Quiero darte un beso

By Sumeeer

3.5M 128K 20.6K

-¿Qué quieres de mi Eric? Te lo he dado todo-le grité fríamente y sin mirarlo, ni girarme- Me he entregado a... More

Prólogo
¡No es justo!
Ma belle
Nuevas y viejas amistades
¿Podemos ser amigos?
Primer beso de un chico
No me conoces, no me juzgues
Eres mi limón
Mi abuela habla de mi vida sexual
Tortuga montada en caracol
Clases de baile
Conociendo a los Woodgate
¿Norte o sur?
¿Norte o sur?(2°parte)
¿Tortura?No,amigas enamoradas
Fiesta de Halloween
No me esperaba esa reacción
Disculpas
Pero que tonta eres
Cuando mis abdominales hayan desaparecido
Día productivo
Neon Party
Hay algo que no cuadra
Navidad...Navidad...¿dulce Navidad?
Oh,oh...¿insectos?
Beso de Fin de Año
La dejo cinco minutos y...
¿Y si....?Dudas,muchas dudas
Noches de vodka
Días extraños y noches largas
No,no,no...¡NO!
Indiferencia vengativa
¡Estoy aquí!
¿Quieres ver algo?
Haciendo amigos debajo del agua
¡Feliz cumpleaños!
No es un adiós, es un hasta luego
Definitivamente he creado un monstruo
Ah...mira dónde estaba...
Conociendo al famoso Mike
Spring Break
¡No me odies!
Estado de shock
Estado de shock(resubido)
Amélie Maunier
Epílogo
Agradecimientos y aclaraciones
Capítulo Especial
Reescribiendo
Primer capítulo de la nueva versión

Ella me está esperando

64.7K 2.5K 579
By Sumeeer

POV: Arianne

Tiene que ser una broma. Una broma de muy mal gusto, pero que no sea de verdad.

Eso es lo que rezo mientras Lydia llora desconsolada en mi hombro y Peterson está gritando mientras habla por el teléfono con no se qué amigo de Francia.

-¿¡Estás burlándote o algo!? ¡Porque no tiene gracia!

De repente se hizo un silencio y miré a Peterson, se había quedado mudo y su cara estaba lívida.

Luego una lágrima se deslizó por su mejilla y a mi se me cerró la garganta.

Se sentó como si no pudiese sostener el peso de su propio cuerpo, pasándose una mano por el pelo.

Sentí algo moverse en mi pecho y me di cuenta de que solo quería estar en sus brazos y tranquilizarlo.

Ivy, Abbie y Gabri llegaron corriendo a nuestro lado:

-¡Lydia vuelve a la fiest....!- Abbie se calló de pronto al ver la escena.

-¿Qué ocurrió?-preguntó Ivy acercándose a una Lydia que ya no lloraba, solo miraba al frente.

Gabri se acercó a abrazar a Lydia y ahí aproveché para acercarme a mis amigas y explicárselo todo:

-Al parecer Jean y Lorena habían salido y cuando volvían a casa, un camión los arrolló-dije susurrando y como si tuviese una pasta en la boca que hiciese que me costara hablar.

Ivy ahogó un grito:

-Espera, ¿Jean y Lorena?¿Nuestros Jean y Lorena?

Asentí respirando profundamente, intentando hacer desaparecer el nudo de mi garganta para poder volver a respirar de nuevo con normalidad.

Todo se sentía irreal, esto no podía ser cierto. Se lo mucho que Lydia y Eric los querían, inconscientemente miré al cielo, enfadada, porque no era justo.

Las chicas se acercaron a Lydia que no parecía estar en la misma dimensión que nosotras.

Cogí mi IPhone y llamé a Max.

-Ven aquí, ahora, patio trasero, Lydia-solo dije eso para luego colgarle, solo con nombrarle a Lydia vendría sin dudarlo.

Eric seguía hablando por su teléfono aunque parecía, al igual que Lydia, no estar junto a nosotros.

Me daba miedo ir a su lado y que me rechazara. Nosotros con nuestros estúpidos jueguitos y sus mejores amigos muriéndose.

Soy asquerosa.

Las lágrimas se acumularon en mi garganta, pero me obligué a ser fuerte, ahora debía ser yo su apoyo.

Max llegó a los pocos minutos y cuando nos vio abrió los ojos asustado y se acercó a Lydia rápidamente.

-Llévatela de aquí-dijo Peterson, sobresaltándome, a mi espalda. Max lo miró sorprendido-Mañana a primera hora cojeremos un vuelo hacia Francia, cuídala esta noche por favor.

Max asintió seriamente, no preguntó que sucedía, pero seguramente lo intuía.

Cogió suavemente a Lydia en sus brazos, al tiempo que le decía cosas cariñosas y se la llevó de allí.

Peterson nos miró a las que quedábamos allí.

-¿Podriaís acabar con todo esto?-dijo haciendo un círculo con su dedo. Su voz estaba ronca y estaba haciendo un gran esfuerzo por no llorar. Parecía haber envejecido muchos años de golpe. Intenté acercarme a él pero dio un paso atrás-Gracias.

Dicho esto caminó lejos de nosotras, con los hombros bajos y como si tuviese una gran maleta invisible en su espalda.

No pude evitar que un sollozo saliera de mi garganta, provocando que mis amigas me rodeasen con sus brazos.

-Ya está, Ari, ya está, simplemente déjalo solo, lo necesita-dijo Ivy meciéndome en sus brazos.

No era su rechazo lo que me dolía, es más, si rechazándome se sintiera mejor, dejaría que lo hicera una y otra vez.

No, lo que me dolía era saberlo solo, llorando y sin nadie junto a él.

Las chicas se encargaron de finalizar la fiesta y de echarlos a todos, menos mal que todavía era temprano y no había mucha gente borracha.

Dani cuando se enteró fue a buscarlo, cosa que me tranquilizó, porque así no estaría tan solo.

-¿Qué pasó?¿Dónde está Eric?-dijo una voz chillona a mis espaldas, ugs, alerta perra.

Me giré hacia Lizzie que me miraba con desdén.

Puse los ojos en blanco, no tenía ni tiempo ni ganas de estar con tonterías.

-Problema personal, por favor, vete-dije secamente, señalando la puerta.

-¿Dónde está Eric? ¿está bien?-parecía asustada, miró a su alrededor buscándolo- Necesito ir a ver cómo está mi bebé.

Las chicas me miraron como si no se creyesen lo que estaban oyendo, es más yo tampoco me lo creía.

¿Esta que se creía?

La sujeté por el brazo cuando caminaba hacia el interior de la casa.

-Fuera-pedí apretando los dientes, no sé por qué pero tenía ganas de arrancarle cada una de sus extensiones.

Lizzie me miró con burla, como si no se acostumbrase a que yo le hablara.

-Eric me necesita a mí estúpida.

Eso ya fue la gota que colmó el vaso, sentí la ira inundar mi sistema, maldita hija de...

-¡No!-dije fría- Eric no te necesita a tí, me necesita a mí ¿sabes por qué?-tiré de ella con fuerza hacia el exterior mientras se quejaba e intentaba librarse de mi agarre- PORQUE ES MÍO, yo me encargaré de cuidarlo, pero para eso necesito limpiar su casa de zor*as, así que fuera-la empujé con fuerza provocando que ella trastabillara con sus propios pies, aunque mantuvo el equilibrio.

Lizzie parecía entre asustada y sorprendida, pero consiguió disimularlo poniendo una mueca de superioridad.

-Volverá a buscarme porque tú no consigues satisfacerlo-me reí cínicamente, si no se marchaba ya la dejaría sin uñas postizas.

-¿No has oído que las santitas somos las peores?-dije con frialdad, luego le guiñé un ojo.

Las chicas detrás de mí exclamaron divertidas.

Lizzie estaba indignada cuando se dio la vuelta.

Por fin, esta chica me agotaba completamente.

-Wow-dijo Ivy aplaudiendo ligeramente y haciendo un reverencia en mi dirección- Has tenido una buena maestra.

-La alumna superó al maestro-dije esbozando una pequeña sonrisa.

Para acallar los nervios de mi estómago, nos pusimos a recogerlo todo.

No habían hecho mucho desastre, un jarrón roto y decenas por no decir cientos de vasos rojos por todos lados.

Esos minutos de silencio, mientras recogíamos y limpiábamos, me sirvieron para hacer descender el latido de mi corazón y tranquilizarme, todo me seguía pareciendo irreal, ojalá fuera una pesadilla.

Dani llegó un tiempo después, él también parecía desolado, entrelazó sus dedos con los de Ivy como si buscase consuelo.

-Eric nos da las gracias por todo, pero quiere estar solo.

Asentí mientras buscaba mis cosas, sabía lo que era estar rodeado de gente cuando solo quieres estar solo.

Sin embargo, al salir por la puerta, las ganas de llorar me invadieron.

No podía imaginarlo llorando desconsolado y con el corazón roto...solo.

Así que di media vuelta, me quedaría con él para que no hiciese ninguna tontería.

Las chicas me entendieron y me desearon suerte.

Me quedé en la cocina preparando un chocolate caliente y reuniendo el valor para ir a verlo.

Llamé a mi madre:

-¿Arianne estás bien?

-Sí, mamá tranquila, te llamó para avisarte de que me quedaré en casa de los Peterson esta noche.

-¿Con Lydia?

Suspiré meditando mis palabras.

-No, con Eric...

-Arianne ya sabes lo que pensamos sobre....-reconocía ese tono, era de 'te la vas a cargar'

-Mamá, unos amigos de Francia de Eric y de Lydia tuvieron un accidente, uno de ellos murió y el otro está en el hospital, ellos viajarán mañana, así que me quedaré aquí con él, no voy a dejarlo.

Se hizo el silencio al otro lado de la línea.

-Lo siento, tienes razón, lo entiendo, cuida de él.

Suspiré aliviada:

-Lo haré.

Toda la enorme casa estaba en silencio y a oscuras y en ese momento, me pareció una extraña metáfora, como si también estuviese triste por la muerte de Lorena.

Me saqué los tacones y me desabroché un poco el vestido para que dejase de apretarme.

No se dónde se había metido Peterson, pero supuse que estaría en su cuarto, así que me dispuse a buscarlo, reuniendo valor por el camino.

Todo estaba a oscuras, no veía nada, tenía miedo de tropezar y romper las tazas.

-¿Eric?-susurré sintiendo un nudo en mi garganta. No hubo respuesta.

No conseguía encontrarlo, no parecía estar en esta casa, quizás estaría fuera, aunque estaba haciendo bastante frío.

Iría a traerlo, se enfermaría.

Cuando iba a salir una voz me detuvo:

-¿Por qué no te fuistes?

Me giré en redondo en busca de la procedencia del sonido.

-No voy a dejarte-contesté sintiendo mi voz temblar.

Todo volvió a quedarse en silencio, pero creo que yo ya sabía dónde estaba. Había un bulto oscuro en una de las esquinas de su habitación.

Me acerqué y lentamente me situé a su lado.

Al estar más cerca podía distinguir su cara, apoyada en la pared.

Nos quedamos en silencio, no sabía que decir.

-Toma un poco de chocolate caliente-le dije recordando las tazas en mis manos-Te sentará bien.

Él asintió tomándola de mi mano, nuestros dedos apenas se rozaron, pero lo sentí de algún modo,celestial.

El silencio volvió a instalarse entre nosotros mientras tomábamos la dulce bebida.

A cada segundo que pasaba el peso sobre mi corazón iba aumentando.

-Lo siento Eric-susurré de repente, ya no lo soportaba más. Él me miró:

-¿Por qué?- él tampoco hablaba muy alto.

-Por todo, me siento estúpida con nuestro tira y afloja, mientras suceden cosas importantes a tu alrededor yo en lo único que pensaba era en como Lizzie te había besado y...-no sabía bien como expresar lo que sentía, por dios, era tan torpe. Me sonrojé solo de pensar en lo estúpida que debía de parecerle y en seguida sentí ganas de irme de allí.- Debí haber confiado en ti, Eric yo me siento tan mal....

Colocó una mano sobre la mía en el suelo:

-Está bien Arianne, está bien-dijo intentando tranquilizarme pero sonó como cuando de pequeña hacía alguna trastada y me sentía mal y luego mi madre, aún estando enfadada me consolaba.

Su rechazó me dolió bastante y mi garganta comenzó a arder.

Algo en mi interior se movió al darme cuenta de que era estúpido pensar que él estaría pendiente de otra cosa que no fuera su propio dolor, pero aún así me sentía mal.

Me concentré en no desmoronarme frente a él, esto había sido una mala idea. Retiré mi mano de la suya para acunar la taza.

El silencio estaba de nuevo presente entre nosotros, pero yo no tenía ganas de romperlo.

Si era necesario me quedaría toda la noche a su lado, aunque él no me quisiese.

No se cuanto tiempo pasó, pero el chocolate se había enfriado, al igual que mi corazón, no estaba muy segura de si seguía latiendo.

-Es tan injusto-murmuró apoyando la cabeza en sus rodillas.

No contesté ni lo miré.

-Se querían tanto...-los sollozos volvieron a su cuerpo. Intenté acercarme pero él me apartó de su lado.

-Vete Arianne.

Mordí mi labio con fuerza, hasta que el sabor metálico inundó mi boca.

Ahí estaba de nuevo.

Me sentí miserable, mirando al techo mientras el cuerpo de el chico que quería se convulsionaba a mi lado por las lágrimas, pero no me necesitaba a su lado.

Se estaba rompiendo y yo no sabía que hacer.

¿Debería irme? ¿Debía dejarlo?

Me acerqué a él y aparté sus manos de sus rodillas, estiré sus piernas y me senté encima.

Intentó apartarme pero lo impedí, ignorando el pinchazo en mi pecho.

-Estoy aquí contigo Peterson, no pienso irme-me hundí en su cuello y respiré profundamente.

Me rodeó con sus brazos y me pegó a él con fuerza, hundiendo su cara en mi cuello.

-Estoy aquí Eric, estoy aquí..-intentaba tranquilizarlo pasando una mano por su espalda, sintiendo su cuerpo moverse por el llanto-Estoy a tu lado.

-¿Qué ocurrió?-pregunté susurrando en su oído, acariciando su mejilla con mi nariz.

-No lo sé...-dijo suspirando-Creo que habían salido a cenar, luego volvían a su casa y un camión se saltó el carril...-no pudo seguir hablando porque su labio menor comenzó a temblar de nuevo.

-Shh...-acaricié de nuevo su mejilla-¿Cómo está Jean?

-Lorena...-murmuró simplemente y las lágrimas volvieron a salir-No puedo dejar de pensar en esos veranos que pasábamos juntos, sus chistes malos, la forma que se trenzaba el pelo cuando tenía un partido de voléibol...Lorena solo tenía 19 años, le quedaba toda una vida por delante...

Hizo una pausa.

-...junto a Jean.

Las lágrimas se acumularon en mis ojos, solo de pensar en como tenía que sentirse Jean.

No podía imaginarme sin Eric.

-No puedo sacármelo de la cabeza, Arianne, quiero estar junto a Jean.

-Lo sé...-el nudo de mi garganta se hizo más grande. Eric parecía un perillo asustado, sin dueño y temblando.

Sin embargo ahora tenía que ser fuerte por los dos.

-Ven conmigo Eric-me levanté y tiré de su mano-Te deberías dar un baño.

Esbozó una pequeñísima sonrisa al tiempo que se limpiaba la cara.

-¿Estás diciendo que huelo mal?

-Puede ser...-dije intentando sonreír mientras me limpiaba las mejillas.

-Ven aquí anda-me dio un abrazo de nuevo- me encantaría pasarme la vida entera en tus brazos.

Algo saltó en mi estómago.

Tiré de él hacia el baño.

-Te espero fuera...-dije mientras me dirigía a la puerta.

-¿No vas a desnudarme?-sus ojos seguían tristes pero su sonrisa era pícara.

Dude un poco mientras deslizaba el pomo de la puerta en mis dedos.

Puso morritos que me derritieron.

Me acerqué a él con una sonrisa tremendamente sonrojada y sin mirarlo a los ojos.

Tiré de su camisa mientras él simplemente me miraba, aumentando mi vergüenza.

-Eres tan hermosa.

Acabé de sacarle la camisa y tragué duro pasando mi vista por sus duros abdominales.

-¿Quieres besarme?-preguntó suavemente.

Paseé la vista por sus labios.

-Puede...-dije simplemente pasando saliva por mis labios.

-Yo también quiero besarte-jugueteó con mi pelo, para luego acariciar mi mejilla con un dedo.

Nuestros labios casi se rozaban, mi corazón palpitaba fuertemente en mis oídos.

-Después del baño...

Salí de allí corriendo antes de hacer algo indebido.

Cerré la puerta tras de mí y me apoyé para que Peterson no saliese.

-Arianne...-dijo al otro lado.

-Yo también voy a darme un baño...-comenté intentando ocultar mi sonrisa-Iré al baño de Lydia.

-Podemos ahorrar agua.

Ahogué una risa y negué.

¿Estar desnuda frente a él?

Ni en sus mejores sueños.

-Anda, ¡báñate ya!

Dejé que el agua limpiase el cansancio, el miedo, la tristeza y la rabia.

Cuando salí Peterson estaba recostado en su cama con el ordenador en sus rodillas.

Llevaba solo unos pantalones de deporte, tragué duro, porque caray, estaba muy bueno.

Me acosté a su lado con cuidado, cuando vi su ordenador me di cuenta de que debí darme el baño con él.

-Peterson...

-Recuerdo el día en el que conocí a Jean...tenía 12 años -sonrió con nostalgia-estaba enfadado con mis padres, con mi hermana...con el mundo en general, echaba de menos a Dani, no entendía el idioma, no me caían bien los franceses los odiaba a todos.

Sonrió ligeramente mientras tocaba la pantalla del ordenador, que se encontraba enfocado con una foto de ellos cuatro, Lorena, Jean, Lydia y Eric.

-¿Qué ocurrió luego?

-Llegó cuando estaba en una esquina apartada en el recreo y me tendió un paquete de palomitas, lo recuerdo, era bajito, delgaducho y con un poco de acné, me dijo 'Hola, soy Jean' en inglés, eso captó totalmente mi atención, hacía horas que solo escuchaba asqueroso francés.

-¿Sabía inglés?-dije sorprendida, mientras me pegaba un poquito más a él.

-Solo por los videojuegos-dijo soltando una carcajada, sin embargo se le llenaron los ojos de lágrimas.

Besé su hombro desnudo mientras pasaba un brazo detrás de mí y me pegaba aún más a él.

-Nos hicimos amigos del alma, yo ponía mis ojos azules y él ponía el encanto, en serio, cuando te hablaba te engatusaba, a las chicas las volvía locas. En seguida nos hicimos populares en el instituto, eso sí, cuando el dichosas hormonas se hubieron relajado.

Sonreí y él jugueteó con mi pelo.

-Un día la hermana de mi padre vino de visita y con eso mi prima Lorena, un angelito pelirrojo de 17 años, Jean prácticamente cayó de rodillas ante ella-besó mi pelo y hundió su nariz en mi pelo, provocando mariposas en mi estómago.

-Me enfadé cuando me lo dijo no sabes cuanto, no lo comprendía, yo no me había enamorado nunca y me parecía estúpido...ahora me doy cuenta de que estaba celoso, mi vida era perfecta, solos él y yo, con una chica cada semana...

-¿Qué ocurrió luego?

-Aguantaron un año y luego comenzaron a salir en secreto, no lo sospechaba, eran muy listos, me vine a Estados Unidos, te conocí y luego...cambió totalmente mi opinión-hizo una pausa-quizás si...no me hubiese enfadado en un principio...-su respiración se agitó irregular- ellos...ellos, ha-habrían-llevó sus manos a su cara- po-podi-podido ser felices durante más- comenzó a sollozar, lo abracé por un costado-tiempo, ahora Lorena no está y se siente irreal, estoy esperando a que me llame y con su voz cantarina me diga que está bien, que todo ha sido una broma pesada.

Se hizo un silencio entre nosotros, yo simplemente intentaba no llorar, cosa bastante patética, pero terriblemente difícil en estos momentos.

Me coloqué encima del abdomen de Peterson y saqué sus manos de su cara, tenía los ojos cerrados.

Lo besé, fue solo una caricia, pero todos los poros de mi piel lo agradecieron.

Jugueteé con su labio inferior utilizando mis dientes hasta que sentí que se relajaba un poco.

Necesitaba algo que captase su atención.

-¿Te acuerdas cuando nos caímos en aquella trampa para animales?

Él hizo un sonido con la garganta.

-Me preguntastes de dónde me venía la fobia a la sangre y te contesté que no sabía-ahora era yo la que intentaba controlar sus nervios estrujando el borde la camisa de Lydia entre mis dedos.

Abrió sus ojos y me miró con sus dulces iris azules ahora más oscuros por la poca luz, estábamos a oscuras.

-Yo...-intenté explicarme, aunque no conseguía encontrar una forma coherente de decirlo- Tú sabes que mi tía se suicidó-asesinada para ser exactos probablemente a manos de un carter de la droga, pensé con ironía. Peterson asintió interesado, había conseguido mi propósito.

-Bueno, pues utilizó el método convercional, se drogó, se cortó las muñecas y se metió en una bañera...

Peterson se incorporó apoyándose en el respaldo de la cama, aún teniéndome encima.

-Había una niña, pequeña, de 7 años casi 8 que se encontraba viendo una película de princesas en el salón, sus padres estaban de viaje y se había quedado con su persona favorita en el mundo, su tía.

-¿Estabas allí?-preguntó Eric en un susurro, no lo miré, bajé mi vista hacia mis dedos, me sentía extraña contando esto.

-Ahora puedo entender por qué había un olor tan desagradable cuando abrí la puerta, era el olor de la... sangre, ahora que soy mayor entiendo que no era una sirena que podía aguantar la respiración, sino que cuando entré ya estaba muerta...

Algo dentro de mí hizo clic, cuando entré en el baño, la música sonaba, apuesto lo que sea a que era de Mozart, ahora solo tengo que encontrar la conexión con el resto.

Peterson acarició mis brazos, haciendo círculos, instándome a continuar.

-Me enfadé muchísimo, no podía perdonar lo que me había hecho, me había abandonado...al igual que mi padre, parece como si todas las personas que necesito me dejaban- me quedé en silencio intentando sobrepasar las naúseas- por eso trato de cuidar a mis seres queridos, para que nunca se olviden de mí.

Hice una pausa mordiendo mi labio de nuevo, era la primera vez que expresaba como me sentía.

Era liberador en cierto modo.

-Me culpé durante mucho tiempo, creo que aún lo hago, quizás si hubiese sido mejor niña, si le hubiese demostrado cuanto la necesitaba no se hubiera ido, no me hubiera dejado...estoy segura. Creo que al final fue todo culpa mía.

Nos quedamos en silencio, Peterson asimilando mis palabras y yo buscando valor para mirarlo.

-Oh ma belle, ¿como va ser culpa tuya?Si eres la persona más adorable y buena del mundo mundial...-dijo tocando mi mejilla y deslizando su mano debajo de mi barbilla para que lo mirase. Desvié la mirada.

-Ma belle te lo digo en serio.. seguramente eras lo mejor que tenía, pero sus problemas eran aún mayores...-dijo suavemente acariciando su nariz con la mía.

-Sigue sin ser justo, me dejó sola-murmuré intentando tragarme el nudo de mi garganta.

-Yo nunca voy a abandonarte ma belle-prometió antes de besarme cogiendo mi cara entre sus manos.

No supe bien como reaccionar a sus palabras, me había pillado desprevenida, realmente me gustaría que fuese real.

Tira de mi pegándome a su pecho.

De un movimiento ágil me colocó debajo suyo, me besaba tiernamente, pero de forma intensa, no buscábamos otra cosa que no fuera el consuelo del otro.

Nuestras lenguas jugueteaban suavemente y yo sentía el latido de mi corazón en mis oídos, retumbando como si se tratasen de tambores.

Apoyó su frente en la mía, abrí los ojos lentamente, Eric aún los mantenía cerrados, lo observé, era tan atractivo...no se como tenía tanta suerte. Me deleité con su pronunciada mandíbula, sus largas pestañas, sus pómulos, ese pequeño lunar que tenía en el cuello...por no hablar de sus labios.

No dijimos nada, se situó a mi lado, abrazándome, se apoyó en mi pecho y hundió la cara en mi cuello.

-Estoy asustado ma belle...

No dije nada, dolo pasé mis manos por su corto pelo.

-Jean está en cuidados intensivos...no sé qué voy a hacer si Jean....no consigue...sobrevivir...-hizo una pausa-Tampoco sé si Jean soportaría vivir sin Lorena...

Meditó sus palabras, por lo que me había contado, ellos dos se amaban mucho.

Me sentía estúpida en ese sentido, yo con mis complejos e inseguridades, rechazando a Eric una y otra vez...situaciones como esta nos abrían los ojos hacia como es la vida.

Un día estas y al día siguiente no.

¿Qué ocurriría conmigo si no hubiese sido Lorena la que acompañaba a Jean sino Peterson?

Me moriría y me pasaría el resto de mi vida culpándome por no haberle dado una oportunidad.

Estoy lo suficientemente segura de que lo quiero, no se si es amor del verdadero, o si va a durar, pero de momento lo quiero a mi lado.

-He pensado algo Peterson...-comencé, él hizo un sonido para demostrarme que estaba despierto, ya que tenía los ojos cerrados.

-No ahora, pero quizás...cuando vuelvas de Francia...podríamos hablar...

-¿Hablar?-preguntó confundido.

-Sobre...intentar...ya sabes lo nuestro...

Se incorporó y sentí mis mejillas enrojecer, oh dios que había hecho.

-¿Segura?

-Sí, no quiero....arrepentirme de no habernos dado ni una oportunidad...

Se quedó observándome en silencio, aumentando mi incomodidad.

Esbozó una pequeña sonrisa y me dio un casto beso.

-¿Lo intentarías?-preguntó como si no acabase de creérselo.

-Solo si tu quieres...

-No sabes cuanto quiero ma belle, no te haces ni una idea...

Nos volvimos a quedar en silencio y yo me sentía flotando en una nube.

-Buenas noches Eric-dije mientras bostezaba, él me tocó la nariz con un dedo.

-Adiós pequeña ardillita.

Acababa de cerrar los ojos cuando él habló:

-¿No me vas a dar un beso de buenas noches?

Me sonrojé hasta la raíz pero asentí, acercándome a su boca.

Le di un beso, de esos de los de verdad, no de los que salen en las películas, de los que se dan cada día dos enamorados.

-Wow, con ese beso, ya no quiero solo dormir-dijo Peterson elevando las cejas de forma pícara y metiendo una mano dentro de mi camiseta.

-¡Eric!

-Vale, vale, pero prométeme que si tienes una pesadilla me despertarás...me gustaría amanecer a tu lado...

-Eres tan cursi-dije enseñándole la lengua.

-Y tan sexy....

Negué mientras tiraba de mí abrazando mi cintura.

Caí dormida casi al instante aún sabiendo que Peterson me observaba.

Las pesadillas no me molestaron, puede que fuese porque estaba cansada o porque Peterson era mejor que un osito de peluche.

Lo único que se es que dormí durante toda la noche.

A la mañana siguiente me despertó el sonido de la alarma del IPhone, aunque la desconecté rápido para no molestar a Eric.

Se veía tan pacífico así...

Mi vejiga me indicó que tenía que levantarme rápidamente, así que fui al baño.

-¿Arianne?-oí la voz de Peterson.

Corrí hacia la habitación, tirándome en plancha sobre la cama, casi aplastando a Eric por el camino.

-Prometo que estaba aquí hace cinco segundos-le aseguré mientras el sonreía divertido apoyado sobre su codo- Pero por si acaso vamos a hacer como que todavía no te has despertado y quieres ver mi dulce cara de recién levantada- tapé sus ojos con mi mano mientras él reía.

Puse una mueca extraña y en mi opinión horrorosa y retiré mis manos.

Cuando me vio comenzó a reír y yo lo acompañé ya que empezó a hacerme cosquillas.

-Debemos levantarnos, tu avión sale dentro de dos horas...-le dije intentando que dejase de aplastarme mientras besaba mi cuello, las cosquillas habían derivado en eso, supuestamente lo provocaba aunque yo no hacía nada.

-Tenía la esperanza de que todo hubiese sido una pesadilla...-murmuró tristemente.

-Lo siento mucho Eric-dije besándolo suavemente.

Max trajo a una Lydia triste y apagada, aunque sin querer soltarse de su novio.

Cuando finalmente lo hizo, Lydia fue a los brazos de su hermano y luego, cuando Peterson tuvo que retirarse a preparar su maleta, se abrazó a mí.

No lloraba, estaba serena, pero parecía necesitar contacto físico.

Intenté distraerla haciendo que me contase sobre el último disco y cotilleos de Ed Sheeran, cosa que siempre funcionaba.

Incluso conseguí sacarle alguna sonrisa.

Nos preparamos y los acompañé al aeropuerto, dónde debían reunirse con sus padres.

Mack y Theo se quedaron en casa de mis padres, ya que su niñera no podía y mi madre se ofreció voluntaria después de haber hablado con Alex, la madre de Peterson e últimamente íntima amiga de la mía.

Así que yo me encargaría de cuidarlos, cosa que no me importaba.

Ellos se mantenían ajenos al problema, eran demasiado pequeños todavía.

-Buen viaje, ten cuidado-dije recolocando el cuello del abrigo de Eric. Besó mi mejilla y luego tomó mi mano, haciendo lo mismo.

-Ven conmigo ma belle, te necesito...-me suplicó recolocando mi pelo.

-Ya me gustaría...pero debo cuidar a tus hermanos, tu cuida de Lydia por mí...

Me solté de sus brazos para despedirme de Lydia que nos miraba con una pequeña sonrisa.

-Sé fuerte Lydia, por los dos-dije refiriéndome a su hermano. Ella asintió dándome un abrazo.

-Ojalá pudieses venir Ari, me transmites paz en estos momentos tan...horribles.

Sonreí levemente, y volví a abrazarla.

Me despedí de los Peterson, que hablaban con su hijo y me dirigí en busca de un taxi para ir a casa.

Dios, yo también estaba triste solo de pensar en Jean y en la familia de Lorena...como debía de ser perder a una hija...creo que ningún padre debe pasar por eso.

-Ma belle-dijo Peterson cogiendo mi mano-vamos perderemos el vuelo.

-¿Estás loco? Eres tú el que lo va a perder como...

Me cargó en brazos como si fuese un saco de patatas.

-Lo siento ma belle, pero te voy a secuestrar, hablé con tus padres, bueno con tu madre....tu padre me da miedo, el caso es que les expliqué la delicada situación de Jean...que era mi mejor amigo....que le haces bien a Lydia y que quiero que tú lo conozcas.

No podía creer que mis padres me hubiesen vendido tan rápido.

-¡Peterson! ¡Bájame ahora!-exclamé golpeando su espalda.

-Los convencí para que te dejasen viajar con nosotros, quiero que conozcas a París...a Jean, a mi familia.

Wow, demasiado rápido.

-¿Peterson estás loco?No tengo nada de ropa ni de...nada, no puedes secuestrarme.

Me colocó en el suelo y me miró fijamente.

-Por favor, no podré soportarlo solo...yo...yo no..él...él-parecía tan perdido y en estado de shock que lo abracé fuertemente.

-Está bien, shh, está bien-intenté tranquilizarlo- pero tendremos que irnos de compras por las boutiques francesas porque no tengo nada de ropa...

Él rió ante mi broma estúpida.

-Lo que tu quieras ma belle.

Unas 7 horas de largo viaje nos encontrábamos en suelo parisino.

Tengo que reconocer que estaba emocionada, es decir, es Europa, Francia, mi país favorito.

Ni siquiera pasamos a dejar las maletas, fuimos directamente al hospital, ya que la estabilidad de la vida de Jean peligraba, sus lesiones eran importantes y muy peligrosas.

Cuando llegamos al hospital, Peterson tiró de mi mano escabulléndonos entre los familiares y enfermeros, dejando a sus padres entre la gente.

Preguntó en recepción por la habitación de Jean y nos dirigimos a ella.

Nos costó un poco encontrarla, pero finalmente dimos con ella, por suerte estaba vacía, solo estaba él.

Solo de encontrarlo recostado así, lleno de cables por todos lados, magullado hasta lo indecible y con la mirada perdida en la pequeña ventana me dieron ganas de llorar.

-Hey Jean...

Giró lentamente su cabeza hacia nosotros, para luego esbozar una sonrisa.

-Hola Eric...no esperaba verte aquí...-hablaba muy despacio, tomando respiraciones entrecortadas, como si el simple hecho de articular un sonido le doliese.

-¿Cómo te encuentras amigo?-dijo Eric tomando asiento a su lado y cogiendo la mano de su mejor amigo.

Yo me quedé apartada, intentando no llorar.

Se produjo un silencio hasta que finalmente contestó:

-Duele...

Peterson se incoporó rápidamente y se dirigió a la puerta...

-Llamaré a un doctor para que te ponga un sedante.

-No, Eric, mi dolor tiene nombre y apellidos-dijo Jean apretando un poco sus puños.

Mordí mi lengua con fuerza.

Peterson se giró lentamente.

-¿Lo sabes?

-Como no voy a saberlo si fui yo el que sostuvo su mano hasta que dejó de respirar...-su voz se entrecortó por el llanto y una máquina empezó a pitar, pero Jean tomó una respiración profunda.

-Jean...

-Fui yo quién le dije cuanto la amaba mientras ella lloraba asustada...le dolía...se estaba desangrando viva y... ¡yo solo podía decirle cuanto la amaba!

Casi no podía respirar, mis labios temblaban y las lágrimas se deslizaban por mis mejillas.

-Había tanta sangre Eric...no te imaginas cuanta...los paramédicos tardaron demasiado en llegar...-una lágrima se deslizó por su mejilla-demasiado para mi pequeña...no lo soportó.

Se hizo un silencio en el que solo se oían mis sollozos ahogados, que trataba de retener mientras mordía mi labio con fuerza y los de Peterson que todavía sujetaba a su mejor amigo.

-Debí haber sido yo Eric, el que iba en el asiento del copiloto, no ella....

Volvió a haber un silencio, Jean se fijó en mí e intenté limpiarme las lágrimas.

-Bueno, ahora dejémonos de drama, quiero conocer a la mujer que te ha robado el corazón....

-Debes descansar Jean...-dijo Eric y yo apoyé esa idea con un gesto de cabeza.

Jean sonrió apenas:

-No se cuantas fuerzas me quedan para seguir aguantando, mi amor me está esperando- cerró los ojos un poco, para luego volver a abrirlos con una expresión serena, yo diria que incluso feliz- ella me está esperando...

Holaaaa...estoy de vueltaa...me echaron de menos lo se....

No voy a ponerme en plan yipiyey porque Jean era mi personaje favorito del mundo mundial....así que bueno, hasta el próximo capi...que será seguramente al igual que este, agridulce.

Larguillo como me pidieron ¿eh?

Por cierto me olvidaba, voy a cambiar la portada...el por qué...porque me dio por ahí.

Chau, besos Sumeeer.

Continue Reading

You'll Also Like

14.3K 1.2K 10
Joshua tiene una hija al que èl sobreprotege mucho y al necesitar una niñera urgentemente contrata a Jeonghan quien aparece de una manera heroica. Co...
894 153 16
En un aburrido e insignificante pueblo llamado "Redfield", habita una adolescente llamada Luara. Su vida gira en torno a su vecino Lysander, el chic...
168K 9.3K 32
Chloe Hoffman es una de las más bromistas y traviesas chicas de la Secundaria Coldwater, siempre está tratando de enojar y llevar al límite a sus mae...
687K 48K 53
El tormento de no saber que pasara es, quizá, una de las peores emociones que podremos experimentar como individuos; la incertidumbre de no saber si...