El Miedo De Ámbar #1

By LuAnto321

14.9K 3.6K 2.2K

Un simple apodo puede desestabilizarla. Un nombre tan común puede enloquecerla. Una mínima coincidencia se r... More

Prólogo.
Capítulo 1: Dia anormal.
Capítulo 2: El casi beso.
Capítulo 3: Ethan y Cassie.
Capítulo 4: Ya no está.
Capítulo 5: La foto.
Capítulo 6: Cuando sea el momento.
Capítulo 7: Caso cerrado (+18)
Capítulo 8: El pasado y la visita inesperada.
Capítulo 9: El deseo.
Capítulo 10: Espiando.
Capítulo 11: Despejando la mente.
Capítulo 12: ¡¡¡Aaaaah!!!
Capítulo 13: Su cara...
Capítulo 14: Necesito tiempo.
Capítulo 15: Cansada (+18)
Capítulo 16: La historia falsa.
Capítulo 17: Regalo adelantado.
Capítulo 18: Palabras inesperadas.
Capítulo 19: Recordando algunas cosas.
Capítulo 20: Confesando algunas cosas.
Capítulo 21: Dos amando a una.
Capítulo 22: ¡Felíz cumpleaños Ámbar!
Capítulo 23: Planeando.
Capítulo 24: El secreto de Cass.
Capítulo 25: Otro sueño.
Capítulo 26: Confirmación.
Capítulo 27: Mallacan 18 años triple cask.
Capítulo 28: Rompiendo la regla №2
Capitulo 29: ¿Un error? (+18)
Capítulo 30: En otra mente.
Capítulo 31: La Fräulein Sevedo.
Capitulo 32: El alcohol.
Capítulo 34: El primer "Te amo" [Parte 2]
Capítulo 35: Tregua.
Capítulo 36: Dudas.
Capítulo 37: Borracheras olvidables.
Capítulo 38: Lauralei Weiβ.
Capítulo 39: Sentimientos agridulces.
Capítulo 40: Tres meses.
Capítulo 41: Etapas difíciles.
Capítulo 42: Terapia.
Capítulo 43: El comienzo.
Capítulo 44: Vodka (+18)

Capítulo 33: El primer "Te amo" (+18) [Parte 1]

237 63 19
By LuAnto321

Le hacemos caso a Liam a "casi" todo.






Recomiendo reproducir la canción de Lili (que está arriba) cuando Ámbar la mencione mientras está narrando. Bays!!






—Erick...

—Levántate— suena más a una orden su pedido. Y obedezco.

Erick es alto. O yo soy muy baja. Pero sigue siendo alto para su edad, sobretodo por cada músculo de su cuerpo trabajado y tonificado por el intenso ejercicio que hace aquí. Osea él mide 1 metro 80 centímetros. Y yo mido solo 1 metro 55 centímetros. Osea 25 malditos centímetros de diferencia.

Hay mucha injusticia en este mundo.

—Sácame la remera.

—¿Qué-qué?

—Sácamela Lizzie.

Le hago caso. Su piel se tensa cuando mis dedos helados tocan su cintura. Elevo la remera hacia arriba deslizando mis uñas por su cuerpo con lentitud. Se la saco y la dejo caer en el piso.

Se muerde ligeramente los labios y se acerca a mi cuello enterrando su cara ahí. Lo besa, lo muerde y lo chupa a la vez, posiblemente deja marcas, gimo y su lengua se para en el lóbulo de mi oreja. Juega con ella, me hace palpitar algo que no es el corazón y dice finalmente:

—Baila para mi— un breve susurro que causa revoloteos en mi interior y exterior.

—¿Qué?— musito confirmando si lo que escuché, lo escuché bien.

—Hazlo— su voz me exita, cargada de deseo y posesión.

—¿Con m-música?

—Uhm jum— muerde con fuerza mi oreja haciendo que grite un poquito.

—¿Cuál música?

—Sorpréndeme— se separa de mí sonriendo. Se aleja para sentarse en la cama. Lo quiero seguir hasta ahí pero niega.

—Baila en frente mío.

—Okey.

Creo que las órdenes de Erick, simplemente me hipnotizan. No pongo objeción alguna. Me tiene rendida a sus pies. Me cautiva su forma de hablar, me seducen sus peticiones, me fascina su forma de mandarme.

¿Estoy loca? ¿O el amor produce la locura?

Como la loca lectora del erotismo que soy, también me gustan las canciones eróticas o con doble sentido que tengan el sonido como una balada que magnetiza.

Mi celular había quedado acá en la mesa. Lo agarro y repitiendo como la loca que soy, reproduzco una playlist de música erótica o relativamente erótica.

"Grind me down" de Liliana Wilde se reproduce. Lo miro, él me da la misma mirada porque también conoce la canción.

—Tú no eres la única pervertida dulce Lizzie— dice leyendo mi mente. Me río un poco.

Me empiezo a mover. Es incómodo y un poco raro bailar desnuda, pero la intensa mirada de Erick hace que la vergüenza se me vaya.

Muevo mi pelo, que también es incómodo porque está enredado y húmedo pero no me importa. Igualmente también con la borrachera espero no caerme en un intento de un baile erótico.

Me agacho, vuelvo a subir, milagrosamente no vomito o me mareo. Muevo mi culo, mis brazos en un movimiento seductor, lo miro en cada acción como esperando su aprobación o simplemente para mantener contacto con él.

Toco mi cuerpo, mis pechos, mi abdomen, cintura, mis muslos, bajo y subo tirando el pelo hacia atrás. Me siento segura de mi misma por dos razones.

Alcohol obviamente.

Y la otra es el físico de mi cuerpo. Tengo un abdomen plano con unos cuantos oblicuos que no son tan marcados pero se notan a simple vista. Una cintura de avispa que amo, un culo como el de Kim Kardashian, las piernas definidas, los brazos fuertes, con músculo si hago fuerza.

Todo se debe al ejercicio tan potente que hago aquí y a mi voluntad como persona aguantar horas de máquinas matando mis músculos. Obviamente no es obligatorio tener todo duro el cuerpo, pero sí ser resistente a todo.

No digo que alguien que no tenga el mismo cuerpo que yo no se sienta seguro de si mismo. Pero en mis pensamientos conmigo misma y mi cuerpo me siento más segura bailando como una stripper borracha. Además que soy una buena bailarina.

Por eso bailo bien aunque esté con un pedo de aquellos y siguiendo con mi baile, me arrodillo tirando mi cuerpo hacia atrás levantando mi trasero al mismo tiempo y volviendo adelante sonriendo.

Veo la erección bien marcada de Erick, lo que me incita a gatear como la perra desequilibrada que soy.

Lo miro como ladea su cabeza y muestra esa sonrisa torcida que me enloquece.

Llego a sus piernas, deslizo mis manos por su jean y cuando llego a su amigo, me paro un poco, en el proceso mis pechos quedan a milímetros de su cara, suspira en el centro de mis tetas produciendo que la puntas de estas se endurezcan y duelan. Me doy vuelta para sentarme de espaldas en sus piernas. Muevo mi culo sobre su erección. Lo disfruto.

Escucho que su respiración se va al carajo, veo que sus manos se aferran con fuerza a las sábanas, como evitando tocarme mientras le bailo.

Me paro finalmente luego de torturarlo y bailo muy cerca de él.

Acerco mi cara a la suya dándole un roce de labios, recibiendo a cambio una mordida en mi labio inferior de sus dientes bastante fuerte. Gimo porque me hace doler pero como dice Cristian Grey: hay una línea muy fina entre el placer y el dolor.

Y me gustó lo que hizo.

Me sonríe diciendo algo como: no jueges con fuego dulce Lizzie.

Lamo mi labio, lo toco y el muy hijo de puta me lastimó. Miro en mi dedo que hay un poco de sangre.

—Estás loco— sonrío.

—Nunca te contradije.

Se levanta y toca mi labio con su pulgar. Sigue saliendo sangre y el resto que queda en su dedo lo lleva a su boca y lo chupa sin descaro.

—Que atrevido señor Stelle.

—¿Quién lo causará no?

Sonrío. La música termina.

—¿Qué quieres que haga ahora?

—El echo de que me lo preguntes, es porque no sabes lo quiero. ¿Qué piensas que quiero que hagas?— sonríe.

Hago lo primero que viene a mi mente. Mis manos tocan su jean. Casi nunca lo veo con jean, acá en el curso ambos vivimos con ropa deportiva. Pero este jean hace que Erick se vea más apetitoso de lo que ya es. Pero... El jean no está incluído en mis planes.

Creo que dije "jean" muchas veces.

Me arrodillo y bajo la cremallera de este. Abajo el jean. Y abajo los calzoncillos. Lo tomo en mi mano y él me mira serio pero ansioso de saber lo que puedo hacerle. Nunca pero nunca le di sexo oral. Y él a mí tampoco. Capaz ahora yo lo cambie.

—Lizz...— suspira mirando hacia arriba cuando mis manos lo tocan de adelante para atrás. De su punta sale una gota que con mi pulgar la agarro y la llevo a mi boca —Joder...— al parecer me había mirando justo cuando hice eso.

—¿Uhm?— musito viendo con detenimiento su gran paquete.

—Na-nada, solo...— gime y lo hago callar cuando lo meto en mi boca.

Creo que los vídeos porno y el leer tanto libros eróticos me enseñó maso menos que es lo que tengo que hacer.

Todo lo que aprendí teóricamente lo pongo en práctica ahora.

Muevo mi boca atrás y adelante y coopero con mi mano.

Lo chupo, lamo, apreto, Erick maldice y me dice muchas suciedades que me incitan a seguir cada vez más rápido.

—Mierda, Lizzie...— jadea.

—Uhm— emito moviendo mi boca sobre él.

—Estás loca...

Sonrío a medias y chupo con más fuerza a lo que él agarra mi cabello y hace que me lo meta aún más profundo.
 
Murmura muchísimos insultos y dice que se va a venir. Que si quiero lo saque mi boca. Pero lo sorprendo cuando no lo hago, que lo sigo saboreando hasta que se corre en mi boca.

Trago todo, hasta la última gota.

Da un paso hacia atrás, suspiro normalizando mi respiración y lo miro sonriendo lamiendo mis labios.

—Te-te lo tragaste— tartamudea sorprendido, con una pizca de malicia en sus ojos y una pequeña sonrisa.

Es un sabor... Diferente. De echo es bastante rico, creo.

—Ay Erick, no eres el único impredecible aquí— elevo una ceja mordiendo mi labio.

Suelta una breve risa.

—¿Es la primera vez que se la chupas a alguien?

—Sisi— tiro mi cabello hacia atrás —¿Se notó, cierto?

—¿Lo preguntas avergonzada? Nadie en mi puta vida me la chupó así, y eso que recibí bastante mamadas.

—¿Eso es... Bueno?— frunzo el ceño.

Que Erick me dé a entender que se la chuparon muchas personas, tanto chicas como chicos, no me da celos en absoluto porque solo yo se lo hice como una profesional en mamadas. Eso me gusta.

Se agacha un poco para levantarme. Me da vuelta, su pecho tocando mi espalda y su erección mi cintura, su mano toca mi estómago lentamente yendo hacia abajo. Mi respiración no vuelve a ser normal, sigue hasta que llega a mi intimidad.

—Muy bueno— su voz me hace suspirar.

—Erick...— mi voz sale como una súplica.

—¿Qué haré contigo?— muerde mi hombro.

Me toma por desprevenida cuando me empuja y caigo de pecho en la cama. Lo que sigue de una nalgada que resuena por toda la habitación y me hace gemir.

—Erick...— se apoya arriba mío rozando su cuerpo con el mío, agarra mi cabello con fuerza para que voltee. Susurra en mi oreja:

—No tienes idea de que puedo ser igual o peor que Eric Zimmerman— jadeo —si mi pequeña pervertida, sé que te encanta la literatura erótica.

Trago saliva. No imagino las cosas que podría saber de mí.

»¿Sabes que es lo más irónico de esta situación?— gesticulo un "no" —que aún estoy cabreadisimo contigo pero aún así tengo demasiadas ganas de jodidamente follarte como nunca antes dulce Lizzie. Ganas de torturar tu cuerpo besándolo, mordiéndolo, lamiéndolo y sobretodo chupándolo— jadeo ante sus honestas palabras —Voy a hacerte gritar todas estas horas. Vas a gemir mi nombre cuando te haga mía y solo mía. Vas a suplicar que te dé duro toda la noche. Voy a marcar cada centímetro de tu piel, voy a chupar ese lindo coñito mojado tantas veces hasta que te quedes sin aire, lo voy a morder y lamer. Voy a meter mis dedos en ti y cuando termine va a ser mi polla quien te va a coger, voy a nalguear tu hermoso culo hasta que quede rojo y marcado por mis manos, voy a deleitarme con tus bellísimas tetas, las dejaré hinchadas de tanto chuparlas y morderlas... Igual que tu coño— lo veo sonreír y creo que abajo hay una canilla abierta de pura "cachondez" mía.

—Mejor...te ataría de manos y piernas a cada esquina de tu cama y me deleitaría con todo tu cuerpo sabiendo que estás inmóvil para mí. Haría que veas la galaxia entera cada vez que te haga venir.

—Por favor...— gimo. Agarra mi cintura y me da vuelta, los pies colgando. Su miembro roza mi intimidad, pero la penetración nunca llega —Erick...— pone una mano al lado de mi cabeza, se acerca a mi. Toco su mejilla, él cierra los ojos un segundo para abrirlos y sonreírme.

"Te amo tanto" quiero decirle. Pero aunque esté borracha la vergüenza hace que no salgan las palabras.

—¿Por qué eres tan hermosa Lizz?— el corazón se me acelera y mis mejillas probablemente me sonrojan. Erick siempre fue el único que me hace sonrojar de manera inmediata.

—¿Por qué me vuelves loca... Por tí?— la sorpresa es notable en su rostro.

—¿Porque soy... Sexy?— dice con arrogancia.

No, porque me enamoras hasta con la más mínima cosa, pienso.

—Tal vez— sonrío.

—¿Tal vez? ¿Dices que no soy sexy?

Estoy esperando que me la metas y me cojas de una jodida vez porque eres jodidamente sexy, ¿Tú qué crees?

—Que tendrás que esperar— sonríe.

—¿Qué?— me besa. Su lengua juega en mi interior, hace cosas que nadie antes me hizo; que me hicieran mojar con solo un beso.

Y aunque Dereck me sacó la virginidad, Erick se llevó todas mis expectativas por la forma en la que él me lo hizo.

Muerde mi labio, lo chupa, vuelve a besarme agarrando mi teta izquierda y la apreta, agarra mi punto duro y lo tuerce bajo sus dedos y termino gimiendo su nombre entre besos.

Su boca deja mis labios hinchados y palpitando (es lo que siento), pasa a mi cuello y muerde de manera tan fuerte apretando mi teta al mismo tiempo que gimo su nombre adolorida pero exitada.

Pasa su lengua para suavizar el dolor, siento que me arde pero su saliva en besos húmedos hace pasar de largo la molestia.

Sigue su recorrido, no si antes marcar todo mi cuello con mordidas y chupadas que me hicieron chillar como loca.

Están confirmadas 2 cosas.

Una es que estoy completamente enamorada de Erick Stelle.

Y la otra es que mañana (en unas horas) estaré sin voz por todo lo que grité y gemí hasta ahora y por lo que me falta todavía.

Erick lame unas de mis tetas, para luego besarla y mordisquearla sin cuidado alguno.

Otra afirmación:

Mañana apareceré como si me hubieran molido a golpes con todos los chupones y el labio lastimado. Y posiblemente todo el culo azotado. Pero eso sí, lo va a valer cada puto segundo de esta noche-madrugada.

—Tengo tantas fantasías Lizz. Una de ellas es follarte las tetas. Y amo esas tetas.

»Y también descrubrir terreno desconocido, por ahora.

—¿Cuál?— se lo digo gimiendo a lo que él ríe.

—Un lugar que está atrás, es chiquito, en medio de tu precioso culo...— susurra con las pupilas dilatadas y los labios mojados e hinchados, como si me hubiera comido abajo. El pensamiento de que me haga suya con su boca me prende aún más, y eso es demasiado.

Me estremezco. Y me mojo aún más con esas confesiónes y fantasías que tiene conmigo.

»Pero tranquila, hoy no te voy a follar por atrás. Solo vamos a probar con este dedo— me muestra su meñique y trago saliva —te aseguro que te va a encantar tanto que luego vas a pedir que te dé por atrás siempre.

—De acuerdo— me muerdo los labios ansiosa —¿Qué me harás ahora?

No me responde con palabras, lo hace dejando mis pechos y bajando aún más por mi cuerpo mordiendo y besando mi estómago, mi panza hasta llegar a mi pelvis donde abre mis piernas y lo noto arrodillado en el piso, con vista completa de mi vagina.

—Por favor Erick...— estoy impaciente. Necesito que me toque y me haga suya ya.

—¿Quieres que chupe tu hermoso coño? ¿Que lo muerda?

—Si, por favor Erick— suplico desesperada y necesitada de él.

—¿En serio soy el primero en probar esto?— toca mi clítoris, trago saliva. Lo veo sonreír de oreja a oreja desde abajo.

—Eres el primero.

—Y el único.

—El único— le aseguro.

—Ok— y empieza a devorarme por completo. Y yo empiezo a gemir mirando arriba.

¡Por todos los padres celestiales y los dioses!

Es una experiencia tan nueva. Que me encanta, y me hace arquear la espalda todo el tiempo. Abro las piernas aún más de lo que están abiertas. Él las pone en sus hombros y sigue haciendo "magia" en mi. La forma que chupa y besa, es como si besara mi boca. Lo hace desenfrenado, ansioso y deleitado. Hace presiones, mete su lengua, pido más de lo que ya me está dando y...

¡Ay dios mío! ¡Que mierda! ¡Me está mordiendo, literalmente!. Sus dientes muerden ese botón tan sensible de mi cuerpo, ese nudo lo muerde y lo chupa a la vez con mucha fuerza que hace que grite alto. Me hace retorcer en mi cama, me lleva a otro universo, me desarma su manera de devorarme, desesperado por desearme saborear hace mucho tiempo. Sus dedos no se quedan atrás y no solo se adentra en mi un dedo sino que son dos los que exploran en mi interior y me hacen poner los ojos en blancos por la sensación majestuosa que siento.

¿Dónde carajos aprendió a chuparla así? ¿Acaso existe un lugar llamado "aprende a dar sexo oral como un profesional"? Porque Erick se lleva el puesto número 1.

—Erick.... Erick, me voy a venir, ¡Ay dios!— gimo. No puedo dejar de hacerlo. Tapo mi boca pero él con su mano me la saca.

—Quiero oír como gimes para mí, como te pongo.

Él toca mi clítoris de un lado al otro. Sus dedos siguen adentro de mi y su boca no para de hacerme gemir.

—Vente para mí dulce Lizzie. Quiero comerte toda.

—¡Ay Erick, por favor!— me agarro de las sábanas.

—¿Quieres más rápido no? ¿Te gusta esto?

—¡Si, si, por favor!

Sus movimientos se hacen más rápidos y no es cuestión de segundos que me venga en su boca y el no desperdicie nada de nada. Chupa mi intimidad como si fuera un helado, y luego hace lo mismo con sus dedos, no sin antes darme un poco a mi, el cual chupo descaradamente.

—Oh Lizzie, ¿Te gusta tu propio sabor?—  veo su erección, súper levantada. Asiento pasando mi lengua en sus dedos, hasta chupar todo.

—¿Estás loca, sabías?

—¿Quien se nosotros no lo está?— jadeo en busca de aire.

Sonríe lamiéndo sus labios.

—Es lo más rico que probé. De echo es bastante dulce, que casualidad. Por algo te habré puesto dulce Lizzie— me río —Necesito que te pongas en cuatro ahora.

—¿Qué?

—Hazlo— susurra. Lo obedezco dándome vuelta, arrodillándome y estirando las manos.

Su pene roza en mí. No entra como me hizo hace rato.

—Ay Erick, solo entra en mi— básicamente le estoy suplicando.

—¿Qué quieres...?— canturrea.

—Que me folles.

—¿Quieres que te la meta? ¿Que te folle como el loco que soy?

—Si... Por favor...

—Me encanta torturarte— se adentra en mi de una sola estocada.

—¡Erick!— grito agarrando las sábanas en puños.

—¿Te gusta?— una nalgada.

—¡Si, si, ay dios!— agarra mi cintura y se entierra aún más en mí.

Se me eriza la piel por completo. Siento mucho placer. El vaivén de su ida y vuelta, la forma en la que me penetra. Cada nalgada que me da envía corrientes de electricidad a todos lados y quiero que me dé muchos más de esos azotes.

—E-Erick— muerdo mis labios.

Como si supiera lo que deseo, se mueve aún más rápido y me da muchas más nalgadas en cada "cachete" de mi culo.

Y las nalgadas paran de golpe pero sus estocadas no. Lo que me paraliza un poco es sentir su dedo meñique rodear y tocar ese agujerito chiquito. Escucho que chupa ese dedo y luego me penetra ahí también.

Grito sorprendida.

—Shh... Tienes que relajarte porque si no será incómodo.

Lo hago, respiro mientras me sigue penetrado y su dedo queda adentro quieto.

Lo mueve un poco, gimo pero no de dolor, sino porque cada vez que el ritmo aumenta me gusta mucho y porque siento el placer en dos lados y me exita aún más.

Hasta que solo siento el éxtasis de sus dos penetraciones en mi. Me siento en el puto paraíso cuando sus estocadas cambian de ritmo para hacerlas más rápido.

Y se viene conmigo al mismo tiempo. Saca su dedo haciendo que me paralice por la sensación.

No me reconozco. Me siento tan diferente. Erick apoya su cabeza en mi cuello y dejo caer mis brazos exhausta, como si toda mi energía y adrenalina bajara de golpe y solo siento la calma y la respiración algo agitada que normaliza a medida que cojo aire.

—¿Sobreviviste?— pregunta al ver que no hablo. Me río y lo miro.

—Siento que no duermo hace más de una semana y sí, estoy viva.

—Lo mejor es que no terminamos— eso me hace abrir los ojos de golpe.

—¿Qué?

¿Creiste que ya acabamos?

—Yo... Pensé que sí.

—Pues no dulce Lizzie.

—Erick.

—Te dije que voy a hacerte mi sumisa toda la noche y no pasaron ni dos horas. Quiero que te acuestes por completo en la cama de espaldas.

Yo...— me sonríe y comienzo a reírme porque me doy cuenta de la locura que le propuse —Okey.

Gateo un poco, me doy vuelta acostándome como él me indicó. Cuando lo veo, él está a horcajadas de mi agarrando una de mis muñecas, con un pedazo de soga en sus manos y me amarra a la esquina de los palos altos de la cama. Esas camas que parecen antiguas pero muy modernas que combinan con la habitación perfectamente.

—Erick... ¿Qué haces?— apreta la soga. Con otro pedazo de soga amarra mi otra muñeca.

Se baja de la cama. Abre un cajón de mi mesita y saca más soga, la cual es mía que cuando tenemos que masacrar a alguien, tengo pedazos cortados para atar manos y pies de la gente loca que nos traen.

¿La loca seré yo? ¿O él que está imitando a un Cristian Grey más sexy y tonificado?

Cualquiera sea el caso, honestamente me gusta.

Me tironea para atar un pie, y luego el otro, cada uno al extremo de cada esquina, quedando básicamente como una "x". Mi cuerpo no tira ni duele pero si estoy completamente inmóvil.

Intento mover mis brazos o las piernas pero apenas puedo.

—Ay Lizzie, mi dulce e inmóvil Lizzie— sonríe mirando desde mis manos hasta mis pies lentamente— me gusta tenerte así.

¿Qué me harás?— pregunto intrigada.

—Muchas cosas, empecemos con algo básico.

Veo, en sus manos un trozo de tela. Se sube arriba mío. Me lo pone en los ojos.

Oscuridad. Deseo. Necesidad. Nervios.

Trago saliva un par de veces. Mi piel se eriza por saber que cosas me hará.

—Erick...

—Lizzie...— me toca los labios, sus dedos bajan y quedan en mi cuello envolviendo su mano allí. Lo apreta, más fuerte, un poco más, hasta que gimo.

Siento el pulso en mi oído. Como acelera, y como cada vez me gusta más.

Liam dijo que no me ahorque o me pegue. Pero ya me nalgueó todo el culo y ahora me está ahorcando de manera tan sexy con su mano.

Como está a horcajadas de mi, su pene roza en mi. Intento moverme para adelante y para arriba pero fracaso torpemente.

—¿Inquieta Lizzie?— me suelta y vuelvo a respirar bien, pero mi inhalación y exhalación es algo exagerada —¿Te sientes bien? Mierda, tal vez no debí apretar tan fuerte. Yo... Lo siento dulce Lizzie.

—Cállate Erick— me río —me encantó lo que hiciste. Quiero que lo hagas de nuevo cuando me folles.

—No te pongas mandona, acá yo decido si te cojo.

—¿Y para que me ataste? ¿Para dejarme así toda la noche?— me río en burla. Pero la risa no dura porque siento sus dientes en mi cuello —¡Ay, Erick!

—Tal vez si, para que aprendas que solo eres mía. Pero no, creo que es mejor esto— me penetra de golpe con una estocada que me hace tironear las manos de las sogas.

—Erick— abro los ojos aunque no vea nada.

—Me vuelves loco. No entiendes que te quiero para mi. Solo para mí — susurra cerca de mi oreja.

Solo puedo pedirle más. Lo pasivo me pasa factura desde que entré a este cuarto y necesito que vaya más rápido y en alguna que otra estocada le pido (más bien le ruego) que me desate aunque sea las muñecas porque quiero tocarlo.

—Lo siento Lizz pero no. Te ves tan sexy así. Atada y vendada. Mía...

—Tuya. Solo tuya.

—Solo mía. De nadie más. Solo yo puedo tocarte, solo yo puedo cogerte, solo yo puedo hacerte gemir de esa manera. Y solo yo te puedo hacer venir muchas veces en una noche, tanto con mi pene y mis dedos, como con mi boca.

—¡Ay dios, estás loco!— gimo. Toca mis tetas, luego las chupa y las muerde sin parar mientras vuelve a ahorcarme no tan fuerte pero tampoco de manera dulce. Justo en su punto exacto. Y me besa. Su mano libre va a mi clítoris y me siento en otro mundo por las múltiples cosas que me hace.

—Tú me vuelves loco.

Y así me vengo. Él sigue penetrádome y luego sale de mí, agarra mis pechos, lo siento acercarse y me sorprende que... ¡Me está follando las tetas! Arqueó la espalda, se siente tan bien. Se viene, siento gotas en mi cara, algunas en mis labios, otras en mi mejilla y en mi cuello. Lamo mis labios, lo escucho reír cansado, respirando pesadamente.

—Erick.

—Sí, estoy loco. No solo por tí. Estoy jodidamente loco.

Siento que se aleja de mi para desatar las sogas de mis dos manos. Me saco la venda sonrojada intentando asimilar lo que hicimos. Luego él va a mis pies desatando los nudos. Con la venda me limpio los restos de semen que quedaron en mi cuello y mi cara. 

Me río, él quedó parado  acomodando las sogas en el cajón.

—En serio estamos locos— muevo mis muñecas y mis tobillos. Me arden un poco. El forcejeo que hice (aunque Erick me dijo que no lo haga porque me iba a lastimar) me dejó marcas rojas en la piel.

—Tienes que poner hielo o alguna crema. ¿Te duele?

—Solo un poco. Creo que Kev tiene alguno de esos ungüentos.

—Bien.

Su tono es seco. Raro.

Lo veo distante. Como si... rechazara y volviera a ser el Erick frío que conocí hace unas horas. Y no me gustó ese Erick.

Y me sorprende cuando se va en dirección a la puerta.

—¿Que haces?— le pregunto sentándome, apoyando los antebrazos en el colchón.

—¿Qué crees?— agarra su ropa interior poniéndosela. Y luego camina lento hacia la puerta.

—No, no lo hagas— me empieza a picar la garganta y mis ojos arden con cada paso que da para irse—escúchame.

Brinco de la cama, me paro y corro hacia él.

—¿Qué quieres?— lo abrazo. Como si me vida dependiera de ello. Lo abrazo muy fuerte y él se queda quieto, tenso.

—Por favor no te vayas.

—Ámbar...

—No, basta. No te voy a escuchar. Quédate. Solo quédate. No me dejes— siento los latidos de su corazón a una velocidad increíble, igual que el mío.

—Déjame, por favor— suspiro en su pecho intentando no llorar y él se estremece con mi aliento en su piel.

—No-no lo hagas. Perdóname, por favor— aún rodeándolo con mis manos, levanto mi cara y lo miro— yo... No te pido que me perdones porque follamos toda la noche. Solo déjame hablarte y explicarte lo que haces en mi. Yo no quise hacerlo, juro que pensé que eras tú, te lo juro. Yo solo te quiero a tí en mi vida Erick. ¿Acaso no lo entiendes? Me estás volviendo loca, yo-yo no sé que es esto, lo que siento, pero tampoco quiero que termine. Y... Que me rechaces me duele mucho, siento una opresión muy grande en mi corazón, que me quema y me arde cuando me evitas, cuando me gritaste, cuando me dijiste que ibas a follar a alguien que no sea yo. Acepto que soy muy celosa contigo así como también tú lo eres conmigo. ¿Pero que podemos hacer?— lo miro a través de mis lágrimas. Sus ojos también están rojos —nos complementamos. Somos los únicos que pueden estar en la mente del otro. Sí tú estás loco, yo lo estoy aún más, si te pones celoso yo soy una perra más celosa. Si tú no puedes estar sin mí, imagina lo que yo siento cuando me alejas solo un poco. Quiero estar siempre contigo, y no hablo de sexo, sino de permanecer contigo en peleas, en citas, en bromas. En...

—Todo— musita y me abraza al fin. Y siento que mi corazón se llena de alegría y salta contento y feliz, con un peso menos.

Lloro aún más apoyando mi frente cerca de su cuello. Mis piernas flaquean y Erick me sostiene justo a tiempo.

Normalmente tengo mucho aguantante. Kev nos dió unas clases de insomnio donde superé el récord de estar 96 (cuatro días justas) horas sin dormir, y sin tomar café o inyectarme algo.

Randy Gardner estuvo 264 horas (once días) sin dormir. No soy Randy, soy Ámbar y algo es algo no dormir por más de dos días.

Pero ahora no aguanté porque el exceso de alcohol y los múltiples orgasmos hicieron que mi cuerpo no aguantará hasta su propio peso.

Me carga hasta la cama. Me siento cansada y con mucho sueño.

Se acuesta de golpe en la cama conmigo arriba, me sobresalto y luego me río somnolienta. Me acomodo mejor quedando a horcajadas de su cuerpo mirándolo de muy cerca. Agarra mis manos y me sorprendo cuando besa mis muñecas con cuidado.

—¿Qué-qué haces?

—Lo siento dulce Lizzie, no debí apretar tanto, quizás ni siquiera te hubiera atado. Me pasé creo— veo el claro arrepentimiento que derrochan sus ojos miel.

—Ey, n-no pasa nada. De verdad me gustó y valió la pena porque lo disfruté mucho.

—Lizz— apreta sus labios evitando mirarme. Frunzo el ceño.

—¿Qué pasa?

—¿Tú tienes una perspectiva distinta de mí despues de lo que te hice y cómo lo hice?

—No— sonrío dándole un beso —me imaginé que esa era una faceta que aún no salía a la luz. Hasta hoy. Muy Erick.

—¿Muy Erick?— alza las cejas sonriendo.

—Muy tú— se ríe.

»Liam me dió la idea de que sea tu sumisa— acomoda mi cabello con sus dos manos dejandolo atrás. Toca mi cara con su pulgar. Cuando llega a mis labios lo beso y lo muerdo. Él sonríe contento.

—¿Liam? ¿Liam Johnson?— se ríe sin poder creerlo.

—El mismo.

—Sí, que eso iba a ayudar y...— "que también diga que te amo" —le hice caso.

Sonrío sin poder decirle la verdad. Tal vez se lo digo y me corresponde pero tal vez no y la termino cagando de nuevo, otra vez. Y no quiero arruinarlo.

—Yo te dije que el idiota está más loco que nosotros.

—Tal vez— nos reímos.

—¿Tal vez? Dice que nosotros estamos apunto de ir a un manicomio y a él se le ocurrió la recreación de Cincuenta sombras de Grey, aunque a nosotros nos salió mucho mejor.

—Y eso que me dijo que evite que me ahorques o me pegues. Obvio no le hice caso porque soy muy masoquista.

—Lo somos.

Nos quedamos intercambiando miradas. Es como una conversación tan íntima entre nosotros. Esa conección...

Luego le pregunto:

—¿Me perdonas?— y le doy un beso suave tomando sus mejillas las cuales tienen un rastro de barba que pincha pero no me importa, se ve aún más lindo. El beso es delicado y lento, con toques pausados. Me separo un poco, nuestras respiraciones se mezclan.

—Te perdono dulce Lizzie.

—Gracias...— apoyo en su cuello mi cabeza. Él me rodea la cintura con una mano haciendo círculos en mi piel y otros garabatos. Su otra mano acaricia mi pelo y eso sabe que me hace tener sueño al instante.

—¿Te estás durmiendo no?— lo escucho reírse un poco.

—Sabes lo que causas cuando me tocas el pelo.

—Y cuando toco otras partes también— me río cerrando los ojos.

—¿Puedo dormir así? Arriba tuyo.

—Claro que sí.

—Gracias...— bostezo.

—Duerme.

—Lo haré.

—Si...

El sueño quiere apoderarse de mí.

Pero pienso antes de quedar dormida:

¿Por qué no se lo digo?

¿Por qué no me atrevo?

Liam tiene razón. Así él va a entender porque estoy tan arrepentida. No quiero cagarla, pero sé que comprenderá totalmente mi arrepentimiento.

—Erick— trago saliva algo nerviosa pero entre sexo, sueño y alcohol en mi, no hace falta que tartamudée siquiera.

—¿Uhm?

—Te amo— su mano en mi cintura queda quieta de golpe —Eso me dijo Lim que haga también.

»Estoy loca y jodidamente enamorada de ti. Creo que desde que empezamos con el dúo te amé.

»Ay dios, siento que estoy tan jodida. Pero si estar contigo es un infierno, me quemaría sin dudarlo cada momento de mi vida.

Cierro los ojos sin esperar su respuesta.

De verdad tengo mucho sueño.

Randy Gardner me debe mirar desde arriba rodando los ojos y diciéndome "patética" por mi cero aguante.

-----------------------------------------------
¡¡¡¡¡Hola gente hermosa!!!!!

Cómo andan? Hace tanto que no subo un capítulo de esta hermosa novela, seguro andaban extrañando.

Bueno, preguntas:

♥¿Qué les pareció el capítulo?

♥¿Quién ama a esta pareja a pesar de lo "tóxico" jsjs? Porque yo si.

Espero les guste, en el siguiente capítulo seguimos con el pasado, pero con revelación sorpresa!

Espero se queden así: 👁️👄👁️ jajaja.

Los quiero y nos leemos luego ❤️

Continue Reading

You'll Also Like

81.7K 4.2K 53
Eva, una talentosa fotógrafa en ascenso, y Jase, un apuesto modelo, se cruzan en una fiesta caótica donde Jase, tras beber en exceso, cuenta con la i...
38.7K 2.2K 18
La vida universitaria no es buena para todos, he oído, pero para mí es perfecta, te preguntarás por qué, y es fácil. Estoy descubriendo la carrera de...
605K 39.3K 101
Becky armstrong es una chica de 15 años que queda embarazada de su novia Freen. Será que Freen Sarocha se arrepiente por no haber usado protección...
15.6K 844 12
TRADUCCIÓN DE WE ARE. Nuestro primer encuentro puede que no sea tan impresionante. Pero si nos encontramos la próxima vez "¡¡¡Definitivamente te sald...