—Hola, disculpen —les habló una empleada—. Veo que llevan tiempo buscando por esta área —dijo—. Por lo que puedo aconsejarles un poco, si desean.
—Claro. —dijo RenJun sonriente.
—No, gracias —dijo tosco—, yo decidiré sobre eso. —RenJun miró a JaeMin con los ojos entrecerrados y exhaló todo el aire de desespero que tenía acumulado.
La chica asintió y desapareció.
—Bueno, me voy también.
—¿A dónde vas?
—Te espero afuera. Ya no soporto tu indecisión así que no quiero hacer corajes —suspiró—, te veo afuera —repitió. JaeMin lo tomó por menos y se encogió de hombros cuando RenJun desapareció de su vista.
Siguió checando los muebles hasta resignarse y decidir por el último mueble que RenJun le había mostrado.
—Disculpe —habló fuertemente a la misma empleada que había llegado momentos atrás hasta ellos.
—¿Sí?
—Quiero encargar este, ¿Dónde puedo hacer los papeleos para la compra?
—Entonces se ha decidido por el mueble que le recomendó su novio —habló pícara y JaeMin frunció su entrecejo.
—No es mi novio. —negó.
—Lo siento. —se disculpó. JaeMin no dijo nada y ante el silencio la chica siguió hablando—Está bien, sígame.