xxiii. capítulo veintitrés
hola, cariño
27 DE JULIO, 1978.
OBLIGAR A SU HERMANO A IR a San Mungo el día de su cumpleaños, había sido, sin duda, la mejor decisión que Kaila había tomando.
Resulta que hace varios meses, Jack había comenzado a tener dolores de cabeza constante y no podía ver bien desde algunos metros de distancia, así que Kaila lo obligo a averiguar si él necesitaba anteojos o no.
Y, efectivamente Jack tenía que usar anteojos.
—¿Entonces te estas quedando ciego? —preguntó Kaila, sentándose en una de las mesas de la heladería.
—No estoy ciego —repuso su hermano.
—Tus espantosos lentes no dicen lo mismo —antes de que Jack siguiera negando lo obvio, Kaila cambio de tema—. Bien, ¿qué helado vas a querer?
—Ninguno, no es un buen día para tomar un helado, hace mucho frío.
—Querido, vivimos en Londres no se que esperabas. Aparte comer helado en los días fríos es como una especie de superpoder, no todos pueden —comentó Kaila con orgullo—. Entonces, ¿qué vas a pedir?
Jack suspiro resignado y estiro la cabeza para ver el mostrador.
—Un helado de cerveza —dijo finalmente. Kaila arrugó la nariz.
—¿Quién eres? ¿Un viejo alcohólico de sesenta años?
Jack rodó los ojos.
Terminaron por pedir los helados y aprovecharon para dar un paseo por Londres Muggle en busca de una disquera para comprar el regalo de Kaila.
—Entonces, miope, ¿News of the World o A Day at the Races? —preguntó Kaila mostrando los discos más nuevos de su banda favorita.
—Estas obsesionada con Queen —comentó Jack.
—¿Quien no? Elige.
—Bien News of the World —Jack señaló el álbum y Kaila asintió dejando el otro disco—. Espera ¿me llamaste "miope"?
—¿Tu pagas una mitad yo la otra? —preguntó la rubia ignorando al pregunta de su hermano. Jack asintió.
—¿Cuanto cuesta? —preguntó.
—No lo se, ¿ves es precio?
★
ACTUALMENTE.
EL TORNEO DE LOS TRES MAGOS SE IBA A FESTEJAR EN HOGWARTS, y para agregar una aventura suicida más a la lista, Harry había sido sorteado misteriosamente para participar. El chico aseguraba no haber puesto su nombre en el Cáliz del Fuego, por lo que, Sirius había arreglado un día para poder hablar con Kaila sobre el tema.
Kaila no sabía que podía aportar a la conversación, pero Sirius se notaba preocupado.
—¿Ya es hora? —preguntó Aaron cuando Kaila se sentó frente a la chimenea.
—Se supone —Kaila lo miró para luego agarrar una manta y tirársela—. Si apareces desnudó frente a él lo vas a perturbar.
—Yo creo que le va a gustar.
Aaron encendió un cigarrillo y se tiró en el sillón.
—Lo que seguro le va a gustar, va a ser encontrarte a ti desnuda.
—¿Lo dices porque soy mujer? —preguntó Kaila.
—No, le pueden gustar los hombres —Aarón se encogió de hombros—. Lo digo porque Black se muere por ti.
—¿Si? —Kaila levantó las cejas, sarcástica—. ¿Cómo sabrías? No lo conoces.
—Tú hablas, yo escucho. Él está loco por ti. Te ama.
—Cállate.
Kaila lo empujó, para luego volver a su lugar frente a la chimenea. Intento poner cara seria y esconder, una inevitable sonrisa que se quería escapar. Sacudió la cabeza, sacudiendo todo sentimiento que las palabras de Aarón causaron. No, Aarón estaba diciendo estupideces, Kaila estaba convencida, a él solo le gustaba hable de más.
Esperó unos minutos más frente a la chimenea hasta que el fuego verde y brillante se encendió y la cara de Sirius apreció.
—¡Hola! —saludó Kaila, sonriendo emocionada.
—¿Estas sola? ¿Hay alguien cerca? —preguntó Sirius, tratando de mirar más haya de la chimenea.
—No hay nadie.
—¡Mentira! —gritó Aaron desde el sillón.
—¿Quien es? —preguntó Sirius frunciendo el ceño.
—Un drogadicto que encontré por ahí, es agradable, me invito mariguana —comentó Kaila restándole importancia—. Te das cuenta que ni siquiera saludaste.
—Lo siento, pero no tengo mucho tiempo. Vigilan todo lo que hago —explicó Sirius y le dio una sonrisa a Kaila—. Es bueno verte, te extrañe.
—Cursi —susurró Aaron. Kaila lo volvió a ignorar.
Sirius, quien lo escuchó, frunció el ceño. Parecía molesto.
—Cambiando de tema —siguió—. Harry asegura que no puso su nombre en el Cáliz, le creo, pero hay algo que me preocupa. El Cáliz es un objeto mágico muy poderoso, es muy difícil hechizarlo, habría que implicar magia oscura. Aún peor Igor Karkaroff está en el castillo como invitado, dice ser ex mortifago pero un ex mortifago será un mortifago para siempre.
—Poético —volvió a susurrar Aaron. Kaila lo volvió a ignorar mientras procesaba toda la información. Pero Sirius volvió a fruncir el ceño ante el desconocido.
—O sea que, ¿alguien en el colegio trata de matar al miope? —dudo Kaila, Sirius asintió—. ¿Y tu crees que esa persona fue Karkaroff? —Sirius volvió a asentir.
—Es lo más probable.
—Entonces, vamos a ir a matar a Karkaroff —confirmó Kaila.
—No, ¿porque haríamos eso?
—Está bien, solo torturarlo —bufó la rubia.
—No, no vamos a torturar a nadie (por el momento), solo tenemos que estar atentos. Quería avistarte para que estuvieras al tanto y de paso ver que estuvieras bien —dijo Sirius y Kaila sonrió burlona.
—¡Sabía que no podías vivir sin mi! Pero no te preocupes suelo causar ese efecto en las personas, es como una especialidad —se halagó a sí misma—. Y si no me extrañan, tienen pesadillas conmigo. Es prácticamente lo mismo.
Sirius rodó los ojos y bufó.
—Cuando nos veamos tengo varios discos que quiero mostrarte, son los más nuevos de Queen —dijo cambiando de tema.
—¡Ay, yo también tengo un regalo! —salto Kaila emocionada.
—¿Enserio, que es?
Kaila pensaba responder, se supone que sería una sorpresa para el día que se volvieran a ver en persona, pero era muy inquieta para mantener la boca cerrada en ese momento.
Iba a responderle a Sirius cuando Aaron interrumpió.
—Loquita, la vieja de enfrente está volviendo a espiar —dijo, abriendo un poco las rendijas de la persiana.
Trataban de mantener la mayoría de las persianas bajas para evitar que alguien reconozca a Kaila. Por lo que, la vecina de enfrente pasaba a diario frente a la casa de Aaron y la rodeaba de un lado al otro tratando de ver que sucedía adentro.
—Pateala —propuso Kaila.
—No, no lo hagan —intervino una nueva voz. La cabeza de Sirius había desaparecido y la remplazaba la de Remus.
—¡Ah, hola, señor chocolate! —saludó Kaila con emoción. Remus movió la cabeza ignorando el apodo que la rubia le había puesto.
—Su vecina podría llamar a la policía y te podrían encontrar, Kaila —explicó Remus preocupado.
—La policía es muggle, son fáciles de despistar —agregó Sirius detrás de Remus. Kaila asintió de acuerdo.
—No puedes arriesgarte, todo el mundo mágico y muggle te busca. Patear a una anciana sería llamar mucho la atención —continuó Remus, tras darle un golpe a Sirius y reprenderlo en susurros.
—¡Ja! Si supieras todo los "discreto" que Kaila a estado haciendo —agregó Aaron.
—Antes de que vayas a patear ancianas, quería decirte que... —Sirius fue interrumpido por Remus, quien se había acercado y le susurró algo al oído mientras observaba detrás de él—. Pero... —repuso, pero Remus lo volvió a callar. Sirius bufó—. Ahg, está bien. Lo siento, Kaila, tengo que irme.
Kaila hizo una mueca y Sirius se despidió.
—Saluda al miope por mi —le pidió Kaila justo antes de que, tras una pequeña sonrisa de parte de Sirius, este mismo desapareciera de la chimenea.
Kaila suspiró y Aaron se acercó a ella pasándole in cigarrillos.
—Entonces, ¿que harás con la vieja? —preguntó.
—Iré a hablarle de anciana a anciana —Kaila se levantó y fue a buscar la poción multijugos previamente preparada, solo faltaba un ingrediente—. Tienes los pelos.
Aaron asintió y le pasó una bolsa llena de pelos de todas las ancianas muggles
con las que se habían topado. Kaila eligió uno y lo puso en la poción.
—Que mal que todas tengan la cabeza cubierta de canas —bufó Kaila—. Es como pelo vencido.
HOLA!! ESTE ES EL ÚLTIMO CAPÍTULO QUE ME QUEDABA
PARA EDITAR! Me emociona ver como me va escribiendo esta historia de vuelta, ya que hace mucho que no la toco.
Sirius y Kaila y se volvieron a ver y yo estoy feliz. ¡Jack es miope como Harry!
¿Que opinan de que Jack sea miope?
¿Que les pareció el capítulo?
xoxo, cass 🫶