—¡Jace! ¡Jace!— gritaba una rubia del otro lado de la puerta mientras la golpeaba con violencia ocasionando bastante ruido.
Por su parte el rubio estaba cubierto de pies a cabeza con una manta del hotel la cual era de color blanco. Soltó un quejido y se paró de la cama como un vagabundo. Solo traía puesto unos pantalones largos de color negro los cuales eran cómodos, fue descalzo hasta la puerta y la abrió. La rubia quien venía con mucha emoción, ahora tenía una cara de espanto.
—¿Qué carajos te pasó?— soltó la rubia con miedo.
Sus ojeras eran más notables que sus ganas de hablar. Sus ojos estaban rojos e hinchados de tanto llorar, su cara estaba toda pálida. Parecía enfermo.
—No tuve una buena noche, Jojo.
La rubia quien venía con un pantalón normal, un suéter que tenía su cara imprenta en ella y un distinguido moño morado en una trenza que tenía de lado, hizo se que se sentará en el sofá.
—Dios, ¿te traigo agua?
—No, estoy bien...
—¿Cuando lo dices te lo crees?— soltó está yendo a la cocina y trayendo un vaso de cristal con agua.— Estás muy mal.
—No me he visto al espejo— rió él tratando de soltar un poco de tensión.
—Pues deberías. Por favor, cepilla tus dientes, date un ducha. Has algo que haga pensarle a todos que estás vivo, porque así pareces un vagabundo zombificado— chillo la chica.
—Mejor regresó a la cama— balbuceó el chico parándose del sofá en dirección a su habitación para seguir durmiendo.
—¡Oh no! No, no, no, no, no te dejaré— soltó la rubia tomándolo del brazo y empujándolo al baño antes de que se tirara a la cama— Iremos a desayunar con los chicos y Michelle. Después nos harán unas sesiones de fotos y...
—Pero no quiero ir— se quejó el chico como niño pequeño sentándose en un mini sofá que había en el baño, el cual era de color blanco— Quiero seguir lamentándome y...
—¡No! Estas grabe, Jace. Solo toma esto— le arrojó una toalla de baño en la cara— Y date un baño. Lo necesitas urgentemente, apestas a tristeza.
Jace frunció el ceño a como pudo y rodó los ojos.
—Te odio— soltó Jace antes que Jojo le cerrara la puerta en la cara.
(...)
—¿No te encanta esto?— chillo la rubia con emoción en dirección de su amigo Jace quien traía un gorrito de pingüino como el de ella, y venía abrazando unos peluches de osos de diferentes colores.
—Lo detesto— soltó el sin emoción y con frialdad mientras la fulminaba con la mirada.
—Que amargado— se quejó Jojo.
Después de haber ido a desayunar y haber ido la sesión de fotos, el director Michelle y su personal sugirieron ir a un parque de diversiones cerca de la cuidad el cual estaba increíble. Todos se la estaban pasando bien, excepto Jace quien tenía cara de pocos amigos, excepto cuando se le acercaban fans a quererse tomar fotos con él. Pues habían varios niños pequeños, chicos y chicas de diferentes edades que al verlo lo reconocían y se acercaban a él con emoción, y se le hizo muy grosero decirles que no a una foto cuando gracias ellos tiene trabajo, además que no quería meter sus emociones en otros asuntos que no iban.
Pero no tenía muchos ánimos de estar ahí entre tantas personas quienes venían con sus parejas. O los que venían en familia. Por otro lado, Jojo hacía lo que estuviera en sus manos para ver sonreír a Jace. Trataba de hacer chistes, darle su espacio, hacer que se subiera a atracciones que sabía que le gustaban pero no había resultado. Incluso sugirió jugar un juego de armas para ganarse unos peluches, y terminó jugando ella sola, así que le regalo esos peluches a Jace. Quien ahora se está quejando porque enserio no se está divirtiendo.
Eran las 6:50 pm, era algo tarde para estar a esas horas en la ciudad sabiendo que al día siguiente grabarían las primeras escenas de la película. De hecho estaba todo listo para grabar, solo faltaba el protagonista y el elenco en acción.
—Bien, que bueno que llegaron— soltó Michelle frente al estacionamiento— Nos tenemos que ir, vamos a cenar y hay que prepararse para empezar con las grabaciones mañana.
Dicho esto todos se subieron a las camionetas negras y blindadas. Jojo, Jace y Lilian iban juntos. Jojo empezó a hablar con la chica castaña la cual se veía contenta porque había conseguido ganarse varios premios como una camiseta, ositos de peluche, y objetos para casa.
—Yo también gané unas cosas. Los osos que trae Jace los gané yo, solo que se los regale— señaló Jojo a aquel rubio quien seguía abrazando a dichos peluches mientras veía por la ventana.
—Es lindo...
—¿Quién? ¿Jace?
—No, o bueno sí. Pero yo me refería a ese osito azul— soltó la castaña.— Además Jace tiene novia, ¿no? Se llama Isabela.
—Ah...— iba a empezar a decir la rubia pero luego recordó que su amigo estaba aún lado. Y aunque fuera una celebridad no era correcto estar comentando lo que es su vida privada, simplemente no le gustó la idea— No soy quien para decirte sobre la vida de Jace.
Jace hizo como si no hubiera escuchado nada de aquella conversación la cual para él se estaba volviendo incómoda. Seguía viendo hacia la ventana, la cuidad estaba muy linda. La noche estaba entrando y las luces de la ciudad de Ottawa alumbraban todas las avenidas con colores brillantes de color oro y azul, los edificios más altos tenían luces de colores que cambiaban cada tres segundos. Las personas caminaban por las banquetas de la ciudad saliendo de las tiendas comerciales con bolsas.
—Es aquí chicos...— anunció Michelle mientras su personal bajaba de la camioneta.
Los últimos en bajar fueron Jojo, Lillian y él. Los asistentes de Michelle los dirigieron a un bonito y prestigioso restaurante el cual estaba decorado con temáticas de cabaña, pues todo se veía muy cálido y hogareño. Las familias estaban disfrutando de una linda cena, los amigos reían mientras tomaban algo de vino y el ambiente musical era lindo y cómodo.
Un mesero los sentó a todos ellos en una gran mesa la cual era para diez personas. Era redonda y de una madera muy linda de un café brillante la cual estaba pulida. Las sillas eran de madera y tenían unos pequeños cojines de color rojo vino que combinaban con la arquitectura y los colores del restaurante.
—Jace siéntate aquí— dijo Jojo.
Jace asintió y se sentó entre un asistente de Michelle y la rubia. Los meseros no tardaron en traer los catálogos del menú, todos reían, hablaban entre ellos pero el único que estaba sin hablar era él. Pues no tenía ganas de nada, como se le estaba haciendo costumbre. Le dijo al mesero lo que quería cenar, al igual que sus compañeros.
Daniela quien estaba sentada frente a él, preguntó:
—Jace, ¿Estas bien? Te noto extraño.
Los meseros empezaron a traer las entradas las cuales consistían en piezas pequeñas de carne con cremas a un lado y verduras cortadas en formas delgadas. Jace frunció el ceño en dirección de la morena quien tenía una ceja alzada, no quería sonar grosero, porque tenía ganas de decirle que lo que le pasara no le debería de importar. Pero no podía desquitarse con alguien quien solo se está preocupando por él, así que solo respondió un ligero:
—Sí.
—¿Seguro?— preguntó de nuevo la morena.
—Ah, si, si, estoy bien. De mara...
—¡Jace!— se escuchó el grito de una chica y sabía de quien se trataba. —¡Lindo!
—...villa— culminó él cerrando los ojos con fuerza y soltando un suspiro— Esto debe ser una broma—murmuró para él.
Isabela quien traía un lindo vestido rosado con brillos, el cual se ajustaba a sus caderas había entrado por la puerta del restaurante. Ignoro a los meseros que le dijeron que no se acercara a la mesa, y se dirigió hasta donde estaba él. Tomó una silla de una mesa de la izquierda y la arrastró hasta donde estaba Jace. Por otra parte, el rubio quería que la tierra se lo tragara y lo escupiera del otro lado del continente, tal vez en México. Tal vez para estar cerca de alguien.
—Hola, buenas noches a todos— saludo a la mesa y todos le respondieron.
—Hola, ¿disculpa te conozco?— dijo Michelle el director quien estaba sentado a un lado de Jojo. Junto ambas cejas mientras sonreía, ya que aquella cara se le hacía familiar.
—Oh, trabaja en Nickelodeon. Soy la novia de Jace— sonrió ella y el rubio soltó una ligera risa.— Isabela Moner, un gusto.
Lillian volteó a ver a Jojo con cara de: "Te lo dije", pero ella ignoró tal mirada mientras comía de los platillos de entradas que habían traído los meseros. Daniela y uno de los asientes de Michelle empezaron a conversar mientras veían de reojo a Isabela, quien solo estaba viendo como una boba al rubio que estaba a su lado.
—Oh, que bien— respondió Michelle. Jojo volteó a ver con miedo a Jace quien estaba cerrando los ojos pidiendo que fuera una pesadilla— Es muy lindo que estes con nosotros y con Jace acompañándonos. Hacen linda pareja...
—Gracias— respondió la peruana.
—Sí, gracias— respondió Jace entre dientes.
No sabía si hacer una escena, o no. Ya no quería atraer a los paparazzis. No quería la atención de nadie, simplemente quería desaparecer y estar en su habitación del hotel descansando. Pero claro que no podía, pues ahora Isabela estaba jugando con su cabello, y su paciencia estaba desapareciendo.
—No hagas eso— murmuró Jace tratando de calmarse mientras quitaba la mano de ella de su cabello.
—Pero...
—¿Qué mierda haces aquí? Pensé que había sido claro— hablo él con disgusto mientras hacía como si le importase lo que había en el menú, aunque ya hubiera pedido su platillo.
—No, no fuiste claro. Además necesito mis maletas, porque no me las quisiste dar ayer— sonrió Isabela.
—Que linda pareja hacen— habló James quien estaba frente a ellos— Se ve que se conocen desde hace años. Seguramente eran mejores amigos, y terminando siendo el cliché de una película juvenil— comentó creyendo que era chistoso. Pero no. Eso fue la gota que derramó el vaso.
Jojo lo pateó por debajo de la mesa. James soltó un chillido.
—Auch, ¿quien me pateó?
Jace estaba apunto de explotar pero una mano cálida sobre la suya hizo que se calmara. Volteó a ver a su amiga la rubia quien le dio una mirada de: "Yo lo arregló".
—James, déjalo. Ellos no son novios— murmuró la rubia.
—¡Oye! ¡¿Quién te crees para decir eso escuincla?!— gritó Isabela llamando la atención de todos los que estaban en esa mesa.
—No le digas así, Isabela— advirtió Jace mientras la amenazaba con la mirada— James, no me gusta hablar de mi vida y menos en este preciso momento. Pero ella no es mi novia, ni mi mejor amiga. Mi mejor amiga se llama _______________...— Isabela lo volteó a ver, pues había dicho que ya no eran más amigos. Pero Jace respondí sus dudas mentales mientras veía a Isabela a los ojos— Y ella siempre será mi amiga.
—Perdón, Jace— respondió James. —Es que...
—Descuida, no tienes la culpa de nada, solo quiero retirarme. Iré a tomar aire...— informó él parándose de su silla a velocidad para que Isabela no lo siguiera.
Isabela lo siguió con la mirada. Jace salió del restaurante. Respiro profundamente y se despeinó el cabello rubio. Por otro lado, Jojo fulminaba con la mirada a la peruana quien estaba cruzada de brazos y estaba disgustada:
—Gracias, Jojo— sonrió con hipocresía Isabela.
—Es un placer— sonrió la chica de igual manera. —Por cierto...— volvió a decir Jojo llamando la atención de esta— El rosa le queda mejor a _______________.
Isabela abrió los ojos como platos y Daniela soltó una risa para después chocar puños a escondidas con la rubia.
(...)
No fue suficiente con salirse del restaurante. Realimente se había ido de ahí, había pedido un taxi y terminó en un parque muy lindo. Pensó que por ser de noche no habrían personas pero en realidad era todo lo contrario. En las rampas se encontraban chicos entre 15 y 18 años patinando con sus skates. También habían niños pequeños con sus triciclos y sus patinetas con dibujos animados, lo cual le causaba algo de ternura.
Ya le había dado una vuelta entera al parque, hasta que encontró una banca de madera para sentarse y descansar un poco. No es que estuviera agotado, solo quería sentarse para contemplar la vista. O eso quería creer él.
—Bonita noche, ¿no es así?— habló a su lado un señor de la tercera edad lo que hizo que él se sobresaltara.
—Oh, sí... es una linda noche— murmuró él.
—¿Está ocupado?— preguntó aquel señor que a comparación de él era de baja estatura. Jace negó— Genial, te haré compañía amigo.
Jace asintió mientras sonreía. Le agradaban los abuelitos.
—¿Qué haces tú tan sólo aquí? ¿Esperas a una linda chica?— preguntó aquel señor tratando de sacar una conversación grata. Jace estaba apunto de responder pero el señor lo interrumpió— O quizás esperas a un buen chico, nunca se sabe, hay muchas diversidades en el mundo.
Jace soltó una ligera risa.
—No, no esperó a nadie. Estoy solo...
El señor asintió. Traía puesto un pantalón café el cual estaba tomado de la cintura con unos tirantes que llegaban hasta sus hombros los cuales eran negros. Su camiseta a cuadros con blanco y café combinaban a la perfección con su sobrerito de color café claro el cual tenía unas pequeñas letras en blanco, parecía ser un gorrito de una vieja compañía.
—Entiendo.
—¿Y usted?— preguntó Jace y aquel señor lo volteó a ver— ¿Usted vino solo?— corrigió.
—Oh, no. Vine con mi mejor amiga— habló el señor con una gran sonrisa mientras señalaba al campo.
Ahí hacía una perrita pequeña con manchas blancas y cafeces, con un gran y brillante pelaje que caía hasta el césped. Estaba olfateando unas flores blancas que estaban por ahí, se veía bien cuidada. Tenía un collar de color azul con piedritas negras. La mirada de Jace se iluminó al ver a aquella perrita tan linda.
—Es muy linda— comentó el rubio— ¿Cómo se llama?
—Camille— respondió él señor y Jace asintió. Le recordó a alguien, y eso le molestaba— ¿Tienes mejores amigos?
—Oh, claro que sí. Mi mejor amigo se llama Henry, es un perro hermoso, suele ser muy energético pero es increíble— respondió él con orgullo mientras veía como se acercaba la perrita hacia donde estaban ellos. La perrita Camille se sentó entre ambos. —Tenía una mejor amiga que se llamaba así...
—¿Y que le pasó?
—Se molesto conmigo. Porque cometí un error— contestó él tratando de restarle importancia al asunto, aunque no fuera así, pero quería creer que si lo decía de esa manera no sentiría el dolor que le daba al recordarla.
—Bueno, pues todos cometemos errores. Como yo; todos los días le pongo la comida de gato qué hay en la casa, en vez de la de perro. Mi esposa me regaña por ello, pero al final todo se resuelve— empezó a decir el señor mientras acariciaba a su perrita— Cuando alguien te importa de verdad haces lo que sea para que sepa que es valiosa para ti.
—Intente de todo para que me perdonara, pero no funcionó.
—¿Estás seguro? Quizás si funciono, pero lo que ella necesitaba era que sanara la herida. No todos podemos perdonar tan rápido, todo tiene su tiempo. Y si en realidad era tu amiga, te perdonara tarde o temprano...
—Pero tengo miedo que no lo haga.
—¿Cómo te llamas hijo?— preguntó el señor
—Jace...
—Bien, Jace— habló él — Sí no te perdona es porque en su corazón no había espacio para ti. Porque cuando uno quiere de verdad a alguien, es difícil que ese lazo se rompa. Todos cometemos errores, claro está. Pero no todos saben perdonar; porque no todos pensamos ni sentimos como las demás personas.— soltó una ligera risa y Jace asintió— Sí estas seguro que fuiste tú quien cometió el error, y te disculpaste lo que puedes hacer es esperar a que tu mejor amiga sane. Pero no siempre los hombres tenemos que dar el primer paso, ellas también pueden hacerlo, lo sé perfectamente porque mi esposa era muy testaruda. Mejor dicho: lo es. — rió él señor con nostalgia— Solía discutir con ella por cosas insignificantes, era algo habitual y jamás nos preocupamos por ello. Si no años después que empezamos a vivir como casados, jamás estábamos de acuerdo en algo. Pero el recordar porque nos enamoramos del otro, nos hacía reír, nos llegó a reconfortar tanto que las peleas no tenían ni más el mínimo sentido. Y espero y ese sea tu caso; que no importa quien haya cometido el error, lo que importa es qué hay algo que los una como una sola alma y que siempre estarán ahí para él otro.
—Gracias.
—De nada. Eso lo vi en una película— sonrió el señor y Jace soltó una carcajada mientras acariciaba a la perrita Camille.
(...)
—¿Estas bien?— preguntó una preocupada Jojo por el otro lado de la llamada— Lamento lo qué pasó, enserio esa chica es un...
—No es necesario decirlo. Se como es...
—Enserio lo siento.
—Deja de disculparte, Jojo— se quejó el rubio entrando al lobby del hotel.— Estoy bien. Nos vemos mañana, ¿si?
—Claro, descansa Jace.
Jace colgó la llamada para emprender camino hacia el elevador solo que vio a una chica castaña de espaldas quien estaba hablando con una chica de la recepción que se parecía a alguien que conocía muy bien.
—Sí, me gustaría una habitación lo más rápido posible— soltó la chica. Conocía esa voz a la perfección.
Sus piernas temblaban, al igual que sus manos, sus ojos brillaron al escucharla hablar y su corazón se aceleró como nunca. Suspiró con delicadeza y parpadeo varias veces, camino un poco más para estar a una distancia prudente de aquella chica, para después soltar un ligero:
—¿_________________?
Entonces ella volteó.
Sí, era su ___________________.
..........
Y como siempre me gusta dejar todo en suspenso. Ni modo, así es la vida.
Sorry, peroooo tengo buenas y malas noticias.
La buena es que la semana que viene también habrá actualización.
La mala es que la semana que viene (si es que actualizó), se acabará la historia.
Así que para finales de Agosto es oficial que Two Girls, One Heart estará terminada.
La verdad estoy muy felices con todo esto y espero que les siga gustando la historia. Porque sinceramente le pongo mucho esfuerzo.
Muchas gracias lectorxs <3