Hermoso Error- Jelsa

By sakurazoe101

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Ellos pensaron que habian cometido un error pero... despues de 9 meses ¿lo seguirá siendo? Advertencia: El c... More

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Embriagandose
Síntomas
Embarazada
Descubriendo la verdad
Trabajo
Ultrasonido y Chocolates
San Valentín
Reunión Familiar
Mudanza
Primera Noche
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Competencia y Fiebre
El inicio del Picnic
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¡Que día!
Reconciliación
Fin de curso y Ejercicios
¿Confío en tí?
Sol, Arena y Cupido
Boda
Una habitación Especial
Llego el Momento!!
Hermoso Error
Luna de Miel
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Segunda Temporada
Hermanito o Hermanita?
Un día con Elizabeth parte 1/2
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Un dia con Elizabeth parte 2
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Aviso Super Importante
Reunión de Padres
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Picnic!
Juguemos
Recuerdos
Sin ti no hay vida

Por un beso...

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By sakurazoe101

Holaa! Aqui les traigo el cap 3, contiene lemon asi que no digan que no avise, espero que les guste y aqui tienen.

Jack se sintió presionado. Elsa era hermosa y se le estaba ofreciendo, era demasiado para él.

– ¡Bésame Jack! ¡Se un hombre! – gritó Elsa

La besó en la boca con fuerza, con desesperación, tan erótico como el pecado. Sus labios se separaron buscando oxígeno, pero la excitación no cesó. Estaban ebrios y la pasión no los dejaba actuar correctamente.

Sentía las manos de él en su trasero y sus labios en el cuello. Y no sabía cuánto tiempo más sería capaz de continuar de pie.

La hacía sentir cosas que le eran desconocidas. La hacía suspirar, jadear y gemir, y lo único que sabía era que deseaba más.

– He pensado en ti toda la noche– susurró él, con la boca pegada a su cuello.

– ¿Sí? – pregunto la joven.

Jack solo asintió volviendo a besar su cuello. Elsa tenía que recurrir a todas sus fuerzas para poder respirar. Sin embargo, una pequeña parte de ella, un rincón de su alma perverso y muy lujurioso, la incitó a preguntar.

– ¿En que pensabas? –

– En hacerte esto– murmuró Jack, presionando la mano que ya tenía ahuecada en su trasero, haciéndola sentir la dura prueba de su deseo. Ella emitió un sonido.

Jack cegado por la lujuria y el alcohol, paso una mano por la espalda de Elsa y deslizo hacía abajo el cierre. Ella tembló.

Jack sintió el nerviosismo de ella y la besó dulcemente, casi como un suspiro. Sintió como Elsa se tranquilizo un poco. Le quitó todos los pasadores del cabello, hasta dejarlo caer suelto y metió las manos en él.

Aprovechando que estaba distraída, la levantó en brazos; el vestido se le arremolinó alrededor de las piernas dejándola en ropa interior. El vestido cayó.

Jack se hinco con ella en brazos y la deposito cuidadosamente en el suelo del kiosco. El cabello de Elsa se derramó sobre el suelo como fuego dorado, atrapando en sus sutiles ondas destello de la luz de las velas.

A Jack se le encogió el estómago de deseo con solo mirarla. Iba a ser su primera vez con una chica. Le daba miedo y emoción el mismo tiempo.

– No sé qué debo hacer– confesó Elsa y cerró los ojos, excitada, avergonzada, encantada.

– Yo tampoco– Jack se acostó a su lado y la besó en la boca una vez más. Él se separó para poder tocar un hombro desnudo de Elsa.

– Qué suave– dijo encantado con la pálida piel de su joven amante. Jack se inclinó y comenzó a pasar su lengua por el lugar donde acababa de estar su mano. Elsa se sonrojó, por las oleadas de placer que le producía Jack.

El peliblanco tomo un tirante del brasier de Elsa y de un tirón lo bajo hasta su cintura. Estaba desnuda a la luz de las velas. A él.

– Muy hermosa– dijo Jack, sonriéndole. Elsa se sonrojo, él nunca le sonreía.

– Eres muy hermosa– dijo él, y entonces la acarició, deslizando la palma de la mano por encima de un pezón, con un roce tan ligero que igual podría ser la brisa de la noche.

La caricia la sintió en el vientre, en la entrepierna. Y no pudo hacer otra cosa que arquear la espalda, para sentirlo más, más intenso. Traslado la tortura al otro pecho.

Apretó y movió el pezón entre sus dedos, sintiéndolo endurecerse hasta que quedó duro, duro como un pequeño botón.

– Ja-Jack Jack… Bésame– dijo Elsa en un susurro erótico. Él sonrió.

Se inclinó a besarla, pero sus labios rozaron los de ella apenas un segundo. En seguida los deslizó hacia abajo, calentándole la piel con una estela de besos hasta que sus labios encontraron su pecho.

– ¡Aaah! ¡Jack! –gimió ella.

Elsa sintió como una oleada del placer más puro la recorrió por todo su ser. Le tomó la cabeza a Jack, hundiendo los dedos en su cabello blanco y liso, acercándolo más a ella. Las manos de él parecían estar en todas partes, dudosas pero a la vez seguras, como si la conociera desde siempre.

Ella se tomo el derecho de quitarle la corbata a Jack, para después pasar a desabrocharle los botones. Las manos le temblaban con cada botón. Impaciente, Jack, se sacó la camisa rápidamente.

Él se tendió a su lado y la apretó a él para besarla. Hundió sus manos en su pelo, sintiéndolo. Ella apoyó una mano en su pecho y comenzó a explorárselo, deslizándola por su piel, palpando los contornos de sus músculos. Y qué músculos.

Bajó la mano por su costado hasta la cadera y siguió con las yemas de los dedos trazando una línea por el borde de sus pantalones. Y sintió la reacción en él.

Le vibraban los músculos donde se los tocaba, y cuando continuó por su vientre, por esa parte que quedaba entre el ombligo y la cinturilla del pantalón, él retuvo el aliento. Ella sonrió, sintiéndose poderosa y muy, muy femenina.

– ¿Te gu-gusta e-eso? – susurró nerviosa, haciéndole un círculo con el índice alrededor del ombligo.

– Mmm– musitó Jack, con la voz tranquila, pero con la respiración agitada. Con el dedo siguió la línea de vello hacia abajo.

– ¿Y esto? – Él no dijo nada, pero sus ojos dijeron sí.

– ¿Y…?–

– Suelta los botones– dijo él, con la voz ronca.

Elsa se avergonzó. Nunca pensó que ella podría a hacer eso. Él le tomo la mano y se la guió hasta los botones.

Con los dedos temblorosos, ella desabotonó el primero, pero no bajo el cierre. Eso era algo que no estaba preparada para hacer.

Jack pareció percibir su renuencia y con gran agilidad se quitó el resto de la ropa. Ella desvió la mirada, al principio.

– Dios mío–

– Tranquila– la besó muy dulcemente en los labios para darle seguridad.

En un instante le estaba acariciando el interior de los muslos y al siguiente se los había separado y le estaba acariciando el lugar que ella jamás se había tocado. Ella gemía solo para él. Se le arquearon las caderas, y no supo qué hacer. No sabía qué decir. Y de un tirón le quitó las bragas negras con encaje.

– Te haré el amor– dijo Jack, rozándole la oreja con los labios.

Y en ese momento, Jack le introdujo un dedo en la abertura. Jugando con ella. Preparándola.

– ¡J-Jack!- Elsa gritó de placer

Se incorporó y se posicionó encima de ella. Continuaba torturándola con los dedos, pero tenía la cara sobre ella, y ella se sumergió en la profundidad de sus ojos azules.

– Jack...– susurró, sin saber qué quería decirle.

– Elsa...–

Él acomodó los muslos entre los de ella, y entonces ella sintió su miembro tocándole la abertura, grande, vibrante, exigente. Él seguía con los dedos entre ellos, abriéndola, preparándola para su miembro.

– Ahora, por favor– gimió ella.

Fue una súplica. Deseaba eso. Lo necesitaba a él.

– Por favor– repitió.

Él comenzó a penetrarla, lentamente y ella retuvo el aliento, pasmada por su tamaño y por la sensación. La penetró otro poco, muy poquito, pero lo suficiente para hacerle ahogar una exclamación. Estaba rígida. Jack decidió hacer algo para relajarla.

Jack movió la punta de la lengua detrás de la oreja, para distraerla, mientras deslizaba la mano entre ellos hasta tocarle la entrepierna. Por la forma como movió las caderas, él supo que se iba sumergiendo en el placer. Acariciándola ahí casi bruscamente, al tiempo que la penetraba un poco más.

– Ahh– dijo ella, emitiendo un gemido agudo cuando él comenzó a mover el dedo en un delicado círculo. Apretó los dientes y gimió, por las sensaciones que él le estaba produciendo.

Entonces empujó y rompió la última barrera, hasta que entró completamente. Se estremeció al sentir las vibraciones alrededor del miembro. Todos los músculos de su cuerpo le gritaban, exigiéndole que se moviera, pero se quedó quieto. Tenía que mantenerse quieto. Si no le daba tiempo para adaptarse, le causaría dolor.

Pero si a Elsa le dolió, ni siquiera ella lo supo, porque había empezado a mover las caderas, apretando, moviéndose en círculos y cuando él le miró la cara, no vio otra cosa que pasión.

Entonces se rompieron las últimas cuerdas de su autodominio.

Empezó a moverse y su cuerpo adoptó el ritmo del deseo y la necesidad. El deseo fue aumentando, hasta que estaba seguro de que no podría soportarlo ni un momento más, y entonces ella emitía un suave sonido, apenas un gemido, y él la deseaba aún más.

Era algo mágico.

La tomó por los hombros, apretándoselos con una fuerza demasiado intensa, seguro, pero no podía soltárselos. Lo asaltó un potente deseo de hacerla de él, de marcarla de alguna manera como suya.

– Jaack– gimió ella– ¡Oh, Jack! –

Y ese gemido fue demasiado. Todo era demasiado, verla, sentir su aroma y de pronto sintió los estremecimientos que llevaban al climax.

Apretó los dientes. No, todavía no.

– ¡Jack! – exclamó ella.

Él volvió a deslizar la mano por entre sus cuerpos. Le encontró el lugar, hinchado, mojado y se lo presionó, tal vez con menos delicadeza que la debida, pero con toda la que pudo. Y no dejó de mirarle la cara. Sus ojos se habían oscurecido, el color era azul muy oscuro, casi negro. Tenía los labios entreabiertos, tratando de respirar, y arqueaba el cuerpo, presionando, empujando.

– ¡Aahh...! – gritó ella y él se apresuró a besarla para tragar el sonido.

Ella se tensó, se estremeció y entonces él sintió las contracciones de su orgasmo alrededor del miembro. Ella le aferró los hombros, el cuello, enterrándole las uñas.

Pero a Jack no le importó, Ni lo sintió. Solo existía la exquisita presión de las contracciones de ella, apretándole el miembro, succionándoselo, hasta que él, muy literalmente, explotó.

Y tuvo que besarla en la boca otra vez, esta vez para apagar sus propios gritos de pasión y placer.

Ambos jóvenes quedaron rendidos. Uno al lado del otro. Poco a poco la realidad fue cayendo sobre sus cabezas. ¿Qué acababan de hacer?

Jack fue el primero en incorporarse. Tomo su ropa y se vistió rápidamente. Se sentía demasiado torpe.

– Jack… ¿qué pasará con nosotros? –pregunto dudosa Elsa.

Él que aún le daba la espalda contestó:

– Nunca hubo un nosotros Elsa. Lo que paso fue producto del alcohol y nada más. Fue un error– dijo Jack serio.

Elsa abrió los ojos como platos. Un error.

"¿Eso soy para Jack? ¿Un error? Qué cruel es"– pensó Elsa mientras unas lágrimas la traicionaron, rodando libres por su mejilla.

– Será mejor que nos cambiemos. Te llevaré a tu casa, ya que debes estar cansada. Y será mejor que nos olvidemos de lo sucedido. No se lo digas a nadie. ¿Entendido? – pregunto Jack mientras se ponía su camisa.

Elsa que seguía tirada en el suelo del kiosco, se tapo con su vestido y asintió.

Eso era lo mejor. Olvidar y aparentar que nada sucedió.

"Pero si esto es lo mejor… ¿por qué siento este dolor tan grande en mi pecho?" – pensó Elsa

Y todo comenzó por un beso.

Y bueno eso fue todo por el cap de ahora si les gusta denle click a la estrellita y comenten, Sin mas que decirles pues espero que les vaya gustando, cuidense chau chau!

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