❝нυмαи❞ | Ryunosuke Akutagawa

Od _Anxiett

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❝Hasta la noche más oscura, se ilumina con la luz más tenue.❞ La oscuridad es algo que siempre formó parte d... Více

ʜᴜᴍᴀɴ
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Od _Anxiett

— Recuerda, no debes dejar que nadie conozca tu identidad. No incvolucres a la mafia en lo más mínimo — El Ejecutivo pelirrojo tenía un tono de voz muy severo, tanto que podría haberme sentido intimidada. Pero a pesar de ese detalle, pude percibir un leve atisbo de preocupación en sus palabras.

— Recibido — hablé haciendo una reverencia, para despues abordar el vehículo con un bolso de mano deportivo sujeto en mi hombro.

Me sentía sumamente incomoda con la ropa que llevaba puesta encima. Tuve que vendarme el pecho y colocarme unas mayas junto a un vestido bastante ajustado. Todo bajo un mameluco color negro; el cual me cubría la mayor parte del cuerpo, incluyendo mi cabello. Además, mi rostro estaba oculto bajo una mascarilla quirúrgica.

El camión en el que me subí como un copiloto se detuvo después de unos minutos de marcha por una carretera casi vacía. Empujé el bolso deportivo bajo mis piernas, resguardandolo bajo el asiento con rapidez cuando vi el lugar frente al cual el chofer se estacionó.

Se trataba de un almacén enorme. Heché un vistazo de reojo y logré visualizar una silueta de una persona sosteniendo un arma mientras salía por la puerta. Tuve que regresar la vista al frente y agacharla. Tal y como las indicaciones me lo habían dicho, no tenía permitido mirar a las personas que se encargarían de entregar a las chicas, no debía tratar de establecer contacto visual ni reconocer sus rostros de ninguna manera.

— Quedese tranquila, señorita, seré yo quien hable con ellos — al parecer el agente al lado mío percibió con facilidad mi repentino nerviosismo. Ciertamente estaba asustada, pues si fallaba en alguno de los pasos a seguir, toda la misión quedaría arruinada y mis compañeros correrían peligro.

— Si — hablé en un tono bastante bajo. El hombre al lado mío hizo una seña y se colocó el dedo índice sobre los labios.

— No hables con ellos ni los mires. Ellos no saben que eres una mujer — asentí, entendiendo la situación y dando un profundo respiro para tranquilizarme. El chofer bajó del camión de transporte justo en ese momento.

Miré hacia el techo, mientras golpeaba mis uñas contra mis piernas. Justo en ese momento, me dí cuenta de que mis largas uñas junto al esmalte negro no pasarían desapercibidas con facilidad, por lo que me maldije mentalmente por no llevar unos guantes conmigo. Tuve que cruzarme de brazos, procurando que mis garras no quedaran a la vista de nuestros "proveedores".

— ¿Estas con alguien más allí adentro? — escuché hablar a una voz masculina.

— Es mi compañero. Quedamos en que vendriamos dos personas por sí las dudas.

— Bien, de cualquier manera espero que le hayas explicado las reglas. Si el imbécil llega a reconocernos, tendrá que dormir con los peces.

— No se preocupe por eso. Él es la persona más confiable que encontré.

— En ese caso, dale un buen porcentaje — lo escuché decir justo cuando el sonido de múltiples billetes siendo contados llegó a mis oídos. Cerré los ojos, tratando de concentrarme más en el ruido, aunque me asusté un poco cuando oí las puertas traseras del camión siendo abiertas. — Subelas de una vez. Recuerda que el tiempo está corriendo.

— Entendido.

Después de aquella breve conversación, escuché el ruido de varios pasos entrando en el contenedor. Sentí algo de lástima por las mujeres que estaban atrás mío, pues, constantemente podía oírse el ruido se algunos cuerpos cayendo en seco. Seguramente las estaban haciendo entrar de forma demasiado brusca.

— Esas son todas — Habló alguien después de algunos minutos, a la vez que se escuchaba el sonido de las puertas metálicas cerrándose. —. No queremos problemas, así que no te retrases mucho. Estaremos al pendiente.

— No se preocupe, todas llegarán a tiempo — Dijo aquel agente que hacia de chofer, abriendo la puerta y sentándose al lado mío.

Segundos después, el vehiculo ya emprendia el camino nuevamente en la desierta carretera. Ahora era mi turno de iniciar la ejecución de mi parte como infiltrada.

— Las rehenes están amordazadas y tienen los ojos vendados — Informó el hombre a mi lado — ¿Está usted segura de que podrá hacerlo sola?

— Sí — respondió mientras bajaba la cremallera del pesado traje — . Verificaré los nudos y trataré de recrearlos lo mejor posible. No podemos perder tiempo.

— En ese caso, tenga esto — a mis manos llegaron un par de esposas junto a una mordaza —. Tendrá que darse prisa, sólo tenemos un intervalo de cinco minutos de demora. No podemos llegar después.

— Entiendo — saqué el bolso deportivo donde había un par de tacones y me quité los zapatos rápidamente, dejando los dentro junto al cubrebocas. — Sólo espere un poco por favor... — murmuré.

Me hallaba bajo mucho estrés, ya que; mientras más prisa me daba; más se me duficicultaba quitarme la muda de ropa y ponerme el par de tacones.

— ¡Por un demonio!

— Señorita, ya casi llegamos al punto muerto.

— Esta bien, yo me encargo de arreglar todo y ocultar a una rehén para tomar su lugar. Tu sólo abre la compuerta trasera y cierrala cuando me escuches subir.

Después de un rato, pude deshacerme del ridículo traje y lo guardé como pude dentro del bolso. Tuve que arreglarme el cabello con ayuda del reflejo en la ventana, esperando no quedar demasiado mal con mi aspecto.

— Aquí — Anunció el chofer deteniendo el auto. Bajé con rapidez después de dejar el bolso bajo mi asiento y verificar que si traía mi intercomunicador en uno de los bolsillos del vestido. Despues de ello, corrí lo más rápido que pude en dirección a la puerta del contenedor (Cosa que se me hizo un poco difícil, por los tacones).

El espectáculo que encontré al abrir la puerta fue un poco difícil de digerir, sin embargo no lo pensé mucho antes de subir y acomodarse junto a aquellas chicas. Ninguna estaba de pie, la mayoría se encontraban sentadas o de rodillas, algunas con marcas de golpes visibles en las piernas, posiblemente culpa de la brusquedad con la que habían entrado.

La luz era bastante tenue, pero fue suficiente como para encontrar a una chica que compartiera algunas características físicas conmigo, tales como el color de piel y la forma del cabello.

Tuve que acercarme a la aterrorizada joven y quitarle la venda de los ojos.

— Tienes que esconderte — le susurre al oido, mientras hacia un gesto con la mano, indicándole que guarde silencio —*If you want to live, you have to hide and not make noise. *¿Entiendes español? Do you speak spanish? — La chica asintió con la cabeza y emitió un quejido afirmatorio, por lo que decidí continuar hablando, está vez en mi idioma para no quemarme mucho las neuronas — *Voy a ayudarte a salir de aquí. Tienes que guardar silencio y quedarte quieta porque debo a ocultarte y tomar tu lugar. No salgas de tu escondite al menos que alguien te diga que lo hagas. Vas a volver a tu hogar, siempre y cuando no reveles mi identidad ni digas quien te ayudó. Nadie debe saber quién soy, así que si le dices a algún policía o investigador, tendré que matarte ¿Trato hecho?

Ella asintió nuevamente. No pude evitar sentir algo de lastima al ver aquellos ojos cristalizados, pero tenía que ser lo más directa posible. El tiempo estaba corriendo y lo más importante era concretar la misión sin que nadie conociera mi identidad.

Verifique el nudo que sostenía su mordaza y el de la venda que anteriormente también nublaba sus ojos. Até ambos nudos detrás de mi cuello, de manera que pudiera acomodarlos después y me encargué de ocultar a la rehén entre un montón de mantas viejas y costales que se hallaban ahí de manera bastante conveniente. Finalmente acomodé ambos trozos de tela sobre mi boca y ojos respectivamente, para después cerrar las esposas alrededor de mis muñecas, con ambas manos en mis espaldas.

El camino se me hizo eterno, ya que inevitablemente esos ridículos tacones dificultaban la tarea de mantener el equilibrio. Los minutos corrieron lentamente y poco a poco perdí la noción del tiempo. Incluso consideré la idea de quedarme dormida, ya que me sentía particularmente cansada, pero debía permanecer al tanto de todo lo que ocurría a mi alrededor.

No me percaté de cuanto tiempo pasó en realidad. Sólo supe que había llegado a mi destino cuando el camión volvió a detenerse. Esta vez fueron varias voces las que escuché afuera del contenedor. Fue difícil ponerme de pie, pero lo fue aún más cuando un bastardo me levantó a la fuerza y me arrastró afuera del camión. Debía admitir que sentía pánico de que él descubriera quien era yo o se percatara de la chica que estaba oculta adentro.

Me llevaron a través de, lo que deduje era un jardín. Escuché el sonido de las bisagras de metal abriendo una pesada puerta, por la cual tuvimos que pasar para bajar por unos escalones. Todo hasta llegar a una habitación; en la cual nos amontonaron a todas las rehenes.

Estaba demasiado estresada a esas alturas, pero mi obligación era soportar todo aquello. Lo único que escuchaba era el sonido de pisadas yendo y viniendo junto al ruido del segundero de un reloj.

"Seguramente hicieron el reloj ruidoso a propósito."

Cuando llegaron por mi, tuve que concentrarme al máximo para visualizar y memorizar los pasadizos por los que me llevaron, trazando un mapa lo más exacto posible en mi cabeza. Tendría que volver después por las rehenes y salir del lugar de forma discreta.

Supe que habíamos llegado al lugar de la subasta cuando me obligaron a sentarme en una silla irónicamente cómoda. Me retiraron después la venda de los labios y de los ojos, entonces me encontré con una habitación totalmente negra, recubierta por un cristal blindado.

Me sentía como una muñeca en una caja casi silenciosa. Casi, por que unas extrañas vibraciones proporcionaban un leve ruido. Era seguro que estaba siendo observada y las vibraciones eran producidas por las personas que ofrecían el dinero por el producto.

Comenzé a tocar el cristal y golpearlo con las uñas. El sitio me causaba inquietud, sobretodo cuando por mi mente paso la idea de que podían aplastarme ahí adentro, pero tenía que mantenerme tranquila a pesar de los malos recuerdos que la oscuridad me ofrecía.

Cualquier persona con claustrofobia enloquecería en un lugar asi. Y a pesar de yo no sufrirla, sentía que me estaba ahogando.

Traté de respirar con lentitud, pero pronto me hallé temblando y tirando de mi cabello, sumida en el pánico. Estaba aterrada de que algo fallara y me acabaran ahí mismo. Mi habilidad ni siquiera funcionaría por culpa del color de la habitación, ¿Qué le ocurriría a Akutagawa si me descubrían? ¿Porqué sentía tantas miradas encima si ni siquiera estaba consciente de cuanta gente había? ¿Porqué el marcador no dejaba de vibrar?

Ojalá Akutagawa estuviera a salvo en ese momento y pudiera cumplir con su misión respectiva. Yo aún tenía que esperar para sacar mi intercomunicador de su escondite, pero estaba más que harta de esperar. Y justo cuando llegue a mi límite, todo se volvió repentinamente más desesperante.

Una bolsa de tela me cubría la cabeza.

Mientras más trataba de luchar por salir de ese agarre, más me asfixiaban, por lo que dejé de forcejear al sentir el poco aire que tenía abandonando mis pulmones. Cuando me rendí, una persona mucho más alta y fuerte que yo me arrastró como un costal de papas fuera de la habitación. Sólo pude pensar con mucho hastío en la ridícula cantidad de veces en las que me habían arrastrado de un lugar a otro durante la noche.

No tardó mucho en llegar alguien más al lugar y cerrar la puerta metálica de la habitación. Escuché un pequeño intercambio de palabras y algunas pisadas, finalmente la persona que me habia traído se marchó.

Entre en pánico cuando sentí el tacto frío de alguien tomando uno de mis brazos. Por un momento creí que aquella persona intentaría lastimarme, pero para sorpresa mía, aquella gélida mano quitó con agilidad las esposas, a la vez que la bolsa de tela caía al piso. Abrí los párpados lentamente, intentando adaptarme a la tenue luz del lugar.

— Tenemos que irnos rápido. Acabo de desacatar una orden por culpa tuya — Akutagawa tenía el ceño fruncido. Sentí un alivio leve por saber que estaba ahí, pero el alivio rápidamente fue reemplazado por preocupación.

— ¿Por qué estas aquí? Vas a retrasarte con tu misión — interrogué mientras me ponía de pie con dificultad.

— La mocosa que tanto querías buscar está en este lugar. Estaba en la obligación de decírtelo — lo observé con asombro mientras un trozo de tela gris me ayudaba a estabilizarme, ya que mis piernas estaban alambradas.

— ¿Aki? — murmuré incrédula.

— Si. La vi a ella y otras niñas entrando a uno de los salones. Parece que tienen intención de venderlas también.

— ¿Y que podemos hacer?  — pregunte para mí misma, sin embargo, hablé en voz alta de manera inconsciente.

— ¿De verdad me estás preguntando que deberíamos hacer? Vine a aquí a advertirte de esto, no a ofrecerte mi ayuda.

— Gracias por avisarme, pero debes ser consciente de que con eso ya estás ayudándome, así que asumiré que si lo harás — respondí burlona — Debe haber alguna forma de sacar a esas niñas antes de destruir el edificio.

— Te dijeron que huyeras con las rehenes, (T/n). Pero no dejes tu trabajo a medias — me recordó Akutagawa mientras se cruzaba de brazos —. Estas aquí para matar a la persona tras la organización de este evento, así que esa debe ser tu prioridad ante cualquier otra.

— Ni siquiera tengo idea de donde está — aclaré con molestia —. No entiendo la necesidad de matarlo yo misma. Después de la explosión, es poco probable que él sobreviva.

—Deja de decir estupideces. Te permitiré ir en busca de las rehenes  siempre y cuando hagas tu trabajo y concluyas tu parte de la misión — Akutagawa me dedico una mirada amenazante mientras tomaba uno de mis brazos con fuerza.

— Bueno, si ese es el caso, creo que debería darme prisa e irme. Tu encargate de destruir este lugar — hablé, caminando en dirección a la puerta — Y no vayas a ensuciar tu traje. Te ves muy guapo con él.

— Mantente comunicada conmigo, (t/n) — advirtió él.

— No te preocupes, lo haré — respondí después de inhalar profundamente, tratando de calmarme, mientras tomaba la perilla de la puerta y la giré —. Ten cuidado

— Tu también — Lo escuché decir antes de desaparecer en una de las sombras de aquel pasillo casi vacío. Comenzé a avanzar lentamente por aquel tramo convenientemente largo, en busca de alguien que pudiera guiarme hasta donde el jefe estuviera.

No fue una tarea difícil identificar a los guardias de seguridad que caminaban por los amplios pasillos, todos ellos tenían un traje negro con unos lentes de sol a juego, demasiado obvio en realidad. Tome a uno de ellos por la espalda y pose una de mis manos sobre su boca, mientras la otra tomaba el arma dentro de su traje.

— Guiame a donde está el jefe — le susurre al oido, mientras el cañón del revolver apuntaba su cabeza. Él asintió con lentitud —. Te agradeceré si no me causas proble-

No pude terminar la frase, en una rápida maniobra él me tomo de los codos y me forzó a salir de las sombras, en el proceso caí de espaldas quedando frente a él.

— ¿Quién carajos eres y porque buscas al jefe? — murmuró. Agradecí internamente que no hubiera gritado, sin embargo, sabía que me encontraba en problemas ahora.

— Se metió con la gente que no debía. Y si tu no quieres acabar muerto, te recomiendo cooperar — respondí, poniéndome de pie y usando una de las sombras para hacerlo caer a él, quitándole los lentes de sol en el proceso. Las sombras envolvieron sus manos y Aquellas orbes rojas que salieron a la luz me miraron con furia. Apunté mi arma en su dirección para amenzarlo.

— Dispara, linda. El ruido va a atraer a otros guardias.

— ¿Si tanto te preocupa el ruido, porque sigues murmurando en vez de gritar? — Interrogué con fastidio, ya que él me estaba quitando tiempo valioso. Además, no dispararía, de todas formas asesinarlo con las sombras sería más rápido y silencioso.

— Me descubriste. Estaba admirando tus piernas desde aquí.

— ¿Vas a llevarme o no, imbécil? — murmuré agachandome a su altura y tomando una parte de las sombras entre mis dedos, procediendo a cortar parte de su mejilla con rapidez. Quería degollarlo, pero aún tenía esperanza de que él me guiará hacia mi objetivo.

— ¿Qué es lo que ofreces a cambio?

— Tu vida y tu libertad. Pero, ya perdí suficiente tiempo contigo. Puedo disparar, y de esa manera también daría con el jefe, así que tu elige vivir o morir, de cualquier forma ganaremos.

— ¿"Ganaremos"? ¿Tú y quienes más?

— Yo y todas las mujeres que ustedes venden como ganado — sonreí disponiendome a terminar de una vez por todas con todo ese lío.

— bien, tu ganas. Te llevaré con él — No pude creer lo fácil que fue, sin embargo aún no estaba del todo confiada. Sospeché que en algún momento aquel tipo intentaría algo, así que de todas formas me preparé mentalmente para lo peor y me decidí no liberarlo hasta que llegáramos a la oficina del jefe.

— ¿Tienes novio?

— Cállate — gruñí, conteniendo las ganas de golpearlo. Aquella situación era demasiado surrealista, y yo no tenía tanto humor como para aguantar todas esas tonterías en una situación tan estresante como aquella.

Además, Aki estaba en peligro.

— Llegamos — anunció, posandose frente a una lujosa y brillante puerta de cedro. Suspiré, este era el momento de acabar con su vida.

— Entra conmigo — hablé, liberando las sombras que estaban alrededor de sus muñecas. Dicha zona tenía algunos cortes, así que procuré no tocarla y sólo lo amenazé con el arma que le había quitado hace un rato.

— Bien — Habló él girando la perilla  entrando. Ingresé justo después de él, la lujosa oficina estaba totalmente vacía.

— Hijo de ...

— ¡Pensé que estaría aquí! — Exclamó con frustración visible.

— Me hiciste perder todo este puto tiempo, idiota — le reclamé, las sombras surgieron de entre las paredes.

— Esperalo aquí. Debe estar verificando la mercancía nueva para quedarse con una de ellas, seguramente volverá pronto — Habló con desesperación.

— Gracias por la información, tal vez sea útil pero no cumpliste tu parte, así que no puedo dejarte vivo.

— ¡Al menos dime que es lo que necesitabas del jefe! Te ayudaré a ti y al resto de mujeres, sólo déjame irme...

Una de sus manos ensangrentadas se posó sobre las mias, las cuales retiré rápidamente con algo de asco. Le dediqué una última mirada y finalmente las sombras lo consumieron, devorando su cuerpo y cortando su cuello rápidamente.

De repente todo se oscurecio para mí.

[ . . . ]

[ . . . ]

— ¡Despiertala! — escuché un grito a medias. Mis párpados se abrieron con sorpresa. Sentí todo el cuerpo inmovilizado y me percaté rápidamente de la silla a la que estaba esposada y la cinta que cubría mi boca. Me encontraba en una habitación hecha completamente de espejos, aquello me alarmó aún más — No puedo creer que dejaste que llegara tan lejos. Tu y todos los que están aquí son una jodida bola de incompetentes...

— Lo lamento...

— ¡No quiero escucharte, Yukio! Vete a reunir a todos los productos, quiero que los lleven al sótano. Lo más seguro es que esta perra tenga a alguien más aquí adentro — entré en pánico cuando lo escuché hablar. Si no me daba prisa, posiblemente descubriría la identidad de Akutagawa y la misión completa fracasará — ¡De prisa, mocoso inútil! ¡Y revisa todo el edificio!

Apenas vi al guardia salir de la habitación, mis ojos analizaron toda la habitación en busca de una salida rápida; pero tuve que levantar la mirada cuando mi cabello fue tomado bruscamente por aquel hombre que permaneció adentro del lugar. Tenía una mirada horrible y su ceño fruncido sólo podía decirme lo furioso que se encontraba.

— ¿Qué son esos ojos? Me dijeron que me estabas buscando, ¿Por qué tanto miedo repentino?

Permití que siga tirando de mi cabello y moviera mi cráneo a gusto suyo. Pretendía ser sumisa hasta encontrar la mejor solución posible, puesto que las pocas sombras que tenía cerca, eran bastante tenues y no serían suficientes para atacar.

— Ahora vas a decirme quien te envío, zorra — Negué con la cabeza, con intención de mostrarme asustada — ¿Cómo que no? no sabes lo que te espera, ¡Habla, maldita prostituta! ¡¿Quién te envío?!

¿Qué obsesión tenía aquel tipo con ponerme esos apodos tan desagradables?. Lo peor de toda aquella situación es que pretendía que yo hablara, aún teniendo la boca cubierta.

— ¿Vas a hablar o no, perra? —  Aquel hombre era ridiculamente tonto. Tuve que asentir con lágrimas en los ojos, culpa del dolor que estaba sintiendo en mi delicado cuero cabelludo. Con todo eso, seguramente ya había perdido un par de mechones de cabello.

El tipo me arrancó la cinta adhesiva de la boca; llevándose consigo algunos trozos pequeños de carne de mis labios, los cuales estaban sangrando.

— ¡Ahora dímelo, maldita!

— Fue el líder de la corporación Inoshita, planeaba asesinarlo para sabotear las elecciones.

— ¿Por qué será que no puedo creerte, mujer estúpida?

— ¡Puedo darle pruebas! ¡Por favor déjeme ir! — grité con desesperación. Realmente no fingí del todo, pues utilicé la ansiedad reprimida durante la noche; todo mezclado con la impaciencia por acabar la misión y poder irme junto a Aki de ese horrible lugar.

— Ni siquiera creas que voy a dejarte ir como si nada, una arpía como tú no merece algo así — Sentí con asco como una de sus manos se paseaba libremente entre mis muslos, mientras la otra tomaba mi rostro para obligarme a mirar su grasosa y arrugada cara. Él también tenía unos ojos rojos bastante intimidantes, al igual que el guardia que me había tendido aquella trampa.

Traté de liberar las esposas manteniendo una de mis manos extendida sobre la otra y formando una sombra bastante fina, formando una especie de aguja, la cual trataba de insertar dentro de la cerradura de las esposas. Pero la tarea era complicada si mis manos esposadas se hallaban justamente en mis espaldas.

— Por favor suelteme — rogué de manera casi inconsciente, desesperada por que aquella situación estaba distraendome lo suficiente como para hacer un plan de escape eficiente. Mi pulso se aceleró. Cerré los ojos con repulsión, no podía dejar de tratar de moverme inútilmente, sólo sentía sus manos invadiendo mi cuerpo cada vez más. Me hallaba totalmente asqueada.

— ¿Quién te crees que eres para darme órdenes? — Su mano se estrelló contra mi mejilla izquierda. Un sabor metálico llegó hasta mi paladar cuando me mordí la parte interna de la mejilla. No pude evitar tragar algo de saliva mezclada con mi propia sangre.

Estaba desesperandome por culpa de aquella estúpida cerradura, sabía que debía darme prisa, pero mis sombras eran tan tenues que se romperían si trataba de cortar las cadenas, por lo que abrir las esposas a la antigua era mi única opción.

Traté de forcejear cuando él comenzó a romper la ropa que llevaba puesta. Estaba furiosa y a la vez asustada, sintiéndome cada vez más vulnerable. Pero finalmente logre abrir la estúpida cerradura, justo cuando aquel degenerado se arrodilló a la altura de mis caderas.

Tomé sus hombros y los sujeté con todas mis fuerzas, a la vez que use la sombra dentro de mi falda para apuñalarlo justo en el estómago.

— Juro que voy a matarte... — para sorpresa mía, el tipo se levantó como si nada. Jadeé asustada cuando tomó mis piernas inmóviles y me arrojó violentamente contra una de las paredes.

Mi mente daba vueltas, tantas que apenas pude notar que la sangre goteaba de su abdomen. Al parecer mi corte no fue lo suficientemente profundo para dejarlo inconsciente.

Me culpaba por ser demasiado estúpida y confiada. Ahora por mi ridículo error la misión se retrasaría.

Juraba por segundos que estaba apunto de desmayarme por el golpe, pero no podía pensar con demasiada claridad si tenía a una persona pateandome directamente en el estómago. Tuve que contorsionarme para poder cortar los gruesos trozos de cinta que sostenían e inmovilizaban mis tobillos. Apenas podía respirar y mi boca estaba llenándose de sangre otra vez, pero me las arreglé para formas una sombra nuevamente, apuñalando con ella los ojos de mi oponente.

A pesar de mi vista levemente temblorosa y nublada, corrí a la puerta con mis pocas fuerzas en cuanto tuve oportunidad y la abrí rápidamente. Al estar apoyada en ella, los tacones ayudaron a desestabilizarme, terminando en irme de rodillas contra el pasillo fuera de la habitación llena de espejos.

— Ugh... — un líquido espeso cubrió mis manos. El lugar era inundado por un olor asqueroso. Todo estaba oscuro, las únicas dos fuentes de luz eran la habitación de la que acababa de salir y una puerta cerrada al otro lado del pasillo, mientras que el único sonido audible eran los gritos de dolor y amenazas que provenían del jefe.

Por un momento pensé que el sitio era una especie de alcantarillado, por lo que me levanté bruscamente (culpa del asco). Me resbalé y para mí mala suerte, mi cuerpo se desestabilizó otra vez y caí de costado, está vez yendo hacia un extraño pero blando mueble que amortiguó mi caída. Traté de calmarme y respirar tranquilamente, parpadeando de prisa en mi intento de recuperar la visión. Mi estúpida anemia provocaba que está se nublara si me levantaba de manera brusca como lo acababa de hacer.

Pero hubiera deseado no haber visto nada de eso.

El líquido que estaba en mis manos no era nada más ni menos que sangre humana, mientras que el "Mueble" en cuestión era un montón de cuerpos mutilados. Tan sólo dos portaban la cabeza, pero estas tenían una expresión de horror dibujada. Más allá estaban las cabezas faltantes; suspendidas de múltiples ganchos, tambaleandose adelante y atrás en un ritmo hipnótico.

En algún punto me pregunté si abandoné el edificio principal, incluso me cuestioné si habían transcurrido minutos, horas e incluso días desde que me llevaron a esa habitación. Mi prioridad era salir de allí, así que me apresuré a utilizar mis sombras para cortar el cuerpo del líder en varias partes. Dicha acción por más cruel y desagradable que fuera, me otorgó una momentánea pero fuerte paz conmigo misma y la situación.

Salí dando pasos largos pero fuertes, procurando no volver a resbalar, mis piernas temblaban por culpa de la ansiedad y el frío que se colaba a través de mis mallas rasgadas. Abrí la puerta silenciosamente, procurando que nadie me escuchara. Afuera no había absolutamente nadie; lo único que esperaba en el suelo era una chaqueta de vestir pulcramente doblada, sobre ella estaba mi intercomunicador. 

Lo tome entre mis manos y trate de contactar a Akutagawa, al mismo tiempo que ingresaba en una de las sombras, cuidando que nadie viniera. El dispositivo parecía estar en perfecto estado, al punto que segundos después escuche la voz de Akutagawa al otro lado de la línea.

— ¿Te dignaste al fin a contestar? He de asumir que terminaste con tu trabajo.

— Acabé con el jefe, pero aún no encuentro a las chicas. Creo que se las llevarán a todas al sotano.

— ¿Crees?

— No puedo confirmarlo, lo siento, no se que hacer. Estoy demasiado estrasada con todo esto y mi trabajo se retrasa — hable con rapidez, tratando de quitarme los estúpidos tacones para avanzar un poco más rápido.

— Deja de dramatizar. Ve al sótano, acabo de ver a algunos guardias llevando algunas rehenes en esa dirección.

— ¿Cómo sabes que van al sótano? — hable entre jadeos, pues había comenzado a correr en busca de dicho sitio.

— Sólo lo se, mujer, ve a hacer tu trabajo. Yo iré por las niñas, los detonadores están programados para dentro de cinco minutos.

— Bien — Hablé, dando por terminada la conversación. Fue un enorme alivio ver a los pocos segundos un guardia escoltando a un par de jóvenes amordazadas, sólo tenía que seguirlo en dirección al sótano.

Habían exactamente 12 guardias dentro de la habitación. Al parecer todos iban armados, lo cual significaba un riesgo enorme para aquellas mujeres. Tuve que salir de mi escondite con las manos en alto, pocisionandome exactamente en el marco de la puerta.

Todos apuntaron sus armas en mi dirección, ante lo cual sólo cerré la puerta del lugar y volví a refugiarme en las sombras de las paredes. Escuche algunos gritos y ordenes de dentro de la habitación.

Cuando el primer grupo salió para buscarme, rompí uno de los bombillos con mi habilidad, creando una enorme sombra en el pasillo, que acabo con ellos en cuestión de segundos. Aproveché el momento de sorpresa y nuevamente ataqué a los guardias que quedaban dentro, acabando con todos finalmente.

Lo más complicado fue sacar a las rehenes, ya que la mayoría estaban espantadas por todo el alboroto. Incluso un par había llegado a presenciar la escena, pues no tenían los ojos vendados.

— Nos vamos, nos vamos — les repetí a ambas jovenes y rompí las esposas que aprisionaban sus manos. Ambas gritaron horrorizadas, tratando de alejarse de mi. Observé el lugar, unas llamativas letras verdes señalaban la salida ubicada en el lado contrario del sotano.

— ¡Estoy afuera con el camión esperando! ¿En que momento vas a salir? — escuché una voz familiar acercándose desde la puerta de salida, unos pasos firmes se acercaron rápidamente y pude vislumbrar aquel particular sombrero — ¡Tenemos dos minut-

La mirada de Chuuya se paseó por mi figura de arriba a abajo, se notaba una particular sorpresa en sus ojos. Era evidente que mi aspecto era asqueroso después de todo lo ocurrido. Incluso yo deseaba darme una larga ducha antes de ver algún espejo.

— ¿Porque estas cubierta de sangre?

— La situación se complicó. Por favor, ayudeme a llevar a las rehenes, Chuuya-san — Hablé en una reverencia.

—... Bien, vamos — dijo sin soltar otra palabra al respecto.

Con ayuda de Chuuya fue más fácil sacar a las rehenes del lugar. Incluso las jóvenes que estaban con los ojos al descubierto nos ayudaron en guiar a la salida a un grupo de chicas que aún estaban inmovilizadas. Subimos a todas las jóvenes al camión de transporte en el que llegaron, no sin antes darles una advertencia acerca de lo importante que era mantenerse calladas y no revelar nuestra identidad ante cualquier interrogatorio. El camión partió incluso más rápido de lo que llegó inicialmente.

Tan pronto Chuuya y yo nos alejamos lo suficiente, una fuerte explosión iluminó aquella tranquila y silenciosa noche. Todas las puertas del edificio se hallaban debidamente cerradas, al igual que los barrotes de las ventanas impedían que alguien huyera del incendio. Ryunosuke había hecho un excelente trabajo.

— Akutagawa y todos nuestros agentes salieron hace algunos momentos por suerte. Gracias a ustedes dos hoy no tuvimos ninguna baja... — No le presté demasiada atención al ejecutivo. Mi mente estaba totalmente dispersa por lo que había pasado minutos atrás en la habitación llena de espejos. No pude evitar que mis ojos se criatalizaran un poco al darme cuenta que aún sentía aquellas sucias manos sobre mi cuerpo.

— ¡Anee-san! — Un grito agudo me sacó de mis pensamientos. Tan pronto como nos alejamos lo suficiente del edificio envuelto en llamas, aquella niña de cabellos rubios corrió torpemente en mi dirección mientras sollozaba.

Yo aún estaba consternada cuando ella me abrazó, llorando con fuerza . Sentí mi corazon quebrandose a medida que las lágrimas en mis ojos se liberaban, culpa de aquel cúmulo de emociones.

Abracé a la pequeña mientras agradecía al mundo por primera vez que no me hubiera arrebatado a Aki. Después de tantas pérdidas, sabía que no podría soportar una más.

En algun momento, aún estando de rodillas y en mi miserable estado, mis ojos se encontraron con unas imperturbables orbes grises, las cuales me miraban de forma comprensiva y paciente.

En ese momento, consideré tal vez no agradecerle al mundo por conservar conmigo a Aki. Tal vez debía agradecerle que me hubiera enviado a una persona fuerte que supliera mis debilidades.

Estaba profundamente agradecida de tener conmigo a Akutagawa.

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"Quiero que todo el mundo sepa que soy la mitad de un alma dividida"


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Hola, que tal va su inicio de año? Yo estoy a punto de tener una crisis y soltarle un puñetazo a alguien ♡.

Quisiera pedir una disculpa por tardar tanto en la actualización. Este capítulo fue particularmente difícil de escribir, se me hizo demasiado pesado, al punto de que incluso consideré más de una vez dejar la historia.

Espero que al menos lo hayan disfrutado un poquitín. Se que no tengo perdón de Dios 💔.

Trataré de subir una actualización la próxima semana. Por lo pronto, publicaré un capítulo del libro de Dazai que está abandonado en mi perfil (Les agradecería muchísimo si se pasean por ahí y me brindan su apoyo).

También quería mencionar que estoy pensando en crear una playlist en Spotify para este fanfic. Quisiera saber sus opiniones 💖.

- 90% de la playlist es de Mitski, ajajjaja-

Por cierto, vieron los Spoilers del manga? Asagiri por fin nos dio lo que tanto queríamos, pero no de la manera en la que me lo imaginaba :c.

(Yo no quería que Chuuya aparezca por lo pronto, sabía que algo así pasaría. Ahora ando llorando)

Bueno, creo que eso es todo por hoy. Les deseo un lindo fin de semana 💗

Psdt:
En este capitulo hay un nuevo personaje que tomará relevancia en la trama más adelante. Estoy segura de que ya saben quién es.

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