βž€ Yggdrasil | Vikingos

By Lucy_BF

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π˜π†π†πƒπ‘π€π’πˆπ‹ || ❝ La desdicha abunda mΓ‘s que la felicidad. ❞ Su nombre procedΓ­a de una de las leyendas... More

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β€– ππ‘π„πŒπˆπŽπ’ 𝐈
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β€– π†π‘π€Μπ…πˆπ‚πŽπ’ 𝐈
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β€– π“π‘π€Μπˆπ‹π„π‘π’
━ Proemio
π€πœπ­π¨ 𝐈 ━ 𝐘𝐠𝐠𝐝𝐫𝐚𝐬𝐒π₯
━ 𝐈: Hedeby
━ 𝐈𝐈: Toda la vida por delante
━ 𝐈𝐈𝐈: Fiesta de despedida
━ πˆπ•: Una guerrera
━ 𝐕: Caminos separados
━ π•πˆ: La sangre solo se paga con mΓ‘s sangre
━ π•πˆπˆ: Entre la espada y la pared
━ π•πˆπˆπˆ: Algo pendiente
━ πˆπ—: Memorias y anhelos
━ 𝐗: No lo tomes por costumbre
━ π—πˆ: El funeral de una reina
━ π—πˆπˆ: Ha sido un error no matarnos
━ π—πˆπˆπˆ: Un amor prohibido
━ π—πˆπ•: Tu destino estΓ‘ sellado
━ 𝐗𝐕: SesiΓ³n de entrenamiento
━ π—π•πˆ: SerΓ‘ tu perdiciΓ³n
━ π—π•πˆπˆ: Solsticio de Invierno
━ π—π•πˆπˆπˆ: No es de tu incumbencia
━ π—πˆπ—: Limando asperezas
━ 𝐗𝐗: ΒΏQuΓ© habrΓ­as hecho en mi lugar?
━ π—π—πˆ: PasiΓ³n desenfrenada
━ π—π—πˆπˆ: No me arrepiento de nada
━ π—π—πˆπˆπˆ: El temor de una madre
━ π—π—πˆπ•: Tus deseos son Γ³rdenes
━ 𝐗𝐗𝐕: Como las llamas de una hoguera
━ π—π—π•πˆ: Mi juego, mis reglas
━ π—π—π•πˆπˆ: El veneno de la serpiente
━ π—π—π•πˆπˆπˆ: ΒΏPor quΓ© eres tan bueno conmigo?
━ π—π—πˆπ—: Un simple desliz
━ 𝐗𝐗𝐗: No te separes de mΓ­
━ π—π—π—πˆ: Malos presagios
━ π—π—π—πˆπˆ: No merezco tu ayuda
━ π—π—π—πˆπˆπˆ: Promesa inquebrantable
━ π—π—π—πˆπ•: Yo jamΓ‘s te juzgarΓ­a
━ 𝐗𝐗𝐗𝐕: Susurros del corazΓ³n
━ π—π—π—π•πˆ: Por amor a la fama y por amor a OdΓ­n
π€πœπ­π¨ 𝐈𝐈 ━ π•πšπ₯𝐑𝐚π₯π₯𝐚
━ π—π—π—π•πˆπˆ: Donde hubo fuego, cenizas quedan
━ π—π—π—π•πˆπˆπˆ: MΓ‘s enemigos que aliados
━ π—π—π—πˆπ—: Una velada festiva
━ 𝐗𝐋: Curiosos gustos los de tu hermano
━ π—π‹πˆ: Cicatrices
━ π—π‹πˆπˆ: Te conozco como la palma de mi mano
━ π—π‹πˆπˆπˆ: Sangre inocente
━ π—π‹πˆπ•: No te conviene tenerme de enemiga
━ 𝐗𝐋𝐕: Besos a medianoche
━ π—π‹π•πˆ: Te lo prometo
━ π—π‹π•πˆπˆ: El inicio de una sublevaciΓ³n
━ π—π‹π•πˆπˆπˆ: Que los dioses se apiaden de ti
━ π—π‹πˆπ—: Golpes bajos
━ 𝐋: Nos acompaΓ±arΓ‘ toda la vida
━ π‹πˆ: Una red de mentiras y engaΓ±os
━ π‹πˆπˆ: No tienes nada contra mΓ­
━ π‹πˆπˆπˆ: De disculpas y corazones rotos
━ π‹πˆπ•: Yo no habrΓ­a fallado
━ 𝐋𝐕: Dolor y pΓ©rdida
━ π‹π•πˆ: No me interesa la paz
━ π‹π•πˆπˆ: Un secreto a voces
━ π‹π•πˆπˆπˆ: Yo ya no tengo dioses
━ π‹πˆπ—: TraiciΓ³n de hermanos
━ 𝐋𝐗: Me lo debes
━ π‹π—πˆ: Hogar, dulce hogar
━ π‹π—πˆπˆ: El principio del fin
━ π‹π—πˆπˆπˆ: La cabaΓ±a del bosque
━ π‹π—πˆπ•: Es tu vida
━ 𝐋𝐗𝐕: Visitas inesperadas
━ π‹π—π•πˆ: Ella no te harΓ‘ feliz
━ π‹π—π•πˆπˆ: El peso de los recuerdos
━ π‹π—π•πˆπˆπˆ: No puedes matarme
━ π‹π—πˆπ—: Rumores de guerra
━ 𝐋𝐗𝐗: Te he echado de menos
━ π‹π—π—πˆ: Deseos frustrados
━ π‹π—π—πˆπˆ: EstΓ‘s jugando con fuego
━ π‹π—π—πˆπˆπˆ: Mal de amores
━ 𝐋𝐗𝐗𝐕: Brezo pΓΊrpura
━ π‹π—π—π•πˆ: Ya no estΓ‘s en Inglaterra
━ π‹π—π—π•πˆπˆ: Sentimientos que duelen
━ π‹π—π—π•πˆπˆπˆ: ΒΏQuiΓ©n dice que ganarΓ­as?
━ π‹π—π—πˆπ—: Planes y alianzas
━ 𝐋𝐗𝐗𝐗: No quiero perderle
━ π‹π—π—π—πˆ: Corazones enjaulados
━ π‹π—π—π—πˆπˆ: Te quiero
━ π‹π—π—π—πˆπˆπˆ: La boda secreta
━ π‹π—π—π—πˆπ•: Sangre de mi sangre y huesos de mis huesos
━ 𝐋𝐗𝐗𝐗𝐕: Brisingamen
━ π‹π—π—π—π•πˆ: Un sabio me dijo una vez
━ π‹π—π—π—π•πˆπˆ: Amargas despedidas
━ π‹π—π—π—π•πˆπˆπˆ: Te protegerΓ‘
━ π‹π—π—π—πˆπ—: El canto de las valquirias
━ 𝐗𝐂: Estoy bien
━ π—π‚πˆ: Una decisiΓ³n arriesgada
━ π—π‚πˆπˆ: TΓΊ harΓ­as lo mismo
━ π—π‚πˆπˆπˆ: Mensajes ocultos
━ π—π‚πˆπ•: Los nΓΊmeros no ganan batallas
━ 𝐗𝐂𝐕: Una ΓΊltima noche
━ π—π‚π•πˆ: No quiero matarte
━ π—π‚π•πˆπˆ: Sangre, sudor y lΓ‘grimas
━ π—π‚π•πˆπˆπˆ: Es mi destino
━ π—π‚πˆπ—: El fin de un reinado
━ 𝐂: HabrΓ­a muerto a su lado
━ π‚πˆ: El adiΓ³s
━ 𝐄𝐩𝐒́π₯𝐨𝐠𝐨
β€– π€ππ„π—πŽ: πˆππ…πŽπ‘πŒπ€π‚πˆπŽΜπ 𝐘 π†π‹πŽπ’π€π‘πˆπŽ
β€– π€π†π‘π€πƒπ„π‚πˆπŒπˆπ„ππ“πŽπ’
β€– πŽπ“π‘π€π’ π‡πˆπ’π“πŽπ‘πˆπ€π’
β€– π’π„π†π”ππƒπŽ π‹πˆππ‘πŽ

━ π‹π—π—πˆπ•: CreΓ­a que Γ©ramos amigas

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By Lucy_BF

──── CAPÍTULO LXXIV ───

CREÍA QUE ÉRAMOS AMIGAS

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( NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR )

◦✧ ✹ ✧◦

        DRASIL NO PODÍA DEJAR DE PENSAR, de darle vueltas a lo que había sucedido la velada anterior. Todas y cada una de las cosas por las que había tenido que pasar en las últimas horas no dejaban de repetirse una y otra vez en su atolondrada mente, torturándola, martirizándola. La confrontación con Margrethe, los dardos envenenados de Lagertha, la discusión con Ubbe... No mentía cuando decía que apenas había podido pegar ojo en toda la noche. Por más que lo hubiera intentado, le había resultado imposible conciliar el sueño. Aunque no se sorprendía, dadas las circunstancias.

En cuanto su prometido se había marchado, dejándola sola con sus turbulentos pensamientos, se había encerrado en su alcoba y metido en su cama para poder llorar tranquila. Se había derrumbado completamente, cediendo a esa vorágine de sensaciones discordantes que llevaba acompañándola desde que la antigua thrall —y posteriormente la soberana de Kattegat— había lanzado su ponzoña contra ella. Y aun así... Aun así no había hallado consuelo alguno, ni siquiera cuando su progenitora irrumpió en su dormitorio y le ofreció el refugio cálido y seguro de sus brazos y su pecho.

Se removió sobre el mullido colchón y se aovilló sobre sí misma, abrazándose las piernas flexionadas. La calidez que le brindaban las mantas contrarrestaba el frescor que se colaba a través de las finas cortinas que cubrían la única ventana con la que contaba el aposento. La luz del nuevo día también traspasaba la tela, iluminando parcialmente la estancia. Sól ya había salido para alumbrar Midgard, surcando los cielos en su resplandeciente carroza, pero ni siquiera la claridad proporcionada por la diosa lograba reconfortar a la hija de La Imbatible.

Sentía un enorme vacío en su interior, una zozobra imposible de describir con palabras. No tenía fuerzas ni voluntad para nada, ni siquiera para levantarse del lecho. Estaba totalmente hundida, sumida en un pozo de amargura y desesperación. El nudo en su garganta no desaparecía, así como tampoco la presión que se había instaurado en su pecho. Todo era tan opresivo, tan asfixiante... Tan doloroso. Jamás había sentido nada semejante.

Estaba recostada de medio lado, de cara a la pared. Sus iris esmeralda, bajo los que podían apreciarse unas prominentes ojeras, se mantenían fijos en la rugosa superficie. Estaba pálida y demacrada, con el rastro de las lágrimas saladas surcando sus macilentas mejillas. Esa mañana tenía entrenamiento, pero no pensaba presentarse. No quería que nadie la viera en ese estado, mucho menos sus compañeras de armas.

Fue entonces cuando el sonido de la puerta al abrirse se coló sin previo aviso en sus oídos, provocando que todos y cada uno de sus músculos se contrajeran en un acto reflejo. La madera emitió un enervante chirrido al ser arrastrada por el suelo, justo antes de escucharse una serie de pasos. Drasil no necesitó darse la vuelta para reconocer aquella silenciosa presencia que había ingresado en la habitación.

El cristiano avanzó hacia la mesita que se erigía junto a la cama y depositó en su pulida superficie una bandeja de madera.

El olor a pan recién horneado y a queso de cabra inundó sus fosas nasales, pero no consiguió abrirle el apetito. Llevaba varias horas con el estómago cerrado y parecía que iba a mantenerse así lo que restaba de día. Aunque aquello no es que le supusiera un problema; siempre había sido muy descuidada con la comida, hasta el punto de que podía pasarse un día entero sin ingerir nada. Era algo que arrastraba desde niña y que no cambiaba por más que pasaran los años.

Sentía la penetrante mirada del sajón clavada en ella, cómo sus orbes azabache la escudriñaban a pesar de estar dándole la espalda. El esclavo desconocía la razón de su pesar, el motivo por el que se había enclaustrado en su cuarto, negándose a establecer cualquier tipo de contacto con el exterior, aunque estaba convencida de que ya debía de haber sacado sus propias conclusiones al respecto. Al fin y al cabo, la velada anterior se marchó poco después de que Ubbe apareciera. No había que ser muy inteligente para intuir que las cosas no habían acabado muy bien entre ellos.

—Comida —pronunció el inglés, rompiendo la quietud que hasta ese momento había imperado en la dependencia—. Tú... debes... comer... —añadió, tomándose el tiempo necesario para formar la oración completa—. Madre preocupada.

La skjaldmö se arrebujó en las gruesas mantas que la cubrían, escondiendo el rostro entre los pliegues de tela. Oía tan poco su voz —quitando los ratos en los que trabajaban juntos para superar la barrera del idioma— que todavía no se acostumbraba a ella. Aquel acento marcado seguía haciéndole gracia, pero debía reconocer que tenía una voz bonita. Lástima que la usara tan poco.

Drasil no dijo nada al respecto, en parte porque el nudo que constreñía sus cuerdas vocales se lo impedía. Sabía que su progenitora estaba preocupada por ella, que la noche anterior le había dado un buen susto cuando, al regresar del Gran Salón, la encontró llorando desconsoladamente, pero lo que menos le apetecía en esos momentos era comer. Tenía la impresión de que si lo hacía, su cuerpo acabaría rechazando todo aquello que se llevase a la boca.

El thrall, por su parte, no insistió, seguramente deseando perderla de vista cuanto antes. La muchacha escuchó cómo este giraba sobre sus talones y se encaminaba hacia la salida, a fin de dejarla nuevamente a solas. Alzó la cabeza y miró por encima de su hombro, justo a tiempo para ver cómo el cristiano estiraba el brazo derecho para poder alcanzar el picaporte de la puerta.

—¿Te has enamorado alguna vez? —inquirió Drasil, ocasionando que el hombre se detuviera en seco y se voltease hacia ella. Su fisonomía no transmitía nada, ni la más mínima emoción.

El sajón negó con la cabeza, para luego volver sobre sus pasos. Sus ropas, pese a ser sencillas, no eran de mala calidad como las que llevaban otros esclavos. La propia Drasil se había encargado de ello, de que su aspecto fuera lo más pulcro posible. Puede que estuviera muy por debajo de ella en la pirámide social, pero continuaba siendo una persona. Y mientras ella fuese su dueña, no le iba a faltar de nada.

—No.

La hija de La Imbatible giró sobre su eje para poder encararlo. Se incorporó, apoyando la espalda en el cabecero del lecho, y entrelazó las manos sobre su regazo. Sus dedos largos y delgados no demoraron en ponerse a juguetear los unos con los otros en un mohín nervioso.

—¿Sabes? Yo antes era de las personas que no querían saber nada del amor. La sola idea de atarme a alguien de por vida me generaba escalofríos. —Los labios de Drasil hilvanaron una sonrisa desvaída, aunque no tardó en retornar a una expresión neutral—. No sé... Siempre he tenido otros intereses, otros objetivos. —Sus iris verdes fueron a parar a sus manos unidas, rompiendo el contacto visual con el hombre—. Pero supongo que lo que no quería era sentirme vulnerable. Y ahora entiendo por qué.

Era consciente de que el inglés no había entendido ni la mitad de lo que había dicho, puesto que había empleado vocablos y expresiones que aún no le había enseñado, pero precisamente por eso se estaba abriendo a él: para no sentirse juzgada. Necesitaba desahogarse, verbalizar todo aquello que le quemaba en la punta de la lengua... Aunque de sobra sabía que tarde o temprano tendría que hacerlo también con su madre. La única capaz de arrojar algo de luz sobre aquel asunto.

—El amor en ocasiones puede ser doloroso... Especialmente si se meten terceras personas de por medio —bisbiseó la escudera con un hilo de voz. Volvió a alzar la mirada hacia el moreno, que no se había movido de su sitio. Tenía un porte distinguido y solemne, con aquella expresión inescrutable contrayendo sus rasgos faciales—. Qué curioso, ¿no? De una forma u otra, todos somos esclavos de algo. —Dejó escapar una risita desganada.

El thrall, en cambio, guardó silencio. Aquello último sí parecía haberlo entendido, ya que algo destelló en el fondo de sus iris negros.

Estuvieron así durante unos instantes más, observándose fijamente, hasta que Drasil consideró que ya era momento de dar por finalizada aquella pequeña charla.

Volvió a tumbarse en el lecho y a cubrirse con las mantas, quedando nuevamente de cara a la pared. El cristiano, por su parte, comprendió que quería estar sola, de modo que le dio un último vistazo a la bandeja que había dejado sobre la mesa y se encaminó hacia la salida.

Poco después la puerta volvió a chirriar, cerrándose con un sonoro clack. Solo entonces la skjaldmö dejó de contener las lágrimas que se habían agolpado en sus orbes esmeralda, permitiendo que estas resbalaran sin control alguno por sus mejillas.

Se encogió sobre sí misma y, sintiendo una inmensa desazón en el pecho, ahogó su llanto en la almohada.

Eivør subió con agilidad las escaleras que conducían a lo alto de uno de los torreones de las murallas. Mientras lo hacía, no pudo evitar que el nerviosismo hiciera presa de ella, dado que ese día le tocaba relevar a Torvi en el puesto de vigilancia.

No había vuelto a verla desde la noche anterior, durante la fiesta que se había organizado para celebrar el retorno de Björn Piel de Hierro, con quien había protagonizado una escena de lo más intensa en una de las callejuelas colindantes al Gran Salón. De ahí que le resultara incómodo tener que encontrarse cara a cara con la rubia apenas unas horas después de que su marido —o más bien ex marido— se le hubiese insinuado.

El pulso se le aceleró cuando sus pies pisaron la base de la almena y sus orbes pardos vislumbraron la inconfundible figura de Torvi, que estaba de espaldas a ella, oteando el horizonte. Esta ladeó la cabeza y miró por encima de su hombro, focalizando toda su atención en la recién llegada. El contacto visual entre ambas apenas duró unos segundos, pero fue suficiente para que la intranquilidad de Eivør aumentara de manera considerable.

Torvi no dijo nada, limitándose a observarla con un gesto vacío de toda expresión. Lucía pálida y ojerosa, como si hubiese pasado una mala noche, y sus ojos... Sus ojos habían perdido su habitual brillo, tornándose brumosos y opacos. Su mirada era la de alguien triste, desolado incluso. Y a la más joven no le costó deducir el motivo por el que estaba así.

—Vengo a relevarte —articuló Eivør en tanto jugueteaba con las manos. Tenía las palmas húmedas debido a la fina capa de sudor que se había concentrado en ellas.

Por todos los dioses, aquella situación se le estaba antojando de lo más incómoda. Ya no solo por los remordimientos que la carcomían tras su aventura con Björn, sino por la actitud de la rubia cada vez que coincidían en algún sitio. Esas últimas semanas Torvi se había comportado de un modo bastante extraño con ella, como si constantemente la estuviera analizando... O como si sospechase algo, sobre todo desde que Björn había regresado del Mediterráneo.

Arrugó el entrecejo cuando Torvi volvió la vista al frente, ignorando por completo su comentario. La morena alzó las cejas con desconcierto, pero no dijo nada al respecto. Tampoco trató de acercarse a la mujer; se mantuvo firme en su sitio, a la espera de que Torvi dijera o hiciese algo.

Los segundos transcurrían y ninguna de las dos hablaba, provocando que el ambiente estuviese cada vez más enrarecido. Eivør estaba comenzando a impacientarse, puesto que el silencio pesaba entre ambas, tensándose con cada inspiración.

¿De qué iba aquello?

—¿Te encuentras bien, Torvi? —No pudo por menos que preguntarle, ya que la rubia estaba actuando de una forma que hacía saltar todas sus alarmas—. ¿Ocurre algo? —inquirió con cautela, aunque no estaba segura de si quería conocer la respuesta.

Torvi respiró hondo y exhaló despacio. Continuaba de espaldas a ella, pero Eivør pudo apreciar cómo sus músculos se tensaban bajo su atuendo de escudera. Tenía los hombros caídos y la cabeza gacha, con los brazos cruzados sobre la baranda del torreón.

—Björn me ha dejado. —Fueron las primeras palabras de la rubia, que tuvo que hacer un grandísimo esfuerzo para que no se le quebrase la voz. Estaba afectada, era más que evidente—. Ayer decidió ponerle fin a nuestro matrimonio. Me dijo que ya no me ama y que merezco algo mejor —explicó. La más joven contuvo el aliento, perpleja. No por la información en sí, sino por el hecho de que la estuviera compartiendo con ella—. Pero tú eso ya lo sabías, ¿verdad?

Todo se detuvo a su alrededor cuando Torvi giró sobre sus talones para poder encararla. Sus iris almendrados, que estaban delineados en negro, le dedicaron una mirada severa y... sumamente resentida. Pese a ello, Eivør no se inmutó, tratando por todos los medios de que la agitación que le mordisqueaba las entrañas no se delatara en su expresión.

—¿Desde cuándo, Eivør? —exigió saber Torvi, yendo directa al grano. Tenía el ceño fruncido y las mejillas arreboladas—. ¿Desde cuándo te acuestas con Björn? —La susodicha se quedó de piedra, totalmente en blanco. Incluso pareció perder el color—. Os vi anoche... —Tuvo que realizar una breve pausa para no venirse abajo, dado que sus inestables emociones amenazaban con salirse de control—. Os vi y lo escuché todo. Así que, por favor, ten al menos la decencia de admitirlo.

Eivør suspiró mientras bajaba la mirada.

Realmente no había contado con ello, con el hecho de que Torvi los hubiera visto y escuchado en el callejón. ¿Los siguió entonces? ¿O ya estaba fuera cuando ellos abandonaron el Gran Salón? Estuvo a punto de preguntárselo, pero se abstuvo de hacerlo. No quería empeorar las cosas.

—Sucedió en Inglaterra —manifestó, restableciendo el contacto visual con la rubia, que comprimió la mandíbula con fuerza—. Sé que ahora mismo mi palabra no vale nada, pero te prometo que nunca ha habido nada entre nosotros antes de pisar suelo sajón. —Cambió su peso de una pierna a otra y se cogió los codos. Había llegado el momento de atenerse a las consecuencias de sus actos—. Cometí... Cometimos un error. No tengo excusa, ni tampoco justificación.

Torvi parpadeó varias veces seguidas, a fin de ahuyentar las lágrimas que se habían agolpado en sus grandes y expresivos ojos. El nudo que se había enroscado alrededor de su garganta le estaba dificultando bastante la labor de hablar. Eivør, por su parte, no varió lo más mínimo la expresión de su semblante. Había abandonado su turbación inicial para refugiarse tras una máscara que ocultaba todo lo que estaba sintiendo en aquellos instantes repletos de tensión e incertidumbre.

—Te acostaste con él aun sabiendo que era mi esposo —le recriminó Torvi, que había avanzado un par de pasos hacia ella. La morena mantuvo con estoicismo su acuciante mirada—. No soy estúpida: sé que no eres la primera mujer con la que Björn me ha sido infiel. Por suerte o desgracia, hace tiempo que dejé de ser celosa... Pero, sinceramente, no lo esperaba de ti. —La observó de arriba abajo y negó con la cabeza, decepcionada—. Creía que éramos amigas.

Eivør apretó los labios en una fina línea blanquecina. Un ramalazo de culpabilidad le atravesó el pecho, cortándole la respiración. Tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no quebrarse, ya que aquello estaba siendo más duro de lo que había imaginado. No obstante, se lo merecía. Le había hecho mucho daño a Torvi, por lo que esta estaba en todo su derecho a echárselo en cara.

—Soy consciente de que diga lo que diga ahora, no te hará sentir mejor ni cambiará lo que he hecho —musitó la menor—. Pero quiero que sepas que lo siento. De verdad que lo lamento.

La aludida curvó la boca en una mueca desdeñosa.

—Tienes razón: tus disculpas no valen nada —le espetó Torvi con severidad.

Todo cuanto pudo hacer Eivør fue clavar la vista en el suelo, apocada. No se molestó en decir nada más y, gracias a Odín, la rubia no le pidió más explicaciones.

Un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando Torvi pasó por su lado, justo antes de detenerse al pie de las escaleras. Ambas se dieron la vuelta, enfrentándose de nuevo.

—Tarde o temprano te acabará haciendo lo mismo a ti —soltó la mayor, punzante. Eivør la miró con una ceja arqueada, lo que la impulsó a seguir hablando—: Al principio, todo será maravilloso con él... Te hará sentir especial, como si fueses la única mujer sobre la faz de Midgard. —Sonrió de manera nostálgica, aún con la sombra de todo lo vivido con el primogénito de Ragnar Lothbrok sobre ella—. Pero luego las cosas empezarán a decaer, especialmente cuando otra mujer llame su atención. —Encogió un hombro con simpleza—. Así que yo que tú, no me ilusionaría mucho. Es un consejo.

Sin nada más que añadir, Torvi abandonó la almena.

Eivør, por el contrario, no se movió de su sitio. Estaba demasiado ocupada tratando de asimilar el enorme —a la vez que inesperado— impacto que habían tenido esos últimos comentarios en su corazón.

▬▬▬▬⊱≼≽⊰▬▬▬▬

N. de la A.:

¡Hola, mis pequeños vikingos!

Como ya estamos en octubre, aquí tenéis un nuevo capítulo de Yggdrasil :3 Aún me estoy acostumbrando a esto de actualizar solamente una vez al mes, pero qué se le va a hacer... El nivel de estrés que tengo encima no es ni medio normal T_T Pero bueno, al final me ha dado tiempo a revisar el cap. y subirlo hoy, así que ni tan mal, jeje. Es cortito (al menos en comparación con los anteriores), pero bastante intenso, así que mejor vayamos por partes (͡° ͜ʖ ͡°)

Primero hablemos de mi bebé Drasil, que la pobre no gana para disgustos. Es la primera vez que sufre por amor y, ay, solo tengo ganas de abrazarla. ¿Alguna teoría sobre lo que pasará con el Drabbe en los siguientes capítulos? Porque la cosa no pinta nada bien u.u Ubbe la cagó a base de bien en el cap. anterior y ahora Dras está en modo ermitaña, so... Rezad para que el ship no termine de hundirse :D

¿Y qué me decís del cristianito? Que aunque no haya entendido ni la mitad de lo que le ha dicho Drasil, él se ha quedado a escucharla x'D Me encanta escribir sobre él, no os voy a engañar. Es tan terco y orgulloso, pero también tan misterioso y reservado, que uff... Qué ganas de publicar cierto capítulo (¬‿¬)

Y luego está nuestra queridísima Eivør, que también vaya tela xD ¿Qué opináis de esa conversación que ha mantenido con Torvi? PORQUE, GENTE, TORVI, AKA LA QUE NO ENVEJECE, SE HA ENTERADO DE TODO Y NO LO HA DUDADO A LA HORA DE CANTARLE LAS CUARENTA A EIV. Es que madre mía, aquí vamos de drama en drama. Aunque, qué queréis que os diga, pero a mí me encanta este tipo de salseo. El mamarracheo me da la vida xP

Y lo que se viene, je.

Por cierto, ahora que ya hemos terminado de hablar del capítulo, me gustaría pediros que comentarais lo que os está pareciendo la historia hasta el momento, sobre todo esta última parte, ya que últimamente me está entrando mucha inseguridad por si os estoy aburriendo o por si los caps. se os están haciendo tediosos de leer. Esta etapa de la historia está muy enfocada en la interacción entre los diferentes personajes y la preparación de la guerra civil, de ahí que me dé miedo cansaros o que esté alargando las cosas más de lo debido. Soy consciente de que no todo pueden ser batallas y salseo mega intenso, que tiene que haber momentos de calma y escenas que sirvan para atar cabos y concluir ciertas subtramas (y más cuando se trata de una historia de protagonismo coral), pero aun así la inseguridad está ahí. Así que os agradecería mucho que me ayudarais a dejar de comerme la cabeza, porque es algo que me está llevando por el camino de la amargura :')

¡Ah, y una última cosa! Si aún no me seguís, os recomiendo que lo hagáis, ya que, para amenizar un poco la espera entre actualizaciones, cada mes subiré en mi tablón un pequeño adelanto del próximo capítulo a publicar n.n

Y eso es todo por el momento. Espero que os haya gustado el capítulo. Si es así, por favor, no olvidéis votar y comentar, que eso me anima muchísimo a seguir escribiendo =)

Besos ^3^

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