Joon sintió como era levantado del suelo y acomodado en una cama, después esa persona se acomodaba a su lado y le acariciaba el rostro.
—Dime que eres tú.
—¿Quien mas seria?
—Tu yo malvado.
—Ese desgraciado —Estefan gruño—. Quería poseer mi cuerpo de nuevo, pero no lo deje, ya le voy agarrando la maña de tomar el control.
Joon abrió los ojos y noto los ojos chocolates claros de Estefan mirándolo con su expresión ceñuda favorita. Cuando sus miradas chocaron, se fundieron en un beso tierno y cariñoso. Estefan acarició su nariz con la suya y Joon pudo al fin respirar tranquilo, había pasado la noche en vela a su lado, aunque los padres de su mate le habían dicho que no era necesario, pero él había insistido quedarse a su lado, pase lo que pase.
—¿Por qué estamos en la horrorosa habitación de Bael? —pregunto Estefan—. ¿Qué pasó?
—Liam me llamó poco después de que tu demonio perdiera el control de tu cuerpo, empezaste a soltar una especie de esencia demoníaca o algo así dijo tu tío Jaime —explicó Joon—. Te trajimos aquí para que tu tío Alan te calmara, al parecer puede dominar a tu demonio cuando éste está débil.
Estefan lo miró preocupado.
—¿Mi tío Alan no dijo nada de que te quedes conmigo?
—Sobre eso... —Joon se mordió los labios—. Si lo hizo, me pregunto porque lloraba tanto y porque insistió tanto en quedarme a tu lado..., se lo dije Estefan, le dije que era tu mate.
—Dime que no te hizo sentir mal por favor —Estefan cerró los ojos.
—No lo hizo —Joon negó—. En el momento no me dijo nada, pero cuando todos se fueron, hasta cuando Bael se fue a dormir a la habitación de Gabriela, tu tío vino a traerme una manta, almohadas y una infusión caliente, me dijo que sospechaba que me quedaría despierto.
—¿Mi tío Alan?
Joon asintió.
—También me dijo que esperaba a que te fuera leal porque sino me calcinaría —Joon sonrió—. Le pregunté si no estaba en contra de nosotros, ya que tu siempre me habías dicho que él era homofóbico, pero me dijo que el no tenia nada en contra de los homosexuales, solo estaba en contra de homosexual de tu tío Dylan y que no se lo dijera a nadie.
Ahora era Estefan el que respiraba tranquilo, siempre había temido que su tío Alan dañara con sus palabras crueles a Joon, a diferencia de su tío Dylan, que tenía un carácter lo suficientemente fuerte para soportar a su tío Alan, pensó que tal vez Joon no hubiera sabido manejarlo, pero eso ya no era un problema. Su tío Alan los había aceptado y eso era un peso menos para él.
Abrazo a Joon con más ganas, estuvieron en arrumacos y caricias un buen rato. A Estefan siempre se le volaba la cabeza al pensar que hace menos de un año, solía golpear a Joon en la cabeza y decirle que era estupido, ahora eran novios y debía admitir que nunca había sido tan feliz.
—¿Pasó algo más interesante?
—Tu tío Oliver se enteró de Gaby y ya sabes —susurro Joon.
—¡¿Que?!
Estefan salto de la cama en un segundo.
—Sshhh —Joon hizo un gesto para callarlo—. Al parecer lo pudieron manejar bien o eso me dijo Bael antes de irse a dormir, tu tío Oliver hablaría con los involucrados hoy y vería una posible solución.
—Carajo —Estefan lo miró preocupado—. ¿Y cómo se enteró?
—Al parecer los encontró en el almacén haciendo ya sabes —le susurró Joon.
—Ese... —Estefan se puso rojo de la cólera—. ¿Ese desgraciado con mi prima hermana en ese horrible lugar?, ¡Yo lo mato!
—¿Acaso no sabes donde estamos idiota? —exclamó Joon asustado de que el tío semidemonio de su novio los esté escuchando—. No te hagas el puritano, bien sabes que tu "prima hermana", no tiene nada de santa.
Pero Estefan no le escuchaba, ya estaba rebuscando en el armario de Bael, ropa para cambiarse.
—¿Qué haces?
—Voy a ir al palacio para pedirle a mi tío Oliver que lo expulse.
***
—¡Feliz cumpleaños!
Antoni saltó sobre él junto a sus dos juguetones perros. Theo lo sujeto para hacerle cosquillas.
—¡Feliz cumpleaños Theo!
Dijeron sus padres al unisolo, su madre ingresaba con un pastel con algunas velas y su padre traía una bandeja con su desayuno. Todos juntos cantaron feliz cumpleaños. Inclusive los perros aullaron felices, uno intentó robarle un poco de pastel. Cada uno de sus padres lo abrazaron y besaron, al final lo dejaron para que desayunara en paz y para que se arreglara, su madre tuvo que arrastrar a Antoni fuera de su habitación porque su hermanito no quería dejarlo solo.
—Pueden bajar con nosotros cuando estén listos —dijo su padre guiñándole un ojo.
—¿Ya se fueron?
Taylor salió del baño tan silenciosa como pudo.
—Pensé que te habías ido, pero cuando te sentí aun en mi habitación no podía controlar las ganas de reírme —se burló Theo.
—Que vergüenza —Taylor se acercó a su cama buscando en el suelo su ropa—. Cuando escuche a tu hermanito corrí hacia el baño.
Theo seguía riendo y Taylor le lanzó una media.
—No voy a poder ver la cara de tus padres nunca más.
—Ya sabes que ellos aprueban lo nuestro.
—Eso es tan raro —Taylor se sentó a su lado y le empezó a picotear su desayuno—. Mi padre te dispararía sin dudarlo si te encuentra en mi habitación.
—Lose —dijo Theo tomando cafe—. ¿A qué hora tenemos que vernos con los chicos?
—Dentro de una hora creo —dijo Taylor mirando su reloj—. Pero no podemos quedarnos mucho tiempo, recuerda que prometí ayudar a tu mama a cocinar la cena de nochebuena.
—¿Ya le pediste permiso a tus padres para pasar navidad aquí?
—Nop —respondió Taylor mordiendo un pan.
Theo suspiró preocupado, a veces no entendía cómo sus padres de Taylor no la encierran con lo desobediente que era su novia, sus padres se preocuparían mucho si él desapareciera tanto como lo hace Taylor.
—¿Qué crees que pasará cuando no llegues para la cena de navidad en tu casa?
—Le mandaré un mensaje en un último momento, no podrán buscarme de ese modo con lo ocupados que estarán con sus estúpidos invitados.
—¿Invitados?
Taylor suspiro tomando un poco del cafe de Theo.
—Invitaron a Steve y a sus padres.
Theo gruño y Taylor puso los ojos en blanco.
—¿Por qué tus padres insisten con ese imbécil? —dijo Theo molesto—. ¿Acaso no les has contado lo mala persona que es?
—¿Enserio crees que no les he dicho? —le respondió Taylor contagiándose su mal genio—. Ellos no me hacen caso, creen que yo soy la mala que ha dejado a un buen muchacho por un hombre lobo por simple rebeldía.
—Pues ahora creo que está bien que no te aparezcas en tu casa ni de broma —Theo se levantó de su cama aun malhumorado—. No quiero que estés con ese zoquete a solas.
—Ni yo —Taylor puso la bandeja de desayuno sobre la mesita de noche y se estiró sobre la cama aun comiendo una tostada con mermelada de naranja—. Por mi nunca saldría de tu cama.
Theo la vio toda estirada, con su suéter que le quedaba grande y mirándolo con coquetería. Hacía que su corazón se acelerara demasiado. La noche anterior ella había aparecido con un pastelito y una vela, un poco antes de medianoche. Después de un feliz cumpleaños improvisado por ella, se había metido a su baño y había salido desnuda y un pequeño moño de regalo en la cabeza.
Habían hecho el amor por primera vez y Theo había tenido que luchar con su lobo para no marcarla. Algo que jamás le habían advertido es que su lobo podía salir con facilidad en el acto íntimo, y él se había asustado mucho cuando le sucedió.
Además de que Taylor había dormido plácidamente después de eso, en cambio él había quedado dolorosamente insatisfecho ya que su lobo ya quería tener la unión y seguir con la acción por mucho más tiempo.
Ahora entendía porque las parejas de hombres lobos se casaban jóvenes, era porque sus lobos quieren unirse a su pareja apenas las encuentran.
Se metió al baño en contra de su voluntad, una gran parte de él quería lanzarse sobre su descarada mate. Revisó su celular y se sintió desilusionado al no encontrar ninguna llamada de los del reino, su papás Dylan y Matt lo habían llamado el día anterior para felicitarlo. Dylan había llorado mucho por no pasar su cumpleaños y tampoco navidad con él y había culpado a Matt por eso. Le había prometido darle por fin su número a los chicos.
Theo suspiró y los imagino a su grupo favorito, todos alcoholizados y regados por la habitación de Gabriela, aun noqueados por haber pasado toda la noche en el baile de navidad. Rememoró su anterior cumpleaños, Bael había ido detrás de Bonnie por el accidente con su vestido y todos lo habían seguido, después de que ella se calmara, habían ido al acantilado y Liam había sacado fuegos artificiales de su auto, Gabriela tenía un pastel con su nombre. Cerraba los ojos y podía escucharlos cantándole feliz cumpleaños.
Podía verlos con sus grandes sonrisas, a Liam y Gabriela peleándose por quien abrazaría a Theo primero, Estefan prendiendo los fuegos artificiales junto a Joon, a Bael bailando con Bonnie.
Bonnie.
Theo sintió una punzada en el corazón, aun sentía mucha tristeza por su amiga. Después pensó en Bael y se lamento no estar con él para ayudarlo con su dolor.
—Te demoras mucho más que yo en el baño —se burló Taylor cuando Theo salió del baño—. ¿Querías ahogarte en la ducha?
—Algo así.
Taylor dejó de sonreír cuando notó el semblante triste de Theo.
—¿Estas bien?
Theo asintió aun cabizbajo.
—¿Que pasa? —pregunto Taylor acercándose a él.
—Extraño a mi familia.
Taylor acarició su hombro desnudo y aún un poco húmedo.
—Ellos también deben extrañarte mucho, cuando menos te lo esperes estarás a su lado, no desesperes, ¿Regresaras en uno meses con ellos no? —Taylor tocó su cabello con una sonrisa—. Pareces un perro mojado, tu cabello se ve muy gracioso cuando está húmedo.
—Oye —Theo recuperó la sonrisa—. Amas mi cabello.
—Te dejare cambiarte en paz —cambió de tema—. Estaré con tu mama abajo, esta haciendo galletas, te esperare para ir donde los chicos, Candace debe estar histérica con lo tarde que es.
Taylor salió de la habitación pero se quedó parada mirando la puerta, pensando lo mucho que extrañaría a Theo cuando este se fuera.
***
—Me está doliendo un poco, se más delicada —protesto Gabriela.
Leia empezó a cepillar su cabello lo más delicado posible, preguntando porque se había ofrecido a hacerlo en primer lugar y admirando el hermoso cabello de Gabriela.
—Tu cabello es precioso.
—Si, tengo el color castaño como mi padre; pero es tan suave, brilloso, un poco ondulado como el de mi madre —se explicó Gabriela—. Sin alardear, estoy segura que no hay nadie en la escuela tan bonito como el mío, mi cabello es perfecto.
—No le preguntes mas Leia —habló Odette que estaba mirando por la ventana—. Gabriela podría hablar de su físico todo el día y la noche.
Pero ya era tarde, Gabriela le explicaba sobre su rostro a Leia sin hacerle caso a Odette.
—Mira, soy la combinación perfecta de los mejores atributos de mis padres —alardeo Gabriela con una sonrisa de suficiencia en la cara—. Tengo los ojos grises y profundos de mi padre —pestañeo para demostrarlo—. Y sus cejas y pestañas pronunciadas que le dan particularidad y carácter a mi rostro; pero en lo demás, tengo las facciones delicadas y femeninas de mi madre, aunque yo tengo los labios más gruesos que ella y van a la medida con mi cara...
Odette la miró con aburrimiento, no conocía a nadie más vanidosa que Gabriela, pero no era su culpa, había crecido con un padre que le aseguraba que era la mujer más hermosa en la faz de la tierra.
Leia la escuchaba sonriendo, daría lo que fuera por tener la seguridad y el amor propio que tenía Gabriela. Pero tenía que darle la razón, Gabriela era muy bonita. Leia no conocía a mujeres más bonitas que Gabriela y Odette, estar junto a ellas todo el día, hacía sentir menos a cualquiera.
Gabriela seguía hablando de la simetría perfecta de su cuerpo y como le había pedido a su tía Lauren que estudiará su belleza como un tema serio de estética. Odette seguía mirando con nostalgia la ventana y Leia seguía cepillando el cabello de Gabriela, escuchándola con una gran sonrisa.
—Gabriela.
Bael habría abierto la puerta, su hermana fue a abrazarlo, los dos tenían mucho de qué hablar.
—Quisiera hablar contigo con más calma pero Estefan está recitando a mi tío Oliver las infinitas razones que tiene para que Jose se valla de la escuela hasta que cumplas 18 años y mi tío Jaime está intentando alejar a mi papá del despacho de mi tío Oliver, donde por cierto también esta tu mate aguantando al tarado de Estefan.
Gabriela salió hacia el despacho del Rey seguida por Odette, Leia se quedó atrás mirando a Bael.
—Lo siento mucho —empezó Leia—. No pude guardarme el secreto.
—No es tu culpa —Bael la miró compungido—. Fue la mía, yo hice que todo se complicara, ayer Liam me contó lo del video cuando fue a mi casa a dejar a Estefan, te expuse al peligro sin querer.
—Eso no importa.
—Si importa, te pueden expulsar del reino si piensan que nos ponen en peligro por más ridículo que suene —se explicó Bael—. No has hecho tantos sacrificios para que yo arruine tus estudios, fui un idiota.
Leia iba a replicar pero Bael no la dejo.
—Tengo que irme ahora, pero no creo que debamos estar solos, ni hablar un buen rato, no quiero que nadie mal piense esto —dijo Bael—. De verdad siento todo esto Leía, espero que no te sientas mal si te ignoro desde ahora, pero es lo mejor para todos, no quiero interponerme entre tú y Liam, ya lo entendí, ustedes se quieren y yo sobro en esto.
Bael se volteo para irse, justo en ese momento entró Liam mirándolos a ambos.
—¿Estefan y Gabriela siguen con mi tío?
—Saque a Jose antes de que llegara Gabriela, este día será de locos, esos dos están que se agarran a gritos en el despacho de mi papa, no se como mantendremos a mi tío Alan alejado de todo esto —le respondió Liam.
—Voy a calmarlos.
Bael se fue y Liam la miró.
—¿Estas bien?
—Si.
—Yo no quiero que dejen de ser amigos.
Leia fue hacia Liam.
—Es mejor darle tiempo a todo esto —lo abrazo—. Eres el mejor novio del mundo.
—No lo creo —Liam le respondió el abrazo—. Pero me esfuerzo para que nadie salga lastimado en esto.
Escucharon varios gritos y vieron fuego a través de la ventana
—Mi tío Alan y mi tío Dylan están peleando de nuevo —gruñó Liam.