vestía un pantalón de vestir color marrón oscuro junto a una camisa crema, la cuál resaltaba sus brazos trabajados.

–Lamentamos mucho no poder acompañarlos. –comentó Sirius con falsa tristeza.

Alex miró mal al pelinegro, pero él sólo sonrió y los tomó de la espalda para guiarlos a la puerta.

–Vayan, diviertanse.

–Utilicen protección. –agregó Remus.

–No causen problemas.

–Y no regresen muy tarde.

Alex y James no habían hablado mucho, gracias a la aparición pudieron llegar a un callejón que se encontraba cerca del restaurante.

James estaba algo nervioso, aunque no sabía bien el por qué. Llegó a la conclusión de que el ver a Alexandra tan arreglada y hermosa lo ponía más estúpido de lo normal.

Ambos caminaban hacia el restaurante que Remus había recomendado. James, esa misma tarde, había llamado para hacer una reserva.

James la miraba de reojo mientras caminaban esquivando a algunas personas, era una calle muy transitada y el que sea viernes por la noche lo hacía peor.

No hablaban entre ellos, el único ruido que oían era el de los grupos de personas a su alrededor, los vendedores que gritaban y los coches con sus bocinas.

James analizaba con una leve sonrisa cómo Alex caminaba con seguridad por las calles mientras miraba las distintas vidrieras o familias.

Ella mantenía sus brazos a sus costados, pero estos iban hacia delante y atrás de forma delicada con su caminar. Su cabello pelirrojo también se movía al compás de sus pasos, y de vez en cuando acomodaba algún que otro mechón detrás de su oreja.

–Es aquí. –dijo él frenando el paso.

Alex miró el lugar y elevó una ceja algo confundida. Los chicos jamás irían a comer allí, no como grupo.

–Buenas noches, tenemos una reserva.

–¿Apellido?

–Potter.

–Bien, siganme.

James miró de reojo a Alex e hizo un ademán para comenzar a caminar detrás del señor.

El lugar era tal y como Remus describió. Las mesas eran de madera y estaban cubiertas por manteles de color rojo que hacían juego con las cortinas.

Se notaba que era un lugar algo lujoso, pero el hecho de que la decoración sea rústica lo hacía más hogareño.

–Mesa para dos.

Alex y James tomaron asiento para comenzar a ojear el menú que el mozo les había brindado.

–Es una lástima que Remus y Sirius no vinieran. –comentó ella.

–Si, lo sé. –dijo con un tono de voz triste fingido.

Ella lo miró con una ceja alzada y James la miró interrogante.

–Me pregunto por qué la mesa es para dos si en un principio éramos cuatro. –comentó casualmente.

James tosió levemente y tapó su rostro con el menú del lugar para evitar su mirada, el chico enrojeció por completo mientras maldecía por lo bajo.

–Que idiota. –murmuró para sí mismo.

Alex rió levemente, y James destapó su rostro al oírla.

–Bueno, sabía que no vendrías. –se defendió.

Ambos pidieron unas pastas, ya que según Remus era la especialidad del lugar. Por lo visto él había venido antes.

James miró a la chica sin saber qué decir, ambos estaban en un silencio algo incómodo ya que todos a su alrededor hablaban o reían entre ellos.

–¿Sabías que sólo los hombres pueden ser daltónicos?

Ella sonrió levemente y bebió un poco del vino para luego hablar.

–¿Es tu especialidad decir datos random cuando no hay tema de conversación?

–Las dos veces funcionó. –comentó avergonzado.

Ella rió por lo bajo y miró cómo él jugaba con sus manos de forma nerviosa.

–¿Estás nervioso?

–Bueno, un poco. –dijo con voz aguda, rápidamente aclaró su garganta.

–¿Por qué?

–Me intimidas.

–¿Yo a ti? –preguntó escéptica.

–Tu belleza me intimida. –comentó coquetamente para hacerla sonrojar, y logrando su cometido.

–¿Cómo sabes de este lugar? Es muy bonito.

–¿Te gusta? Creí que tal vez te parecería mucho o algo. –dijo tocando su cabello nerviosamente.

–No, es lindo. –asintió.

–Remus me lo recomendó.

–¿Remus? –preguntó extrañada. –¿Habrá venido con Sirius?

–No lo sé, pero pagaría por ver a Sirius en un lugar así.

Ambos rieron y James destensó sus músculos al ver que las cosas fluían bien y con normalidad. El ver que ella sonreía lo relajó un poco.

–Debemos investigar si vinieron juntos. –dijo ella. –Tendremos un motivo para molestarlo.

–Concuerdo contigo.

Ambos se quedaron en silencio al ver que el mozo traía la comida, los platos con pasta y salsa bolognesa fueron apoyados enfrente suyo.

–Gracias. –hablaron al unísono.

–No hay de qué. –dijo el chico mirando a Alex y sonriendole. –Cualquier cosa que necesiten, estoy disponible.

James frunció el ceño y siguió con la mirada al chico, dirigió su vista a su novia que lo miraba con una sonrisa burlona y abrió su boca indignado.

–¿Él..? ¿Acaba de..? –preguntó señalando hacia atrás suyo. –Él te..

–Calla y come. –dijo negando con su cabeza. –Solamente sonrió.

–No, no. Fue ese tipo de sonrisa. –comentó mientras movía los spaghettis para que todos tengan salsa por igual.

–¿Qué tipo de sonrisa?

–Bueno, el tipo de sonrisa que dice “Eres hermosa y te quiero conquistar, deja a tu maldito novio y ven conmigo.” –imitó con voz grave. –Ese tipo de sonrisa.

Alex rió levemente y colocó un poco de queso sobre la comida para luego mirarlo.

–¿Debería hacerle caso?

Rápidamente James la miró con la boca abierta y los ojos entrecerrados.

–No te atreverías. –dijo señalandola con el tenedor.

–¿No? –preguntó molestándolo.

–Lex. –dijo quejándose y pataleando un poco.

Ella rió fuertemente y frunció su ceño un poco al ver que James le colocaba una cantidad descomunal de queso a sus pastas.

–¿Tienes una adicción con el queso?

–Las mejores pastas son con mucho queso, es la forma correcta de comerlo. –dijo sacudiendo sus manos luego de terminar. –De hecho, a tu comida le falta queso.

–Estoy satisfecha con mi queso, gracias.

James rió y ambos comenzaron a comer mientras hablaban luego de dos días sin dirigirse la palabra. Él aún estaba un poco preocupado, pero sabía que ambos estarían bien y podrían volver a estar como antes.

Habían superado cosas peores.

–¿Qué harás al final con la Academia de Aurores? –preguntó Alex.

–Sirius y yo haremos lo mismo que tú, creemos que es lo mejor.

Alexandra había decidido comenzar con la carrera de auror cuando las cosas se tranquilicen un poco. No era buena idea comenzar el entrenamiento cuando una guerra se estaba desatando.

De hecho, los mortifagos estaban muy pendientes de las personas que eran aurores o entrenaban para ello.

Si querían pasar desapercibidos, lo mejor sería postergarlo para luego.

–Es lo mejor. –asintió ella mientras limpiaba su boca con la servilleta.

–Si, no será gran problema. –restó importancia. –Una vez que todo esté bien lo haremos.

Alex sonrió sin mostrar los dientes mientras asentía, ella sabía cuánto le afectaba el tema a James. El hecho de que se vea una vez positivo con algo relacionado a la guerra la hacía feliz.

–Pagaré y podemos caminar por allí si quieres. –dijo él dejando la servilleta sobre la mesa.

–Pagaré mi parte.

–Claro que no.

–Lo haré, no me gusta que tú pagues.

–No me importa.

–James, no.

–James, si. –se burló.

–Me enojaré y...

James se levantó para caminar hasta la caja y poder pagar, dejando a la chica con las palabras en la boca. Ella suspiró pesadamente y lo siguió una vez que él terminó.

Ambos salieron del lugar y fueron recibidos por un pequeño viento, la pareja se estremeció y comenzó a caminar sin rumbo por las calles.

–Hay un muelle por aquí cerca. –dijo él. –Podemos ir allí si quieres.

Alex sabía que él tenía ganas de hablar sobre lo sucedido, era el motivo por el que actuaba tan nervioso y se preocupaba a sobremanera por hacer las cosas bien.

Le causó algo de ternura ver cómo acomodaba sus lentes y la miraba expectante.

Ambos tenían sus mejillas ruborizadas por el frío de Londres, de vez en cuando debían sorber su nariz, y estaban seguro de que se resfriarían si no tomaban algo de calor pronto.

–Quieres que hablemos ¿verdad?

–Si.

James notó cómo ella no le contestaba y se quedaba pensando, eso lo preocupó un poco.

–Sólo quiero que me escuches y.. –comenzó con voz nerviosa.

–Tranquilo, hablaremos. –dijo ella sonriendole para calmarlo. –Pero tengo un mejor plan.

–¿Cuál?

–Por lo visto ambos tenemos frío. –dijo abrazándose a sí misma. Los dos tenían la piel erizada y se estremecían cada vez que una ráfaga de viento aparecía. –¿Qué te parece si compro algo dulce para comer? Vamos a tu casa, bebemos un café y hablamos.

James sonrió ampliamente y asintió emocionado, ella notó cómo él se ruborizaba un poco y sus músculos se relajaban. Aún estaba algo nervioso.

–Tranquilo. –dijo ella tomándolo de la mano mientras reía un poco. –No estoy enojada, relájate.

–¿No lo estás?

–Claro que no.

Ambos se pararon frente a una tienda que vendía distintas variedades de chocolates.

–¿Chocolate te parece bien?

–Excelente.

–Bien, ya regreso. –dijo ella con una sonrisa.

James asintió y vió cómo ella se alejaba unos pasos para entrar a la tienda, pero a los pocos segundos regresó y se paró frente a él.

–¿Sucede algo?

Alex lo abrazó por el cuello y unió sus labios, haciéndolo sonreír al instante. El azabache, aún sorprendido, tomó su cintura con delicadeza. Su otra mano se dirigió a su mejilla para acariciarla suavemente.

Los labios de ambos estaban algo fríos, pero al unirse comenzaron a tomar el calor del otro.

Alex enredó un mechón del cabello de James entre sus dedos para jugar con él, haciendo que la piel del azabache se erice un poco al sentir cosquillas.

A los segundos, ella se alejó. Los ojos de ambos brillaban con intensidad, y sus sonrisas estaban más amplias que nunca.

–Ahora sí, ya regreso. 


James y Alex se habían vestido con sus pijamas, y ahora se encontraban sentados en el suelo con sus espaldas apoyadas en el sofá.

Habían encendido la fogata, y la miraban fijamente mientras se dejaban llenar con su calor. En sus manos sostenían una taza de café caliente que aún humeaba un poco. La famosa manta que James se había robado de Hogwarts tapaba sus piernas.

Y no podía faltar la caja de chocolate que Alex había comprado, la cuál se encontraba apoyada en un costado.

–Bueno, creo que lo mejor sería que comience a hablar yo. –dijo él mientras terminaba de comer un trozo del chocolate.

Alex asintió mientras se giraba para verlo de frente, James suspiró nerviosamente y bebió un sorbo de su café para pasar el dulce.

–Bien.. Luego de que ella se alejara de mí para que nosotros podamos estar juntos, actuaba con normalidad. Jamás dijo algo malo o provocativo, tampoco actuó sospechoso. –comentó mirando fijamente el líquido oscuro. –De hecho, no hablamos por un largo tiempo desde esa noche en que se alejó.

Ella asintió y él bebió el resto del líquido para dejar la taza a un costado.

–La primera vez que lo hizo fue hace relativamente poco, en el partido de Quidditch.

–¿El día que te tomó la mano?

–Ese mismo.

–¿Y qué hizo?

James suspiró y relamió sus labios nerviosamente, ella se enojaría al saber que literalmente le había besado el cuello.

Ahora James se sentía más estúpido de lo normal.

–B-bueno..

Ella elevó una ceja y él miró hacia otro lado.

–Me besó el cuello, fue antes del partido. –dijo sin mirarla. –Luego de nuestra victoria fue cuando ella tomó mi mano.

–¿Te besó el cuello?

James la miró ante su tono de voz, y notó cómo ella tenía el entrecejo arrugado y su rostro había tomado un color rojizo, al igual que sus orejas.

–Si. –dijo culpable. –Lo lamento, debí contarte.

–Continúa.

James respiró hondo e ignoró la mirada enojada de la chica para continuar con su relato.

–Luego de que me tomara la mano no sucedió nada, hasta la fiesta, cuando colocaron Amortentia en mi bebida. –explicó en voz baja. –Esa noche volvió a insinuarse, me dijo que lo que ella quería lo conseguía y tocó un poco mi abdomen, sin mi consentimiento cabe aclarar.

Alexandra rodó los ojos mientras apretaba su mandíbula, James quiso reír al verla tan enojada pero se contuvo.

–Fue mientras hablabas con Macmillan, luego de eso ella se alejó. –recordó. –Sucedió lo de la Amortentia, y fin.

–¿Y aquí? ¿Qué sucedió?

–Te juro que no lo recuerdo. –dijo mirándola nuevamente. –Fui arriba para buscar un abrigo, de ahí en adelante no logro recordar qué sucedió.

Alex suspiró y notó cómo él se giraba un poco, se lo veía algo desesperado.

–Lo próximo que recuerdo fue verte allí y tenerla a ella encima mío.

–Yo sí lo recuerdo. –comentó con un poco de sarcasmo. –Prácticamente ella estaba encima tuyo mientras se besaban como nunca, y destaquemos el hecho de que ambos tenían la camisa abierta.

James ladeó su cabeza y notó cómo ella miraba hacia otro lado, el labio inferior de Alex temblaba un poco pero lo disimuló mordiendolo levemente. De todas maneras, esto no pasó desapercibido por el chico.

–Lo siento, en verdad. –dijo buscando su mirada. Los ojos verdes de ella se conectaron con los de él. –Sabes que jamás haría eso, no vale la pena estar con alguien cuando te tengo a ti.

Ella sonrió a medias y miró el rostro de James, el cuál se veía mucho más bonito de lo normal con el fuego.

La luz anaranjada que brindaba la fogata daba de lleno en su rostro, y hacía que sus ojos miel resalten con fuerza. Su cabello estaba mucho más desordenado de lo normal por el viento que habían sufrido fuera de la casa.

Sus anteojos estaban más abajo de lo usual, y seguramente en unos segundos los acomodaría a su lugar correspondiente.

–Si sabes que te quiero a ti ¿verdad?

–Lo sé, y me molesta haberme enojado por esto.

James sonrió a medias y acomodó sus lentes sobre el puente de su nariz, ella reprimió una sonrisa al acertar con su premonición.

–¿Por qué?

–Porque si.

Él la miró burlón y ella elevó sus hombros.

–Porque es injusto. –contestó cortamente.

–¿Podrías..? –gesticuló con sus manos de forma confusa. –No entiendo.

–Es injusto para ti. Sé que lo que hiciste no fue con tu consentimiento y ella te obligó con magia de por medio. Y me enoja. –dijo frustrada. –Me enoja porque no te mereces que esté actuando así contigo, también me enojo conmigo porque no dejo de pensar en ella sobre ti mientras se besaban, y también con ella. Oh, con ella estoy muy enojada. –dijo apretando sus puños y riendo sarcásticamente. –Juro que cuando la vea..

–Hey. –dijo tomando sus manos.

Sin darse cuenta, Alex había levantado el tono de voz. Suspiró intentando relajarse y sintió cómo James comenzaba a acariciar sus manos.

–Lo siento. –dijo más relajada.

–No me molesta que te hayas enojado, si es lo que te preguntas. –aclaró riendo un poco. –Entiendo que lo estés, no debió ser lindo.

–Si, pero no deja de ser injusto para ti. –comentó ella. –No pude evitar ponerme así.

James notó cómo los ojos de ella se llenaban de lágrimas, no por tristeza o algo similar, sino por enojo.

–Bien, ven aquí.

James estiró sus piernas y palmó sobre ellas para que Alex se acomode. Ella se sentó sobre él a horcajadas, con una pierna a cada lado, y unió su mirada con la del azabache.

–Escúchame con atención. –dijo él tomando sus mejillas. –No me molesta que estés así, que te hayas enojado o que quieras matarla. De hecho, te ayudaré a matarla si eso quieres.

Alex rió levemente y refregó sus ojos mientras lo escuchaba con atención. James bajó sus manos para acomodarlas sobre la cintura de ella.

–Solo quiero que te quede claro algo. –comenzó. –Yo jamás estaría con alguien que no sea tú, nunca. Y sé que tú tampoco lo harías.

Ella asintió y James sonrió a medias mientras acariciaba su cintura con círculos irregulares.

–Eres lo más importante que tengo, y no vale la pena hacer algo así y perderte. No le veo la necesidad. –dijo mirándola profundamente. –Cariño, eres quien buscaría entre una multitud de personas. Sólo tú, nadie más.

Alex sonrió y asintió con su cabeza nuevamente, sin ser capaz de hablar.

–Siempre fuiste tú, lo que siento por ti no se compara con nada. Y seguirá siendo así ¿de acuerdo? Te amo a ti.

Por tercera vez consecutiva, Alex asintió con su cabeza. Tenía un nudo en su garganta que no la dejaba hablar.

–Me gustaría escuchar tu voz. –comentó riendo levemente.

–De acuerdo. –afirmó con la voz entrecortada a su pregunta anterior. –De todas maneras, lamento haberme enojado así. –la chica refregó sus ojos y tragó con fuerza para poder hablar normal. –Tambien te amo, sólo a ti.

–Deja de disculparte.

–Pero..

James negó con su cabeza y subió su mano por su espalda para dirigirla a su nuca y unir sus labios en un tierno beso.

Alex lo abrazó por la cintura y le devolvió el beso con la misma intensidad, sintiéndose a salvo.

–Tú también eres el único en mi vida. –aclaró ella al separarse. –Eres lo más importante que tengo.

–Lo sé. –bromeó arrogante. –¿Para qué tener a alguien más si estoy yo a tu lado?

Alex rodó los ojos y golpeó su pecho con suavidad. James rió fuertemente y tomó la manta que antes estaban utilizando para apoyarla sobre los hombros de la pelirroja y así tapar a ambos.

Ella acomodó su cabeza en su pecho y se relajó completamente ante sus caricias y el ruido de la fogata.

–No volvamos a alejarnos. –dijo ella sintiendo los latidos del chico.

–Por favor, no. –comentó estando de acuerdo.  –No soporto estar lejos de ti, y tampoco quiero que desgastemos tiempo con estos problemas tontos.

Alex se sentó recto y asintió con su cabeza mientras elevaba su dedo meñique, James rió suavemente y ladeó su cabeza.

–¿Siempre haremos esto?

–Tú comenzaste, me acostumbré.

James entrelazó sus dedos meñiques y sonrió levemente mientras miraba sus ojos verdes.

–No te lo dije porque estaba atravesando una crisis de nervios, pero esta noche te veías malditamente hermosa.

Ella se sonrojó y miró hacia abajo para evitar la mirada profunda del chico.

–Bueno, tú también te veías malditamente hermoso.

James guiñó un ojo haciendo que ella ruede los ojos con burla, él rió y se acercó para besarla cortamente, al separarse relamió sus labios.

–Sabes a chocolate.

Alex iba a responder pero unas risas resonaron fuera de la casa, miró confundida hacia la puerta sin saber quiénes eran. James apretó sus labios para no reír y esperó a que la otra pareja entre.

Remus y Sirius ingresaron a la casa, y dejaron de reír al ver que James y Alexandra se encontraban allí.

–¡Se arreglaron! –dijo Sirius efusivamente.

–¡Si! –festejó Remus. –Te dije que no te debías hacer problema, que se solucionaría todo. –agregó mirando a James.

–¿Tú no te sentías mal? –le preguntó Alex. –¿Acaso salieron?

Remus y Sirius se miraron y volvieron su vista a Alex, para luego volver a verse entre ellos. Rápidamente subieron por la escalera, escapando de su amiga.

James sonrió inocentemente al ver que ella lo miraba con una ceja alzada.

Unos pasos rápidos se oyeron, y la pareja vió cómo Remus corría hacia ellos y tomaba la caja de chocolate para escapar.

–¡Oye!

–Eres un ladrón, Lunático.

–¡Lo siento! –se oyó en el piso de arriba.

–Bien, sabía que no irían con nosotros, me di cuenta en el restaurante. –comentó mientras cruzaba sus brazos y volvía su vista al azabache. –Pero no pensé que había un plan detrás.

–Bueno, ahora lo sabes. –dijo tirándose un poco hacia adelante y besando cortamente sus labios. –Y mi plan funcionó.

Alex rió y volvió a acomodarse en el pecho del azabache, James cerró sus ojos y acarició su espalda con suavidad mientras suspiraba relajado. Todo estaba bien.










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