THANTOPHOBIA; James Potter

By prongs_girl

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❝Tipo de ansiedad que tiene que ver con el miedo a la muerte, el proceso de morir o perder a un ser querido.❞... More

𝐈𝐍𝐓𝐑𝐎𝐃𝐔𝐂𝐂𝐈𝐎𝐍
𝐀𝐂𝐋𝐀𝐑𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒:
𝐂𝐀𝐒𝐓
𝐏𝐋𝐀𝐘𝐋𝐈𝐒𝐓:
| 𝟭 |
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| 𝟯 |
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AGRADECIMIENTOS Y EXPLICACIÓN.
𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 #𝟭
𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 #𝟮
𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 #𝟯
𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 #𝟰
𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟 𝗔𝗟𝗧𝗘𝗥𝗡𝗔𝗧𝗜𝗩𝗢
𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 #𝟱
𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 #𝟲
𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 #𝟳

| 𝟱 |

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By prongs_girl


Eran las cinco de la mañana y Alexandra no podía conciliar el sueño. Estaba en la misma posición desde que James se había retirado.

Se sentía horrible.

Ella sabía que tal vez estaba exagerando un poco, después de todo, James no había besado a Caroline con su consentimiento.

Pero la pelirroja no podía dejar de pensar en la escena, ella sobre él mientras se comían la boca como si no hubiera un mañana.

Caroline mantenía sus manos en los brazos de James mientras él la sostenía de la cintura con fuerza. Ambos con su ropa desacomodada y las mejillas de la rubia ruborizadas.

De repente sintió náuseas, se sentó en la cama mientras refregaba su rostro e intentaba alejar los pensamientos negativos de su cabeza.

James nunca haría eso, ella lo sabía. Él no era así.

James, algunas veces, podía actuar como un idiota, decir cosas inconscientemente o ser impulsivo, pero jamás la engañaría.

Otra vez, la chica estaba siendo torturada por su mente.

Alex miró sus manos mientras sentía que sus lágrimas comenzaban a caer con fuerza.

Estaba enojada, tal vez si James le hubiera contado de un principio las intenciones de Caroline esto no habría sucedido. Aún así, en parte también era su culpa por postergar la conversación tantas veces.

Pero vamos, en caso de haber sido al revés ella estaba segura de que le habría contado en la primer oportunidad.

Si Alex postergaba tanto la conversación era porque lo que ella tenía para contarle no los afectaba tanto. Él debía haberle contado todo a la primera. Eran cosas diferentes.

La chica apoyó sus pies en el suelo y sintió el frío recorrer toda su espina dorsal, abrazó sus brazos al sentir un escalofrío y se levantó pesadamente.

Estaba muerta de sueño, pero no podía dormir.

La casa estaba en un completo silencio, y todos debían estar durmiendo profundamente. Se metió al baño para mojar su rostro e intentar relajarse.

Se miró al espejo y notó sus ojos irritados y unas pequeñas manchas alrededor de ellos. La chica suspiró frustrada y se sentó en el piso al sentir que su respiración comenzaba a ser irregular.

Alex abrazó sus piernas mientras contaba en voz baja e intentaba pensar en otra cosa. Masajeó su cabello y cerró sus ojos, llevando su mente a otro lado para evitar otro de sus ataques de ansiedad.

Inconcientemente enterró sus uñas sobre las palmas de sus manos, hizo una mueca al sentir el ardor y comenzó a temblar.

Sollozó levemente mientras miraba a su alrededor, quería sentirse mejor. Lo necesitaba.

Se levantó mientras limpiaba sus mejillas y sorbía su nariz levemente. Sobre el estante de color marrón posaba una maquinita de afeitar, la tomó sobre sus manos y miró indecisa los pequeños filos que se encontraban allí.

Miró su brazo, el cuál tenía las cicatrices viejas de color blanco y marrón claro. Miró nuevamente la máquina y suspiró mientras comenzaba a desarmarla, pero negó con su cabeza luego de unos segundos y la apoyó con fuerza sobre el estante.

Limpió sus manos sudorosas sobre su pantalón y salió de la habitación mientras sentía su respiración agitada.

Con cuidado de no hacer ruido se paró frente a la habitación de Sirius y meditó si tocar o no la puerta.

Rascó su cuello nerviosamente mientras sentía que otras lágrimas caían por su rostro, rápidamente las limpió y tocó la puerta suavemente.

Nadie contestó.

Alex no quería entrar, Remus estaba allí y no quería entrometerse e interrumpir su sueño. Pero se sentía muy mal, y sabía que si se quedaba sola en su habitación sería peor y podría volver a lastimarse.

Lentamente abrió la puerta para ingresar indecisa al lugar.

La habitación de Sirius era hermosa, las paredes eran blancas pero estaban repletas de fotografías con sus amigos y pósters de motocicletas y bandas muggle.

Según le había contado Sirius, antes tenía fotografías de modelos muggle, pero cuando se puso en una relación con Remus se deshizo de ellas.

Había ropa por doquier, las zapatillas en un costado de forma desordenada y algunos encendedores de forma casual alrededor. Habían varios paquetes vacíos de frituras y latas de bebida energizante.

Alex caminó lentamente hasta la cama del chico y largó el aire aliviada al ver que ambos estaban vestidos.

Sirius abrazaba a Remus por la cintura mientras mantenía su cabeza en el pecho del chico. El castaño lo abrazaba y tenía su pierna apoyada sobre las del pelinegro.

Alex se sintió un poco mal de interrumpirlos o despertarlos, y se arrepintió de haber entrado allí.

Lentamente se volteó y comenzó a caminar hacia la salida, pero la voz de Sirius la frenó.

–¿Pelirroja? –susurró.

Alex se volteó y sonrió apenada mientras abrazaba sus brazos. Sirius se sentó lentamente intentando no despertar a Remus, el castaño se volteó y continuó durmiendo mientras roncaba levemente.

–¿Sucede algo?

Sirius bostezó y refregó sus ojos mientras la miraba expectante. Recién allí se dio cuenta de los ojos irritados de su mejor amiga y del cómo su cuerpo temblaba.

–Ven aquí. –dijo palmeando a su lado.

Alex lo miró indecisa pero él asintió con su cabeza mientras se corría levemente hacia la izquierda. La chica se acercó y se sentó a su lado.

Por suerte, Sirius tenía una cama de dos plazas. De no ser así Remus ya habría terminado en el piso.

–¿Qué sucede? –preguntó mientras acariciaba su cabello pelirrojo.

–Lamento despertarte. Vine aquí por puro impulso, no quise interrumpirlos o..

–Hey, hey. –interrumpió. –No me importa, y estoy seguro de que a Remus tampoco. ¿Estás bien, peli?

Alexandra ladeó su cabeza y levantó sus hombros, indicando que no sabía cómo se encontraba. Sirius tomó su mano y comenzó a acariciarla, frunció un poco el ceño al ver las marcas de sus propias uñas en las palmas de ellas.

El chico acarició su mano y dejó un corto beso en ellas mientras la miraba atentamente.

–¿Es por lo de James?

Ella asintió y lo miró mientras sentía que sus ojos picaban. Él suspiró y sonrió a medias, se acostó con suavidad y le hizo un ademán para que haga lo mismo.

–Pero..

–Entramos perfectamente los tres. –susurró. –Ven.

Alex asintió y se acostó a su lado mientras Sirius la tapaba con las mantas, él la abrazó y acomodó su cabeza en su pecho para relajarla un poco.

–Sabes que él te ama. ¿Verdad?

–Lo sé. –susurró.

–Y él nunca te haría daño, no intencionalmente. –aclaró gracioso. Ella rió levemente y asintió con su cabeza. –Puede actuar como un idiota a veces, pero lo conozco como nadie y sé que eres una de las personas más importantes en su vida. Él jamás habría hecho eso.

–Lo sé. Sé que Caroline planeó todo y algo le hizo, pero..

–Te duele lo que viste. –terminó por ella. Alexandra asintió y Sirius besó su frente mientras acariciaba su espalda. –Es entendible, pero no te enojes con él.

–Caroline le coqueteó durante semanas, él jamás me lo dijo.

–Bueno, enojate con él. –se corrigió. Ambos rieron y Sirius suspiró mientras continuaba acariciando su espalda. –Ambos se aman, no tiren algo tan lindo como lo que tienen a la basura, y menos por ella, no vale la pena.

–Lo sé. –murmuró. –Me siento algo egoísta por enojarme.

–No tienes por qué. Él lo entiende. –dijo en voz baja. –Debes dejar de sentirte culpable al enojarte con otros, puedes hacerlo libremente.

Ella asintió con su cabeza y Sirius sonrió a medias mientras la estrechaba con fuerza, haciendo que se queje un poco.

–Auch.

–Eres un solcito. –dijo gracioso. Alex rió y Sirius besó su cabeza. –Además. –retomó la conversación anterior. –No luché por juntarlos durante tanto tiempo para que terminen. Claro que no, señora.

Ambos rieron y notaron que Remus se removía incómodo en la cama.

Remus se sentó y refregó sus ojos con cansancio mientras miraba el reloj. El castaño miró a su novio y elevó una ceja al ver que abrazaba a Alexandra.

–¿Tan rápido me cambiaste?

–Es una lástima que nos hayas visto, te íbamos a contar sobre lo nuestro. –dijo Sirius en tono dramático. –Lo lamento, la amo a ella.

Alex rió y Remus rodó los ojos mientras se acomodaba para ver al par. El castaño notó que su amiga estaba algo triste y se estiró un poco para acariciar su cabello.

–¿Está todo bien, cariño?

–Si. –dijo ella sonriendo. Remus asintió y se estiró para besar la frente de su amiga.

–Hablábamos mal de James. ¿Te nos unes?

Remus rió y se tapó con las mantas mientras se acostaba y apoyaba su cabeza del otro lado del pecho de Sirius.

–Genial, ahora soy una almohada comunitaria. –dijo dramáticamente. –Bien, si. Usen a Canuto. No me molesta.

–Eres muy cómodo. –dijo la chica.

–Ni se te ocurra, White. –bromeó Remus. –Él es mío.

–¿No te enseñaron a compartir en el colegio, Lupin?

–No, ese día falté.

Los tres rieron y se acomodaron mejor para dormir. Remus y Alexandra apoyados en el pecho de Sirius, mientras el pelinegro acariciaba el cabello de ambos.


Sirius había insistido para que Alexandra lo acompañe al centro muggle de Londres. Él amaba ir allí, y creía que le haría bien a su mejor amiga salir de la casa de los Potter.

–Necesito otra chaqueta, la que me regalaste la utilizo tanto que debo lavarla.

–Si, Sirius. La ropa suele lavarse. –dijo irónicamente. El chico rodó los ojos y la empujó, haciendo que ella choque con una anciana.

–Oh, lo siento. –dijo avergonzada.

Sirius colocó su puño sobre su boca para no reír y miró a la señora, los miraba muy mal.

–Malditos niños de hoy en día. –dijo caminando lejos de ellos.

–¡Que tenga un buen día! Camine por la sombra. –dijo Sirius.

Alexandra rió y oyó cómo la señora los insultaba, pero ellos ya se habían alejado.

–Como te decía antes de encontrarnos con el Grinch, debo lavarla y no tengo otra chaqueta que utilizar cuando esa está lavándose. –dijo dramáticamente.

–¿Cuánto puede tardar? ¿Un día? No morirás por no utilizarla un día.

–Te equivocas. –la señaló con el dedo. –Como sea, necesito otra.

–Bieeen. –dijo alargando la “e” –¿Y sabes dónde? Yo no la conseguí aquí cerca.

–Aquí a dos cuadras hay una tienda donde venden ropa de ese estilo, también venden algunos vinilos y libros.

–Oh, si. –dijo emocionada.

Sirius sonrió enternecido y entrelazó sus brazos para comenzar a caminar hacia la tienda.

El local era de color rojo, y tenía algunas luces estilo vintage por fuera, dándole un tono cálido.

Sirius abrió la puerta, dejando pasar a Alex primero, se oyó el tintineo de las campañas e ingresaron.

El lugar era algo extraño, pero en el buen sentido. No podías definir si era algo punk o algo vintage, ya que en una mitad había ropa de tonalidades oscuras y algunos instrumentos como guitarras eléctricas y baterías, y de la otra mitad había bastante claridad y estantes con libros y vinilos.

–Bien, supongo que irás allí. –dijo Sirius. –Iré a ver las chaquetas, te avisaré para pedir tu aprobación.

Ella hizo una seña militar y se alejó de Sirius para caminar a los estantes de vinilos. Abrió los ojos sorprendida al ver la cantidad y variedad que había.

Absolutamente todos los vinilos de Queen, David Bowie, ABBA, Kiss, Pink Floyd, Black Sabbath, Elton John, entre otros, se encontraban allí.

Alrededor de cinco estantes estaban disponibles con distintos ritmos de música, cantantes y épocas.

La chica reprimió una sonrisa al ver uno de los últimos vinilos de The Beatles “Rock 'n' Roll Music”. Lo tomó y le dió una mirada rápida.

–¡Eyad! –gritó efusivo.

Alex levantó la vista y notó que Sirius hacía señas para que vaya hasta él, la chica caminó y entrecerró sus ojos de forma sospechosa al ver que escondía algo detrás de su espalda.

–¿Qué planeas?

Sirius sonrió ampliamente y sacó una chaqueta de detrás de su espalda. Ella elevó una ceja sin entender por qué tanto misterio, el chico se la tendió y allí entendió.

–Estás bromeando.

–Claro que no. –dijo tomando una chaqueta de hombre y guiñando un ojo.

–Sirius..

–Estoy seguro de que te quedará increíble. –ella apretó sus labios y ladeó su cabeza. –Pruébatela.

Ella apoyó el vinilo sobre un estante del lugar y a regañadientes se colocó la chaqueta, Sirius chilló emocionado y dio un pequeño salto.

–Increíble, hermosa, descomunal.

–No creo que..

–Yo creo que si. –interrumpió. –La llevaremos.

Alexandra se quitó la chaqueta e iba a recriminarle al chico, pero él se la arrebató de las manos y prácticamente corrió hasta la caja.

A ella en verdad le quedaba bien la prenda de ropa, pero se sentía algo insegura de utilizarla. No era su estilo.

Alex iba a quejarse nuevamente, pero restó importancia al ver a Sirius tan emocionado y con una gran sonrisa.

–Bien, acepto.

El chico aplaudió mientras el vendedor quitaba las etiquetas de las prendas de ropa.

–Necesitábamos algo que compartir. –dijo mientras acomodaba sus anillos de la mano derecha. –Ni lo creas, es un regalo de mi parte. –dijo al ver que Alex sacaba dinero de su bolso.

–No.

–No le haga caso, cobreme a mí. –le dijo al vendedor.

–¡Sirius!

El chico le pisó el pie con fuerza y ella le devolvió el golpe, haciéndolo reír.

–¿Algo más?

–Oh, si. Llevaré esto. –dijo la chica tendiendole el vinilo.

Sirius ladeó su cabeza para ver el título y frunció su ceño, el nombre le sonaba de algún lado. Es decir, él conocía y escuchaba un poco esa banda, pero le parecía conocido de otro lado.

Sonrió ampliamente al darse cuenta.

James había recorrido miles de veces las calles de Londres para conseguir ese vinilo, era uno de los más vendidos y no era muy fácil obtenerlo.

El que Alex lo haya conseguido había sido pura suerte, ya que se acababan en nada.

–¿Algo es para regalo? –preguntó el vendedor.

–El vinilo.

Sirius amplió aún más su sonrisa, y miró a la chica burlonamente. Ella elevó una ceja y rodó los ojos.

–Cállate.

–Eres una tierna.

–Dije que te calles.

–Recuérdame por qué acepté esto.

–Porque me amas.

–Te odio, Sirius.

–Claro que no, peli. –dijo mientras miraba su antebrazo con atención.

–Ay, no.

–Relajate. ¿No confías en mí?

–Claro que no.

–Bien, comenzaré. –dijo el señor.

Alexandra quería matar a Sirius.

Sirius se había emocionado a sobremanera al ver una tienda de tatuajes, y estuvo alrededor de quince minutos insistiendole a Alexandra para que se hagan un tatuaje juntos.

Sirius había elegido los diseños, y eso asustaba aún más a la chica.

El ruido de la máquina comenzó a sonar y Sirius sonrió al ver la mirada arrepentida de su mejor amiga.

–Te mataré.

–No puedes vivir sin mí.

Ella rodó los ojos y miró hacia otro lado, ya que Sirius había insistido en que no vea el dibujo hasta una vez terminado.

–En verdad, si elegiste algo malo me enojaré.

Sirius se quejó y giró en la silla de escritorio que el tatuador tenía.

–Confía en mí.

Luego de veinte minutos de un poco de dolor y preocupación por su dignidad, Alexandra notó que el tatuador terminaba su trabajo y pasaba un papel sobre el dibujo para limpiarlo.

–Bien, terminamos. –comentó quitando sus guantes.

–Sea sincero. –dijo mirando al señor pelado. –¿Me arrepentiré?

El señor rió y elevó sus hombros indeciso, haciéndola asustar.

–No lo creo, a mí me gusta.

Alex suspiró nerviosa y miró su antebrazo, ladeó un poco su cabeza y sonrió al ver el diseño.

Era una especie de sol, muy delicado y hecho con pequeños detalles. No era grotesco o invasivo, sino algo hermoso y muy bien diseñado.

–¿Te gusta? –preguntó el pelinegro algo nervioso.

–Es hermoso.

Sirius asintió aliviado y esperó a que el tatuador le coloque un film sobre la tinta a la chica.

–¿Y tu tatuaje? Tampoco me dejaste verlo. –preguntó una vez que salieron del lugar.

Sirius se arremangó su chaqueta para dejar a la vista un girasol, también eres delicado y estaba hecho a la perfección.

–¿Y por qué elegiste estos diseños?

–Me dirás que soy un cursi.

Ella rió y entrelazó sus brazos.

–Dime. –insistió.

–¿No me molestarás?

–Claro que no.

Sirius suspiró y relamió sus labios mientras miraba el semáforo esperando que cambie de color.

–Bueno, el girasol siempre sigue la luz del sol. ¿Sabías eso? –ella asintió y él continuó hablando. –Bien, la flor siempre está pendiente a los rayos del sol y siempre mira hacia él. Se suele decir que el sol le envía a la flor calidez y amor, y por eso siempre sigue su luz.

Alex sonrió y lo miró, pero él corrió su mirada algo avergonzado.

–Entonces..

–Resumiendo, tú eres mi luz. –dijo comenzando a caminar al ver la luz verde. –Y pase lo que pase, te seguiré.

–Eres un cursi.

Sirius rió y la empujó levemente, Alex se estiró y besó su mejilla con cariño, haciéndolo sonreír.

–Relájate o te golpeo.

James suspiró y miró a Remus con el labio inferior hacia afuera, el castaño colocó su mano en la espalda de su amigo.

–Anoche durmió con nosotros.

El chico lo miró interrogante.

–Creo que no estaba muy bien. –dijo Remus. James se quitó sus anteojos con frustración y negó con su cabeza.

–Soy un idiota.

–Tú no hiciste nada, no consciencientemente. –dijo intentando consolarlo. –Aunque si fuiste un poco idiota al no decirle que te coqueteaba y..

–Gracias, Lunático. –dijo mirándolo mal.

Remus hizo una mueca y James sollozó dramáticamente mientras se apoyaba en el regazo de su amigo.

–¿Y si termina conmigo?

–No lo hará.

–¿Me abandonará?

–¿Enserio, James? –preguntó riendo levemente.

–¿Y si me deja?

–No lo hará. –dijo cansado. Remus movió sus piernas para que James se siente y así poder mirarlo mejor. –Escucha, ambos se aman. Y lo que sucedió no fue culpa tuya. Intenten hablar y dejar en claro todo. Ella lo entenderá, pero tú también debes comprender cómo se siente.

–Lo hago, en verdad lo hago. Sé que debió haber sido horrible, pero no fui consciente. –comentó. –Yo nunca haría eso, Lunático. Jamás.

–Lo sé, y ella también lo sabe. –dijo calmando al chico.

–Juro que mataré a Caroline. –murmuró mientras tomaba su cabello con fuerza. –¿Qué puedo hacer para que me perdone?

–Ella te perdonará. –aseguró.

–Pero necesito hacer algo. –dijo mirándolo nuevamente.

–Bueno, tú dijiste que querías tener una cita con ella. –comentó casualmente. –Salgan juntos.

–¿Y qué te hace creer que ella saldrá conmigo? Está enojada.

–¡Las alegrías de la casa llegaron!

Los dos chicos miraron la puerta, donde Sirius y Alexandra estaban. Ambos cargaban algunas bolsas y tenían rostro cansado.

–Ya se me ocurrirá algo. –le susurró el licantropo. –¿Consiguieron la chaqueta? –preguntó mirando al dúo.

–Si. –respondió emocionado. –Y no sólo eso.

–Ay, no. –murmuró Alex.

James intentó conectar su mirada con los ojos verdes de la chica, pero ella hacía lo posible para no mirarlo.

–De hecho, Eyad también consiguió una. –dijo abrazándola por los hombros.

Remus rió y Alex negó con su cabeza indignada.

–Me obligó.

–Claro que no. Mira el lado bueno, cuando tenga una motocicleta podremos salir a andar con las chaquetas.

–¿Planeas comprar una motocicleta?

–Es su sueño frustrado. –intervino Remus.

–¡Vamos a comer!

Los cuatro chicos se dirigieron a la cocina, donde Euphemia estaba sirviendo el almuerzo. Fleamont se encontraba trabajando.

–¿Cómo la pasaron anoche?

Un silencio algo incómodo se formó, Sirius aclaró su garganta mientras se servía algo de jugo.

Euphemia miró a todos con una ceja alzada, de la nada todos se habían quedado sin hablar y estaban incómodos.

–Bien. –respondió Alex al ver que nadie decía nada. –La pasamos bien.

–Oh, me alegro entonces. –respondió la mujer mientras tomaba asiento.

Todos comenzaron a comer las pastas con salsa mientras estaban en silencio, era algo extraño.

–¿No tienes hambre, James?

Todos miraron al nombrado, el chico alzó la vista y miró a su madre, estaba algo preocupada.

James estaba algo pálido y jugaba con su comida. Al sentir las miradas de los chicos asintió con su cabeza.

–Eh, si. –dijo mientras sonreía a medias y tomaba el tenedor.

James quería terminar de comer para poder hablar con Alex, necesitaba explicarle todo lo que no pudo. Él no esperaba que lo perdone así como así, pero era lo más importante que tenía y no quería perderla.

–¿Compraron algo en el centro?

–Si. –respondió Sirius. –Fuimos por unas chaquetas.

–Que raro. –respondió la mujer irónicamente. –Desde que le regalaste la primera no para con su obsesión. –agregó mirando a Alex, quien rió.

–De hecho, dormía con ella. –dijo James molestando a su amigo.

–Claro que no.

–Si. –respondieron Remus, James y Euphemia a la vez.

Alexandra rió más fuerte al ver que Sirius enrojecía por completo, el pelinegro miró hacia abajo y metió un bocado de comida en su boca.

–¿Fueron a la tienda de vinilos? –preguntó James.

–Si, recorrimos un poco.

–Debo ir. –dijo James. –Hay algunos que no logro conseguir.

Sirius miró a Alex disimuladamente pero con una sonrisa burlona y ella le sacó el dedo de en medio.

–De hecho, hicimos algo más. –dijo Sirius levantándose.

–Tu sonrisa me da miedo. –dijo Remus dejando de comer.

–¿Qué hicieron? –preguntó intrigada la mujer.

–Él me obligó.

–Claro que no.

–Lo hizo.

–Me asustan.

Sirius frotó sus manos y arremangó su chaqueta, pegó un pequeño salto y estiró su brazo para que vean la tinta.

–Oh, Merlín. –dijo Remus tomando su brazo y mirándolo atentamente. –Es increíble.

–Déjame ver. –dijo la mujer.

Sirius se acercó a ella y Euphemia asintió con su cabeza estando de acuerdo con el licantropo.

–¿Y tú también te hiciste algo? –le preguntó Remus a Alex.

–Dejé mi vida en manos de Sirius básicamente. –dijo dramáticamente. –Él eligió el diseño.

–Pero te gustó.

–Déjame verlo.

Alex arremangó su camisa y extendió el brazo derecho. Remus acarició alrededor del dibujo y sonrió, él entendió rápidamente el por qué Sirius había escogido esos dos diseños.

Remus sabía qué tan importante era Alexandra para Sirius, y se notaba en la manera en la que hablaba de ella y cómo sonreía estando a su lado.

Sirius hacía tenido amigas anteriormente, pero nunca fue tan cercana a alguna como lo era con Alexandra. Rápidamente tuvieron una conexión increíble, y él se sentía cómodo y seguro con ella.

Era una de las pocas personas que lo había visto vulnerable, y él no se avergonzaba de demostrar sus sentimientos o su forma de ser a su lado.

–Es increíble.

–¿Puedo verlo?

Alex se giró y miró a James, sin decir nada se lo mostró. Eql azabache aprovechó la situación para tomar su brazo con delicadeza y mirar el dibujo.

James acarició con sus dedos la piel de la chica y sonrió a medias.

–Es bonito.

–Gracias. –respondió Sirius. –Lo elegí yo.

Alex rió mientras rodaba sus ojos y volvió a bajar su manga.

–Estoy algo celoso. –dijo Remus con enojo fingido.

–También yo. –bromeó James. –Escogieron y se hicieron un tatuaje sin nosotros. Somos un grupo.

–Podemos hacernos otro. –dijo Sirius.

–Ni siquiera pasó un día de que te hiciste el primero y ya piensas en otro. –dijo Alex.

–La vida es una.














Hola hola, quería preguntarles algo. A ustedes qué horario les gusta más para las actualizaciones? Así me adapto un poco, últimamente actualicé muy tarde y bueno..

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