—Pellízcame —dijo ChenLe.
—¿Qué?
—Pellízcame. —ofreció su brazo.
—¿Por qué haría eso?
—Pellízcame o muérdeme, cualquier cosa que me saque de este horrible sueño —miró por detrás de RenJun, en el fondo, una figura muy conocida se acercaba a ellos.
—¿Cuál sueño? —movió una de sus manos hasta el brazo de ChenLe y lo pellizcó.
—No es un sueño. —no dejó de mirar a sus espaldas, lo que hizo que RenJun volteara a mirar también.
—Eso es... Raro, no pensé que fuera a venir. —musitó.
—¿Cómo?
—Cuando me envió mensajes hace rato me preguntó dónde estaba, dijo que quería hablar conmigo.
—¿De qué? —preguntó inquieto.
—No lo sé. Solo veo que sí vino y no lo tomé en cuenta. Pensé que quizá esperaría a que llegara al dormitorio...
—No será que...
—No, aún no sabe nada de ti. Así que no te pongas nervioso o podría sospechar, aunque no lo creo, no sabe nada de ti.
—Está bien.