JaeMin hacía sus tareas en plena madrugada –solo por esa ocasión–, lo bueno de su horario es que entraba a las diez de la mañana así que tiempo de dormir tenía y de sobra, no había nada que le preocupara.
Sin embargo, escuchar a alguien llorar a sus espaldas le dió un gran susto.
A JaeMin no le gustaba mucho escuchar llorar a las personas, la mayoría de las veces lograba sentirse incómodo al no saber qué hacer.
El caso con RenJun días atrás –aunque este no lloró– fue diferente cuando él tomó la iniciativa por querer dar un hombro en el cual dejar fluir y desahogar los sentimientos ajenos.
Ahora era el mismo caso. A diferencia que JaeMin estaba completamente distraído haciendo sus tareas cuando lo escuchó.
Un gimoteo bajito.
Un surniar fue lo que percibió.
El sonido tan desconocido hizo que se levantara de su lugar y fuera hasta RenJun. Estaba cubierto con la sábana de pies a cabeza. El lloriqueo no era intenso, sin embargo, lograba oírse.
—¿Estás bien?
JaeMin intentó retirar la sábana de RenJun para observarlo mejor pero este no se dejó al inundarle la humillación de que JaeMin le vería llorar.