๐•‚๐•š๐•ž๐•–๐•ฅ๐•ค๐•ฆ โ„•๐•  ๐•๐•’๐•š๐•“๐•’...

By Psey_Shadow

152K 5.2K 5.2K

Demon Slayer โค๏ธ (~*โ–ฟ*)~โ™ช ๐ŸŒธRelaciones romรกnticas, apasionadas y explรญcitas. ๐ŸŒธLas imรกgenes en este libro NO s... More

Importante antes de leer
๐ŸŒŠ Giyuu Tomioka ๐ŸŒŠ
๐Ÿ”ฅ Kyojuro Rengoku ๐Ÿ”ฅ
๐ŸŽถTengen Uzui๐ŸŽถ [Lemon Hardcore]
๐ŸŒŠTanjiro Kamadoโ˜€๏ธ
๐Ÿ™๐Ÿ“ฟ๐ŸชจGyomei Himejima๐Ÿ™๐Ÿ“ฟ๐Ÿชจ
๐ŸŒซ๏ธ Muichiro Tokito ๐ŸŒซ๏ธ
๐Ÿ”ช Hotaru Haganezuka ๐Ÿ”ช

๐Ÿ”ฅShinjuro Rengoku๐Ÿ”ฅ

4.7K 187 133
By Psey_Shadow


Shinjuro Rengoku era un hombre con mucho talento y habilidad con la espada, llegando a convertirse así en un pilar. No tenía hijos, pero si una esposa hermosa de la cual jamás pensó que se enamoraría hasta el punto de necesitarla. Nunca imaginó que llegaría a tener pareja, pues no tuvo la oportunidad de planteárselo, ya que cuando decidió convertirse en cazador de demonios le ocupaba la mayor parte de su tiempo, además de no darle importancia en su momento.

A simple vista parecía ser un hombre de carácter fuerte que con solo la mirada intimidaba, pero cuando lo conociste enseguida supiste que esos pensamientos sobre él estaban equivocados, era un hombre tranquilo y en parte reservado, casi siempre mantenía una expresión serena y seria.

Desde en un principio te llamó la atención y no negabas que te sentías atraída, tenía un cabello muy peculiar, era de un color rubio con las puntas rojas, parecía ser un hombre maduro y admirable, luchar contra los demonios de la noche con tenacidad y determinación con el fin de salvar a la gente simplemente te resultaba brillante.

Te enamoraste perdidamente de él, te percataste de eso cuando empezabas a tener comportamientos extraños ante su cercanía, te ponías nerviosa y tus mejillas se calentaban de un color tenue rosa, esto al principio le pareció confuso al pelirrubio llegándote a poner aún más nerviosa por sospechar, intentabas justificarlo diciendo algo que fuese razonable y te creyera, temías que no llegaras a ser correspondida, o al menos así lo sentías, y por eso tratabas de mantenerlo oculto para ti.

El pilar parecía creerte, sin embargo, sus intuiciones no se equivocaban, pero no quería hacer de esos momentos incómodos para ti, ansiaba disfrutar de tu compañía como anteriores veces hacían en los ratos que ambos tuvieran libres.

Él era un hombre solitario hasta que te conoció, cada vez que terminaba una misión deseaba volver para charlar, a diferencia de antes, que simplemente se la pasaba disfrutando de su soledad o en compañía de sus compañeros de cazadores de demonios porque se cruzaban por casualidad y eran pocas las veces que ocurría esto último.

Sus sentimientos estaban hechos un lío en comparación con los tuyos, no tenía claro que era lo que sentía exactamente por ti, a pesar de que por fuera se viera como una persona de mal carácter y seria, en el interior era diferente, o al menos así lo notabas contigo. Pensaba que no iba a pasar nada más en vuestra relación como amistad, debido a que pasaban poco tiempo juntos y era más probable que encontraras a alguien más, puesto que por tu belleza no iba a ser complicado.

No tardaron mucho en tener confianza el uno del otro, siempre le contabas cosas como lo que te pasaba en tu trabajo como camarera por banal que fuese a tu parecer, pero Shinjuro te escuchaba en todo momento con interés, manteniéndose callado en la mayor parte de la conversación, ya que era una persona reservada y eso era algo de lo que te percataste enseguida, pero no era algo que te molestaba en absoluto.

Con el tiempo tus sentimientos por él se mantenían, y el día menos pensado te besó tomándote desprevenida, estabas perpleja sin dar crédito a lo que sucedía, sentías que tu corazón se iba a salir de tu cuerpo, no podías creer que él también llegara a sentir lo mismo que tú, ya que normalmente se mantenía sereno y era difícil saber en qué pensaba.

Supo que no quería dejarte ir con otro hombre cuando te tuvo entre sus brazos con los rostros demasiado cerca el uno del otro y no quiso soltarte, tus labios le incitaron a probarlos y no pudo resistirse. Confesó su amor por ti frente al atardecer precioso que estaban sobre ustedes de distintos tonos anaranjados y rojizos, lo cual fue un momento único marcado en vuestras vidas por el inicio de una relación.

Desde ese día la relación iba a mejor según pasaba el tiempo, no podías estar más enamorada de este hombre. Era atento y cariñoso contigo, a su manera; la forma en la que te mira, en la que se preocupa, cuando acaricia suavemente tu pelo y tu piel, en como besa dulcemente tus labios y cada centímetro de tu piel lograba hacerte sentir sensaciones que nunca imaginabas que existían en el amor.

Tu vida junto al hombre que amas con todo tu corazón y quien también era tu esposo desde hace algunos meses era cómoda.

La noche era fría por la nevada, era temporada de invierno y nevaba casi todos los días. Las calles, hogares y árboles estaban cubierta por una ligera capa de nieve.

Mientras estabas esperando a que Shinjuro terminara de bañarse decidiste esperarle en vuestra habitación, lo primero que viste fue el futón desordenado en medio del suelo, aunque a tu cabeza llegó lo que pasó esa noche hace unos minutos; aquel cuervo que acompañaba al pilar de la flama llegó en un momento inoportuno para informar sobre una reunión importante. Vuestros cuerpos se amaban en ese momento, hasta que tuvisteis que parar al escuchar al cuervo, que trató de imitarte con burla como si fuera un loro.

Tus mejillas estaban teñidas de un color rojo intenso, estabas realmente avergonzada por aquella situación, mientras que por otro lado a Shinjuro le parecía gracioso.

Sacudiste tu cabeza en un intento de disipar el acontecimiento bochornoso en tu cabeza para centrar tu atención en el haori del pilar, te acercaste con curiosidad para agarrarlo cuidadosamente, una idea cruzó por tu mente mientras sonreías suavemente.

Te lo pusiste, era grande por lo cual llegaba hasta el suelo. El olor que desprendía la tela no tardó en llegar a tus fosas nasales, embriagándote por completo de la esencia de tu esposo, te aferraste más a él mientras cerrabas los ojos, disfrutando su aroma.

Hasta que de repente sentiste unos brazos rodear tu cintura, provocándote un pequeño brinco y un grito ahogado por la sorpresa, te apegó contra su cuerpo sin soltarte.

—Estás preciosa. — Susurró en tu oído de manera sensual.

—G-gracias... — Le agradeciste en un susurro con nerviosismo.

Lo admitías, te pilló desprevenida y ahora estabas más roja que un tomate, tratabas de ocultarlo con la tela para que no se viera demasiado.

El pelirrubio hundió su rostro entre el hueco de tu cuello mientras se aferraba más a ti. Giraste sutilmente la cabeza para observar cómo algunas gotas de agua resbalaban por las hebras de su pelo. En ese momento la duda surgió en tu mente, lentamente tus ojos viajaron hasta sus brazos desnudos, subiendo hasta sus hombros de igual forma.

Estaba completamente desnudo con una toalla alrededor de su cintura, podías sentir su cuerpo tonificado y desnudo a pesar de tener el haori y tu yukata entremedias. Tus pensamientos fueron interrumpidos cuando su mano izquierda bajó lentamente la tela del haori desde tus hombros hasta finalmente caer.

Sus labios besaban suave y lentamente tu cuello, mandándote descargas eléctricas por el cuerpo.

—Shinjuro... — Le llamaste entre suspiros. 

—Lo sé, déjame solo un poco más. 

Su voz ronca y su respiración chocar contra tu cuello provocaban que te estimularas de sobre manera. Buscaste sus labios, no tardaron en unirse con los tuyos ya que él hizo lo mismo. Apoyó su mano derecha en tu mejilla, profundizando así más el beso y evitar que fuese interrumpido. Sus labios eran suaves y agradables, el beso comenzó a convertirse en uno más apasionado, inevitablemente vuestras temperaturas corporales de a poco aumentaban. 

Y todo ocurrió muy deprisa.

Tardaste unos segundos en comprender la situación en la que te encuentras; estabas completamente bloqueada entre la pared y su cuerpo, su mano derecha está apoyada detrás de tu cabeza lo que evitó que esta chocara contra la pared por la velocidad a la que te llevó, lo cual era un gesto tierno de su parte que no te dejó indiferente, mientras que con la otra mano sostenía tus muñecas sobre tu cabeza inmovilizándote.

Ante la sorpresa entreabriste un poco los labios, el pilar aprovechó la oportunidad para introducir su lengua en tu cavidad, emitiste un corto gemido al sentir su húmeda lengua moverse sobre la tuya, que sin dudarlo le seguiste el ritmo con las mejillas sonrojadas.

Sin romper el beso soltó tus muñecas para meter sus manos debajo de tu yukata desordenándolo. Le detuviste difícilmente con la poca cordura que aún te quedaba apoyando tus manos sobre su firme pecho, lo que hizo que él reaccionara y se diera cuenta de que debía parar.

Se separó lentamente, ocasionando que un hilo de saliva uniera aún vuestros labios por un milisegundo, eso le pareció excitante al pilar, observó tu rostro sonrojado de un color carmesí, junto a tu vestimenta desordenada y vuestras respiraciones agitadas, quería continuar, pero no podía.

Maldijo en un susurro captando tu atención.

—Losiento cariño, me he demorado más de lo que esperaba. Ya debo irme. — Comentó mientras se vestía el uniforme. Sonrió para no hacerte sentir mal y asentiste como respuesta.

—Está bien. Te estaré esperando. — Respondiste devolviéndole la sonrisa.

—Volveré por la noche. — Dijo, te había desconcertado su respuesta y no dudaste el preguntarle.

—¿No era solo una reunión? — Le miraste confusa.

—Si, pero debo encargarme de más cosas después de reunirme con Oyakata-sama, así que me llevará casi todo el día. Intentaré no tardar demasiado. — Dijo para darte rápidamente besos por las mejillas, por tus ojos, por tu nariz, hasta llegar a tus labios. — Te amo.

—Yo a ti también. — Esta vez le mostraste una sonrisa tranquila, pero con un poco de tristeza, este gesto no pasó desapercibido por el pelirrubio.

—No tienes que preocuparte, cuando menos te des cuenta ya habrá anochecido. — Dijo en un intento de animarte, no le gustaba verte triste ni desanimada, pareció funcionar ya que tu rostro se suavizó logrando tranquilizarte un poco y te sentiste agradecida por alentarte.

—Tienes razón, hoy habrá mucha gente en el restaurante por las fiestas, podré distraerme fácilmente. — Le sonreíste con más optimismo mientras cerrabas los ojos.

Shinjuro como respuesta te devolvió la sonrisa mientras te revolvía rápidamente el pelo.

Comenzaron a caminar por los pasillos hacia la salida de la finca, ya en la puerta el pilar se detuvo para girarse, alcanzó tus labios en un corto beso como despedida, tuvo que agacharse un poco debido a la diferencia de estatura.

—Ten cuidado hoy en el restaurante.

—Lo tendré, adiós.

Se despidió con la mano.

Cuando el pilar comenzó a caminar soltaste un suspiro pesado después de ver de nuevo al cuervo por recordar lo que pasó. El pilar alcanzó a oírte sin dificultad debido a sus habilidades y no tardó mucho en saber la razón, ocasionando que soltara una leve risa sonora, te avergonzaste aún más por escuchar a tu esposo reírse de la situación, jurando mentalmente que la próxima vez que volvierais a intimar cerrarías la ventana y correrías la cortina.

Volviste a entrar a la finca y te fuiste a intentar dormir un poco más antes de que amaneciera y tuvieras que levantarte para ir al trabajo, aún quedaban algunas horas para arreglarte e ir.

[...]

Tal y como esperabas, el restaurante estaba lleno de personas. Hace poco iniciaron las fiestas en la ciudad donde vives y comenzaron a venir gente de los alrededores para visitar las decoraciones y los puestos en las calles, pero era aún más hermoso cuando la noche caía y encendían las luces.

El restaurante en donde trabajabas no era la excepción, todo el mundo iba a comer en familia o las parejas en los sitios donde no habían estado antes para probar los diferentes tipos de comidas, normalmente la mayoría de la gente solía ser amable y te agradecía por tus buenos servicios. A todas horas la gente venía y salía del restaurante, todas las mesas estaban ocupadas a partir del anochecer como usualmente ocurría desde que empezaron las fiestas.

Tu turno no terminaba hasta pasadas las 00:00 de la noche, al haber festivos solías trabajar más horas y quedarte hasta tarde para echarle una mano a los dueños del restaurante, sin embargo, no tenías ningún problema con eso, pues recibirías un aumento por quedarte más tiempo y no rechazaste la oportunidad, eso sin contar con las propinas que dejaba la gente. El trabajo era más agotador en estas fechas, pero en parte te venía bien para tener más dinero.

—¡Oye, hermosa! — Habló un cliente habitual llamando tu atención. En cuanto reconociste quien era no pudiste evitar rodar los ojos y suspirar, pero aun así no tuviste más remedio que acercarte intentando no ser desagradable.

—¿Qué necesita? — Preguntaste distante y brevemente.

—¿Qué son esas formalidades? Ya nos conocemos, háblame de tu. — Sonrió de una manera pervertida mientras te observaba de pies a cabeza, lo que te ocasionó repulsión, hiciste una pequeña mueca en tu rostro que lo demostraba, pero tratabas de mantener la postura.

—Disculpe señor, ¿va a pedir algo o no? — Contentaste un poco impaciente, el hombre cerró los ojos con desaprobación soltando el aire exageradamente.

—No tienes remedio, ¿eh niña? Tráenos lo de siempre, anda. — Respondió riéndose junto a su cómplice.

Anotabas rápidamente en la libreta para alejarte cuanto antes de esa situación, no sabías porque te ponía ese apodo si eres una joven adulta, de todas formas, no quisiste pararte a pensarlo.

Diste la media vuelta para acercarte a tu amiga y compañera de trabajo, la chef.

—¿Otra vez ese degenerado te está molestando, ______? — Preguntó con la mirada filosa clavada en el mencionado. — Si vuelve a intentar pasarse solo dímelo y me encargo. —

Diste un suspiro antes de responderla.

—Está bien, Kimi. No le des mucha atención, acabemos lo antes posible para poder irnos.

—Lo sé, pero no tienes que aguantar esto para no ocasionarles problemas a los dueños, _____. —Dijo haciendo una breve pausa para observarte con comprensión y el ceño ligeramente fruncido. — Sabes que ellos no tendrán ningún problema en echarle si vuelve a molestarte.

—No te preocupes, solo tengo que ignorarlo, mientras no haga de ahí a algo más no hay problema. — Mostraste una sonrisa confiada para tranquilizar a tu amiga, podía llegar a ser protectora contigo y demostraba preocupación por ti, no le gustaba la idea de que tuvieras que soportarlo por el trabajo, pero en parte tenías razón, era mejor ignorarlo lo máximo posible y no darle cuerda, así que solo se limitó a suspirar con los ojos cerrados y asentir para darse la vuelta, no sin antes pedirte que si hacía algo la avisaras enseguida.

[...]

Pasaba el transcurso del tiempo, quedaba poco para cerrar el restaurante, de a poco la gente se iba yendo hasta vaciarse por completo. Ayudaste a tu amiga Kimi y a los dueños a lavar los platos y a recoger las sillas y mesas.

Una vez terminasteis entre todos de ordenar y limpiar todo salisteis juntos para cerrar el restaurante. Como de costumbre os despedisteis con una reverencia, tu amiga se ofreció a acompañarte por si llegaras a cruzarte con el hombre borracho, pero te negaste enseguida, le dijiste que tendrías cuidado en el camino y que irías por zonas habitadas para evitar estar sola, al final dejó de insistir y se despidieron nuevamente para emprender camino a sus casas.

Normalmente cuando tu marido regresa por la noche de las misiones suele pasar por el restaurante para ir juntos, pero no siempre era así, hoy no estuvo presente a la salida del restaurante así que decidiste volver sola y esperarle en casa.

En el camino de vuelta pudiste disfrutar de las decoraciones de los festivales y ojear por encima los puestos, había mucha multitud, deseabas poder estar junto a tu marido y disfrutar por algunos minutos del festival sin tener que ser interrumpidos por el trabajo, pero no había más remedio y no te quejabas. En ningún momento quisiste parar ya que la noche estaba helando y caían algunos copos de nieve, tenías la nariz roja por lo mismo, tapaste con la bufanda mejor tu nariz para evitar que se congelara de más hasta que llegaras.

A medida te alejabas del festival poco a poco iban terminando las luces y decoraciones dando a entender que estabas llegando al final de los puestos, saliendo finalmente de entre la multitud. Después de cruzar la calle esperabas encontrar a más gente cerca de la entrada del festival de camino a tu finca, pero no fue así, lo cual te pareció un poco extraño.

Ya quedaba menos para que llegaras, cada vez había menos luz y tenías la sensación de que algo no andaba bien.

Estabas tensa, donde se supone que la gente debería de pasar por esa calle de aquí para allá no estaban, solamente estabas tú, la última vez que te cruzaste con alguien fue con dos personas que iban en sentido contrario de tu camino, probablemente para ir a las fiestas. Aceleraste el paso lo más rápido que podías agudizando todos tus sentidos, atenta a tu alrededor ante cualquier cosa.

Cuando finalmente llegaste a la puerta de tu finca, te detuviste durante un breve momento para observar en dirección de donde había provenido un sonido cerca de ti, no encontraste nada, tampoco era como si hubiera mucha luz para ver.

Cuando te decidiste por seguir avanzando una voz te detuvo.

—______. — Habló una voz masculina a tus espaldas logrando exaltarte, pero de inmediato la habías reconocido, te giraste rápidamente y tus ojos se abrieron como platos ante la sorpresa.

Era Sanemi, tu expareja.

—¿Sanemi-san? — Llevaste una mano a tu pecho para calmar los latidos frenéticos por el susto que te había dado, al darte cuenta de que era él expulsaste el aire que contenías inconscientemente en tus pulmones, tratabas de normalizar tu respiración.

—¿Qué haces aquí fuera de noche? — Preguntó con su tono de voz habitual, aunque notándose la preocupación en sus palabras. — ¿Es que no sabes lo peligroso que es?

—Losiento, yo estaba regresando a casa después de terminar el trabajo, Sanemi-san. — Le sonreíste ligeramente como agradecimiento por percatarte ante su ligera preocupación. — Me alegra volver a verte, ha pasado mucho tiempo.

El peliblanco se quedó unos segundos observando tu expresión antes de contestar.

—Dime solo Sanemi, mocosa.

—¿Ah? E-está bien, Sanemi. — Le sonreíste un poco apenada.

Desde que decidieron dejarlo hubo poco contacto después de eso y no sabías exactamente como tratarle, sin embargo, la relación que tenían no era mala. Se podría decir que terminaron por algunos problemas que les obligaron a tener que separarse, entre esos problemas era que tus sentimientos por él en ese entonces estaban confundidos con el amor, lo que sentías por él era aprecio.

A pesar de estar en una relación con el pilar de la llama, sabías que lo que sentías por él era amor verdadero e inconfundible, tuviste tiempo para asegurarte de que no sería lo mismo como te pasó con el pilar del viento.

Sanemi pareció haberse encariñado contigo, demostrándolo a su manera, y en un impulso quiso ser algo más que tu amigo, lo cual no rechazaste, te trataba de manera diferente en comparación a los demás, cosa que era raro de ver.

Por otro lado, el peliblanco no negaba que le dolió la ruptura, pero sabía que volviste a encontrar el amor y no quería interferir.

—Por cierto, Sanemi. — Interrumpiste el pequeño silencio que se formó unos segundos, llamándole la atención. — ¿Puedo preguntar qué hacías por aquí?

—Eso no importa. — Respondió restándole importancia, como solía hacer.

—Ah... De acuerdo, losiento. — Dijiste un poco nerviosa sin saber muy bien que decir, tampoco querías insistir para saber la respuesta.

Un silencio un poco incómodo se formó después de eso, bajaste la mirada hacia el suelo para evitar su penetrante mirada. Por alguna razón te preocupaba que no dijera nada y que te mirara insistentemente, en este momento te sentías pequeña ante él y te encogiste un poco por eso y por el frío.

Sanemi suspiró ruidosamente, esto llamó tu atención haciendo que subieras la mirada para conectar con sus ojos.

—Solo quería pasar a verte de nuevo. — Abriste ligeramente los ojos de la sorpresa al igual que entreabriste tus labios. — Hace mucho que no te veía y quería asegurarme de que te encontrabas bien...

Te percataste de que el pilar del viento iba a decir algo más, pero no se atrevió a decirlo y parecía dudar en si decírtelo o no.

Un sentimiento de felicidad surgió en tu interior al saber que aún seguía preocupándose por ti, pero por otro lado te sentías un poco mal al pensar que trataba de hablar las cosas para resolverlas y eso no era posible ahora que estabas casada, tenías claro a quien amabas y no había duda en ello, sin embargo, lo que ibas a decirle te era difícil.

—Sanemi... Yo quería decirte algo. — Dijiste con tono de preocupación, apretaste suavemente la tela de tu kimono para reunir valor, sentías que tenía el derecho saber que estabas con alguien —Yo... — Continuaste buscando las palabras adecuadas.

—Estás con Shinjuro, lo sé. — Te interrumpió haciendo que inmediatamente le miraras, te preocupaba su reacción. — Ha pasado mucho tiempo desde que lo dejamos, en algún momento algo tenía que suceder.

Le observaste con ligero asombro, eso te hizo pensar que tal vez él también pudo encontrar a alguien y te atreviste a preguntarle acerca de su soltería.

—¿Tú también has encontrado a alguien, Sanemi? — Le preguntaste con naturalidad y a la vez emocionada, no te desagradaba la idea de que él tuviera pareja, todo lo contrario, estarías feliz por él por saber que volvió a encontrar a su media naranja.

—¿Ah? — Dijo con confusión observándote incrédulo. —¿De qué estás hablando? Claro que no tengo.

Habló como si fuera obvio, sabías que estar con Sanemi implicaba conocerle demasiado bien y saber interpretar sus comportamientos para evitar mal entendidos con su carácter, sin embargo, pensaste que ya que estuvisteis juntos no sería del todo imposible que volviera a salir con alguien, pero al parecer estabas equivocada al pensar que podría tener pareja.

—No hay manera de que me vuelva a enamorar de alguien más, mocosa... — Mencionó sacándote de tus pensamientos, enseguida entendiste a que se refería, aunque no lo dijera directamente.

Su mirada era suave mientras te observaba provocándote nerviosismo.

—E-eh yo...

—No tienes nada de qué preocuparte. — Dijo desviando la mirada. — Tsk, no pongas esa cara, no haré nada sabiendo que estás con Shinjuro, solo espero que ese idiota te trate como te mereces.

Por extraño que pareciera, en ese momento te parecía tierno de su parte, ahora que sabías que pensaba el pilar del viento de todo esto estabas más tranquila, relajaste los hombros mientras que una suave sonrisa se posó en tu rostro.

—Gracias, Sanemi. —Ensanchaste aún más tu sonrisa cerrando los ojos al momento al notar que volvió a mirarte, su cara expresaba asombro, como era costumbre siempre eras gentil con todo el mundo a diferencia de él, eso es algo que él admiraba de ti.

Te devolvió una suave y pequeña sonrisa mientras dirigía su mano a tu cabeza para revolverte con cuidado tu cabello, haciendo que lo miraras.

—Quiero que sepas que siempre estaré a tu lado.

Si no podía volver contigo, al menos quería mantenerte cerca de él, aunque fuera como amigos, lo último que deseaba era no volver a verte más. No tuviste problema con eso, al fin y al cabo, tú también querías seguir en contacto con él, te emocionaba saber que podríais tener una relación amistosa sin problemas.

Según pasaban los minutos tuvisteis una pequeña platica fluida y agradable, echabas de menos hablar con él y te hacía feliz ver que él se sentía de la misma manera.

Le invitaste a entrar cuando te percataste del tiempo que había transcurrido en la charla ya que hacía bastante frío, verle con su uniforme desvelando su tonificado torso te hacía preocupar aún más por su salud, aunque tuviera una gran resistencia a cualquier temperatura por su ser un pilar, por ello que lo incitaste a entrar sin mencionar acerca de eso, ya que te ponía nerviosa su cuerpo además de que no sería apropiado.

Él inmediatamente rechazó tu sugerencia ya que debía de retomar su camino, pensó en hablar un rato contigo e irse, le hubiera gustado quedarse así por más tiempo, pero no podía.

—Ni se te ocurra olvidarte de mí, mocosa. — Habló con su tono habitual, lo hubieras mal interpretado con una amenaza de no ser porque le conocías.

Soltaste una leve risa ante su comentario.

—Está bien, te enviaré un cuervo de vez en cuando. —Dijiste para acercarte y darle un abrazo como despedida, el peliblanco te correspondió poco después sin dudarlo. —Espero que volvamos a vernos de nuevo pronto. Por favor, ten cuidado en tus misiones. —Hablaste con preocupación.

—No tienes nada de qué preocuparte, acabaré con todos antes de que ellos lo hagan conmigo. — Mencionó con su sonrisa confiado como de costumbre, lo cual le devolviste la sonrisa.

Aunque poco duró la sonrisa de Sanemi al percatarse de que alguien los estaba observando, su expresión cambio a una más seria. En cuanto notaste que se separaba del abrazo alzaste la cabeza, le observaste extrañada.

—¿Sanemi? ¿Qué pasa? — Preguntaste.

Te giraste para dirigir la vista en dirección en la que él miraba. Tus ojos se abrieron ante la sorpresa, pero pronto se formó una sonrisa de felicidad en tu rostro.

Era Shinjuro, quien los observaba con seriedad sin moverse de su lugar.

—Shinjuro, cariño. Que bien que hayas regresado. — Dijiste en tu inocencia sin percatarte de la tensión que se formó entre los pilares, no fue que te diste cuenta hasta que notaste su falta de respuesta y diferente comportamiento.

El pilar de la llama, quien se encontraba de camino a casa después de un día ajetreado deseaba volver a su hogar junto a su esposa, pero lo que menos esperó ver fue encontrarte abrazada a tu expareja, si, sabía sobre la relación que tuvisteis en el pasado ya que se le mencionaste en algún punto en el tiempo que llevabais conviviendo juntos, pero no le había preocupado hasta ahora.

A pesar de ser ambos pilares y compañeros no se conocían como tal, solo intercambiaron algunas palabras durante las reuniones, que era únicamente cuando coincidían. Nunca se planteó en sobre qué tipo de persona era y que intenciones podría tener contigo más en este momento.

Ahora mismo sentía que en su interior algo le estaba quemando, no le había gustado en absoluto ver esa escena.

Por tu parte, no estabas segura en si decir algo o no, te sentías muy pequeña al encontrarte en medio sintiendo el aura impotente de cada uno, inevitablemente una sensación de miedo invadió tu cuerpo ante lo que pudiera pasar.

—Oe oe, ¿qué es esa mirada Shinjuro? — Habló Sanemi cortando el intenso y ensordecedor silencio. — No vayas a mal pensar, maldito.

—¿Entonces qué se supone que deba hacer si veo que estás abrazando a mi mujer? — Mencionó marcando las últimas palabras. Tu marido se acercó con pasos firmes hacia ti y te tomó del brazo, pero sin lastimarte para colocarte detrás de él y así separarte del pilar del viento.

Ante esto Sanemi quiso intervenir al ver el gesto de Shinjuro, aunque pudo controlarse cuando vio que su intención no era mala y que no te hacía daño.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Tsk, ¿qué estás insinuando bastardo? ¿Acaso me ves capaz de tener ese tipo de intenciones con ______?

—Te acabo de hacer una pregunta. —Respondió esta vez el pelirrubio desafiante y con impaciencia.

—¿No es obvio? — Preguntó Sanemi con una sonrisa en su rostro. —He venido a verla. — Shinjuro arrugó notoriamente su entrecejo disgustándole la respuesta.

—No quiero que te vuelvas a acercar a mi mujer. — Habló con la voz más profunda y firme de lo normal.

La situación estaba cada vez más tensa, la actitud de ambos en este momento no ayudaba en nada, solo lo empeoraba haciendo que el pilar de la llama lo mal interpretara aún más.

Tu rostro expresaba cada vez más nerviosismo y miedo, tu mirada viajaba primero a uno y luego a otro.

—¿O sino qué? ¿Me estás desafiando Rengoku? — Respondió tomándolo por el cuello del uniforme, pero el pilar de la llama ni se inmuto, mantenía su mirada firme sin apartarla. Te sobresaltaste para después reaccionar de inmediato.

—¡O-oigan! no vayan a pelear por favor. — Interviniste colocándote entre ambos y mirándolos simultáneamente haciendo que tomaran algo más de distancia, ellos desviaron sus vistas a ti. —Shinjuro, está bien, no hay nada por lo que debas preocuparte. Sanemi solo ha venido a saludarme, nada más. —Hablaste llamando su atención.

Apoyaste tus manos sobre su pecho en un intento de calmarle, estabas desconcertada al observar el comportamiento de Shinjuro, era la primera vez que mostraba ese tipo de conducta, entendías que pudiera llegar a mal interpretarlo y a molestarle, pero la magnitud era más allá de lo que imaginabas.

—Volvamos adentro, por favor. — Le dijiste en un tono calmado, pero sonó casi como a una súplica.

El pilar de la llama te observo durante unos segundos pensando en si aceptar o no, estaba furioso, sentía como si hormigas de fuego estuvieran mordiendo su cerebro y corazón, tuvo unas ganas inmensas de golpearle sin importar las consecuencias que eso tendría en su trabajo.

Pero luego algo hizo clic y se quedó insensible, al final terminó accediendo. Antes de dar la media vuelta para entrar a la finca miró por un segundo al peliblanco, quien le devolvió la misma mirada para luego observarte.

Shinjuro aun te sostenía del brazo, te llevó con él para entrar juntos, te giraste para conectar miradas con el pilar del viento, en tu rostro demostraba tristeza por lo sucedido y te sentías apenada, formulaste un losiento en tus labios a modo de disculpa y despedida.

Sanemi hubiera intervenido y separarte de su lado, le preocupó lo que próximamente pudiera hacer el pilar de la llama después de su comportamiento, pero se percató de que extrañamente su semblante cambió borrando la ira en su rostro.

Se quedó unos segundos observando la puerta por donde entrasteis, aunque al final decidió dar la media vuelta y continuar con su camino, si de algo estaba seguro el pilar del viento, era de que Rengoku no sería capaz de hacerte daño.

Una vez entrasteis a la finca ninguno hizo ni dijo nada. Os quedasteis quietos en la entrada, tenías miedo de lo que pudiera estar pensando Shinjuro, no querías que pensara que le estabas siendo infiel, era todo lo contrario, pero quien sabe ahora cómo explicarle si estaba tan seguro de que algo sucedía entre él y tú.

Después de los segundos que parecían eternos decidiste hablar las cosas, pero el pilar no parecía estar abierto ante la idea.

—Shinjuro...

No obtuviste respuesta, te pusiste frente a él tomándolo suavemente de la mano en un intento de tomar su atención. Estaba observando el suelo con la mirada clavada fijamente, como si estuviera pensando, eso te preocupó bastante.

—Por favor, mírame. — Dijiste en un tono calmado mientras la otra mano se posó sobre su mejilla con delicadeza, estaba helada por el clima.

Pasaron pocos minutos en esa misma posición, te diste cuenta de que quizás necesitaba algo de tiempo para calmarse hasta que decidiera hablar contigo. Diste la media vuelta para prepararle su túnica de kimono y una manta, pero paraste en seco cuando escuchaste su profunda voz.

—Me voy a dar un paseo. —Dijo sin más y abrió la puerta para salir, desconcertada le miraste, querías decirle algo, pero tu mente se había quedado en blanco y no respondiste nada al respecto.

Le preocupaba lo que estaba sintiendo, temía que la ira que sentía antes explotara el algún momento y quiso salir de ahí para estar solo.

Cerró la puerta tras de sí, dejándote sola en medio del pasillo de la oscura finca, de la cual era iluminada escasamente por las luces del exterior.

Estabas paralizada en el mismo lugar durante algunos segundos, la tristeza te había invadido y algunas pequeñas lágrimas se asomaban por tus ojos.

Deseabas que después del trabajo pudieras volver a casa y pasar la noche con tu marido, pocas veces se daba la ocasión de dormir juntos y el día de hoy era una de esas oportunidades, querías aprovecharlo al máximo ya que le echabas mucho de menos, pero al parecer no iba a ser así.

Te costaba procesar todo lo que había pasado desde que llegaste a la puerta de la finca y como se torció la situación de un momento a otro, te dolía ver que Shinjuro desconfiaba de ti, nunca le diste razones para que tuviera que preocuparse, pero al parecer así lo hizo.

Estos pensamientos hacían que la velocidad de las lágrimas aumentase, sollozabas mientras tratabas de limpiarlas inútilmente, pero no cesaban.

Aunque la verdadera razón por la que tu marido se comportaba así no era porque pensara que le eras infiel, sino que era la primera vez que sentía celos y no supo controlarlos, pero aún no tenías constancia de ello.

Sin ganas de cenar ni de prender la chimenea te dirigiste con pasos lentos y pesados hacia vuestro dormitorio para quedarte dormida profundamente en cuestión de minutos, hoy había sido un día duro y agotador para ambos.

[...]

Un estruendoso ruido hizo que te sobresaltaras y te incorporaste de la cama de inmediato, provenía del interior de la finca algo lejos de la habitación en la que te encontrabas.

Confusa pensaste sobre que podría haber provocado ese ruido, te levantaste para comprobar cuál era el origen, con pasos cautelosos abriste la puerta corrediza de la habitación y observaste el pasillo, primero miraste hacia la izquierda y luego a la derecha, sin encontrar nada.

Aún era de noche y no había ninguna luz en el interior de la extensa finca que pudiera ayudarte a ver más allá de cinco pasos. De nuevo el sonido se hizo presente, pero esta vez se escuchaba más cerca.

Un poco temerosa te dirigiste de donde había provenido, por un momento tu mente empezó a creer que alguien había entrado y que estabas en peligro.

Pero ese pensamiento se disipó rápidamente en cuanto viste que se trataba de Shinjuro; Estaba apoyado de costado sobre la pared tratando de mantener el equilibrio.


—¡¿Shinjuro?! — Preguntaste preocupada para acercarte rápidamente a él y revisar su estado. — ¿Qué ocurre? ¿Estás herido? — Preguntabas rápidamente entrando en pánico.

Cuando te cercioraste de que no había ninguna herida a simple vista, te posicionaste en su otro lado con cuidado para colocar su brazo sobre tus hombros y rodear con tu brazo su cintura, ibas a llevarlo a vuestro dormitorio para revisarlo mejor con luces, pero un peculiar olor invadió tus fosas nasales.

Estaba ebrio, había bebido bastante al parecer ya que el olor era intenso.

—¿Has bebido? — Mencionaste desconcertada.

—Tsk, ¿eso que importa?

Sabías que discutir con él ahora no serviría de nada, estabas un poco enfadada por el estado en que había venido, pero te podías más la preocupación por él.

—Ya hablaremos mañana. — Dijiste después de suspirar pesadamente. —Te ayudaré a ir al futón, ahora necesitas descansar.

Con algo de dificultad os dirigisteis hacia la habitación, en el camino hubo algunos tambaleos por parte del pilar, cuando estuvisteis frente a la puerta la abriste como pudiste, cerrándolo detrás de sí de igual manera con el pie.

Le ayudaste a tumbarse sobre la cama, pero te diste cuenta de que le estorbaba la katana, se lo quitaste para que estuviera más cómodo y lo colocaste a un lado de la cama.

—Bien... Ahora descansa.

Cuando estabas por irte agarró rápidamente tu muñeca para evitar que te levantaras.

—¿E-eh? — Le observaste asombrada por el repentino agarre.

—¿Dónde crees que ibas? — Dijo con la mirada ensombrecida y clavada sobre tus ojos, haciendo que te recorriera un escalofrío.

No te dio tiempo de responder cuando sentiste como tiró de tu brazo para colocarte sobre el futón y posicionarse encima de ti.

Te percataste de que tenía la respiración agitada, su pecho subía y bajaba rápidamente, tenía los primeros botones del torso desabotonados descubriendo así su fuerte y marcado pecho, no fue hasta ese momento que te diste cuenta de eso y tus mejillas se tiñeron de un color tenue rosa.

Su mirada te miraba con lascivia de arriba abajo poniéndote muy nerviosa, observando todo tu cuerpo como si quisiera ver más allá de tu kimono, el obi que se ajustaba a tu cintura estaba un poco aflojado debido a los movimientos rápidos que ocasionó para posicionarte debajo de él, tu pierna asomaba por la apertura del kimono y tenías un poco descubiertos los hombros y la clavícula dando el inicio de tus pechos.

Pensó que beber un poco de alcohol le ayudaría a olvidarlo, aunque fuera un poco, pero se percató de que no funcionaba, poco le importó cuanto bebiera, quería quitar esa sensación amarga que le consumía y que con el paso del tiempo aumentaba.

En su mente no paraba de repetirse la misma escena en la que te encontraba en brazos de otro hombre, más específicamente de tu expareja, le consumía lenta y tortuosamente, influenciado por el alcohol ocasionaba que imaginara el escenario repetidas veces y otras cosas más allá que pudo haber pasado.

Sentía impotencia y rabia.

Eres y serás solo de él y de nadie más, solo él podía hacer eso y mucho más contigo, eres su mujer y de nadie más, nadie puede tocarte ni hacerte sentir tan bien como él lo hace, nadie...

Te besó salvajemente introduciendo su lengua, jugaba con la tuya de manera apasionada, al principio emitiste un corto jadeo por la sorpresa y te quedaste en shock, su boca sabía a sake, lejos de que desagradase por alguna extraña razón lo hacía más excitante, el color de tus mejillas se hizo más notorias.

Quisiste apartarlo apoyando tus manos sobre su pecho antes de que esto fuera a más, pero él las apartó poniéndolas sobre tu cabeza y manteniéndolas con una de sus manos sobre tus muñecas, apoyó su antebrazo al lado de tu rostro para mantener el equilibrio y que no dejara todo su peso sobre ti.

En todo momento te miraba a los ojos, cuando se separó del beso se pudo apreciar un hilo de saliva que os unía durante un breve segundo. Tu respiración era acelerada por la falta de oxígeno.

Dirigió una mano hacia el obi para empezar a desnudarte.

—S-Shinjuro, no creo que esto esté bien..., estás ebrio. — Dijiste con tono suplicante, pero te ignoró completamente.

Apartó el kimono para observar tu cuerpo, estabas con los pechos expuestos, lo único que llevabas puesto era la ropa interior de abajo, esto último lo miró con molestia y rápidamente se deshizo de él mandándolo a donde sea que fuera.

Volviste a mencionarle que debía de parar cuando empezó a besarte y lamer alrededor de tus pechos, suspiros y jadeos salían de tu boca y te avergonzabas de los sonidos bochornosos que hacías, a pesar de no ser la primera vez no era algo a lo que pudieras acostumbrarte.

Tus pezones se pusieron erectos cuando comenzó a saborearlos con fiereza y succionarlos, tu mente se desconectó cuando sentiste su abultado miembro presionar sobre tu intimidad, las súplicas para detenerlo cesaron, en este punto ya estabas muy excitada y era prácticamente imposible poner resistencia.

Frotaba de arriba hacia abajo sin dejar de lamer tus pechos y luego simuló embestidas presionando fuertemente.

Sus besos descendieron hasta tu abdomen haciéndote un camino con su lengua, de vez en cuando te daba pequeños besos mandándote descargas eléctricas por la columna vertebral y temblando ligeramente.

Cuando llegó a tu parte baja no lo pensó dos veces y hundió su rostro entre tus piernas, tu espalda se curvó y tus piernas temblaron violentamente, un fuerte gemido salió de tu garganta ocasionando que tus mejillas se enrojecieran, por reflejo tus piernas se cerraron.

Liberó tus manos para dirigir su mano a una de tus piernas y agarrarla fuertemente para evitar que se volviera a cerrar, seguramente te dejaría una marca en el muslo, pero el placer evadía el pequeño dolor que sentías en esa zona, con su otra mano acariciaba tu entrada mientras que masajeaba con su lengua el clítoris.

Tus manos se aferraron con fuerza a las sábanas.

Cuando ya estabas lo suficientemente mojada te penetró con dos de sus dedos arrancándote otro gemido, se movía lento pero profundamente, tal y como te encantaba que lo hiciera, curvó ligeramente sus dedos para tocar tu punto sensible.

Pudo sentir como tu interior apretaba sus dedos, imaginándose que lo que tenía metido era su miembro y en lo bien que se tendría que estar sintiendo, después metió otro dedo y aumentó la velocidad, ocasionando que las lágrimas se asomaran por el placer y las piernas siguieran temblando más.

Inconscientemente llevaste una de tus manos a su cabello para agarrarlo con un poco de firmeza y profundizar más así su lengua en tu interior, era una de tus debilidades que te hicieran eso y él lo sabía perfectamente, por eso lo hizo, quiere ver cómo le suplicas por más y cómo lo disfrutas, quería sentir que era el único a quien querías y amabas.

No iba a permitir que nadie se diera el lujo de verte de esa manera tan dulce y excitante.

Gemías el nombre de tu marido repetidas veces cuando un fuerte nudo se hizo presente en tu vientre, pronto ibas a llegar al orgasmo y lo notó, empezó a acelerar aún más las embestidas y golpear tu punto  durante unos segundos más hasta que una ola de placer recorrió todo tu cuerpo, los fluidos salían incontrolablemente de tu intimidad dejándote exhausta.

Maldijo para sí mismo al percatarse de que no aguantaría por más tiempo al verte tan vulnerable ante él.

Dios, este hombre si sabe dónde tocar y como para hacerte sentir tocar el cielo.

Tratabas de recuperar la respiración, pues sentías que te faltaba aire después de sentir un fuerte orgasmo, pensabas que tu marido te dejaría respirar, pero no fue así cuando viste que se desvestía rápidamente, primero quitó su parte de arriba y desabrochó su cinturón para después bajar toda su ropa, dejando ver su erecto miembro.

Tragaste duro cuando observaste su tamaño y desviaste la mirada con las mejillas sonrojadas. Agarró tu mentón para hacer que lo miraras, sus ojos eran dominantes y profundos, se podía notar lujuria en el brillo de los ojos y tenía una mirada oscura.

—No apartes la mirada, quiero que me mires, que mires quien te está haciendo sentir tan bien. — Dijo para después dirigir su miembro hacia tu entrada.

Un fuerte gemido después de otro salía cuando de una estocada lo metió por completo y sin perder un segundo te embestía profundamente con facilidad, pues tus abundantes fluidos lo permitían, cerraste con fuerza los ojos cuando la picazón se hizo presente, te dolía que metiera su gran tamaño en tu interior de esa forma, aunque nunca pudiste con toda su longitud más que poco más de la mitad.

Tu marido era comprensible y siempre consintió que lo metieras hasta donde pudieras, pero este caso fue la excepción, estaba descargando todos sus celos sobre ti de esa manera y no le importaba que tanto pudieras con él.

Tu cuerpo iba al compás de las estocadas, pudo percatarse de eso al ver como tus pechos subían y bajaban hipnotizándolo por completo.

Apoyó un brazo a un costado de tu cabeza mientras que con el otro sostenía fuertemente una de tus piernas para abrirlas más y hacer más profunda las estocadas, al percatarse de tus quejidos de dolor chasqueó la lengua, no iba a enlentecer el paso, pero te besó con vehemencia para distraerte del dolor.

Y sorprendentemente funcionó, con el paso de los segundos el dolor se desvanecía dejando lugar al placer, sentiste que podías ver las estrellas cuando tocó tu punto sensible con ese gran tamaño que nunca antes pudiste meter en su totalidad.

Gemías como nunca antes lo habías hecho, tu mente daba vueltas y solo podías mantenerte así, rodeaste con tus brazos sus hombros para arañarlos, sentías que necesitabas agarrarte a él pues lo que sentías era demasiado para ti, haciendo que Shinjuro soltara gruñidos, se separó de ti para apreciar la expresión en tu rostro y tus gemidos.

El sonido del fluido de vuestros cuerpos al chocar, los gemidos y gruñidos era lo único que se podía escuchar en la extensa finca, esto le excitaba aún más al pilar.

Bochornosa por los incontrolables gemido quisiste taparlo con tu brazo, aunque a tu marido le molestó.

—Quita el puto brazo, quiero oír como gimes cuando te lo hago. — Ordenó haciendo que lo quitaras inmediatamente.

—Shinjuro. — Gemiste su nombre una y otra vez.

Tu interior estaba bastante sensible debido al reciente orgasmo que tuviste, en ningún momento te dio tiempo para que te calmaras ya que no te dejó el pelirrubio, no podías pensar en nada, tu mente estaba en blanco mientras que tu cuerpo disfrutaba las embestidas que te hacían tocar las estrellas.

No podías quitar los ojos del cuerpo increíblemente tonificado de tu pareja. Cada movimiento resalta un músculo diferente y todo es muy hipnotizador y excitante, tu corazón parecía que se saldría de tu cuerpo en cualquier momento.

Te aferraste aún más a la espalda tu marido cuando sentiste que volverías a tener tu segundo orgasmo en la noche, gruñó cuando clavaste más las uñas dejándolo marcado, tu interior se estrechó de sobremanera dándole a entender que pronto llegarías, vuestros cuerpos en este punto les cubría una fina capa de sudor.

—Mierda, me estás apretando demasiado, ______.

Comenzó a palpitarle la punta, a él también le quedaba poco para llegar al clímax, sus músculos se tensaron y jadeaba más fuerte, aumentó la velocidad de las embestidas durante unos segundos más, hasta que llegaste primero al orgasmo, aún estabas muy sensible por tu anterior orgasmo y por eso llegaste antes.

Tu marido no cedió en ningún momento con las embestidas, apoyaste tus manos sin fuerzas sobre su abdomen para que parara, tu cabeza no paraba de dar vueltas y sentías que no tenías fuerza para seguir aguantando, pero él siguió embistiéndote más profundamente hasta que alcanzó el clímax.

Llenó tu interior de sus fluidos mezclándose con los tuyos, ambos tenían la respiración agitada y trataban de recuperar el aire, tus piernas temblaban endemoniadamente.

Pasaron unos minutos hasta que pudieron calmarse, Shinjuro se apartó despacio sacando su miembro, haciendo que soltaras un leve jadeo. Se tumbó a un lado tuyo para rodearte con un brazo y atraerte hacía él.

Tus ojos comenzaban a pesar por el agotamiento acumulado y por todas esas sensaciones. Antes de cerrar los ojos el pilar de la llama mencionó algo, pero no pudiste alcanzarlo a oír porque te quedaste dormida entre sus brazos.

—Eres solo mía... 

.

.

.

Jelouu, no dije que la historia se cancelaría jeje.

Pido disculpas por la tardanza, en compensación les traje un capítulo más largo, espero que les haya gustado. No quería traer cualquier cosa así que me esforcé para que quedara mejor y tuviera más calidad.

Me gustaría saber que opinan del cap y que parte os ha gustado más para tenerlo en cuenta.

Nos vemos pronto <3.


Continue Reading

You'll Also Like

87K 4.8K 10
El maldito NTR pocas veces hace justifica por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ยฟQuรฉ suc...
415K 42.1K 107
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves mรกs a fondo en vastante tierno mรกs que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
122K 14.3K 25
SLOWBURN :: Es difรญcil explicar cรณmo mierda habรญa llegado aquรญ. Se supone que solo era un pequeรฑo secreto, mi pequeรฑo secreto; ese tipo de secretos q...
75.8K 12.4K 52
nacido en una familia llena de talentos aparece un miembro sin mucho que destacar siendo olvidado sin saber que ese niรฑo puede elegir entre salvar o...