Kyle estaba en mi habitación desde hacía ya una hora, mientras que yo me encontraba con una muy confundida Heather y con mi odiosa madre en el piso de abajo.
No tenía ganas de interactuar con Kyle, no luego de lo que me había hecho la última vez que nos habíamos visto; subir y hablar con él, como si nada hubiese pasado, sería como traicionarme a mí misma y al poco orgullo que aún llevaba conmigo.
Durante los últimos días, mi confianza se había incrementado en gran cantidad, y parte de aquel extraño acontecimiento se debía a la compañía y al apoyo constante de Heather; no la quería dejar sola junto a mi madre, mientras que yo iba a entablar una no deseada conversación con Kyle, temía lo que mi progenitora podría comentarle a Heather acerca de mí.
Pero tampoco quería ser una de aquellas personas que eran como un grano en el culo, temía estar tan encima de Heather todo el tiempo, dado que eso podría provocar un gran odio inevitable hacia mí de su parte; todas mis amistades se habían arruinado por lo mismo, era una jodida pesada que nunca daba descanso a los demás. Yo odiaba a este tipo de gente, y por aquella razón, a medida que los años pasaban, intentaba cambiar mi personalidad y no ser tan dependiente de los demás.
- Layla, ¿No me vas a presentar? -mi madre miraba atentamente a Heather, la estaba analizando; y por su sonrisa podía deducir que mi madre estaba encantada con ella.
No me mal interpreten, no estaba encantada con ella debido a su personalidad o su forma de ser o hablar; mi madre había desarrollado, a medida del paso de los años, una obsesión hacia la gente delgada; amaba observar como los huesos sobresalían del cuerpo y hacían sumamente notorios, la deleitaba ver chicas de mi edad sumamente delgadas, y sabía que de aquel problema que ella padecía, surgía su obsesión de hacerme adelgazar.
Lo que ella no sabía, era que yo no pensaba cambiar mi tamaño, ni mi peso por ella; si me decidía a cambiar, sería solamente por mí, o más bien para poder ser aceptada en la sociedad finalmente.
- Mamá, te aseguro que ella no desea conocerte ni lo más mínimo -le di unas palmadas reconfortantes en la espalda- Confía en lo que te digo, si ella te encontrara sola en la calle, te haría muchísimas cosas; de todo, menos hablar.
Mi madre me fulminaba con la mirada mientras que yo le regalaba una sonrisa llena de plenitud verdadera.
- ¿Qué me estás intentando decir Layla? -mi madre se notaba ofendida.
- Intento decirte que ella sabe el tipo de persona de mierda que eres, sabe todos y cada uno de los infiernos que me has hecho pasar durante los últimos diez años -era la primera vez que desafiaba a mi madre de tal manera- Intento decirte que si Heather te llegase a dirigir la palabra, sería únicamente para insultarte de la manera más cruel posible y finalmente demostraste la clase de monstruo que eres. ¿Así o más claro lo necesitas?
Mi respiración estaba entrecortada y mi pecho se movía de manera irregular, todo aquello se debía a diferentes factores, así como que por primera vez en toda mi vida había mandado a la mierda a mi jodida madre sin titubear o arrepentirme, o tal vez era el hecho de que no había respirado ni una sola vez mientras escupía todas aquellas verdades.
No tuve tiempo de reaccionar, ni la oportunidad de respirar hondo o prepárame para el golpe que mi madre, sin previo aviso, me propino en mi mejilla izquierda; quedé en shock, mi madre solía golpearme varias veces a la semana, pero esta vez su golpe había repercutido en mi de una manera completamente diferente.
Mi siguiente movimiento no lo pensé, simplemente actué sin pensar; dejándome llevar por mis impulsos y la furia que tenía contenida en mi interior desde hacía ya varios años.
Mi palma derecha impactó de lleno contra la mejilla de mi madre, acción de la cual me arrepentí en aquel mismísimo momento; no supe cómo responder luego de aquel evento de actos, así que simplemente salí corriendo de la cocina hacia mi habitación, dejando a mi madre anonadada y olvidando la presencia de mi mejor amiga completamente.
Una vez en el segundo piso busqué alguna superficie de apoyo, y al sentir la fría textura de la pared contra mi espalda, me dejé deslizar por esta hasta que mi trasero toco el suelo y logré esconder mi cara entre mis rodillas; ganas de llorar embargaron mi anatomía, las cuales reprimí con todas mis fuerzas dado que no quería sentirme débil.
No me iba a comportar de aquella manera nunca más, odiaba aquel sentimiento que me producía; era como si cualquier pequeña cosas que el mundo pusiese en mi contra me afectase, y yo ya no daría ese lujo nunca más.
Tomé tres respiraciones profundas, intentando apaciguar el ritmo de mi respiración; llevándola a uno completamente normal.
Me levanté de mi lugar y me decidí a bajar nuevamente y encarar a mi madre como se debía, pero una mano detuvo mi encaminamiento.
- ¿A dónde te diriges Layla? -Kyle me miraba directamente a los ojos- ¿Vas a ignorarme por siempre? Porque si es así, ya te voy advirtiendo que no te dejaré en paz hasta que escuches mi versión de todo lo que pasó, mis razones por las cuales hice lo que hice.
- Si te soy sincera Kyle, ya no me importa nada de lo que tengas que decir; me has lastimado más veces de las que me has hecho sonreír -él parecía decepcionado, seguramente esperaba una respuesta positiva de mi parte; pero yo ya no era la misma- Ya no soy la misma chica que era antes, ya no soy tu amiga gorda a la cual puedes tratar y manejar de la manera que más te gusta; ya no soy aquella chica que estaba siempre a tu disposición.
Kyle bajó la cabeza y se quedó de aquella manera, observando el suelo, por unos minutos.
- Layla, no te pido que me perdones -Kyle pareció reconsiderar sus palabras- ¿A quién engaño? Vine para pedirte disculpas Layla, vine para que me escuches y me perdones; todo lo que hice no fue pensado por mí, fue la pandilla la que me obligó a dejarte sola y en ropa interior en aquel lago -Kyle tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos; conexión que rápidamente deshice- Necesito que sepas que no fue mi intención hacerte daño, que me odio por haberte hecho aquello; necesito que sepas y guardes en tu cabeza que te quiero Layla, te quiero muchísimo, más de lo que piensas y sabes.
Las palabras de Kyle me habían golpeado como lo hace una brisa fría cuando recién sales a la calle en un día de invierno; me habían dejado helada, impidiendo que mi cerebro procesase alguna respuesta inteligente.
- Kyle -tomé el aire suficiente, preparándome pare escupir la mentira más grande- Yo no me siento así hacia ti, luego de todo lo que me has hecho, todos los buenos sentimientos que tenía hacia ti fueron desplazados por otros; te odio Kyle.
Kyle jadeó e intentó acercarse a mi- Layla, no digas eso; los dos sabemos que es mentira.
Iba a contestar, su mirada me pedía la verdad y yo iba a decírsela toda; gritos provenientes del piso de abajo llamaron mi atención, recordándome que Heather aún seguía en la casa, junto a mi madre.
- Eres una vieja de mierda, ¿Cómo puede ser que digas esas cosas horribles acerca de su propia hija? -bajé rápidamente las escaleras, con Kyle pisándome los talones literalmente- Ella es perfecta como es, pero usted tiene la manía de decirle lo contrario, y le digo que si continúa así, va a terminar por destruirla por dentro y por fuera -al llegar a la cocina pude observar como Heather se encontraba enloquecida, caminando por toda la cocina enfurecida mientras que repartía miradas llenas de animadversión en dirección a mi madre, la cual se encontraba sentada en una de las sillas de la cocina estática- El amor de una madre es lo mejor que alguien puede recibir y atesorar, pero al parecer usted se lo está privando a Layla y eso es algo que me aborrece de sobremanera -Heather acercó su rostro al de mi madre- Me llego a enterar que usted hace sentir a mi mejor amiga como la misma mierda o la hace llorar otra vez, y juro que lo que le voy a dar no van a ser una serie de insultos como esta vez.
Tosí falsamente haciéndome notar en aquella escena.
- Layla, no puedo tolerar esta falta de respeto en mi propio hogar; te prohíbo ver a esta chica -mi madre se paró y se paró a mi flanco derecho- Ahora guíala hacia la salida.
Heather me miraba seria, buscando algún sentimiento en mi cara.
- No -musité en un tono firme.
- ¿Qué has dicho Layla? -Heather me miraba con una sonrisa; yo siempre elegiría a mi mejor amiga ante cualquier otra persona.
- Ella no se va a ir de esta casa -nuevamente reté a mi madre- Es mi mejor amiga, y no se irá solamente porque tú lo deseas.
- Layla, hija; te lo voy a hacer mucho más fácil -mi madre hablaba en un tono dulce- Es ella o yo; debes elegir entre esa irrespetuosa y tu madre.
Aquella pregunta no tenía mucha vuelta de carrusel, no debía tomarme mi tiempo en pensarlo; mi respuesta ya había sido elegida desde ya antes que la pregunta se hubiese hecho.
Abandoné mi lugar, junto a mi madre y Kyle, y caminé hacia donde se encontraba Heather; tomé su mano y entrelacé nuestros dedos, formando una conexión entre ambas, una muy fuerte.
- La elijo a ella -musité mientras le dedicaba una sonrisa a mi mejor amiga.
N/A: Al fin volví de vacaciones, al fin nuevo capítulo.
Las amo, Mai.