— Yo pase por tu edad, no creas que nací ayer—dijo mamá con seriedad
— Mamá. Yo lo he dejado—insistí
— ¿y si lo has dejado por que esta esto en tu cuarto?—cuestiono con la caja de cigarrillo en sus manos.
— Si no me quieres creer bien por ti—dije y me encogí de hombros
— Tienes dieciocho, pero eso no significa que debas desobedecerme, eres el hombre de la casa y está bien, tu padre no ha estado aquí y has sido autoridad para tu hermana, pero no quiero que me mientas
— No lo hago mamá, sabes como soy, no te mentí cuando me hice el primer tatuaje, que termino en muchos
— Lo se Zayn, pero es que se trata de tu vida, son dañinos
— Brooklyn me solía decir lo mismo, los empecé a dejar por su insistencia
— Veo que el chico rebelde esa enamorado—burlo—te creeré, ya que por amor se hacen bastantes cosas
— Gracias—sonreí y ella también lo hizo.
Subí las escaleras hasta el cuarto, las decepciones de amor existen, comprobado, yo andaba en busca de una rubia candente, con unos lindos azules y llego Brooklyn y se cruzó en mi camino, había escuchado sobre ella, no era la típica popular, pues ese puesto lo tenía Casidy, Brooklyn era aquella chica que siempre buscaba el lado bueno de las personas, había hablado con varios chicos, todos aquellos fueron nerds alguna vez y me contaban maravillas de ella, la respuesta estaba en frente de mí, solo tenía que ser un nerd para poder acercarme a ella, y funciono a la perfección.
Verla el primer día de clases fue lo mejor, su cabello rubio suelto, sus labios rosados y dientes impecables, y ni hablar de su sonrisa, su mirada era divertida, ella parecía ser de aquellas chicas que donde llega alegra a todos. Pero Brooklyn no había confiado en mí, y eso era lo que me dolía, yo si podía confiar en ella, por más que lo oculte, me dan celos cuando ella esta con sus amigos, sé que los conoció primero que a mí, pero puedo evitar que mi sangre hirviera.
La puerta del cuarto se abrió lentamente, dejando ver a Andrea, quien parecía estar triste.
— ¿Qué pasa Andrea?—pregunte.
— Tengo problemas en la escuela, y mamá me envió a que hablara contigo—contesto
— ¿tu? Yo que sepa eres la niña más aplicada del curso, no te metes en problemas y llevas todas tu tareas
— No es eso... es que tengo miedo—dijo
— ¿miedo? ¿de qué?
— Hay dos chicos... de grado noveno... ellos empezaron a quitarme mi dinero, y uno de ellos le dijo al otro que me llevaría al baño
Mis ojos se abrieron, tendría que saber quiénes eran esos dos, se lamentarían de haber nacido.
— Trata de sobrevivir mañana, yo te iré a buscar a la escuela y me los muestras... jamás se les olvidara mi rostro—dije
Ella corrió y me abrazo, haría cualquier cosa por ella.
— Ahora ve a dormir, es tarde y mañana tienes que estar bien despierta para cuando tus acosadores sufran
— ¿Qué le harás?—pregunto con emoción
— Solo digamos... que te darán todo tu dinero
— Gracias—sonrió, me dio un beso en la mejilla y luego se marchó.