Black Onyx [1]

By foxys02

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La piedra de onyx negro te brinda protección de todos los males, quien la posea debe ser una alma pura e inoc... More

Nota De Autora
El INICIO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
PRIMERA LUNA
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 6, PARTE 2
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 8, PARTE 2
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 9, PARTE 2
SEGUNDA LUNA
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 10, PARTE 2
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPITULO 12, PARTE DOS
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
TERCERA LUNA
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 15, PARTE DOS
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 16, PARTE 2
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 17, PARTE 2
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 18, PARTE DOS
CAPÍTULO 19
CUARTA LUNA
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 20, PARTE 2
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
Las fotografías de Diana Ayleen [Personajes]
CAPÍTULO 22, PARTE 2
QUINTA LUNA
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 23, PARTE 2
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 24, PARTE 2
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 29, PARTE 2
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 32, PARTE DOS
CAPÍTULO 33
SEXTA LUNA
CAPITULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
EL ADIOS, PARTE 2
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
EL FINAL
Nota De Autora
Notita Autora

EL ADIOS, PARTE 1

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By foxys02


Días después...

[Organización de contención para seres peligroso]

DIANA AYLEEN

00: 59

Camine por todo el lugar, viendo como mi vestido rosado volaba con mis vueltas, ya no podía más, iba a abrir esa puerta yo misma de tanta emoción. Mi cuerpo cosquilleaba de los nervios, mi corazón tenía un ritmo alocado.

Me sentí prácticamente en las nubes viendo los números bajar y bajar. Diosa, este día lo pensé todas las noches, era la prácticamente lo que evitaba que estuviera postrada en esa dura cama.

Ya no más soledad.

00:23

Chille emocionada. Rápidamente repase la lista de pendientes que debía hacer después de salir, todos los te quiero que no dije, los abrazos que no di, hare todo para demostrar que los extrañe con mi alma. Diosa, voy a hacer muchos pasteles.

Quedó en cero sin que yo me diera cuenta, el pitido sonó en todos mis oídos, con la adrenalina fluyendo en mis venas, solté la sonrisa más genuina que tuve jamás.

Me gire hacia la puerta, y esta se rodó con habilidad. Me encontré con esos ojos cafés que añoraba su compañía después de cada visita, y las lágrimas actuaron por sí solas. Me lance a sus brazos. Ríe sobre mi hombro, yo me aferré más que nunca a su cuerpo, le di muchos besos en sus mejillas, eufórica de verla otra vez, pero ella ya no era efímera porque la tortura se acabó.

— Soy libre— murmuro sobre sus labios.

Me sujetó con sus fuertes brazos.

—Por fin— Sonrió.

Subimos al ascensor, siquiera preste atención al lugar, solo quería sentir el aire libre por primera vez en treinta días. Así fue, luego de un doloroso minuto, ya estábamos en la superficie. Por las puertas de vidrio de la recepción los vi, Zept y Amina.

Solté la mano de Jessica y fui hacia mi hijo, él corrió hacia mí con la misma desesperación, nos encontramos en el punto medio del estacionamiento; lo admire unos segundos y lo abrace sin poder creerlo todavía.

—Te extrañe mucho, Zept—Solloce sobre su cuello.

—No te recordaba tan enana —Soltó una carcajada cuando le di una palmada en la nuca.

Detrás de él, estaba la vampira de ojos hermosos. Hice contacto con ella, y sonreí, se mantuvo seria, pero pude sentir su deseo de abrazarme, de tocarme, aunque sea un segundo. Module en silencio un: Te extrañe, solo asintió secamente como respuesta, pero ese acto no causo dolor.

Como ella dijo antes de volver al castillo, en el último día de nuestro viaje a Italia: "Mientras hayan personas alrededor que nos puedan separar, mis te amos serán la seriedad con la que te miro".

—Como que ya es mucho abrazo, ¿no? — Dijo Jessica, reí

Fuimos a los autos, mientras Zept me ponía al tanto de sus entrenamientos, de los hechizos que Nik le había enseñado. Me detuve cuando Amina me abre del asiento del copiloto, fría como iceberg, me acelero el corazón por esa simple acción. Y tuve el deseo profundo de escuchar su voz.

—Gracias, Amina Belanger—Agradecí con seriedad falsa.

Ella inclina la cabeza, ocultando su sonrisa.

—De nada, luna suprema— Dice demostrando en una pequeña dosis su alegría.

Esboce una pequeña sonrisa, antes de entrar al auto. Arregle los extremos de mi vestido, saque de mi bolso el brillo labial, y me acomode hacia el retrovisor para pitarme los labios, esperando que ellos subieran.

Entonces cuando baje la mirada a mis labios, se reflejó algo en los asientos traseros, un rojo intenso. Pegue un grito, volteándome

El pelirrojo sonrío.

—Hola— Saluda.

Jessica entra al auto suspirando, y yo la mire buscando explicación de su tranquilidad ante la presencia del hermano de Ziah, Ignis Eckvan. Unos segundos después, Zept y Amina subieron, dejando al chico justo en medio.

Deje de ver el sonriente hibrido para voltear hacia Jessica.

—Tenemos que hablar muchas cosas, Diana. ¿Quieres un helado? — Fruncí mi ceño sin entender nada.

...

—¿Entonces el límite de verdad se está debilitando? —Susurre. Asiente, mirando alrededor de la heladería mundana en la cual todos los humanos fueron hipnotizados para tener privacidad —¿Nara no puede arreglarlo?

Ella baja la cabeza. La intuición no me falla, Jessica no baja la cabeza nunca, entonces supuse lo peor.

—No—Mis ojos se empañaron, tome su mano para llamar su atención—Jessica, por favor, dime que no...

Levanta su mirada brillosa.

—Un hibrido la atrapo desprevenida, sabíamos que sus andanzas eran peligrosas...

Dejé el helado de fresa a un lado, para cubrirme la cara, niego la cabeza frenéticamente sin poder aceptarlo. Rápidamente la humedad llega a mis ojos al no oírla arrepentirse de esa fea broma.

Nara no puede estar muerta, diosa, no puede. Es una de las pocas personas que podía responder las preguntas de tu existencia, ella era uno de los guardianes de la Alianza, si ella se fue, Jessica se quedara sola en esa obligación. Vendrán por ella todos los enemigos.

—Bombón, no podía decirte... necesitabas estar tranquila en ese lugar.

—¿Cuándo? —Solloce.

—El mes pasado— Susurró.

Sentí como me envolvió con sus brazos, y dejó un beso en mi cabello, varias de mis lagrimas cayeron en la mesa. Pegue mi puño en la zona del corazón, he hice pequeñas contracciones para distraer el dolor, incredula de lo que está pasando.

—¿Y Nikolas? —Pregunte sin fuerza.

Jugué con las líneas de la palma de su mano buscando fortaleza.

—Necesita tiempo.

—No entiendo que tienen que ver los Eckvan aquí, Jessica, ellos son los responsables de su muerte—Escupí enojada.

—¿Recuerdas cuando entraste al límite y las sombras negras? —Fue suave su tono de voz demostrando la delicadez de la situación., yo asentí con la cabeza, mientras descansaba en su pecho— Ya tenemos un problema con la alianza Eckvan, no voy a arriesgar a mi pueblo a conocer otro bando de híbridos vengativos. Y al parecer, Ziah tampoco.

Levante mi cabeza hacia ella, con mis cabellos erizados.

—¿Otro bando? ¿Quienes?

La silla de al frente rechino, y en ella se sentó el pelirrojo.

—Mi padre—Dice — ¿Creen que nosotros los odiamos por dejar que nos pudriéramos en ese infierno? Aun no lo conocen a él, su rencor supera su ego.

Me acurruque en los brazos de Jessica. Estar protegida por la alfa suprema me dio más valentía, me sentía invencible.

—¿Tienen papá, animal? —Pregunte, fastidiada por su presencia aquí.

Esboza una sonrisa burlesca, con la ceja derecha alzada.

—Si, ¿y tú?

Apreté mis puños, avergonzada.

—¡Como tenerlo si matan a cada ser que dice ser mi familia!

Frunce los labios, moviendo sus manos—No es personal.

Me tragué un par de grosería que tenía atoradas en la garganta, y me dirigí a la chica a mi lado.

—Jamás le creas a un pelirrojo, Jessica.

Él chasquea la lengua.

—Concuerdo con la pelirroja, Jessica. Todos somos unos mentirosos y manipuladores— Alcance su rodilla con mis tacones, ni se inmuto con mi golpe—Somos el mismo diablo.

Fingí unas carcajadas.

—Dime que esto será temporal— le rogué a Jessica, haciendo pucheros.

Ella aprieta los labios.

—No tan temporal como los rulos de Diana, pero sí—Interfiere otra vez.

Esta vez, siento como la sangre me quema por dentro, seguramente roja de mejillas, le pego otra patada. Que ser tan insoportable, no toma nada en serio.

—Mis rulitos son naturales, pedazo de animal descerebrado. —Espeto con torpeza.

—Claro— Responde sarcástico y limpia los restos de galleta de la mesa con una servilleta.

—Lo son— Insistí, miré a Jessica—¿Cierto que lo son, amor?

Ella me mira al instante.

—Si, bombón, no le hagas caso— Sonreí complacida ante su respuesta, Ignis me da una sonrisa torcida que no me hizo sentirme vencedora.

—Y dime, Ignis Eckvan—Alza su mentón—¿Cómo sabemos que no es una trampa?

Se cruza de brazos.

—Creo que solo les queda confiar—hace una mueca, y se dirige a Jessica—¿Tendré que darle explicaciones de todo, Favre? No me siento cómodo.

¿Por qué actúa como si yo fuera la mala? Ellos son los jodidos monstruos, los que me quitaron a mi familia, los que matan familias enteras.

Bufe. Es un idiota.

—Te guste o no, es su derecho como luna suprema. —Proclama Jessica con seriedad.

Jaque mate.

—¿Entonces cuál es el plan? Sin Nara aquí, no hay un brujo que se le compare—Ambos se quedaron en silencio—¿O si hay?

Entusiasmada por esa idea, me hice una imagen de aquel ser con magia que nos salvara a todos de los híbridos.

—Yo, mamá—Me volteé para ver a Zept. Sus ojos celestes estaban decididos, la postura recta como si fuera una máquina. Esa sonrisa de admiración se me cayó al piso.

—No—Jessica iba a abrir la boca, pero no la deje. Me levante de la mesa—¡No! Fin de la discusión. Puedes volver con tu hermana, Ignis, hallaremos otra solución.

Tome la mano de mi hijo, para salir del lugar. Entre los vidrios del local, vi a Amina esperándome recargada en la maletera del su adorado mercedes negro, ella había escuchado mi orden, jugaba con las llaves, mostrándose lista para encender el carro y llevarme a mi castillo.

Mientras que Jessica permaneció inmóvil sentada en la mesa. Tome la mano fría de Zept con más firmeza, sin querer que se fuera de mi lado, me pegue a su cuerpo.

—¡No hay otra solución, Diana! —Escucho decir al pelirrojo. —¿De verdad quieres el bienestar de tu hijo? Con el límite abierto, ni el más grande brujo puede con miles de años de rencor y sed de venganza. Humano, licántropo, vampiros, brujos, híbridos como nosotros no podemos contra los híbridos fundadores.

Pasé saliva. ¿Los qué?

—Siempre hay otra solución—Repuse con firmeza.

Lo vi jugar con su tenedor.

—Es fácil para ti decirlo, eres la inmortalidad absoluta, dejar que los demás y sus pueblos mueran no significa nada mientras los que te convienen estén a tu lado como esclavos— Me mira sobre su hombro.

Mi respiración es pesada, casi no me podía mantener en pie de todo el enojo que me generaron su doble moral.

—Tú y tu hermana no me quitaran la única familia que tengo, otra vez. Hallare una solución para que nadie salga herido, sin que Zept tenga que sacrificar su vida — Lo saque de la heladería, camino hacia Amina

A regañadientes, me le acerque. Ella me vio con cuidado.

—¡Un mes los deje a tu hermano y a ti a cargo de mi hijo, y resulta que será el brujo en una misión suicida! — me cruce de brazo, esperando una respuesta de su parte.

Zept se pone frente a mí.

—Diana, esta es mi oportunidad...—lo interrumpí.

—Sube al auto, Zept, debo hablar con Amina—Le ordene, se queja ruidosamente, pero obedece, subiendo a la parte trasera.

Nos dimos pelea unos segundos con la vampira, sus ojos estaban tranquilos, más claro por el sol. Sabía que no me daría una respuesta, entonces me puse a su lado, viendo como Jessica hablaba con Ignis en la heladería.

—¿Qué dicen? —Le pregunté.

Ella se acomoda un poco más adelante para oír mejor.

—Pelean sobre tu decisión—dice sin despegar su vista de ellos. Estaba enojada conmigo. Jamás me había hablado en ese tono, mi pecho se estrujo sabiendo que no finja esta vez.

—Sabes qué, Amina, váyanse a la mierda todos—Espeto para subir al auto.

Vi al chico, con su mandíbula apretada y con los ojos pegados en un lugar afuera. Lo mire un buen rato para que me diera, aunque sea una mueca, pero parecía que yo no existiera.

Si, soy egoísta por no poner en peligro un niño que no ha disfrutado ni la mitad de su vida. Soy egoísta por mantenerlo a salvo. En los libros de maternidad dice que una buena madre pone el bienestar de su hijo, ante todo, y eso es lo que hare.

Esa supuesta restauración lo dejara al borde de la locura, tal ves pierda conocimiento de los recuerdos que tuvimos. Nikolas habla que había días que Nara se enfermaba de la nada y caía en cama por meses completos, delirando en lenguas muertas, oyendo los lamentos de las personas asesinadas.

Sangre, esa era la única solución para dividir la tierra en dos. Cada sacrificio tiene su obsequio y su consecuencia como lo explico ella. Los brujos son seres justicieros, no mercenarios. Mi niño debe convertirse en un brujo de bien, y no dejarse llevar por la admiración de tontos.

El día transcurrió con severa monotonía que mataba poco a poco mi alma, desempaque las cosas en una habitación vacía. Nadie me volvió a dirigir la palabra, realmente estaban enojados, pero eso no quita que ni siquiera un saludo se atrevan a darme.

Me duche solo por aburrimiento. Cuando vi los vestidos en mi armario, esas hermosas telas que Jessica me había regalado, mis ojos ardieron con tristeza. No fui capaz de ponerme uno porque sentía que lo ensuciaría, solo tome mi vestido verde claro y me vestí sin mucho ánimo. La culpa pesaba en mi espalda, y el egoísmo me daba nauseas.

¡Okey, lo arreglare!

Sonreí con entusiasmo. Bajé las escaleras con rapidez, el primer lugar que pensé fue la cocina. Al escuchar sus voces apresure mis pasos, voy a demostrarles que los extrañe mucho, que me moría por verlos a todos otra vez, un dulce olor llamo mi atención y baje la velocidad de mis pisadas.

Me detuve hecha piedra al reconocer esas risas mezcladas: Giselle y Amina. Arrugue mis cejas, y me acerque al borde de la puerta. Estaban conversando eufóricas. El reflejo de un espejo al otro del pasillo me dio una vista panorámica de su escenario, pero que ellas no vieran mi presencia.

En lugar también estaba Zept, sentado a un lado de la rubia, comiendo un pedazo de pastel que seguramente ella preparo, sus muecas de disfrute me dejaron mal sabor de boca.

Soltó una risa con encanto.

—Lo recuerdo muy bien, tu, Jessica y yo en el congreso humano tratando de calmar al presidente— relató Giselle— Ese día habíamos roto la ley humana para crear una casa de acogida para los niños de su raza.

Un dolor en el pecho azotó mi cuerpo sin previo avisa cuando Zept y Amina rieron, me recosté en la pared, no quería seguir viendo. Pero sucedió algo que termino por romper mi corazón.

La vampira se acercó un poco a ella para ayudarla a batir unos huevos, esa coquetería la conocía muy bien, fue como si no recordaba los días en el hotel, porque tuvo el descaro de usar las técnicas que uso conmigo con la rubia.

— Puedes ver el caramelo, Amina, por favor —Le sonrió con ternura, apreté mis puños.

—Claro, bonita— Giselle enrojeció ante el sobrenombre.

Cerré mis ojos, una lagrima silenciosa pero llena de un corazón roto. Esa penumbra de saber que ellos no me extrañaron un poquito, cuando yo los llore hasta dormir. Amina, esa maldita vampira reflejaba que era una jugadora, no la chica que me adoraba.

Esa voz maligna aprovecho que mis muros cayeron para entrar en mi mente.

No seas patética. ¿Creíste qué nos querían como familia? Lo único que quieren en nuestra sangre, nos usaran para que Ziah pierda y luego nos botaran como basura. ¿No aprendimos ya? Somos remplazables.

Ella tenía razón, pero si aprendí algo, a no aguantar el desprecio, mi vida, aunque sea eterna, no la pienso pasar con tristeza. Por primera vez, le haría caso a la voz que con esfuerzo calle desde que tengo memoria.

Subí a mi habitación, tome mi mochila de mariposas y guarde la poca ropa que traje la primera vez del castillo. Con la capucha puesta, me escabullí por los pasillos, evadiendo los guardias. Una misión con éxito al saberme los puntos ciegos del castillo, en menos de cinco minutos y sin que nadie se diera cuenta, llegue al final del jardín trasero.

Piénsalo bien, Diana. Va a anochecer. Mi subconsciente salió a luz, muy diferente a la segunda voz. Voltee a ver la imponente estructura de torres, iluminada por la luz de la luna. Recordé la primera vez que admiré su belleza, pedí con todas mis fuerzas alguna vez vivir en un castillo como este y curiosamente se me cumplió. Y ahora deseo con misma intensidad, no volver a poner un pie en él.

—Adiós— Susurré con dificultad.

...

JESSICA FAVRE

—Le gustan los colores lila, verdes, rojo...Bueno ella te lo dirá mejor—Sonreí, mi madrina se carcajeó divertida al ver mi cara.

Entramos a su pasillo.

—Es una pelirroja encantadora por lo que veo, jamás me has pedido un vestido para ninguna de tus conquistas — me pellizca el brazo. —Estoy un poco nerviosa.

—Es la pelirroja más hermosa que veras, te lo aseguro— Toque su puerta.

—Entonces el baile será con antifaces para ocultarla de los demás, emm— Alzó una de sus canosas cejas con suspicacia.

Le di una sonrisa torcida, como siempre, ella había dado en el clavo. Al no escuchar una respuesta de Diana, abro con lentitud la puerta, viendo lo oscura que estaba su habitación.

Con el ceño fruncido encendí la luz buscando en cada rincón a esa chica, aun mas extrañada, me posicioné al medio de la habitación.

—¿Bombón? — la llamé, aun así, el silencio no fue interrumpido.

Vi algo destellar entre las sabanas de su cama. Lo reconocí de inmediato, era el collar que le di, debajo de él, se encontraba a un trozo de papel cortado a mano. Me demoré unos segundos en reaccionar del todo, notando mi pulso nervioso lo di vuelta para leerlo. Las primeras líneas me lo dejaron claro, no pude evitar leer con su voz en mi cabeza y eso fue peor.

—¿Jessica, pasa algo, cariño? —la voz de mi madrina se escuchó lejana.

La dejé afligida en la habitación, corrí hacia la cocina. Un destello de esperanzas al escuchar voces en su lugar favorito se instaló en mi pecho. Cuando entré, ese destello oscureció, me fijé en todos esperando encontrarla entre uno de ellos: Carlos, Nikolas, Amina, Atlas, Zept, Giselle.

—Estas pálida, Alfa suprema —Se burló Atlas, todos comenzaron a reír.

Volví la mirada al papel para remojar mis labios, pero en el fondo quería saber si no era una mala jugada de mi imaginación, catastróficamente su letra cursiva seguía impresa en la hoja.

—Diana se fue— Murmure frenando las risas bruscamente. Levante la mirada hacia ellos. Tomé con más firmeza el papel entre mis manos, y lo leí con voz clara— No voy a impedir nada, hagan lo que tengan que hacer para el bienestar de su familia. Porque una cobarde como yo no merece ser parte de su manada. Les deseo mucha suerte a todos, y espero que sean muy muy felices. Atentamente, Diana Ayleen, una simple humana.

¿Qué mas me quedaba que la rabia? Liayh no objeto, ella se apagó como el fuego de una vela. Antes que alguien mas pudiera ver esta mierda, lo apreté en mis puños. El corazón me latía furioso, recordando esa chiquilla insolente. Esto era una burla a la alfa suprema, y Diana Ayleen me las va a pagar. 




***

¡21k  de leídas! ¡Gracias!🥳 

Viernes subo parte 2, lo juro, si estoy viva claro. 

Gracias por leerme. 

Bye.

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