—¿Lo vas a acusar?
—¿Acusar? No, no lo haría con esa intención, solo de verdad estoy preocupado.
—¿No que solo un poco?
—Puta madre, JiSung, tú me entiendes —frustrado, le lanzó una almohada.
—Perdón —se sentó en la cama de RenJun— ¿Has intentado enviarle mensaje?
—Mensaje... —rio—, qué estúpido soy.
—No lo has hecho, ¿Verdad?
JaeMin negó.
—Sabes que nunca agarro mi celular a menos que sea para jugar o... Cualquier cosa pero menos mandar mensajes, creo que ni he leído los tuyos.
—Mal amigo.
—Lo siento, ¿De acuerdo?
—No lo decía por mí, lo decía por RenJun.
—No es mi amigo.
—¿En serio? Yo pienso hacerlo mi amigo —dijo cabizbajo—, y algo más —levantó su rostro con picardía.
—¿Qué? Estás demente, no te haría caso. Déjalo en paz.
—Y a ti qué te importa, ¿No?
—Solo no lo molestes.
—Repito, ¿En qué te afectaría? En nada, no es nada tuyo.
—Vale, lo considero un poco mi amigo. Aunque sea molesto, peor que tú.
—Mientes, no es poco, tu en verdad lo consideras tu amigo solo que te gusta andar rechazándolo cuando él no tiene culpa de nada, mírate. Lo estás extrañando.
—Yo no-...
—Tu sí.
—No quiero hacer drama por esto.
—¿Le enviarás mensaje o no?
JaeMin asintió.